Capítulo 11
El cielo se había teñido de tonos rosados anunciando así que el anochecer se avecinaba y sorprendiendo a la pareja debido a que su paseo se había prolongado más de lo esperado, una sensación nueva invadió el pecho de la joven Reina; era una extraña combinación entre tristeza, decepción y el deseo de que aquel no fuese el primer y último paseo por el pueblo que ambos compartirían.
Sus ojos verdes miraban cautivados el atardecer, como si nunca antes hubiesen presenciado aquel sucedo tan mundano, deseando por unos segundos ser invisible para poder permanecer allí hasta que el sol desapareciera por completo sin ser víctima de toda clase de ridículos chismes.
En ocasiones se molestaba consigo misma por impedirse el disfrutar de la vida en sí tan sólo por preocuparse por mantener una buena apariencia y no dañar lo que quedaba intacto de su reputación, se sentía agotada por sobre analizar cada acción, palabra y decisión, le gustaría que por lo menos por cinco minutos nada de eso le importara a nadie y ser ella misma, pero al mismo tiempo la sola posibilidad de permitírselo le aterraba porque ni siquiera estaba segura de saber quién era ella en realidad.
—¿Lista para regresar al palacio? — Preguntó Anders extendiendo una de sus manos para que ella la tomara.
—No — Quiso responder, pero en lugar de eso asintió con su cabeza y respondió de manera afirmativa, sujetó la mano de su prometido y se encaminaron rumbo al castillo; lo que pondría un final definitivo a la agradable tarde que habían tenido.
Vivianna desvió su mirada para ver el rosado atardecer una última vez antes de que los altos muros del castillo le impidieran seguir apreciándolo, después tan sólo cruzó la imponente entrada del lugar al que suponía debía llamar "hogar" y la reja fue cerrada tras ella, haciéndolo sentir más como una prisión que como un lujo.
La Reina y el Príncipe caminaron hasta llegar al pie de las escaleras, la mujer subió el primer escalón y se giró hacía él.
—Fue agradable salir de palacio, contigo Anders — Comentó la Reina con una discreta sonrisa en su rostro —. Gracias por tan esplendido paseo, creo que lo necesitaba más de lo que creía hacerlo — Agregó ella.
—También disfrute nuestro paseo, espero que sea posible repetirlo en otra ocasión — Manifestó su deseo.
—Descanse, Príncipe Anders — Dijo ella antes de disponerse a ir a su recamara.
—Buenas noches, Vivianna —La vio subir las escaleras despacio, creyendo que ella probablemente se preguntaba si él no tenía pensado ir a dormir por el momento — Iré un momento a la biblioteca — Le hizo saber en caso de que ella tuviese curiosidad.
—Está bien, no es ningún problema — Le dijo ella mirándolo de reojo —, intenta no quedarte despierto hasta muy tarde, mañana será un día un poco ocupado — Le recordó.
—No te preocupes, no pienso fallarte — A la Reina aquellas palabras le parecieron referirse a algo más que a simples preparativos para la boda, se habían escuchado como una promesa que pretendía perdurar un largo tiempo. — Hasta mañana.
La Reina asintió levemente con la cabeza, aquello sirvió como la despedida definitiva por aquel día, procediendo entonces a subir las escaleras, recorriendo el camino ya memorizado hasta su recamara.
Estaba a punto de abrir la puerta de su habitación cuando fue interceptada por una mujer — La Princesa Genoveva hoy pidió compresas — Le comunicó Freja; la responsable de todas las sirvientas de palacio.
Vivianna aparentó indiferencia, como si aquella información no le hubiese quitado un peso de encima.
—Buenas noches, Freja — Dijo la Reina antes de abrir la puerta de su habitación.
Anders fue a la biblioteca, tal y cómo le había dicho a su prometida que haría, pero tan pronto como estuvo cerca de la puerta escuchó unos sollozos, se acercó con cautela y empujó la puerta con lentitud y cuidado, llevándose la sorpresa de encontrarse a la Princesa allí.
Genoveva pareció no percatarse de la presencia del Príncipe, mientras que Anders en lugar de apartarse, caminó hasta dónde ella estaba.
—Alteza — La joven se sobresaltó ligeramente y volteó a mirar al hombre. Los ojos de Genoveva se encontraban enrojecidos y vidriosos, mientras que su nariz también era de un color rojizo — ¿Sé encuentra usted bien? — Preguntó con sincera preocupación.
—Príncipe Anders — Actuó sorprendida — ¿Qué hace usted aquí? — Cuestionó algo confundida, puesto que nunca antes lo había visto acudir a la biblioteca a horas similares.
—Aún no quería retirarme a mi habitación — Respondió —. Pensé en distraerme un momento leyendo algún libro o por lo menos buscando uno — Ambos desviaron sus miradas, siendo la primera vez que mantenían una conversación entre ellos y sin Vivianna presente; era un poco raro para ambos —. Escuché a alguien llorar y temía que algo malo estuviese ocurriendo.
—Supongo que sólo soy yo preocupándome con tonterías — Comentó Genoveva.
—¿Desea que le diga a su hermana que venga a hablar con usted? — No supo bien que decir.
—Créame que lo que menos necesito ahora es hablar con mi hermana — Respondió ella —. No estoy de humor para escuchar uno de sus sermones ahora.
— ¿Desea hablar con alguien? — La rubia permaneció pensativa unos minutos — Si desea hablar conmigo, estoy dispuesto a escuchar — Se ofreció a oír cual fuera su problema.
—Tan sólo correrías a decirle a mi hermana — Comentó ella — Es claro que deseará hacer puntos con la Reina para no tener problemas con ella.
—Es claro que no nos conocemos — Habló él —. Puedo guardar secretos, pero no mentiré; si es algo que la ponga en peligro a usted, sin duda se lo contaré a la Reina — Admitió —. Ella se preocupa por usted — Genoveva negó con la cabeza.
—Ella se preocupa por todo el desastre que provoco — Dijo la Princesa —. Tal parece que yo sólo sé arruinar las cosas, yo sé que ella ya está cansada de soportar mi sola presencia y creo que parte de Vivianna desea que yo me case para ya no tener que hacerse responsable de mis tonterías.
—No conozco a Vivianna tanto como usted lo hace — Mencionó Anders —, pero estoy seguro que ella aun la ve como una niña pequeña a quien debe proteger y probablemente seguirá viéndola de esa forma el resto de su vida — Comentó el Príncipe —. Podría asegurarle que aun cuando usted se casara, ella seguiría intentando protegerla y ayudarla — La Princesa seguía sin estar convencida de ello.
—Tan sólo le he traído deshonra y vergüenza a esta familia — Mencionó la jovencita.
—Yo no lo creo así — La rubia lo miró con una ceja alzada esperando a que diera una explicación del porqué creía tal cosa —, usted es joven y como todos ha cometido y cometerá errores, pero eso no significa que usted provoque deshonra y vergüenzas — Opinó el hombre.
—Con el debido respeto, Alteza — Soltó un soplido que se escuchó a algo similar a una carcajada —. Usted no me conoce, tampoco debe fingir que no está al tanto de la situación — Le dijo.
—No soy nadie para opinar respecto a su vida privada, Princesa.
—Nadie tiene derecho a opinar respecto a la vida de otros, sin embargo eso no los detiene — Las palabras de la Princesa estaban llenas de verdad —, yo sé que usted piensa lo peor de mí.
—No lo hago — Dijo con sinceridad —. Como usted ya ha mencionado; no la conozco. — Hizo una pausa — ¿Está usted segura de que no quiere hablar con su hermana?
—Bastante segura — Respondió Genoveva —. Empiezo a pensar que probablemente ella tiene razón y no quiero escucharla diciéndome "te lo dije" — Confesó de pronto —. Thomas ya no ha respondido mis cartas y temo que se haya olvidado de mí o se hubiese dado cuenta de que no soy alguien que valga la pena.
—No sé lo que pase por la cabeza del Príncipe de Südseen, sin embargo estoy firmemente convencido de que un hombre que valga la pena y sea digno de usted no la ignoraría sin una razón realmente importante — Dijo con una sonrisa amable en su rostro —. Si acaso él vuelve a escribirle o decide desafiar a la Reina volviendo a poner un pie en Mystbelle — Soltó una pequeña risa al imaginar el cómo reaccionaría su prometida si eso llegase a ocurrir, la Princesa pareció pensar lo mismo ya que también liberó una tímida carcajada —, sólo digo que si eso llegase a ocurrir, espero que él tenga una buena explicación porque usted se merece eso, no acepte nada menos. — Aconsejó a la que sería su cuñada.
—Yo no podría encontrar a alguien más — Murmuró Genoveva recuperando su tristeza.
—Usted es una Princesa, créame que tendrá más de un pretendiente.
—Lo sé, pero nadie verá más allá de eso — Siendo aquel el motivo de su temor a perder a Thomas; el único hombre que no la había visto únicamente como la segunda en la línea de sucesión al trono, sino cómo una persona —. Tengo menos de un año para casarme, es lo que ha dicho mi hermana, así que no tengo tiempo ni oportunidad de conocer a alguien que me haga sentir de la misma manera.
—Hablaré con su hermana y prometo intentar conseguirle más tiempo — Hizo aquella promesa para hacerla sentir mejor.
—Usted tendrá que convencer a los miembros del consejo en realidad, mi hermana lo más que pudo conseguirme fue un año a partir de mi fiesta de cumpleaños para comprometerme — Aclaró, para que entendiera que aquello no sería tan sencillo conseguir lo que se proponía.
—Haré todo lo que me sea posible, Alteza — Sostuvo su palabra, ella asintió con la cabeza discretamente — Creo que me retiraré, lamento haberla importunado.
Ella no respondió nada a ello, así que tras realizar una leve reverencia el hombre se dispuso a retirarse, olvidando completamente el propósito que lo había llevado hasta la biblioteca.
— ¿Usted cree que él es un oportunista tal y como piensa mi hermana? — Cuestionó la Princesa.
—No tengo manera de saberlo, no he interactuado lo suficiente con él para tener una opinión respecto a su persona — Contestó — Sin embargo le aconsejo que sea precavida, existen muchas personas con terribles intenciones. — Una vez dicho esto, volvió a girarse para salir de allí, apenas había dado un par de pasos cuando la voz de la joven volvió a impedirle el retirarse.
—Ella no está fingiendo, seguramente quiere hacerle creer que lo está haciendo — Pronunció la rubia.
—Disculpe, no entiendo a qué se refiere — Dijo Anders notablemente desconcertado.
—Vivianna — Mencionó el nombre de la Reina como si aquello fuese suficiente para entender todo lo que ella intentaba expresar —, apuesto a que lo ha convencido de que le das igual y sólo pretende ser la prometida enamorada para mantener una buena apariencia frente al pueblo y otros reinos, pero la conozco lo suficiente para saber que ella jamás se comportaría de la manera que lo hace con nadie más — Agregó —, no le gusta parecer vulnerable y los sentimientos entran dentro de la vulnerabilidad según ella.
—Quizá sólo confíe en mí, pero eso no significa que ella tenga sentimientos hacía mí.
—Ella confiaba en Dorian, pero jamás la vi comportarse con él de la manera en que lo hace con usted — Dio un poco de fundamento a su opinión —, usted le agrada y me atrevería a decir que le quiere, pero no se lo admitirá fácilmente — Concluyó —. Descanse, Alteza.
Un par de pequeños platos fueron colocados frente a ellos, cada uno con una pequeña rebanada de pastel de cereza.
—Creo que descartaremos este pastel, creo que las cerezas no son un sabor demasiado popular y no son del gusto de muchos — Opinó ella antes de siquiera probarlo.
—Es nuestra boda, lo justo sería que pudiéramos elegir el sabor de pastel que a ambos nos guste y no preocuparnos por si los invitados lo encontrarán de su agrado — Habló el hombre.
—Preferiría evitarme cualquier problema que pudiese arruinar la boda — Comentó ella antes de tomar el tenedor para comer un poco de aquel postre — En realidad no esta tan mal, pero no ha sido mi favorito hasta ahora, ¿Qué opinas tú?
—Demasiado dulce — Hizo una mueca de desagrado que hizo sonreír a su prometida, mientras que lo miraba con un aparente deseo de decirle "Te dije que el de cereza quedaba descartado".
Los pequeños platos fueron retirados y posteriormente reemplazados por un par nuevo, esta vez siendo pasteles de sabor almendra.
—Crujiente — Se limitó a decir Anders.
—Me agrada el merengue, es suave — Hizo la observación — Creo que es mi favorito hasta ahora.
—Bien, finalmente tenemos una primera opción — Celebró Anders puesto que los pasteles anteriores siempre habían tenido un pero — Es un buen pastel, he de admitir.
Dos nuevas rebanadas de pastel aparecieron frente a ellos y el distintivo color ligeramente anaranjado los hizo destacar entre el resto de pasteles que habían probado.
— ¿Lista para el pastel de naranja? — Cuestionó el Príncipe.
—Creo que esta será la última rebanada que probaré el día de hoy o mi estómago lo lamentará — Susurró cerca de la oreja de su prometido — Nunca antes he probado un pastel de naranja, un sabor bastante inusual por aquí, creo — Comentó la Reina.
Ambos llevaron a sus bocas una pequeña porción del postre e instantáneamente el sabor cítrico del pan los sorprendió, no era acido, pero no demasiado dulce cómo había sido el pastel de cereza.
—Inesperado — Habló ella antes de volver a tomar otra pequeña porción.
—Es la primera vez que pruebas dos veces el mismo pastel, creo que hemos encontrado el elegido.
—No nos precipitemos a tomar una decisión, pero sin duda está dentro de nuestras opciones — Dijo ella.
Los platos y pasteles fueron retirados, de pronto la habitación estuvo casi vacía. Anders y Vivianna permanecieron en silencio y mirando áreas de la habitación al azar, como si no supieran como dar inicio a una nueva conversación.
— ¿Encontró una lectura anoche que desee comentar? — Preguntó ella intentando terminar con el silencio.
—En realidad no — Contestó.
— ¿Se perdió camino a la biblioteca o nuestra colección de libros no le pareció interesante? — Intentó ser graciosa.
—Tan sólo cambié de opinión — Ella entrecerró ligeramente los ojos dándole a entender que sospechaba (o sabía) que ocultaba algo, pero ella no lo forzaría a revelar aquello que ocultaba; no por el momento al menos —. El paseo de ayer me agotó más de lo que había pensado y decidí retirarme a mi habitación para descansar — Dijo para eliminar cada sospecha que ella tuviese.
—No necesitas darme explicaciones, tienes derecho a tu privacidad — Aparentó no sentirse interesada o curiosa —. Por cierto, el día de la boda...tu recamara pasará a ser otra — Comentó con algo de vergüenza debido a todo lo que aquello conllevaba — Es la que... conecta con mi dormitorio — Titubeó un poco.
—Al parecer me será imposible perderme camino a casa — Tomó la mano de la mujer.
—Ya estás en el castillo y si te distraes lo suficiente podrías perderte aun así.
—Creo que no está entendiéndome, mi Reina — Dijo él —. El castillo de Mystbelle por más impresionante y hermoso que sea, no es a lo que me refería al decir casa.
—El punto aquí es — Elevó un poco la voz —, que sólo te lo mencioné en caso de que te desconcertara el no encontrar tus pertenencias en tu actual habitación.
—Gracias — Ambos sonrieron — ¿Crees que sea prudente hablar sobre ocurrirá después de la boda? — Cuestionó con algo de timidez.
— ¿A qué te refieres? — Devolvió la pregunta con la misma timidez, siendo una de las pocas veces que se mostraba nerviosa.
—Es claro que nuestra convivencia se modificará tras la boda — Era evidente que ninguno se sentía preparado para tocar el tema —. Seremos marido y mujer, estaremos más cerca el uno del otro.
—Tal parece que así será — Comentó en un tono de voz bajo —. Espero que no seas un vecino molesto o me veré obligada a tomar cartas en el asunto — Aquella aparente amenaza pareció más una especie de juego.
—Apenas y notarás mi presencia, dulce Vivianna — Ella no se molestó en ocultar una mueca de disgusto al escuchar tal apodo; si es que se le podía llamar así — De acuerdo, creo que no volveré a llamarte de esa manera, pero tendremos toda una vida por delante para encontrar un apodo que sea de tu agrado.
—Preferiría que nos evitáramos el uso de apodos — Dejó en claro el hecho de que no agradaba la idea.
—Supongo que me será imposible hacerte cambiar de opinión, pero te mentiría si te dijera que no voy a intentarlo en más de una ocasión — Dijo el pelirrojo —, en realidad lo que he querido preguntarte era otra cosa nada relacionada con los apodos — Confesó antes de cambiar el tema —. La razón por la cuál te comprometiste conmigo.
—Oh, comprendo de que hablas — Titubeó un poco —, supongo que debíamos tocar el tema tarde o temprano — Mencionó Vivianna —, confieso que no esperaba que ese momento sería justo después de comer una considerable cantidad de pastel — Jugó con la tela de su falda, sintiéndose algo incómoda — ¿Tienes alguna pregunta al respecto?
—Tendremos hijos, seremos padres... suena una locura una vez que lo dices en voz alta — Admitió lo que le preocupaba — ¿Crees que lo haremos bien?
—Yo...no lo sé — Respondió —, pero realmente pienso que tú lo harás mejor que yo — Dijo —. Justo ahora he caído en cuenta en el hecho de que todo el tiempo me había preocupado el tema de los hijos porque Mystbelle necesita un heredero, mas nunca en el hecho de que seré...mamá, algún día — Miró a su prometido buscando algún tipo de consuelo o algo que la tranquilizara —. No sé si sabré que hacer y no quiero arruinarlo.
—Me es difícil imaginarte arruinando algo — La frase no fue suficiente consuelo —. Sé que será complicado, pero lo haremos juntos y resultará bien, ¿Cierto?
—Espero que sea así — Sonrió — Mientras tanto, concentrémonos en no arruinar la cena previa a la boda, la ceremonia y el baile, cuando menos nos demos cuenta los invitados estarán aquí.
—Casi todos los preparativos están listos, todo saldrá bien — Ella suspiró intentando convencerse a sí misma de que no había nada de lo que preocuparse.
La puerta se abrió.
—Majestad, Alteza — El mensajero real hizo una reverencia — Correspondencia proveniente de Südseen — La mujer palideció al escuchar aquello, extendió su mano para tomar el sobre aun dudando sobre si quería leer su contenido, estando bastante segura de que lo único que encontraría en él serían malas noticias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro