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episodio dieciocho

Dónde nuestras voces
suenan ven a buscarnos,
Que sobre la tierra no se
oyen nuestros cantos,
Nos hemos llevado lo que
más valoras, y para
encontrarlo tienes una hora.

 ADA HABÍA DEJADO A LYDIA MÁS CALMADA, POR LO QUE SE DEDICÓ ENTONCES A BUSCAR A STILES. Tal como habían acordado lo encontró en el despacho del abuelo de Allison y ahora director de la escuela.

— ¿Lo tienes?

—No. — vió al chico mover algunas cajas y objetos encima del escritorio. — No hay nada aquí.

—Hola. — Ada pegó un brinco asustada cuando una voz pausada y astuta habló por encima de su oreja.

La castaña cruzó el espacio en un segundo hasta ponerse al lado de Stiles, para luego hacer una mueca de fastido al ver de quién se trataba.

—Que susto, Érika. Creí que era algún custodio. — se quejó llevándose la mano al pecho. Pero Érika no les hizo mucho caso antes de agarrarlos a ambos y arrastrarlos por los pasillos vacíos del instituto hasta dar a parar a la piscina. —¡Oye, no!  espera...

  La rubia terminó de sujetar al chico de los lunares de la oreja y a la bruja del cuello de su camiseta, empujándolos hacia adelante mientras la figura de Derek se le unía.

—¿Qué has visto en el garaje mecánico?— le preguntó la rubia a Stiles. Ada tuve el recuerdo de haber admitido que Stiles vio mejor a la criatura que ella. Hizo una mueca, bruja tonta, tienes la lengua larga.

—Algunas violaciones en las alarmas que estoy considerando denunciar.

—Santo cielo. — dijo Derek y luego le sacó el aire a una pelota de baloncesto que tenía entre sus manos alarmando a Stiles. — Prueba otra vez.

Ada lo miró, Stiles parpadeó nervioso hasta que la Potter apoyó su mano sobre su brazo y lo animó a hablar.

—Vale, la cosa parecía astuta. Tenía la piel oscura. Algo estampada. Creo que de hecho vi escamas... ¿Es suficiente?

Por la cara que puso Derek no, no era suficiente, Stiles hizo un ruido de protesta y siguió describiendo.

» Bien, los ojos... Los ojos son amarillentos. Y tiene muchos dientes. Y también tiene cola.

Ada soltó de repente el brazo de Stiles, cuando un hormigueo le subió por la piel. Tenía una sensación amarga en la punta de la lengua y el hecho de que Érika ya no les estaba prestando atención sino que había desviado su mirada hacia arriba la preocupaba más.

— ¿Qué? ¿Lo has visto? Tienes esa mirada en el rostro de saber exactamente de qué estoy hablando. — Stiles frunció el ceño con preocupación.

Ada volteó la vista, encontrándose al monstruoso lagarto a punto de lanzarse en su dirección, por suerte, reaccionó rápido. Empujó a Stiles para que saliera del shock y empezara a correr.

 Al minuto siguiente, ya la criatura había saltado. Adalia sintió algo filoso rozarle la nuca. Era el veneno empezando a paralizarla.

Stiles había aprendido algo, porque sin pensarlo mucho se echó el brazo de la castaña por encima de su hombro e intentó alejarse de la criatura tan rápido como pudo.

—Llama a Scott. — le dijo con voz entrecortada la Potter.

  Este sacó de inmediato su teléfono, pero, en un mal paso, trastabilló y al segundo siguiente estaban cayendo a la piscina.

 Durante unos segundos, a los ojos de la castaña las baldosas azules de la piscina comenzaron a inclinarsw sobre su inmóvil cuerpo. Burbujas brillantes flotaban sobre su cabeza, dejando escapar el oxígeno, hasta que sintió como alguien la sacaba a la superficie.

—¿Donde está? — Ada parpadeó, recuperándose del mareo, notó entonces que Stiles cargaba su peso y los mantenía a ambos a flote en la piscina de natación. Tomó aire, tanto como pudo, pero su cabeza de sentía pesada y adormecida.

— Confía en mi... No voy a dejar que te ahogues.

— Siempre confío en ti. — balbuceó sin reparar mucho en lo que decía. — ¡Ahí está!

  En el borde de la piscina, la criatura escamosa avanzaba a gatas mientras los observaba con detenimiento.

— ¿Qué es lo que está esperando? — preguntó Stiles por encima de la cabeza de Adalia.

— Tal vez... No sabe... Nadar. — pensó. Stiles le dió la razón. — Oye... Tienes que alcanzar tu teléfono, suéltame, dejame caer un instante, no me ahogaré soy buena reteniendo la respiración, no podemos quedarnos aquí para siempre ¿Y dónde están Derek y Érika?

No lo sé, pero puedo soltarte, te hundirías.

Ada sonrió con tristeza.

—Creeme. — suspiró. — No es la pimera vez que me pasa.

Se soltó del agarre del chico usando todas sus fuerzas, de inmediato su cuerpo descendió al fondo de la piscina. Stiles sintió un dolor frustrante embargarlo al ver que no podía lidiar con ambas cosas a la vez, pero no perdió mucho el tiempo, nadó tan rápido como pudo para tomar su celular.

Ada miró hacia la superficie, la nitidez se fundió en un recuerdo, y de repente... Las aguas dejaron de ser tan frías y cristalinas. Ahora, eran verdosas y turbias.

Su mente abandono la piscina. Su mente volvió en el tiempo.

— ¡Harry! ¡Aquí, Harry!

Ada sintió un empujón. Como cuando despiertas de un sueño y sientes que te estás cayendo de la cama. Así se sintió cuando abrió los ojos y estaba en la superficie del lago, notó de inmediato a la hermana pequeña de Fleur, la chica de Beauxbeatons. Y un montón de estudiantes coreando — como siempre— el nombre de Krum. Harry la soltó, debió rescatarla del lago. Era la prueba, ¿no? Todos tenían a un ser querido en el fondo. No entendió porqué Harry volvió a hundirse hasta que se dio cuenta de que había subido también a la niña y ahora las sirenas le habían pasado la cuenta. Ayudó a la niña a mantenerse a flote. Hermione, desde el muro le hizo ceñas y le articuló "¿Dónde está, Harry?" a lo que ella miró hacia abajo, su hermano seguía sin salir del agua. No podía bajar a verlo, pues la niña debía salir cuanto antes del agua. Así que se apresuró.

El reloj marcó el último segundo de aquella ridícula competencia. Ada saltó al muelle ignorando los agradecimientos de Fleur, para voltear a ver al agua, desesperada por ver s su hermano salir de esta.

Y, como un deseo que se cumple solo, Harry debía haber usado el hechizo Ascendio, porque salió disparado del lago cayendo bajo sus pies.

— ¡Te estabas demorando, idiota! ¡Creí que te habías ahogado!— le gritó enojada por haberla asustado. Luego cerró los ojos. — Gracias a Merlín que estás bien.

— Yo digo lo mismo. — tembló de frío Harry mientras su hermana corría a buscarles unas toallas.

—Creí que había matado a tu hermano.

Ada miró a Neville con una ceja alzada. Regresó la vista a Harry. Fleur seguía agradeciéndole.

Dios, tendría pesadillas con el agua para siempre.

Ada parpadeó desde el fondo de la piscina. Por primera vez no se perdía en un recuerdo triste. Sino en uno agridulce. Durante mucho tiempo juró que odiaba el Torneo de los Tres Magos. Fue una época tensa y dura para su hermano. Pero ahora que volvía la vista en el tiempo ya no la sentía así. Deseó tener fuerzas para usar su varita. Hasta que algo mejor apareció en su campo de visión.

Tras una enorme bocanada de aire y de toser hasta expulsar toda el agua. Ada se encontraba de nuevo siendo sujetada por Stiles.

— Scott me colgó. — acusó enojado Stilinski.

— Me apuesto todo mi dinero a que está con Allison. — ironizó la otra, tiritando por el frío.

  El chico de los lunares comenzó a nadar— como podía— hacia un costado de la piscina. Para sostenerse de uno de los tubos que sobresalían de los trampolines para clavados.

No obstante, dos manos se sumergieron en el agua y los sacaron a ambos sin mucho esfuerzo.

Derek sacó a Ada y, detrás de este, Scott que parecía acabar de llegar había sacado a Stiles.

  Scott aulló y la criatura escamosa le devolvió el gesto lanzándose hacia él. El chico fue lanzado hacia los cristales, haciendo que estos se quebraran en cientos de fragmentos por el impacto.

  Scott, incorporándose tras el golpe, tomó uno de los trozos rotos. Pero, cuando el monstruo escamoso se vió a sí mismo en él retrocedió. Huyendo de su reflejo.

Y dejándolos a todos aún más confundidos.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

Ada se había secado a sí misma y a Stiles con su varita. Y ahora los tres leían el famoso bestiario, en el ordenador. Pues Scott y Allison habían descifrado que el libro estaba en un USB y por eso el chico había regresado al instituto.

— ¿Eso es un idioma?— Stiles hizo una mueca.

— ¿Cómo vamos a averiguar qué es esa cosa?

— Se llama kanima. — dijo la repentina voz de Derek, apareciendo de la nada.

— Lo sabías todo el tiempo. — acusó Stiles.

— Solo cuando se confundió con su propio reflejo. — explicó. — No sabe quien es, o qué.

— ¿Solo sabes eso?

— Historias y rumores. Un cambia formas, pero no es cierto. Es como una...

— Abominación. — completó Stiles.

Derek asintió.

— Derek. — lo llamó Scott viendo que este daba media vuelta para irse. — Tenemos que trabajar juntos en esto. Quizá... Hasta contárselo a los Argent.

Ada lo miró con una ceja alzada no muy convencida de que eso fuera una buena idea.

— Confías en ellos. — se sorprendió y a la vez se disgustó el Hale.

— ¡Nadie confía en nadie! Ese es el problema. Mientras estamos aquí, discutiendo sobre en que lado estamos, hay algo aterrador más rápido que nosotros está matando y no sabemos nada de él.

— De hecho... — todos voltearon a ver quién había hablado esta vez. — Yo sí sé algo.

— ¿Y tú que haces aquí? — Ada frunció el ceño cuando vió a Alex acercarse por el estacionamiento con unas raíces familiares bajo el brazo. — ¿Eso es Mandrágora?

— Entonces... ¿Me van a dejar ayudar?

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

— Déjame ver si entendí.

Ada asintió animándolo a preguntarle.

— ¿Dices que Alex sabe como revertir la parálisis?— Scott la tomó por los hombros feliz de estar, finalmente, un paso por delante del kanima.

— Ahora mismo está de camino a Londres para buscar más Mandrágoras bebés... Usó todas las que tenía en el jardín de casa para crear un suero. Y sí, este sirve para revertir los efectos del kanima.

— ¿Sabías que te quiero?— la abrazó con orgullo Stiles. Luego se corrigió a su mismo. — Digo... Queremos. Ya sabes, Scott y yo.

— No, nunca me lo dicen, se la pasan pensando como no morir con cada mínimo problema que pasa. Pero es comprensible. — bromeó la bruja. — Oh, ¡Hola, Isaac!

Stiles y Scott se quedaron tan pálidos como el papel y tan rígidos como piedra cuando notaron la pesencia de este. Estaba de regreso en la escuela. Entonces Ada supo que, a pesar de todo lo dicho la noche anterior, sí seguirían existiendo dos bandos... Y ella estaba en el medio.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

 Isaac había amenazado a Jackson de alguna forma para que este hablara con el papá de Stiles. Diciéndole que no los había oído discutir la noche en que el señor Lahey fue asesinado. Por lo que Isaac ya no era sospechoso. O, al menos todo eso le había contado este a Ada minutos antes de que sonara el timbre y cada cual fuese a su respectiva clase.

La Potter cruzaba el salón cuando interceptó a su par de amigos, los cuales charlaban sobre lo que habían averiguado.

— Vale, solo me he encontrado una cosa online llamada kanima. Es un hombre-jaguar de América del Sur que va detrás de los asesinos.

— Esa cosa definitivamente no era un jaguar. — razonó Scott sosteniendo las asas de su mochila.

— Sí y yo no soy exactamente un asesino. — continuó Stiles.

— Ya, pero le viste matar a alguien... Y por eso probablemente intenta matarlos.

— Tiene sentido. — asintió la castaña.

» Y sigue intentando matarte, y probablemente no parará hasta que estés muerto. — dijo distraído Scott.

Stiles se detuvo procesando lo crudas que eran sus palabras.

— ¿Sabes? A veces me cuestiono esta "amistad". — hizo un gesto de comillas mientras lo seguía enfadado.

Los tres amigos entraron al salón y se sentaron tan juntos como pudieron.

Ada se extrañó cuando vió a Jackson acercarse a ellos.

— Hey, testículo izquierdo y derecho. — la bruja hizo una mueca de ¿Qué? al oírlo llamarlos de esa forma. — ¿Qué demonios es un kanima?

Y los tres, voltearon a verlo con los ojos bien abiertos ¿por qué de repente a Jackson le importaba eso?

Un golpe los sobresaltó, el entrenador había estrellado un libro contra su escritorio.

— Muy bien, escuchad. Un aviso rápido antes de empezar. Algunos, como McCall, puede que quieran empezar sus propios grupos de trabajo. Porque el exámen de mañana va a ser tremendamente difícil... Y no estoy seguro de si yo podría aprobarlo.

» Necesito un voluntario para la pizarra para contestar la primera pregunta.

Lydia avanzó hacia la pizarra.

Los chicos aprovecharon para interrogar a Jackson.

— Paralizado... de la cintura para abajo... ¿Tienen idea de como se siente?— preguntó con su característico tono de desprecio.

De hecho sí.

— Estamos al corriente con la sensación, gracias. — rodó los ojos Stiles.

— Espera... ¿Por qué Derek te pone a prueba? ¿Por qué piensa que eres tú?  — quiso saber Scott.

— ¿Cómo podría saberlo? —Jackson sonaba igual de perdido.

— ¿Y creen que... es Lydia? — se inclinó Ada con preocupación.

— No lo sé, todo lo que he oído fue su nombre y algo sobre química. — contó el chico.

— ¡Jackson!— gritó el entrenador. — ¿Tienes algo que quieras compartir con el resto de la clase?

— Solo una eterna admiración por mi... Mi entrenador. — balbuceó.

— Es muy amable de tu parte. — asintió este. — ¡Ahora cállate!

— ¿Cómo sabremos que no es ella?— se apuró a murmurar Scott cuando el entrenador se dió la vuelta.

— Porque miré a los ojos a esa cosa y lo que vi era pura maldad.

— Lydia no es así... — aseguró Ada. Sintiéndose demasiado decidida. Si algo sabía, era que la pelirroja no era el kanima.

— Lydia... — la llamó el pofesor.

Ada prestó atención al pizarrón por primera vez desde que comenzó la clase, e hizo uns mueca de espanto al ver los garabatos y palabras mezcladas que había escrito su amiga.

— Vale entonces... ¿Alguien más quiere intentar responder? Esta vez en... ¿Inglés?

— ¿Qué es eso... Griego? — preguntó Scott tratando de leer lo que había puesto Lydia.

— De hecho es inglés... — Stiles le tomó una foto, y al darle vuelta a la imágen, se leyó:

SOMEONEHELPME.

Alguien ayúdeme.

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Adalia entró disparada a su clase de química. Casi aterrizando en el asiento al lado de Lydia, antes de que Isaac o Érika lo ocuparan. Había deducido que la pondrían a prueba ahí, no sabía como pero se dispuso a protegerla.

Scott y Stiles ocuparon asiento a los bordes de la mesa. Lo que se veía un tanto ridículo porque era incómodo y quedaban asientos vacíos en el laboratorio.

El profesor Harris no perdió la oportunidad de humillarlos, como siempre.

— Einstein una vez dijo... " Dos cosas son infinitas. El universo y la estupidez humana. Y no estoy seguro del universo." — El profesor Harris miró fijamente al par sentado en la mesa de la bruja. — Yo mismo he encontrado infinita estupidez. Así que para combatir la plaga de ignorancia en mi clase, vais a combinar los esfuerzos con unos experimentos en grupo. Veamos si dos cabezas de verdad son mejor que una.

  La ronda de experimentos había arrancado y, para mala suerte de Allison... Érika le tocó con Scott.

— Lyds... — la llamó con rápidez Adalia. — Escucha tienes que tener mucho cuidado con Érika, ¿vale?

La pelirroja la miró sin dejar de mezclar sustancias y manipular sus tubos de ensayo.

— Claro, lo que tu digas... ¿Segura de que no necesitas ayuda con eso?— Ada miró los tubos en sus manos y sacudió la cabeza.

— Yo puedo. — alargó la voz vertiéndo el líquido. La química era como las pociones pero sin los resultados interesantes. Al menos para Ada, no la malentiendan, entendía que para los humanos era fantástico crear reacciones a partir de sustancias catalogadas con esmero en la tabla periódica. Pero para alguien acostumbrada a hacer elixir del éxito y pociones cambia formas era como un juego de niños.

— Ya veo. — se rió viéndola manejar la fórmula con destreza. — ¿Qué decías? No me fío de esa tal Érika, ¿Ya viste como se viste?

—Esto es serio.

Lydia hizo una mueca cuando vió a la rubia posar su mano sobre el regazo de Scott, detrás Allison desvió la mirada. No sabía a qué estaba jugando pero desde la última vez había cambiado demasiado.

—Si eso te deja tranquila.

—No le hagas caso a cualquier cosa que te diga o pida, ¿vale?

—Estás más rara que de costumbre...

—Te acostumbras. — le chistó. Luego miró sobre su hombro, donde Lahey miraba atentamente a Lydia. — También ten cuidado con Isaac.

—¿Y ese quien es? — trató de hacer memoria. — Ah, ya caigo.

—¿Me lo prometes? — insitió la bruja.

—Ada estoy haciendo todo el trabajo. — se quejó.

— ¡Olvídate de esta ridícula cosa!— agitó sus manos haciendo ademanes de fastido. Lydia frunció el ceño. — Digo, te está quedando muy bien. Sigue así. Ahora, ¿me lo prometes sí o sí?

—Eres muy molesta. — Ada se aferró a su brazo imposibilitando su trabajo. — Sí, ya... Lo que sea.

Ada aprovechó para ayudarla, adelantando gratamente la fórmula de Lydia.

— Venga chicas. Siguiente cambio. — avisó el profesor a lo que Ada se levantó deseando que todo marchase bien.

Hasta que se sentó en su próxima mesa y miró a su izquierda.

— Hola, Isaac.

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