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Capitulo 14.

24 de diciembre.

Noche buena, una noche en donde las familias se reunían para pasar un rato agradable.

En el caso de Amy, tendría que volver a su hogar para pasar las navidades allá. Es por eso que ahora mismo preparaba una mochila, no tendría que llevar su ropa porque tenía ropa allá, y tenía el vestuario adecuado para la ocasión.

Miró su teléfono y se sintió un poco desanimada al no tener algún mensaje de Sonic. Ambos habían hablado sobre no verse en navidades y el cobalto se lo había tomado bien. Sin embargo, el día de hoy no le había hablado, no había contestado sus mensajes y la única llamada que le había hecho.

¿Estará enojado?

No, Sonic no era de esos chicos que se enojaba por no verse un día al menos. No obstante, tenía miedo de lo que le pudiera pasar, al menos quería hablar con él antes de irse. Ya lo había hecho con Shadow, ese si le contestaba. Tarde pero seguro.

Entonces...¿Qué le había pasado?

Tal vez estaba ocupado, si, eso debía ser. No podía desesperarse, cuando llegara a su hogar  hablaría con él.

—Señorira Amy. ¿Está lista?—preguntó su chofer y ayudante desde afuera de su habitación—.

—Si, ya voy.

El cobalto se encontraba trabajando en su casa desde que se levantó. No había podido tocar su celular ni un segundo porque tenía que preparar todo para Noche Buena.

Deseaba hablar con Amy y decirle que tuviera un buen viaje pero ni eso podía. A sus hermanas y a él le habían quitado sus teléfonos para que se concentraran en sus labores, su madre siempre fue así.

Dio un suspiro terminando por fin de mezclar la masa de las galletas. Noto la presencia de una de sus hermanas en la cocina, supo que se trataba de Blaze.

Se giró para verla—Blaze.—llamó en un susurro—.

La chica lo miró dejando de hacer lo que estaba haciendo—Que.

—¿Puedes ayudarme? Necesito al menos despedirme de Amy...

—¿No le dijiste que el día de hoy estarías ocupado a tal grado de no poder hablarle?—Sonic negó avergonzado—Es que a ti nada más se te ocurre...

—Por favor, necesito hablarle para que no se preocupe o se sienta mal.

La de ojos dorados suspiró rendida ante las peticiones de su hermano y decidió ayudarlo para que la dejara tranquila y además que pudiera trabajar con las cosas de hoy.

—Bien, espérame aquí.

El cobalto asintió y vio como su hermana salía de la cocina.

Blaze subió las escaleras sigilosamente, tratando de no llamar la atención de su madre que se encontraba en el baño. Entró a la habitación de su hermano y agarró su celular, sabía su contraseña así que lo desbloqueó y busco el contacto de su "cuñada".

Al encontrarlo ignoró todo lo escrito y le mandó un mensaje diciéndole que Sonic estaba bien y que pronto la llamaría.

Al terminar lo dejó donde estaba y salió de la habitación rápidamente, corriendo escaleras abajo y regresando a la cocina donde encontró nuevamente a su hermano.

El cobalto la miró confundido.

—Ya...ya le escribí, todo bien.—dijo tratando de recuperar el aire, sentía que había detenido su respiración por los nervios y la adrenalina de ser descubierta por su madre—.

—Gracias hermana.

—¿Gracias? Me debes un helado.

Sonic rodó los ojos y asintió.

Mina era una chica sonriente, nunca ha sido negativa a tal grado de rendirse porque nunca lo hace. Lucha y lucha hasta el final. Ama a su familia como a nadie más en el mundo y es amante de las personas famosas.

Le encantaba enterarse de todo lo que pasaba y era la mejor en deducir los problemas de los famosos.

Cuando tenía su tiempo libre, amaba observar todo lo que conlleva a los cantantes, empresas, actores. De todo. Y eso es por lo que la conocen en su escuela, por su gran fanatismo y habilidad en esas cosas.

En su casa, era apreciada como una chica hermosa, de buen corazón, una gran hija y hermana. Sonriente, carismática y que siempre está dispuesta a ayudar a los demás.

Sin embargo, no todo era perfecto.

Así como se veía, también tenía sus inseguridades y más si se relacionaba con su familia. Los hermanos siempre habían sido unidos, no obstante, desde hace algún tiempo la menor había empezado a notar que Blaze y Sonic hablaban en secreto y cuando ella llegaba cambiaban de tema al instante, uniéndose a su pequeño círculo y empezando a hablar de otra cosa.

A su mente siempre llegaban frases negativas como "¿No me tienen confianza?" "¿Ya no me quieren?" entre otras, ocasionando que poco a poco perdiera su sonrisa. Lo que más amaba era a su familia y si al menos le dijeran que esto se trataba de un asunto serio entre ellos, lo entendería.

Pero no, cada que preguntaba le decían que eran cosas sin importancias y eso a ella no le gustaba. Prefería mil veces que le hablaran con la verdad o le dijeran que es algo privado a que le mintieran y le dijeran "no es nada." Porque eso le hacía pensar que sus hermanos ya no le tenían confianza.

Justo ahora pasó lo mismo, los vio susurrar en la cocina y pudo escuchar cuando Sonic le agradeció y Blaze le dijo que le debía un helado.

¿Helado? La del helado siempre era ella. ¿Por qué ese cambio?

Y es ahí donde empieza la etapa de celos.

Los hermanos siempre han sido unidos pero en algún momento, si son numerosos, pueden empezar a sentir celos del otro si le muestran más atención.

En este caso, ya está pasando.

La menor rodó los ojos y se fue de allí volviendo a la sala a barrer. En su mente trataba de averiguar qué escondían sus hermanos y porque no le decían nada. Jamás se habían guardado secretos y no podía ser una sorpresa, su cumpleaños o el de su madre no estaban ni cerca.

¿Navidad? No. Quien compraba regalos era su madre, ellos solo compraban para ella y si querían comprarle algo a uno de ellos sería después de Navidad pero eso nunca lo hacían porque creían que era mejor en cumpleaños.

¿Entonces qué era? ¿Qué le estaban ocultando?

—Mina.—llamó su hermana mayor—.

—¿Que?—respondió seca—.

Blaze me miró confundida—¿Estás bien?

—Estoy bien. ¿Qué necesitas?

—Mina, si algo te pasa...

—¡He dicho que estoy bien!—exclamó enojada haciendo retroceder a su hermana mayor—.

Sonic salió de la cocina confundido por ese grito, se colocó al lado de Blaze mirando a su hermana menor con preocupación—¿Mina?

—Solo dime que quieres y déjenme tranquila...

—No Mina, algo te pasa. Nosotros podemos ayud...

—¿Ayudarme?—interrumpió a su hermano—¿Después de apartarme y esconderme cosas? Me excluyen de todo y me ocultan cosas, como si yo fuera capaz de decirlo a los cuatro vientos.

—Mina eso no...

—¿Saben que? Déjenme tranquila, necesito terminar de barrer.

Se fue de allí dejando a sus hermanos solos. Necesitaba estar sola y terminar lo que le habían mandado a hacer. Su madre necesitaba la casa limpia y haría de todo para hacerla sentir bien.

Por fin estaba todo listo y el cobalto pudo volver a usar su celular. Tenía varios mensajes pero solo buscaba el chat de Amy, ahí vio la contestación hacia lo que le mandó su hermana. Fue entonces que decidió llamarla.

Segundos después le contestó.

¡Sonic hola!

—Hola Ames ¿Cómo estás? ¿Llegaste a tu hogar?

—Sip. A decir verdad si extrañaba estar con mis padres.—escucho su risa, una que tanto amaba—¿A ti como te va?

Sonic suspiró y se sentó en su cama—Bueno...mi hermana mayor y yo tuvimos una discusión con mi hermana menor...

—¿Huh? ¿Qué pasó? Claro, si se puede saber.

—Blaze sabe de nosotros...pero mi hermana menor no y es que a la que le pedí consejos fue a Blaze...le dije a ella primero porque es mi hermana mayor. Nunca quise que Mina se sintiera excluida de nosotros...ahora está molesta.

—Ohh...bueno, la verdad no puedo decir que entiendo porque soy hija única. Sin embargo, creo que lo mejor es ser sincero o decirle que es algo que aún no estás listo para hablar. Yo creo que ella lo entenderá, es mucho mejor eso que hacerle creer que no le tienen confianza o que la excluyen.

Sonrió como un bobo enamorado, sabía que hablar con Amy sería lo mejor. Además de que su voz era relajante, sus consejos eran buenos...la quería demasiado y la extrañaba mucho.

—Gracias Ames...me ayudaste demasiado.—se quedó en silencio un momento y luego habló—Te quiero.

—Y-Yo también te quiero...te quiero mucho. Y te extraño, ya quiero que se acaben las vacaciones navideñas.

Sonic se sonrojó un poco, sin embargo, el sentimiento era mutuo—También te extraño mucho. Cuando se acabe te llevaré a una cita. ¿Qué dices?

Acepto.

Estuvieron hablando un rato más hasta que la eriza tuvo que irse.

Al colgar miró su teléfono y sonrió, la extrañaba mucho. Su sonrisa, su risa, su perfume; su presencia en general. ¿Cómo es que se acostumbró a su presencia sin darse cuenta? No tenía lógica para él pero no se arrepentía. Quería a Amy demasiado y estaba dispuesto a luchar por ella.

A ayudarla si lo necesitaba y a entenderla cuando se sienta mal.

Miró la hora y decidió que era el momento de prepararse para celebrar víspera de navidad.

Entró a la casa como si fuera la suya, se quitó sus lentes de sol y todo lo que la cubría dejando ver su sonrisa de emoción.

—¡Shadow, ya llegué!

—¡En la cocina!

La de orbes azulados dejó sus cosas en una mesa y se dirigió a la cocina viendo a Shadow vestido con elegancia. Siempre le habían gustado cuando los chicos se vestían así pero el azabache era otro nivel que jamás había visto y la verdad es que...era afortunada. Le gustaba como le quedaba.

El de orbes rojizos dirigió su mirada a la chica, esta estaba vestida con un vestido rojo con escote y que llegaba hasta las rodillas, su cabello rojizo estaba suelto y caía por su espalda además de que tenía ondas.

Ella se acercó y quedó a su lado, viendo lo que hacía—¿Qué haces?—preguntó con curiosidad—.

—Colocando los bocadillos en esta bandeja. ¿No ves?—La chica hizo una mueca de "¿Es enserio?"—Tu preguntaste.

—Bien bien...—se alejó—¿Y bien? ¿Cómo me veo?

—Como siempre.—contestó indiferente—.

Sally suspiró y sintió un poco de tristeza. No sabía porque se había empeñado en vestirse bonito. ¿Qué buscaba? ¿Recibir halagos del azabache?

Tonterías...ella sabía que era hermosa.

Con su cabeza en alto camino hacia la salida de la cocina, sin embargo sintió un agarre en su mano que la hizo detenerse.

El chico miraba hacia otro lado—Te ves bien...siempre te has visto bien.

Sally se sonrojó y desvió su mirada. No quería sentirse aliviada pero lo había hecho y se molestó consigo misma.

Maldito erizo.

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