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CAPITULO 5

Alexandra

Llegó el primer día de la universidad y como era de esperarse, los chicos vinieron por mí. Cada uno iba en su propio auto, "¿me pregunto si sus padres saben dónde llevan esas bellezas a pasear en las noches?". Pero me abstengo de preguntar ya que no quiero ser muy intrusa en su vida —¿nerviosa? —pregunta Salek cuando subo a su auto.

—Algo —digo siendo sincera, él me sonríe y toma mi mano besando el dorso de esta, las palabras de Sabrina me vienen en la mente y aunque Selim hizo una aclaración, quito mi mano de modo sutil y me acomodo, "no quiero líos apenas llegando" pienso. Siento su mirada unos segundos hasta que decide arrancar.

El camino lo hacemos en silencio hasta que quedamos en un semáforo —¿te molestó? —lo miro —que te toque —"no de nuevo".

—¿Por qué piensan eso? —pregunto algo molesta —ayer Selim me cuestionó lo mismo.

—Porque en cada toque nuestro tu cuerpo se pone rígido y te alejas —eso me sorprende —somos muy observadores Alexandra —cierro los ojos y toma una respiración profunda —si te molesta...

—No me molesta que me toquen —lo corto rápido y lo miro —solo que...no estoy cómoda con las demostraciones de afecto —el frunce el ceño —más específicamente a esos toques que suelen ser un poco...íntimos.

—¿Por qué? —desvío la mirada hacia la ventana.

—Porque no y ya —mi respuesta es cortante que apenas veo la entrada de la universidad sin importarme que el auto aun este en poco movimiento, abro la puerta y salgo disparada. Escucho a Salek gritarme, pero lo ignoro y solo corro para alejarlo. Esquivo a algunas personas en el camino hasta que mi vista se fija en una señal de baños y entro al de mujeres sabiendo que al menos eso lo detendrá.

Hay dos chicas en el espejo, pero las ignoro y entro en el primer cubículo, "debo calmarme" me repito varias veces tratando de controlar mi respiración. Veo mi mano y aun puedo sentir los labios de Salek en mi piel, mi pulso se acelera que en parte me enoja, "¿Por qué de nuevo?, ¿Por qué justo con ellos?". No soy idiota, mi cuerpo está reaccionando hacia los chicos, no con uno solo, sino con los tres y eso de cierta forma me asusta.

Ayer cuando Sabrina me dijo que Salek y ella estaban saliendo, sentí la bilis subirme por la garganta que cuando me amenazó solo reaccioné y la arrinconé contra el mesón, "dios, se supone que ya debería haber aprendido la lección". No puedo volver a caer en sentimientos de ese estilo, no cuando mi mismo entorno es un peligro para las personas normales, no cuando aún mis heridas sangran en momentos, no cuando tengo demasiadas vidas sobre mis hombros y con una mala decisión todos ellos pueden salir afectados, "carajo, ¿Por qué tenían que crecer tan bien formados?".

Salek es alto y ancho por donde lo veas, con ojos muy hermosos y color que combinan de forma simétrica, con la barba corta y bien arreglada. Los gemelos igual de altos, pero mucho menos anchos que su hermano mayor, aunque no menos definidos, el cabello negro y las cejas tupidas hacen que la diferencia de color que llevan en los ojos solo resalte, sin mencionar que de igual forma esa corta barba acentúa mucho más su masculinidad, "estoy jodida". Tres golpes en mi puerta me sacan de mi cabeza —¿estás ahí Alexandra? —abro rápidamente encontrándome a Salek agitado.

—¿Peo...que haces? —este sonríe divertido.

—¿Pensaste que entrando al baño me detendría? —escuchamos cuchicheos y él se adentra conmigo en el cubículo quedando los dos pecho con pecho. Por las voces supongo que son unas tres las que entraron.

—¿Qué tal fue el almuerzo en donde los Mónaco? —pregunta una.

—Bien, aunque había otros invitados —la voz de Sabrina la reconozco instantáneamente.

—¿Quiénes?

—¿Recuerdan a los Kiereva? —escucho que las chicas afirman —bueno al parecer volvieron y los Mónaco los invitaron a comer.

—¿Ósea que te encontraste de nuevo con la rarita de Alexandra? —las tres se ríen y siento como el cuerpo de Salek se coloca rígido y está atento a la charla de afuera.

—Si y aunque debo decirte que ya no es la feíta que era de niña, tiene un cuerpo de... —no continua ya que Salek abre el cubículo de forma estrepitosa y yo respiro hondo sabiendo lo que se viene.

—Termina lo que ibas a decir Sabrina —la reta y noto como todas quedan tal papel ante el tono de voz de Salek.

—¿Qué haces aquí Salek? —este se acerca hasta ella y la agarra del brazo.

—Vamos, termina lo ibas a decir de Alex.

—Salek, me estas lastimando —ella se queja agarrando su muñeca para que la suelte, las dos amigas que la acompañan no se mueven y si por ellas fueran se fusionarían con la pared, "sí que Sabrina sabe escoger amistades". Agarro la barbilla de Salek anclando su mirada con la mía.

—Suéltala —aun con el enfado invadiendo su cuerpo, me obedece, este cierra los ojos y retrocede, al ver hacia mi trio de fans, sin nada de sutileza les ordeno —fuera, ahora —las dos amigas de Sabrina no dudan y salen pitando, pero Sabrina duda intercalando la mirada entre Salek y yo —si esperas más, no habrá una segunda vez que lo detenga —sin otra opción sale dejándome a solas con un enojado Salek. Me apoyo en el lavamanos y cruzo mis brazos mirándolo —no debiste hacerlo.

—Estaban hablando mal de ti.

—Como ellas hay muchas Salek —puntualizo — y no solo mujeres van a llegar a hablar mal de mi —este me mira y yo sonrío ladinamente —no soy monedita de oro para agradarles a todos —este se acerca y coloca sus brazos a mis lados, encerrándome entre su cuerpo y el lavamanos. Su pecho sube y baja pesadamente que termina apoyando su frente con la mía.

—No me gusta —pongo mi mano en su mejilla y el cierra los ojos, "solo un poco, solo cederé un poco". Rozando mi nariz con la de él, envuelvo su cuello con mis brazos y él lo corresponde envolviendo mi cintura, que sin dificultad alguna me levanta sentándome en el mesón del lavamanos y se mete entre mis piernas.

—No te metas en problemas por mí, promételo —susurro en su oído.

—Me estas pidiendo lo imposible, mi niña —me alejo un poco y agarro su rostro con ambas manos.

—Quiero que me escuches muy bien, Salek Mónaco —sus ojos no se mueven de los míos —yo se pelear mis batallas, no necesito que salgas en mi defensa —veo que quiere refutar, pero lo detengo al endurecer un poco mi agarre —en el momento que yo necesite de ti o de los gemelos, se los diré, ¿bien? —tarda segundos, pero asiente y yo sonrío para después darle un beso en la frente —ahora se buen compañero de universidad y guíame hacia admisiones, que no quiero llegar tarde el primer día —este se ríe y me baja. Su mano se entrelaza con la mía y el solo ver la diferencia de tamaño mi mente evoca recuerdos que evito darles importancia y me dejo guiar por mi mosquetero mayor.

Dan

Los números y documentos abundan en mi mañana que debo tomarme un descanso antes de que mi cabeza explote de todo lo que estoy revisando. Cuando descanso mi cabeza en el sillón mi puerta se abre rápidamente y veo a mi hermana entrando con el ceño fruncido seguida por mi secretaria —lo siento señor Ferran, no pude frenarla y...—levanto mi mano para que se calle y la despido con un gesto. Ella asiente y cuando estoy a solas con mi hermana ella lanza una carpeta en mi escritorio.

—Revísala —suspirando lo hago y veo que es una solicitud de entrada a carreras —fue hace dos días —el monto fue pagado por completo, dio las especificaciones del vehículo y pidió entrar en la primera carrera.

—¿Por qué me debe interesar esto? —la miro.

—Mira más abajo —sigo leyendo y al ver quien firma, solo hay dos iniciales, «I.B».

—¿Crees que es Alexandra? —ella asiente.

—Y Richard esta con ella —eso me llama la atención —al intentar rastrear el punto de origen del envío de la solicitud, me saltó varios puntos en el continente, al picar en uno al instante desaparece y vuelve a aparecer en otro lado —suelto una respiración profunda y me apoyo por completo en mi sillón.

Hace 5 años que tanto Alexandra como Richard desaparecieron, la primera al menos sabemos que se fue por su propio pie con los rusos, pero el segundo...desapareció apenas acomodó a mis padres en un lugar seguro, con el único aviso de que buscaría a Alex por su cuenta, "¿Cómo llegó hasta ella?"—me inscribiré en la próxima carrera del fin de semana —me informa mi hermana —pero no quiero que le digas nada a Mase.

—¿Por qué? —ella tuerce su gesto y mira hacia otro lado —Melina...

—No me importa cómo me lo digas, él la lastimó —cuando vuelve a mirarme sus ojos muestran dolor y también odio —sé que ha estado sufriendo por ella, al igual que nosotros, pero eso no borra que el la haya engañado, así como tú.

—No fue porque quisiéramos —repito lo que por todos estos años vengo diciéndole.

—Pero lo hicieron —sus palabras duelen —gracias a eso ahora estamos así, con ella odiándonos y creyendo cosas que son mentiras —toma de nuevo la carpeta y me apunta —no le digas nada o te juro que la próxima en desaparecer voy a ser yo —sin más sale dando un portazo que de seguro llamó la atención de todos afuera, "sé que fue nuestra culpa que ella actuara de esa forma ese día".

Mi mente a pesar de los años, sigue recordando con claridad como ella nos miraba con decepción y dolor, como no titubeo en lastimar al hombre que amaba para irse, "¿Cómo íbamos a saber que ella era una hija de la mafia?".

Después de que tuviéramos que salir rápido de Roma, Mase nos contó todo lo que había descubierto de Alexandra, su verdadero origen y el por qué los rusos estaban interesados en ella, "en 5 años no diste ninguna señal y ahora te dejas ver tan fácilmente... ¿Por qué?". Si Melina tiene razón y Alex esta igual en Madrid no va haber forma de ocultárselo por mucho tiempo a Mase, "ha estado desesperado por alguna pista todo este tiempo".

He visto de primera mano cómo la desaparición de Alex lo ha afectado, ya no es el mismo líder con el que solía trabajar, ahora hasta a mí me oculta cosas, únicamente me da la información para los trabajo que el desea que me encargue, pero sé que hay otros en los que él opera prácticamente solo. Intente una vez preguntarle qué era lo que hacía, pero solo me respondió tajante que me ocupara de lo que me encargara. Duerme muy poco, bebe demás y folla con mujeres de cabello negro cuando está demasiado ido, pero ni así puede llegar a estar en paz por completo.

Mi teléfono suena y contesto —¿Qué deseaba Melina? —pregunta el mencionado en acción.

—Me vino a informar que empezará a moverse en las carreras de aquí —le digo —cualquier novedad nos informará.

—Bien, ¿ya tienes listo el informe?

—Su primera parte.

—Envíamelo para poder empezar a cambiar las cosas y así poder enfocarnos en lo que me importa —cuelga y de igual forma lo hago, "esto lo está matando".

—Espero que realmente seas tu Alex, porque de seguir así, no habrá persona que controle a Mase cuando se le acabe la paciencia.

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