Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPITULO 9

Alexandra

Cuando cruzo el departamento de Richard son pocos los minutos que pasan cuando la puerta se vuelve a abrir entrando el dueño junto con una pelirroja muy enojada, pero ese enojo se aplaca cuando sus ojos se posan en mi presencia —Hola Melina —los ojos de ella se ponen vidriosos y no duda en correr y abrazarme que ambas terminamos en el piso. Su cuerpo se apega al mío con desesperación que debo envolverla con mis brazos a modo de calmarla —tranquila —hablo despacio —respira Melina.

—Nunca te engañé —dice llorosa —no sabía nada de los planes de Mase y de mi hermano, te lo juro, yo no lo sabía.

—Lo sé —ella se levanta mirándome con las lágrimas aun cayendo. La mirada llena de dolor me parte el pecho que sin importarme seguir en el piso, limpio sus mejillas con mis dedos —Richard me explicó todo —apenas mencionarlo Melina mira hacia atrás que sin demora se levanta y con fuerza le estampa toda la palma en la mejilla.

—Tu sabias que la estábamos buscando —le reprocha —¡SABIAS QUE QUERIA VERLA Y NUNCA NOS DIJISTE NADA! —Richard se soba la mejilla que cuando la mira, veo que está en un estado que solo lo he visto cuando llevaba a cabo alguna tarea que le encomendaba los demonios.

—¿Crees que Alexandra me recibió con los brazos abiertos Melina? —me levanto y es cuando la puerta se abre nuevamente entrando el ultimo invitado —¿crees que ella estuvo dispuesta a escucharme creyendo que nosotros también la habíamos traicionado? —Dan camina hacia nosotros y se para frente a Richard a modo de enfrentarlo.

Todo el ambiente se llena de espesa tensión que bien cualquiera puede asfixiarse —Richard llegó hasta mi hace 2 años —Melina me mira —los hombres de la Bratva lo tomaron prisionero cuando lo encontraron intentado entrar a la propiedad de los Petrova —esta se sorprende, pero Dan no se ha movido —no impedí que lo encerraran y pasando 5 meses fue que ordené que lo sacaran para escucharlo.

—Tu desapareciste a 1 mes de que se la llevaran —sisea Dan —¿Dónde estuviste?

—En mi antigua casa —revela —el apellido Bernardi no me resultaba desconocido y recordé donde lo había visto por primera vez.

—¿Qué quieres decir? —pregunta Melina.

—El padre de Richard trabajó para Danilo Bernardi y David Pierelli —eso si hace que Dan gire a verme sorprendido —él tenía registro de cada trabajó que realizó para ellos, confirmando lo que te dije en la pista —vuelve a mirar a Richard.

—Si sabias que yo no sabía nada de los planes de Mase —dice Melina —¿Por qué no intentaste hablar conmigo? —suelto el aire de mis pulmones y miro hacia otro lado.

—No iba a ponerte en una situación difícil Melina —digo, al verla de nuevo sus ojos están vidriosos —él es como un segundo hermano para ti, es tu familia —niego —no es justo ponerte en su contra y desgraciadamente no puedes estar bien conmigo y también con él.

—¿Lo odias? —me pregunta Dan girando completamente en mi dirección.

—Odio su mentira —respondo —odio el haberme enamorado de una versión que no era cierta.

—Él te ama Alex —interviene y eso solo me provoca bufar sonriendo sin ganas.

—Quien ama no lastima —digo —quien ama jamás jugaría con los sentimientos como él jugó con los míos.

—Alex...—el intenta acercarse, pero yo levanto la mano deteniéndolo. Mi mirada se enfoca en el suelo y después de mucho siento el picor de la garganta, ese que te ahoga y anuncia las lágrimas.

—Yo lo amé ciegamente Dan —lo miro —no me importaba si sus manos estaban manchadas de sangre o si todos lo llegaban a considerar el mismo diablo —levanto un dedo —una solo cosa le pedí, una sola —recalco —y es que jamás me mintiera —noto como su mandíbula resalta más por la presión que hace —quería ser su compañera, no la persona que si o si tenía que proteger, esa que encerraba en una cajita de cristal para que nada le haga daño —cada palabra la siento como lija en mi garganta —yo podía acompañarlo hasta el mismo infierno si él hubiera sido sincero conmigo —presiono el dedo en mi pecho —si hubiera sido solo mío.

—Jamás te habría engañado por voluntad Alex.

—Pero valió más su venganza que su palabra conmigo —parpadeo varias veces evitando que las lágrimas caigan —las cartas están echadas —suelto dura —el escogió su lado y yo el mío.

—¿Vas a matarlo? —pregunta este y se acerca hasta quedar a solo un paso de distancia —¿estas segura de poder apretar el gatillo para matarlo Alexandra? —su mirada ambarina me taladra.

—¿Quién crees que fue la que le hizo esa herida que tiene cerca del corazón? —este abre sus ojos de sobremanera y retrocede.

—¿Cómo es que...

—Fue cuando él estaba enviando un cargamento hacia Bangkok —lo aclaro —¿sabes que había en ese contenedor Dan?

—Las drogas que su padre siempre envía hacia la Triada —niego.

—Ni siquiera contigo es sincero —este frunce el ceño —¿Qué tanto sabes de lo que él y Danilo Bernardi hacen?

—Nada —responde —no tengo permitido meterme en asuntos familiares.

—¿Estás seguro que por eso no te incluyen? —Melina nos mira confundida mientras que Richard se acerca hacia la mesa pequeña que hay detrás de mí en donde vi que estaba su Tablet. Sin decir nada Richard se lo pasa a lo que Dan lo agarra, Melina se acerca para ver —esos son los asuntos familiares que manejan —noto como desliza el dedo hacia un lado, con cada deslizamiento la cara de ambos pierde más el color —esas fotos son del último cargamento que intervine y evité que llegara hasta la Triada —Dan me mira con el horror grabado en sus facciones —¿aun crees que me temblará la mano para matarlo Dan? —el vuelve a mirar la Tablet.

Entiendo su reacción y se lo duro que es saber que ese amigo incondicional puede llegar a tales atrocidades humanas, "hubo dos ocasiones que nuestra intervención llegó tarde". Con Reina estuvimos en silencio cuando encontramos los cuerpos de esos niños, apenas pude comer las siguientes semanas.

Nunca tenían un punto fijo para operar, muchos de sus movimientos oscilaban por Oriente Medio, lugares que teníamos que movernos con sumo cuidado para no llegar a caer en una emboscada o peor aún, que la maldita Triada nos atrapara.

La puerta es abierta de nuevo y la persona que menos esperaba encontrar entra —¿se reúnen sin mí? —su voz hace que todo dentro mío se contraiga, Richard se pone alerta, pero el solo no quita sus ojos de mi —mia Ninfa —da unos pasos, más se detiene cuando Dan se coloca en su camino —¿Qué crees que haces? —su voz es apenas un susurro, pero puedo notar bien la rabia.

—No te le acercaras hasta que me expliques que mierda significan estas fotografías —le coloca con fuerza la Tablet en el pecho y Mase la agarra. Con reticencia deja de verme y mira la pantalla —¿realmente traficas pieles Mase? —su expresión se endurece cada vez más y vuelve a mirarme.

—Eras tu —sonrío ladinamente sin gracia alguna —todo este tiempo estabas muy cerca.

—Y estabas tan ciego que nunca te diste cuenta, pero estoy segura que el si —en ese momento su teléfono suena, no tengo que saber quién es porque al apenas contestar lo coloca en altavoz.

buonanotte, bella ninfa.

Mase

"Esta aquí, mi mujer está frente a mí". Algo dentro mío estaba intranquilo cuando Dan menciono la carrera en la que iba participar Melina, así que la seguí dándome con la sorpresa de que Dan iba con ella.

Mantuve una buena distancia y para dar mejor camuflaje fui en mi moto cosa que me facilitó a la hora de ocultarme en la oscuridad y ver desde la distancia a la única dueña de todo mi ser, la que todos estos malditos años ha vivido en mi cabeza. Las piernas querían ir rápido hacia ella, pero me detuve y vi hacia donde se dirigía todo. Quería comprobar si Dan sabía desde hace mucho donde estaba o si era un primer encuentro, "de ser lo primero estaba listo para molerlo a golpes". Pero me di cuenta que era un primer encuentro, la tensión y el enojo era palpable. Cuando se movieron y revisé el localizador de Dan este quedó fuera de línea, "lo descubrió".

Después de la desaparición de Richard, instalé un localizador tanto en los vehículo y teléfonos de Dan y Melina, una por seguridad y otra para ir hacia donde ellos estaban si es que la encontraban primero, "no importa cómo, pero iba a encontrarla", y resultó.

Al llegar hacia donde habían estacionado, me tome mi tiempo para que no notaran a nadie siguiéndolos, al ver que era el tiempo justo fui hasta el mostrador y con unas cuantas mentiras logre saber en qué piso y departamento se encontraban, al estar en la puerta la escucho —¿aun crees que me temblará la mano para matarlo Dan? —mi garganta se cierra y sé que el agarre que tengo sobre el pomo es demasiado fuerte ya que puedo sentir la presión.

"¿Cuántas noches la escuché en mis sueños?, ¿Cuántas fueron en las que solo quería vivir en mi mente para poder verla y tocarla?, ¿Cuántas veces la herida picaba y ese maldito día se repetía una y otra vez como una tortura?".

Ahora la tenía a tan poca distancia, la tenía tan cerca que era solo dar unos cuantos pasos para tenerla de nuevo en mis brazos. Pero sé que al igual que yo cambie, ella lo hizo y una prueba clara es lo apagado que ahora están sus ojos. Ya no puedo ver a esa mujer llena de luz y alegría que me amaba con locura y obsesión, no. Ahora frente a mi estaba una mujer fría, calculadora y lista a irse a mi cuello si siquiera bajara la guardia.

—Habría sido de muy buena educación que vinieras en persona —habla, más su atención no está en mi sino en mi teléfono, más exactamente en mi tío.

—No creo que quiera tener una segunda herida —responde mi tío —recién está cicatrizando la que tus hombres me hicieron —eso llama mi atención y ella sonríe de una forma que me eriza los vellos.

—Que mal y yo pensaba que al fin vería la cara del responsable de mis desgracias —me mira.

—No podía quitarle la oportunidad a mi sobrino de al fin verte.

—Deberías haberlo hecho —ella levanta su arma sin vacilación —porque puede que ahora tengas que asistir a un funeral —no me muevo y ella apunta hacia mi teléfono destruyéndolo, Dan que estaba a mi lado, ahora se pone en frente y de igual forma le apunta.

Yo lo empujo hacia atrás y sin importarme más nadie en esta habitación camino hacia ella y dejo que la punta del arma quede en medio de mi pecho —mátame —digo —mátame ahora, porque es la única manera en que me detenga de ir hacia ti —su mano no tiembla, sus ojos no me muestran dudas, mi Alexandra no es la misma, esta que tengo en frente es el resultado de mi mentira y de las que le han dicho esos rusos.

La puerta se abre de forma estrepitosa y todos miramos a ver quién se ha unido a la diversión. En la entrada hay tres hombres, dos idénticos de cabello oscuro y el otro de cabello marrón. Alexandra aleja el arma y retrocede —¿Qué carajos hacen aquí?

—Vinimos por ti —dice el de cabello castaño y camina decidido hacia ella, "ni se le ocurra". Me coloco delante impidiéndole seguir —así que eres tú.

—Aléjate de ella —amenazo, este solo medio me sonríe y me encara.

—Ella es nuestra —eso me hace reaccionar y lo agarro del cuello llevándolo al suelo.

—Alexandra es mi mujer —refuerzo el agarre —¡MI. MUJER!

—Era —apenas dice retorciéndose cuando siento el cañón ahora en mi nuca.

—Suéltalo Mase —la miro desde abajo y el hacerlo solo me enfuerce, "¿Por qué ahora hay luz en ellos?, ¿Por qué ahora hay vida en sus ojos?" —¡SUELTALO YA! —miro hacia el hijo de puta, "sería tan fácil ahora matarlo", mi mano se afloja y es Dan quien me aparta haciendo que caiga sentado en el suelo mientras que Alexandra va hacia él, tocándolo, preocupándose, "no, no, ella no puede quererlo. No puede".

Cuando ambos están de pie vuelve su mirada hacia mi —tienes 3 horas para irte de Madrid, sino atente a las consecuencias Pierelli —toma la mano del mierda que casi mato y lo jala.

—¿lo vuoi? —pregunto en italiano y ella se detiene solo unos segundos antes de continuar el camino hacia la salida. Detrás de ella le sigue los dos hombres idénticos y Richard, "vaciló, ella vaciló al escuchar la pregunta". Me apoyo en mis rodillas y agarro mi cabello hundiendo mis dedos en él, "no, no la voy a perder ahora que la he encontrado" —Mase...—escucho la voz de Melina mas no la miro, mi mente graba a fuego el rostro de esos tres y analizo las palabras del castaño, "el no dijo mía, sino nuestra, en plural".

—Son los tres —bufo sonriendo sin ganas y miro al frente —tres estorbos —susurro.

—¿Mase? —me pongo de pie bajo la mirada de Melina y Dan. Al ver hacia mi derecha recuerdo lo que estaba viendo antes de la llamada de mi tío.

—Lo que viste en las fotografías es cierto —este abre los ojos —nunca te incluí porque sé que tu moral no te iba a permitir meterte en tales actos.

—¿Y la tuya sí? —pregunta y esta vez mi sonrisa está llena de arrogancia y rabia.

—Cuando te crían sin una, si —tomo mi teléfono destrozado y camino hacia la salida —si desean dejarme este es el mejor momento —miro hacia ambos hermanos —nadie los perseguirá ni habrá represalias, pero háganlo esta noche.

—¿Qué es lo que piensas hacer? —pregunta Dan.

—Lo que siempre dije; recuperar a mi mujer y todo mi poder.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro