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03 | Esa sincronía perfecta ✅

Hago un nudo con ambas tiras de mi bikini, cuando termino con este procedo a ponerme los aretes de forma redonda que estan en el peinador. En efecto, el bungaló es bastante hermoso y acogedor.

La habitación es bastante espaciosa al igual que la cama. El baño de igual forma es bastante grande y tiene un montón de aromatizantes por todo lado. Por otra parte esta la cocina, Mikhail dijo que no la utilizaríamos puesto que pasáremos todo el tiempo fuera, además el frizzer esta bastante equipado de frutas y sientos de manjares viscosos. Por ultimo esta la sala, esta tiene total vista hacia el mar, las puertas son bastantes grandes y dan salida directa hacia los escalones.

Inhalo lentamente y exhalo de la misma forma para luego ver mi trabajo terminado en el espejo. No le doy mucha importancia a mi aspecto siempre y cuando la comodidad este primero.

Salgo de la habitación y mi dirijo hacia la cocina. Abro el frizzer y saco un pequeño bol de frutillas, ya con la delicia en manos tomo lugar en la encimera del fregador.

Como uno por uno degustando de su exquisito y jugoso sabor. Segundos después entra Mikhail, me cruzo de piernas coqueta al ver como luce.

Es bastante hermoso y sexi. Todo su pecho esta al descubierto y deja ver su perfecta anatomía. Lleva unos shorts negros que acompaña perfectamente a la cantidad de tatuajes que tiene, esos que me vuelven loca.

Me mira con descaro de arriba hacia abajo devorando cada centímetro de mi piel con esos perfectos azules.

Va directo hacia el frizzer y saca una botella de agua fría. Me mira y juguetón se acerca hasta mi. Abre mis piernas y se mete en ellas para después beber un sorbo del liquido.

— Quiero ir a la playa. — digo metiendo una fresa a mi boca.

Él me mira frunciendo una ceja y sonríe.

— Púes yo me muero por hacer otra cosa... — besa mis labios.

Le correspondo castamente.

— También tengo hambre. — me quejo devorando otra fresa más.

Él mira el pequeño bol y muestra una sonrisa ladina.

— ¿Te acabas de comer todo un bol de frutillas y tienes hambre? — pregunta con burla.

Me encojo de hombros y hago a un lado el bol para después enredar ambas manos en su cuello acercándolo más. Mis labios muerden los suyos para después besarlo con lentitud. Sus manos toman mis caderas y empieza a acariciar mi piel.

Hago que abra más la boca y cuando lo hace no le doy tiempo y meto lengua en la danza.

Él gime ante mi acto y toma mi trasero con ambas manos, sonrío ante su acto y me separo lentamente entre beso y beso.

— Alimentame esposo... — digo juguetonamente.

Mikhail se carcajea y niega con la cabeza sin más remedio. Me ayuda a bajar y entrelaza nuestras manos para luego salir de la cocina.

— Eres una jodida y sexi manipuladora. — me sonríe y yo hago lo mismo.

— Así me amas cariño. — le guiño.

Salimos del bungaló y empezamos a caminar por los largos pasillos de madera para llegar a la playa hasta que escuchamos una risa bastante chillona.

Mikhail y yo nos giramos y damos con una rubia bastante alta acompañada de un hombre de la misma estatura.

Ambos tienen las manos entrelazadas y nos sonríen.

— ¡Vecinos! — chilla la rubia al llegar en frente nuestro.

— ¿Disculpa? — pregunto siempre alerta a cada movimiento suyo.

— Vecinos, los vimos salir del bungaló de allá — señala — el nuestro es el de al lado, un gusto soy Lilit y él es mi esposo Samuel...

El hombre se nos acerca y estrecha la mano con Mikhail para después hacerlo conmigo. Esta vez la rubia se acerca y deposita un beso en mi mejilla y otro en el de Mikhail.

Tan solo ese acto me hace querer empujar su plano trasero al mar, ¡Controlate Calipso la tipa viene con su esposo!

— ¿Novios? — pregunta con esperanzas y cuando Mikhail piensa responder yo me apresuro.

— Esposos — la corrijo y me acerco más a mi alemán — es nuestra luna de miel.

Ella deja la sonrisa de lado y muestra una mueca sarcástica. Ahora si, ya se te calló la mascara pequeña zorra.

— Así que luna de miel... — saborea las palabras viendo lujuriosamente a mi hombre.

— Si, ¿Y ustedes? — pregunto con ironía.

— Igualmente luna de miel — responde el hombre — Seychelles es un hermoso lugar, en especial si quieres celebrar un lazo especial... — besa la mano de su esposa.

Sin embargo esta mira con total deseo a Mikhail, maldita idiota. No soporto sus miradas, es una sin vergüenza.

— Bien, que disfruten de su día nosotros tenemos muchos planes... — pongo una simple excusa.

— ¿Qué tal si nos tomamos una copa hoy por la noche en el Hotel Banyan?— propone la rubia.

— No gracias, hoy tenemos planes en la noche, pero disfruten de su día...

Le sonrío con hipocresía para después empezar a caminar con rapidez. Mikhail trata de seguirme el paso pero lo jalo aún más.

— ¡Espera! ¡Cali espera mi amor! — dice tratando de frenar. Al final logra detenerse y al mismo tiempo hace que yo lo haga.

Me cruzo de brazos. Sin darme cuenta ya hemos llegado a la playa y hay varías personas tomando el sol tranquilamente en butacas muy bien acomodadas.

Mikhail toma mi brazo y hace que lo mire. Mi seriedad hace que una sonrisa ladina se forme en ese bello rostro.

— ¿Vas a decirme qué pasa? — pregunta tranquilamente.

Niego con la cabeza. Él toma mi quijada y hace que le de un beso corto.

— Vamos, dime que pasa nena... — ruega con la voz.

Lo miro dudosa.

— Nada, solo no quiero que esa rubia se nos acerque, ¿Esta bien?— mi voz suena temblorosa.

Él en cambio sonríe ante mi petición lo que hace que frunza mi ceja con irritación.

— Cali, yo haré lo que tú quieras, solo tengo ojos para ti. Además ni siquiera le puse atención a esa chica.

— ¿Enserio? — pregunto con emoción.

Él asiente.

— Si, estaba más centrado en pensar como quitarte lentamente ese jodido bikini por la noche nena... — susurra en mi oído.

Me carcajeó y beso sus labios ante su pervertido comentario. Eso es lo que me gusta de Mikhail, me encanta que siempre este de pervertido, por alguna razón aquellos comentarios siempre me sacan una sonrisa.

— Anda, vamos a comer. — toma mi mano y continuamos caminando por toda la bella playa.

La gente nos mira, o mejor dicho las chicas miran a mi esposo, ¿Y la mejor parte? Mikhail Ackermann es solo mio. Solo yo puedo tocarlo y solo yo puedo besarlo.

Caminamos unos cuantos minutos más hasta que llegamos a la parte trasera de la pequeña isla. Me quedo perpleja ante tanta belleza. Al igual que el bungaló, el restaurante en el que comeremos esta sobre el mar.

— Dios, no me cansaré de decir cuan hermoso es este lugar. — sonrío.

Mikhail nos guía por el largo camino hasta llegar dentro. Frunzo una ceja incrédula al notar que solo hay una mesa perfectamente acomodada.

— ¿Y esto? — pregunto al ver todo el adorno elegante.

— Quiero que solo seamos los dos. — me invita a sentarme.

Le lanzo una mirada juguetona y tomo mi lugar. Mikhail hace lo mismo enfrente de mí.

Uno de los camareros se nos acerca y nos da amablemente el menú. Tuerzo los labios y pongo una mueca de duda, nunca he venido a esta clase de sitios.

Todo suena delicioso, nunca lo he probado pero suena delicioso, ¿A quién miento? todo me sabe delicioso en cuento se trata de comida.

— ¿Se te antoja algo Calipso? — pregunta Mikhail tomando una copa de vino.

— Todo suena delicioso y la verdad nunca he probado nada de esto... — suelto rendida.

— Bien, Seychelles esta rodeado del mar por lo que los platos más conocidos son el pescado y el pulpo. Puedes combinarlo con distintos tipos de salsa como el coco, el chile y hasta jengibre, obviamente este plato siempre va acompañado de arroz...

Muestro una mueca de sorpresa.

— ¿Y cómo es que sabes eso? — frunzo una ceja.

Él se encoje de hombros y sonríe.

— Investigación nena... — me guiña.

Continúo viendo el menú hasta que doy con algo.

— ¿Qué es Salade Palmiste? — pregunto curiosa.

Mikhail me mira y le hace una ceña a uno de los chef. Este asiente y se acerca hasta mi.

— La Salade Palmiste es más conocida como la ensalada de los millonarios señora Ackermann...

Pongo los ojos en blanco, ¿Ensalda de millonarios? vaya estupidez, ¿Dónde puedo conseguir una hamburguesa con doble queso?

Bien Cali solo busca algo que no suene tan extravagante.

— ¿Qué es el Carii Coco? — pregunto nuevamente.

— El Carii Coco es curry suave, puede ser carne o si gusta pescado. Este plato suele estar acompañado de crema de coco... — una vez más responde a mi pregunta.

Asiento lentamente.

— Bien, entonces será eso. — el chef asiente y toma el menú de mis manos para después proseguir con Mikhail.

Él tiene una mueca bastante concentrada. Al final, cierra el menú y se lo entrega al chef.

— A mi traigame una Soupe de tectec por favor. — el chef asiente.

— ¿Y eso qué es? — pregunto curiosa.

Mikhail muestra esa jodida sonrisa sexi y besa el dorso de mi mano.

— Es sopa, sopa de almejas con salsa de tomate ajo y jengibre nena. — toma un sorbo de su copa.

Pongo cara de estúpida, en cierta forma los platos de Seychelles son bastante raros. Aunque mi madre siempre me recalca que lo único que importa es el sabor.

— ¿Qué deseas hacer después? — Mikhail se recarga sobre la silla.

Lo pienso y una idea se me pasa por la mente. Mikhail toma su vaso y vuelve a tomar un sorbo de su copa.

— Quiero follar.

Es entonces que él escupe el liquido rojo y empieza a toser. Sin poder evitarlo comienzo a reír en bajo, él en cambio golpea su pecho mientras limpia sus labios con la servilleta.

— Que discreta... — susurra con burla mirando a los camareros. Estos sin embargo no han escuchado nada.

Miro a Mikhail con burla y él solo me observa sin poder superar mi atrevido comentario.

— No me tientes, porque puedo mandar a la mierda la cena y llevarte al bungaló para complacerte Calipso... — esta vez es él quien sonríe con picardía.

El chef llega y con ayuda de sus asistentes preparan y llenan la mesa de una variedad de comida, tanta que me quedo con la duda de que si podremos terminar todo.

El resto de la cena nos la pasamos hablando de lugares a los que podríamos ir. Hablamos de lo bueno que sabe la comida y hasta jugueteamos una que otra vez como niños chiquitos.

Sin darnos cuenta ha oscurecido. Varías parejas vuelven hacia los hoteles tomados de la mano y Mikhail y yo no somos la excepción.

Ambos tenemos las manos entrelazadas y caminamos por los largos corredizos de madera que dan como meta, nuestro bungaló.

— ¿Te ha gustado la cena? — pregunta Mikhail dudoso.

Asiento repetidas veces.

— Me encantó. — le aseguro.

Él suelta un ligero suspiro y me abraza por la espalda. Sus fuertes brazos rodean mi cintura y sus labios besan ligeramente mi cuello. Suelto un suspiro ante la sensación.

Él sonríe con gusto y orgullo ante mi acto.

— No sabes cuanto me encanta sacarte esos suspiros... — vuelve a besar mi piel.

Cierro los ojos ante la placentera sensación, sin poder evitarlo me doy vuelta y tomo la nuca de Mikhail para asaltar sus labios en un desesperado y necesitado beso.

Él sujeta mis caderas con fuerza y me atrae hacia su perfecta anatomía para que pueda sentirlo aún mejor.

Nuestros labios se mueven en perfecta sincronía de una danza que no quiere y no puede tener un fin.

Muerdo el labio inferior de Mikhail y él repite mi acto lenta y torturosamente.

Su boca besa mi quijada y asciende lentamente hasta llegar a mi oído, es entonces que siento su calor, sus labios rozan el lóbulo de mi oreja y sin esperar más muerde levemente mi piel.

— Te tengo una sorpresa... — susurra en bajo.

Sonrío ante el tono pícaro de su voz.

— ¿Así, qué sorpresa? — mi voz suena tentadora.

Él vuelve a morder mi piel.

— Cierra los ojos... — ordena. Lo miro frunciendo ambas cejas — Haslo. — vuelve a decir.

Beso nuevamente sus labios castamente y cierro los ojos tal y como me dijo.

Toma mis hombros y me gira, de manera que quedo en frente de la puerta que da a nuestro bungaló.

Escucho la misma abrirse y seguidamente siento las calidas manos de Mikhail guiarme dentro.

Un exquisito aroma a flores inunda mis fosas nasales y hacen que de mis labios brote una sonrisa.

Cuando menos lo espero, una vez más mi piel se eriza ante la exquisita sensación, Mikhail besa varíos puntos de mi piel a mis espaldas. Sus manos se dan paso por mis caderas y empiezan a acariciar mi abdomen con lujuria.

— ¿Ya puedo abrir los ojos? — pregunto con emoción.

Siento su sonrisa contra mi piel.

— Abrelos mi amor... — acepta.

Es entonces que abro los ojos y de inmediato mi cuerpo se paraliza ante tanta belleza.

Todo esta a oscuras, las velas son la única luz que iluminan tenuamente el bungaló. Varíos pétalos de rosas adornan la habitación, sobre la cama de igual forma la decoración se encuentra. Todo es hermoso, mi corazón empieza a latir desenfrenadamente al sentir su presencia detrás de mí.

Me doy vuelta y ahí esta Mikhail, se recarga sobre la puerta y me sonríe.

— Quiero que sea perfecto, tanto para ti como para mí. Bueno más para ti, a mi me basta con que estés tú...

Me acerco hasta él y vuelvo a besar sus labios para después susurrar:

— De igual forma Mikhail, a mi solo me bastas tú...

Es entonces que nuestros labios vuelven a tener esa sincronía tan perfecta y es justo ahora que me doy cuenta que no voy a poder parar. No quiero, ni voy a hacerlo...

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