Capítulo 9
JiMin veía con emoción cómo la gente salía de sus hogares para ver los carruajes pasar por las calles, lucían curioso al ver los carruajes dorados con los banderines rojos que contenían el emblema de su familia, un ojo de pupila rasgada rodeado por algunas escamas, pero al ver el gran cargamento de alimentos sonreían con emoción.
Apenas estaban entrando al pueblo de la capital de Vinterdod por lo que llegarían al castillo en poco menos de una hora. Por lo que había estado estudiado, el castillo estaba ubicado estratégicamente en un punto alto entre dos de las montañas congeladas, eso lo hacía un punto realmente seguro y tenía entendido que también lo hacía ser más frío, por otro lado el pueblo estaba a faldas de las montañas, la nieve siempre estaba presente en gran parte de aquel reino, salvo el pequeño pueblo a un día de la capital, aquel donde se dedicaban a la caza y un poco de pesca antes de que el pequeño río endurecerá durante el crudo invierno.
Pero en el castillo y el pueblo principal, la nieve siempre estaba presente, sólo en temporada de tormentas era cuando la nieve aumentaba hasta casi cubrir el pueblo y mantenerlo oculto. Las inesperadas ventiscas o tormentas de nieve eran la principal razón por la que atacar a Vinterdod era un suceso impensable, el ejército de YoonGi habían sido entrenados desde niños para sobrevivir casi una semana en la intemperie con las peores condiciones del reino sólo con sus armaduras y pieles. Ningún nombre nacido fuera de Vinterdod duraría una noche fuera.
Pero esa era la única ventaja del reino, sus hombres eran los mejores guerreros y junto a su pueblo eran capaces de resistir los peores climas, además su ubicación entre las montañas congeladas les daban ventaja en un posible ataque pues estarían peleando bajo un terreno conocido. Pero carecían de los recursos necesarios para sobrevivir las largas temporadas de tormentas durante la mitad del año, sin las pieles y telas enviadas por Giftenkker, los alimentos y ganado de Solufell o las grandes cargas de semillas y cereales junto a los jarabes y ungüentos enviados por Eviglod la gente de Vinterdod no podrían pasar el temporal de invierno sin perder a la mitad de su gente.
Y ese conocimiento sólo reafirmaba el pensamiento de JiMin de que YoonGi sólo había aceptado casarse por el beneficio económico y la estabilidad que eso traería a su pueblo, y no porque lo deseara como ilusamente había pensado durante los últimos dos días de cortejo.
—Pero mira lo blanco que es—dijo asombrado. El paisaje era hermoso, una vista que jamás se habría imaginado.
Solar y Hwasa también miraban asombradas el exterior, todo estaba cubierto por una capa de nieve que se veía tan blanca y suave como una nube.
—Me gustaría bajar y poder tocarla—respondió la rubia.
JiMin también quisiera hacerlo pero su esposo ni siquiera estaba cerca como para poder preguntar si podía detenerse por algunos minutos, pero algo le decía que su petición sería negada de igual manera.
—Yo también, pero creo que tendremos que esperar a llegar hasta el castillo—respondió con una sonrisa.
Hwasa le acarició el cabello. —Me temo que eso será después de que descanse un poco, las últimas noches no ha descansado bien por el frío, sus mejillas lucen un poco rojas al igual que su nariz debido al clima, también necesita una buena comida y no las barras de cereal y fruta que hemos estado comiendo.
JiMin sonrió negando, él se sentía bien, tenía un poco de frío pero eso iba cambiar una vez llegarán al castillo y pudieran sacar las pieles que se habían confeccionado para él.
—No tienes que preocuparte, no voy a enfermar—respondió alegre mirando el paisaje.
Hwasa y Solar compartieron una rápida mirada, JiMin podía decir eso pero no era algo seguro. Desde aquella mañana no podían confiarse, para lo que sabían, JiMin podía caer enfermo por el frío y luego… era mejor no pensar en eso.
Al llegar a la muralla que separaba el castillo del pueblo YoonGi espero que la puerta doble fuera abierta y la reja de acero levantada, desde que habían llegado al principio del pueblo, más abajo, había escuchado que tocaron las trompetas anunciando su llegada por lo que estaba seguro que habría demasiada gente esperándolo en la entrada del castillo, eso lo hacía sentirse inquieto pues no sabía quienes estaban aguardando por él y su esposo.
Antes de partir a Eviglod no tuvo tiempo para avisar a todo el mundo el motivo de su viaje, los miembros del Consejo estaban al tanto por lo que suponía que la servidumbre y los altos mandos de sus tropas y uno que otro Lord estarían enterados para este momento.
Lo más probable es que la fiesta por su matrimonio se llevará a cabo dentro de pocos días y toda la burguesía de Vinterdod, así como los lamebotas de siempre, estarían en el castillo tratando de acercarse y estar del lado bueno de JiMin.
Cuando las puertas se abrieron él entró primero seguido de la caravana de carruajes y el resto de los hombres que los acompañaban. Tres de los hombres más mayores, pertenecientes al Consejo, lo esperaban en las escaleras a las puertas del palacio, junto a ellos su segundo general al mando, Hyojong, y para su desgracia también estaba Lord Shin y su hija, Suran.
Cuando bajó de su caballo noto que Suran se acercaba, ignoró a la castaña y caminó hasta el dorado carruaje de Skinnende Gull, uno de los guardias abrió la puerta por él, noto que JiMin miraba los alrededores con una sonrisa en sus labios.
—Bienvenido majestad—tendió su mano para ayudar al menor a bajar, el peli plateado la tomó de forma tímida y con las mejillas coloradas.
—Vinterdod es realmente hermoso, mi rey—YoonGi sonrió y condujo a JiMin de la mano a la entrada del castillo.
Podía escuchar el ajetreo de sus hombres quienes bajaban las cosas de JiMin de su carruaje así como los regalos de bodas y algunas de las cosas enviadas por parte del acuerdo matrimonial, pero pese a eso, extrañamente no podía dejar de ver el rostro sonriente de su esposo, su suave y plateado cabello lucía aún más brillante de lo normal, la clara y suave piel de sus mejillas estaba ligeramente sonrosada así como la punta de su pequeña nariz, sus ojos brillaban con emoción y parecían más violetas que lilas el día de hoy, JiMin simplemente se veía hermoso.
—¡YoonGi!—escuchó el grito para después ser envuelto en los delgados brazos de alguien.
Aprecio el castaño cabello largo y esa esencia barata de jazmín que lo hacía fruncir la nariz, Suran, apartó a la castaña de un empujón el cual ella fingió no había pasado para después colocarse a su lado.
Suran miró con ojos entrecerrados a JiMin de pies a cabeza. Pudo apreciar que el muchacho frente a ella era demasiado hermoso, casi irreal de lo bonito que lucía, piel pálida, tersa y suave, rasgos delicados, labios rellenos y rojizos que dejaban ver unos dientes tan blancos como una perla y sus ojos no podían ser reales, nunca había visto ojos así en su vida, lilas o tal vez violetas, no podía decirlo. Llevaba ropas de una tela demasiado fina que no eran aptas para el frío, salvo la gruesa capa de piel de zorro sobre sus hombros, pero con verlas podía saber que eran de la mejor calidad, por ende demasiado caras incluso para ella, sólo la familia real podía permitirse ropas tan finas, observó el hermoso collar colgando del cuello del chico, tenía varios diamantes blancos y algunos rubíes, bajo la mirada a las manos del joven, en los pequeños dedos brillaban los delicados anillos de oro y algunos poseían piedras rojas o blancas. Apretó los labios y se mordió la lengua, sus manos se cerraron en puños, hervía de los celos y la envidia.
En vista de que el muchachito no hablaba y YoonGi tampoco parecía querer presentarlo decidió presentarse ella misma.
—Lady Shin Suran, futura reina de Vinterdod—presumió con superioridad y altanería esperando una reverencia por parte del muchacho.
Puedo escuchar a Soobin ahogarse a un lado y sintió a YoonGi tensarse, pero antes de que el rey respondiera una hermosa mujer rubia, que se encontraba parada detrás de joven de cabellos plateados, hablo.
—Su majestad Park JiMin, último heredero de Skinnende Gull, esposo del rey Min YoonGi de Vinterdod.
Suran vio como ocho grandes hombres vestidos con armaduras doradas y capas de piel blanca rodeaban al joven y las dos mujeres que estaban a sus lados.
—Tu Rey—expresó la morena detrás de JiMin.
Suran sintió que podía desmayarse, el aire le faltaba y sentía todo su cuerpo frío, miró a YoonGi esperando que lo negara, que dijera que eso era mentira, que dejará en claro que ella sería su reina, pero el pálido no hizo nada más que tomar la mano del peli plateado y guiarlo al castillo.
Cuando pasaron por su lado puedo escuchar la dulce voz preguntar con curiosidad.
—¿Qué se supone que es ella?
—No es nadie—respondió YoonGi sin ningún tipo de expresión.
Suran noto la mirada de lástima en los ojos violetas del chico y como las mujeres que lo acompañaban trataron, sin éxito, de esconder su risa.
Alzó la cabeza orgullosa y caminó con paso firme lejos del lugar, quería parecer segura aunque por dentro se moría de furia y dolor, pero sobre todo podía sentir la humillación quemando como llamas ardientes en su piel. Ese mocoso se las iba a pagar, YoonGi era suyo, el azabache le pertenecía, se suponía que el rey la amo a ella primero, YoonGi le pertenecía. No iba a permitir que nadie se lo quitara.
Después de la extraña escena en el patio del castillo JiMin no volvió a preguntar nada más relacionado a Suran, y no estaba seguro si eso era algo bueno o malo, pero decidió dejar eso de lado y se concentró en lo importante.
Apenas acompañó a JiMin al comedor y lo dejó al cuidado de Hyojong y de HyunA, siendo esta última quien lo llevaría a su habitación.
Con su esposo entretenido, salió del comedor y camino hacía el salón del trono para tener una reunión con su consejo e informarles de las negociaciones matrimoniales y los nuevos acuerdos a los que había llegado con JungKook.
—Estas son grandes noticias para el reino majestad—comentó uno de los generales de la frontera sur. —Con los suministros y la deuda del impuesto real perdonada, no debemos preocuparnos por el crudo invierno de este año.
—Los sanadores serán de gran ayuda para los niños enfermos y los hombres heridos durante los entrenamientos—agregó uno de sus asesores.
—Además el oro que le fue dado podría guardarse como una contención para el reino si es que algo llegara a faltar en el futuro—opinó una mujer, Sully quien se encargaba organizar y repartir los recursos del reino. —Eso, sumado a las pieles y telas que le dieron, las cuales son realmente costosas también, podrían ser de mucha ayuda. Sacaremos provecho de todo, majestad.
YoonGi escuchaba a todos decir todas las cosas buenas que habían recibido por su matrimonio con el heredero Park, las felicitaciones por su matrimonio y los halagos por la belleza de JiMin tampoco se hicieron esperar. Sólo una persona se mantenía callada y él sólo esperaba el momento en que aquel anciano explotará en su contra.
—Si, todo es muy bueno pero creí que te casaría con mi hija, por eso la envíe aquí hace tantos años—reclamó Lord Shin.
YoonGi le dirigió una mirada aburrida. —Usted envió a su hija para saldar parte de una deuda que tenía con la corona, mi padre aceptó ese trato, yo no tuve nada que ver—respondió aburrido. ¿Cuántas veces había escuchado aquella patética excusa por parte del hombre?. —En ningún momento se acordó un matrimonio, y de cualquier forma mi reino merece más que una zorra sin educación que ha pasado por la cama de todos los hombres de este castillo. Suran no tiene madera para ser reina.
—¿Cómo puedes decir eso?—gritó Shin, sus ojos oscuros mirando con furia al rey azabache. Se levantó rápidamente provocando que la silla donde estaba sentado cayera al piso.
—Solo digo la verdad—YoonGi también se levantó y se colocó frente al hombre. —Hasta tu piensas eso de tu hija, la enviaste aquí con la esperanza de que la llevará a la cama y de esa unión saliera un heredero mío para así lograr tener acceso a la corona, de esa forma saldarias tu deuda. Pero no contabas con que tu hija fallaría en hacer algo tan simple—empujó al hombre hasta que este cayó al suelo. —Además, tu deuda ha llegado a tanto que ya no tienes como pagar, por lo que tus tierras, tan secas y muertas como tu hija, ahora me pertenecen—sonrió con burla, —por que no sales de aquí antes de que te quite tu título de noble también.
—No puedes hacer eso, yo era amigo de…
El Lord trató de levantarse pero YoonGi lo pateó devuelta al suelo, los ojos del pálido cambiaron de su habitual verde por un tono rojizo, acto seguido el general comenzó a retorcerse y gritar en el suelo.
—Amigo de quien, ¿de mi padre?—preguntó divertido, observando el sufrimiento del hombre en el suelo. —Lo que ese cerdo asqueroso dijo e hizo perdió importancia cuando llevo a nuestro pueblo al borde de la muerte—la sangre empezó brotar de los oídos y nariz de Shin, —yo mismo maté a ese bastardo y desde ese día tu lealtad es conmigo, tu respondes ante mi, ¡porque lo que yo digo es la ley en este maldito lugar!
YoonGi miro a todos lo presentes en la sala, nadie hacía siquiera el intento de ayudar al hombre, todos miraban con miedo a Lord Shin quien se retórica de dolor y agonía en el suelo, todos se negaban a mirar a su rey y ser los siguientes en recibir el mismo trato.
—¿He sido claro?—preguntó. —¡Que si he sido claro!—gritó al no recibir respuesta.
—Si su majestad—respondieron todos en la sala.
YoonGi sonrió y después de unos segundos sus ojos volvieron a ser verdes y el Lord pudo relajarse en el suelo. Dio una última patada en el costado del hombre antes de alejarse y volver a tomar asiento en el trono.
—Saquen esto de aquí.
Dos guardias se acercaron de forma rápida y tomaron los brazos del Lord— ¿A donde lo llevamos?
YoonGi miró al guardia, su expresión era aburrida. —No lo se, déjenlo en el patio—respondió sin mirar al hombre.
—Bien continuemos—hablo en alto para llamar la atención de todos los presentes, —alguien podría decirme como van los preparativos de la fiesta por mi matrimonio y como está la situación en la frontera norte.
Sus dudas fueron atendidas enseguida, todo el mundo tenía en claro cómo debían actuar con su rey y hacerlo esperar o no responder podría sacarlo de sus casillas, y después del peuqlo espectáculo con Shin, nadie quería molestar al azabache.
Le temían a YoonGi, eso era obvio, pero, curiosamente también le tenían un gran respeto por extraño que pareciera, pues el azabache podía ser cruel y sanguinario pero siempre había puesto el bienestar y seguridad de su pueblo ante todo, y comparado con el tirano de su padre el pequeño show con el Lord Shin no era nada.
—JungKook no ha escatimado en los suministros de comida, en una semana llegarán más, por lo que el banquete en el castillo y el pueblo estarán realmente surtidos—dijo mirando a Sully quien asintió con emoción. —Quiero que la opinión de mi esposo sea tomada en cuenta, es por ello que los cocineros prepararán lo que él deseé— ordenó mirando al hombre encargado de la servidumbre del castillo.
El hombre bajito y robusto asintió con duda —Dado que el rey JiMin no es de aquí tal vez haya platillos que nuestros cocineros no puedan realizar.
YoonGi lo miró fijo haciéndolo temblar. —Entonces diles que si hay algo que no sepan hacer o a mi esposo no le gusta lo que preparen, siempre pueden ser reemplazados por alguien que realmente quiera trabajar—miró a todos en la sala, —y eso aplica para todos.
Todos en el Consejo compartieron miradas, por cómo estaban las cosas la mejor opción sería alejarse de pequeño rey y así no caer en el lado malo del rey YoonGi.
—¿Dices que hay un jardín aquí en el castillo?—repitió JiMin con asombro.
Hyojong asintió con una sonrisa, el joven rey era encantador. —Es más un patio amplio a la salida de la torre este, detrás del castillo. Hay algunos arbustos y el viejo tronco sin hojas de un árbol, todo cubierto por una ligera capa de nieve, pero sí, podría decirse que es un jardín.
JiMin meditó la idea que tenía en mente por unos segundos. —He traído algunas semillas y plantas conmigo, tenía la esperanza de plantar algunas—miró a Hwasa y a Solar quienes estaban sentadas frente a él en el amplio comedor. —Tal vez si lo hablo con el rey me permita plantar algunas en ese lugar.
HyunA, una mujer muy hermosa de cabello azabache y ojos claros quien había sido asignada para encargarse de sus necesidades, apareció para retirar el plato de avena y dejarle uno con caldo de pescado.
—Si me permite opinar, majestad—dijo la mujer. —La tierra aquí no es buena para la siembra y no creo que las plantas que usted ha traído soporten un clima tan frío, lo mejor sería buscar una pequeña hacienda con tierras fértiles si lo que desea es plantar un pequeño jardín.
—El rey JiMin siempre ha tenido una habilidad para hacer crecer las plantas aún en las situaciones más adversas— respondió Hwasa con cariño.
JiMin sonrió a su fiel amiga, Hyojong y HyunA miraron al rey encantados, aún no daban crédito de la apariencia tan hermosa del joven frente a ellos.
Sin duda Vinterdod jamás había visto a un hombre tan hermoso, JiMin poseía una belleza exótica, y que era, por mucho, mayor a la de las personas que lo acompañaban. La mayoría de las personas en Vinterdod eran de cabello en tonos más oscuros y ojos grises o miel, por otro lado, las damas del rey JiMin eran hermosas de una forma jamás vista entre su gente. Primero tenían a Solar con esos ojos azules y el cabello largo de hebras rubias, y Hwasa con esos rasgos exóticos, sus ojos fieros y esas curvas poco comunes, también estaban los guardias del rey consorte, quienes eran casi todos rubios, salvo por dos hombres que tenían el cabello de un peculiar rosa pálido.
Pero JiMin, su rey consorte, era único, tan hermoso, dulce y brillante que no parecía real. Todo en el pequeño joven era delicado, tan hermoso.
—¡HyunA!—gritó una mujer de cabello rubio cenizo entrando al comedor, se acercó a la azabache junto a JiMin— Debes volver a la…
—Rosé—chistó HyunA. —No seas maleducada y saluda a…
—Bienvenidos, espero disfruten de su vista a nuestro reino—cortó la rubia, ni siquiera miro a los invitados, sólo hablo en un tono irritado, actuando como si ellos no fueran importantes para ella.
—Ellos no son visitantes—reprendió Hyojong, sus cejas rubias fruncidas con molestia hacía la rubia. —Déjame presentarte a Park JiMin, heredero de Skinnende Gull, ahora rey de Vinterdod— asintió hacia el par de mujeres sentadas en el comedor, —y su corte real, Hwasa y Solar.
JiMin le sonrió, Rosé lo miró. El peli plateado lucía joven, igual de de joven que ella, tal vez tendría unos veinte años, era hermoso y sobre todo sofisticado, sentado derecho sosteniendo la cuchara de forma correcta y delicada, llevándola de su plato hasta los labios sin derramar un gota, luciendo en su delgado y fino cuello joyas que ella sólo podía soñar con usar, sus pequeños deditos decorados por anillos de oro y brazaletes de diamantes en sus muñecas, joyas que ella ni trabajando diez vidas podría comprar.
—¿El… el rey?—carraspeó para eliminar el nudo en su garganta. —¿El rey YoonGi se casó?.
—Lógicamente—respondió HyunA con un toque burlón en su voz.
Rosé la miró. —Te necesitan en la cocina—avisó y sin más abandonó el comedor.
JiMin la ignoró por completo pues hablaba animadamente con Solar y Hwasa, una vez fuera del comedor Rosé le dio una mirada al rey consorte, manteniéndose oculta detrás del borde de la entrada. El chico ni siquiera le había dado una segunda mirada, sólo la ignoró como si no ella valiera nada.
¿Realmente lo había hecho?, ¿YoonGi se había casado con ese hermoso y refinado joven?, antes pensaba que sólo competía con Lady Suran por el cariño de YoonGi y el futuro título de reina, pero, ¿el rey Park JiMin?, un noble, hijo de la familia más rica en Rikegisk, eso simplemente no podía estar pasando.
—Miralo cuanto quieras, jamás llegarás a valer lo mismo que la suela de uno de sus zapatos—dijo HyunA al pasar por su lado con dirección a la cocina. —Solías gustarle al rey porque eras diferente a todas aquí con ese cabello rubio cenizo—mencionó haciendo una comparación entre el cabello cenizo de Rose y el brillante y sedoso de la dama en el comedor. —Tú apenas lograbas resaltar entre todas aquí, pero a lado del pequeño rey consorte eres tan gris como el viejo vestido que usas.
—Por lo menos tuve el honor de estar en su cama, incluso aún podría tenerlo.
HyunA río con burla. —Ay querida, yo tengo suficiente dignidad como para querer pasar una noche en la cama del rey, tengo mejores cosas que hacer en mis noches—miró a Hyojong con una dulce sonrisa en los labios. —Además no seas tan estúpida, con un hombre como ese a su lado, ¿por qué el rey volvería a buscar a una limpia pisos como tú?.
Rosé salió corriendo por el pasillo al ver la sonrisa burlona de la mayor, no podía resistir escuchar la dulce y melodiosa risa del rey asi como no pudo evitar derramar lágrimas por la pérdida de su gran amor, sabía que YoonGi muy en el fondo si la quería, pero con ese chico en el castillo ya no sería capaz de acercarse a su amado rey.
HyunA negó mientras veía a la estúpida niña correr lejos por aquel pasillo, avanzó rumbo a la cocina y se encontró con una conocida azabache de ojos miel, recargada en la pared.
—¿Tu también vas a llorar por ya no ser una zorra más del rey, Irene?—preguntó con una ceja levantada.
Irene apretó los labios—. Podrá ser todo lo lindo y educado que quiera pero YoonGi va a volver con cualquiera de nosotras.
HyunA giró los ojos, "nosotras", con eso se refería a ella, Suran y Rosé.
—¿Qué harás cuando eso no pase?
La azabache sonrió con burla. —Un roze aquí y allá, créeme él no tardará en volver.
—Que asco me dan—hizo una mueca, HyunA no entendía como aquel trío podría actuar de esa forma por un hombre que ni siquiera las quería o se preocupaba por ellas. —El joven en el comedor llegó acompañado de ocho guardias, él podría ordenar que cortarán tu cabeza si te acercas a su esposo.
Irene río divertida. —YoonGi no permitiría eso—respondió entre risas.
HyunA la miro seria. —El rey JiMin tiene la sangre de una de las familias mas importantes de todo Rikegisk corriendo por sus venas, es hermano del rey de Eviglod y tu piensas que el rey va a interceder por ti sólo por una par de acostones a escondidas en los pasillos del castillo—la sonrisa de Irene desapareció. —Deja de ser tan estúpida y comienza a hacer tu trabajo o esa podría ser otra razón para que te echen del castillo.
Editado ✅ [24/04/21]
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