Alex tenía un terrible presentimiento.

  Algo empezó a carcomerle la cabeza. Había pasado un buen rato desde que Ada salió de casa por lo que Alex, sin poder ignorar el mal presentimiento, suspiró apartando la vista de la pantalla de la tele.

    Era como si alguien le acabara de pinchar el corazón con una aguja. Regularmente, cuando una bruja tenía una corazonada no estaba equivocada. Apagó la televisión y decido llamar a Ada para comprobar que esta estuviese bien.

   La llamada salta al buzón una, dos, tres veces.

   Agarró su varita sin pensarlo dos veces y decidió salir a buscarla. Continuó marcando su número cuando finalmente alguien tomó la llamada.

— ¡Ada! — suspiró aliviada.

— No...

— ¿Stiles? ¿Dónde está Ada? ¿Por qué no me coge el teléfono?— no le hacía falta que me dijera nada para saber que algo no estaba bien. Podía sentirlo. — ¿Qué pasó?

— Peter intentó atacar a Lydia pero Ada se interpuso y no lo sé, algo raro pasó... — hizo una pausa, estaba nervioso. Pero ella, en cambio, hacía su mayor esfuerzo porque no le temblasen las manos.— No responde.

— Voy para allá. — Colgó e intentó calmarse.

   Necesitaba estar lo más serena posible para poner en su lugar a todos esos hombres lobo. Nadie le hacía daño a su sobrina y salía con vida para contarlo. Literalmente.

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   Cuando Alex llegó la policía y una ambulancia rodeaban el campo de lacrosse. Encontró en la lejanía a la menor de los Potter, Ada yacía inconsciente en una camilla sobre la parte trasera de la ambulancia.

   Explicó que era su familia y la dejaron subir con ella, inmediatamente la tomó de la mano temiéndose lo peor. Adalia abrió pesadamente los ojos y el corazón de la descendiente Lupin dió un vuelco en su pecho.

— Alex... — murmuró. — ¿Lydia está bien?

Rodó los ojos. Ada podía haber sufrido un ataque y lo único que le interesaba saber era cómo estaba Lydia.

— No sé, acabo de llegar. — le reprochó luego. — Me has asustado mucho.

— Lo siento. No esperé que Peter intentara atacar a Lydia. Pasó muy rápido.

— ¿Qué sucedió? — suspiró armándose de paciencia.

— Me puse en medio, por suerte... no me hizo falta ningún hechizo para defenderme... — Me extendió su mano y lo entendí.

  La noche del 31 de octubre, cuando Lily se sacrificó por sus hijos, un poderoso encantamiento los protegió a ambos.

— La protección. Sigues teniéndola. — asintió. Sabía que Ada aún tenía la protección de Lilly, el hechizo nunca se rompió para ella. — Gracias, Lily.— cerró los ojos y luego le sonrió mientras se le cristalizaba la vista. — Duerme, debes estar muy cansada. La última vez Harry durmió por días.

— Tienes que proteger a los chicos. Peter se llevó a Stiles... Todavía no hemos visto a Derek.

— Está bien. Te dejaré segura en el hospital e iré a salvarles el trasero a tus amiguitos.

Con una sonrisa débil y un aleteo de pestañas pesado, Ada se durmió profundamente.

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    Encontrar a Derek fué fácil. Un aullido estremeció la ciudad, Alex supuso que fue Scott, y luego otro más fuerte le respondió. Solo debía seguir la honda de sonido, y para ello solo necesitaba una lechuza.

   Tuve sus dudas cuando Hardy la llevó a la casa de los Hale. No obstante, la escurridiza figura de Scott materializándose en su campo de visión le demostró lo contrario. Cerró la puerta del coche de un portazo llamando su atención.

— Alex, ¿Qué haces aquí?

— Lo mismo que tú... — La peliazúl miró la reja oxidada escondida tras un montón de maleza. — Buscar a Derek.

— ¿Dónde está Ada?

— Peter la atacó. — explicó cerrando con fuerza sus puños.

— ¿Está bien?— se apresuró a preguntar con un notorio deje de preocupación en su voz.

— No. Pero lo estará. Más le vale. Ahora... — sacó la varita y la agitó. — Alohomora.

   La cerca cedió con un chillido, caminaron a través de la oscuridad. Alex agudizó el oído, podía sentir al chico siguiéndola. Alzó la mano y susurró:

— Lumos

   Siguieron caminando por aquel laberinto hasta oír voces.

— ... si te soy sincero, me duelen los nudillos, así que he traído ayuda. — Un señor sujetaba un bat frente a un muy golpeado Derek. Alex esbozó una mueca. — Y para tu información, jugaba con el en la escuela... — El señor tomó impulso para golpearlo con el bat pero en el último instante....

— Wingardium Leviósa. — El bat se suapendió en el aire, por encima de la cabeza del sujeto mientras este lo miraba entre asustado y asombrado.

— Yo también tengo ayuda. — le dijo Derek.

— ¿Qué haces...? ¿Cómo...? ¡Devuelvelo!— le gritó a Alex.

La bruja frunció el ceño.

— Si insistes... — guardó la varita y el bat dejó de levitar, cayó y rebotó en la cabeza del sujeto dejándolo inconsciente.

   Scott miró el cuerpo unos segundos y luego se acercó a Derek, quien yacía atado a una especie de alambrado electrico.

— Rápido, ayúdame con esto...

— No. — le dijo el chico.

— ¿Qué?

So.

— No hasta que me digas cómo matar a Peter... — se negó.

— Nos, de hecho. La primera que quiere esa información, soy yo. — Alex se cruzó de brazos pacientemente.

— ¿Quieren hablar de eso justo ahora?

— Va a por Allison y su familia, va a matarlos.

— ¿Y qué?

— ¡Y ha dejado a mi niña en el hospital, Derek! — le gritó. — Vamos a detenerlo quieras o no.

— ¡No puedes!— golpeó su muñeca encadenada contra loa barrotes. — No se cuando volverá Kate, así que ayúdame a quitarme esto ahora.

¿Y ahora diablos quién es esa?

— Prométeme que nos ayudarás. — insistió Scott.

— ¿Quieres que arriesgue mi vida por tu novia? ¿Por tu ridículo rollo de adolescente que no va a ninguna parte? ¡No estás enamorado Scott! ¡Solo tienes dieciseís años! ¡Eres un niño!

— Es posible... Pero sé algo que tu ignoras... — Sacó un papel con la foto de un animal muerto y se lo mostró. — Te dijo que no sabía lo que hacía cuando mató a tu hermana, ¿no es cierto? Pues te mintió...

— ¿De dónde lo has sacado?

— Mi jefe me ha contado que hicieron venir a tu hermana para que Peter pudiera matarla y convertirse en el Alfa y por esto, vas a ayudarnos.

Que fuerte todo.

>> Solo di que vas a ayudar...— Scott se volteó mientras seguía insistiendo, pero el Hale sencillamente se soltó usando su ira por las recientes declaraciones.

— Voy a ayudarlos.

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   Estában caminando hacia la casa cuando Derek les pidió que se detuvieran.

— Algo no va bien... — dijo mirando hacia los lados.

— ¿A qué te refieres?

— No sé, es como si todo fuera...

— ¡No digas demasiado fácil! Cuando la gente lo dice las cosas se complican. Encontrarte, escapar del padre de Allison... ¡Nada de eso ha sido fácil!

— Está bien, tienes razón... — Derek no terminó de decir la ultima palabra cuando una flecha le atravesó el pecho.

   Alexandra giró con rápidez la cabeza en la dirección de donde vino la flecha, la tal Allison y otra loca apuntaban con un arco a Derek. Lanzaron otra flecha pero, para su mala suerte...

— Confundus... — Susurró y la flecha se desvió.

  Sacó la varita disimuladamente, y provocó una nube instantánea de humo.

— Corran, no los voy salvar toda la noche. — siseó.

   Miró como pudo a través de la cortina de vapor, la mujer que venía con Allison comenzó a caminar hacia la casa. O en otras palabras, hacia ella.

— No sé porqué siento que rodaran más cabezas de las que planeaba... —se dió media vuelta y siguió a los chicos apurando el paso.

  Estaban demasiado agotados. Scott se desplomó y su primer instinto fue hablarle a Allison.

El chico no es muy inteligente, ¿Qué no ve que su novia está intentando matarlo?

— Puedo explicártelo todo...

   Los ignoró y corrió hacia Derek para comprobar si estaba consciente.

— Deja de mentir. — respondió Allison.

— Iba a contártelo todo, en el baile.

— Ya no te creo.

Bien ahí.

— Agh, dispárale antes de que lo tenga que hacer yo. — habló la otra.

— Me has dicho que solo íbamos a cazarlos.

  Bueno, entonces no estaba intentando matarlo.

— Y lo hemos hecho, ahora hay que matarlos. -—Levantó su arma y le disparó a Derek antes de que Alex pudiera reaccionar para evitarlo. — ¿Ves? No es tan difícil.

  Ni siquiera la conocía, pero no dudó en volver a levantar su arma para apuntarla hacia la peliazúl.

Grave error.

— Arresto Momentum — La bala se ralentizó, cayendo a medio camino.

— ¿Qué mierda...?— La miró con los ojos muy abiertos.

— Scott, ¡corre!— Le gritó y luego se propuso darle una buena paliza a la chica. — ¡Bombarda!

   El suelo bajo sus pies explotó, mínimanente, claro. No fué suficiente como para desmayarla, aunque al menos la dejó en el suelo.

— ¿Qué diablos eres?— se levantó y corrió hacia Alex con claras intenciones de pelear.

  Allison intentó detenerla pero esta la empujó.

—¡Kate!— la llamó Chris Argent.

   Ah, así que esta es Kate. Pensó la bruja.

   Los cazadores Argents empezaron a discutir por el incendio, pero como eso no le importaba los ignoró y corrió a ver si Derek ya había pasado al otro mundo o si aún le era de utilidad.

  Por la calma con la que hablaba el Argent suspuso que no la había visto lanzar a su hermana por los aires, así que no la consideró una amenaza.

    A espaldas del grupo, la puerta de la casa de los Hale se abrió lenta pero chirriantemente captando la atención de todos.

— ¿Qué es eso?

— Es el Alfa. — Scott iluminó sus ojos del amarillo beta, mientras el resto se preparaba para lo siguiente.

  Dos lobos, tres cazadores y una bruja que no se llevaban nada bien. — o mejor dicho, que ni siquiera se llevaban. — siguieron con la mirada a la figura borrosa que salió disparada de la entrada. El primero en caer fue Chris Argent, luego derribó a Allison, la siguió Scott y... Alex. Apenas sintió el golpe cuando ya estaba cayendo sobre su propia espalda.

   Peter, en su forma humana, tomó a Kate del cuello, para luego lanzarla por el aire. Allison se levantó y los siguió pues habían entrado en la casa.

   Scott y Derek la ayudaron a levantarse, entraron por la puerta trasera. Los chicos se transformaron en su forma licántropa y se prepararon para atacar.

— Ten cuidado. — le dijo Derek.

— Tú ten cuidado. — respondió a la defensiva.

  En el interior de la casa, ya Kate había sido desgarrada por Peter y Allison miraba la escena pálida y sin habla.

  Los chicos se lanzaron hacia el Alfa, pero este los detuvo haciendo que cayeran.

— Yo... — Allison llegó junto a Alex, aún temblando.— Ha muerto...

— Sí, lo siento.— mintió. No la conocía de nada, y los únicos minutos de su vida se dedicó a intentar matarla.

  Miró a los chicos, seguían perdiendo contra Peter y la verdad no iba a esperar en aquella pelea eterna.

  En un momento, los golpes llevaron a Peter a su transformación completa. Alcanzó su forma de Alfa bajo sus ojos. Observó detalladamente para luego pasarlo a su investigación.

  Sus prioridades afectaron a Scott, un poco después el Alfa lo arrojó por la ventana.

— Bueno, ya estuvo bien ser espectadora... — caminó hacia fuera sin prisas.— ¡Reducto!

  Soltó a Scott por el estallido , y este luego lo pateó con todas sus fuerzas haciendo que perdiera el equilibrio. Scott aprovechó para lanzarle su arco a Allison, al mismo tiempo en que Stiles y otro chico se bajaban de un auto lanzándole un frasco que ágilmente, el Alfa atrapo.

Pero Allison lanzó una flecha que lo rompió en su mano y, el contenido ardió en llamas.

  Todos se quedaron viendo como se le incendiaba el brazo.

   Luego el chico que venía con Stiles lanzó otro, e impactó contra la bestia repitiendo el estallido.

  Scott volvió a patearlo, dejándole más débil.

  Peter volvió a su forma humana, solo que ahora estaba degradado por las quemaduras y heridas del fuego. Su débil cuerpo se desplomó sobre la tierra mientras lo mirában en silencio.

  Derek se arrodilló junto a él.

— ¡Espera!— le gritó Scott.— Me dijiste que la cura estaba en quien me mordió.— Derek no reaccionó.— Derek, si lo haces estoy muerto.

  Peter susurró algo, pero ni siquiera los ruegos del chico desesperado lo detuvieron.

  Derek alzó su garra y cortó la garganta de Peter.

  Volvió su rostro hacia nosotros, más poseso y serio que nunca. Los iris se dibujaron de carmesí.

— Ahora yo soy el Alfa.

  Merlín, no tengo ningún buen presentimiento de esto.

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   Alexandra corrió por los pasillos del hospital. Todos estaban a salvo, como le había pedido Ada. Ahora solo quería verla.

— ¿Usted es su madre?— le preguntó una enfermera frente a la puerta.

— Uhm, soy su tía, de hecho... Y tutora legal.— explicó. — ¿Puedo pasar a verla?

La enfermera frunció los labios de mal humor.

— Claro. — asintió y dió un paso hacia la puerta pero volvió a detenerla. — Cuando el otro chico salga.

— ¿Qué otro chico?— le preguntó ya enojada.

— Su otro sobrino.

— ¿Qué otro...?

Oh.

A través de la ventana en la puerta, la enfermera señaló al chico de cabello negro y camiseta de cuadros al lado de donde Ada dormía.

Hola Harry.

Fin.

 Editar este acto uno ha sido un dolor de cabeza pero en el buen sentido. Le tengo mucho cariño a esta historia pero no por eso iba a dejar la narración que tenía cuando empecé. Finalmente estoy conforme y contenta con como ha quedado la primera parte. Gracias enormes a todos los que leen y apoyan esta saga, un abrazo infinito para ustedes <3

Sin más, nos leemos en el acto dos :)
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