11 | Proxima Alianza ✅
Narrado por Mikhail.
Una jodida broma, eso es este sobre.
¿Por qué carajos Basili envió esto?
Porque no recuerdo cuando es que hicimos las pases. Tan solo escuchar ese jodido apellido me arruina el día, ¿Por qué aparece justo ahora? estoy más que seguro de que ya sabe que tengo esposa, eso le arruinó los planes al idiota ese.
Tomo asiento en mi sillón, ese que esta en medio como muestra de superioridad. Me saco el abrigo y lo lanzo a un lado mientras suelto un largo suspiro. Tomo el sobre en ambas manos y me detengo a observarlo.
Solo me alegra que Calipso haya aceptado mi privacidad, mi mujer es muy curiosa. Además, este tema es muy peligroso para tratarlo con ella.
Veo el sello dorado en medio y no puedo evitar soltar una risa sin gracia. Me pongo serio nuevamente y tallo mi rostro repetidas veces hasta que me decido abrir el material de una vez por todas.
Saco un segundo sobre, bastante elegante como siempre.
Invitación
Usted queda cordialmente invitado a celebrar el cumpleaños del señor "August Basili", que se efectuará el día Sábado en la residencia del mismo. Esperamos su gentil asistencia.
Para: El señor y la señora Ackermann.
Cierro la invitación y la hago añijos con asco. Maldito idiota, ¿Qué se supone que esta planeando? ¿Qué acaso solo quiere que le cante el "Feliz cumpleaños"?
Tiro el material al basurero y me pongo de pie dispuesto a salir, justo en ese momento mi móvil comienza a vibrar. Saco el aparato del bolsillo de mis pantalones y miro el número.
Frunzo el seño al ver la pantalla y no puedo evitar soltar una risa sin nada de humor al ver de quien se trata. Esto en serio que debe de ser una maldita broma. Entonces contesto.
— ¿A qué debo el desagradable honor? — suelto con ironía.
— Siempre con esa actitud tan grosera Mikhail...
— Yo hablo como se me da la regalada gana idiota. — escupo.
Escucho su risa al otro lado de la linea.
— Dedo suponer que ya te llegó mi invitación.
— ¿Te refieres al pequeño pedazo de mierda que está en mi basurero? — que se note el sarcasmo.
— Vaya que maduro de tu parte...
— ¿Vas a decirme qué carajos quieres o solo vas a sermonearne como un jodido abuelo?
— Solo quería estar seguro de tu presencia en mi fiesta Mikhail...
— ¿Se puede saber en que momento hicimos pases? porque bien recuerdo que la última vez intentaste dispararme entre las cejas.
— ¿Para qué crees que organicé mi fiesta de cumpleaños? es simple, quiero hacer las pases contigo. Quiero una alianza Mikhail.
— ¿Se te entró el espíritu santo o qué?
— Digamos que ya no quiero más conflictos. Solo una alianza y ambos quedamos como socios.
— Si querías una alianza no tenías que armar tanto drama, para eso están las juntas.
— No soy un idiota Mikhail ni tú tampoco supongo. Es mejor resolver todo en un ambiente en el que haya gente, ¿No lo crees? a menos que quieras acabar en un enfrentamiento de armas como las anteriores veces...
— Hacer las pases no es lo tuyo ni lo mío. Al final siempre querrás matarme y al final yo siempre te patearé el culo.
— Te estaré esperando Mikhail...
Es lo ultimo que dice antes de colgar.
Vaya mierda. Por una parte quiero mandar todo a la mierda, por otro lado deseo hacer las pases con ese cabrón. No por mi, sino por Calipso. Un enemigo suelto solo significa un riesgo más para ella.
De todos mis enemigos este es el que encabeza la lista. August Basili es el tipo que practicamente vive para joderme la vida. Sus intentos fallidos de matarme solo me dan a entender que esta decidido a acabar conmigo.
Me pongo de pie de un solo tirón y salgo de mi despacho buscando a una mujer en particular. Escucho risas en la cocina por lo que voy directamente hacia ese lugar.
Cuando entro al primero que diviso es a Aiden. El moreno se recarga sobre el mesón mientras come una manzana.
A su lado esta Melissa que le habla animadamente. Pobre de él, yo ya me libre de ella. Por último esta mi esposa, Calipso. Ella se centra fijamente en abrir una bolsa de dulces.
Mis ojos delinian todo su cuerpo y no lo niego, ahora mismo solo deseo tocarla. Sin embargo, mi mirada cae en su mano, una ligera venda la cubre pero el color rojo traspasa el material blanco.
Me apresuro a llegar hasta ella y sin decir nada tomo su mano lastimada.
— Hey... — me recibe animada, al contrario yo estoy sumamente serio.
La miro con reproche y le doy un pequeño golpe en la frente con las yemas de mis dedos. Ella se frota la frente y me mira fulmimate. Me encanta hacerla enfadar.
— ¿Por qué hiciste eso? — me reprocha.
— ¿Qué no te dije que curaras eso?
Le dije perfectamente antes de entrar a mi despacho que se curara la mano, sigo sin poder creer que Calipso ha golpeado a uno de mis socios.
Me mira con con picardía.
— Estaba a punto de hacerlo... — se excusa.
Si claro, pequeña mentirosa.
— Olvidalo yo lo haré. — tomo su cintura y la pongo sobre el mesón, de esa forma su mano queda a una altura perfecta.
Me doy vuelta y la escucho bufar, abro el cajón de uno de los gabinetes y saco el botiquín de primeros auxilios.
Me doy vuelta y lo pongo sobre el mesón, saco el algodón y el agua oxigenada junto con algunas vendas.
Humedezco el algodón con el liquido y mirándola con ternura le guiño el ojo para después limpiar su herida.
— ¡Oh mierda ponle más cariño! — me golpea el hombro con la mano libre.
Me carcajeo y continúo limpiando los rasguños que se exparcen por sus nudillos. Ella sopla la herida como una niña chiquita y me mira con dolor.
Debería decirle, debería decirle lo que pasa con Basili, debería decirle que tengo un enemigo que desea matarme a toda costa, tengo que decirle que en dos días iremos a esa jodida fiesta para hacer las pases con mi enemigo número uno. Pero sé como es ella, impulsiva, mandona y si, me da miedo.
Me gritaría y me golpearía mientras me recalcaría que no iremos a esa fiesta por nada del mudo. Sé como es ella, haría todo lo posible para que yo no pueda tener ese encuentro con Basili. Es por eso que prefiero mantener las cosas en privado, no quiero que ella este involucrada en nada y mucho menos que sea blanco de August.
Mientras continúo limpiando su herida me aclaro la garganta.
— Tendremos que ir a una fiesta el sábado. — mi voz sale de lo más casual.
Calipso me mira curiosa.
— ¿Así? ¿De quién es la fiesta?
— Un socio y un amigo mío... — trato de sonar tranquilo.
— ¿Amigo? ¿Lo conozco?
¿Por qué tienes que ser curiosa?
— No, no lo conoces. Es un amigo que no veo muy seguido es por eso que asistiremos a su fiesta...
La cabeza de Aiden se extiende como un maldito poseído. Su mirada es todo un poema.
Me mira sin poder creer lo que he dicho, sonó estúpido pero no puedo decirle nada a Calipso.
— ¡Oh si! ¿El cumpleaños de August Basili verdad? — la pelirroja se mete a nuestra conversación.
La miro fulminante.
— ¿August Basili? ¿Quién es él? — pregunta Calipso con confusión.
Trato de inventar alguna farsa hasta que la pelirroja me interrumpe.
— Ah, un tipo que forma parte de la mafia italiana, un jodido idiota. Además él intentó...
— ¿Disculpa quién te invitó a venir a mi casa? — la interrumpo.
Ella achina los ojos y me fulimina con la mirada.
— Vengo por Aiden no por ti Mikhail. — se cruza de brazos.
— Entonces ve a su casa, ah es cierto, Aiden vive en mi fortaleza. — sonrío con victoria.
Ella me mira con rabia y yo no hago más que sonreír con malicia y continuar poniendo las gazas en la mano de Calipso.
— ¿Tenemos que ir? — miro a Cali y cuando pienso responderle otra vez soy interrumpido.
— ¡Claro será una fiesta enorme! ¡Todos estarán allí! — Melissa chilla con emoción.
Una vez mas la miro y bufo.
— ¿Y tú que relación tienes con Basili? — frunzo el ceño.
Ella me mira con un toque orgulloso.
— Hector esta invitado y bueno por ende también soy invitada...
Ruedo los ojos. Termino con Calipso y la ayudo a ponerse de pie, beso su frente y no puedo evitar decirle lo que pienso.
— Ese golpe estuvo genial nena... — su piel se eriza ante mi susurro contra su piel.
Besa mis labios y cuando pienso intensificar el toque, uno de mis hombres entra en el ambiente.
— Señor...
Me separo de Calipso y masajeo mi sien con irritación.
— ¿Ahora qué? — pregunto con cansancio.
— La carga no llegó a su destino...
Mi mirada se endurece y aprieto mis puños con enojo.
— ¿Qué has dicho?
— L-la carga s-señor... La carga no llegó a su destino. — tartamudea preso del miedo.
— ¿Cómo que la jodida carga no ha llegado? — trato de controlar mis impulsos.
— Atacaron a nuestros hombres señor. Nos pusieron una trampa, todos murieron, solo uno pudo llegar hasta la base...
Suelto la mano de Calipso y arreglo las mangas de mi camisa para ver a Aiden.
— Sigueme. — ordeno y el no tarda en botar los restos de la manzana al basurero.
Es el primero en salir seguido del hombre que me dio las noticias. Miro a Melissa y noto que mira en dirección por donde salió el moreno hace solo segundos.
Me doy vuelta para ir detrás de ellos pero una mano toma mi brazo y hace que me detenga. Me doy vuelta y me encuentro con la mirada seria de Calipso.
— ¿A dónde crees que vas? — pregunta seria.
Suelto una sonrisa ladina.
— Debo ir Calipso, es importante...
— No pero si entiendo que es importante. ¿Lo que no entiendo es a dónde crees que vas sin mi?
Niego rotundamente y respondo firmemente.
— No, no irás Calipso...
— Iré contigo, ahora eres mi esposo ...
— Lo sé, pero no pienso ponerte en peligro, ¿Lo entiendes?
Niega.
— No, tú no entiendes. Mikhail quiero estar ahí contigo...
— Dije que no.
Frunce su ceño.
— ¿Disculpa pero sabes que no voy a hacerte caso verdad? el que sea tu esposa no significa que voy a hacer lo que tu digas guapo, que te quede claro.
No puedo evitar sonreír ante su comentario. Es que es una terca. Entrelazo nuestras manos y beso sus nudillos.
— Bien, siendo así ni se te ocurra alejarte de mi en ningún momento, ¿Quedó claro?
Ella asiente y soltando un suspiro comenzamos a caminar hacia la salida.
— ¡¿Hey y yo qué?! — volteamos a ver a la pelirroja.
La miro con maldad.
— Lo siento pero es un tema privado. Quiero alejar en todo sentido a la gente chusma...
Melissa suelta una mueca de indignación.
Salimos de la mansión y uno de los autos negros espera por nosotros, hago que Cali entre primero y seguidamente lo hago yo.
Aiden está en el asiento del copiloto y habla algunos detalles con el conductor.
Calipso no suelta mi mano en ningún momento. Llegamos hasta un de las bases que queda cerca de la mansión.
Todo el sector esta rodeado de guarda espaldas. Todos sujetan armas y revisan todo el campo. A un lado hay una variedad de hombres que alistan una gran cantidad de carga para ser trasladada a un punto en especifico.
Bajamos del auto y noto como todos voltean a vernos. Para ellos no es común ver una mujer aquí. Pero Cali no es cualquier mujer, ahora ella es la reina de la mafia.
Entramos en una de las casetas y varíos de mis hombres custodian a un sujeto que esta completamente golpeado. Es uno de mis hombres pero eso no descarta la idea de que haya sido uno de los implicados en el robo.
Al verme se sobresalta y se pone de rodillas. Calipso se sobresalta y se apega a mi cuerpo.
— ¡Señor por favor soy inocente por favor! — ruega.
Sin embargo yo continúo con mi semblante frío.
— ¿Qué pasó? — pregunto con una voz demandante.
Él me mira con miedo.
— Fue una trampa señor, nos tendieron una trampa...
Lo miro con total seriedad.
¿Qué rayos esta pasando?
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