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22 | Un giro ✅

Narrado por Mikhail.

Observo atentamente todo en cuanto me rodea. El terrible olor que emanan las paredes verdosas, los restos de algunas mesas y sillas rotas, otro jodido día en este asqueroso lugar.

Mi piel esta bastante fría  y siento la sangre seca en mi rostro, era de esperarse que esos cabrones fueran a lastimarme.

En medio de todo el frío, el dolor y el desastre, solo puedo pensar en una sola cosa. Calipso...

Una sonrisa se forma en mis labios en el instante en el que recuerdo su forma de gritarme, besarme y hacerme reír con su mal humor.

Lo bueno de toda esta mierda es que ella está a salvo, fuera de peligro, ella y nuestro próximo heredero.

Siento alivio porque Aiden está con ella, sé perfectamente que él puede protegerla como yo ya no podré hacerlo, soy realista. De aquí yo no salgo más...

Me doy cuenta de que lo único que represento para él amor de mi vida es peligro, peligro que no quiero causarle. Porque estar con mi amor significa destruirle y eso es lo ultimo que quiero hacer...

De todas formas, si tuviera la oportunidad de salir de aquí e ir con ella no lo haría, no porque no quisiera sino porque es necesario sacrificarme a mi en vez de a ella.

Inhaló y exhaló lentamente pensando en ella, en nuestro bebé y en el futuro que podríamos haber tenido.

Mi quijada se aprieta cuando pienso en Nathan, maldito hijo de puta, me traicionó, traicionó a su propio primo. El hecho de que no fuéramos primos de sangre no significaba que no lo considerara parte de mi familia.

Él va a pagarme por esto y mucho más.

La puerta se abre con fuerza y mis ojos se centran en aquella parte, por esta se da paso una anatomía muy peculiar, una que odio tanto y una que pronto va a sufrir por mis propias manos.

— Espero que el lugar sea acogedor Mikhail. — sonríe de lado.

—  Vaya, hasta que por fin te dignas en aparecer maldito cabrón... — sonrío con burla.

— ¿Así resives a tu primo?

— Tú no eres mi primo, ¡Tú no eres ni mierda! — lo miro con odio.

— Algún día tenía que pasar Mikhail, mi padre y yo siempre fuimos despreciados por la mafia. Primero con mi padre, nuestro queridisimo abuelo murió y le dejó todo a su hijo legítimo mandando a la mierda al que había adoptado solo por pena, y luego yo. Mi padre creía que al menos yo sería el de la suerte pero mira donde estoy ahora. Se volvió a repetir la jodida historia, tú fuiste el heredero de la mafia y yo púes, quedé olvidado...

— ¡Jamás te falto nada carajo! ¡Tu maldita herencia fue la misma que la mía y siempre viviste lleno de lujos! ¡Eres un jodido mal agradecido! ¡Te ofrecí un puesto al lado mio y te negaste! ¡¿Ahora me sales con esta mierda?!

— Lamentablemente si, no acepté el puesto que me ofreciste porque no quería estar bajo tu mando, bajo el mando de nadie. ¿Qué nunca me faltó nada? te equivocas en eso. Me faltaba lo mas importante, me faltaba aquello que le prometí a mi padre que conseguiría, la mafia, el poder absoluto y eso es lo que voy a hacer...

Comienzo a reír sin gracias. Esto suena tan estúpido...

— ¿Todo por la mafia eh?

— Todo, Mikhail... — afirma Nathan con seriedad. Sin embargo la duda invade cada facción de su rostro.

— Eres un cabrón, no entiendo cómo pudiste traicionarme de esta forma, a mi, a tu propio primo...

— ¡¡¡Dije que no somos primos legítimos joder!!!

— ¡¡¡Púes para mi eras familia!!! ¡¿Qué mierdas importa el hecho de que no tengamos la misma sangre maldito idiota!? ¡Para mi eras familia y lo sigues siendo! ¡Pero no, claro que no! ¡Tú decidiste irte con el cabrón de Basili! eras más que solo un primo Nathan...

Él me mira serio y frunce el ceño, su mirada se aligera poco a poco. Se funde en sus pensamientos, como si estuviera analizando las cosas.

Nathan siempre fue un buen chico, muy diferente a su padre quien solo quería a toda costa el poder de la mafia. Su ambición era tan grande que mi abuelo no tuvo más que dejar toda la mafia en manos de mi padre.

Sin embargo, cuando nació Nathan la junta empezó a cuestionar sobre quien debían heredar el mando, o él o yo. Obviamente me eligieron por ser legítimo, pero eso no cambiaba la idea de que para mi él era familia.

Entiendo el enojo de Nathan, fue ignorado y olvidado por la junta. Nadie se molestaba en tomar sus opiniones o incluirlo en algo.

Su rabia es comprensible y fue ese mismo rencor que lo consumió y lo llevo a auto eliminarse y querer eliminar a los demás.

Trata de decir algo pero justo en ese momento la puerta vuelve a abrirse con fuerza. Dos hombres corpulentos traen consigo a rastras el cuerpo de otro tipo. Este permanece en silencio, lleva una capucha en la cabeza y está atado de manos.

— Le trajimos compañía al gran Mikhail Ackermann... — se ríe el de piel morena.

En cuestión de segundos, ambos ríen a todo pulmón. Nathan les lanza una mirada fulminante.

— Cuida como hablas cabrón. — advierte.

Uno de ellos lo mira serio y le hace una señal al otro para que luego ambos lancen a aquel hombre atado muy cerca de mi. Esta vez el corpulento hombre se le acerca a Nathan y lo mira desafiante.

— Tú cuida como nos hablas, solo eres un peón nada más. Si ahora mismo no estás muerto es porque estas bajo su protección, de otra forma yo no dudaría en matarte niñito. — se burla.

En cambio Nathan solo lo mira nulo.

— Y hasta entonces, hasta que esa protección sea anulada yo doy ordenes aquí. Así que mueve tu trasero y sal de aquí.

Aquel hombre aprieta los puños.

— Quiere verte. — informa serio.

— Iré ahora mismo, sal de aquí de una jodida vez. — responde Nathan.

Una lucha de miradas empieza entre ambos y yo no hago más que reír en frente de todos.

— Dios, no saben cuantas ganas tengo de partirles la cara a los tres. Se ven tan imbéciles que hasta gracia me da el pensar que pude caer bajo su trampa. — esta vez su mirada cae en mi.

— ¡¿Qué acabas de decir pedazo de mierda?! — uno de ellos hace ademán de acercarse a mi.

Inmediatamente Nathan lo detiene.

— Dije que salieran de aquí, ahora. — remarca la ultima palabra.

Ambos respiran con enojo y alteración hasta que asienten. Ambos caminan hacia la puerta y antes de desaparecer por ella, uno voltea y me mira furioso.

— Pronto voy a acabar contigo... — me señala con el dedo índice.

— Si claro, estaré aquí de todas formas así que las visitas están permitidas a cualquier hora. — burlo cada palabra.

Este me mira iracundo y finalmente se va. Nathan suelta un suspiro y toma el cuello de mi camisa con enojo.

— Si no quieres que te maten antes de tiempo Mikhail cierra la maldita boca. — me suelta con bronca.

— No me digas que hacer cabrón, yo hago lo que se me de la gana. — escupo con odio.

Él niega rendido y se dirige hacia el tipo que esta a un lado de mi. Comienza a soltar los nudos de la capucha que cubre su rostro.

— Has lo que quieras. Ahora me voy, no sin antes claro dejarte a un amigo de compañía...

Quita por completo la capucha de aquel hombre y sale de la habitación con rapidez para luego cerrar la puerta detrás de él.

Mi mirada cae en aquel tipo inconsciente, no puedo ver su rostro por lo que con mi pierna lo muevo al lado contrario.

Abro los dos con asombro y confusión, esto sin duda debe de ser una jodida broma.

¿Qué carajos hace Basili aquí?

Está inconsciente y al igual que yo permanece bastante lastimado, ¿Qué rayos está pasando aquí? si este imbécil no es quien lo planeo todo, ¿Quién está al mando?

¿Hay otro enemigo?

Me estiro lo más que puedo hacia él y con mi pierna derecha comienzo a patearlo levemente para que despierte.

Al ver que no lo hace mis nervios aumentan en grande y pierdo la paciencia, continúo con mi movimiento con más fuerza hasta que comienza a despertar.

— ¡Despierta imbécil! — levanto la voz haciendo que se remueva.

Levanta la cabeza levemente y me mira, rápidamente comienza a moverse bruscamente, trata de liberar las mordazas de sus muñecas.

— Es imposible... — hablo serio.

— ¡¿Qué es esto?! ¡Quitenme esto y dejenme ir ahora! — grita bastante molesto.

— Si claro, pide una chocolatada más el servicio aqui es maravilloso. — me burlo.

Él al contrario me mira fulminante.

— ¿¡Tú fuiste el causante verdad!? ¡Eres un cabrón! ¡Dile a tus hombres que me liberen! — exige molesto.

— Mira pedazo de mierda, si yo fuera el maldito enemigo aquí no pediría que me aten las manos. Así que calmate de una maldita vez que me estas irritando.

— ¿Cómo pasó esto? ¡¿Quién esta haciendo esto?! ¡Da la cara imbécil! — grita hacia toda la habitación.

— Es inútil, llevo dos días aquí y hasta ahora no he podido ver la cara de ese malnacido.

— ¿Es una maldita broma no?

— ¿Te parece que estoy en situación de hacer bromas? ya calmate pareces un paranoico. Necesito saber qué está pasando aquí y no puedo hacer ni una sola suposición con tus dramas, ten pelotas y muestra seriedad.

— ¿Quién carajos te crees eh? ¡Estoy serio por una mierda!

— Ya, guarda silencio que estoy demasiado golpeado para resivir otra paliza más por tu maldita culpa. Lo importante aquí es poder descifrar algo así que sirve de ayuda, ¿Qué fue lo que pasó exactamente en tu mansión?

Basili trata de recordar algo sobre la fiesta, algún indicio o lo que sea que sirva de ayuda.

— ¿Recuerdas algo o a alguien en particular? — pregunto serio.

— Recuerdo que estaba hablando con algunos socios, de pronto se escuchó la explosión y todo se volvió una completa masacre. Tomé a Isebel y ambos tratamos de salir de la mansión por la parte trasera. No encontré ninguna señal de mis hombres, solo algunos guarda espaldas salieron a dar batalla. Cuando llegué al jardín los vi, una pila enorme de cadáveres, cada uno de ellos hombres a mi servicio, los mataron a todos. Isebel y yo tomamos un auto y salimos de la mansión, pero varios autos nos siguieron, uno de ellos nos embistió. Recuerdo que desperté y lo primero que vi es el auto en llamas, aquellos tipos empezaron a golpearme hasta dejarme inconsciente, Isebel no sobrevivió — amargura destila cada palabra. Su mirada cae en la mía y aprieta la mirada — ¿Y tú? ¿Qué pasó contigo?

Suelto un suspiro.

— Digamos que fui a buscar al cabrón que me traicionó pero resulta que este había sido capturado mucho más antes — bufo — Ahora sé que tú no eres el enemigo. Lo primordial era poner a mi esposa a salvo y así lo hice. La saqué de la mansión, Hector se la llevó. Aiden y yo fuimos en tu busca pero en plena carretera nos tendieron una trampa, no podía exponer a Aiden, así que lo dejé inconsciente entre algunos arbustos, ahora mismo debe de estar con Calipso. Al igual que tú, mis hombres fueron asesinados... — pongo rabia en cada palabra.

August suelta una sonrisa sin gracia.

— Al menos pudiste mantenerla a ella a salvo, mirame a mi. Isebel está muerta por mi culpa, yo no supe cuidarla...

— Vamos a encontar a los culpables, vamos a hacerles pagar por todo. Nadie se mete conmigo... — aprieto mi quijada.

Basili se carcajea.

— Si claro, ¿Por si acaso no tendrás por ahí dos armas y un cuchillo para cortar las cuerdas salir ahí y matar a todos sin piedad? ¿O si? — se burla de mi.

Sonrío ante su comentario.

— No, pero tengo algo mucho mejor aquí...

— ¿Así? ¿Y qué es?

Lo miro.

— A mi primo, Basili. Nathan Ackermann...

Su mirada se endurece.

— ¿Qué carajos hace tu primo aquí?

— Tuvo participación en todo esto junto con el enemigo...

— ¿Me estas diciendo que tu querido primito te traicionó a ti y me arrastró a mi? — su mirada me fulmina.

— No, él solo fue una víctima más, tanto de su padre como del enemigo, sea quien sea lo convenció de ponerse en mi contra pero yo lo conozco muy bien, él no es esta clase de persona. Solo esta lleno de rencor, rencor que le inculcaron desde pequeño...

— ¡No me jodas Mikhail! ¡Esto es la puta mafia! ¡Tu primo te traicionó! ¡Ese cabrón también es culpable de la muerte de mi prometida, como lo vea creeme esto! ¡Lo voy a matar!

— Ese cabrón va a salvar tu trasero imbécil y como se te ocurra tocar un solo cabello a mi primo te dejo tirado aquí, ¿Te quedó claro?

— ¡No me amenaces carajo! ¡No eres nadie para darme ordenes! ¡Ese hijo de puta está incluido en todo! ¡Isebel está muerta por su culpa! ¡Yo voy a matarlo con mis propias manos!

Antes de que pueda terminar, el crugido de la puerta corta su próximo reclamo, haciendo que ambos nos quedemos completamente callados.

Cuando esta se abre por completo la silueta de Nathan se abre paso en la habitación. Me mira con seriedad y duda, luego esa misma mirada cae en Basili. Este al verlo trata de soltarse.

— ¡Maldito hijo de puta! ¡Eres un pedazo de mierda! ¡Por tu culpa mi Isebel está muerta! ¡Por tu culpa mis hombres están muertos! ¡¿Quién carajos es tu jefe eh?! ¡¿Quién?! ¡Quiero verlo!

Me mantengo totalmente serio y callado, esto se esta saliendo de control.

Nathan aprieta los puños junto con la quijada y lanzándole una ultima mirada a Basili asiente.

— Tus deseos son ordenes Basili...

Diciendo eso ultimo se hace a un lado.

Los tacones se hacen de escuchar, aquella mujer contonea las caderas y porta una mirada seria. Abro los ojos a mas no poder y luego miro a Basili, él está más que en shock, lágrimas se escapan de sus ojos y niega aún no pudiendolo creer.

— ¿Qué es esto? ¿Qué haces aquí? — un susurro lleno de amargura se escapa de los labios de August.

Aquella mujer le sonríe.

— Hola mi amor...

Isebel...

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