—Y procura no ir a muchas fiestas. — la madre de Namjoon seguía y seguía acariciando los cabellos de su hijo y también parte de su rostro, me daba algo de gracia ver como él ya quería zafarse de su agarre, pero ella se lo impedía.

—Ya lo sé, mamá. Sí, haré caso. —y con sus últimas palabras fue que se separó de ella y continúo con nosotros, apartándose de su familia para despedirse.

—Lo siento. —dijo de repente. Yoongi y yo nos miramos un momento y asentimos, abrazándolo de inmediato e ignorando su perdón.

—No hay nada que perdonar. —le susurré.

—Todo está bien. —continúo mi novio.

Nos separamos y Yoonie no dudó en rodearme con uno de sus brazos para así acercarnos lo suficiente. Sonreí gustoso, porque amaba estar de esa manera con él.

— Si no fuera por ti, Jimin y yo nos estaríamos mintiendo hasta este momento y eso es algo que no deseo.

Asentí de inmediato ante sus palabras y le sonreí. Nam también sonrió y fue él, esta vez, quien nos abrazó y susurró un "Gracias".

—Prometo enviarles fotos de todo lo resaltante de Harvard. —tomó sus maletas en mano y despidiéndose nuevamente de sus padres, salió corriendo.

Yoongi y yo nos miramos de nuevo y fue en ese momento que nos dimos cuenta que lo que habíamos hecho estaba bien. Nam merecía de todas formas aquella beca.

[🎓]

Mordí mi labio nervioso, estaba temeroso de todo y de lo que posiblemente podía pasar, pero eso no era lo más incómodo. No, claro que no. Lo más incómodo era el haber planeado con Yoongi cómo, dónde y cuándo sería nuestra primera vez.

Es cierto que la primera vez que él trató de obtener algo de mi parte también lo planeó, sin embargo, en esta oportunidad todo era distinto: ambos lo habíamos hablado como pareja y con la promesa de que ambos saldríamos beneficiados.

Yoongi entró a la habitación con las palomitas y se notaba desde ya que estaba igual de nervioso que yo.

Habíamos quedado en ver primero una película, que luego todo iba a fluir, pero parecía que aquello no iba a suceder, ninguno de los dos se miró, yo no quería darle la cara. Al parecer, él tampoco. Pero todo llega a un límite, la película terminó y por ende, también nuestra distracción.

—Estuvo buena. —Yoongi rio y prosiguió a levantarse de la cama para tomar el control y sacar Netflix, sin embargo, no se lo permití. Tomé de su mano y tiré de esta hasta tenerlo cerca, lo suficiente como para besarlo. Él rio en medio del beso, pero como pudo comenzó a seguirme.

De simples besos pasamos a estar acostados completamente en la cama y con nuestras manos recorriendo tímidamente el cuerpo ajeno.

Yoongi fue tierno, me hacía disfrutar de sus besos, saboreaba mi piel y la mordía cada que podía.

Una vez que se colocó entre mis piernas, me pidió abrirlas un poco y a pesar de que lo hice, él me miró como pidiendo permiso para seguir, solo llevé una de mis manos hacia su rostro, dándole a entender que lo necesitaba, que lo quería.

Él se colocó el condón y volvió a besarme, comenzando a introducirse sin problema alguno gracias al lubricante que ofrecía la protección.

Todos dicen que la primera vez es mágica, pero no sentí nada mágico, solo dolor y más dolor. Era algo incómodo, te sentías muy extraño.

Mis piernas comenzaron a temblar y a pesar de los besos, no pude reprimir el grito que solté minutos después de sentirlo por completo.

Nos separamos para respirar, él acarició mi mejilla mientras me susurraba lo perfecto que era y lo bien que lo estaba haciendo.

Después de eso llegaron las embestidas, fueron lentas al principio, dolían, dolían como un demonio, pero poco a poco todo se fue apaciguando, las embestidas tomaron una pizca de placer y pronto me vi gimiendo tan alto como podía.

Mis piernas se enredaron  en su cintura y ahí lo pude sentir. Sentí el placer del cual todos hablaban.

Acabamos juntos, pues éramos nuevos en estos temas y por lo que había leído en las primeras veces siempre habría poca resistencia, sin embargo, eso se desarrollaría con el tiempo.

Fue una experiencia muy dolorosa y algo traumática que logró dejar secuelas o así lo veía yo, pues los siguientes días me sentía culpable de haberlo hecho. Sin embargo, para la segunda oportunidad pude sentir la magia — de la que tanto hablan — de hacerlo con tu pareja.

Por otro lado, continuamos siendo los mejores en el ámbito estudiantil. Esta vez ya no nos preocupamos por alguna beca o algún reconocimiento, solo procurábamos salir bien de la universidad y conseguir un trabajo para así comenzar con una vida lejos de nuestras familias.

[🎓]

Diez años después.

—Te dije que no debiste enseñarle ese tipo de cosas. Apenas tiene ocho años. — le reclamé a Yoongi.

Mi, ahora, esposo se encontraba manejando y por sus manos bien sujetas al volante podía deducir que estaba enojado. Pero, ¿Quién no lo estaría al recibir una llamada de suma importancia de parte de la dirección?

Ambos tuvimos que salir de nuestros trabajos lo más rápido posible y encaminarnos hacia la escuela de Rosé, nuestra hija de apenas ocho años, que a pesar de contar con esa edad, era toda un diablillo que siempre cuestionaba a su padre. Yoongi no dejaba de investigar y ver videos en YouTube para poder darle la contra a nuestra pequeña, pero ella tampoco se quedaba atrás y tenía cómo y con qué darle la contra.

—La última vez su profesor de Matemática la llevó a la dirección por cuestionar su enseñanza y no dudo en que esta vez haya sido su profesor de Literatura el que la ha llevado a la dirección.

—¡Oh, por Dios! Eso no ha pasado, Jimin. Nuestra hija es inteligente y si estos profesores ineptos no están aptos para educarla, pues simplemente la llevo a otra escuela y ahí se acaba el problema.

Miré a Yoongi casi retándolo, pero él no se inmutó, siempre era lo mismo.

Bajamos del auto una vez que llegamos y salí corriendo hasta entrar a la escuela, no sin antes darle la identificación al vigilante, una identificación que todos los padres estaban obligados a portar al tener a sus pequeños en esta escuela tan privilegiada, pero no tan "pedida" como la escuela Salesiana, una escuela secundaria católica ubicada en Gwangju y que era una de las 100 mejores escuelas de todo el país.

Al entrar a la dirección pude encontrarme con mi hija sentada en uno de los sillones, y a Namjoon y Seokjin al otro extremo junto a su pequeña Jennie.

Nam había regresado hace cinco años atrás junto a su novio, Jin, quién había ganado mucha fama por sus platillos y que en ese entonces había llegado con el objetivo de abrir su propio restaurante en Corea, su país natal, y dedicarle tiempo a su hija que en ese entonces también contaba con la misma edad que Rosé.

Y ahora ellos se encontraban al frente de nuestro hija. Jennie la miraba desafiante y mi hija no se dejaba intimidar.

El director nos dió la bienvenida y lo que no esperé nuevamente volvía a ocurrir.

—Es una beca completa a una de las mejores escuelas secundarias de todo Gwagnju, la escuela Salesiana. Solo tienen que tomar las pruebas de matemática y literatura.

Y tanto Namjoon como mi esposo se vieron directamente. Ellos ya no tenían rivalidades, pero siempre que nos reuníamos sacaban a flote el tema de qué hija era más inteligente, obligando a nuestras hijas a debatir sobre temas políticos y demás.

Tanto a Jin como a mí no nos agradaba la idea, pero...

—¡Mi hija ganará esa beca! —gritó Nam, ganándose de inmediato un golpe de parte de Jin.

—¡Mi hija dejará en el piso a la tuya! ¡Rosé estudiará más que Jennie!

Y miré a mi hija, se encontraba sin entender nada mientras miraba a su padre. Luego miré a Jennie, ella también miraba a su padre y parecía aún más confundido.

—No otra vez... — susurré para mí mismo.

Esto no podía estar pasando, nosotros habíamos logrado superar esa etapa y continuar con nuestra amistad, ahora... ahora el enfrentamiento no era entre Yoongi y Namjoon, sino entre nuestras hijas.

FIN

[🎓]

Gracias Dhayanavhope por dejarme adaptar la historia, le cambié algunas cositas pero no deja de ser una obra de arte.

Y a ustedes por haber leído, espero que les haya gustado!