Su historia: Barras y estrellas
Y entonces empezó a contarme su historia
—Como recordarás Esteban querido, mi entrenamiento comenzó casi desde mi nacimiento y de hecho aún no concluye, piénsalo como un médico que debe mantenerse informado de todo avance y descubrimiento de su campo; es lo mismo conmigo. Lo más curioso y hasta raro diría yo es que pese a que estuve años estudiando y entrenando con "ellos", en este mundo apenas pasaron unos cuantos días.
Desde que tuve algún tipo de conciencia de mi mismo y de mi entorno creía que mi hogar era aquel lugar y mi familia esos seres. Fue hasta que me volví hombre que me revelaron la verdad. No puedo decir que estaba enojado, yo diría más bien que sentia curiosidad por saber quiénes me trajeron al mundo, sorprendentemente Eleuterio me ofreció averigüar sus identidades, sin dudar acepté y visitamos a Pluotor quién al parecer es quien sabe todo respecto a encontrar a alguien este vivo o muerto.
Así fue que lo visitamos, por suerte su esposa y sus -muchos- hijos salieron por alguna razón, Eluterio le conto mi situacion y accedió gustoso a ayudarme. Realizó el rito que mi problema requería y un portal se desplegó ante nosotros, unos momentos después veía los rostros de tres mujeres
—Ella es la mujer que te trajo al mundo. Explicó Pluotor mientras señala a una joven de piel tostada y largo cabello negro trenzado, aunque al hombre algo le parecía muy extraño, le explicó a Eleuterio sus dudas las cuales eran respecto al aura de Alejandro y esa mujer, había la conexión de madre e hijo sin duda pero algo no cuadraba.
—Seguramente no es tu madre biológica, eso explica la presencia de las dos bermejas. Analizó el cuasi dios viendo a las dos mujeres. Te pareces más a esas dos. Concluyó para si.
Con esa información tuve algo en que posar mis pies -por decirlo de algún modo- y me puse a investigar por mi cuenta. Pero primero juzgue más apropiado vivir aquí en este mundo donde, para mí sorpresa habían pasado solo un par de semanas desde mi nacimiento, llegué a esta tierra el día dieciséis de Noviembre del año de 1774.
Obtuve una gran ayuda en los magos oscuros de todo el mundo, pues me presentaron como su maestro a la mayoría de sus clientes, la mayoria de ellos son criminales y lideres. Te sorprendería saber querido Esteban lo supersticiosos que son los criminales y mandatarios del mundo. Te recuerdo Esteban que mi labor sería asegurarme que todos cumplan su destino y aquellos que se desvíen del mismo o no lo cumplan pues sufrirán las consecuencias.
Cómo te decía, obtuve ayuda de los otros magos y hechiceros para hacerme de una reputación, una temible y oscura reputación. En apenas veinte días ubique el rastro de la mujer que me dió a luz y casi toda información respecto a ella. Se llamaba Isabel y nació en lo que actualmente es Chile, por cuestiones de un tercero y sus triquiñuelas su padre perdió la hacienda que tanto trabajo le costó obtener y construir; perdiendo la vida junto a su mujer cuando quisieron denunciar al ladino ladrón. La pobre niña por desgracia es vendida pero escapa poco después gracias a una pirata. Se une a su loca tripulación de Valquirias y Amazonas y se enamora de la hija de un samurái cuya historia es muy parecida. No me quiero extender mucho en estos detalles, si gustas más adelante te cuento a detalle estas pequeñas e interesantes historias.
Me parece que recuerdas que pasa cuando me encuentro con mi madre por la visión que te regale hace un tiempo, y si me perdonas que te sea honesto me alegro mucho conocer a mi madre y a su pareja. Sin que ellas supieran les lance un pequeño conjuro de buena suerte, me imagino aún funciona por lo que me contaste cuando nos conocimos. Bueno creo estoy llendo en completo desorden pero ya ordenare un poco mis ideas, creo esto te interesará bastante. Tuve un muy activo papel en la revolución francesa, en la de Saint-Domingue -que derivó en la proclamación del Primer Imperio de Haití- y en la independencia de Estados Unidos. Te contaré un poco mis andanzas en esos tres conflictos.
Quizás estás enterado o talvez no, de todos modos te cuento: tuve un lugar privilegiado en la corte de Luis XVI asi como lo tuve en las cortes de todos los monarcas europeos de la época. Yo le aconsejé a ese rey que apoyará a los independentistas norteamericanos tanto con equipamiento como en efectivo del mismo modo que lo hice ver con apatía y desdén las revueltas en sus colonias en el Caribe. Entre otras cosas, y claro deje que él decidiera en muchas otras que no dañaron a nadie.
Dejaré de hablar del rey un rato y me centraré en hablar de la guerra independentista en el actual Estados Unidos. He de confesar que esa guerra fue más larga de lo que pensé considerando la criminal negligencia con la que Inglaterra administró esa colonia sin mencionar su apática respuesta ante el conflicto. Tomé parte en ella pues había mucho en juego en ese momento, la posibilidad de que el futuro nuevo país se convierta en una potencia o de que tenga un papel decisivo en varios conflictos mundiales es algo demasiado importante para dejarlo al azar.
Cómo te decía, participé en el conflicto a mi manera; le dije a ambas partes su suerte pero de forma algo misteriosa -como un acertijo-. Pero le endulce el oído a los independentistas exagerando la grandeza del futuro nuevo país y minimizando los posibles peligros, siendo honesto conmigo mismo -y contigo también Esteban-; valió la pena participar pues gracias a ello surgió la Asociación de armas en Estados Unidos. Esa asociación es bastante poderosa y hace hasta lo imposible por mantener su poder, entre esas cosas estoy yo; me "donan" obscenas cantidades de dinero cada año al mismo tiempo que rezan ilusionados con la esperanza de que yo incline a su favor la balanza de la fortuna y que está permanezca así hasta el día del juicio.
En ese momento dejó de contarme para hacer una reflexión
—Creo primo que tú, yo y cualquier mortal comprendemos que la fortuna -a quien algunos llaman "la dama"- es caprichosa y voluble, hay gente a la que jamás les dirige siquiera la mirada y a otros incluso los abraza ¡Qué razón tenían los romanos al llamarle "la gran puta"! —durante está reflexión estuvo viendo a la nada; como absorto en algo pero, en este punto me buscó con la mirada y, cuando me encontró sonrió con calidez y con mucha calma siguió hablando— Creo primo escuchaste de mi boca una de esas profecías cripticas y con gusto te ayudo a descifrarla. Ningún rey permanecerá eternamente en su trono, lo mismo se aplica para las naciones humanas. Mi predecesor tiró de los hilos de las marionetas sobre el escenario mundial y yo hago lo mismo, la única diferencia son los protagonistas.
—Mi punto, primo es que Estados Unidos caerá y créeme que, cuando suceda muchos personajes se pelearán por el puesto y quién se lo quede moverá cielo y tierra para conservarlo. Me explicó bastante contento Alejandro, opté por no tratar de averiguar la razón de esa alegría.
Después de su explicación entendí un poco mejor su trabajo aunque también me perturbe por comprender un poco mejor su naturaleza.
Después de su breve relato me quedé con algunas dudas pero preferí guardarmelas para discutirlas en otra ocasión, considerando que él no aparecerá mencionado en ningún libro de historia tomé la mejor opción posible. Luego de un breve descanso que yo usé para aliviar el llamado de la naturaleza Alejandro quiso seguir hablando
—Cuándo llegamos te impresionó ver a quienes nos recibieron y creó te debo una explicación sobre su presencia aquí conmigo. Y así él me contó.
Está historia empieza poco después de mi participación en la independencia de Estados Unidos, como mencioné todos los involucrados me contactaron y mis magias les revelaron sus destinos; Washington, Franklin, Jefferson, Arnold y un larguísimo etcétera. En fin paso lo que tenía que pasar y yo parti asegurándome que todos olvidarán mi existencia, después de eso regresé a Nueva España y visite a la mujer que me dio a luz. Fue una visita muy agradable y me sirvió para relajarme, pero no duró mucho pues Pluotor y su esposa querían hablar conmigo; acudí rápido ante ellos más movido por la curiosidad que otra cosa pues no es común que ninguno de los dos quiera hablar con otro ser vivo por iniciativa propia.
Llegué ante el matrimonio algo desconcertado por el inesperado llamado y, fieles a su personalidad Pluotor apenas decía una decena de palabras cuando Nestis le interrumpía haciendo supuestas correcciones o tergiversando las palabras de su esposo. ¡en fin! Para acortar esta parte solo te diré que la mujer dejo el regazo de su esposo para jugar con sus varios hijos
—La amo como la luna a las estrellas, pero a veces no la entiendo. Me dijo Pluotor suspirando, para ir al grano del porque pidió verme. Resulta que él, Eleuterio y toda la familia querían recompensar de algún modo todo mi trabajo y esfuerzo, yo lo miré con duda, algo de escepticismo y curiosidad por saber que querían darme. Por supuesto la oferta con dificultad me sería indiferente
—Queremos que de algún modo conozcas a tus madres. Soltó Pluotor y sentí un intenso escalofrío recorrer todo mi ser, no pude siquiera pensar media palabra pues él siguió hablando
—Como recordarás, ellas cumplieron su papel al darte la vida y; tuvimos que permitir su deceso debido a todos los cabos sueltos que había: tus abuelos, esos matones árabes, los franceses. Siguió explicando después de eso que como espíritus es más seguro conocerlas en ese punto a comparación de seguir vivas.
La explicación derivó en recordarme dos cosas: la primera, una profecía que el primer mago dejo respecto a su sucesor y la segunda; los espíritus de los muertos permanecen en el paraíso durante un siglo a lo mucho, que es cuando son olvidados; a menos que en vida lograrán cierta fama. Le pregunté que tenía que ver conmigo y el asunto en cuestión, a lo que Pluotor me respondió que de no ser mis progenitoras y de no ser nuestro caso tan especial; sería muy difícil si no imposible que nos conozcamos.
Acepté pues sin tanto rodeo la oferta de verlas pues algo dentro de mi me decía que mientras yo las recuerde podré visitarlas pues mientras sea el elegido de la humanidad y no cometa errores soy en esencia inmortal.
—Acepto pues Pluotor, siempre que tenga un rato libre espero que no haya problema en que las visite en el paraíso. Le contesté sonriendo pero él me corrigió
—Creo que no nos entendimos, la cuestión es qué solo a ellas se les permitirá dejar donde están ahora y "vivir" contigo. Me quedé impactado por decir lo menos pero aún así acepté, he de confesar que desde ese momento me sentí muy relajado, diría que demasiado relajado y tranquilo; tanto que incluso deje en segundo plano los posibles peros y condiciones que podrían encajarme por un favor de semejante índole.
Por suerte —o desgracia— el favor a cambio de mi favor era sencillo de hacer, consistió en participar de manera algo más agresiva en los conflictos venideros, apenas pude volver a hablar de forma coherente acepté todas las condiciones, creo que ni siquiera terminé de pronunciar "acepto" cuando las vi aparecer ante mis ojos. La primera vez que las vi fue hace varios años y solo a la distancia, por lo que me sorprendió ver tanto la belleza de ambas mujeres, como los innumerables detalles de todo su ser, los detalles de sus rostros; todas las tonalidades de su piel.
Por su parte ellas se volvieron un mar de lágrimas apenas me vieron, al parecer ellas ya sabían de mi existencia y mi aspecto actual; por un tiempo indeterminado para mí me abrazaron y cuando me soltaron noté asombrado que aparecimos en el patio de esta hacienda. Pasamos años reconstruyendo el edificio principal, tiempo que aprovechamos para conocernos mejor pero, esa paz y tranquilidad jamás es eterna. El final del siglo se aproximaba lento pero seguro y antes de su llegada el mundo experimentaba disputas que anunciaban tiempos aciagos pero con la esperanza de un mejor futuro.
En dichos conflictos la superstición no está excluida, todos quieren creer que sus acciones trascienden hasta llegar a lo divino, en este punto es donde yo interfiero, y voy a contarte mi participación en la revolución francesa
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