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Capítulo 35

YoonGi te escribo pues algo raro ha pasado en el templo solar, se que si se lo pregunto a JiMin se negara a responder con la verdad sólo para no preocuparme. 

No creo que en tu última visita hayas tenido tiempo de verlo pero en el templo solar, en la parte de arriba hay una habitación donde se guardan los cascarones de los huevos. Es difícil de explicar pero al abrirse cada huevo y salir el dragón los pedazos de las cáscaras son guardados como recuerdos. 

Se almacenan pues se vuelven duras, como una especie de cristal muy resistente, la de Xenzu siempre ha sido roja como un Rubí pero desde la tarde de ayer ha comenzado a tornarse de color negro parece haberse detenido pero más de la mitad del cascarón es negro ahora. 

La última vez que esto pasó fue hace siglos, la reina Yang Mi, la segunda  cáscara de ella se volvió negra, aquella que pertenece a Ralyss. Luego la de su hija se volvió igual, la princesa Jinsoul casi mata a todos en Skinnende Gull. 

No se que ha pasado en Vinterdod o tal vez sólo se debe al bebé, pero cuida de JiMin, el corazón es muy frágil y el de JiMin puede que más, tú lo has visto y lo sabes, la familia Park sólo tuvo herederas y ahora a JiMin, un doncel, la fuerza que se requiere para gobernar a un pueblo tan grande como Skinnende Gull supone demasiada presión para la familia Park. 

Los cascarones se vuelven negros si la persona en cuestión decide abandonar su humanidad y vivir sólo con la parte del dragón que reside dentro de ellos, se vuelven crueles e inhumanos. No todas lo hicieron pero la mayoría de los cascarones son muy opacos, lo que quiere decir que con el paso del tiempo optaron por sentir menos y volverse más fuertes. 

El de la reina Hanni era el más claro al igual que el de JiMin, supongo que el corazón noble de ambos los hacía diferentes, especiales de alguna forma. 

No se si le has hecho algo a mi hermano o esto sólo es temporal, pero puedo asegurarte que de lastimar a JiMin en este momento, yo seré la última de tus preocupaciones. Xenzu podría acabar con tu pueblo en sólo un par de horas, Ralyss y Kinfker parecen ansioso por salir también. 

YoonGi debes recordar que JiMin está unido a Xenzu pero al ser el único heredero con vida de Skinnende Gull, el resto de los dragones también se preocupan por él, lo siguen y obedecen. JiMin tiene demasiado poder como para terminar del lado equivocado." 

YoonGi suspiro, dejó las hojas sobre su escritorio y le dio una mirada al ave que las había traído, suponía que SeokJin se la había dado a JungKook o a TaeHyung para comunicarse con él de forma rápida. Era una especie de águila pero sus plumas eran doradas y sus ojos morados. 

Quería poder darle una respuesta precisa a JungKook pero no tenía cómo hacer eso por lo que decidió ir con una mentira, escribió que JiMin había estado muy cambiante con el embarazo y que la mala actitud de la gente en el castillo lo tenían al límite pero que pronto todo estaría mejor, más que una mentira eso era una verdad a medias. Esperaba que JungKook lo creyera. 

Le dio la carta al animal y después de abrir la ventana en su estudio el águila salió volando rápidamente. 

Era más de medio día y JiMin no daba señales de aparecer, el día anterior tampoco lo había hecho y temía que su esposo planeara no volver, quería hablar con JiMin, aclarar todo y decirle la verdad sobre Irene, So-yeon y lo que sea que JiMin le preguntará. Haría lo que fuera por que volviera al castillo y saber que estaba seguro al igual que el bebé. 

Le dolía estar separado de JiMin, además necesitaba que el peli plateado le asegurará que fue Suran quién le había dado el polen y de esta forma meter a la castaña al calabozo donde ya había planeado toda una serie de castigos para ella. 

Necesitaba a JiMin pues con cada minuto que pasaba y este no volvía sentía que perdía la cordura, desde la tarde anterior sus ojos se habían puesto rojos y no lograba hacer que cambiarán, le dolía la cabeza y sentía el cuerpo tembloroso y débil, las marcas claras en sus brazos y clavículas le picaban, los pequeños puntos habían comenzado a desvanecerse hace unas horas y no están seguro de ha que se debía y preguntarle a Solar o Hwasa le asustaba. 

—Solo vuelve por favor. 

Miró con atención el anillo que JiMin le había dado en su noche de bodas, aquella gema roja brillante, no lo había comprendido hasta que leyó la carta de JungKook. Su anillo tenía una parte del cascarón de Xenzu y por eso lentamente se tornaba de un marrón oscuro. Decidió ver el techo de su estudio tratando de calmarse, pero unos segundos después cayó inconsciente. 

Al llegar a la celda abierta JiMin bajo con cuidado del lomo de Xenzu, vio con duda la puerta de acero. Sabía que tenía que ir con YoonGi, buscarlo y arreglar todo lo que había pasado hace dos días. 

Tal vez debió de volver el día anterior pero necesitaba más tiempo para pensar, sabía que el día que huyó algo andaba mal con él, no se sentía como él mismo por lo que sabía que cualquier decisión que hubiera tomado durante esa tarde o noche no sería correcta, ayer por la mañana aún se sentía demasiado confundido por lo que decidió tomarse la tarde para poner en orden todo lo que había en su mente y aquello que sentía. 

Xenzu lo ayudó a entrar en razón, sabía que la primera noche de su huida, había dicho y hecho varias cosas cuestionables, pudo seguir de esa forma si Xenzu no hubiera estado con él.  Peor aún, Ralyss pudo estar presente aconsejandolo para que dejara atrás aquello que lo hacía más humano y que en su lugar solo quedara la parte salvaje y vil del dragón dentro suyo. 

Observó sobre su hombro como Xenzu se disponía a descansar, dando un suspiro salió de la celda la cual cerró a sus espaldas. Sus manos temblaban debido a los nervios, tratando de no ser visto decidió dirigirse a su habitación. 

Ocultarse no fue tan necesario pues a media tarde no había demasiada gente limpiando u ordenando, todos muy ocupados en los preparativos para la cena. Una vez en el pasillo que lo conducía a su habitación  se aseguró que no hubiera guardias en la puerta, cuando no vio a nadie decidió que era seguro seguir. 

Entro de forma silenciosa, revisó toda la habitación con la mirada pero no había rastros de YoonGi por ningún lado, ni en el baño o el cuarto de las ropas y joyas. Fijó sus ojos en la repisa sobre la chimenea buscando el huevo de dragón pero este no estaba.

YoonGi y él lo habían colocado en ese lugar para verlo siempre y también para que el huevo recibiera el calor de la chimenea que era justo lo que necesitaba.

Pensó que tal vez YoonGi estaría en su estudio  por lo que decidió cambiarse la ropa sucia y algo húmeda por algo más cálido, también aprovechó para lavar su rostro con un poco de agua y jabón, después habría tiempo para darse un baño. 

Una vez listo salió de la habitación encontrándose de frente con Soobin. 

—¡¿JiMin…?! 

Rápidamente tapó la boca del más alto y tiro de su brazo hasta que ambos se encontraban dentro de la habitación. 

—¿Cuando has vuelto?—cuestionó el menor, una vez JiMin quito su mano de su boca. 

—Hace unos minutos, buscaba a YoonGi.

Soobin lo miró de pies a cabeza, tal vez buscando algún daño, al no encontrar ninguno suspiró. 

—Está en su estudio.

Asintió con una ligera mueca—. Lo supuse. 

—Esta mal—lo miro directo a los ojos con pena—. Desde ayer en la mañana que no sale de ahí, incluso se llevó el huevo con el. 

JiMin asintió con culpa, no sabía que tan mal se pondría YoonGi cuando se fue, en ese momento no le importó y ayer pensó que no podría ser algo tan malo. Tal vez ese pensar era debido al trato que YoonGi mantuvo los primeros meses de matrimonio, se suponía que era algo que ya no importaba pero inconscientemente seguía pensando que a YoonGi realmente no le importaba pese a que el mayor todos los días le demostraba cuánto lo quería.

—Yo… yo no estoy molesto, creo que no tenía porqué estarlo—comenzó a jugar con sus dedos—, no sé que pasó o que me llevo a huir pero este tiempo sólo me ha ayudado para pensar y razonar—miro a Soobin de forma tímida—. Leí una carta de tu hermana y bueno el contenido no era muy agradable, yo sobre reaccione a cosas sin sentido y me las cobre con todos, no le di a YoonGi el beneficio de la duda o la oportunidad de explicar, simplemente lo condene sin saber la verdad y eso estuvo mal, regrese porque me gustaría hablar y aclarar todo. 

—No te preocupes JiMin, tu reacción ha sido normal, suponemos, por lo que Hyojong nos contó—JiMin hizo una mueca ante la mención del general, debía recordar ir a disculparse con el rubio— que alguie, de alguna forma, te hizo inhalar polen rojo, que es conocido por provocar ataques de rabia e ira en las personas. Nadie te culpa por tu arrebató, sólo esperábamos que regresarás, todos han estado preocupados por ti. 

JiMin sonrió de lado—. No todos, se muy bien que aún hay gente que me quiere fuera del castillo. 

—Eso no… 

—No importa—corto al más alto—, se que no muchos me quieren pero he llegado a un acuerdo con eso, soy más fuerte de lo que la gente cree y por unos cuantos no voy a irme, mi hogar es Vinterdod y mi lugar está junto a YoonGi, sea que le guste a todos o no. 

Dejo a Soobin dentro de la habitación y salió con seguridad, era hora de dejar las dudas y temores atrás, no podía permitir que todos hicieran lo que quisieran con él, había optado por la gentileza para ganarse a la gente pero aquellos que se negaban a rendirle el respeto que se merecía debían aprender que pese a lo que opinarán seguiría aquí, seguiría siendo el rey y para lograrlo algunas cosas debían cambiar. 

Su padre le había explicado que aún siendo su hijo mayor, el legítimo heredero, su madre le confío que nunca tendría el temple o la fuerza para gobernar un reino tan grande y basto como Eviglod, que siendo tan noble como sería, la gente sacaría provecho de él, y tal vez tenía razón. Siempre peco de ingenuo y su bondad siempre fue demasiada, esas cosas parecían faltar en Vinterdod pero con el tiempo había aprendido que también se necesita mano dura para reinar y que su bondad sólo era bien pagada por el pueblo de Skinnende Gull. 

En Vinterdod no funcionaba de la misma manera, la gente creía que su bondad era una debilidad, lo creían débil por ser bueno pero ahora se iba a encargar de dejar en claro que no era así, sus antepasadas había logrado mantenerse en el trono por gobernar con gentileza pero también con mano dura marcando claramente una línea entre ellas y su pueblo, JiMin haría lo mismo. Podía ser dulce y bueno, incluso indulgente pero no por eso iba a permitir que las malas actitudes de la gente siguieran contra su persona, eso se había acabado. 

Había una línea entre la libertad que le daba a su pueblo y la insubordinación que parecían estar adoptando. Pero eso se acabo, varias cosas iban a cambiar. 

Llegó frente a la puerta de oscura madera y la abrió lentamente, no quería asustar a YoonGi con lo nervioso que se imaginaba que estaba. Entró suavemente y lo primero que vio fue a su esposo con los ojos cerrados, la cabeza recargado en el respaldo de la silla, lucía realmente agotado y grandes ojeras oscuras se marcaban bajo sus ojos, también noto el huevo sobre el escritorio envuelto en una piel rojiza, tal vez de zorro. 

Se acercó con intenciones de despertar al mayor, llevó su mano hasta el brazo de YoonGi para mecerlo de forma suave pero apenas sus dedos tocaron al pálido una sensación hasta ahora desconocida lleno su cuerpo. 

Estaba a punto de quedarse dormido cuando sintió una mano pequeña recorrer su muslo izquierdo, eso se sentía bien, otra mano se posó en su otra pierna y no pudo evitar soltar un suspiro, ambas manos fueron subiendo hasta estar sobre su miembro que lentamente se iba endureciendo, sintió una mano rodearlo sobre la tela y un gemido abandonó sus labios. 

—JiMin… 

Sintió al contrario alejarse un poco por lo que abrió los ojos y pese a la vista borrosa pudo distinguir que la persona arrodillada frente a él no era su esposo. Se levantó de forma rápida provocando que quien estuviera frente a él cayera de espaldas. Escucho como se quejaba de dolor por el golpe pero eso no le importaba. Se agachó y tomó uno de los brazos para colocar a esa persona de pie. Fue entonces que pudo distinguir de quién se trataba. 

—¿Qué mierda crees que haces?—preguntó molesto.

—Nada, yo sólo pensé que tu… bueno trataba de…—Suran mojo sus labios de forma nerviosa—. Quiero que estemos juntos de nuevo.

—Pues yo no quiero estar contigo—respondió con asco—. ¿Que pretendías metiendote aquí cuando estoy descansado?—la sacudió.

—Majestad  yo pensé… 

—No pensaste nada por que eres una idiota, te quiero lejos de mi que no te quedó claro que estoy casado…《

Se alejó dos pasos de YoonGi, llevo una de sus pequeñas manos para cubrir su boca, nunca antes le había pasado aquello, nunca había podido ver los recuerdos de alguien, no era como ver el futuro de una persona, esto era diferente. Sabía que se podía, Yang Mi poseía aquel don, ser capaz de ver los recuerdos de una persona sólo por el tacto. 

Frunció el ceño pensando en porque había podido hacer aquello, llevó las manos a su vientre una vez supo la respuesta. No era un don suyo, era de su bebé.

Al parecer su pequeño le estaba permitiendo usarlo para aclarar todas las dudas que tuviera. Sonrió, sus ojos llenos de cariño, miro a YoonGi y se acercó para dejar un suave beso en su frente. 

Fue entonces que notó cuán caliente estaba el mayor, preocupado salió en busca de ayuda, debían llevar a YoonGi a la cama. Ahora él se ocuparía de su esposo enfermo.


Sintió como alguien peinaba su cabello, una voz suave y melodiosa entonaba una canción de cuna, "camino al rio" su madre solía cantarla para él cuando estaba enfermo. Sonrió de forma suave, está cálido y en paz como hace días no estaba. 

Algo en el fondo de su mente le decía que no había tiempo para descansar que algo importante debía hacerse, pero estaba agotado por lo que disfrutaría de la extraña paz y relajación que sentía hora, pues no sabía cuánto duraría. 

Algo suave tocó su frente, apenas un roce delicado que dejó una sensación de calidez en su piel, sensación que se propagó por el resto de su cuerpo cansado. La voz se detuvo y con ella la dulce melodía que lo arrullaba.  

—Descansa amor—de nuevo sintió ese suave toque pero ahora sobre su mejilla—. Yo me encargaré de todo ahora, no debes preocuparte, sólo descansa 

Aquel tacto cálido hizo contacto en sus labios, un dulce sabor se coló en su boca y un aroma delicioso en su nariz, suspiró satisfecho, sintió su mente nublarse cada vez más y lentamente cayó dormido nuevamente con una extraña paz llenandolo. 


JiMin sonrió con cariño, peino una última vez los oscuros cabellos y tras dejar un suave beso en la dorso de la pálida mano se levantó de su lugar junto a la cama. 

Salió de la habitación, YoonGi llevaba tres días en cama bajo estricta vigilancia, se sentía culpable por el mal que aquejaba a su esposo pero en su defensa diría que no sabía que aquello podía pasar, no había escuchado de algo así antes. 

En todos los libros o escritos sobre la unión de almas que era el matrimonio bajo las bendiciones del Dios solar nunca había leído que algo como esto pudiera pasar. Jamás hubo unión que se viera disuelta parcial o totalmente, las bendiciones marcadas en la piel de YoonGi habían comenzado a desaparecer para cuando llegó al castillo, una vez había logrado ver la verdad en los recuerdos del azabache las marcas lentamente estaban regresando, pero el color había cambiado, ahora un poco más oscuras y visibles que antes. 

Las suyas también eran más oscuras ahora pero estaba bien con ello, esas marcas siempre serían la prueba de su unión eterna con YoonGi por lo que jamás estaría avergonzado o trataría de ocultarlas. 

Se dirigió al comedor para tomar la comida, necesitaba alimentarse pues con el bebé en camino había estado comiendo mucho más de lo usual. 

Un pasillo antes de llegar al comedor se encontró de frente justo con la persona que más deseaba ver. 

—Majestad—una sonrisa falsa adorno los labios pálidos. 

—Suran—respondió con simpleza—. Veo que no esperabas verme por aquí.

Las castaña se alejó un par de pasos que él no tardó en recorrer para volver a estar cerca, la castaña siguió retrocediendo hasta estar contra la pared.

—No se de que habla. 

Sonrió negando con la cabeza—. No, por supuesto que no—Ying y Tenn se acercaron por los lados haciendo temblar a Suran—, estoy seguro que se necesita un poco más que polen rojo para sacarme de aquí—apretó la muñeca derecha de la chica con su mano—. Intenta lo que desees, aún si muero vivirás a mi sombra y jamás serás reina, los verdaderos monarcas nacen para serlo y no se lo ganan tomando el poder y riquezas de otros. 

Suran se alejó en un movimiento rápido ganándose un fuerte gruñido por parte de Tenn, Ying rápidamente llegó frente a la castaña mostrando sus dientes contra su rostro. 

JiMin sonrió dándose vuelta para seguir su camino, una gran sonrisa adornando sus labios, obtuvo justo lo que deseaba. 

Al llegar al comedor se encontró con cuatro de sus guardias reales.

—Zenn, Xiu—llamó al par de hombres de cabello rosado, ambos hermanos— Necesito que hagan algo por mi. 

Ambos hombres se arrodillaron delante suyo, mirándolo directo a los ojos. 

—Cumplir sus deseos es nuestro honor.

—Hay alguien que necesita una visita—una sonrisa ladina tiro de sus labios.

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