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episodio once

TODAS LAS NOCHES ADALIA POTTER, CONOCIDA POR SER LA HERMANA DEL ELEGIDO Y DEMÁS SOBRENOMBRES, SE ENFRENTABA A SU PEOR ENEMIGO. Su propia cabeza tenía el poder de construir escenarios espantosos y someterla a los más devastadores de los horrores. El interior de su mente había reconstruido los vívidos y crueles escenarios ocultos en sus recuerdos y solía atormentarla con ellos. En esta noche en especial, el escenario no era menos tétrico. Ada se encontraba en medio de una marea de oscuridad, había eco en ese vacío y alguien —o algo— la perseguía.

Huir era una palabra complicada para la Potter. Con esta venía una sensación asfixiante que no tenía nada que ver con su agitada respiración por el trote de la escapada, era algo que iba más allá. Para huir había que luchar contra el miedo que se abraza a tu cuerpo sin intenciones de dejarte ir, así que luchas e intentas ser más fuerte, esperas sobrevivir y nada más.

Corre, Ada, corre...

Pero existe el mito de que el miedo te hace más fuerte. Justo ahora, la voz consciente en el fondo de su cabeza gritaba para que ella escapara de ahí. La voz que nunca ha dado señales de estar ahí, pero te habla cuando las garras del miedo te estrujan la garganta y espera a que le hagas caso.

En su sueño Ada tropezó. Al segundo siguiente su cara estaba contra el suelo y una fría corriente le puso la piel de gallina. El eco saltó a un tono más alto. Como una frecuencia que va en aumento. Consiguió ponerse de pie pero esta vez no podía moverse así que comenzó a desesperarse, sus pies no reaccionaban. Sintió a ese algo que la estaba persiguiendo a sus espaldas. Una gélida respiración le acarició la nuca.

Con el corazón en la garganta, se dió la vuelta lentamente esperando lo peor.

Pero todo lo que vió fueron sombras. Una masa oscura, deforme, se cernía sobre ella. Se sintió minúscula mientras echaba atrás el cuello para encontrar el final de aquella cosa pero no tenía. Era como un monstruo infinito que escapaba de las posibilidades de su propia imaginación.

—Ada. —la llamó, la voz quebrada salió a través de eso.

Despierta

Y ella alzó un dedo. Estiró el brazo. Quería tocarlo. Sentía curiosidad. Cuando su piel rozó la nube oscura, la masa emitió un grito aterrador y el alarido la despertó.

—¡Ada, despierta! —la sacudió Alex.

El golpe de calor la abrumó de inmediato.

Estaba totalmente sudada. Su respiración era un desastre. Alex le dió un vaso con agua antes de que ella misma se diera cuenta de que tenía sed. No lo soltó, Alex sostuvo el recipiente de cristal entre sus manos y las de la castaña para que el temblor incontrolable de la bruja no le dificultara el trabajo.

—Gracias. —musitó en un susurro casi inexistente.

Alex no le contestó o si lo hizo Ada no la escuchó, tenía un pitido en los oídos que la enajenaba de todo lo que sucedía en su propia habitación. Alex puso el vaso en la encimera cuando terminó. Se inclinó y la abrazó.

—Estoy bien. —Ada intentó tranquilizarla.

—Shh. —la mandó a callar. —Eres muchas cosas, pero no una mentirosa.

—Lo que soy es ridículamente patética claro. Ni siquiera puedo dormir bien. — se frotó los ojos frustrada.

—Yo tampoco. —Ada la miró. —A veces ronco, pero no se lo digas a nadie.

Ada soltó una risa tenue, Alex se autofelicitó por haberla hecho reír luego de una pesadilla.

—Vamos, si te pones calcetines y prometes mantener alejados de mi esos pies fríos te dejo dormir conmigo.

Ada acostumbraba irse a dormir con Harry cuando tenía pesadillas. Era muy detallista de parte de Alex tratarla igual. La chica sonrió de mejor humor pues, realmente, no tenía ganas de estar sola en ese momento.

Sacó unos calcetines de lana que le había regalado Molly en su cumpleaños y siguió a Alex por el pasillo oscuro mientras los cuadros se quejaban por el ruido de sus pasos a esas horas de la madrugada.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

Para la mala memoria de Ada el baile se acercaba, los chicos estaban más nerviosos que de costumbre por la reciente desaparición de Derek y el molesto Peter. Encima a Scott le habían prohibido asistir a baile de graduación.

Sí, un montón de cosas. Pero mejor ir por partes para no caer en la locura.

Resumiendo. Una cosa llevó a la otra y ahora estaban los tres (Scott, Ada y Stiles) (SAS) escondidos detrás de una pared observando como Jackson le preguntaba a Allison a que hora la recogería para el baile.

—¿No te suena a las auras tiñosas cuando se muere un anima en el desierto y enseguida van a carroñear el cuerpo? —Ada rodó los ojos. —No desaprovecha una oportunidad para estar molestando.

Scott se quedó procesando la metáfora de cadáveres que había hecho Ada mientras Stiles imaginaba la escena gráfica y sonreía de acuerdo.

—Tranquilo, estaré allí. —lo reconfortó Stiles. Era su forma de decir que no le iban a robar a Alison.

—Y yo también. —se dijo Scott tratando de convencerse.

—Eso es, manifiéstalo. —lo alentó Ada.

—¿Crees que es una buena idea? —Stiles lo sopesó. —¿Tienes con quién ir?

—Todavía no.

—¿Tienes traje? ¿La entrada para el baile? —siguió preguntando.

Scott negó y Ada le sonrió algo triste, le daba lástima saber que Scott y Allison se gustaban tanto y aún así no irían juntos al baile.

—Así que vas a ir en bici a un baile al cuál no te van a dejar entrar sin acompañante, sin traje, sin entrada y con cazadores de hombres lobo por ahí.

—Sí y sí...

—Anímate, podría ser peor. —pensó Ada en voz alta.

—¿En serio?

—No. —adeó la cabeza pensativa. —pero puedo ayudarte con el traje y a entrar al baile si quieres. —apuntó encogiendo los hombros. —Tengo el hechizo perfecto para eso, lo aprendí cuando tuve el Yule Ball.

—¿El qué?

—Cosas de mi escuela.

Scott asintió emocionado.

—¿Puedes hacerlo? Gracias, Ada, eso es genial... Espera ¿Y tú no irás? —luego frunció el ceño en su dirección.

Ada se encogió de hombros por segunda vez.

—Este... No.

—¿No? ¿Por qué? —e preguntó Stiles directamente.

—Mmm... no lo sé, no me ha invitado nadie. No tengo ganas de hacerme el vestido con magia y... —Y me siguen dando miedo los espacios cerrados con mucha gente. El pensamiento rebotó una y otra vez de inmediato en su consciencia. Terminó callandose con la vaga impresión de que Stiles estaba a punto de decirle algo, pero el chico se veía como si ese algo estuviera atrapado eternamente en su garganta.

Ada se cansó de esperar.

—Bueno, tampoco me ha invitado nadie e iré... Por Scott. —Stiles miró a su mejor amigo dándole una palmada en el hombro. —Podríamos ir solos, pero juntos... —Stiles hizo una mueca notando que sus palabras no tenían mucho sentido. —Sonaba mejor en mi cabeza.

Ada rió entendiendo lo que había querido decir.

—Claro, ir solos-juntos al baile, entendido. —Alzó la palma de su mano y este se la chocó.

Stiles miró en la dirección de Scott pero este solo negó con la cabeza, el de los lunares no entendía que había hecho mal pero, al menos estaba contento de poder ir al baile con alguien de confianza.

Porque solo era eso, ¿cierto? Era lo que quería porque eran amigos y así sería más fácil y más cómodo.

Ada se despidió de los chicos para encaminarse a su siguiente clase. Su día había adoptado un rumbo radiante.

Lo triste, es que no duraría mucho.

Estaba a tres pasos de entrar al salón escuchó a sus espaldas como a alguien se le caían algunos cuadernos y demás utensilios para escribir al suelo. Volteó de inmediato con la intención de ayudar.

—Espera. —Ada se inclinó con cuidado y tomó aquellas cosas que se escapaban de la mano del chico, porque era un chico, lápices y lapiceros. —Ten.

Sus ojos oscuros de bruja se cruzaron con una mirada nerviosa que pronto le dio unas gracias apresuradas. Ada parpadeó confundida, por tercera vez esa mañana encogió los hombros y entro para dar su dichosa clase.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

Allison, Lydia y Ada estaban en el Centro Comercial. Stiles andaba por ahí cerca "cuidando" de que no apareciera Peter. Ada pensó que esto era aparatosamente ridículo de parte de los chicos, ¿no tenía ella una varita y demasiadas cicatrices que demostraban que podía cuidarse a sí misma y a los demás sola? Ella no sabía que Stiles había empezado a temer que con todo este asunto de la persecución y el estrés de estar siendo vigilados, Ada tuviera otro ataque en el momento menos oportuno.

—Pues entonces sonríe, recuerda, nunca dejes de sonreír, no sabes quién puede enamorarse de tu sonrisa. —decía Lydia. —Sonríe Allison, voy a comprarte un vestido.

—Aparte de la disculpa, esto es más de lo que esperaba. — Cierto. La disculpa por besar a Scott. Allison miró a la castaña de buen humor. — ¿Ya tienes tu vestido para el baile?

Uhm, si. —mintió Ada, esperando que un milagro cayera del cielo antes de que llegara la noche. Ahora que había aceptado ir tendría que sacarse un vestido del... ¿Por qué se metía en esa clase de problemas?

—Perfecto.

—Aún así es poco para lo que te voy a pedir. —Ally siguió conversando con Lydia, parecía seguir algo enojada por lo del beso.

Corrección: estaba muy enojada por lo del beso. Pero Ada solo vería esto hasta dentro de dos minutos más.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—De que... Vas a cancelarle a al deportista al que le has dicho que sí, y vas a ir a baile con otro.

Ada ni siquiera notó el rumbo por el que iba a caer la conversación. Y aunque lo hubiese sospechado tampoco había mucho que hacer.

—¿Con quién? —Preguntó Lydia con desconfianza.

Ally señaló hacia alguna persona fuera del alcance de visión de Ada, la bruja solo miró cuando la mueca en la cara de Lyds se tornó muy evidente. Un extraño nudo se formó en su garganta.

Stiles estaba haciendo alguna cosa con un perfume y terminó atorándose con este, tosiendo bajo la mirada espantada de la pelirroja.

—No pongas esa cara, alguien podría enamorarse de tu sonrisa. —Por primera vez, a Ada le molestaron las palabras de Allison, simplemente deseó que se callara.

Las mejillas se le enrojecieron a medida que Lydia caminaba hacia Stiles para invitarlo al baile.

Entonces ¿ya se podía ir olvidando de ir juntos como amigos al baile? ¿Y qué era esa opresión extraña en su caja torácica?

—Vamos, Ada. —Ally la tomó del brazo sin darse cuenta de que su pequeña venganza había dejado pálida a la persona equivocada. — Ayúdame a encontrar mi vestido.

La bruja se obligó a ser imparcial. Allison no tenía la culpa, Stiles mucho menos puesto que la chica le había facilitado asistir al baile con su amor platónico desde antes de que ella llegara. Lo peor de todo, a Ada le fastidiaba que había hecho ese "favor" solo para molestar a Lydia por aquel beso con Scott, no por otra cosa.

Trató de entretenerse buscando algo para usar en el baile —si es que terminaba asistiendo— pero al darse cuenta de que era inútil intentó mejor complacer a Allison ayudando a cargar con sus opciones.

Casi no le habló, era normal en Ada estar en silencio así que a la Argent ni siquiera le extrañó que estuviera callada. Paseó la vista por una vitrina mirando los pendientes y demás accesorios que podrían combinar con los vestidos cuando, luego de un rato, Stiles llegó junto a Adalia muy emocionado.

—¡No lo vas a creer! —exclamó. —Lydia me invitó al baile.

—Genial, me alegro mucho. -—forzó una sonrisa. —Entonces, ya tienes con quien ir...

—Sí, es que Lydia...

—Claro, ella te gusta mucho. —asintió más para sí misma, en parte, no mentía cuando dijo que se alegraba por él. El entusiasmo en su sonrisa era adorable y contagioso. —Entonces mucha suerte esta noche, Stiles.

—Sí, sí... —Stiles hizo una de sus muecas. —Pero... ¿te veré allí, cierto?

—Allí estaré. —No, para nada.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────


Ada estaba tirada en la cama de su cuarto preguntándose por qué era tan lamentable y patética. Alex no estaba en casa. Pensó en escribirle una carta a Ron o a los gemelos, cuando sintió los toques de Hardy en la ventana. Se levantó y lo dejó entrar, sin embargo, acabó llevándose la sorpresa de que varias lechuzas venían junto a este cargando un paquete mediano.

El recordatorio de que ha había mandado la carta a Harry contándole detalladamente en cada pauta sus recientes aventuras —valga el sarcasmo.

—Tengo miedo. — habló sola mirando el paquete. Con la última carta su hermano era muy capaz de envalarse a sí mismo para venir a regañarla.

Se inclinó y leyó en la cubierta marrón De Hermione Granger. Para Adalia Lilly Potter.

Suspiró aliviada y lo abrió. Dentro había una tarjeta:

" Encontré tu carta, intentaré ayudarte para que Harry no se moleste demasiado con el tema de los hombres lobo, te he mandado un regalo porque leí que pronto tu escuela daría un baile.

Atentamente: tu mejor amiga "

La amo, se dijo de inmediato. Hermione salvando su existencia desde tiempos inmemorables.

Ada sacó el resto del contenido del paquete, un montón de tela desordenada cayó sobre su cama, se quedó de piedra al entender la forma de la pieza de encaje.

Era un vestido.

Pero no cualquiera. Era EL vestido. Una cascada de encaje que variaba su color según el ángulo en el que lo mirases, siempre manteniéndose en tonos aperlados. Lo alzó, tenía una forma elegante y sencilla a la vez, como sacado de un cuento de hadas por su falda infinita. Era mágico. Ideal para una bruja.

—Es hermoso. —Alex había llegado, la miró desde la puerta soltando cumplidos alentadores. —Seguro que rompes muchos corazones esta noche.

—Ni siquiera sé si voy a ir.

—Claro que vas a ir ¿No ves que yo te obligo?

—Alex.

La de los cabellos azules desapareció del umbral de su puerta sin intenciones de discutirselo.

Ada sintió a alguien en su ventana, ¿lo que estaba... ? Perdón ¿quién entrando era Scott? ¿Por qué no usaba la puerta?

Cómo había prometido, Ada elaboró con calma el traje de su amigo en lo que quedaba de tarde. Fueron unas horas entretenidas, Scott se impresionaba con cada trazo de magia que dejaba la bruja en el aire y eso que era magia elemental, muy sencilla. Terminó contándole de sus partidos de quidditch, las veces que cayó de la escoba y del total de huesos que llegó a romperse en cada temporada.

—Toma. —le tiró las cosas ya terminadas a Scott sintiéndose los dedos magullados y acalambrados. La bruja se hizo un ovillo bajo las sábanas y pretendió dar inicio a su siesta.

—¿No vas a ir al baile?

—No.

Abrió los ojos y estos chocaron con el paquete de Herms, ¿acaso podía ella discutir contra la orden de su mejor amiga? A fin de cuentas le había enviado el vestido para eso... ¿Cómo iba a discutir con Granger? No era rubia y no se apellidaba Malfoy.

»Mierda.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

—Bueno, entremos... —cantó Ada bajándose del auto (Alex se lo había prestado)

—Nos van a descubrir. —temió Scott siguiéndola a través de la parte trasera de la escuela.

—Tú confía. —Ada sujetó con fuerza su vestido y luego usó la varita para desbloquear las puertas de emergencia.

Estaban dentro.

El gimnasio había sido decorado, era muy lindo, luces de colores y mesas por doquier. La musica retumbaba contra las paredes a un nivel saludable para ella así que, luego de dejar a Scott en las gradas donde podía ver bien a Allison. Decidió sentarse y rezar porque la noche se acabara rápido.

—Siento mucho que no hayas podido venir con Ally.

—Esta bien, yo... —señaló la mesa donde Stiles y Lydia lucían muy aburridos. — Siento que no hayas podido venir con él. Ha sido muy tonto de su parte.

Ada no lo había notado hasta entonces. La sensación extraña le volvió a estrujar el pecho.

—No importa.

—Sí importa.

—Espera... ¿qué quisiste decir?

—Solo digo que... —Scott fijó la vista en el entrenador, lo había notado y ahora se acercaba muy dispuesto a echarlo del baile. —Oh, mierda...

Ada lo vió echar a correr entre las cintas decorativas y los demás estudiantes, para finalmente acabar en la pista de baile.

El entrenador se rindió cuando lo vió bailando con Danny.

Sonrió ante su ingeniosa idea y se dió cuenta de que ya estaba a salvo.

Ada asintió dándose cuenta de que ya no era necesaria, realmente no tenía muchas ganas de seguie allí. Encaminó sus pasos a la salida, empezó a fantasear con dormirse viendo alguna película o leyendo.

—¡Ada! —Se detuvo reconociendo la voz de Stiles a sus espaldas. —Wow.

—¿Qué? —La bruja estrechó los ojos ante el rostro indescifrable de Stiles.

—Te ves... increíble.

—Eh, gracias. Tu también te ves bien. —le sonrió con sinceridad. —¿Dónde está Lydia?

—Oh... Le dije que la ayudaría a buscar a Jackson. —explicó algo distraído. —Ya sabes, y tú... ¿ya te ibas?

—Esto... Sí ¿Jackson se ha perdido? ¿O algo así? —Stiles asintió y explicó que, en efecto, hacía un rato que no lo veían. —Bien, eso me preocupa.

Ada revisó la cafetería y el aparcamiento. No estaba por ningún lado. Luego salió al patio trasero, el campo de lacrosse estaba tan oscuro que decidió alejarse, de no ser por la voz de Lydia llamando a Jackson no habría vuelto sobre sus pasos. No le dió buena espina saber que la pelirroja estaba caminando por aquella oscuridad. Así que se acercó.

—¡Lydia, espera! —gritó para evitar que ella siguiera caminando.

La pelirroja volteó a verla, los ojos confundidos de la pelirroja la reconocieron y, durante un segundo, pareció aliviada de no estar sola. De inmediato, las luces del campo empezaron a iluminarse una por una de la manera más escalofriante posible.

Lydia Martin las miró encenderse, cegada por la iluminación repentina.

—¿Jackson eres tú? —Una silueta demasiado alta para ser un estudiante del colegio apareció al otro lado del campo.

Corrió hacia Lydia tan rápido como pudo.

Era Peter.

Las alarmas saltaron de inmediato, obligándo a Ada a reaccionar antes de pensarlo dos veces.

No sabía si conseguió evitar que la mordiera, en ese momento todo a su alrededor se oscureció.


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