Capítulo 13
Aún con demasiado sueño se levantó de la comodidad y calor de su cama, fue al baño para lavarse la cara y mojar un poco su cabello, se vistió con un traje que ya estaba dispuesto para él, colgado detrás del biombo, se sentó en una pequeña silla para colocarse las botas y se encontró con la mirada de Ying fija en él, Ying parecía que era el que le tenía menos molestia.
YoonGi sabía que no les gustaba mucho a ese par de animales pero ellos nunca le hacían nada por JiMin, lo dejaban acercarse, incluso si lo quería podía acariciarlos, pero no era la misma actitud cariñosa que tenían con JiMin, era como ver a uno de esos raros leones de montaña, cuando iba de caza había visto a dos de ellos y siempre lo miraban como lo hacían Ying y Tenn.
Era una mirada precavida, a la espera del momento adecuado donde YoonGi lo atacara, midiendo la reacción que debía tener, huir o atacar. Eso le parecía extraño, además Tenn en ocasiones le regala otro tipo de miradas y por eso sabía que a él le agradaba menos que a Ying. Tenn lo miraba con aquellos extraños ojos naranjas llenos de reproche como si el animal supiera algo que YoonGi había hecho mal o fuera muy idiota para notar algo. Ambas eran igual de insultantes, pero pese a ese extraño trato con él, Tenn era el que parecía pasar más tiempo con YoonGi, pues a veces lo acompañaba a las reuniones con el consejo o simplemente se quedaba echado en su despacho por horas hasta que parecían necesitarlo en otro lado y sólo salía de la habitación.
Una vez listo se colocó la capa sobre los hombros, se acercó a la cama y dejó un beso sobre la frente de JiMin.
No fue hasta que estuvo fuera de la habitación caminando por el solitario y oscuro pasillo que fue consciente de lo que había hecho. Cada día le era más difícil mantener la distancia con su esposo, ni siquiera podía mantener la actitud indiferente con JiMin demasiado tiempo.
Se sorprendía así mismo cuando conversaba con el menor por horas sobre lo difícil podía llegar a ser el ser rey, y como es obvio el pequeño peli plateado le daría consejos o mostraría opciones de cómo podía cambiar ciertas cosas para hacer las cosas ligeramente más fáciles. También tenía muy buenas ideas respecto a los suministros de comida, como sería provechoso dejar de tirar y desperdiciar tanto en el castillo y dar más al pueblo. El consejo alababa las ideas que YoonGi daba en nombre de JiMin y habían puesto a su nuevo rey en una especie de pedestal.
También había ocasiones donde YoonGi se encontraba riendo y bromeando con JiMin sin notarlo, o simplemente jugando con él. Una vez Soobin le había dicho que incluso parecían tener un lenguaje propio, pues YoonGi susurraba palabras incompletas o cosas sin sentido pero JiMin parecía entender a lo que se refería y poder responderle.
Y todo eso lo tenían aterrado, JiMin sacaba a la luz una parte de él que había estado enterrada por mucho tiempo, no se comportaba así desde que tenía diez años. Le preocupaba actuar de esa forma frente a los demás y que lo encontrarán débil, justo como había hecho su padre, pero JiMin parecía comprender que no quería ser visto de esa forma y actuaba en consecuencia.
No solía haber muestras de cariño frente a otras personas salvo Hwasa, Solar y obviamente los guardias de JiMin quienes siempre estaban presentes como estatuas en el comedor durante su desayuno y cena, también con Soobin que era un metido de primera, sólo se tomaban de la manos en algunas ocasiones y siempre se hablaban de forma formal y con títulos, JiMin no solía hacer bromas si había alguien más de frente, ni renegaba de sus órdenes si no estaban solos. Las contadas ocasiones que JiMin lo acompañó durante las reuniones del Consejo se mantenía en su mayoría callado a menos que tuviera una idea que deseaba compartir, en cuyo caso pedía permiso a YoonGi antes de hablar, JiMin daba la imagen de un esposo sumiso que sólo cumplía los deseos del rey. La mayoría de los guardias y la servidumbre podían pensar eso.
Que eran un matrimonio meramente arreglado o la comunicación no era más que la suficiente y compartían el lecho sólo para darle un heredero al reino, sabia que eso parecía desde fuera, mas aun siendo que él era un hombre frío y que apenas notaba la presencia de su esposo, sumado a que JiMin siempre se mantenía callado y ausente a su alrededor.
Pero no era así, YoonGi siempre se encontraba dándole pequeñas miradas al rostro de su esposo o tomando su pequeña mano sin que nadie lo notará, cuando se encontraban solos, en el desayuno o la cena, JiMin hablaba hasta por los codos compartiendo chismes, historias o haciendo chistes a costillas de YoonGi, cuando iba por la tarde a dejarle su té, JiMin siempre le llevaba algún pan o postre y compartían un rato agradable donde hablaban sobre ellos y su vida de pequeños, también compartían uno que otro beso.
Y por las noches cuando regresaba a su habitación y veía a Ying y a Tenn esperando fuera, sabía que JiMin lo esperaba dentro con una delicada bata cubriendo su cuerpo desnudo y apenas cruzara la puerta su esposo se lanzaría a sus brazos para llenarlo de besos, esas noches le gustaban demasiado pero sus favoritas eran donde él y JiMin compartían un baño caliente y su esposo le acariciaba el cabello con esa suavidad y dulzura que lo caracterizaban, con voz suave le contaría lo mucho que lo quería y cuales eran las cosas que más le gustaban de él.
Y él, bueno él no podría evitar decirle lo feliz que lo hacía y como todo parecía más alegre desde que había llegado al castillo, recorrerla la delicada piel de la espalda de JiMin con sus manos y lo besaria de forma suave y delicada, por que no había otra forma en la que pudiera tratar á su esposo.
Por que todos podían ver que era un sádico, un monstruo y el peor hijo de puta de todo Rikegisk, pero en el fondo YoonGi no era sólo eso, realmente era un persona demasiado tierna y cariñosa pero su padre se había encargado de pisotear y machacar esa parte de él, pero JiMin lentamente la estaba trayendo de vuelta a la vida y el simplemente se había cansado de luchar contra eso. Quería poder disfrutar de su esposo, de lo tierno, amable, divertido y sensual que podía llegar a ser JiMin sin pensar en sacar provecho de su matrimonio.
Que mayor provecho podría haber que el simple hecho de que JiMin era su esposo, sólo suyo y de nadie más. Por fin entendió a lo que JungKook se refería cuando decía que su hermano era la joya más valiosa de todo Skinnende Gull. Y ahora era la suya.
Al llegar al patio del castillo pudo ver a Hyojong esperando por él, cuando lo noto le hizo una pequeña seña y comenzó a caminar rumbo a una de las columnas del castillo, ahí, con toda la oscuridad que aún rodeaba el castillo, nadie será capaz de adivinar que eran ellos.
—¿Qué está pasando?— pregunto tajante.
Hyojong se mojó los labios. —Nos están robando, alguien ha estado tomando gran parte de los ministros enviados por Eviglod.
YoonGi asintió. —JiMin me dijo algo, ¿como es que tu lo sabes?.
—Lo vi cuando tomó los registros, estaba presente cuando leyó la carta de JungKook y mencionó que su hermano enviaría fresas para que pudiera preparar un pastel, pero las fresas nunca aparecieron— se encogió de hombros, —sólo tuve que pensar un poco para dar con la respuesta y eso es que alguien nos está robando.
YoonGi miró al rubio fijamente. —¿Debo suponer que no sabes quien es?— Hyojong negó. —Bueno yo tampoco, revise los pedidos y las entregas que JiMin tomó, las firmó Sonn y ese hombre lleva muerto seis años.
Hyojong chasqueo la lengua. —Bueno tengo una idea de adonde podrían estar llevando parte de lo que están robando, pero no se si mis suposiciones son correctas— YoonGi asintió para que le dijera. —Hace un año noté que el cargamento a la frontera norte era más de lo normal, supuse que al ser la zona más fría y que la reina Jisoo había llegado por esas fechas para ser desterrada en los acantilados era normal que se llevarán más cosas.
YoonGi negó. —Cualquiera lo habría pensado, pero no es así. La reina fue desterrada no tendría que tener privilegios, yo no me enteré de eso hasta hace unos meses.
—En fin, le pregunté a Jaegun si habían estado recibiendo su cargamento completo y me dijo que tenían lo mismo de siempre, lo que quiere decir que lo robado tampoco llega a la frontera norte— Hyojong suspiro negando. —Podríamos tener un traidor en el castillo y todos esos suministros podrían ir a parar a manos de un posible ejército rebelde o…
—¿Que más has penado?
—Es sólo una idea, no estoy tratando de decir nada con esto majestad— el rey frunció el ceño ante las palabras de su amigo, —antes sólo desaparecían pocas cosas ¿no es así?— YoonGi asintió viendo los registros en sus manos. —Pero desde hace un año— señaló una de las hojas, — los pedidos eran más grandes y por cosas que nunca habíamos necesitado, pero al castillo siempre llegó lo mismo.
YoonGi asintió, en los pedidos de suministros habían cargamentos de fresas, cereales extras, cremas, telas y pieles que ellos nunca pedían, que hasta ahora YoonGi no sabía que podía pedir, desde que su padre era rey las negociaciones por suministros nunca incluyeron ese tipo de cosas.
—Nosotros no sabíamos que los acuerdos incluían esto, pero alguien de Eviglod podía saberlo—susurró con voz sería. —Las fechas coinciden con la llegada de la reina Jisoo y uno de los pocos que la conocía y sabía de su destierro era Lord Shin.
YoonGi sintió la furia llenarlo. —Tráeme a ese mal nacido—ordenó con dientes apretados. —Que nadie más se entere, no sabemos si tiene más gente en el castillo.
Hyojong asintió y se fue del lugar, YoonGi se recargo en la fría columna y tomó una profunda respiración. Al parecer su viaje a Eviglod si sería con segundas intenciones y no sólo para desearle suerte a JungKook con el matrimonio. Necesitaba saber más de la reina Jisoo.
—Estoy muy emocionado. Antes de irnos de Skinnende Gull deje claras instrucciones con el joyero para el regalo de boda de mi hermano y Tae— mencionó con emoción el peli plateado mirando el paisaje nevado fuera del carruaje. —Como entraremos y pasaremos la noche ahí habra tiempo suficiente para recogerlo.
YoonGi asintió con aire ausente.
—¿Estas bien?— JiMin tomó el rostro de su esposo entre sus manos acariciando suavemente las pálidas mejillas. —Llevas unos días distraído.
Ambos iban solos en el carruaje los guardias de JiMin los escoltaban junto a otros cuatro hombres de YoonGi, Solar, Hwasa y Soobin viajaban en otro carruaje que los seguía detrás.
—Creo saber quien nos estuvo robando— informó al tiempo que apartaba las manos de JiMin de su rostro. —Pero me temo que Lord Shin ha desaparecido del reino y con la tormenta acercándose no quiero arriesgar a mis hombres pidiendo que lo busquen entre los bosques congelados.
JiMin asintió, apretó sus manos juntas. —Tal vez si esperas un poco y él nota que los suministros no llegan, pueda decidir salir de donde este— opinó, YoonGi asintió dándole la razón. —Ó tal vez deberíamos fingir que no lo sabemos y tener gente vigilando la entrega del siguiente cargamento y así descubrir quién es la persona que lo ayuda dentro del castillo.
YoonGi vio a su esposo por varios segundos, llevaba tres días dándole vueltas al asunto sin llegar a una idea clara, pero JiMin le dio una solución, mucho menos drástica de lo que el tenía planeado, en menos de unos minutos.
—Mi esposo no sólo es hermoso sino que también es un hombre realmente listo.
JiMin sonrió, sintiendo su corazón acelerarse, como le pasaba cada que YoonGi le decía un halago. Se acercó para besar los labios de su esposo y el mayor aceptó gustoso.
El hecho de que ya no se tensara o apartara de forma rápida le decían a JiMin que YoonGi estaba empezando a quererlo. Esperaba que pronto el rey lo amara tanto como JiMin lo amaba a él.
Cuando se separaron YoonGi lo miró con ojos brillantes para después dejar un pequeño beso en la punta de su nariz.
Después de un par de horas de pláticas casuales YoonGi decidió hablar de lo que realmente quería, y necesitaba, saber.
—JiMin, puedo hacerte una pregunta— dijo dudoso.
Su esposo asintió con una enorme sonrisa. —Las que desees.
—¿Tu sabes por qué la reina Ji Soo fue desterrada?.
JiMin se removió de forma incómoda junto a él. —Bueno se que fue exiliada a una pequeña cabaña a las orillas de Eviglod, cerca de la frontera con Giftenkker, cuando yo tenía dieciséis. Eso fue decisión de JungKook, eso después de que ella robara joyas del tesoro real de Skinnende Gull y después intentará robar oro del fondo de contención de Eviglod.
YoonGi frunció el ceño. —¿Por qué haría eso?, aún era reina, debía tener dinero, tu padre debió dejarle algo.
—Bueno…— e menor desvío la mirada hacia la ventana del carruaje. —Mi padre cayó enfermo tras un viaje a las islas de Virittria, eso fue para comerciar joyas y alimento con uno de los gobernantes de Ryhul— comenzó a jugar con sus dedos, no le gustaba hablar de ese tema, —yo tenía diez en ese momento, y Kookie y yo vivíamos en el Palacio de oro y no con él y Jisoo en Eviglod, por lo que realmente no se mucho del tema, pero recuerdo que se dijo demasiado sobre cómo la reina podría haber sido la culpable de la muerte de mi padre.
—¿Por qué?
—Bueno yo no conocía a Jin entonces pero mi nana dijo que habían traído al rey de Giftenkker a ver el cuerpo de mi padre y él aseguró que había sido envenenado, como es lógico todos creyeron las palabras de SeokJin y acusaron a la reina Jisoo pues fue la única que estuvo con él.
—¿Y si SeokJin se equivocó?—cuestionó haciendo que JiMin girará los ojos.
—Si hay alguien que sabe de venenos ese es SeokJin—respondió seguro—. Para resumir todo, JungKook y yo nos quedamos en Skinnende Gull sin ver a la reina por varios años, hasta que Kook vino a Vinterdod a entrenar y yo fui a Giftenkker, la reina Jisoo quedó sola en Eviglod y sin el heredero ahí para darle seguridad todos los privilegios le fueron retirados, mi padre no deje un fondo de oro a su nombre por lo que ella no tenía dinero y todo lo que recibía era por que JungKook era su hijo.
YoonGi asintió, algo similar había hecho su padre con su madre.
—Creo que por eso trato de robar esas cosas, pero como aún pesaba sobre su cabeza las acusaciones de asesinato JungKook no tuvo de otra que exiliarla—negó con la cabeza.
—¿Pero entonces por qué fue desterrada?
—Atentar contra la vida de un miembro de la corona se paga con el exilio a los acantilados de Vinterdod—recitó la vieja ley.
—Intento dañar a JungKook— exclamó con asombro. No podía creer que la reina Jisoo tratar de dañar a JungKook, no después de saber que su hija mantenía en el palacio.
—No fue a JungKook— la respuesta de JiMin fue simple pero provocó un escalofrío por la columna de YoonGi.
2/2
Bien aquí está el segundo capítulo, espero que los disfrutarán.
Nos leemos el lunes.
Besos x.
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Editado [10/06/21]
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