Capítulo 20
Ella se encontraba inconforme con la situación, pero quejarse respecto a ello no serviría de nada y sólo ocasionaría problemas siendo que ya tenían suficientes de los cuales preocuparse, había tenido que lidiar con los miembros del consejo y algunos cuantos nobles molestos que habían tenido intenciones de cotejar a la Princesa e incluso unos pocos de ellos se encontraban especialmente furiosos debido a que habían discutido el pedir la mano en matrimonio de Genoveva con Reina en persona.
—Regresaré lo más pronto posible con las mejores noticias posibles — Dijo Anders tomando las manos de su esposa —. Sé que mantendrás las cosas en orden aquí, después de todo siempre has hecho un gran trabajo como Reina.
—Después de haber dicho que Genoveva acudió a Südseen por cuestiones diplomáticas y que fue en compañía de algunos guardias y chaperones, los chismes se han calmado un poco, pero me temo que cualquier error podría provocar que se diesen cuenta de que ha sido una mentira — Comentó Vivianna —. Confío en que sabrás hacer lo mejor para Mystbelle y para mi hermana, sólo te pido que seas precavido y regreses con bien.
—Así será, verás que ni siquiera tendrás oportunidad de extrañarme puesto a que estaré de vuelta antes de que notes mi ausencia — Prometió el Rey.
—Creo que subestimas el que tanto extrañaré a mi esposo — Detestaba parecer vulnerable, pero se daría un pequeño descanso de pretender ser fuerte ante su esposo, después de todo estaba agotada —. Estaré esperando cualquier noticia tuya, escríbeme en cuanto haya algo importante que deba saber.
—Así lo haré — Asintió con la cabeza — y aunque sabes que confío plenamente en tu capacidad para resolver cualquier problema que se presente aquí, también quisiera pedirte lo mismo y si necesitas mi ayuda no dudes en pedirla, si mi presencia es requerida aquí regresaré inmediatamente.
—Te deseo un buen viaje, espero que el clima sea favorable y Dios te proteja durante el trayecto — Dijo Vivianna.
—Muchas gracias, querida — Dejando la formalidad de lado atrapó a su esposa en un abrazo y la besó en los labios con pasión, queriendo memorizar aquella sensación de tenerla cerca.
Así como también serviría para que cualquier duda respecto a que tan sólido y feliz era su reciente matrimonio se disipase.
—Hasta pronto, Vivianna.
El Rey se separó de la mujer con lentitud, no queriendo alejarse de ella de forma definitiva, mas finalmente sus manos se soltaron y él tuvo que subir al barco mientras que ella permaneció en el muelle.
Poco después el navío comenzó a alejarse, despacio se fue perdiendo en el horizonte hasta que Vivianna fue incapaz de verlo con sus ojos.
—Te veré pronto, Anders — Murmuró la Reina — Te quiero — Admitió en un susurro que nadie además de ella fue capaz de escuchar.
Genoveva intentaba iniciar una conversación con las cuñadas de Thomas, sin embargo las mujeres no parecían muy interesadas en mantener una larga charla con ella, permaneciendo concentradas en sus respectivos bordados y limitándose a dar respuestas cortas a los comentarios y preguntas de la Princesa extranjera.
La rubia tan sólo esperaba a que Thomas se reuniera con ella lo más pronto posible, quería ver un rostro familiar y pasar tiempo con aquel a quien amaba, habían escapado de Mystbelle y cruzado el océano para que nada les impidiera estar juntos, pero parecía que tan pronto como habían llegado nuevas problemáticas aparecieron forzándolos a separarse el uno del otro y algo en su corazón le decía que esa no sería la primera vez que eso sucedería.
Las cosas en Südseen amenazaban con ser todo lo contrario a lo que ella esperaba, pero era demasiado tarde para replantearse la idea, había tomado una decisión impulsiva que en ese momento estaba completamente convencida de que era la correcta y existía cierta valentía en ella, pero ahora se había esfumado.
—Jamás podría amar a alguien más, lo que siento por Thomas es amor genuino, él es el indicado — Se dijo en su mente —, Vivianna jamás lo hubiese permitido y esta era la única manera de poder estar a su lado.
Había creído que la palabra de su hermana tenía valor, que si realmente era incapaz de interesarse en otro hombre y seguía firme en cuanto a sus sentimientos por Thomas, ella les daría su bendición, pero si ella había tenido el atrevimiento de besarlo, era obvio que no iba a suceder.
¿Vivianna tenía sentimientos por Thomas?
¿Acaso simplemente había sido un acto impulsivo provocado por la incertidumbre y temor de su entonces próxima unión nupcial con Anders?
Ella había estado segura de notar cierta complicidad entre Vivianna y Anders, pequeños intercambios de miradas y sonrisas discretas que parecían ocultar bromas, travesuras y secretos que solo ellos conocían, pero ¿Estaba en lo correcto o sólo había sido su imaginación? Quizá deseaba tanto el amor para su hermana que se engañó a sí misma, pero en realidad la Reina no amaba a su ahora esposo.
Quizá Vivianna quería sentir algo antes de jurar ante Dios serle fiel a Anders, tal vez estaba demasiado asustada y quería una salida con urgencia, un descanso de todo el estrés al que se había visto sometida.
Quería entenderla, perdonarla por aquel beso y solucionar las cosas entre ellas, aun guardaba la esperanza de que todo sería mejor con el paso del tiempo, Vivianna aprobando su relación y sintiéndose orgullosa de ella, tal vez las cosas en casa serían incluso mejores de lo que alguna vez fueron y de lo que había imaginado hasta ese momento.
—Todo estará bien, ya lo verás Genoveva — Se dijo a sí misma en sus pensamientos para tranquilizarse. Sus ojos se pasearon por toda la habitación y en un momento accidentalmente se cruzaron con los de una de las esposas de uno de los hermanos mayores de Thomas; Meredith, creía que así se llamaba, estaba casi completamente segura de no estarse confundiendo, ella le sonrió a la mujer, probablemente dejando en evidencia lo incómoda que le resultaba aquella situación.
—Tan sólo respira, todo estará bien — Se repitió una y otra vez.
—El Rey Anders vendrá — Le informó el Príncipe — Al parecer envió una carta urgente en cuanto se enteró que habíamos salido de Mystbelle juntos — Añadió ante la desconcertada mirada de la joven Princesa.
—La correspondencia es enviada con una rapidez impresionante al parecer — Comentó Genoveva —. Me sorprende que sea Anders quien venga en camino en lugar de mi hermana, pensé que ella querría hacerse cargo de la situación.
—Ella ahora es una mujer casada y el Rey es quien representa a Mystbelle, puesto a que tiene el título de Rey tiene mayor autoridad que el de una Reina — Explicó Thomas — ¿No crees que tuvimos buena suerte?
— ¿A qué te refieres? — Cuestionó confundida.
—El esposo de tu hermana parece ser más amable y estar dispuesto a tener una conversación, llegar a un acuerdo respecto a nuestra relación; algo que la Reina Vivianna nunca ha siquiera considerado tener — Respondió Thomas —, tenemos mejores probabilidades, tengo un buen presentimiento.
—Anders parece ser más accesible, lo admito — Estuvo de acuerdo en eso —, pero no creo que él sea capaz de actuar contra los deseos de mi hermana, pienso que le importa la opinión de Vivianna e intentará a llegar a un acuerdo con ella.
—Sin embargo a veces un Rey debe tomar decisiones sin importar que estas contradigan los deseos de su esposa, si eso asegura el bienestar de su reino — Dijo el hombre —. El Rey dará su bendición para nuestra boda te lo aseguro, es la única manera en que la imagen pública de Mystbelle y tu reputación resulten intactas.
—Sé que difícilmente eso será posible, aun cuando Vivianna haga todo lo posible para no comprometer mi reputación, siempre existirán teorías que aseguren que soy una mujer de moral y valores cuestionables, comprendo lo que eso significa y que me perjudicará — La Princesa empezó a jugar con sus manos mientras bajaba su mirada —, pero es un costo que accedí a pagar a cambio de estar contigo, afrontaré las consecuencias gustosa si eso garantiza nuestra felicidad.
—Juro que te haré muy feliz cada día de nuestra vida juntos, Genoveva — Prometió Thomas —. Ahora tenemos que prepararnos para permanecer firmes en nuestros deseos, se avecina una prueba para nuestro amor y tenemos que ser fuertes, serán muchos los que miren con desaprobación nuestra relación, pero mientras nos tengamos el uno al otro no podrán arrebatarnos nuestra felicidad, sólo debes confiar en mí, sólo en mí.
—Estamos juntos en esto, accedí a hacer esta locura por ti, claro que tienes mi completa confianza — Dijo la rubia —, sabes que haría cualquier cosa por ti, tan sólo tienes que pedirlo, pero he de confesar que nuestra llegada a Südseen ha sido distinta a lo que esperaba, presiento que mi presencia aquí no es del todo bienvenida ¿Tú padre te comentó algo al respecto? — Cuestionó ella.
—No está molesto contigo ni se atrevería a reprocharte nada; si acaso eso es lo que piensas — Se apresuró a decir el Príncipe de Südseen —, no le desagradas a nadie, es sólo que hemos puesto a dos reinos en problemas y se debe proceder mediáticamente, no quieren tener problemas con los Reyes de Mystbelle, no es nada personal contigo y seguramente te adorarán una vez que todo se resuelva y tranquilice.
—Te amo Thomas, eres muy dulce y te agradezco muchísimo el que intentes hacerme sentir mejor, parece que siempre conoces las palabras exactas que debes decir — Opinó la jovencita.
—Si eso fuese verdad, hubiese convencido a tu hermana de que confiase en mi lo suficiente para otorgarme tu mano en matrimonio y huir de Mystbelle no habría sido necesario — Dijo él.
—Quizá ella es inmune a tus encantos, Vivianna es un caso especial y uno de los más grandes retos existentes en el mundo entero, no te sientas mal por no agradarle, ella es de pocos amigos — O mejor dicho no tenía amigos, Genoveva no podía pensar en una sola persona además de Anders que a su hermana le agradase, no recordaba haberla visto charlar o reír en compañía de alguna persona ni mencionar alguna amistad, Vivianna era solitaria e invertía su tiempo trabajando arduamente, no se interesaba en extender su vida social más allá de lo necesario; o al menos aparentaba que no le importaba.
Tenía que admitir que no la conocía muy bien a pesar de ser su familiar más cercano, había crecido junto a ella, Vivianna cuidó de ella desde que era pequeña, convirtiéndose en alguna clase de figura materna para ella, sin embargo, se sentía como si su hermana fuese una completa desconocida.
—Podría ser divertido hacerla enojar una vez que todos vivamos bajo el mismo techo — La Princesa rió ante el comentario del hombre y negó con la cabeza.
—Lo único que provocarás será que nos destierre del reino, no es la mujer con el mejor sentido del humor — Intentó hacerlo desistir de aquella idea en caso de que decidiera llevarla a cabo en algún momento —. Será mejor para ambos que no tientes a tu suerte y evites algún tipo de confrontación con ella, sólo evítala lo más que te sea posible.
—Si eso es lo que prefieres, lo haré.
—Gracias.
—Ahora ¿Su Alteza me permitiría escoltarla hasta su recámara? — Cuestionó ofreciéndole tomarlo del brazo — Personalmente he solicitado que le preparen la mejor habitación de huéspedes que tenemos en el castillo, sé que te gustará.
—Su Alteza es muy amable — Dijo siguiéndole el juego a su amado.
En Mystbelle la Reina aun lidiaba con personas que no terminaban de creer la versión de los hechos brindada por ella y estaban dispuestos a buscar cualquier incongruencia en las palabras de Vivianna.
—Algunos se encuentran curiosos respecto a la razón por la cual la Princesa partió, mientras que su dama de compañía permanece aquí — Mencionó la mujer encargada de toda la servidumbre de palacio y por lo tanto, la que mejor conocía cada uno de los chismes que las sirvientas intercambiaban entre ellas —. Otros piensan que la Princesa fue secuestrada, pero usted no lo ha hecho público para no alarmar a toda la población ni a otros nobles que se encuentran de visita, pero la mayoría de los rumores, siento decirle, apuntan a que su Alteza huyó con ese hombre con fines inmorales.
—Le agradezco su información — Habló la Reina con aparente calma, casi como si no le importasen las habladurías —. Quizá la servidumbre de este castillo posee demasiado tiempo libre y su única forma de no aburrirse es inventar ridiculeces — Comentó Vivianna.
—Me encargaré personalmente de asignarles más deberes para que no tengan energía para siquiera pensar en ese tipo de cosas, Majestad — Dijo la mujer comprendiendo lo que la Reina había querido darle a entender — ¿Puedo servirle en alguna otra cosa, Majestad? — Cuestionó.
—Por el momento no, puede retirarse — Respondió ella.
La mujer realizó una reverencia antes de salir de aquella habitación mientras que la Reina reanudó el responder cientos de correspondencia brindando aquella misma excusa a todos, en lo que al mundo le respectaba; la Princesa Genoveva había ido a Südseen para presentar una propuesta para una alianza entre ambos reinos, debido a que como segunda en la línea de sucesión al trono tenía que involucrarse más en la política.
Y esa era la única explicación que obtendrían de ella por el momento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro