JiMin sonrió en grande cuando pudo apreciar al imponente hombre unos metros delante de él, su cabello negro brillaba, su piel lucía más suave y clara de lo que recordaba, el ligero ceño fruncido no lo hacía lucir menos hermoso. 

Ahí se encontraba SeokJin, dando órdenes a los hombres que habían llegado con él, seguro les decía que hacer con su equipaje. Vestía un traje hermoso con los colores de su reino, morado y rosa con algunos toques de verde, todo en tonos suaves, la camisa ligera y abierta hasta el principio de su pecho, justo bajo las clavículas, está tenía hermosos bordados y detalles en hilo de oro, los pantalones ligeramente más oscuros eran lisos y se ajustaba a sus piernas, una tela de un tono claro de verde estaba alrededor de su cintura atada con un pequeño nudo en su costado izquierdo, las botas de cuero oscuro llegaban unos centímetros debajo de la rodilla. 

La vestimenta en apariencia era sencilla comparada con la de él  y YoonGi, pero destacaba sobre todos como un noble debido a la corona sobre su cabeza y los pesados collares de diamantes en su cuello así como los brazaletes de oro en sus muñecas. 

Cuando SeokJin miró en su dirección el ceño fruncido desapareció lentamente para abrir paso a la sorpresa seguida de una gran sonrisa. Rápidamente comenzó a caminar en su dirección ignorando lo que su consejero real le decía. 

—Majestades—saludo asintiendo con la cabeza—. Me alegra verte…verlos a ambos. 

Al estar rodeados de personas y los miembros más importantes y ricos del reino debían guardar un poco las apariencias y hablarse con sus títulos. 

—Rey SeokJin—tanto él como YoonGi hicieron una muy ligera reverencia frente al mayor. 

—Espero este reencuentro sea más ameno que el pasado—mencionó SeokJin con una mueca en el rostro. 

Asintió de acuerdo, la última vez que se habían visto fue para la boda de Lord Kim Namjoon, y eso, bueno, fue un evento lamentable. 

—Todos esperamos eso—comentó YoonGi mirando alrededor—. Por mucho que quiera a Namjoon no voy a negar que aquel evento fue sólo una situación penosa— el azabache ignoro el ligero golpe de JiMin en su costado, su esposo jo están decayendo en que diera su opinión en voz alta, pero esa boda había sido horrible. Entretenida pero horrible.

SeokJin asintió dándole toda la razón al azabache, JiMin debía estar de acuerdo, después de todo podrían haberse ahorrado el viaje para tan lamentable ocasión pero YoonGi no tenía que decirlo de esa forma.

—¿Lord Namjoon asistirá al evento junto a su esposa?

Su amigo se encogió de hombros—. Eso creo, pero realmente desconozco si emprendieron viaje hacia Solem o no.

—Tal vez lleguen mañana—opinó YoonGi.  

—Realmente espero que no lo hagan—murmuró por lo bajo el pelinegro—. Por Günn espero no vengan.

—Tanto desprecias su matrimonio, que juras en nombre de tu Dios—habló divertido el rey en el norte no creyendo ni por un segundo que SeokJin odiara a Namjoon—. SeokJin te creí un hombre más prudente. 

El mayor negó divertido—. Los dioses saben que ese par se han encargado de fastidiarme la vida el último mes. 

—¿Ambos o sólo Jenni?—apuntó el menor de los presentes.

SeokJin desecho su idea con una movimiento de su mano—. Detalles. 

—¿Y JungKook?—pregunto YoonGi. 

Podía ver a Hoseok no muy lejos hablando con los ancianos del templo pero desde que llegaron en la mañana no había visto a JungKook o TaeHyung por ningún lado. 

SeokJin frunció los labios—. Llegaron por la noche—aseguró mirando a un punto lejano detrás de ellos—. Creo que discutieron, Woon Xi me dijo que Tae llevada encerrado en la habitación que les asignaron desde ayer, nuestra abuela ha ido a verlo apenas llegamos, JungKook estuvo hablando con los ancianos y rezando en el templo de la marea. 

—¿Tan mal están las cosas?—preguntó en un susurro preocupado. 

—No lo sé, JiMin—negó triste—. Cuando nos vimos en la boda de lord Kim, Tae me dijo que estaban tratando, que ambos hablaron y estaban mejor pero… 

—Demasiadas cosas pasan en un mes—aseguró YoonGi con pesar, sabía que JungKook no estaba del todo bien desde la boda de Namjoon.

—Así es—suspiró el mayor—. Pero bueno… no les quito más tiempo, debo ir a cambiarme y buscar a mi abuela—miró a su gente y consejero que lo esperaban un tanto impacientes—. Los veré en unas horas para la ceremonia de sentencias.

Se despidieron con ligeros asentamientos y vieron a SeokJin alejarse y perderse por la entrada del gran Palacio seguido de sus guardias y Xan-Xan. 

—¿Qué te parece ir a hablar con Sir Jackson?—sugirió su esposo—. Tal vez eso nos divierta por un un rato. 

—No suena mal—respondió con una sonrisa. 

El caballero Wang era un hombre divertido, por lo poco que pudo conversar con él en la boda de Lord Namjoon podía decir que era de las personas más entretenidas de su reino. 

Ambos se encaminaron para alcanzar al caballero que hablaba animadamente rodeado de personas. 

—¿Los encontraste?

Ella asintió rápidamente, miraba sobre su hombro asegurándose de que nadie se acercará para buscarla. 

—Encontré algunos papeles y cartas que podrían servir—aseguró con una sonrisa—. En el despacho de Namjoon había muchas cosas pero creo que encontré algo que realmente podría servirnos. 

—Bien—asintió satisfecho—. He hablado con la antigua reina, una vez llegues a Solem debes buscarla, ella te explicará que debes hacer. 

—Bien—susurró—. Apenas llegue llevaré todas las cartas con ella para trazar un adecuado plan—miró los anillos en sus manos—. Estar en Solem es la única forma de que funcione, si perdemos esta oportunidad no podremos hacer nada en su contra. 

—Así es—aseguró el castaño—. Por eso tu debes asegurarte de que todo salga bien—la tomó de los hombros de forma delicada—. Así cuando esto termine serás mi reina. 

Con una sonrisa en los labios se alzó en las puntas de sus pies para poder besar al hombre frente a ella. 

—Lo haré, no voy a fallar. 

—Lo sé—dejó otro suave beso sobre los labios rojizos—. Confío en ti Jennie. 

Ella asintió una vez más antes de salir de entre las hojas de aquel viejo árbol inclinado, debía regresar a la villa antes de que Namjoon notará su ausencia. 

—¿Crees que lo logre?—cuestionó una voz más suave a sus espaldas. 

El castaño se giró para encontrarse con los ojos azules de Lù Há. 

—Aun si ella no puede la, anciana lo hará—se encogió de hombros—. Creo que lo odia demasiado así que harán el trabajo sucio por nosotros. 

Se acercó al castaño hasta abrazarlo por la cintura dejando su cabeza sobre uno de sus hombros. 

—Debemos vigilar a la anciana, su sed de recuperar el poder podría jugarnos en contra— advirtió. 

—No te preocupes, no creo que sea inteligente ir contra nosotros, ella tiene mucha mierda encima como para tratar de hacer algo—se encogió de hombros y beso la rubia cabellera del contrario—. Además, lo que planea hacer es peligroso, mentir para que ejecuten al rey no es fácil y ella parece segura de lograrlo. Si sale bien nos ayudarán y si no… serán ellos los que recibirán el castigo. 

Miraba aburrido a su alrededor, la semana de los dioses le parecía un evento tedioso y demasiado aburrido, era su tercera vez en la fiesta y podía asegurar que cada año le aburría más. 

Ahora estaban en medio de la lectura de los crímenes y la presentación de estos junto a los acusados, el día anterior apenas y había logrado hablar con su primo, TaeHyung lucía bastante decaído, claro que eso sólo se lo mostró y contó a él, viéndolo ahora a unos metros nadie diría que el hermoso rey que lucía orgulloso e inalcanzable se había pasado casi una hora llorando en su hombro. 

Pero así eran ellos, los Kim no mostraban debilidad, jamás le darían armas al resto para usarlas contra ellos. Su abuela siempre se los dijo. 

Todos creían que era un hombre admirable por ser capaz de cargar el peso de un reino en sus hombros apenas cumplir los catorce años, lo que casi nadie sabía o notaba es que todo lo que había hecho lo logró gracias a su abuela, esa mujer le enseñó muy bien a leer a la gente, conocerlos y así usar cualquier cosa que pudiera en contra de sus enemigos, tenía varios aliados al otro lado del mar debido a que sabía bien el arte de manipular gente. Pero en Rikegisk no usaba aquellas artimañas, prefería usar su inteligencia de otra forma. 

Su abuela le dio una gran lección, pero era lo menos que podía hacer después de todo lo malo que también le había hecho.

Ser más listo que el resto siempre fue algo que lo caracterizaba en todo Rikegisk y él se enorgullece de ese hecho, nadie estaba por sobre de él. 

—Aquí en la casa y hogar de los dioses, donde todos somos juzgados… 

Y ya venía el gran discurso que abría el podio para que cualquiera se acercará a declara cualquier delito, hacían eso en cada ceremonia y en cada una de ellas por los últimos doscientos años, nadie había dicho nada. Al parecer los nobles nunca tenían crímenes que declarar o de los cuales acusar a alguien más. 

—... invitamos a todos lo presentes a sentirse libres de hablar y exponer cualquier pecado o culpa, propia o ajena—el gran y antiguo maestro hablaba con calma mirando a todos en el salón de la antigua capilla central—. Recuerden que nadie se libra de la justicia de los dioses, sin importar títulos o riquezas, todos debemos pagar por nuestros pecados.

Su mirada estaba sobre el anciano pero su mente vagaba en otros temas mientras sus manos jugaban con los anillos que decoraban sus dedos. Sontió un ligero golpe en el dorso de su mano izquierda, miró en esa dirección para encontrarse con la mirada clara de su abuela, esos ojos azules le decían que debía comportarse, suspirando con resignación volvió su atención al gran maestro. 

—Alguien tiene algún crimen que desea que los dioses juzguen. 

El silencio siguió a aquella pregunta, espero unos segundos y justo cuando iba a colocarse en pie para salir de aquel lugar la voz de alguien hizo eco en la gran sala. Una voz que él conocía bien y cuyas palabras provocaron revuelo en el lugar e indignación en varios de los presentes. 

—Me gustaría declarar sobre un crimen su excelencia—Jennie se levantó tímidamente esperando la aprobación del maestro quien le asintió—. Es un crimen horrible y que ha estado impune por años, como usted ha dicho, los dioses no distinguen de títulos o fortunas, creo que es hora de que aquellos que se creen con más poder enfrenten el castigo por sus pecados. 

—Asi es hija mía—asintió de acuerdo el maestro—. Así que dinos que crimen se a cometido, quien es aquel que debe ser castigado. 

—El crimen, me temo, es asesinato su excelencia—los susurros tras sus palabras no se hicieron esperar, todos comentaban sorprendidos ante tal crimen—. Eso no es lo peor, pues se ha cometido  aquek acto vil en contra de una hombre justo y noble que nada había hecho en contra de su agresor. 

Todos estaban a la expectativa de escuchar las siguientes palabras de la pelinegra, todos miraban atentos hacía ella y su esposo, Lord Kim Namjoon. 

—Yo Kim Jenni, dama de Kiverr, esposa de Lord Kim Namjoon—tomó un gran respiro antes de seguir—. Acusó a su Alteza real Kim SeokJin de asesinato en contra del difunto rey Jung Minho—la sala estalló en gritos y reclamos, SeokJin sólo mantuvo el rostro estoico mirando al matrimonio—. Como dictan las reglas de los juicios he traído pruebas de tan vil acto y exigo se tome en custodia al rey Kim SeokJin de Giftenkker.  

Que se dijo después de esas palabras SeokJin lo desconocía pues sólo podía sentir el calor de la mano de su abuela que sostenía con fuerza su mano izquierda, pero no la miraba a ella, miraba a TaeHyung a unos metros de él, su primo están pálido pero sus orejas rojas dejaban claro cuán molesto estaba en realidad, sus miradas se conectaron sólo un segundo, le regaló una suave sonrisa al rubio antes de ser tomado por los guardias y arrastrado fuera del templo para ser llevado a las catacumbas de Solem donde esperaría por su juicio y sentencia. 

El epílogo tiene 2015 palabras, que casualmente es el año en el que conocí y empecé en Wattpad. #Datosinnecesarios 

Les dejo una imagen de cómo sería Solem en multimedia.

Bien, llegamos al final de está historia pero no sé preocupen aún les tengo dos sorpresas más.

En un ratito más publicaré el primer especial que les tengo preparado.

Ojalá realmente disfrutarán está historia.

Gracias por leer 💜💜