Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

TRACK#24: INGRAVITY (사랑)

Maratón 9/15🩸

Canción sugerida:

8 Letters por Why Don’t We + Photograph por Ed Sheeran💓❤

—Estoy ocupada para pensar en eso. Me alegra que ya estés bien de salud, pero sinceramente no puedo acompañarte a ningún lugar, tengo…tengo muchas cosas que hacer…

Ritsu caminaba de un lado a otro comprobando ollas y sobre todo evitando verme a los ojos. Su hermano había salido una hora antes después de pelear con Rapmon y ni siquiera pasaban las doce del mediodía cuando el restaurante seguía en penumbras.

Issabelle me había contado que los martes era su día de la contabilidad y por eso no habría hasta después de las seis, pero a Ritsu eso le valía un cuerno para ignorarme y hacer la situación aún más insostenible. Quise ser comprensivo, quise arreglarlo todo invitándola a un inocente café.

Nunca me lo había tomado con calma con una chica, de hecho nunca me había interesado por una chica tan seriamente, al punto de pensar en esas benditas palabras que tanto se rehusaba ella aceptar.

—Vale, entonces déjame ayudarte en la cocina. Al menos así no tendrás una excusa para darme esquinazo.

Aquellos ojos multicolores me enfrentaron esta vez.

—No estoy huyendo de ti, Jin, no sé de dónde sacas esa idea. Creo que todo quedó en claro la última vez. Así nos pedimos un tiempo y creo que ha sido suficiente para…

Ella se interrumpe ante mi atrevimiento. Lleva casi una hora evadiéndome con palabras y no se ha dado cuenta que eso solo lo complica más para los dos. Quizás no se ha dado cuenta que yo he comenzado a sentir algo más primitivo que los besos que hemos compartido no pueden equiparar.

Por eso veo el miedo que sacude su mirada cuando me acerco lo suficiente. Veo sus labios temblar cuando me aproximo y siento la tensión de su menudo cuerpo cuando mis manos le acarician el rostro.

—Jin…

—Dímelo ahora, sin excusas, sin horarios o preocupaciones. Dime que no sientes lo mismo que yo, dime que me quieres dejar ir esta vez. Irme de veras y no es una amenaza. Dime que no me amas y juro que te arrancaré de mi corazón aunque termine rompiéndolo en mil pedazos.

***

Yo no quería contestar, yo no debía verle tan cerca a esos ojos color chocolate o a esos labios que tenían el sabor de duraznos maduros, yo solo…

—No me presiones, no…

Pero por lo visto él ya se había hastiado de mí y mi constante parloteo. Él era más maduro que yo aunque tuviéramos casi la misma edad y evidentemente sabía leer las señales en mi rostro o el hecho de que el pulso de mi corazón me ensordecería los oídos cuando finalmente me dejé atrapar por ese beso.

Siempre que ocurría algo así, las veces que había pasado, yo trataba de convencerme a mí misma de que en serio me lo merecía. De que era normal que un chico guapo y dulce quisiera estar a mi lado, y pudiera incluso desearme cuando yo solo veía las sombras de mis complejos, las burlas de la gente, mi propio llanto o mi corazón roto por el rechazo.

—Hey… Ritsita, ¿Qué pasa cariño? ¿Fui muy brusco contigo, no te gustó o…?

Negué incapaz de decirle la verdadera razón. Me separé de su cuerpo cálido y fuerte y corrí a refugiarme escaleras arriba como solía hacer cuando era pequeña. Ni siquiera me di cuenta que él me seguía hasta que terminé aovillándome al lado del guardarropa como si fuera una niña y tuviera miedo a todo.

Escuché la puerta de la habitación cerrarse y luego observé las rodillas desnudas de aquellos vaqueros negros. Jin estaba frente a mí, en el mismo silencio en el que solo se escuchaban mis sollozos.

—Voy a contarte algo que nadie sabe, quizás suene un poco trillado ahora, pero en el fondo somos iguales. Yo también me escondo de mí mismo, de todos en realidad. No soy tan bueno como todos creen, no soy tan puro como a veces me veo obligado a aparentar. Quizás tengo más oscuridad dentro de mí que alguien que la manifiesta y ahora mismo también estoy sufriendo. No solo por el hecho que no puedo ayudarte o que no me dejes siquiera intentarlo, no, eso es solo la punta del iceberg. La verdad es que si te confesara todo lo que sacude mi mente cuando te veo Ritsuki Woo, creo que estarías aún más aterrada, sé que no te gustan estas palabras, pero son las únicas que se acercan un poco a lo que siento por ti. Te amo, mi preciosa niña de ojos multicolores y no, no desvíes la mirada, mírame más por favor. Cuando tú me miras, por lo menos unos segundos, me digo a mí mismo que soy fuerte, que puedo seguir caminando, que puedo tener un futuro y que ese futuro está justo en frente. Tengo casi veintiocho Ritsu, creo que he esperado todo este tiempo solo por ti, y ahora que te tengo cerca, ahora que puedo adorarte y venerarte como la diosa que tanto ha coloreado mis sueños, te me escapas entre los dedos con más dudas. Sé que es difícil, corazón, pero si me hablas, si al menos me ayudas a comprenderte, estoy seguro que será mejor. Siempre será mejor si estás a mi lado, muy cerca, justo aquí.

Jin había tomado mis temblorosas manos y ahora podía sentir el palpitar de su corazón contra mi palma. Firme, cálido y a la vez desesperado. Tal como el ritmo del mío, tal como la conflagración de todos mis miedos.

Olvídate de todo, quédate conmigo, me había dicho una vez, no hace mucho tiempo atrás. Por qué tenía que pensar tanto, porqué tenía que cuestionarme y reprimirme cuando yo sufría de la misma enfermedad. Cuando yo lo deseaba de aquella forma incompatible con quién creía ser yo.

Casi veintisiete años, casi una vida entera antes de él y ahora parecía que todo se fragmentaba ante sus preguntas. Yo no era más que la conflagración reprimida, anhelo y sed en medio del desierto, mientras él se ofrecía sin medida, mientras él quería convertirse en mi guía y romper el muro que por años me había protegido de todo y todos, incluso de mí misma.

No dije nada, no me creía en condiciones de hacerlo, solo lo miré a los ojos antes de iniciar un beso donde ambos temblamos. Yo de miedo a lo desconocido, él, no estaba segura de cual fuera la razón. Tenía que comenzar a confiar verdaderamente y no solo en la superficie.

Terminé enredando mis manos en su sedoso cabello. Jin se deshizo de la orquilla que mantenía mi pelo en su lugar. Sentí que peinaba cada hebra aun sin separarse de mi boca y entonces comprendí que aquel beso era solo el inicio.

Comprendí que yo nunca había sido suficiente, que no le había dado suficiente de mí, cuando él parecía desvivirse por ser mi todo. Por eso me separé aun con algo de aire en los pulmones. No sé si aún lloraba, era difícil de decir.

Lo cierto es que él tenía el ceño fruncido y los labios hinchados producto a nuestras caricias. Intenté sonreír mientras mis dedos recorrían esas dos líneas ahora totalmente ruborizadas.

—Hazme libre, al menos esta vez, quita el control que tengo de mí misma, te lo ruego, ya estoy algo cansada de tanto esperar…

Jin iba a decir algo, pero yo no lo dejé. En su lugar lo besé de una manera que me desconcertó a mí misma. Invadí su boca con un hambre que desconocía y torpemente aproximé mi cuerpo todo lo que pude al suyo.

Lo escuché gemir cuando se nos acabó el aire y no volvimos a mirar. Hasta ahora me daba cuenta de qué había decidido decir con mis propias palabras, de qué hacíamos y dónde estábamos, de lo que realmente iba a suceder.

Por eso él alzó mi mentón para encontrar cualquier vestigio de dudas en mis ojos. Sí así era él, demasiado bueno para ser real, pero a fin de cuentas parte de mi realidad.

—Quiero que sea porque tú lo deseas también y no porque te haya sugestionado de alguna manera. Sé que me amas, pero nunca lo has dicho Ritsuki, sueno posesivo justo ahora, pero necesito que lo digas, necesito saberlo antes que suceda algo entre nosotros de lo que no podamos dar marcha atrás. Te deseo, no sabes cuánto, pero no voy hacerte mía solo porque estamos en una encrucijada de nuestra relación, yo te respeto y valoro lo suficiente para poder esperar.

Lo había dicho en un suave murmullo y las escenas que venían a mi mente, las mismas escenas que habían adornado sueños que yo encerraría bajo siete llaves parecían reproducirse como un torrente descontrolado contra mis retinas.

Sí, sí quiero que me hagas tuya, lo deseo hace tiempo, sí tengo miedo de esta primera y única vez, tengo miedo de mí y de que descubras de que no soy tan especial como te empeñas en hacerme creer, pero ya no aguanto más, ya no quiero pensar en más nada que no seas tú.

Cerré los ojos antes de levantarme de la alfombra. Jin siguió mi recorrido hasta la puerta y pudo ver cómo le ponía el seguro. Tomé uno de los rotuladores que había en el escritorio frente a la cama y le ofrecí mi mano para que estuviera en pie, justo frente a mí. Como la criatura más hermosa y verdadera sobre esta tierra.

TE AMO, KIM SEOK-JIN, MÁS QUE A MISMA, PORQUE TU ME HAS ENSEÑADO A VERME A TRAVÉS DE TUS PUPILAS, PORQUE TÚ ERES EL ÚNICO QUE REALMENTE PUEDE CONFIAR EN MÍ.

Fue lo que escribí en su pálido brazo. Jin me quitó el rotulador de los dedos para besarme los nudillos de la mano izquierda y allí escribir su mensaje.

YO TAMBIÉN TE AMO Y DEJARÉ QUE ME TATUES EL CUERPO ENTERO SI DECIDES DARME EL SÍ PARA SIEMRPE. CÁSATE CONMIGO, MI HERMOSA NIÑA. HAZME EL HOMBRE MÁS FELIZ DE ESTA TIERRA Y QUÉDATE PARA SIEMPRE A MI LADO.

—¿Qué? ¿Pero Jin?

—¿Pero qué cosa? Llevo mucho tiempo pensando en la posibilidad. Mi amor, cuando escucho la palabra futuro, tú siempre apareces en mi marco. No quiero arriesgarme de más, así que voy a decirlo bien alto para que sea oficial ¿Te casarías conmigo, Ritsuki Woo?

Me volví a quedar en blanco, pues él se había arrodillado como el príncipe que era y yo era incapaz de conectar una idea con otra. Jin me miraba con la ilusión en los ojos y sé que estaba a punto de decir que no me presionaría, que ese sería el futuro y que el hoy era lo que importaba más, cuando mi propia voz me sorprendió.

—Sí, quiero, sí quiero casarme contigo, quiero ser tu esposa y apoyarte siempre y… y… Dios, es una estupidez, pero si me dejas, juro que me convertiré en tu todo, justo como tú ya lo eres para mí. Te amo, te he amado desde el primer momento que te vi y ya no me importan los miedos, estoy segura que podré enfrentarlos si te tengo a ti…

Jin sonrió y hasta ahora me daba cuenta que ambos llorábamos como dos tontos, como los tontos enamorados que éramos. Nos besamos, el rotulador fue a parar a no sé qué lugar junto con la polera de él.

Me quedé tan maravillada con el ancho de su espalda o el hecho de que fuera más musculoso de lo que aparentaba ser que ambos nos reímos de la estúpida escena. Poco a poco los besos fueron pasando a más y me descubrí explorando su piel sin vergüenza alguna.

Mi uniforme de chef fue retirado botón por botón, con paciencia y un susurro prometedor entre cada caricia. Quizás fuera que esperara demasiado para esto, para este nivel de intimidad con un hombre, pero había valido la pena. Jin se encargaba de que cada marca en mi piel, cada antigua burla en mis subconsciente tuviera el sabor de sus labios o el perfume que exhalaba su cuerpo.

Estuve en ropa interior bajo su atenta mirada y suspiré abandonada al deseo de ser uno cuando ambos decidimos olvidar las convenciones. Grité su nombre como si fuera un cántico de salvación.

Desparecí en medio de la hoguera que él había prendido en mi cuerpo y en mi alma y me consumí en la deliciosa paz que invadió cada una de mis células cuando finalmente nos abrazamos.

Totalmente desnudos, unidos como los primeros hombres, con una perezosa sonrisa en el rostro y las manos entrelazadas. Jin me besó en el hombro antes de dibujar con sus dedos la palabra que me hubiera gustado llevar tatuada en mi tez a por completo.

사란해요
💘
(Saranghaeyo/Te quiero)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro