VIII
—Asumo que eres el malo de turno —comienza Valeria generando una esfera de magia roja en ambas manos.
—Y tú, Valeria Gutiérrez... eres mi plan B —dice El Estabilizador.
—¿A qué te refieres? —duda Valeria.
—Dudo mucho que llegues a entenderlo —responde El Estabilizador y desde su mano derecha le lanza un láser de energía dorado a la Revolutionary, la cual trata de cubrirse con un campo de fuerza rojo, pero este es fácilmente roto por el ataque del villano y termina empujándola hacia la casa.
Luego de unos segundos, la chica se para y mira con enojo.
—Ok... Si así lo quieres... —susurra, se para y carga mucha magia roja en sus dos manos.
El Estabilizador levitando a metros del suelo se prepara para bloquear el ataque, entonces Valeria sorpresivamente en vez de lanzar el ataque desde su posición, se teletransporta a su derecha e intenta lanzar el ataque desde ahí, sin embargo, el enemigo veía venir eso, así que la inmoviliza con su mano derecha y la lanza hacia unas vallas que separan su jardín de la calle, haciéndola caer en medio de esta.
El villano levita en medio de la calle mientras Valeria se pone de pie y las personas que rondaban los alrededores corren aterradas.
—Esto es demasiado para tu magia sin desarrollar, ¿por qué no mejor te rindes y me dejas cumplir mi cometido? —propone El Estabilizador y mira de reojo a la casa de la bruja, donde se encuentra su padre.
Valeria no responde, solo mira fijo a su enemigo mientras con su mano derecha escondida detrás de su espalda, hace flotar un auto y lo estrella contra su enemigo. Hecho eso, la chica corre hacia la casa de su padre.
—¿Papá! ¡Dónde estás? —pregunta Valeria a la par que entra en varias habitaciones de su casa en busca de su papá—. ¡Responde! ¡Tenemos que salir de aquí! —sube las escaleras y ve a su padre saliendo del baño.
—¿Qué ocurre, hija? —pregunta el padre de Valeria con un tono sereno.
—¡Hay que salir de aquí! —responde Valeria y le agarra la mano a su papá para luego empezar a bajar las escaleras, sin embargo, en medio de ellas se detiene al notar dos cosas. La primera, que él no le respondió enojado, y la segunda, que no la ha tironeado para que le suelte la mano.
—¿Cariño, por qué estás tan asustada? Explícame —pide el padre de Valeria.
—¿Papá?... ¿No estás molesto porque te estoy sacando así? —duda la chica.
—Solo estoy preocupado porque no sé qué te sucede —responde el hombre.
Valeria con lágrimas en los ojos por el hecho de que su padre luego de años la está tratando con cariño, lo abraza, sin embargo, al hacerlo, su padre se desvanece cómo si de una ilusión se tratase, entonces la chica tropieza con un escalón, pero en vez de caer en lo demás, cae en una especie de vacío negro, donde mientras parece caer sin fin mientras ve recuerdos felices con su madre y luego, su funeral, entonces termina por estrellarse en la sala de estar de su casa, no obstante, algo es diferente ya que se encuentra totalmente destruida y con El Estabilizador sentado en el único sofá en pie mientras la mira.
La chica al verlo se pone de pie rápidamente y le apunta con sus manos cargadas de magia roja.
—¿Dónde está! —pregunta Valeria.
—Él está bien... Por ahora —responde El Estabilizador y Valeria intenta atacarlo, pero el con un leve movimiento de su mano derecha, la lanza hacia fuera, entonces se para y ve que el padre de la chica saca una escopeta de un cajón debajo del suelo, por lo que apunta su mano hacia él y la escopeta sale volando, por lo que el hombre sale corriendo.
El Estabilizador levita hacia arriba y carga energía dorada juntando sus manos para luego lanzarla hacia metros más adelante de donde el padre de Valeria está corriendo, provocando que este caiga hacia atrás, pero más cerca de donde cayó la escopeta, pero antes de que pueda tomarla, su atacante la pisa, rompiéndola en el proceso, luego apunta su mano derecha hacia el hombre dispuesto a acabar con él, pero Valeria le dispara una poderosa esfera de magia roja que parece tener la intención de empujarlo a varias calles de distancia, sin embargo, el villano golpea el piso y logra detenerse.
—¡Todo esto es tu culpa! ¡Mira lo que le hizo a la casa! —recrimina el padre de Valeria, quién manifestó su traje segundos atrás.
—Largo —dice Valeria y con su telequinesis aleja a su padre de la zona.
Mientras tanto, el señor multiversal de la guerra dispara hacia el suelo, y de su energía disparada salen tres criaturas doradas que corren hacia Valeria, la cual apunta su mano derecha hacia la criatura del medio y le lanza un rayo mágico. Cuando las otras dos están a punto de derribarla, la bruja se teletransporta, haciendo que choquen entre ellas.
El Estabilizador levitando observa cómo el padre de Valeria se aleja del lugar, por lo que mueve un dedo, haciendo que se le enreden los pies y se caiga. La bruja intenta atacarlo, pero una de las cuadrúpedas criaturas extiende unas cuerdas con las que le atrapa el brazo derecho, así que esta trata de atacarle lanzando una esfera desde su otra mano, pero esta es amarrada por la segunda criatura, entonces empieza a cargar magia para generar una explosión que pueda liberarla, sin embargo, la tercera criatura interviene y le amarra los brazos en X, y extiende de sus hombros unos tentáculos puntiagudos que clava en las muñecas de la chica, impidiéndole defenderse.
El padre de Valeria ve a su hija indefensa, por lo que le brillan rojo los ojos por un segundo y aprovechando que el Estabilizador está distraído regocijándose de la inutilidad de su hija en este momento, toma un fierro y corre dispuesto a ayudarla.
—¡Papá, no! —grita Valeria y su padre es atravesado en su corazón por un láser dorado.
Los ojos de la bruja se humedecen al ver a su padre cae caer al suelo, por lo que da un grito lleno de tristeza y desesperanza, obteniendo el poder suficiente para generar una explosión que manifiesta su poder en las criaturas y las hace desintegrarse, hasta el mismo Estabilizador es golpeado por la onda, pero logra reponerse con facilidad.
Los policías finalmente llegan al lugar y le apuntan al villano, pero este con su mirada controla sus mentes para que bajen las armas, luego mira con suma frialdad a Valeria llorando en el suelo, sabe que se siente perdida, sola y desamparada, pero también sabe que, si no lo hacía él, la maldición del sufrimiento lo haría de todos modos. Sin decir una palabra, termina por irse volando.
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