Su aliento cálido eriza mi piel. No dice nada, sin embargo, sus manos continúan acariciando mi piel.

Trato de separarme pero me lo impide, me aprieta contra él. Finjo estar dormida pero él no para de mover sus jodidas manos sobre mi y eso me esta volviendo loca.

— ¿Seguirás fingiendo estar dormida? — susurra y yo no hago más que apretar los labios. Mikhail suelta un largo suspiro —. Sé que no debí actuar como un idiota, perdí el control Calipso. La sola idea de pensar en que estaba a punto de perderte me puso en ese estado tan incontrolable...

— No tenías que golpear a Aiden... — mi voz suena molesta.

— Se merecía eso y mucho más, no me arrepiento de nada. Por su culpa casi pierdo a mi mujer, a mi reina. El muy idiota contrató a un completo desconocido y el muy cabrón jaqueó información valiosa...

Lo empujo con mi cuerpo y me pongo de pie, él sigue mi acto. Luce jodidamente sexi, sus jeans negros desgastados, su polera negra y su cabello perfectamente peinado, ¡Ya Calipso controla tus malditas hormonas!

— ¡Esa no era razón para golpearlo! —  me cruzo de brazos.

Mikhail aprieta la mandíbula y los puños. Se pone en frente de mi.

— ¿Es que acaso no entiendes que casi te pierdo? ¡Todo por su culpa Calipso entiende que esto es peligroso para ti!

— Te equivocas Mikhail, no pienses que soy tan estúpida. Sé perfectamente a que te dedicas, se perfectamente que la mafia no es algo que se toma a puro chiste. Pero me casé contigo sabiendo que esto no sería fácil, me casé contigo sabiendo que yo iba a correr peligro. Pero Aiden no tiene la culpa, bueno tal vez un poco, pero no es razón para golpearlo. Todos cometemos errores Mikhail y tú ya cometiste uno al proporcionarle una paliza a no solo tu amigo, si no también, a tú hermano...

Mikhail trata de tocarme pero se lo impido.

— Lo siento esta bien, ¡Joder lo siento! me porté como un idiota y aún peor contigo. Pero por favor entiendeme a mi también, estaba a punto de perderte... — baja la mirada con cierta tristeza.

Tomo su rostro en ambas manos y hago que me mire.

— Pero no lo hiciste, aquí estoy Mikhail...

Sus manos me atraen hacia él y me envuelve en un fuerte abrazo.

— Haría lo que fuera por ti mi amor...

— Entonces disculpate con Aiden...

Se despega de mi y me mira serio.

— No. — responde firme.

Ruedo los ojos.

— ¡No te comportes como un jodido niño Mikhail! cometiste un error ahora actúa con madurez y pide perdón.

Aprieta sus puños con enojo, trata de respirar lentamente hasta que por fin lo logra. Asiente y talla su rostro mientras se calma.

— Bien, lo haré, me disculparé con él...

Asiento y le sonrío con ternura. Él rueda los ojos y toma mi cintura con cariño para acercarme a su perfecta anatomía.

— ¿Lo harás? — digo mimosa acariciando su cabello con ambas manos.

Él asiente nuevamente tratando de controlar sus impulsos.

— Si, si, si. Ahora dame un jodido beso antes de que enloquezca. — toma mi nuca con una mano y mi mejilla con la otra.

Sonrío ante su comentario y lo beso tierna y lentamente. Degustó de sus labios, la sensación es tan obsesiva, todo él me vuelve loca.

El beso se torna más caliente, al igual que sus movimientos. Magrea mi cuerpo mientras sus labios muerden los míos. Gruñe cuando bajo mis manos por su espalda y lo sostengo de las caderas para apegarlo aún más.

Es increíble como puede ponerme tan inquieta con un simple beso. Lo empujo hacia la cama con fuerza y él eleva la mirada hacia mi. No pierdo tiempo y me quito la franela blanca que llevo puesta.

Mikhail me contempla con deseo y tan solo esa mirada cargada de lujuria hace que todo el frío que antes sentía sea reemplazado por una ola de calor devastador.

Me subo a horcajadas sobre él y lo beso nuevamente con deseo y excitación. Mikhail se detiene y rápidamente se quita la polera que lleva puesta. De esa forma mis manos pueden degustar de su magnifico cuerpo a total libertad.

Toco sus fuertes brazos, sus pectorales y bajo un poco más de su abdomen para tentarlo. Mikhail cierra los ojos y sujeta mi cintura con fuerza para empezar moverme sobre él.

Me muevo sobre su masculinidad una y otra vez mientras lo beso y muerdo sus labios. Suelto una risa cuando noto que su boca esta tontalmente roja e hinchada.

De un solo movimiento queda suspendido sobre mi. Se quita los pantalones con rapidez y segundos después queda completamente desnudo en frente de mi. Miro cada parte de su cuerpo y no puedo evitar morderme los labios ante la gran escultura que tengo en frente.

Me pongo de pie y me sostengo de sus brazos. Lo beso pausadamente y él no pierde tiempo en quitar el broche de mi sostén.

Nuevamente me empuja a la cama y no pierde tiempo en meterse entre mis piernas.

Continuamos devorandonos el uno al otro hasta que siento las manos de Mikhail sobre mis jeans. Los baja lentamente y yo no hago más que arquearme a medida que la tela va deslizandose por mis piernas junto con mis panties.

Cuando los quita por completo vuelve a incorporarse. Ahora sin nada que impida el roze carnal de nuestra piel.

Besa mis labios mientras abre mis piernas a capacidad. Se acomoda a la perfección y me toma de las caderas para darse más soporte.

Me sujeto de su cuello y no puedo evitar arquearme al sentir como lentamente me penetra. Mikhail besa mi cuello una y otra vez mientras se sujeta fuertemente de mis caderas.

Me penetra con fuerza y no puedo evitar gemir en alto. Mis rodillas aprietan sus caderas y lo impulsan a moverse con más rapidez.

Mikhail me embiste con fuerza y hace que suelte gemidos y palabras realmente groseras. Esa sonrisa burlona se marca en su rostro mientras se mueve una y otra vez sobre mi. Dándome placer insaciable.

Sujeta mis caderas y dando la ultima embestida llega a un perfecto orgasmo en compañía mía.

Su cabeza se recuesta en medio de mis pechos y su respiración va normalizandose mientras cierra los ojos dispuesto a caer dormido.

Acaricio su húmedo cabello y jalo las sabanas para cubrirnos a ambos. Se acomoda a un lado de mi y me abraza con mucha fuerza. No pasa mucho cuando ambos caemos en un profundo sueño.

¶••••¶

Escucho varias voces, todos gritan y hablan en Alemán. Ya es fácil para mi distinguir que clase de idioma es el que hablan.

Me levanto de un solo tirón y llevo todo mi cabello hacia atrás. Maldigo una y otra vez mientras envuelvo la sabana en mi cuerpo. Voy hacia el baño y me cepillo los dientes para luego lavarme la cara.

Salgo del sanitario y continúo escuchando los gritos, claramente una discusión.

Ruedo los ojos y me pongo la ropa de ayer. Mi maleta no sé exactamente donde la dejaron, tal vez en nuestra habitación pero bueno aún Mikhail no me dijo donde nos instalaremos.

Me hago una coleta alta y tomo de mi bolso mi labial. Pinto mi boca de un tono rojo intenso, cuando termino me pongo mis botines negros y soltando una última maldición salgo de la habitación a toda leche.

Los gritos no cesan, al contrario continúan sin tener fin. Llego haga la primera planta y me cruso de brazos para ir hacia el despacho de Mikhail.

Sin esperar ni un solo segundo más abro la puerta de un solo empujón. Todos los gritos cesan en el instante en el que me ven entrar.

Es como la primera vez. Todos están en un circulo parados, en medio de todos ellos esta Mikhail, esta sentado sobre ese sillón ta imponente. Tal y como lo estaba la primera vez que lo vi.

Mi querido esposo lleva puesto un traje formal, bastante elegante. El conjunto es de un color azul marino, no lleva puesta la corbata. Sus zapatos están relucientes y su cabello está perfectamente peinado. Varios anillos adornan sus dedos pero uno en especial es el que resalta. Sus tatuajes, Dios, lo hacen ver jodidamente sexi y ni hablar de esos pircings.

A un canto noto a Aiden, el moreno lleva puesto un traje color marrón. Reposa sobre uno de los pilares de la habitación y tiene la vista seria mientras que su labio partido tiene un color amoratado.

Las miradas confusas de todos caen sobre mi. Se miran entre si, tratándo de darsw una clara explicación de quién carajos soy.

Me acerco de brazos cruzados y me paro en medio de todos. Mikhail me mira serio y a la vez esa mirada tiene una pizca de picardía.

— ¿Quién es esta mujer? — uno de los hombres se pone en frente de mi tapandome la divina vista de mi hombre.

Me mira de abajo hacia arriba con total descaro, su mirada pervertida me da asco. Es un hombre mayor más no tiene la apariencia de un anciano.

Muestra una sonrisa ladina y asiente. Yo no hago más que fruncir mi ceño ante su acción.

— Ya entiendo. ¿Dime Mikhail esta es una prostituta? — lo miro incrédula — ¿Dime de dónde la has traído? admito que es bastante hermosa y de seguro no te ha salido nada barata...

Todos se carcajean y me miran con un toque de lujuria. Miro a Mikhail y noto que continúa serio. Todos continúan riendo y yo más fastidiada no puedo estar.

Aprieto mi puño y no dudo en estrellarlo en su rostro. Al instante el hombre cae sobre su cuerpo y todos lucen indignados. El hombre se toca la nariz y nota como la sangre se desliza por su boca.

Escucho la risita de Aiden a lo lejos y es cuestión de segundos para que Mikhail se ponga de pie.

Arregla su saco y las mangas de su camisa con tranquilidad mientras se acerca hasta el hombre. Lo ayuda a pararse con cuidado y cuando el hombre ya esta de pie no tarda en estrellar su fuerte puño en su rostro.

Siento como su cara escupe odio hacia el hombre. Lo mira con asco y superioridad para luego acercarse hasta mi y tomar mi mano. La eleva hasta un punto medio y mira a todos con fulminación.

— Escuchenme muy buen malditos idiotas — les habla a todos — . ella no es una jodida prostituta. El anillo que trae en ese dedo simboliza mi pertenecia, simboliza mi lazo. Ella es la reina de la mafia por lo que cualquier cosa que le digan a ella me lo dicen a mi. Cualquier cosa que le hagan a ella me lo hacen a mi y ustedes saben muy bien que pasa con los que se atreven a meterse con el rey de la mafia. Desde ahora el respeto hacia mi mujer es imprescindible, si alguien se mete con ella juro que no vivirá para contarlo. Ahora retirense antes de que pierda la jodida paciencia con su molesta presencia.

Todos asienten y salen disparados fuera de la habitación. La mirada de Mikhail se alivia y cae sobre mi. Me mira con orgullo y toma mi mejilla en una mano.

— ¿Estás bien? — pregunta.

Yo asiento y él no tarda en besar mi frente con amor. Se despega de mi y no tarda en tomar mi mano. Frunce su ceja y saca un pañuelo de su bolsillo.

— Te jodiste la mano. — me reprocha mientras limpia la sangre de mis nudillos.

Me carcajeo y niego.

— Estoy bien...

Aiden bufa y sale de la habitación dejándonos solos a ambos. Mikhail se centra en limpiar mi mano mientras que yo solo me dedico a observar su rostro.

— Me encanta cuando muestras seriedad, te ves muy sexi...

Mikhail frunce el ceño y me mira burlón.

— ¿Así?  púes a mi me encanta cuando se te sale tu lado malota...

Me carcajeo al escuchar su comentario hasta que la puerta se abre con fuerza. Uno de los hombres de Mikhail sostiene una especie de carta y luce bastante preocupado.

— ¿Y ahora qué? — dice Mikhail hastiado.

— Señor llegó una invitación...

— Joder estoy ocupado.

— Señor — nos mira bastante asustado — lleva el sello Basili...