🐺4🐺
SeokJin se encontraba perdido.
Había perdido la cuenta de cuentos pasillos había recorrido, de cuantas puertas había tocado para posteriormente abrir y encontrarse con que ninguna era la salida.
Intentó por caminar hasta toparse con alguien para poder preguntarle sobre que camino tomar, pero por cosas del destino nadie pasaba por los pasillos de aquel palacio color jade.
Se había hecho tarde, hasta el punto de que podía ver como la densa oscuridad caía poco a poco por los pasillos del castillo y cada vez se hacía más y más complicada su tarea de encontrar la salida.
Cuando ya todo parecía perdido y no había una escapatoria, miró a su derecha, donde las luces de unas antorchas alumbraban un pasillo vacío. Sin pensarlo caminó con prisa hasta ahí, casi hasta correr.
Una vez sus estuvo frente a la puerta, respiró, deseaba con todas sus fuerzas que aquella fuera la salida, pues no soportaba estar ahí un segundo más, quería llegar a su hogar, con su familia, quería ser recibido por el delicioso olor a comida casera de su madre, además de un beso y un abrazo por parte de su padre, sin contar con el recibimiento de sus sobrinos y la sonrisa cálida de su hermana.
SeokJin quería regresar a casa…
Dirigió su mano hacia la puerta con intensiones de abrirla, pero entonces escuchó algo, era una conversación…
—¿Aún no tiene novedades?
—Me temo que no su majestad.
SeokJin abrió sus ojos con sorpresa, era una conversación del rey y alguien más, sabía que tenía que alejarse lo más lejos posible o sino las cosas terminarían mal para él y su familia, pero lamentablemente la curiosidad por saber el tema fue más grande y entonces se quedó a escuchar aunque fuera un poco.
—¡Entonces cuando! ¡¿Cuando podré dejar de ser un estúpido Omega?!— El gritó de quien parecía ser el rey llegó a los oídos de SeokJin, quien no podía creer lo que escuchaba. El rey, ¿Omega?—Llevo años entrenando para poder ganar masa muscular, años para infligir miedo en las personas con sólo una mirada, años para ganarme el respeto de mi pueblo, ¡años! ¡Cosas que yo debería tener con sólo haber nacido!
—Su majestad, sé que es preocupante que después de tantos años los resultados de su presentación sigan iguales, pero le aseguro que encontraré la manera de revertirlo. Por lo pronto le aconsejo que mantenga contacto con su lobo, es el único que puede ayudarnos por el momento.
—Yo no hablaré con esa cosa, no es capaz ni siquiera de ser un Alfa, mucho menos de ayudarme a revertirlo.—Jin podía escuchar enojo, coraje y decepción en aquella oración. Se sintió muy triste de que el rey odiara a su lobo, porque en realidad se odiaba así mismo, a lo que era en verdad, un Omega…
Mientras que SeokJin no podía creer que aquel rey al que todos respetaban fuera en realidad un Omega, literalmente se encontraba en el segundo piso de la pirámide de fuerza, eso no podía ser posible, aquel rey que había conocido tan sólo unas horas atrás podía pasar desapercibido por un Alfa sin problemas, de eso estaba seguro.
—Si no tiene información útil para mí le recomiendo que no pise este palacio, de lo contrario me veré obligado a tacharlo de charlatán.—El doctor no dijo nada, sabía lo que eso significaba, su muerte segura.
SeokJin escuchó un profundo silencio y se alarmó, cuando se estaba alejando de la puerta para salir corriendo de ahí, la puerta se abrió…
Sus ojos y los del rey se conectaron.
Maldición.
En un abrir y cerrar de ojos se encontraba contra la pared de ese pasillo, siendo apresado, su pecho contra la fría piedra de jade y sus manos detrás de su espalda, siendo retenidas con fuerza por el rey. Si no hubiera sido porque escuchó aquella conversación hubiera jurado que esa era la fuerza de un Alfa.
—¡Qué haces aquí! ¡¿Acaso eres un espía?! ¡Quién te envío!— Jin sintió aquella rabia en el contrario, pero no sólo era eso, sino también miedo…
Comenzó a llorar bajito, había firmado su sentencia de muerte y todo por su estúpida curiosidad y su tonto lobo que prácticamente le obligó a quedarse a escuchar.
—¡Contesta!— Le gritó, provocando que su llanto incrementara. No podía articular ninguna palabra más que llorar, sabía que su muerte estaba próxima y que su familia pagaría el precio, eso le partía el corazón.
¡Él solamente estaba buscando la salida!
—Su majestad, si me permite… no creo que sea un espía.— El llamado se volteó hacia el doctor, quien no se inmutó por su mirada, pues al parecer era algo común, mas sin embargo bajó su cabeza en señal de respeto.
El mencionado lo miró, el tampoco creía que el Omega fuera un espía y por eso le concedió el permiso para hablar. Soltó a aquel que tenía aprisionado contra la pared y se alejó unos centímetros.
—Dinos joven, ¿cómo es que llegaste hasta aquí?—Preguntó el hombre mayor que tenía pinta de Alfa.
—Y~yo… — Habló en medio de hipidos, pero luego respiró, tratando de calmar su llanto para que fuera entendible lo que iba a decir.—N-nunca antes había ingresado al castillo~ y-y… ¡me perdí!—Y entonces volvió a llorar.—N-nunca fue mi intención escuchar su conversación.
—Pero lo hiciste y sabes lo que eso significa.— Gruñó el rey.
—¡Por favor! ¡Se lo suplico, déjeme vivir! ¡Juro por la diosa luna que no le diré nada a nadie, que si es posible abandonaré el reino, pero por favor permitame vivir a mí y a mi familia!— SeokJin no pudo más y se tiró a los pies del rey, pidiendo piedad. El rey lo observaba en silencio, quería hacerlo, quería perdonarlo pero no podía, o tal vez no quería…
—Su majestad, tenga misericordia, no fue intención del chico, ¿hay algo que pueda hacer para que lo pueda perdonar aparte de su silencio?
El rey se quedó en silencio por unos segundos, SeokJin levantó su mirada para observar al rey, implorando por una respuesta que lo salvase o una que lo condenara. Sus ojos volvieron a conectarse, ambos sintieron un recorrido eléctrico recorrer su espalda, extrañamente sus lobos aullaron sin alguna razón, y esa fue la primera vez que NamJoon escuchó a su lobo…
Desvío su mirada asustado, nunca antes lo había escuchado, incluso por su mente llegaba la idea de que posiblemente su lobo estaba muerto y lo había abandonado en aquel mundo tan cruel. Pero no, ahí estaba, vivo y despierto con tan sólo la presencia de aquel Omega, era imposible…
—Pagarás tu vida con tu libertad si tanto deseas vivir. Tu familia estará a salvo pero a cambio no podrás verlos ni salir del castillo.—El Omega asintió en medio de sollozos, lo aceptaba, aceptaba su condena, al menos ellos estarían a salvo.— Me servirás de por vida, y como recompensa solamente tendrás alimento, ropa y un techo, ¿quedó claro?
—S-sí su majestad.—La voz de SeokJin poco a poco iba cobrando claridad, su llanto poco a poco iba cesando y sus lágrimas comenzaban a secarse en su rostro.
El rey solamente asintió, le dirigió una última mirada al doctor, quien correspondió con un asentimiento, para después irse de ahí.
Una vez que el rey se marchó, el doctor rápidamente levantó del piso al Omega.
—Ay chico, lo lamento mucho, sé que no fue tu culpa, pero de ahora en adelante tu vida a pertenece a la corona.
—Gracias por haberme ayudado, señor.—Hizo una reverencia como agradecimiento, mas mantuvo su cabeza gacha.
—No tienes nada que agradecerme, mejor agradece a la diosa luna que me encontraba aquí para poder interceder por ti.
—Le agradezco tanto… pero aún tengo algo que no permite que mi lobo esté tranquilo.
—Y, ¿qué es eso que provoca la preocupación de tu lobo?
—Mi familia, prometí que iba a volver, prometí que el dinero que recibiría como paga lo aportaría a nuestra casa y así nuestro padre podría retirarse.
—Lamentablemente la primer promesa no puedes cumplirla, sin embargo, la segunda sí.
—P-pero, ¿cómo? No podré salir nunca más del palacio.
—Puedo ayudarte en eso. Solamente dime el nombre de tu padre y podré contactar a tu familia.
—Y-yo, no sé si sea lo ideal…—Dudó, ¿y si aquel Alfa le mentía y era una artimaña para quitarle el dinero?
—Juró por la diosa luna qué no lo usaré para mí si es lo que temes, soy un hombre de palabra y te prometo que llegará completo hasta tus padres.
—Está bien, confío en usted.— Le extendió la bolsa que le habían dado como paga hace unas horas atrás. Aún no confiaba del todo en el Alfa, pero después de todo él había sido el que había intercedido por su vida y le debía más que eso.
—Mi padre es Kim Dong Hyun.
—Bien— Guardó la bolsa en un lugar seguro, para después volverse hasta el Omega.—, le diré a tus padres que el rey solicitó tu estancia por un tiempo indefinido, pero que envías este dinero para que tu padre pueda retirarse y así los gastos de la casa sean pagados.
—Se lo agradezco mucho.— Hizo muchas reverencias en forma de agradecimiento.
—No tienes nada que agradecer. Volveré dentro de unos días con la respuesta.
—¡Gracias!— Jin quería abrazar a aquel Alfa por ser tan buena persona al ayudarle, pero sabía que no podía, no quería crear malos entendidos, no cuando había sido muy amable con él.
—No hay de qué. Ven, te acompañaré hasta donde los sirvientes, ellos te asignarán una habitación y te darán indicaciones de lo que tienes que hacer el día de mañana…
Su vida había dado un giro de 180°. Sabía que tenía que aprender a adaptarse a aquella que sería su nueva vida…
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