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episodio catorce

 
LUEGO DE QUE DEREK LOS ARRASTRARA A REGAÑADIENTES FUERA DEL BOSQUE, CON EL DEBIDO CUIDADO DE QUE NOS LOS VIERAN LOS CAZADORES Y LOS METIERA OBLIGATORIAMENTE EN SU AUTO sin opción de irse, se dedicó a regañarlos, empezando por la bruja.

—¿No acabas de salir del hospital? ¿Cómo es que ya estás corriendo por el bosque?— le preguntó a la chica con voz alterada a la vez que la miraba por el espejo retrovisor. —¿Alex sabe que estabas ahí?

Ada frunció el ceño molesta. Claro que lo sabía. Bueno, no. Sabía que había ido a despedirse de Harry. Pero ahora, luego del encontronazo con Scott y de presenciar como los cazadores descuartizaban a un omega el tiempo se le había ido volando. La Potter ejecutó una mueca, había tardado demasiado, ahora tal vez Alex estaba preocupada. Acababa de salir de urgencias, Derek tenía razón, no había sido su mejor decisión.

—No, tienes razón. Ha de estarme buscando... Tampoco tuve más opción. Tropecé con Scott y luego...

—Estábamos buscando a Lydia.

Hubo un relato abreviado sobre lo ocurrido en el hospital. Los chicos le explicaron a Derek lo que realmente estaban intentando hacer en el bosque.

Derek rodó los ojos.

—Lo que sea, los dejaré en sus casas. Y por favor dejen de jugar a los héroes. La chica aparecerá mañana.

Fue el turno de la bruja de bufar.

—¿En serio quieres que nos esperemos hasta mañana? ¿Y si le pasa algo?

—¿Y precisamente tienen que buscarla ustedes? Porque tú eres probablemente la persona menos favorita de Chris Argent ahora mismo. —decía señalando a Scott y luego a Ada. —Y tú tienes un talento inexplicable para que te pasen cosas.

Ada decidió no discutirle la tremenda verdad que había dicho. Se recostó en el coche y se quedó dormitando.

Scott fue el primero en llegar a casa. La casa de Ada y Alex estaba apartada como se mencionó anteriormente a conveniencia, estaba en el sitio ideal para que estallaran hechizos y se diera la magia sin atraer miradas curiosas. No obstante, a medio camino una llamada despertó a la bruja. Derek atendió y, por las cosas que consiguió escuchar la bruja, todo indicaba que algo grabe había pasado.

Los párpados le pesaban, pero su mirada despierta resurgió al oír como el auto doblaba en el último instante.

—Voy para allá. Estoy cerca. —fue lo que dijo el Hale antes de colgar.

Ada lo miró preocupada, incorporándose.

—¿Qué pasó? ¿Todo va bien? ¿Para donde vamos? ¿Esto es un secuestro?

— No lo sé. No. Un lugar secreto. No, ya deja de hablar como Stiles. —Derek respondió a sus preguntas en orden.

—En serio debería ir donde Alex.— se preocupó en voz alta, la noche avanzada la hacía sentir culpable. — Más te vale que sea importante, Alex me matará si tardo demasiado...

—Alguien ha muerto.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

Derek adoptó un tono grave, insistiendo a Ada que le prometiera mantener en secreto su nueva “guarida”, un rincón oculto que parecía sacado de una pesadilla. Era un antiguo almacén de trenes, donde los vagones descompuestos yacían como fantasmas olvidados, cubiertos de óxido y polvo. La atmósfera estaba impregnada de un aire denso y húmedo, y el eco de las goteras resonaba en la estancia, sombras inquietantes se alargaban entre los restos de lo que una vez fue un centro de transporte dentro de Beacon Hills. El lugar tenía una extraña mezcla de desolación y misterio que hacía que la promesa de silencio de Ada se sintiera aún más urgente.

—¿Por qué tienes tanta fijación con los lugares insalubres?— la voz de la bruja hizo eco por todo el lugar por encima de las goteras. Avanzó tratando de seguirle el ritmo a la caminata del Alfa pero solo término pisando un charco y maldiciendo en nombre de las brujas de Salem.

Derek la miró ofendido.

—Es una guarida. Así se supone que deben ser.

—Pues... —la bruja abrió la boca para quejarse pero fue interrumpida.

—¿Quiénes están ahí?— Ada pegó un brinco cuando escuchó la voz ajena de alguien, sonaba ansiosa y algo raspos, quizá había estado llorando, aún así la castaña se ocultó detrás de Derek usándole como escudo. — ¿Derek eres tú?

—Sí, soy yo ¿Qué te ha pasado? —el Hale miró a la bruja saltar detrás de él, escondiéndose como un gato. Rodó los ojos buscando paciencia. Ada podía estarse burlando de él y al segundo siguiente usarlo como pared. En fin, al menos ya se había callado.

Ada, por otra parte, miró de arriba abajo al chico que había emergido de la penumbra. Le resultaba vagamente familiar pero ignoraba de dónde lo había visto. Era bastante lindo, pero la expresión asustada en su rostro le impedía pensar otra cosa que no fuese preguntarle que le ocurría y ayudarle. En lo posible.

»Esta es Ada, no muerde pero a veces se cree inspectora de salubridad. —la presentó al ver que Isaac miraba con curiosidad la sombra castaña que sobresalía detrás de su espalda. —Ahora dime, ¿Cómo que tu padre está muerto?

El chico sacudió brevemente la cabeza. Ada reconoció la expresión desolada en su mirada, el sentimiento grabado de haber visto morir a alguien. El lo sabía, sabía que era eso y cómo se sentía ahora mismo. Isaac tomo aire antes de responder una negativa.

—Alguien... No. algo, algo lo mató. No fui yo. Lo juro. — Ada miró a Derek sin entender nada de eso,  ¿A qué se refería con "algo"?

—¿Dónde fue? Iré a investigar.— El chico le explicó como pudo a Derek donde había sucedido al ataque. Ada sencillamente entendía como se sentía, no le deseaba a nadie esa vivencia. Sabía que era la clase de cosas que se tatúan de mala manera en la consciencia. Ahora ese sentimiento de confusión, dolor e incertidumbre sobre lo que viene después de la muerte de alguien estaba grabado perfectamente en él. — Está bien, quédense aquí. Ada cuídalo.

 ¿Qué? fue lo primero que pensó la bruja, pero antes de tener la oportunidad de reclamarle ya se estaba yendo.

Genial, ¿Por qué me sorprende?

Ada se llevó las manos a la cintura. Bruja, jugadora de quiditch y, en sus ratos libres: niñera. Sonrió por la mala broma interna.

—Eh... —Isaac tartamudeó y eso llamó la atención de la bruja. La castaña volteó a ver al chico. — Yo... Creo que te he visto... en-en el instituto...

—Sí... — sonrió. Me conocen como la exagerada de los ataques de pánico... Pero no creas todo lo que dicen. — Creo que también te he visto... ¿No estás en el equipo de lacrosse? ¡Oh! ¡Espera! Chocaste conmigo la otra vez, ya te recuerdo. Sabía que te había visto recientemente.

—Uhm... Sí. — pareció sorprendido de que lo hubiese recordado. — Sí, estoy en lacrosse. Aunque no juego mucho, casi siempre estoy en la banca.

—Está bien, es genial que estés en el equipo. — Isaac miró a la castaña mientras hablaba, ¿Por qué era amable con él? ¿Por qué seguía ahí? ¿Por Derek? ¿Qué relación tenían? El chico había sido convertido recientemente, estaba atravesando un espiral de emociones intensas y de duros cambios, no pudo evitar preguntarse si ella también era una beta y por ello se portaba tan aprensible. — ¿Me estás escuchando?— sonrió la bruja.

—No, yo... —no pudo evitar ponerse nervioso cuando la castaña notó que se había distraído.

—Está bien. — rió. — Alex siempre suele decirme que hablo demás. Ella es mi tía, vivo con ella, nos mudamos juntas a Beacon Hills este semestre. Se lleva muy bien con Derek, ya los verás. —Gran mentira, no tenía ni idea de porque había dicho eso último, tal vez seguía bromeando consigo misma.

—¿Y te gusta?— la castaña lo miró con atención al no entender la pregunta. — Digo, vivir aquí en Beacon Hills, ¿te gusta?

Mentiría miserablemente si dijera que no. Era una Potter, se aferraba a los misterios y a lo sobrenatural por instinto.

— Sí. De hecho... me alegra que este lugar no haya sido lo que esperaba.

—¿Por qué?

—Llegué aquí esperando un pueblo aburrido, pero no han dejado de suceder cosas. A veces son cosas buenas.  Otras son cosas como lo que viste esta noche. —hizo una pausa, no podía negar que también le había tocado ver varias cosas fuertes durante los últimos meses. —Pero siempre he vivido así, soy como un imán de desastres. Creo que se me dan bien.

La mirada curiosa del chico solo creció, ¿a qué se refería? ¿quién era y por qué ya estaba acostumbrada a rodearse de muerte?

—¿Qué...?

—¿Y qué hay de ti? Si estás aquí debo asumir que Derek te convirtió. —Ada no escuchó que intentaba preguntarle algo. Estaba concentrada de hacer conversación, no solo para conocerlo más sino también para que se distrajera y no pensara en el ataque. Estaba notando que su vista parecía menos nublada a cada palabra.

—No estoy seguro de que Derek quiera que vaya admitiendo eso por ahí, pero... ya que lo has adivinado. —él casi sonríe y ella expandió su semblante risueño.

—Tan cerca de la Luna Llena, chico, no has sido muy listo. —si sus cálculos no fallaban sería mañana.

—Tú... sabes mucho de todo esto.

Ada ahogó un suspiro.

—Así es...

—¿Por qué?

Pero la puerta de hierro oxidado se abrió interrumpiéndolos. Pasos pesados en la penumbra.

Derek había regresado.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

   Stiles y Scott aparecieron temprano al siguiente día para llevar a Ada al colegio. La castaña se despidió de Alex con reticencia, asegurándole que se encontraba bien y que a partir de ahora evitaría los problemas y no volvería a arriesgar su vida. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que tales promesas eran más un deseo que una garantía, y que últimamente, sus palabras parecían carecer de verdadero significado.

—Hoy es Luna llena. — fue lo primero que le dijo Scott abriéndole la puerta para que se subiera al Jeep.

—¡Que bien! buenos días a ti también. Hola, Stiles. Hola, Scotty.— los saludó de buen humor ignorando la primera frase matutina. Demasiado temprano para lidiar con sus problemas de perros.

—Le decía que tenemos que encerrarlo o algo, ¿Tú que crees, Ada?— Ada miró a Stiles con una ceja alzada. —¿Por qué esa cara?

—No lo sé, tal vez porque acabamos de salir de una horrible experiencia y ya ustedes están en plan "niñeras de hombres lobo" y cadenas.

—Ada tiene razón, además estoy bien. No es como la última Luna llena. No me siento igual.

—¿Incluye eso el impulso de mutilar y matar a gente como yo?

—Te juro que no tengo la intención de mutilarte ni matarte.

—Que bellas palabras. — Ada fingió limpiarse una lágrima. —Que hermosa conversación estamos teniendo aquí.

—¿Sabes? Dices eso ahora pero cuando salga la Luna Llena y salgan los colmillos y las garras habrá muchos aullidos y gritos y correr por todas partes, ¿De acuerdo?

  Ada intercambió una mirada divertida con Scott mientras Stiles seguía formando suposiciones sobre los peores escenarios que podrían ocurrir esa noche. Ninguno sabía que les tocaría el papel de proteger a alguien más aquella Luna Llena.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

Adalia se estaba preguntando porqué le pareció buena idea quedarse a ver la práctica de lacrosse de los chicos. Scott había intercambiado de lugar con Danny, haciendo de portero pero parecía estar más concentrado en taclear a todo el equipo y luego olfatearles.

Luego Stiles le explicó que este era su plan para localizar a un nuevo hombre lobo. Hizo una mueca, de haberle preguntado ella les habría dicho que era Isaac y se habrían ahorrado todo el espectáculo.

No sé porqué me sorprende... Ya nada debería parecerme extraño. Pensó mirando a Danny en el suelo carente de aire, le tendió una mano y lo ayudó a levantarse.

—¡McCall! ¡Si sales de esa portería otra vez te haré hacer una carrera suicida hasta que mueras! ¡Sería el primer intento de suicidio que realmente termina en suicidio!

Jackson se salió de la formación para sentarse con la excusa de que le dolía el hombro, siendo Isaac el siguiente en la fila.

Ada giró la cabeza, al otro lado del campo, tres policías, incluyendo al padre de Stiles, venían acercándose en dirección a Isaac.

—Su padre ha muerto. — le explicó Scott un rato después, cuando ya el chico Lahey estaba siendo interrogado. Scott estaba usando su oído para contarles lo que decían. — Creen que fue asesinado.

—Eso ya lo sabía. — la castaña frunció el ceño recibiendo atención por parte del par.

—¿Ya sabías que era un hombre lobo y no nos lo dijiste?

— Lo siento. Se me olvidó. Pasan muchas cosas en poco tiempo, necesito vacaciones. — Luego hizo una mueca al darse cuenta de que aquellas eran sus vacaciones.

— Adita tiene razón, además hoy es luna llena, ¿Sabes que pueden encerrarlo por veinticuatro horas en una celda?— defendió Stilinski.

— ¿Pasar la noche? ¿Durante la luna llena?

— ¿Cómo de buenas son esas celdas para mantener a la gente encerrada?

— Para la gente, buenas. Para los hombres lobo, probablemente no tan buenas.

— ¿Recuerdan cuando dije esta mañana que no tenía la necesidad de mutilar y matar? — ambos asintieron.  — Él si.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

La castaña se encontraba guardando algunos libros en su taquilla para pasar a la siguiente clase cuando una voz la tomó por sorpresa. A su lado la pelirroja Martin parecía querer decirle algo. Cerró el casillero recordando lo que Stiles le había contado en la mañana, sobre que la policía la había encontrado ayer en el bosque, debía haber sido una experiencia bastante extraña pero aún así, Lydia lucía de maravilla.

— Ey, ¿Cómo estás, Lydia?— le preguntó la bruja.

— ¿También vas a preguntarme si estoy loca por pasarme la noche corriendo sin ropa por el bosque? Porque eso han hecho todos... — ladeó la cabeza al mismo tiempo que alzaba una ceja.

— ¿Por qué te preguntaría eso?— rió nerviosa, en ocasiones Lydia resultaba intimidante. — Solo quería saber si estabas bien después de lo de la noche del baile, me perdí de todo lo que pasó después... Estuve...

— Dormida, sí. — bajó la cabeza haciendo una mueca de arrepentimiento por contestarle tan bruscamente. Suspiró y cambió todo eso por un tono más amable. — Oye, gracias por salvarme, de no estar ahí probablemente habría muerto.

Ada la miró, parpadeando sin creerse aún que le estuviera agradeciendo.

— Pero...

— Aunque no recuerdo mucho de esa noche, se que estabas ahí y que lo intentaste, te arriesgaste... aún cuando no he sido muy amable contigo. De verdad, gracias.

La Potter, haciendo caso de sus impulsos y quizá también de haberse quedado sin nada que contestar, optó por abrazar a la pelirroja.

— Oye, estás muy delgada...

— Resulta que pasarse la noche corriendo por el bosque como un fenómeno me hizo perder cuatro kilos.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

  Cuando Scott y Ada salieron por las puertas del instituto, ya era tarde para intervenir. Isaac estaba en la parte trasera del coche de la policía. La castaña sintió encogerse su corazón cuando notó la expresión de miedo en sus ojos a medida que el auto se alejaba.

Ada simplemente tenía el instinto de cuidarlo.

Vagamente, le recordaba a sí misma. Y era la segunda vez. Tenían mucho en común entonces.

Un segundo después llegó Derek con alguien de cabello azúl en el lugar del copiloto.

Ada alzó las cejas sorprendida cuando vió a Alex con él.

—Esto se está poniendo interesante y muy raro a la vez. — le dijo Ada a Scott.

—Ni sé si quiero preguntar. — Scott le susurró a la bruja de vuelta.

— Entren. — ordenó Derek.

— ¿En serio? Tú lo has hecho. Es culpa tuya. — señaló Scott, culpándolo.

— Estoy de acuerdo con el chico. — asintió Alex ganándose una mirada de ¿De qué lado estás? por parte del Hale.

— Ya sé. Ahora entren en el carro y ayúdenme. — repitió Derek esta vez con voz más suave.

— No, tengo una idea mejor. Voy a llamar a un abogado. Porque un abogado quizá podría sacarle antes de que salga la luna llena.

— No cuando registren bien la casa.

— ¿Qué quieres decir? — Scott frunció el ceño.

— Dijera lo que dijera Jackson a la policía, lo que hay en la casa es peor.

Tanto Scott como Adalia miraron a Alex para saber que opinaba ella, dado que Derek resultaba una caja de sorpresas. Pero la Lupin solo asintió, estando de acuerdo.

— No estaría aquí si no creyera en él, chicos. Tiene razón. — farfulló, ganándose una sonrisa por parte de Derek. Rodó los ojos, no debió admitir que tenía tazón. — No te acostumbres. No lo voy a repetir. Chicos, tenemos que arreglar esto antes de que algun oficial en comisaria salga herido. No podemos encubrir un muerto.

Luego Derek les abrió la puerta.

— Suban, vamos de paseo.

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— Derek me contó lo que estaba pasando, luego me dijo que iría por el instituto para buscar a Scott y, pensé que ustedes tres son como un molesto chicle en el cabello que no se despega y andarían juntos. Así que decidí ir con él, porque con tu suerte mínimo te rompes tres huesos hoy. — Alex empezó a hablar de repente.

— ¿Y por qué me explicas todo eso?— le preguntó Ada. Alex no era la clase de persona que siente la necesidad de dar explicaciones. Regularmente, sus decisiones seguían la lógica y nunca eran cuestionables.

— Por esa mirada rara que has puesto desde que te subiste al auto.

— ¿Qué mirada rara? — ocultó su sonrisa.

— Bájate de esas ideas, Potter.

Las chicas se unieron al otro par antes de irrumpir en la casa Lahey. Alex conjuró sobre la puerta haciendo que esta se abriera, y luego con una linterna y las luces de sus varitas empezaron a caminar en el oscuro salón.

— Si Isaac no mató a su padre, ¿Quién fue?

— Todavía no lo sé. — dijo Derek.

— ¿Entonces cómo sabes que dice la verdad?

— Porque confío en mis sentidos. Y es una combinación de ellos. No solo tu olfato.

Adalia reprimió una risa.

— ¿Viste lo de la práctica de lacrosse, cierto? — le preguntó a Derek.

— Sí.

Scott intentó que no se le notara la verguenza.

Falló.

— ¿Estuvo tan mal?

— Sí.

  Se detuvieron junto a una puerta que parecía bajar hasta el sótano.

— ¿Quieres aprender? Empecemos ahora. — Señaló las oscuras escaleras.

  Un escalofrío subió por la columna de Adalia, retrocedió un paso conteniedo la respiración. — No soy fan de las escaleras — dijo alguna voz en su cabeza antes de sentir que Scott la sujetaba de la mano y comenzaba a bajar, era imposible que les pasara algo si andaban juntos.

Le agradeció internamente el gesto.

Derek le extendió la mano a Alex para ayudarla a bajar, pero esta solo la miró antes de alzar una ceja expectante.

— Sigue soñando. — y luego bajó con rápidez por las escaleras.

Una vez todos abajo, Scott volvió a prrguntar.

— ¿Qué hay aquí?

— Un móvil.

— ¿Y qué estoy buscando?

— Sigue tus instintos.

Adalia analizó sus alrededores con atención. Aquel sótano era aterrador, más a oscuras. Ella no sabía mucho  sobre Isaac, pero empezaba a temer por las cosas que pudieron haber ocurrido en aquella casa.

— ¿Qué ha pasado aquí abajo?

— El tipo de cosa que deja una impresión.

El corazón de la bruja se encogió una vez más.

Entonces, Scott se acercó a la nevera. Tocando el candado y concentrado en sus cosas de hombre lobo. A su lado, Derek encendió una linterna asustándole.

— Ábrelo. — la miró, Adalia estaba segura de que una sombra gris se había cernido sobre sus cabezas. Se asomó por detrás de Scott sujetándose a su chaqueta, tomándose un segundo para entender las marcas que rayaban en interior de la nevera.

— Dios...

— Si te ayudamos, entonces tienes que parar. No puedes ir por ahí convirtiendo a la gente en hombre lobo. — intentó razonar el chico.

— Puedo si ellos quieren.

— ¡Es un adolescente, Derek! ¿Cómo van a decidir algo como esto? — Alex hizo una mueca de fastidio.

— Todo el mundo quiere poder.

— Claro, yo quiero poder rajarte la cabeza a ver si entiendes que esto está mal.

— No soy parte de tu manada. — decidió Scott. — Pero tenemos que sacar a Isaac, él también es mi responsabilidad.

— ¿Por qué? ¿Por qué es uno de nosotros?

— Porque es inocente.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

 — Bien, las llaves de la celda están en una caja fuerte protegida con contraseña de la oficina de mi padre. — les dijo Stiles, este los había pasado a recoger a la casa de Isaac donde solo se quedó Scott. — El problema es pasar el mostrador principal.

— Yo la distraeré. — se ofreció Derek.

— ¿Tú? No vas a entrar ahí. — negó Stiles poniendo su mano en el hombro de Derek a lo que este lo miró repetidas veces. — Estaba descansando mi mano. — se excusó.

— En fin, que lindos. — pensó en voz alta Adalia.

Alex sonrió burlona.

— Me exoneraron. — las ignoró en un tono serio.

— Sigues siendo una persona sospechosa.

— Una persona inocente.

— ¿Quién?— le preguntó Stiles. — ¿Tú? ¡Sí! ¡Sí, claro! Y bueno, ¿Cuál es tu plan?

— Distraerla. — se encogió de hombros.

— ¿Dándole un puñetazo en la cara?

— Hablándo con ella.

— A ver, dame un ejemplo. — Derek se quedó mirando a Stiles en blanco. — Silencio total, seguro que funciona muy bien, ¿Alguna otra idea?

— Estoy pensando en darte a ti un puñetazo en la cara.

──────  ✦     ☾     ✦  ──────

  Como Alex y Derek estaban ocupando toda la atención de la chica tras el mostrador principal, Stiles aprovechó y tomó la mano de la bruja para escabullirse por el lateral hacia las oficinas. El movimiento tomó por sorpresa a la castaña y de inmediato se le subieron los colores.

— Vamos, no quiero que te pierdas. — Y tenía razón, aquello era un laberinto de pasillos.

El chico comenzó a presionar la combinación sobre un interruptor, pero de inmediato notó que lo habían manipulado.

— No...

   Siguieron caminando hasta tropezar contra un guardia, Adalia notó el rastro de sangre que estaba dejando y le hizo una señal a Stiles. Aunque él fue más rápido.

   Tomó a Stilisnki por detrás en un ágil movimiento, pero no antes de que agitara su varita y un pequeño destello relampagueó hacia el hombre dejando libre a su amigo. Para ese enonces ya estaban cerca de las celdas, así que en lugar de devolver el golpe, todos miraron atentos como la celda donde debía estar Isaac estaba vacía.

  Entonces, de la nada, el hombre lobo se avalanzó contra el guardia quien sujetaba una jeringa con lo que se suponía, era acónito.

Stiles se puso de pie, y se colocó delante de Adalia mientras Isaac atacaba al hombre y pateaba lejos la jeringa. El par retrocedió hasta el rincón intentando no quedar en la mira de aquella pelea.

El guardia cayó muerto.

Derek llegó y aplastó el acónito de una fuerte pisada.

Isaac se giró con inteciones de atacar ahora a Stiles, cegado por la transformación, dado que este estaba primero sería su primera víctima. Pero el fuerte aullido de Derek lo hizo detenerse y retroceder a tiempo.

Adalia lo miró, Isaac había vuelto a su forma humana, lucía terriblemente asustado.

—¿Cómo has hecho eso?— preguntó el chico.

—Soy el Alfa.

Y Adalia puso los ojos en blanco.







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