No, no te confundas.
No soy delicada,
no necesito caballeros de armaduras que me salven.
No estoy aquí para que me veas como porcelana capaz de romperse.
La vida y mis golpes me han vuelto fuerte,
tenaz y algo testaruda.

No, no soy de cristal,
soy mas bien acero irrompible.
Creo barreras a diestra y siniestra.
Te alejaré de mi sin querer,
te darás cuenta que entre la caída y el golpe,
existe un buen tramo.

No, mi amigo, parezco fácil pero no lo soy.
Camino en cuerdas flojas, me quemo en el fuego.
Pero trato siempre de salir del fondo.
Mis cicatrices,
con nombres propios y apellidos nefastos
han creado mi historia.
Han moldeado mi esencia
y dan vida a mi alma.

No, no estoy aquí para que me salves,
estoy aquí para caminar contigo.
Estoy aquí para recorrer la vida,
experimentar
y si es posible, arañar el dolor.

Estoy aquí, para que tomes mi mano
y nos podamos ver, tal cual somos, sin máscaras.
No necesito que me salves,
necesito que también camines junto a mi,
que no te asusten mis matices oscuros.
Y con cada caricia, remendar el alma.

Tu presencia, que llegó de golpe,
como una ola que rompe en la arena,
ha dejado dudas y miedos.
Pero es que tu mirada me rompe,
tus palabras me desarman y tu boca me tienta.
No niego, que me tienes,
entre tempestad y calma.

Deseando olvidarte y a la vez,
buscando más.
me encuentro yo otra vez aquí.
Caminando en un hilo.
Si deseas entrar, tienes que saberlo,
soy frío y calor,
tormenta y paz.
Tengo matices claros y oscuros.
Pero también,
un deseo insaciable de tocar tu alma, tu esencia
y recorrer como un mapa,
toda tu piel.