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Capítulo 16


El viaje en avión había sido pesado.

El día anterior apenas se habían casado, y después de un parcial descanso en la mañana que llegaron al departamento, más tarde tuvieron que partir al aeropuerto para su vuelo a la isla Jeju.

Está de más mencionar que los dos durmieron durante todo el viaje, asíque al aterrizar, aunque hayan estado un poco somnolientos, se sentían mucho más enérgicos para disfrutar aquellos días que estarían juntos en soledad disfrutando de su nuevo compromiso.

El hotel en el cual se hospedaban era muy rústico. Tenía varios detalles, muebles y columnas de madera combinado con lo natural de la flora de Jeju. Lo mejor, era que se encontraba frente a la playa, por lo que cada que quisieran podían salir al mar a disfrutar con solo desearlo. Era lujoso por lo que era costoso, pero era lo mínimo que se merecían para pasar aquellas fechas de felicidad pura. No volverían a tener algo así nuevamente.

—Hyung...¡la habitación es hermosa! —Exclama su omega apenas ingresan a la misma. Hay una extensa sala con un sofá enorme, la pequeña mesa es de madera, hay bibliotecas con libros y una pequeña cocina con lo justo y necesario, además del increíble balcón con vista al mar. Pasando una puerta corrediza, pueden encontrar la habitación; la cama es gigante y muy hermosa, hay un mueble para sus cosas, un gran ventanal, una alfombra felpuda y la puerta hacia el baño privado con jacuzzi incluido.

—Wow, es mejor de lo que vi en fotos.

—¡Gracias por todo, hyungie! —Exclama mientras suelta sus maletas y se lanza a los brazos de su alfa en un gran abrazo que rápidamente es correspondido.

—¿Cuál gracias, bebé? Acuéstate en la cama.

—¡Tonto! —Ambos ríen animadamente mientras comienzan a desempacar sus cosas. —No te preocupes que lo haré, pero primero iremos a los paseos turísticos, ¿verdad? 

—Claro que sí, aprovecharemos toda la tarde a eso, y en la noche... —Min camina sigilosamente hasta posarse detrás del rubio, tomando su cintura con sus manos y sobresaltándolo, —vas a ser todo mío, no podrás escapar, Jiminnie. 

—¿Quién dijo que iba a intentar hacerlo? —Mustia con una ceja alzada mientras se da vuelta para enfrentarlo, aún entre los brazos del pelinegro. —Ya quiero ver si puedes seguirme el ritmo, alfa.

—¿Acaso estás retándome? 

—Tómalo como quieras, hyungie, iré a ducharme y a cambiarme al baño. —Park deja un piquito en los labios rosados del mayor antes de desaparecer por la puerta del baño de la habitación con una muda de ropa en mano.

—Yo que tú le hago un cachorro ahora. —La voz de MinGi atormentó su cabeza, aquello le hizo reír un poco.

—Iremos primero a la playa que queremos conocer y a una mina. Tenemos que aprovechar los días también para salir y conocer un poco, agradeciendo los días de vacaciones que me dio el señor Moon. Habrá tiempo para eso, no te preocupes.

YoonGi prepara un pequeño bolso con lo que necesitarán para salir mientras espera que su lindo novio termine de prepararse. También aprovecha a tomar una cerveza de la pequeña nevera de la habitación, saciando su garganta seca.

Cuando Jimin está listo, se encuentra vestido con un short de jean corto y una blusa amarilla; también se maquilló naturalmente y su piel brilla por el protector solar. No puede resistirse a besarlo antes de que sea su turno de darse una ducha rápida; realmente en cinco minutos él ya está fuera y vistiéndose con unas bermudas negras y una remera sin mangas del mismo color. 

—¿Todo listo? —Pregunta Park cuando aparece en la cocina con el bolso en su hombro.

—Ya podemos irnos. —Asiente el pelinegro, tomando las llaves antes de salir de la habitación.

Ambos bajan a la playa en poco tiempo, había bastante gente, era algo que esperaban pero por suerte habían lugares disponibles en los cuales podían asentarse sin problema. Ponen la manta sobre la arena y dejan sus bolsos para que sea imposible que pueda volarse. Jimin toma lugar entre las piernas de YoonGi, apoyando su espalda sobre su pecho firme en un suspiro mientras cierra sus ojos.

Había sido un viaje bastante largo, pero estaba valiendo totalmente la pena.

Bajando la mirada, puede ver sus manos juntas, y allí es donde se encuentra la alianza que les recuerda lo que ahora los une. El amor.

—Eres mi esposo, —murmura el rubio, atrayendo la mano del pálido para dejar un beso sobre esta, su corazón se acelera con solo la mención de aquella palabra.

—Y tú eres mi esposo. —Sonríe tiernamente el mayor, depositando un beso sobre los cabellos revoltosos de su marido. —Al fin, ¿no crees?

—Sí, por fin. Están siendo los días más felices de mi vida, YoonGi, no hay absolutamente nada que quiera cambiar.

—También yo, bebé, eres lo más preciado que tengo, lo sabes, ¿no? Te amo con todo mi ser.

—También para mí, hyung, lo mejor que me ha pasado en toda mi vida. Te amo con cada pedacito de mi alma. —Ambos voltean sus cabezas para poder alcanzar sus labios, un beso corto pero amoroso. —JiJi quiere ver a MinGi.

—¿Si? Pues que sea mañana.

—¿Por qué mañana?

—Te aseguro que están más urgidos que nosotros. 

Los dos ríen y pasan una tarde encantadora en la playa, un par de veces se acercan al mar para remojar sus pies y hacer pequeñas guerras de agua; cuando finalmente se cansan, se dirigen hacia su próximo destino que era una mina no muy lejos de allí.

La cueva era gigantesca y tenías que bajar por unas empinadas escaleras mientras algunas plantas de musgo caían por el techo de la misma. No había mucha gente a la vista y tenías un recorrido en el cual podías ver muchísimos minerales incrustados en las paredes y techos; así mismo, también podías ver a algunos trabajadores que extraían las piedras de forma limpia y profesional. Al final del recorrido tenías un tienda en la cual podías comprar accesorios. 

YoonGi compró un collar de amatista para Jimin ya que combinaba con su anillo de compromiso, y para sí mismo compró un collar de ámbar ya que según Jimin combinaba con sus ojos de alfa.

Al regresar al hotel, cenaron en el restaurante en una de las mesas al exterior, pudiendo contemplar el hermoso cielo anaranjado que se expandía sobre ellos mientras la noche los cubría por completo. Comieron distintas clases de mariscos y sushi con un vino tinto, mientras reían y hablaban sobre el disfrute del gran día. En un momento, también sus amigos pidieron hacer una videollamada y les enseñaron sus al rededores. 

Definitivamente eran los mejores días de sus vidas.

Los chasquidos eran audibles por todo el pasillo, y en realidad no estaban en posición para sentirse avergonzados. Jimin fue pegado contra la puerta de su habitación mientras el mayor devoraba su boca, ansioso, tocando su cuerpo con sus grandes manos con la ansiedad picando en su piel. Habían esperado mucho por esto.

—Mgh~ hyung, e-entremos. —Insistió, alejándose un poco. Ciertamente no quería que fueran atrapados en esas condiciones, en la seguridad de su habitación podrían hacer todo lo que desearan.

Min no se quejó, abrió con la tarjeta la puerta de su cuarto y rápidamente empujó al rubio para continuar besándolo en lo que cerraba la puerta con seguro. Tomó sus muslos y en pocos segundos ya cargaba a su omega hacia la habitación, sus labios no se separaban mientras sus cuerpos creaban una fricción necesaria para su propia satisfacción. Jimin jadeó cuando fue soltado sobre la superficie de la cama, tendido sobre esta, observó a su alfa que se mantenía parado comenzando a quitarse su propia camiseta.

—¿Bien, amor? —Pregunta, arrodillándose sobre el colchón hasta que enjaula al cuerpo del menor con el suyo.

—Todo perfecto, hyungie, —sonríe alegremente mientras rodea con sus brazos el cuello de su marido. —JiJi y yo tenemos una petición esta noche.

—¿Mh? Dime qué desean. —Consulta mientras reparte algunos besos y mordidas juguetonas sobre el cuello descubierto del rubio.

—Queremos que sean más bruscos hoy. —Aunque aquello definitivamente no se lo esperaba, se congeló por completo.

—¿Qué? ¿A qué te refieres?

—Ya sabes, hyung...antes experimentábamos muchas cosas, podríamos hacer algo de eso. —YoonGi tarareó en una afirmación mientras una sonrisa ladina comenzaba a ocupar su rostro.

—Ya veo, mi esposo no solo se excita en público sino que ahora quiere que lo maltrate. —Min recibe un pequeño golpe que le hace reír. —Bien, ya sabes qué hacer ante cualquier cosa que no te guste. —Y con el último asentimiento del omega, comenzó todo. 

El pelinegro inició un beso salvaje, de aquellos en los cuales apenas puedes seguirles el ritmo y es más un intercambio de saliva y choque de dientes que un verdadero beso. Jimin gimió cuando sus labios fueron mordidos y succionados, comenzaba a sentir su entrada goteante y en verdad creía que era demasiado rápido como para eso.

—Desnúdate para mí, Jimin. —Demandó. Podía ver la emoción reflejada en cada poro del cuerpo de Park, incluso sus ojos de vez en cuando cambiaban a violeta y la pequeña sonrisa no se borraba. Estaba al expectante de lo que podía suceder.

El omega se levantó de la cama y con movimientos lentos, comenzó a retirar cada una de sus prendas. Primero la blusa, que reveló su marcado abdomen, su pequeña cintura y su fuerte pecho listo para ser marcado; después, quitó sus pequeños shorts, moviendo sus caderas para provocar aún más al contrario, revelando una bonita lencería roja que cubría sus genitales.

—Ya veo, estabas completamente listo para mí, ¿verdad, bebé? Estabas demasiado ansioso por ser follado. —El menor no pudo evitar sonrojarse por sus palabras mientras asentía, sus dedos tocaron el borde de su ropa interior hasta que fue detenido. —Espera, déjatela, no voy a desperdiciar tan pronto mi regalo. Ven aquí.

Jimin acató la orden, nunca había sido de los que desafiaban la autoridad a la hora del sexo, exceptuando en algunas ocasiones en donde se sentía más travieso. YoonGi siempre había sabido cómo tratarlo, cómo tocarlo y hasta donde llegar en sus pequeños experimentos. Él siempre se dejaba, al final del día, dos o tres orgasmos era su ansiada recompensa. 

Cuando su alfa comenzó a desabrochar sus bermudas, el rubio inmediatamente se arrodilló sobre el suelo de alfombra, lo agradecía ciertamente por sus rodillas.

—Veo que alguien está ansioso por sentirse lleno. —Sonrió, bajando su ropa interior para dejar a la vista su gran miembro. A Jimin todavía le cuesta creer que se agrandó aún más con su transformación, y el nudo ciertamente, le hacía babear de anticipación. 

—Por favor, ¿puedo chuparte? —Preguntó educadamente, recibiendo algunas caricicias en su cabello antes de obtener una afirmativa.

Park comenzó a lamer y chupar el glande apenas tuvo oportunidad, el líquido preseminal ya comenzaba a salir y adoraba su sabor. Succionó varias veces, lamió toda la extensión y recorrió las venas marcadas con su lengua; hasta que estuvo completamente ensalivado y decidió meterlo en su boca. Fue poco a poco, Min siempre dejaba que se tomara su tiempo en ese tipo de cosas. La erección ocupaba cada parte de su boca y cuando tuvo la mitad, el glande le provocó una arcada que empañó sus ojitos. Se volvió a alejar y volvía a chupar, hasta que se acostumbró a la sensación y los movimientos eran cada vez más rápidos. 

YoonGi vio la oportunidad y tomó el cabello del rubio para jalarlo cada vez más profundo, pero no demasiado más. Folló su boca un par de veces, gimiendo por la sensación de la calidad y humedad de la boca del menor, adorando cómo su pene desaparecía entre aquellos labios gruesos y rojos por la mamada y mordidas. Cuando sintió que su orgasmo comenzaba a acercarse, salió abruptamente de la boca de Park, recibiendo un gemido lastimero mientras aquellos ojos violetas volteaban a verlo. 

—Suficiente por ahora. En cuatro, sobre la cama.

El rubio se relamió los labios ante la orden y se levantó suavemente, gateando sobre el colchón hasta obtener una posición cómoda para ambos. Escuchó a YoonGi moverse un momento sobre la habitación, abriendo su valija y el armario, hasta que lo sintió detrás suyo y pudo ver la botella de lubricante y un paquete de condones. Aunque también hubo algo que no esperaba.

—Manos detrás de tu espalda. —De alguna forma se las arregló para mantener el equilibrio mientras juntaba sus dos muñecas detrás de sí, sintiendo rápidamente el material del cuero juntarlas y apretarlas lo suficiente, pero para nada muy ajustado. Amaba estar amarrado, a completa disposición de su hyung para que pudiera hacerle lo que quisiera; perder sus sentidos siempre era completamente excitante para él.

Se sobresaltó inevitablemente cuando un fuerte golpe aterrizó contra su trasero. Quería voltear por instinto pero no lo hizo. Gimió cuando volvió a ser azotado, el escozor de la mano del mayor comenzaba a picar agradablemente en su piel, llevando cada una de las sensaciones hasta su polla desatendida. 

—Tan bonito solo presentado para mí, omega. —Murmuró Min, su voz era baja y ronca como índice de su propia excitación. Sus huesudas manos amasaban con devoción su culo, disfrutando lo que tenía solo para sí con demasía; la ansiedad se apoderaba poco a poco de su cuerpo y sabe que no iba a durar mucho más hasta que quisiera correrse. 

Por eso, Jimin gimió cuando el lubricante frío cayó sobre su agujero.

—Mgh, hyung...yo ya lubrico, no es necesario.

—Lo sé, pero quiero tenerte completamente húmedo y listo para no lastimarte, ¿quién sabe cuántas horas tendré mi polla en ti? —Park tarareó gustoso, especialmente cuando un par de dedos se acercaron a masajear su borde mientras corría el hilo de la lencería para tener el suficiente espacio, tentándolo y preparándolo para lo que se venía.

—P-Por favor, mételos, quiero tanto sentirte, hyung. 

—Lo que mi príncipe desee. —Min acató la orden sin rechistar, insertando su primer falange en su interior. Fue lento, buscando adaptar la zona al pequeño estiramiento. El menor jadeó de satisfacción al sentir el placer llegar tan profundo. En poco tiempo, YoonGi agregó el segundo para estirarlo haciendo tijeras mientras entraba y salía para estimularlo, y al final obtuvo tres dedos que lo expandían. Jimin casi babeaba sobre la sábana especialmente cuando su alfa encontraba su próstata y la presionaba sin descanso, haciendo sus piernas temblar al igual que cada fibra de su cuerpo. 

Cuando el pelinegro creyó que estaba lo suficientemente estirado y húmedo para su miembro, fue que se posicionó. Bajó las rodillas de Jimin para que estas pudieran descansar tranquilamente, pero aún dejándolo de espaldas, se subió sobre los muslos cerrados de sus piernas y tomó su erección para guiarla a el agujero mientras se colocaba el condón, tuvo que abrir parcialmente sus mejillas para poder ver mejor. 

—¿Estás listo, amor? 

—Sólo hazlo, —asintió, mientras se removía de impaciencia.

YoonGi comenzó a hundirse en su apretado interior poco a poco, ambos gimieron cuando las sensaciones se instalaron en sus vientres. Min podía sentir la calidez y el lubricante derrochar del menor, apretaba a su polla a la perfección y todo lo que quería era empalarlo contra el colchón. Park cerró sus ojos mientras su boca permanecía en gemidos mudos al sentir sus paredes expandirse más de lo usual, pero no dolía, el lubricante y el estiramiento anterior hizo todo el trabajo; pero poder sentir cada una de las venas remarcar el miembro y su glande descansar junto a su punto dulce era algo a lo que nunca se acostumbraría de sentir.

—Dime cuándo moverme. —La voz suave en su oído provocó una ola de electricidad que atravesó todo su cuerpo, removiéndose con lentitud para adaptarse al tamaño con rapidez. Ciertamente no necesitó mucho tiempo.

—P-Puedes moverte, por favor. 

YoonGi sonrió tiernamente, desatando las muñecas del menor para que pudiera moverlas libremente y no fuera perjudicial para su piel. Luego, comenzó a mover sus caderas en círculos, sacándole jadeos indescriptibles al rubio quien se aferró a las sábanas debajo suyo cuando una singular embestida le sorprendió. 

Min hizo lo que prometió, fue rápido y certero desde un inicio, sabiendo que ninguno de los dos iba a aguantar mucho tiempo más. Jimin gimió agudo con cada golpe que daba contra su próstata, su cuerpo reaccionando al respecto y su polla haciendo fricción contra la cama mientras era presionado contra el colchón de manera brusca, sin escapatoria. 

—¡Ngh! ¡A-Ah, mierda, YoonGi! ¡M-Me voy a correr!

El omega se retorció y Min jadeaba con la presión que poco a poco hacía el interior de su esposo, sintiendo al mismo tiempo su nudo agrandarse cada vez más. Presionó el cuello del rubio contra el colchón, sabiendo que le gustaba cuando demostraba dominancia, y pudo rectificarlo cuando con un grito ahogado y un último golpe, Jimin se corrió, apretando su interior y sintiendo el clímax desconectarlo de su cuerpo. YoonGi dio unas pocas penetraciones más antes de que su nudo los uniera y se corriera en el condón, destabilizando su cuerpo por un momento, teniendo que apoyar sus manos a los costados del menor para no aplastarlo.

Ambos respiraban con fuerza intentando llenar de aire sus pulmones mientras bajaban de lo alto. El menor se sentía parcialmente sensible y gimió cuando el mayor se retiró, quería tenerlo cerca.

—Hyung... —gimoteó.

—Ahí voy, bebé. —Dijo, tirando el plástico desechado en la basura antes de regresar a la cama y abrazar a su omega por la espalda, brindándole todo el calor y cariño que necesitaba. 

—G-Gracias, fue increíble. —Murmuró, sintiendo sus ojitos cerrarse poco a poco con el cansancio que albergaba su sistema después de todo aquel día.

—No es nada, amor, descansa bien. Te amo.

—Yo más, alfa.

Y con un último beso sobre la marca resplandeciente, se durmieron abrazados en el calor de la habitación testigo de su intimidad. Testigo de su hermosa y encantadora luna de miel.





















Últimamente estos días mi inspiración anda muy mal, ojalá poder recuperarla pronto. Espero les haya gustado el capítulo, nos dirigimos hacia la segunda parte de la historia. Los quiero <3

Coloreas a Dιᥱᥣ ♡

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