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Capítulo 6

Jimin siente que su corazón da un paro por el repentino susto, adrenalina y miedo al mismo tiempo una vez se encuentra cara a cara con el encapuchado. Su respiración es acelerada y siente cada hueso de su cuerpo temblar. No quiere. No quiere volver a ser llevado, no quiere volver a ser encerrado en un laboratorio, no quiere que sigan experimentando con él. Se siente a punto de quebrar en llanto hasta que el desconocido se quita su gorro y toma ambos de sus hombros.

—¡Hey Jimin! ¡Jimin soy yo! —Exclama entonces, el chico luce alterado, y se nota culpable por haber asustado a el rubio. —¡Soy JunSeo! ¿Me recuerdas? —Entonces hay un momento donde sus miradas se cruzan y hay un click de reconocimiento en la cabeza del omega. Era su primo.

—J-JunSeo. —Pronuncia a duras penas, el castaño asiente varias veces.

—Tranquilízate Jimin, ¿si? Respira, vamos, respira conmigo. Ya pasó, solo soy yo, no te preocupes. —Manteniendo el contacto visual, su primo comienza a ayudarlo a que su respiración vuelva a ser acompasada y con ello, las ganas de llorar y su corazón van calmándose lentamente hasta que simplemente queda el mal gusto en su garganta por el susto.

—Gracias JunSeo, Dios, lo siento solo me asusté. 

—No te preocupes, lamento mucho haberte asustado, hubiera sido mejor haberte llamado. —Una vez el ambiente fue ameno para ambos, las sonrisas ocuparon sus rostros de forma inevitable, rompiendo el espacio personal que los separaba hasta poder fundirse en un abrazo lleno de cariño. Park puede sentir nuevas ganas de llorar, pero esta vez ante el reconocimiento. ¿Cuándo había sido la última vez que había visto a su primo? ¿A su familia? ¿Él sabría dónde se encontraban ellos?

—JunSeo, ¿y mis padres? —Decide preguntar, ansiando una respuesta que pudiera satisfacer su alma. 

—¡Oh! Vivo con ellos, están aquí en Corea, —la noticia por poco le hace saltar de la alegría, casi un shook de que ellos estuvieran allí, poder verlos después de tantos años, —ellos en verdad te extrañan. Todos te extrañamos, cuando supimos que en realidad estabas vivo fue casi un festejo para la familia, pero no teníamos cómo dar contigo e ir a Estados Unidos era peligroso. Estoy tan feliz de haber dado contigo.

—Dios mío, llévame con ellos por favor, necesito verlos.

—¡Vámonos!

Ahora dentro del solitario departamento, YoonGi puede darse una idea de lo terriblemente aburrido que se debe sentir su novio encerrado en aquel espacio. Ya no estaban al aire libre donde podían salir a explorar los bosques o con un lago a sus lados, aunque ahora tenían la libertad de explorar la inmensa ciudad, estaba impregnada de personas desconocidas y Min sabe que a el omega no le gusta estar demasiado tiempo solo como para exponerse. Salir a inscribirse a las universidades cercanas era lo más extremo a lo que se había expuesto en mucho tiempo, solo le quedaba permanecer con su celular cerca en caso de necesitarlo.

Pero mientras se perdía entre sus pensamientos, un par de toques en la puerta le obligaron a levantarse a abrirla. Podría haberse imaginado a cualquiera, pero le sorprendió mucho la presencia detrás de esta.

—Hola YoonGi hyung, lamento molestar.

—¿TaeHyung? —Pregunta algo consternado. Le resultaba realmente curioso que ese chico se encontrara allí, solo, sin JungKook como generalmente estaban pegados. ¿Qué tendría que ver Kim allí consigo? —¿Necesitas algo?

—Yo...quería hacerte un par de preguntas si no es molestia. —Min decide no preguntar al respecto y simplemente asiente mientras le deja libre el paso para que ingresara. Ambos tomaron asiento en la sala. —Me recuerdas, ¿verdad?

—Claro, eras el amigo de JungKook al cual atendí, tenías una fea herida.

—Sí, gracias por haber salvado mi vida en aquel entonces. —El humano le sonríe levemente, Tae parecía ser un joven callado e inexpresivo muchas veces, pero sabe que solo es cuestión de hasta que tome confianza en la manada, está seguro de que pueden llevarse bien.

—No es nada, es bueno que hayas podido ser acendido después del accidente.

—Sí yo...en realidad quería pedirte un par de consejos.

—¿Sobre?

—JungKook me comentó que fueron novios, fuiste tú quien rompió con él. —El pelinegro asiente con lentitud, no sabiendo hacia dónde quería llevar aquella conversación el menor. —Me-me gustaría saber qué cosas le gustan a Kook, él me gustaba desde que éramos amigos pero lamentablemente mi trabajo me obligó a irme. Siento que esta fue una segunda oportunidad que me dio la vida para intentarlo.

—Entiendo, yo...no sé si pueda decirte concretamente cómo podrías enamorarlo, pero le gustan mucho los detalles. Suele ser algo tímido cuando conoce a alguien asique es mejor que tú los presentes o te animes a hablar primero. Le gusta mucho los postres, la leche de banana y también la cerveza. Le encanta Marvel asique llévalo al cine cuando salga una nueva película. Y... —el alfa forma una pausa mientras cortos recuerdos surcaban su mente, —dile siempre lo mucho que lo amas para que no se sienta inseguro, ese era nuestro principal problema en la relación.

—¿Lo amabas? —Tae pregunta, no le gustaba saber lo mucho que JungKook había sufrido por el pelinegro, pero no conocía los detalles, no sabía cómo había sido su relación ni cómo se habían desarrollado las cosas asique jamás podría reclamar por aquello. Solo le quedaba comprender e intentar hacerse un lugar en el corazón de Jeon.

—Sí lo amaba, mucho, lo amo aún pero es solo un amigo. Es incomparable lo que siento con Jimin a lo que sentí con él, Jiminnie es todo lo que tengo, creo que es lo más cercano a un alma gemela que podría tener. —Se mantienen en un pequeño silencio antes de que TaeHyung asienta y que una sonrisa se deslice por sus labios.

—Entiendo, los felicito mucho por haberse comprometido.

—Gracias... —antes de que siquiera YoonGi pudiera pensar en agregar algo más...hay un pinchazo, hay una sensación de miedo y angustia que altera a MinGi por completo en su interior. Aquel instinto de protección hacia su omega le hace levantarse del sofá con gran velocidad mientras busca su celular y marca a duras penas el número del menor. Lo había sentido, Jimin estaba asustado, aterrado, podría estar en peligro y no tenía idea en dónde podría encontrarse. Su aroma se volvió amargo y amenazante, cosa que Kim no pudo notar pero de todas formas se aferró a su lugar al ver al otro tan alterado. Si algo le pasaba a su omega él...

—¿Hola? ¿YoonGi hyung?

—¡Jimin! ¿Estás bien, omega? ¿Dónde estás? Te iré a buscar.

—Oh, hyungie, no te preocupes, fue un pequeño susto ahora estoy bien. Lamento haberte preocupado por medio del lazo, estoy bien.

—¿Seguro?

—Síp, de hecho, cuando puedas ven a la ubicación que te mandaré, estaré aquí un rato y seguro te sorprenderás.

—Okay, cuídate por favor.

—Sí, alfa, nos vemos.

—Adiós... —Min apretó los labios mientras colgaba, pero revisando el lazo una vez más podía sentir aquella tranquilidad con ápices de felicidad, lo que le hizo calmarse considerablemente.

—¿Jimin está bien? —Pregunta el humano que continúa en el departamento, pero se levanta ya dispuesto a marcharse, no queriendo importunar.

—Sí, solo fue un susto.

—Bien. Muchas gracias por la ayuda, hyung, lamento haber molestado.

—No, está bien. Te deseo suerte, niño. —Tae bufó antes de retirarse finalmente del sitio, dejando al mayor en completa soledad. Inhaló profundamente y se estiró, sacando su celular cuando una notificación vibró en uno de sus bolsillos, observando la ubicación que se le había sido enviada. Quedaba a unas considerables cuadras de distancia, pero no tantas al ser una ciudad enorme. Se dispuso a cambiarse y tomar las llaves de la camioneta antes de ir en camino.

El joven rubio sentía sus manos sudar, no tiene idea de cuántas veces las limpió con la tela de sus jeans, pero cómo podrían culparlo cuando el hogar de su infancia se alzaba justo en frente suyo. No tiene recuerdos sobre el lugar, era demasiado pequeño como para tener algo de memoria, pero lo había visto en las fotos de los álbumes familiares junto a sus padres. Aquel jardín delantero, las vallas degastadas, un anaranjado pastel que debería tener un retoque y el árbol del cual colgaba una hamaca. 

Sus padres estaban dentro, no tenía idea de cómo sentirse después de no haberlos visto por aquellos seis largos años. No sabe cómo debieron haberse sentido cuando desapareció y fue dado de muerto por la policía. ¿Habrían hecho un funeral? ¿Cuántas lágrimas habrías derramado en su ausencia? Su madre siempre tan amorosa, cómo podría haber soportado aquella pérdida. Su padre siempre consintiéndolo, cómo habría vuelto a sonreír.

Se sentía idiotamente culpable del sufrimiento ajeno aunque ni siquiera habría decidido haber sido secuestrado. Pero ahora estaba a punto de contrarrestar todo aquel sufrimiento, ya sabían que estaba vivo, y tenerlos frente a frente sería sanador.

—¿Estás bien, Jimin? Si no estás listo podemos...

—No, no, quiero verlos, necesito verlos, no sabes cuánto los he extrañado. —JunSeo asiente a sus palabras, entonces incitándolo a caminar hasta la entrada, compartiendo una mirada comprensiva antes de que el mayor le diera el asentimiento para golpear. Fue lo suficientemente fuerte para que alguien escuchara y Park solo creía que podría vomitar allí mismo de los nervios.

Pasos arrastrados se oyeron a través de las paredes, y reteniendo el aliento, en pocos segundos la puerta fue abierta casi de par en par. Una mujer de unos aparentes 50 años estaba frente a ellos, su piel era pálida y contenía ya varias arrugas en su rostro, de cabello castaño oscuro y de ojos naturalmente sonrientes aunque su expresión fuera seria. Llevaba ropa simple y cálida, pero decorada con un collar y pulseras de perlas relucientes. 

—Hola Junnie, justo iba a... —Las palabras fueron abruptamente cortadas de sus labios cuando sus ojos se posaron en la segunda presencia detrás de su sobrino. Allí, de pie, con cabellos color oro y una expresión asombrada, estaba su hijo. Su hijo, Park Jimin, de pie con vida, finalmente en su hogar. —J-Ji- —Siquiera pudo hablar cuando el nudo en su garganta fue demasiado. Lágrimas estallaron de sus ojos mientras cubría su boca ante la inevitable sorpresa, casi tropieza con sus propios pies en los que avanza hasta llegar y abrazar a su niño. 

Pronto ambos están llorando, se aferran con fuerza a aquel abrazo en busca de aquel calor, aquel cariño de madre e hijo del cual estuvieron privados tanto tiempo. Park OkSook siente su alma volver a ser reconstruida, aquel corazón roto sanar. Su sufrimiento había acabado. 

—Jimin...h-hijo.

—M-Mamá... —el omega se esconde en el cuello de la mayor, buscando consuelo, y JiJi no tarda en aceptarla como un sitio seguro, —te extrañé tanto, no sabes cuánto quería verlos.

—Mi niño...no sabes lo felices que estuvimos cuando nos enteramos de que estabas vivo. Estoy tan aliviada, es como recuperar una parte de mi vida perdida, —ambos se separan momentáneamente, y la mujer acaricia la mejilla enrojecida del menor, —estás tan hermoso y enorme, me alegra verte sano.

—También me alegra verte bien, mamá. ¿Podemos entrar? Quiero ver a papá también. —Los tres ingresan a la residencia juntos, recibiéndoles con un delicioso aroma a pastel recién horneado. Jimin observa el sitio asombrado, era más grande de lo que parecía por fuera, todos los muebles eran de madera oscura combinados con colores chillantes. Una fogata mantenía el calor en el ambiente mientras el canal de noticias estaba puesto en la sala, pero ellos continuaron su camino hacia el comedor y cocina.

Allí parado y dándoles la espalda se movía su padre por la cocina, Park MyungMin. Terminaba de desmoldar aquel postre viéndose bastante ocupado. Jimin puede notar también que se encuentra más regordete desde la última vez que lo vio, genuinamente habían cambiado pero sus personalidades continuaban igual de encantadoras. Cuando se dio la vuelta, el omega pudo deslumbrar su color de piel más morena, aquella que él había sacado, sus cabellos eran rubios y sus ojos eran más pequeños que los de su madre. 

Al hacer contacto visual, casi se resbala el pastel de sus manos.

—¿Jimin? —Inquiere con voz incrédula, y el nombrado no puede evitar sonreír ante la impresión contraria. Y una vez deja el plato sobre la mesa, no espera a acercarse para abrazarse. Su padre podría ser el más serio de los dos, pero era igual de cariñoso y consentidor, nunca había dudado en que lo amaba, se sentía tan feliz de verlo de nuevo. —Mi hijo, estás de vuelta en casa. —El hombre no puede evitar que sus ojos lloren, y el omega inevitablemente lo hace. —Agradezco tanto que estés a salvo, te hemos extrañado tanto.

—Igual los extrañé muchísimo, a todos. JunSeo me encontró en la calle de milagro.

—Siéntense todos, vamos a comer y celebremos por el regreso de Jimin. —Aunque solo eran cuatro personas, todos hacen lo dicho, sirviéndose una infusión mientras repartían los pedazos de torta. 

—Cuéntanos todo, Jimin, ¿cómo llegaste hasta Corea? —Pregunta la señora una vez todos están sentados.

—Es una historia muy larga, —suspira, bebiendo un sorbo de té para encontrar las palabras y resumir lo más posible, —supongo que por las noticias se habrán enterado de que este tiempo estuve en el Área 51, un científico me dejó escapar, por eso estoy aquí ahora. En Paradise pasé de un departamento a una cabaña del bosque, hicimos un grupo de omegas y aunque tuvimos muchas dificultades, pudimos venir a Estados Unidos. Nos estamos hospedando en unos departamentos en el barrio Gangnam. 

—Entonces eres un omega.

—Sí, —asiente, —¿ustedes?

—Nosotros somos betas, JunSeo es humano. —Responde el señor Park, aquello es interesante.

—¿Y JunSeo vive con ustedes? ¿Dónde está la tía? —Hay un breve silencio que funde al ambiente, solo ahí el rubio lamenta haber preguntado aquello, sin saber que era un tema delicado. 

—Ella desapareció, —mustia la beta, —antes de que estuvieran les leyes de protección para los omegas, un día desapareció y no volvimos a saber de ella. Acogimos a Junnie entonces, creo que los tres nos necesitábamos mutuamente.

—Lamento tanto que haya sucedido eso, no tenía idea.

—Está bien, no podrías saberlo. —JunSeo le regala una sonrisa tenue, pero si hay algo que le caracteriza, es no dejar morir el ambiente en uno triste. —¿No ha ocurrido nada interesante en verdad? ¿Cómo te mantuviste solo? 

—Oh sí, bueno yo- voy a casarme. —Aquella revelación hace que su primo escupa el té que estaba bebiendo y que a sus padres casi les agarre un infarto.

—¡¿Casarte?! ¡¿Con quién?! —Preguntan a la misma vez, justo en el momento en el que la puerta es tocada varias veces. Sin embargo, el omega se adelanta y corre a la puerta, sabiendo ya de quien se trata. Segundos después, vuelve a aparecer en la cocina, pero esta vez tomando el brazo de un hombre que se encuentra bastante confundido al ser jalado tan de prisa.

—Mamá, papá, JunSeo, supongo que recuerdan a YoonGi. Él es mi alfa, mi prometido. —Casi todos en la mesa se encuentran con la boca abierta, y el pelinegro no puede evitar ruborizarse ante la situación improvisada.

¡En verdad! Primera vez que veía a sus suegros después de tantos años y aquella era la forma de su omega en saludar, solo esperaba no ser asesinado allí mismo.

—¡YoonGi! —Exclama OkSook, casi saltando de su sitio para acercarse a Min y abrazarlo, —¡Qué increíble sorpresa! ¡Los felicito a ambos, me alegra que hayan podido continuar su relación! Te agradezco tanto que lo hayas cuidado.

—Señora Park, —el alfa hace una reverencia, —un gusto de verla otra vez. Igualmente estamos felices de poder compartir la noticia.

MyungMin se levanta de su silla en un segundo, atravesando la sala hasta estar frente a la parejita, o mejor dicho de la pareja de su hijo. Y aunque siempre podría verse intimidante con su rostro serio, inmediatamente abraza a Min, dándole unas palmadas mientras una sonrisa de orgullo crece en su rostro.

—Admiro mucho a las personas que saben ir por lo que quieren. Después de seis años y que su relación funcione, estoy asombrado. Los felicito por la boda, espero estemos invitados.

—Por supuesto que sí, señor Park. 

Jimin y YoonGi comparten miradas, y sus sonrisas son inevitables de ocultar. Amaban aquella sensación de comenzar a formar una vida, juntos.

En aquel instante, hay una voz que los sobresalta aunque proviene del televisor, en el canal de noticias hay una periodista con el titular, "los resultados de la votación mundial".

—"Me encuentro en Suecia, finalmente se han dejado al descubierto los resultados de la votación mundial. A partir del día de hoy será sancionada la ley de protección contra los omegas en cada uno de los países por mayoría de los votantes. Esta misma también aplicará para betas y alfas que les brindan los mismos derechos universales que a los humanos de continuar conviviendo en el mundo, y todo el que vaya en contra de su integridad será penado legalmente. Algunos de los países que estuvieron a favor fueron: Corea del Sur, Australia, Argentina, México, Brasil, Rusia, Canadá, España, entre otros. Mientras que algunos de los países que estuvieron en contra fueron: Alemania, Estados Unidos, China, Corea del Norte, Catar, Inglaterra, Ecuador, Israel, entre otros. Se me complace anunciar que la ley será sancionada gracias al porcentaje mayor del 75% de países a favor de los omegas. Como nombre oficial a la especie que los conforma serán llamados El Nuevo Orden Omegaverse. La ONU comenzará sus investigaciones en determinados países donde hubo una alta tasa de desapariciones de omegas. Esto es todo por ahora, continuaremos transmitiendo."
























Holaa, espero anden bien y hayan disfrutado del capítulo. Y cuénteme, si estuvieran dentro del fic, ¿creen que su país habría estado a favor o en contra de los omegas? Nos vemos la próxima, cuídense mucho <3

Coloreas a Dιᥱᥣ ♡

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