🐺7🐺
Lo único que recordaba era que se había desmayado en pleno entrenamiento, si no es que en realidad se encontraba muerto en estos momentos. Pero lamentablemente el techo que sus ojos enfocaban eran del castillo de jade, así que era imposible.
Sabía que el rey no le dejaría ir tan fácil.
Las cosas sucedieron en un abrir y cerrar de ojos. Probablemente sus niveles se azúcar habían bajado al grado de ocasionar un colapso.
Y lo que menos quería en estos momentos era perjudicar a las Omegas tan amables que habían complido su petición.
Y es que no podía forzarse a comer, no cuando sabía la condición de su lobo. Así que predecía que en un futuro no muy lejano terminaría por expulsar aquello que había ingerido. Pero al parecer había sucedido lo contrario a lo que había estado evitando.
Trató de levantarse de lo que parecía una cama, miró a su al rededor y se alarmó de inmediato cuando se dio cuenta que era la habitación del rey. Alarmado, trató de levantarse con las pocas fuerzas que su débil cuerpo aún conservaba, sin embargo, una gruesa voz lo dejó estático.
—Vuelve a acostarte.—Gruñó.
Si no hubiese sido por qué sus ojos se encontraron con los del rey, hubiese jurado que esa era la voz de mando de un Alfa, pues tal como dijo, él hizo caso.
—Y-yo…—Titubeó, buscando encontrar una excusa que dejara fuera a las Omegas
—El doctor dijo que la azúcar en tu sangre había bajado. Hay muchos factores para que eso pase, pero uno de ellos es no haber comido…—El Omega abrió sus ojos de golpe, ante el agarre brusco del rey en su muñeca.
—A-ah, su majestad… m-me lastima… —Lloriqueó ante la fuerza que el rey ejercía en su muñeca. Sus ojos cristalinos se conectaron con los ojos feroces del azabache y casi de inmediato sus ojos se iluminaron de color neón.
SeokJin se asustó, así que desvío rápidamente su mirada de la del rey.
Por un momento creyó que todo había sido producto de su imaginación, pero al ver al rey en un estado de shock se dió cuánta que él también lo había sentido.
—¿Por qué no comiste?—Habló el rey, actuando como si no hubiera sucedido nada hace unos segundos.— ¿No te dieron de comer? ¿Es eso?—SeokJin guardó silencio, y el rey lo tomó como un sí, así que se levantó de golpe y caminó con intenciones de dirigirse a la puerta. Pero SeokJin lo detuvo, tomándole de la mano.
—No, no, ellas fueron muy amables conmigo, fuí yo quien rechazó la comida.
—¡¿Por qué hiciste eso?!
—Porque mi lobo se está muriendo.—Respondió en un susurro apenas audible, al mismo tiempo que su lobo bajaba su cabecita en señal de sumisión.
La actitud fría y molesta del rey se vió quebrada al ver el dolor plasmado en el rostro del Omega. Su lobo se removió molesto en su interior al ver al Omega triste y eso solamente logró que se sintiera culpable.
Fue entonces que se le ocurrió una idea.
—No puedes salir del palacio.
—Lo sé.—Susurró SeokJin, familiarizado con aquella regla que fue impuesta por el rey, aquella que limitaba su libertad.
—Pero…—Volvió a hablar, llamando la atención del castaño.—, te llevaré yo mismo, con la condición de que solamente observarás de lejos.—Condicionó, causando que los ojitos del Omega se iliminaran.
—¡En serio!
—Sí. Y solamente lo haré porque como rey, es mi obligación ver por el bien de mis empleados y mis ciudadanos.—Dijo, para luego caminar hacia la puerta y salir de la habitación.
Dejando a un SeokJin con una gran sonrisa plasmada en su rostro…
Después de todo el rey no era tan malo como habían dicho…
______________
No pasó mucho tiempo cuándo las mismas Omegas que le habían atendido en la mañana, ingresaron a la habitación con una sumisión impresionante.
Al entrar a la habitación del rey, una fuerte y varonil e imponente colonia te recibía, demostrando el poder que este poseía.
Pero SeokJin había descubierto que ese no era el aroma original del rey, ya que detrás de esa colonia que aparentaba ser de Alfa dominante, había un leve aroma a lavanda.
Uno por el cual el lobo de Jin aullaba, pues era tan leve que apenas se percibía. Pero SeokJin estaba tan apenado con los deseos impuros de su lobo que ya se había cansado de regañarlo.
¡¿Cómo le hacía entender a su lobo que el lobo del rey también era un Omega?! ¿Acaso no se había dado cuenta ya?
Los pasos sobre el piso de la habitación, le recordó que no se encontraba solo, que las pequeñas Omegas habían ingresado a la habitación, tal vez con el propósito de irle a cambiar para la ocasión de ver a su familia y verlas le alegró tanto.
—Lamento si las metí en problemas, les juro que no fue mi intención.
Las Omegas se miraron las unas a las otras, para después acercarse en fila hacia el Omega que se encontraba en la cama.
—Está bien, no te preocupes.—Empezó la rubia.—Admito que fue algo egoísta tu petición, pero te entendemos, nosotras pasamos por lo mismo al separarnos de nuestras familias para poder servir al trono.
—Y-yo… gracias.—Agradeció con tímidez, causando una sonrisa en los labios de la rubia.
—No hay de que, pero a la próxima por favor come aunque sea un poco, ¿De acuerdo?—SeokJin asintió efusivamente.—Bien, entonces, ¿Puedes ponerte de pie?
—Sí, estoy bien.—Se reincorporó, pero las Omegas un poco desconfiadas de su condición, le ayudaron a ponerse de pie con más facilidad. Y aunque SeokJin se encontraba un poco avergonzado, se dejó ayudar.
Una vez que salieron de la habitación del rey, con pasos cuidadosos se dirigieron hacia la habitación que se le había asignado a SeokJin, misma que afortunadamente, ya no se encontraba inundada de las feromonas del Omega.
Se movieron agilmente por la habitación, alistando la ropa del castaño, para luego llevarlo a lavarse.
Sabían que tenían el tiempo contado y que al rey no le gustaba esperar, así que rápidamente lo sacaron del baño, para después colocarle ropa limpia y arreglar los rebeldes rizos de cabello castaño.
Hyuna se encargó de ponerle una flor de decoración sobre su cabello, logrando una apariencia tierna que contrastaba con su aroma, el cual había salido a la interperie después del tiempo que había pasado.
—¿Por qué no puedo percibir sus aromas?
—Tenemos prohibido mostrar nuestros aromas como empleados del palacio.
—Es obligatorio.—Mencionó Sunmi, al mismo tiempo que colocaba un neutralizador.
—¿Por qué?—Preguntó con curiosidad.
—Nadie lo sabe, solamente se sabe que a el rey le molestan en especial los de Alfa.
—Al parecer le gusta marcar su territorio en todo el palacio. Es por eso que solamente él puede mostrar libremente su aroma.—Mencionó la castaña. Pero SeokJin sabía perfectamente que ese no era su aroma…
—Así que siempre trae neutralizadores contigo y evita a toda costa mostar tu aroma por más bonito que sea.
—Muchas gracias.—Agradeció por tanta amabilidad, hasta que una pregunta le asaltó.—¿Cuáles son sus aromas?
—El mío es de caramelo con fresa y un aroma que aún no puedo diferenciar porque lo hará mi pareja destinada.—Respondió Nayeon.
—¿En serio?—Preguntó con emoción.
—Así es.
—¿Cómo es que sucede eso?
—Se dice que tu tercer aroma lo persive tu pareja destinada porque es un aroma que está conectado con la infancia de tu destinado.
—¿Cómo es eso?
—Mmh, una amiga Omega me contó que solamente tenía dos aromas y el tercero su pareja lo descubrió, era frambuesa y lo reconoció porque él de niño pasaba la mayoría del tiempo en el campo de frambuesas de su padre.
—Lo mismo le pasó a mis padres. Mi padre conoció su tercer aroma cuando mi madre se lo dijo. Ella no era de por aquí, entonces de dónde venía se preparaba un delicioso caramelo al que llamaban leche quemada, mismo que mi mamá adoraba desde pequeña y debido al tener que cambiar de cuidad no ha vuelto a probar aquel dulce, pero el aroma de mi padre es su consuelo.—Comentó Hyuna con emoción.
—El tercer aroma no es sólo tuyo sino de tu pareja también, ese es el aroma que le consuela y le regresa a su infancia, a la única etapa donde la mayoría de las personas hemos sido felices…—Comentó Sunmi con palabras calmadas y profundas, dejando al resto es un especie de trance.
—Entonces… ¿Mi destinado tendrá un aroma que me transporte a mi niñez?
—Así es.—Asintió Sunmi, pero SeokJin siguió sin entender y sin darle un sentido.—Pero por ahora concéntrate en que el rey te espera y si llegamos tarde no seras el único regañado.
—¡Es verdad!
Con rapidez, salieron a los pasillos, donde recorrieron infinidad de pasillos, (según la perspectiva de SeokJin), hasta llegar a la entrada del palacio, misma donde yacía el rey junto a cuatro guardaespalas.
—¿Por qué tardas-…—La voz molesta del rey se vió manipulada al ver al Omega castaño con esa flor de cerezo sobre su cabello rizado que le daba un toque tan tierno. Con un carraspeo, cambio la frase.—Vamonos.—Ordenó, para luego caminar hacia la salida del palacio, con sus guardias cuidándole el frente y la espalda.
SeokJin se despidió de las Omegas con una sonrisa tímida, para después bajar su cabeza y seguir al rey.
Las Omegas quedaron asombradas al ver la actitud del rey ante la impuntualidad que habían tenido. Pero no dijeron nada, por ahora…
Mejor, se alejaron hacia sus habitaciones para poder soltar todas sus teorías…
Miestras que SeokJin…
SeokJin estaba muy emocionado, pero muerto de nervios al tener el pensamiento de que el mismísimo rey lo llevaría en el carruaje real a ver a su familia.
Mientras lo seguía en profundo silencio, su mirada se posó en la estructura del palacio y recordó el día anterior, donde había visto aquella estructura y encantado con su belleza moría por entrar, todo lo contrario a ese instante.
—Joven…—Un Alfa guardia llamó su atención, pues al parecer el rey ya se encontraba sobre el carruaje real y tenía que subir cuanto antes si no quería provocar el enojo en este.—L-lo siento.—Se disculpó con una reverencia, para después subir con rapidez al carruaje.
—Si vuelves a hacerme esperar así no vivirás para contarlo.—Advirtió el rey con su voz grave como una voz de mando una vez que subió.
—N-no fue mi intención su majestad, le prometo que no volverá a suceder.—Hizo una pequeña reverencia con su cabeza, para después bajar su rostro con sumisión.
Los guardias reales también iban en el carruaje, uno en cada extremo de SeokJin y del rey. En teoría era obligatorio bajar su cabeza al estar en presencia de tantos Alfas, bueno, a excepción del rey, pero su finta y colonia gritaban Alfa por todos lados.
Después de que el rey le advirtiera, el carruaje comenzó a moverse una vez que los caballos recibieron la orden.
SeokJin estaba muy emocionado, sin embargo no podía demostrarlo. Le emocionaba el hecho de que estaba apunto de ver a su familia y no importaba si iba a ser desde lejos, al menos así él y su lobo entenderían que se encontraban bien y que se encontrarían bien sin él…
Después de tanto divagar en sus pensamientos, el carruaje se detuvo al momento en que el rey golpeó su nudillo contra la pared negra metálica detrás de el.
Fue entonces que SeokJin entendió que estaban en el lugar…
Su lobo salió a flote y a pesar de los neutralizadores su aroma dulce y embriagante emergió con entusiasmo.
Los guardias del rey comenzaron a tensarse al notar el delicioso aroma del Omega, querían abalanzarse sobre el cuello de SeokJin y morderlo, pero sabían que una ejecución segura les esperaba. No sólamente por el simple hecho de que el rey estuviera complaciendo el capricho de aquel Omega, sino también porque de pronto, el rey comenzó a gruñir de forma territorial, sorprendiendo a los presentes y hasta a él mismo.
Quería gritarle al Omega que cubriera su aroma, pero no podía, o mas bien, no quería. Aquel aroma a chocolate y vainilla con toques de nuez era sumamente delicioso y adictivo.
Probablemente los guardias creían que se trataba de una prueba de fuerza de resistencia, pero lo que no sabían o no veían, era que el lobo Omega del rey estaba reclamando al lobo Omega de SeokJin como suyo.
Raro, ¿No?
SeokJin se había tensado con todo el asunto, el estar rodeado de Alfas mientras su aroma se esparcía por el interior del carruaje era algo suicida, sin importar cuánto poder tuviera el rey, los Alfas casi siempre seguían sus instintos. Es por eso que trataba de cubrir su cuello lo más que podía y reprimir su aroma, pero las cosas empeoraron cuando miró a su familia.
Sus ojos se conectaron con los de sus sobrinos, su hermana, su padre y por último, su madre. Mirándolos cómo si se encontrara guardando hasta el más mínimo detalle de ellos. Pues sabía que no los vería en un tiempo y posiblemente en un futuro cambiarían de aspecto.
SeokJin sintió un cálido calor en su pecho, mismo que le recordó que a pesar de no verlos, ellos siempre serían su familia y tendrían un lugar especial en su corazón y en su mente.
Su mirada se posó nuevamente en su mamá y esta asintió, comprendiendo la situación que estaba enfrentando su hijo, pero animándole a seguir, a confiar en lo que la luna le había revelado…
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro