Capítulo 10
JiMin se sentía nervioso, estaba en su cuarto, el cual se encontraba lleno de telas y cajas con varias joyas y zapatos dentro de ellas, el alto hombre frente a él lo miraba con una gran sonrisa en sus labios. Se suponía debían elegir un traje para usar la noche siguiente en la celebración por su matrimonio.
—Permítame decirlo, su majestad, pero usted es sin duda un hombre realmente hermoso.
JiMin enrojeció y agachó un poco la cabeza, aún no se acostumbraba a que la gente lo halagara por su apariencia, porque hasta hace poco, casi nadie lo había visto.
—Así es, nuestro querido rey es un hombre realmente apuesto—respondió Solar, quien veía y tocaba unos rollos de tela con diseños llamativos.
Heechul, quien era el sastre que posiblemente se encargaría de vestir y confeccionar las ropas de JiMin de ahora en adelante, asintió satisfecho.
—Bueno, el azul y el plata son los colores de nuestro reino, pero viendo lo hermosos que son sus ojos me gustaría resaltarlos con un par de joyas en morado—JiMin sólo asintió. —Tengo por aquí un collar traído desde Giftenkker que lucirá hermoso en su cuello…
JiMin quería negarse a usar la joya, el tenía varios collares, y sí, también algunos de Giftenkker, regalos de SeokJin, pero no habían podido traer todas sus joyas y estas no llegarías hasta dentro de dos días más.
—Me apetece un poco de té, por favor—pidió y Hwasa rápidamente salió de la habitación para cumplir el pedido.
Heechul se le acercó sosteniendo dos collares diferentes, uno en cada mano. —¿Cómo podremos elegir si todo le queda bien majestad?
JiMin río ante el tono dramático empleado por el hombre, miró a Solar quien seguía inspeccionando las telas y zapatos.
—Solar, podrías conseguir algo de papel y tinta, me gustaría escribirle a JungKook—llevaba ya cinco días en Vinterdod y no había tenido oportunidad de escribirle a su hermano.
La rubia asintió y también salió de la habitación dejando a JiMin con Heechul y dos guardias dentro y cuatro más resguardando la puerta. Los dos hombres restantes debían estar afuera vigilando a sus mascotas antes de regresar al castillo con ellos.
En sus cinco primeros días en el castillo no había pasado demasiado, fue escoltado por Hyojong y HyunA a la habitación de YoonGi, pues se suponía compartirían la habitación, pero hasta ahora no se sentía de esa forma, YoonGi regresaba cuando él ya está dormido y salía antes de que despertará. Al menos tenía a Solar y Hwasa con quienes recorría el castillo bajo la guía de HyunA quien lentamente comenzaba a ganarse su confianza.
No había vuelto á ver a la mujer que se había nombrado como la futura reina de Vinterdod y de la cual realmente no recordaba el nombre. JiMin no era tonto y sabía que esa mujer estaba relacionada a YoonGi de alguna manera, sólo no estaba seguro de querer saber qué tipo de relación habían mantenido.
—Majestad, debería probarse este traje—Heechul le entregó un pantalón y camisa plateados de tela suave y brillante, por dentro tenían un forro esponjoso para mantenerlo caliente. El traje tenía diseños finos en color blanco que hacían parecer que habia pequeños copos de nieve pegados a la tela. —Hará resaltar el tono de su cabello y llevará la atención a sus ojos.
—Es realmente hermoso, Heechul—halago con asombro.
El hombre le sonrió, era la primera vez que recibía un halago de un miembro de la corona.
—Gracias majestad, es usted muy amable—comentó con una gran sonrisa, —aún no lo he conocido realmente pero puedo decir que es un hombre de buen corazón y eso es justo lo que le hace falta a este reino.
JiMin sonrió sintiendo algo cálido instalarse en su pecho, el primer sentimiento agradable que tenía desde que llegó.
—No se que habría sido de nosotros si Lady Suran ocupaba el trono junto a nuestro rey—y así la alegría de JiMin murió, Heechul siguió murmurando. —Esa mujer es realmente despreciable.
—¿Por qué lo dice?—preguntó, sin querer mostrar interés, mientras iba tras el cambiador para cambiarse.
—Suran es simplemente una mujerzuela, todos los hombres en este castillo han pasado por su cama, claro que su favorito siempre fue el rey—comentó distraído buscando un par de zapatos que combinará con el traje. —Siempre iba por los pasillos alardeando ser nuestra futura reina, la única que llevaría al heredero del rey, también solía tomarse libertades que no le correspondía como ordenar en la cocina toda clase de comidas tontas desperdiciando recursos valiosos o viniendo a mi para exigir vestidos de las mejores telas y joyas cuando es sabido que su familia ya no tienen ni un centavo, siempre alegando que el rey pagaría por ellas.
JiMin jugaba con los dedos de sus manos, salió una vez estuvo listo y Heechul lo miró con una gran sonrisa en los labios, se acercó para colocar un collar en su cuello para después tomar una capa de piel negra y ponerla sobre sus hombros.
Hwasa entro a la habitación sosteniendo una charola con cuatro tazas de té, un pequeño azucarero y un plato de galletas.
—Pero mire lo hermoso que luce—dejó la charola en una pequeña mesa y se acercó a JiMin, peino sus cabellos con cariño. —El rey quedará encantado cuando te vea.
JiMin sonrió, pero la sonrisa no llegó a sus ojos, claro que Hwasa fue la única que lo noto.
—Claro que estará encantado—apoyó Heechul. —Como se podría comparar lo hermoso que es nuestro rey consorte a nadie más en el reino. Todas las damas en el palacio tendrán en claro que ya no deben acercarse al rey.
—¿YoonGi a estado involucrado con alguien más que Lady Suran?
Hwasa miro a JiMin pero este sólo veía a Heechul esperando una respuesta.
Heechul no sabía qué responder. —No creo que sea correcto que le hable de eso majestad.
—No me llames majestad me hace sentir raro, solo dime JiMin—pidió el peli plateado. —Además, ¿porque sería algo incorrecto?, tu pareces conocer varios secretos de este castillo y yo no se ninguno, podrías ayudarme a conocer mejor a todos aquí.
Heechul se mojó los labios con nerviosismo. —Bueno, si alguien se entera de las cosas que diga aquí podrían cortarme la lengua majes… JiMin.
JiMin sonrió. —¿Por qué alguien debería de saberlo?, mi corte no dirá nada, además porque lastimarian al sastre real—Heechul abrió sus ojos por la sorpresa. —Lo que nosotros hablemos aquí nadie mas lo sabrá.
—Majestad yo…—las palabras no salían de su boca, había llegado esta mañana con la esperanza de que al rey le gustarán sus prendas pero jamás pensó que este lo nombraria como su sastre personal, había pasado años en ese castillo siendo dejado de lado por el rey al elegir otros sastres y condenado a soportar las exigencias de Lady Suran sin recibir el reconocimiento por los vestidos que ella siempre presumía.
JiMin le sonrió aún más grande, de los seis sastres que había visto en los últimos días, Heechul era el único que se había preocupado por resaltar sus rasgos y le había dado la opción de elegir una paleta de colores antes de traerle tantos trajes, y no sólo llegó a vestirlo como si se tratará de un muñeco.
—Entonces… me decías sobre los amoríos de mi esposo en este castillo—comentó mientras caminaba al cambiador para quitarse el traje.
Heechul miró con duda a los guardias y Hwasa quien le sonrió para calmarlo, asintió tomando asiento junto a la morena.
—Bueno, creo voy a resumir todo pues no quiero hablar más de lo necesario de esas mujeres—frunció el ceño. —Lady Suran fue la primera, llegó aquí hace seis años cuando tenía quince, sin dudar fue tras el, en ese entonces, príncipe YoonGi, el primer año todos creían que el príncipe estaba enamorado, incluida Suran.
JiMin sintió algo estrujarle el pecho pero no cambió su expresión neutra tomando asiento frente a Heechul y Hwasa, su amiga colocó una taza de té frente a él, tomó un sorbo rápido para ayudar a su cuerpo a entrar en calor.
—¿Y lo estaba?—preguntó Hwasa por él.
Heechul negó divertido. —Claro que no, un mes después de cumplir un año en el castillo el rey comenzó a ignorarla, Al parecer se enteró que Suran mantenía un amorío con uno de los asistentes de cocina, eso fue todo un chisme aquí en el castillo, así que al enterarse el rey, este le pago de la misma forma y se metió con una mujer que limpiaba su habitación, Irene es su nombre, ella aún trabaja aquí, ya se la mostraré para que tenga cuidado con ella.
Solar entró a la habitación pero nadie puso atención, la rubia se sentó junto a JiMin y dejó lo que se le había pedido sobre la mesa.
—Hace un año llegó Rosé, la reconocerá fácil, es una rubia ceniza que trabaja fregando los pisos de la cocina—JiMin recordó a la chica del comedor, aquella que había visto en su primer día en el palacio, apretó los labios molesto. —Esa mocosa creyó que el rey la haría su reina, está enamorada y hasta que usted llegó pensaba que comparada con Suran ella sería la elegida por YoonGi.
Hwasa bufo.—Ellas no se pueden comparar contigo—dijo mirando a JiMin.
—Eso es cierto—concordó el mayor de todos. —Pero debe tener cuidado, en Vinterdod las leyes permiten que el rey tenga concubinas, por lo que debería vigilar al rey, aunque un hijo de una de ellas nunca pueda tomar el trono eso haría hablar al pueblo—dijo con pesar.
JiMin negó sonriendo, así que su pequeño Kookie sabia de esto y no se lo dijo.
—YoonGi no puede hacer eso—respondió con simpleza.
—Pero… —trato de explicar, Heechul.
—No importan las leyes y costumbres que tengan aquí, YoonGi y yo nos casamos bajo las reglas y la bendición del Dios solar, él no puede tener una concubina aunque lo quiera.
—¿Pero qué pasaría si él no respeta eso?
Solar miro a Heechul una media sonrisa irónica adornaba sus labios.
—En Eviglod la infidelidad con los matrimonios de la realeza se paga con la muerte—tomó una de las manos de JiMin, con su dedo trazó los delicadas y hermosas líneas de color rosa pálido, visibles si se les miraba con suma atención. —Pero en Skinnende Gull una traición como esa o la deslealtad tras algo tan sagrado como la ceremonia matrimonial se paga por toda la vida.
—Desdicha y mala fortuna es lo que le espera a aquellos que osen dañar o traicionar su unión con un Park—habló Hwasa. —El rey lo aceptó, recibió las bendiciones de nuestro Dios y los regalos de nuestro reino, si traiciona a JiMin pasará el resto de su vida deseando morir para poder dejar de sufrir.
—A si es—asintió JiMin terminando su taza de té. —Pero porqué no mejor me hablas más sobre el pueblo mientras escojo algunas telas para los futuros trajes que harás—sonriendo se acercó a un royo de color crema con algunos grabados blancos, —desde que llegaste no pude dejar de verla.
JiMin y YoonGi estaban esperando en uno de los pasillos junto a la escalera, debían ser anunciados para bajar y poder unirse a la fiesta junto a los invitados.
—YoonGi—llamó JiMin, el mayor asintió en señal de que lo escuchaba. —Ayer hable con Heechul y me he enterado de algo y he querido consultarlo contigo.
YoonGi se tensó y miró a su esposo. —¿Qué es lo que ha dicho?
—Bueno antes de decirlo me gustaría decirte que lo he elegido como mi sastre personal—YoonGi asintió, aún estaba nervioso por lo que aquel hombre podría haberle dicho al menor. —Hablando con él, mencionó que en Lord Shin acaba de perder la villa de su familia y que ahora es propiedad de la corona, me dijo que es la más cercana al castillo por lo que me gustaría pedirte que me permitas usar esa tierra para sembrar algunas de las semillas que he traído conmigo, también me gustaría hacerlo en el jardín de la puerta esté en la parte trasera del castillo.
Los ojitos brillantes de JiMin deslumbraban a YoonGi quien se vio asintiendo sin pensarlo dos veces. —Por supuesto puedes hacer con esas tierras lo que desees.
JiMin le sonrió haciendo desaparecer sus ojos y de un segundo a otro lo beso, YoonGi abrazo su cintura y junto el pequeño cuerpo al suyo, disfrutando del calor ajeno que tanto había extrañado los pasados días, acarició las rellenas y suaves mejillas disfrutando el contacto y calor de sus labios y lengua. Se separaron un par de minutos después gracias a los pasos que se escuchaban a su derecha.
—También quería saber si se me permite ir al pueblo, me gustaría visitar el orfanato y ser capaz de conocer a la gente.
YoonGi lo pensó por un segundo. —Podrás hacerlo pero además de tus guardias te acompañarán Hyojong y dos hombres más.
—Como usted lo ordene, majestad—YoonGi sonrió y volvió a tomar los labios de su esposo en un delicado beso.
—Con ustedes Min YoonGi y Min JiMin—se escuchó a los pies de la escalera, JiMin y YoonGi se acercaron y fueron recibidos con aplausos y miradas de respeto—. Reyes de Vinterdod.
—Lealtad y respeto, siempre con los Reyes—respondieron todos los invitados.
JiMin ya estaba cansado, la gente que se le acercaba sólo hablaba de su apariencia exótica y hacían preguntas sobre su fortuna o JungKook, era molesto. También preguntaban y halagaban su hermoso traje pero cuando daba el nombre de Heechul nadie parecía conocerlo, eso quería decir que la gente que usaba sus ropas nunca había hablado de él y eso lo molesto, como había gente tan egoísta para negar el talento de otros y ocultar sus logros.
Se alejó del grupo de damas que se habían acercado con obvias intenciones de tratar de agradar y ser amigos, JiMin era capaz de ver sus intenciones, otro regalo del Dios solar, podía saber cosas de la gente, saber exactamente qué querían y pensaban de él, rodeado de tanta gente se volvía un poco difícil pues los susurros que escuchaba diciendo las intenciones de las personas eran demasiados por lo que decidió ignorarlos, a final de cuentas todos ahí querían lo mismo, su simpatía para conseguir oro y joyas.
Le dio una mirada a Hwasa y Solar, estaban unos metros alejadas de él en dos diferentes grupos de personas, si bien JiMin fue educado para esto y podía entablar conversaciones de cualquier tema con quien fuera, ellas siempre fueron mejores en el tema de socializar y cotillear por ahí.
Vislumbro la mesita llena de postres al otro lado del salón, si bien lo dulce casi no era lo suyo, pero podía ver un pastelito de limón desde la distancia, decidido emprendió camino hacia su objetivo. Tomó el pequeño pastelito junto con un delicado tenedor y probó un trozo, cerró los ojos disfrutando del delicioso sabor.
Su alegría y relajación se vio interrumpida cuando una persona se paró frente a él. Miró a Lady Suran con extrañeza.
—JiMin—escupió con veneno mirando la brillante y delicada corona repleta de diamantes en la cabeza platinada, evitó usar el título del joven. —No deberías acostumbrarte a usarla, pronto seré yo quien la lleve.
JiMin sonrió de forma condescendiente. —Deberías arrodillarte, es un desafío a mi autoridad no hacerlo. Deberias recordar cuál es tu lugar—su tono fue calmado, la sonrisa en sus labios crecía con cada palabra. —No eres más que la hija de un Lord que no tiene ni en donde caer muerto, por otro lado, yo soy tu rey.
La castaña apretó los puños, noto al guardia de dorada armadura acercarse por detrás del rey así que trato de tranquilizarse.
—Como sabrás yo he compartido la cama con YoonGi así que no deberías mostrarte tan orgulloso de su unión y tu título, por lo que sabes mañana podría pasar la noche en mi lecho con su majestad—dijo con maldad esperando herir el orgullo del chico, grande fue su sorpresa cuando JiMin comenzó a reír suavemente frente a ella.
—No sabía que la cama de mi esposo era el escritorio en su estudio—respondió divertido, una mirada astuta en sus ojos lilas. —Sólo me gustaría decir que las prostitutas se dejan tomar donde todos pueden verlas—se encogió de hombros, miro a Suran con molestia. —Te recomiendo que cuides tu lengua, no creo que quieras perderla—amenazó para después caminar lejos de ella.
JiMin dejó salir un suspiro, no se dejaría afectar por las palabras de esa mujer que no tenía importancia. Lo que ella o cualquiera dijera de su esposo no lo afectaría, él era fuerte y sabía cuánto valía a lado de esas mujerzuelas sin valor.
—Me había acercado para alejar a esa víbora de ti, pero me he llevado una gran sorpresa—dijo Soobin cambiando a su lado. —Nadie había puesto en su lugar a Suran hasta hoy. Estoy gratamente sorprendido.
JiMin miro al menor, una sonrisa radiante devoraba los labios de Soobin, los ojos verdes brillando con diversión.
—La porquería en este castillo debería aprender donde pertenecen y si YoonGi no se los deja claro yo me encargaré de hacerlo—respondió con molestia. —La insolencia abunda en este lugar, un reino respetado y temido como este no puede permitir esta libertad con la servidumbre.
Soobin miro a JiMin, su apariencia era dulce y encantadora, había hablado con el antes, sabía que el peli plateado era bueno, amable y respetuoso pero las palabras que había dicho eran duras y frías como el acero.
—¿Por qué lo dices?—preguntó en un susurro. —Si alguien te ha hecho algo ten la confianza de decírmelo.
—Soy el rey, he estado aquí seis días y ya me tiene cansado que toda la servidumbre y la mayoría de los guardias en este lugar me traten como un mueble que no ve, escucha o siente—los ojos lilas de JiMin se clavaron en los verdes de Soobin. —Me parece que ya va siendo hora de poner orden en este castillo y dejarle en claro a todos quién soy. No soy Lady Suran o una simple mucama para que me pasen por encima sólo por que YoonGi metía en su cama cuánta basura se encontró, soy el heredero de Skinnende Gull, hermano del gran Rey JungKook, y la gente lo va a aprender por las buenas o por las malas.
JiMin abandonó el salón y la fiesta siendo seguido por sus guardias y sus dos damas, cuando estuvo lo suficientemente alejado dejó salir sus lágrimas. Estaba cansado de ser tratado de esta forma por la gente del castillo, él no era una zorra que calentaba la cama de YoonGi, era su esposo y merecía respeto por parte de todos y si el rey seguía sin hacer algo para cambiar la actitud de la gente hacia él, JiMin se iba a encargar de eso solo.
✅Editado [09/06/21]
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