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4. Furcht

Lena observó a Izuku revolverse en la cama y se cruzó de brazos, siempre quedaba exhausto luego de la terapia de lenguaje y dormía casi toda la tarde, poco a poco iba hablando mejor y aunque a veces le costaba más, el ritmo de lectura que tenía iba volviendo, era lento pero ella consideraba que valía la pena. Katsuki dormitaba entre los brazos de Kiri, quien dormía también realmente cansado, el tiempo de descanso del muchacho terminaría y entonces Katsuki se volvería más y más complicado, estaba muy rebelde ahora que Izuku estaba tan mal, incluso desde antes de que volviera, era un niño especial... pero su padre lo amó tanto como lo hubiera hecho su madre biológica.

Hubo dos toques en la puerta y ella permitió el paso a quien fuera que estuviera del otro lado, reconoció la maraña que se asomó y esbozó una suave sonrisa.

—Ya era hora de que te aparecieras por acá.

—Cierra la boca, mujer.

Rodó los ojos y volteó a ver a su hijo que aún dormía, le dio una suave caricia en la mejilla y lo escuchó quejarse pero no despertó, al parecer estaba muy cansado.

—Lleva dos meses en esta habitación y tú no te habías dignado a poner un pie aquí para verlo.

Aizawa guardó las manos en las bolsas y bufó, llevaba una maleta al hombro y la enorme bufanda cubría la mitad de su rostro, mientras que las gafas de pasta cubrían la otra mitad. Su cabello atado en una coleta descuidada y las enormes ojeras bajo sus ojos solamente empeoraban su apariencia, se veía tan cansado.

—Traje unas cosas para Izuku, tal vez le ayude a recordar —tomó la maleta y la abrió para sacar un par de cuadernos—, las encontré en el ático junto con las cosas de Toshinori.

Lena los recibió y abrió el primero, leyendo la portada para esbozar una tierna sonrisa.

—Creí que se habían perdido en el incendio.

—Casi, hay un par que sufrieron daños pero no es la gran cosa, creo que sólo se quemaron las pastas —le dio el más nuevo y suspiró—. Este es el último, lo encontré en su casa cuando fui la semana pasada.

—Debe estar llena de polvo —soltó una risita, no había ido desde que le habían dicho que Izuku estaba desaparecido... casi tenía seis meses de eso.

—Y el jardín esta horrible, ya le hable a alguien para que lo arregle.

—Podemos hacerlo nosotros.

—No creí que quisieras despegarte de aquí... y yo soy pésimo con las plantas.

—Shouta —se cruzó de brazos luego de dejar las libretas de lado y torció la boca—, él ha preguntado por su padre... aún no comprende del todo que Inko y Toshi ya no están aquí, y sabes bien que ellos no saldrían de esta habitación hasta que estuviera bien.

Hizo una mueca y negó, sacando también dos álbumes de fotografías para dárselos. Lena no relajó su posición aún, viéndolo fijamente a los ojos.

— ¿Te quedarás al menos hasta que despierte?

—Tengo cosas que hacer...

—Es tu hijo, joder.

Presionó el puente de su nariz con sus dedos y frunció levemente el ceño.

—No quiero, no puedo —lanzó la mochila vacía al suelo—, no sé si podré soportar que me vea y que no me reconozca, ¿bien? —suspiró, de nuevo—. Estoy acostumbrado a esa mirada brillante de felicidad y la forma en que me preguntaba por historias de su padre —se sentó en la silla vacía junto a la camilla y tensó la mandíbula.

—Es como empezar de nuevo, Shouta —volteó a ver al pecoso y esbozó una sonrisa triste—, Hase es como cuando tenía cuatro años... aunque a veces aún puedo ver esbozos de Izuku.

—Lena.

La mujer volvió a posar los ojos en el azabache, esperando lo que fuera a decirle.

— ¿Qué hay con Katsuki? ¿Lo recuerda?

—Extrañamente sí, pero no recuerda que es su hijo —comenzó a hojear un álbum, sacando un par de fotos—. A Katsuki le cuesta entender que Izuku no está fingiendo y está tan enfadado que no le habla.

—Tal vez no debas traerlo más, por un tiempo.

—No quiere quedarse en casa y todos los días insiste en venir.

—Bueno, ¿y qué hay de...?

—Intenté —asintió, mientras sacaba más fotos—, pero no hay recuerdo alguno al parecer... Katsuki sólo me grita que haga algo para que Izuku recuerde pero es obvio que no se puede.

Aizawa se quitó los lentes y se sobó las sienes, soltando un bostezo.

— ¿Qué piensas de... eso?

—Es... tal vez lo mejor —cerró el álbum y echó las fotos en la mochila—, que Izuku decida por sí mismo, con nosotros no se puede hacer más que imponer nuestro papel porque no puede escogernos.

—Comenzará a hacer preguntas difíciles cuando le quiten esas vendas de la mano.

—Ya las hace, Shouta, pero no has estado aquí para responderlas.

—Entiende que no puedo —se puso de pie, con prisa—, no aún.

—Tu hijo te necesita, mucho.

—No puedo pasar por esto de nuevo —suspiró por milésima vez y caminó hasta la puerta—. Te veré después.

—Más te vale que vuelvas pronto.

—Como digas —alzó una mano en señal de despedida y cerró tras él de forma suave.

Lena suspiró con cansancio y negó con la cabeza, con tristeza, lo entendía y con gusto le habría dado todo el tiempo que quisiera... pero justo en ese momento, Izuku necesitaba de él.

—Me alegra verte.

—Hase también —asintió, sonriendo a su visitante.

—No has salido desde hace unos días y me preguntaba si te habían trasladado o algo.

— ¿Tras... dado? —preguntó confundido, frunciendo el ceño.

—Trasladado —pronunció la palabra, sílaba por sílaba, para que entendiera—, me refiero a que te hayan cambiado de hospital, para curarte mejor.

— ¿Eso se puede?

—Sí, hay muchos hospitales buenos como este, pero siempre hay mejores.

— ¿Y Hase cura rápido?

—Por supuesto.

— ¿Y Shōto va con Hase?

—No, yo me quedaría aquí.

El muchacho hizo una mueca y negó con la cabeza, con prisa.

—Entonces Hase no quiere trasdado.

El bicolor se permitió reír ante sus palabras y asintió, acomodándose en la silla vacía junto a la cama.

— ¿Estás solo?

Negó con prisa y señaló el sillón donde había un maleta amarilla.

—Mamá y Kacchan fueron al baño.

—Tu léxico ha mejorado bastante.

— ¿Lé... sico?

Suspiró, corrigiéndose al instante, negando con la cabeza.

—Tu forma de hablar, quiero decir, léxico es sólo una palabra complicada para decirlo.

Hase sonrió y comenzó a reír, tenía una risita aguda y pausada como si se le acabara el aire muy rápido.

—Shōto usa palabras graciosas.

—Eso creo —dejó el bastón de lado—. ¿Cómo te has sentido?

—Mi cabeza duele menos, me quitaron vendas y ya no tengo calor —le mostró sus brazos libres de los vendajes a excepción de uno que cubría su mano derecha, sosteniendo todos los dedos con precisión.

Extendió una mano y tomó la del muchacho, apreciando todas las cicatrices que podía apreciar en su brazo, enormes, grotescas y con una horrible historia silenciosa escondida tras ellas, frunció el ceño y vió al pecoso de forma fija.

— ¿Recuerdas cómo te hiciste esto?

Negó con la cabeza y observando curioso la forma en que el otro le inspeccionaba.

—Mamá no sabe, Ochako no viene, Kacchan no sabe y Kiri dijo que es mejor que no saber.

—Debe ser complicado si él lo dijo —frunció levemente el ceño y torció la boca.

—Hase no quiere saber —murmuró luego de un largo silencio, sin borrar la sonrisa que tenía pero con la mirada perdida en la nada.

Trató de comprender la clase de gesto que tenía pero le costó interpretarlo, parecía que ni siquiera Hase podía identificarlo.

— ¿Qué?

—Hase no quiere recordar, Izuku lastima a todos, no quiere volver.

Contuvo la respiración y tensó la mandíbula, de repente sentía los ojos escocer y quería decirle tantas cosas que morían en su garganta. Tomó aire cuando su cabeza le dolió y sus pulmones ardieron, recordándole que debía respirar, ¿qué se supone que debía hacer en ese momento?

Sostuvo la mano del muchacho con cuidado y buscó remover la venda que quedaba, la herida ya estaba cicatrizada y el pedazo de tela sólo estaba ahí por su deseo egoísta... ¿realmente era egoísta no forzarlo a volver? Bueno, no lo estaba forzando a volver, de cualquier manera todo estaba terminando antes.

— ¿Qué es?

La vocecita del pecoso le sacó de sus pensamientos y vió la marca en el dedo anular que resaltaba entre las cicatrices y su piel regenerada.

—Es un tatuaje... los tatuajes son dibujos en la piel que duran para siempre —extendió su mano derecha y le mostró la marca—, tú y yo tenemos uno igual, ¿ves?

Izuku pareció sorprenderse demasiado al ver las marcas iguales que rodeaban sus dedos, ¡eso era tan bonito! Le encantaba, ¿por qué nadie le había dicho de eso antes? ¿Por qué Shōto lo había escondido?

Alzó el rostro, observando los ojos distintos de su amigo y frunció el ceño.

—Shōto sabe quién es Izuku.

—Sí, lamento no habértelo dicho cuando nos vimos.

—Mamá dijo que es mentir, mentir es malo, Shōto miente y es malo —retiró su mano del tacto del otro, claramente ofendido.

Negó con la cabeza, de repente sentía la desesperación creciendo en su pecho y sabía que eso era malo. Se recriminó por no saber ser más paciente, también por decidir no hablar desde un principio... se sentía horrible.

—No lo hice por malo —se apoyó de la silla y la cama para levantarse, buscando sentarse en la orilla de la cama para poder verlo de frente—. Escucha, debo explicar lo que pasa.

—Hase no quiere, estoy enojado.

—Lo entiendo, créeme, pero necesito que me escuches.

—No —giró la cabeza, como un niño haciendo berrinche, viendo al espejo que había cerca de la ventana.

—Izuku, por favor, es importante que me escuches, no lo hice para lastimarte —no hubo respuesta así que lo tomó como una oportunidad para seguir hablando—. Le pedí a tu madre y a los demás que no te dijeran nada porque... —los golpecitos en su mano le interrumpieron, alzó la mirada para ver al muchacho que parecía petrificado.

—Shōto —soltó en un suspiro—, eso me mira...

Se sintió bastante confundido, buscando con la mirada a que se refería, tentando a pararse a la ventana para asegurarse que no hubiera nadie afuera aunque era ridículo porque estaban en un quinto piso en una habitación sin balcón.

— ¿Eso?

—Lo vi antes —susurró, como si no quisiera que lo escuchara—, me ve siempre, mamá no sabe.

—Izuku —se sentía más confundido.

—Allá —murmuró con los ojos brillantes, tal vez por las lágrimas que querían escaparse, alzó la mano señalando a su izquierda, directo a su reflejo.

Entonces Shōto volteó y se vió, su mente tardó un par de segundos para comprender lo que estaba pasando y sintió un apretón en su pecho. En el espejo, el reflejo de Izuku le devolvía la mirada, con la venda cubriendo su cabeza, una herida con puntadas en su mejilla derecha y los labios resecos, sus ojos ojerosos y una cicatriz enorme atravesando el izquierdo, además de lo pálido que se veía. Hase estaba aterrado de Izuku.

—Hase —su voz se volvió suave mientras buscaba las mejores palabras para explicarle lo que estaba pasando—, ¿Lena te explicó lo que es un espejo?

Negó con la cabeza bajando la mirada a sus sábanas, comenzando a llorar.

—Un espejo... sirve para que podamos vernos a nosotros mismos gracias al reflejo —tomó su mentón y le hizo elevar la cabeza un poco para poder verlo a los ojos—, así yo puedo verme como tú me ves, ¿entiendes?

Asintió despacio, entumido en su lugar.

—Eso que esta allá es un espejo, y podemos ver nuestro reflejo —explicó esperando que volteara a ver a donde señalaba—. ¿Puedes verme?

Izuku frunció el ceño, procesando la información mientras sus pupilas iban del reflejo de Shōto a la cosa que tanto lo asustaba. Entonces comprendió lo que pasaba y las lágrimas aumentaron, volteando a ver al bicolor de nuevo, con pánico en sus ojos.

— ¿Yo soy eso? —preguntó con voz apenas audible.

—Izuku.

—Izuku da miedo —su respiración se aceleró y le dio la espalda a su reflejo—, Izuku da miedo, Izuku da miedo —repitió una y otra vez, luchando con el mayor quien trataba de calmarlo.

—No, no es cierto.

—No quiero ver, ¡no quiero! ¡Da miedo!

—Está bien, está bien —sostuvo su rostro con cuidado y le obligó a verle a los ojos—. Tranquilo, por favor, te harás daño.

Izuku sollozó y abrazó a Shōto, escondiendo la cabeza en el pecho del otro, evitando verse de nuevo, Izuku daba mucho miedo y no quería verlo de nuevo.

*Furcht = Miedo

Hey y'all

Ya empezamos con lo bueno, yay jaja este cap lo tengo terminado desde hace tiempo y lo había olvidado por completo, hoy que estaba buscando un documento lo encontré jajaja lo estuve editando (porque les iba a contar más pero mejor le corte porque si no me quedo sin trama(?)) y pues ya está aquí, como An Awkward Duet no va a ser muy largo, si, iban a serlo pero ahora que ando como ando y con las ideas más dispersas que nada, prefiero ser concreta a perder el interés mientras escribo, perdonen el inconveniente

Gracias por leer, votar y comentar
Lof, smooches y galletitas

Rae

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