Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Rot

El doctor le revisó las heridas de los brazos y le sonrió cuando se dio cuenta que lo veía con insistencia, el doctor que le había tocado era muy paciente y se parecía a alguien que conocía pero no estaba seguro de quien... había olvidado su nombre. El doctor le puso vendas nuevas, eran más suaves que las que tenía antes y eran blancas, muy blancas, aun no entendía porque las otras habían terminado rojas... pero no se quejaba porque el rojo era muy bonito, le gustaba cuando brotaba de sus brazos pero siempre dolía.

—Izuku —el doctor le habló con voz muy baja, debía saber que le dolía la cabeza todo el tiempo, aunque aún era incomodo que le llamara por ese nombre—, ¿cuándo despiertas te duelen mucho los brazos?

—Sí.

— ¿Y tienes los dedos rojos y pegajosos?

—Sí —repitió asintiendo una vez, sorprendido de que lo supiera, él nunca estaba cuando despertaba.

—Izuku —le tomó sus manos con suavidad, observando atentamente su reacción, y acarició el dorso con el pulgar, tratando con el pequeño que le devolvía la mirada, era imposible ver al adulto en esos ojos tan sinceros—, ¿recuerdas lo que pasa en tu cabeza cuando duermes?

Negó despacio, Eiji tenía los brazos cruzados sobre su pecho, observándole fijamente, agradecía que le dejara contestar todo lo que le preguntaban.

— ¿Qué es lo que tiene? ¿Por qué se abre las heridas él solo? —preguntó Uraraka, interrumpiendo el repentino silencio que se había hecho.

El doctor volteó a ver a la castaña, tratando de decirle que no podía contestar frente a Izuku, carraspeó muy bajo y volteó para sonreírle al joven que parecía más confundido que antes.

—Izuku, ¿recuerdas lo que pasa en tu cabeza cuando duermes? —volvió a preguntar, las manos del joven comenzaron a temblar de forma incontrolable y notó de inmediato que huía su mirada con ansiedad.

—Pasan muchas cosas —cerró los ojos y quiso jalar sus manos para esconderlas en la espalda—, hay mucha oscuridad, hay... cosas que duelen, mucho rojo en mi cuerpo —negó y tiró de sus manos para recargar su espalda de la almohada, abriendo los ojos de nuevo—. No recuerdo —dijo finalmente, volviendo a su postura de antes, como si nada hubiera pasado.

El doctor le regaló otra sonrisa y asintió, comenzando a escribir en esa cosa en la que todos los doctores escribían cuando lo visitaban.

—Tengo buenas noticias —dejó de lado lo que tenía en las manos y se puso de pie—, afortunadamente la última tomografía mostró que el golpe en la cabeza que provocó tu amnesia no tiene repercusiones más graves, así que a partir de la siguiente semana comenzaremos con la terapia de lenguaje y aprenderás a leer y a escribir de nuevo.

—Pero le duele —Ochako se cruzó de brazos, acercándose al doctor.

—Lo sé, le dolerá un tiempo porque fue un golpe muy importante —el psicólogo entendía la preocupación de la muchacha pero a veces le molestaba un poco que no dejara hablar a su paciente—, si recuerdas cuando recién lo encontraron no podía ver bien y tuvo convulsiones, todo eso es parte de las consecuencias, pero es una buena señal que Izuku no tenga alucinaciones visuales ni auditivas.

— ¿Qué es... alucinicion? —preguntó de repente el muchacho, confundido, no le gustaba sentirse no ahí.

—Las alucinaciones visuales son cuando ves cosas que no están ahí en verdad y las auditivas son cuando escuchas cosas que nadie dice o sonidos que no están aquí.

Lo pensó un momento, analizando lo que le acababan de decir y finalmente negó con la cabeza.

—Aunque a veces duele cuando sonido feo o fuerte.

—Es normal, por el golpe en tu cabeza, pero estas avanzando muy bien, si sigues así podrás empezar tu terapia física pronto.

Le regaló una mirada llena de confusión, el doctor le agradaba pero hablaba con palabras extrañas y difíciles.

—Eso significa que podrás comenzar a practicar como caminar.

—Si quiero, quiero ahora, ¿puedo ahora?

—Aún no, no es momento, pero queda poco —le gustó verlo emocionado, era extraño que se comportara así pues usualmente le veía molesto, cansado o triste.

Hizo una mueca y frunció el ceño, relajando de inmediato su rostro pues eso provocaba que se jalara la venda y le dolía.

—Vendré mañana para que comencemos a escribir y leer.

—Sí —su rostro se ilumino de nuevo, sus manos vendadas se movían ansiosas jugando con la manta.

—Come todo lo que te den y duerme temprano —el doctor sacó de su maletín un libro de hojas gruesas y dibujos grandes, se lo pasó al muchacho y le sonrió—, te traje esto para que te entretengas cuando estés solo.

Asintió y recibió el libro con entusiasmo, comenzando a hojearlo, de repente se detuvo y alzó la mirada.

—Lena dijo que decir gracias cuando me den cosas.

—Tu madre tiene razón.

—Gracias.

—Por nada, Izuku —tomó el maletín y observó a los otros dos presentes, haciéndoles una seña para indicarles que debía hablar con ellos en privado—. Tus amigos saldrán un momento para hablar conmigo, ¿está bien?

—Hm —hizo una mueca, cerrando el libro—, no quiero solo.

—Lo sé, la puerta estará abierta para que puedas vernos, ¿está bien?

Asintió no muy convencido y decidió bajar la cabeza a su libro de nuevo. Los tres salieron del cuarto y se alejaron un poco de la puerta, pudo verlos hablando pero no podía escuchar porque había ruido afuera y si ponía mucha atención le daría migraña de nuevo... migraña, migraña, migraña... era una palabra graciosa, estaba dentro de sus palabras favoritas.

Se pasó las manos por el rostro, le dolió algo pero volvió la atención a su libro, los dibujos eran bonitos aunque no reconocía a la mayoría de cosas que había ahí, pensó que su madre había prometido visitarlo ese día y se sintió mejor. Quería ver a Kacchan de nuevo, esperaba poder hablar con él y que no gritara porque dolía, ese día era lindo.

Su madre lo llevó al jardín ese día, Kacchan había vuelto pero estaba callado y no se despegaba de su lado, tenía esa expresión que él también hacía cuando quería saber algo pero no quería preguntar, ¿Kacchan era su hermano? ¿Por qué vivía con su madre? ¿De dónde lo conocía?
Tenía ganas de preguntar pero estaba más interesado en encontrar a Shouto con la mirada. Era la primera persona, fuera de su habitación, que le hablaba y quería agradecerle, desde que había aprendido la palabra gracias y su significado de su madre, iba por la vida diciéndosela a toda persona con quien se topara como si fuera lo mejor del mundo. Lena se reía pero no lo detenía, parecía a gusto con ese comportamiento y él en verdad agradecía que fuera así porque no le gustaba que Ochako lo regañara por todo.

Se detuvieron junto a la fuente y Kacchan pidió algo a Lena en su oído, alejándose corriendo cuando obtuvo lo que quiso. Su madre se sentó junto a él, en la fuente donde no había agua, y sacó el libro que le había estado leyendo, la suave voz le era muy agradable y cuando leía se volvía aún más suave. No entendía muchas palabras pero aun así le gustaba, se preguntó si a Izuku le gustaba leer, si a Shouto le gustaría leerle mientras no aprendía.

Fue entonces que se sorprendió al reconocer el cabello brillante y de dos colores, rojo, su cabello tenía rojo y entendía entonces porque le gustaba, era su color favorito... o eso creía. Alzó una mano y la sacudió como saludo, esperando que le viera, Lena se sorprendió al verlo tan entusiasmado y siguió su mirada para encontrarse con la heterocroma que de inmediato se acercó a ellos.

—Shouto —se apresuró a decir Izuku, casi agitando la mano en la cara del otro.

—Hola, Hase.

—Gracias —dijo en seguida, enderezándose en la silla.

—De nada —respondió, sin comprender en realidad, mientras se sentaba junto a la mujer—, ¿por qué?

—Hablas con Hase y dijiste operación.

— ¿Te refieres a lo que te expliqué?

Asintió una vez y quiso girarse un poco más hacia él, aunque se frustró un poco cuando se dio cuenta que no podía.

—Así que tú eres Shouto —Lena asintió y le tendió la mano—, Hase me habló de ti, dijo que eres amable y le hiciste compañía cuando Kiri no estaba.

—Sí, hombre amable —asintió Izuku, muchas veces, como si quisiera reafirmar el punto—, hombre amable y hermoso —volvió a asentir, tenía una sonrisa natural en su rostro y había cerrado los ojos, se veía muy convencido de sus palabras.

—No sé qué decir... —admitió Shouto luego de un gran silencio—, no estoy seguro de eso.

—Hase no miente —se defendió de inmediato, abriendo los ojos para ver al otro fijamente.

—No, no digo que lo hagas sólo... —suspiró, pensando mejor lo que iba a decir—. Gracias por el cumplido, I... Hase.

Asintió, satisfecho con eso y volteó a todos lados al recordar que Kacchan iba con ellos y que no había vuelto aún.

—Iré a verlo —anunció su madre, al comprender lo que quería y se puso de pie, dejando el libro en la fuente para alejarse.

El muchacho del pie lastimado se inclinó y observó el título con letras doradas, sonrió y lo tomó con cuidado, comenzando a hojearlo.

— ¿A Shouto le gusta leer?

—Sí, es entretenido y lo mejor que puedo hacer ahora que estoy aquí.

— ¿Shouto no tiene mamá? —preguntó triste, tal vez el hombre amable estaba solo.

—Sí, pero no puede venir a verme.

— ¿Y papá? —preguntó realmente interesado, se sentía muy animado por la terapia de en la mañana donde aprendió a escribir la a y a encontrarla en un libro—. Lena dice que Hase tiene dos mamá y dos papá, aunque creo que no pueden verme porque solo Lena viene.

—Sí, también tengo un padre pero no viene a verme tampoco.

— ¿Por qué?

—Él y yo no nos queremos, ni nos llevamos bien.

— ¿Por qué?

—Yo... hice muchas cosas que él no quería, así que se enojó conmigo y me dijo que no quería verme de nuevo... igual no me hace falta.

— ¿Por qué?

—Porque puedo cuidarme solo.

Los ojos de Izuku no tardaron en volar al pie lastimado que Shouto tenía recargado en el pasto. El muchacho bicolor sonrió y bajó la cabeza.

—Bueno, esto fue imposible de evitar... pero en mi defensa es la primera vez que me rompo algo.

— ¿Aún duele?

—Cada día menos, pero dolerá cuando empiece la terapia.

—Hase también hará terapia —dijo emocionado—, ¿veré a Shouto ahí?

—Espero que sí.

Asintió frenético, contento de escuchar eso, le gustaba ver caras conocidas, le gustaba saber que su cuerpo estaría mejor y que podría caminar sin la silla que se movía. Hase estaba feliz, por primera vez desde que había despertado.

—Shouto —pronunció su nombre, despacio, como esperando decirlo bien aunque no tenía fallo—, ¿puedes leer a Hase? —preguntó entusiasmado de verlo inspeccionar el libro de nuevo.

El joven tardó un poco en contestar, pero luego de pensarlo abrió el libro donde estaba el separador y asintió.

—Claro, aunque no soy muy bueno, si leo muy rápido dímelo.

Izuku asintió, agradecido y aún más contento, no se había equivocado al pensar que era un hombre amable y hermoso; escuchó con atención, había palabras difíciles que pronunciaba de forma diferente a Lena pero no sonaba mal, sonaba hasta más bonito, le gustaba y había olvidado por completo que el tiempo era un concepto del que debía estar consciente, no supo cuánto estuvieron ahí porque no sabía leer un reloj, pero si entendió que era tarde porque el cielo era anaranjado y rojo... el rojo era su color favorito.

Lena fue por él, Shouto se despidió agitando su mano y se alejó con las cosas con las que caminaba en dirección contraria a la suya. Su silla fue empujada hasta su habitación y con ayuda de Eijiro pudo recostarse en su cama, por primera vez el dolor no era tan fuerte y deseó que eso siguiera así por más tiempo.

Hey y'all!

Aquí Rave con el cap 3 :3 quería dejárselos antes de que me pierda entre las actualizaciones de los demás fics xD ya se que estoy muy MUY atrasada, pero entiéndanme Dx esto de ser adulto responsable no es funny(?) pero bueno, que se le puede hacer? Necesito dinero para comer xD

En fin, mil gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas!

Rae Septoxic

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro