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Capítulo 31

—¿Cuánto tiempo tiene ahora?—preguntó emocionada HyunA. 

JiMin sonrió con cariño a su amiga, había decidido decirle de su embarazo a Heechul y HyunA. Heechul era obvio que terminaría enterándose pues tendría que empezar a confeccionar ropa más grande para JiMin conforme su embarazo avanzaba, y HyunA era una persona en la que JiMin realmente confiaba, además la pelinegra terminaría enterándose por parte Hyojong pues YoonGi planeaba decirle la noticia ya que le rubio sería el encargado de su seguridad. 

—Cuatro meses, tal vez un poco más—colocó ambas manos sobre su vientre, el cual apenas y estaba hinchando. 

HyunA se acercó con una sonrisa brillante y lo tomó entre sus brazos en un cálido abrazo—. Muchas felicidades majestad, estoy tan emocionada, desde el nacimiento de Soobin que no hay niños en el castillo. 

—Bueno… estoy realmente sorprendido—Heechul tenía los ojos muy abiertos y dejó de forma muy lenta su taza de té sobre la pequeña mesa frente a él—. Esto es… es realmente increíble, muchas felicidades majestad. 

El mayor se acercó con cuidado a JiMin y peinó sus cabellos de forma suave, una gran y sincera sonrisa en sus labios. 

—Luces realmente confundido—comentó Solar de forma divertida—, se que es una noticia un poco inesperada pero no debes tener una cara tan extraña. 

Heechul resopló divertido—. Es sólo que no lo veía venir, creí que habían decidido esperar para tener hijos, la mayoría de los reyes dan la noticia de un heredero a las pocas semanas de su boda, ustedes llevan varios meses juntos por lo que pensé que esperaría algunos años. 

JiMin borró su sonrisa y miró sus manos de forma incómoda, todos en el reino sabían que habían estado envenenandolo y por ende se realizó la ejecución pública de Rosé y Yunho, pero casi nadie sabía lo que Irene había estado dándole algo para evitar que tuviera un bebé, como también se desconocía el paradero de la pelinegra, incluso él no sabía qué es lo que YoonGi había hecho con ella. 

Hwasa notó su incomodidad por lo que rápidamente tomó la palabra. 

—Eso es porque los embarazos en la familia Park son más difíciles, suelen tardar un tiempo en llegar los bebés—mintió sin problemas provocando una sonrisa en el rostro de JiMin. 

—Es cierto, la abuela de JiMin tardó casi un año en lograr quedar embarazada después de casarse. 

Heechul asintió—. Bueno supongo que es debido a los dones de su familia, ¿no es así, majestad?—JiMin lo miro con algo de duda—. Todos desconocen los dones de la familia Park pero se dice que son tan fuertes que las herederas tenían partos difíciles pues los bebés tenían demasiado poder desde el vientre. 

JiMin meneo la cabeza—. No lo sé, realmente no creo que la habilidades de mi familia interfieran en el embarazo, yo no presente ninguna habilidad hasta que cumplí siete años, lo único que delataba que los poseía fue el color de mis ojos—señaló sus orbes con su dedo índice—. Los ojos lilas de mi familia son el indicativo de si se poseen los dones o no. 

HyunA asintió pensativa—. Los Min no presentan el don hasta cumplir quince años, si llegan a los dieciocho sin presentarlo quiere decir que no lo poseen. 

JiMin asintió, YoonGi le había explicado aquello hace tiempo. Tenía entendido que YoonGi presentó el don cuando cumplió quince años pero al llegar a los diecisiete este se volvió aún más fuerte, tanto que superó a su padre y a cualquiera de sus antepasados. Esa era la principal razón por la que la mayoría le temía.

—Lo más seguro es que el bebé posea ambos dones—se encogió de hombros—, no es común que los miembros de mi familia no posean por lo menos un don. 

—Bueno, eso se debe a la pureza de su sangre—agregó HyunA—. Por el contrario, la familia Min no posee un linaje tan puro, es por eso que el don se ha ido perdiendo a través de las generaciones. 

JiMin lo pensó por unos segundos y asintió a las palabras de su amiga pero en su mente, él estaba seguro de que su bebé poseía ambos dones, algo le decía que su hijo o hija tendría los dones de los Park y los Min, por eso debían de tener mayor cuidado pues podría ser peligroso poseer tanto poder. 

Negó haciendo que su cabello se moviera, deshaciendo el peinado que tenía. No debía preocuparse por eso, él y YoonGi serían capaces de cuidar de su bebé, ambos le enseñarian cómo controlar sus dones y tener cuidado. 

YoonGi miraba los campos cubiertos por la blanca nieve, había tenido que ir a la frontera oeste para revisar el estado de la muralla de hielo que delimita su territorio de las tierras abandonadas, aquellas donde sólo habitaban animales y uno que otro rebelde que había decidido no jurar lealtad a ninguno de los reyes de Rikegisk. 

La muralla era demasiado alta y con ayuda de un sistema avanzado tenían travesaños que era elevados gracias a cadenas y pesados contrapesos, sobre la muralla había varios hombres, vigías altamente entrenados, los y las mejores arqueros de todo su reino, ellos eran los encargados de evitar que cualquiera se acercará lo suficiente a la muralla.  

Dada su cercanía con el norte del reino, el oeste era también demasiado frío lo que explicaba cómo es que podría mantenerse congelada la muralla de hielo. 

YoonGi viajaba varias veces al año, dos o tres veces por mes, al oeste para verificar las condiciones de la muralla y saber de las necesidades de la gente encargada de protegerla así como las de sus familias. Le gustaba mantener un ojo en cada aldea y asegurarse de que todo estaba en orden en el reino y las afueras de este pues se negaba a tener un levantamiento rebelde como el que había sucedido hace unos ochenta años, el cual terminó con la muerte de su bisabuelo y la muerte del legítimo heredero, fue así como su abuelo, el bastardo del entonces rey, tomó el trono. Fue debido a esa guerra que YoonGi ahora poseía el trono.

Él se negaba a ser indulgente con los rebeldes y de esa forma darles oportunidad de armar otra guerra contra él y su gente. Era el rey y planeaba que siguiera así por varios años, hasta que su hija o hijo tomara el trono. 

Miro a Hyojong hablando con el general a cargo de la frontera y la muralla, Sehun estaba a unos metros a su izquierda hablando con algunos de los vigilantes, YoonGi los miro con duda, dudaba de todas las personas que se acercaban a Sehun. 

Desde que se enteró de la traición del general no había hecho más que vigilarlo y fue así como noto que este se reunía siempre con los mismos hombres, dentro y fuera del castillo. Sonrió de medio lado, el hombre era realmente estúpido y no cuidaba sus pasos, eso le pasaba a la gente confiada. 

Sehun estaba tan seguro de que no sería descubierto que se estaba volviendo descuidado para ventaja de YoonGi, ya tenía una lista de nombres de aquellos posibles aliados de Sehun y Shin, sólo esperaría un poco más para saber qué es lo que tramaban y cuando lo hiciera todos los idiotas que prefirieron seguir a Lord Shin servirían de ejemplo para todos en Vinterdod, todos verían que es lo que pasaba cuando osaban traicionar a su rey. 

El frío aire le golpeó el rostro, suspiró notando como el vaho salía de sus labios debido al frío, algunos copos de nieve caían a su alrededor, eso anunciaba una ligera ventisca, comunes durante ese mes, mientras en Eviglod y Giftenkker estaban entrando en la primavera en Vinterdod estaban en una especie de tiempo muerto del frío glacial y tormentas, pero los vientos eran fuertes alzando la nieve y provocando ventiscas ligeras, eso dificulta la vista de los caballos por lo que les sería imposible regresar esa tarde y tendrían que quedarse esa noche en el pequeño pueblo para volver por la mañana al castillo. 

No le gustaba la idea de estar alejado de JiMin por tanto tiempo, pero con la certeza de que Sehun estaba alejado de su esposo y este era custodiado por sus guardias junto a Tenn y Ying, le traía calma y seguridad de que JiMin estaría bien en estos momentos que se encontraban separados.

Además Xenzu seguía oculto en el castillo, confiaba que de ser necesario JiMin acudiría al dragón para salir del castillo si es que no se sentía seguro. 

— YoonGi.

Se tenso ante la voz que lo llama, la razón por la que había aplazado su visita a la frontera oeste ahora se encontraba detrás suyo. Había delegado a Hyojong las vistas a la muralla desde que había regresado de su boda. Quería evitar lo máximo que podía venir y encontrarse con… 

—So-yeon—susurró dándose vuelta. 

Y ahí estaba ella, igual de hermosa como siempre, su cabello rubio que hasta hace unos meses era largo hasta la cintura había sido cortado para llegar solo a su barbilla, sus ojos azules lo miraban con ese brillo característico, su fina nariz estaba roja en la punta por el frío al igual que sus suaves mejillas, se mojó los labios rosados de forma nerviosa y YoonGi no pudo evitar seguir el movimiento de su lengua sobre los finos labios. 

Todo en ella seguía igual de bello como hace meses, porque So-yeon siempre había sido hermosa, siempre lo sería. Desde que la conoció cuando ambos tenían doce años hasta que su padre la mandó a la frontera oeste cuando cumplió dieciséis. Por años fue su amiga y confidente, la única que lo conocía realmente, la primera en amarlo. Su primera debilidad. 

Por eso su padre los había separado, una prueba más de que la debilidad no era permitida, él se volvió blando gracias a ella y por eso el rey la había quitado del camino. No fue hasta después de matarlo que se volvieron a encontrar. 

Ella era una de las razones por las que visitaba la muralla del hielo tan a menudo. Lo hacía para verla, para por lo menos pasar una noche con ella dos veces al mes. Para sentir que alguien realmente lo quería.

—Escuche que te casaste—ella dio dos pasos para acercarse a él, una hermosa sonrisa estiró sus labios—. Supongo que te has sacrificado por tu pueblo… muy noble de tu parte.

La rubia se acercó lo suficiente como para poner una de sus manos sobre su mejilla, estaba tan cerca que YoonGi podía distinguir su aroma a pino. Justo en ese momento con ella a un par de centímetros de distancia notó que la sonrisa en sus labios era una cínica y de burla. La misma que todos le daban a JiMin en sus primeros días en el castillo. Frunció el ceño con molestia y retiró de forma brusca la mano sobre su rostro. 

— Sí, me he casado—declaró orgulloso—. JiMin y yo tenemos nueve meses casados. 

So-yeon lo miró confundida por su gesto brusco pero sonrió y asintió con entendimiento.

—Supongo que eso explica tu ausencia durante las visitas de Hyojong—colocó un mechón de su rubio cabello detrás de su oreja—. Acaso… JiMin ¿así lo has llamado, no?, se enteró de nosotros y te ha prohibido venir. 

La burla en su voz lo molesto, volvió a mirarla detenidamente, era hermosa no podía negarlo, vio esa sonrisa que tanto le había gustado por años, pero ahora no le producía nada, So-yeon ya no le provocaba nada no podría por que ella jamás sería JiMin. Nadie nunca ocuparía el lugar que JiMin tenía en su corazón y mente. Ella pudo haber estado antes pero desde que miro a JiMin había tenido claro que el peli plateado sería el único para él. 

Evitó por meses venir para no toparse con So-yeon por miedo a seguir sintiendo cosas por ella pero eso era absurdo ahora, le tendría cariño siempre pues habían sido buenos amigos pero eso jamás sería nada en comparación a lo que JiMin provocaba en su interior, nada podría compararse al amor que sentía por su esposo. 

—JiMin no me prohibió nada, fui yo quien decidió no venir.

—¿Por qué?—cuestionó confundida, sus ojos azules viéndose heridos. 

—Preferí quedarme en el castillo para cuidar de mi esposo— evitó dar detalles sobre el envenenamiento, no era sabido por todo el reino y prefería que siguiera de ese modo. 

—¿Pero qué hay de mi?. 

YoonGi negó ante el reclamo—. No sé de qué hablas. 

—Creí que nosotros teníamos algo especial—susurro con dolor—. Tu y yo, ¿no lo recuerdas?—ella tomó sus manos y entrelazando sus dedos dedicándole una mirada brillosa por las lágrimas acumuladas—. No me importa que estés casado, entiendo que debías hacerlo por el bien del reino, pero nosotros aún podemos estar juntos, como siempre lo dijimos. 

YoonGi chasqueó la lengua y separó sus manos de las más pequeñas—. Eso no puede ser So-yeon, ya no—aclaró de forma suave, no quería lastimarla pero debía dejar en claro que lo que sea que tuvieron había terminado.

—¿Por qué?—susurro con dolor. 

—Porque estoy enamorado y no planeo traicionar a JiMin, nunca—sonrió al pensar en su hermoso esposo—. Ya lo he lastimado bastante pero él no se rindió conmigo, he decidió hacer las cosas bien y por eso vine—la rubia lo miró con lágrimas corriendo por sus mejillas—, siempre te tendré un cariño especial por los años que compartimos pero mi corazón sólo le pertenece a JiMin y será así hasta el día que muera—peino los rebeldes cabellos rubios detrás de su oreja—. Quería decírtelo de frente, eres increíble So-yeon, eres hermosa y una mujer brillante además de la mejor soldado del reino, mereces a alguien que te ame sólo a ti y no conformarte con menos, sé que puedes encontrarlo, espero que sea así porque te mereces ser realmente feliz. 

YoonGi se dio vuelta para alejarse de ella, había dicho todo lo que tenía que decir y esperaba que ella lo entendiera, tenia esperanza en que ella pudiera encontrar alguien que la amara y la hiciera feliz, tan feliz como JiMin lo había a él.  

—¡YoonGi!

Giró ante el llamado siendo sorprendido por So-yeon quien se le tiró encima, lo tomó con fuerza de las mejillas y le dio un beso, podía sentir sus suaves y tibios labios contra los suyos sólo por un segundo antes de apartarla de un brusco empujón que casi la hace caer al suelo.

—¡Pero que…! 

—Solo una última vez—ella no esperó más y salió corriendo de ahí. 

YoonGi miró a su alrededor y noto como varios hombres lo miraban, entre ellos Hyojong y Sehun. 

Una opresión extraña se formó en su pecho y un mal presentimiento se asentó en la boca de su estómago, no lograba entender porque se sentía de esa forma. Sentía una pesada mirada en su nuca por lo que se giró mirando el bosque congelado al otro lado de la muralla, no había nada ahí lo que sólo lo hizo sentir más incómodo pues podía sentir que alguien o algo lo observaban. 

No fue hasta un par de segundos después que noto un ligero movimiento a varios metros de distancia, cuando noto de que se trataba la sangre pareció huir de su cuerpo dejándolo estático en su lugar, un escalofrío le recorrió la espalda y sintió que su corazón se estrujaba dentro de su pecho. 

Porque él conocía aquellos enormes ojos naranjas que lo miraban con enojo, porque escondido entre la nieve están Xenzu dedicándole una profunda mirada que parecía atravesarlo.  





























Llego el drama 😋😋

Oficialmente llegamos a la recta final de la historia así que prepárense para el suspenso y el drama.

Sólo puedo decirles que los capítulos con más drama y acción ya están aquí, también de los más largos de toda la historia. Nos acercamos cada vez mas al final y todo puede pasar.

Espero disfrutarán del capítulo.

¿Qué creen que haga Xenzu?

Nos leemos en unos días
Besos x.

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