Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 26

Genoveva acarició su ligeramente abultado vientre mientras imaginaba con ilusión el cómo sería su bebé, intentando adivinar si sería un varón o una niña mientras que hacia una lista de los nombres que le gustarían para el pequeño que venía en camino, aun cuando su marido no había comentado nada con respecto al nombre que tenía en mente para su primogénito.

La Princesa suponía que al igual que todos los hombres; su esposo esperaba que el bebé fuese un niño y deseaba poder complacerlo, sin embargo también tenía ilusión de vestir a una pequeña bebé con los vestidos más hermosos y colocar lazos en su cabello.

Se preguntaba si su bebé tendría el cabello rubio como ella o heredaría el castaño de su padre, quizá cabía la posibilidad de que naciera con el cabello oscuro que tanto caracterizaba a Vivianna ¿Sus ojos serían azules, marrones o de otro color?

La puerta se abrió abruptamente anunciando así la entrada de Thomas a la recamara, parecía molesto.

— ¿Nuevamente discutiste con mi hermana? — Cuestionó la Princesa, asumiendo que aquel había sido el problema.

—Intento evitar tener problemas con ella, pero la Reina no lo hace más fácil — Respondió Thomas —. Siento lástima por su esposo, quien debe tolerarla más tiempo que yo.

—Vivianna es difícil de complacer, si quieres que sea honesta contigo — Tomó un respiro antes de continuar —, pienso que será imposible que su opinión con respecto a ti y nuestro matrimonio cambie algún día, pero en este momento prefiero no confrontarla.

—Comprendo que en tu estado no desees exponerte a esa clase de situaciones — Colocó una de sus manos sobre el vientre de la rubia.

—En realidad, intento ser comprensiva con mi hermana — Dijo ella, desconcertándola un poco —. Creo que a estas alturas ella está considerando la posibilidad de que ella no sea capaz de concebir un hijo, debes ser paciente con ella, te lo pido.

—No pretendo ser un idiota insensible, entiendo que no es fácil para ella, pero no es nuestra culpa y no tenemos por qué hacer caso omiso a sus actitudes groseras — Insistió Thomas —. Sabes que tiendo a ser amable e intento serlo con ella, somos una familia después de todo y lo que menos deseo es alejarte de ella ni impedir que nuestro hijo conviva con su tía.

—Solo haz tu máximo esfuerzo — Pidió la Princesa —. Por favor intenta no perder la cordura.

El Príncipe soltó una carcajada sarcástica.

—Lamento informarte querida que te encuentras en espera de un milagro divino — Bromeó su marido —. Sólo nos queda rezarle a Dios que el nacimiento de nuestro hijo provoque un cambio en tu hermana para bien — Hizo una pausa antes de preguntar algo que había llegado a su mente repentinamente — ¿Crees que sería posible que la fría Reina de Mystbelle empezase a comportarse como una dulce y amorosa tía?

—El futuro es incierto y está lleno de toda clase de sorpresas — Fue lo único que era capaz de asegurar en ese momento.

Los meses pasaron con velocidad, cuando menos lo esperaba ya era momento de anunciar el nacimiento del primogénito del Príncipe Thomas y la Princesa Genoveva de Mystbelle.

Con un estudiado y breve discurso el Rey dio la noticia al pueblo de Mystbelle, los habitantes del reino parecieron regocijarse, mientras que la Reina redactó cartas que fueron enviadas a los reinos aliados y poco después de ello el Príncipe y la Princesa comenzaron a recibir toda clase de regalos y felicitaciones.

—El médico dijo que el bebé nacerá en un par de semanas — Comentó Vivianna mientras recogía su cabello en una coleta baja, preparándose para ir a la cama.

— ¿Has conversado con Genoveva sobre ello? ¿Se siente nerviosa? — Cuestionó Anders a sus espaldas.

—Era de esperarse, me preocuparía si no lo estuviera — Respondió la Reina —. Aunque está emocionada más que nada, no puede esperar a poder cargar en brazos al bebé.

Se puso de pie y caminó hasta la cama, sentándose al lado de su esposo.

— ¿Crees que hay algo mal conmigo? — Preguntó ella de pronto.

—No comprendo a que te refieres querida — Dijo el pelirrojo — ¿Qué cosa podría estar mal contigo?

—Es sólo que todas las mujeres a las que conozco quedan en cinta poco tiempo después de la boda, mientras que yo...— Guardó silencio replanteándose las palabras que iba a utilizar — no finjas que no lo has pensado en más de una ocasión.

—Simplemente es cuestión de tiempo, te he dicho que a algunas parejas les es más difícil — La mujer se cruzó de brazos, negándose a aferrarse a esa pequeña esperanza — ¿A qué se debe que estés preocupada por ello ahora? Pensé que ya habíamos conversado sobre esto.

—He escuchado a un par de sirvientas hablar sobre lo rápido que mi hermana ha quedado en cinta, mientras que yo aún no he logrado darle un heredero al reino — Contestó la Reina —. Incluso las escuché decir que quizá es un castigo divino.

— ¿Castigo divino? ¿Por qué Dios te castigaría? — Cuestionó con desconcierto.

—Permíteme recordarte que hay quienes piensan que soy una bruja, práctico hechicería y esa clase de cosas que van contra lo que la religión católica nos enseña — Respondió —. Tampoco hay que olvidar que aún hay personas que creen que lo de mi anterior esposo no fue una simple enfermedad, sino que yo tuve participación en ello, en conclusión ciegamente creen que tienen a una asesina como Reina, que mi crimen quedó impune ante la ley de Mystbelle, pero no ante la de Dios y que no ser madre es mi castigo.

—Pero tú no has hecho nada de eso.

—No importa si lo he hecho o no, las personas lo creen y si no concibo un bebé pronto más personas se convencerán de ello y podría terminar muy mal — Insistió ella —. Con mi cabeza separada del resto de mi cuerpo, para ser exacta.

—Eso no sucederá, yo jamás permitiría que alguien siquiera intentara hacerte daño — Colocó su mano sobre el hombro de su esposa —. Estoy convencido de que lograremos ser padres algún día, pero en caso de que pase mucho tiempo y no tengamos suerte, podemos adoptar a un bebé y hacerlo pasar por nuestro, podrías irte unos cuantos meses al nuevo continente y todos creerían que diste a luz durante tu ausencia, pero por ahora no hay que recurrir a esa clase de planes.

—Lo haces sonar tan fácil — Suspiró —. Te escuchas como esos bobos cuentos de hadas en donde tan sólo bastaba con pedirle un deseo a una estrella para que todos tus sueños se volviesen realidad.

—La vida dejaría de ser interesante si las cosas se resolvieran de tal manera ¿No lo piensas así querida? — Ella no respondió.

Acto seguido, el Rey tomó a su esposa por la cintura y la hizo recostarse sobre la cama con delicadeza, mientras ambos se miraban a los ojos.

Los Reyes dormían profundamente, Vivianna se había llevado una grata sorpresa al descubrir que le agradaba pasar la noche con su esposo y que no le incomodaba en lo absoluto sentir el brazo de Anders rodeándola en un abrazo mientras descansaban.

Se había acostumbrado rápidamente a la compañía del hombre; algo que previo a la boda no hubiese creído posible.

Sin embargo aquella paz fue interrumpida con el sonido de un par de golpes a la puerta.

— ¡Majestad! — Escuchó la voz angustiada de una se las sirvientas. El tono de voz preocupado de la mujer disipó cualquier enojo que habría tenido la Reina al haber sido despertada a altas horas de la noche.

Anders también había despertado, sin embargo ella no prestó demasiada atención en ello, puesto a que la noticia de que su hermana se encontraba en labor de parto era lo único que tenía lugar en su mente en ese momento.

Con velocidad y algo de torpeza busco su camisón y su bata para salir de la recamara y dirigirse hacia donde Genoveva se hallaba.

— El médico viene en camino — No recordaba si lo había preguntado o si la sirvienta había asumido que se lo cuestionaría en un momento determinado.

Conforme se acercaban a los aposentos de la Princesa, los gritos y sollozos de la joven se escuchaban más alto y parecían retumbar por todas las paredes del castillo.

Poco antes de llegar se cruzó con su cuñado, quien se cubría uno de sus oídos y con su otra mano sostenía una copa que contenía una bebida que probablemente era alcohólica, aunque el impulso de confrontarlo y exigirle una explicación del porqué no se encontraba con Genoveva, se abstuvo de hacerlo puesto que había algo más importante sucediendo.

Su hermanita la necesitaba.

Genoveva pensaba que eso era una locura y algo muy mal estaba sucediendo.

— ¡Aún faltaban semanas! — Exclamó la rubia al ver a su hermana mayor ingresar a la habitación — ¡Esto no debería estar pasando ahora! — Estaba aterrada, el dolor era inmenso y sentía que su cuerpo no podría soportarlo — ¿Dónde está Thomas? — Preguntó entre sollozos.

—Ha ido a traer al médico — Mintió para tranquilizar a Genoveva, algo le decía que su hermana sabía que no había sido honesta, pero no quería decirle la verdad —. Yo estaré aquí contigo y todo saldrá bien, ya lo verás.

—No estoy lista para esto, es pronto para esto — Genoveva tenía la voz temblorosa y las contracciones le dificultaban el hablar —. Aún no elegimos un nombre.

Vivianna tomó la mano de su hermana, invitándola a apretarla con fuerza en caso de necesitarlo.

—Decidirán un nombre cuando nazca, tranquila — La mayor permanecía con calma o al menos se esforzaba por aparentar eso —. Seguro que tendrá un lindo nombre.

—Me gusta el nombre Mateo — Dijo Genoveva —, pero Thomas aún no pensaba en nombres, quizá no le guste ese nombre — Vivianna escuchó con atención, esperando que hablar sobre nombres para el bebé la distrajera lo suficiente para tranquilizarla un poco —. Adal también sería un lindo nombre ¿Tú cómo llamarías a un bebé? — Preguntó.

—No lo sé — Respondió la Reina.

—Deberías pensarlo, serás madre algún día — Aconsejó la menor —. Si es niña probablemente elegiría Sara.

—Es un nombre muy hermoso.

Genoveva gritó debido al dolor, en ese instante el médico ingresó a la habitación y las mujeres dentro (incluida Vivianna) sintieron un gran alivio. Sin embargo la Princesa tan sólo se cuestionaba sobre si sería una buena madre.

Ni siquiera había elegido un nombre para su pequeño que estaba a punto de nacer ¿Cómo pretendía estar lista para criarlo?

Su hermana acarició con dulzura su cabello y le sonrió — Tu puedes hacer esto, hermanita — Susurró Vivianna.

Observaba a las mujeres entrar y salir de la habitación, caminando de un lugar a otro sosteniendo paños húmedos, mantas, mientras recibían instrucciones de parte del doctor.

Oía la voz del hombre, sin embargo era incapaz de entender lo que decía, miraba alrededor de la habitación buscando cualquier rastro de su esposo, Vivianna le había dicho que Thomas había ido en busca del médico, sin embargo el doctor había llegado y su marido no estaba en ninguna parte.

Se aferró con fuerza a la mano de su hermana cuando llegó el momento de pujar, hacía su mayor esfuerzo, exigiéndole a su cuerpo hacer una fuerza que jamás creyó poseer.

Las horas pasaban, el aliento le faltaba y por más que inhalara, sentía que jamás recuperaría el aliento. El médico y su hermana le decían que faltaba poco, pero estaba al tanto de que era una vil mentira para que no se rindiera.

Alguien mencionó que ya se veía la cabeza de su bebé, que debía resistir un poco más y tendría a su hijo o hija en brazos en cualquier minuto.

—Puje una vez más Alteza — Pidió el médico y así lo hizo.

Sintió el cuerpo de su bebé abandonar el suyo y se dejó caer sobre sus almohadas, sus ojos estaban entrecerrados y amenazaban con cerrarse en cualquier segundo.

—Lo hiciste muy bien, Genoveva — Escuchó la voz de Vivianna a lo lejos, a pesar de que ella se encontraba a su lado, aun sosteniendo su mano.

Una sirvienta pasó un paño por su frente para secar el sudor de su frente.

—Mi bebé — Dijo con debilidad.

—Es un varón — Informó una mujer mientras envolvía al niño en una manta para después entregárselo a la Reina. Vivianna tomó en brazos a su sobrino, arrullándolo.

—Se parece a ti — Le dijo a Genoveva, la rubia extendió sus brazos pidiendo cargar a su hijo.

—Hola, yo soy tu mamá — Habló en voz baja y débil —. Eres el bebé más hermoso del mundo.

Por ese par de segundos, el mundo fue perfecto.

Genoveva se encontraba agotada y pronto sus brazos carecieron de la fuerza suficiente para sostener al pequeño Príncipe, estuvo a punto de dejarlo caer, sin embargo Vivianna logró tomarlo en brazos a tiempo.

Algo iba mal.

Vivianna miró a su hermana, se encontraba pálida, enfocó su mirada en el médico exigiendo una explicación de que era lo que estaba sucediendo.

Había sangre, mucha sangre.  

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro