04
—¿Hee, desde cuándo te volviste religiosa? ¿O qué rayos significa lo que tienes en tu cartera?
Me giro hacia Jie, dejando de lado las grandes tiendas llenas de objetos de lujos que podría comprar tan solo entrando y pasando una de mis tantas tarjetas. Hasta ahora no he comprado nada porque no logro despejar mi mente de pensamientos sobre aquel tipo que se llevó el cigarrillo que había estado en mis labios, pero en cualquier momento tendré un montón de bolsas colgando de mis brazos.
Ya han pasado dos días desde la última vez que lo vi, pero parece ser un recuerdo que mi mente no puede soltar por más que lo intente.
Me descuelgo la cartera y la examino con detenimiento para ver a lo que se refiere mi amiga. Al principio no veo nada, pero de repente mis ojos se detienen en un sticker, y no un sticker de cualquier cosa. Es un ángel con el cabello del mismo color del que me lo teñí, con mejillas coloradas y unas alas blancas a cada lado de su cuerpo.
Es horrible. Tan horrible que me perturba y lo despego de un tirón, sin importarme que por mi acción se pueda romper o algo similar. Y para mi mala suerte, en verdad se termina rompiendo, de esa forma quedo con su cuerpo entre mis dedos y su cabeza pegada a la tela del bolso, volviéndose todavía más perturbador.
—No sé cómo esto llegó hasta aquí —le comento mientras despego la cabeza, viendo que algo de pegamento queda manchando la preciosa tela—. Es de tan mal gusto... No puedo creer que no me haya dado cuenta antes.
—Bueno, no es como que a simple vista se note —me intenta tranquilizar—. ¿Será que alguien te quiso jugar una broma o tal vez expresar algo? Quiero decir, prácticamente eres como un ángel... Puede que haya sido un halago aunque salió un poco creepy.
¿Un halago? Sinceramente creo que es más probable que haya sido alguna ofensa. Para empezar, pegar esa cosa sin haberme preguntado me resulta de muy mal gusto, y de por sí la imagen es perturbadora con su carita tan inocente que me produce una sensación de disgusto e incomodidad que ni siquiera puedo poner en palabras. Arrugo el papel formando una pequeña pelotita, y la dejo caer al suelo.
Ni siquiera pienso llevar eso conmigo un segundo más.
—¡Ay, mira! —chillo viendo un precioso vestido en una de las tiendas. Tiene tan poca tela... Tal y como me gustan— Lo debo comprar enseguida. Está gritando que lo lleve a casa conmigo. Es perfecto para mí.
Jie se deja arrastrar hasta la tienda para que pueda ver mejor el vestido por el que he caído rendida. Adoro que me acompañe para poder hablar con alguien mientras hago compras, aunque sigue siendo un poco penoso que la empresa de su padre se esté hundiendo. Me dan ganas de ayudarla, pero papá no es de las personas que hace caridad, mucho menos cuando desde el principio no ha estado muy de acuerdo con nuestra amistad.
La última vez que nos vio juntas, puso una expresión de desprecio a tal punto de que prefiero salir con Jie sin que nadie más se entere. De por sí mis hermanos ya tienen sus propias vidas, así que poco les importa lo que hago. Con tal de que no haga algo que manche el apellido de la familia, todo está más que bien.
Mientras esperamos a que me traigan el vestido para probármelo, tomo otro y se lo muestro a mi amiga, a quien se iluminan los ojos.
—Ese también te va a quedar muy lindo, Hee —comenta con una sonrisa tierna.
—¿Qué dices? ¡Es para ti, tonta!
Su expresión amable cambia a una de desilusión.
—Sabes que no me puedo dar estos gustos. Mi papá prácticamente vigila que no gaste ni un peso sin su autorización. Si ve que gasté en un vestido... Tal vez me pueda quitar las tarjetas que todavía tengo, y eso como mínimo.
No tener dinero debe ser difícil. Lo que dice mi amiga es algo que ni siquiera puedo imaginar. Mi padre puede tener sus momentos desagradables cuando se enoja, pero nunca me ha quitado nada. Es más, incluso me da más de lo que pido. Si quiero algo, él me da diez veces algo mejor, es por su culpa que sea tan caprichosa.
—Pues te lo regalo. El otro día con suerte pudiste tomar un trago y luego me ayudaste en la estación de policía, es mi forma de agradecimiento —insisto en que lo tome, y lo termina haciendo—. Después de esto podemos ir a cenar. Hay un restaurante exclusivo que abrió hace poco, mi papá es amigo del dueño y me dijo que podía ir cuando quisiera. Podemos tener una mesa exclusiva solo para las dos.
—Muchas gracias por todo. En serio gracias —de repente veo sus ojos más brillantes. A pesar de ser una chica dura, también tiene su lado sensible—. Me gustaría mucho acompañarte... Pero debo ir a otro lado.
Su respuesta me llama la atención. Generalmente me acompañaría a cualquier parte sin decir nada. Mucho más si soy yo quien corre con los gastos y no le digo nada al respecto.
—¿Y qué tienes que hacer? —indago, intentando sonar lo menos curiosa posible, aunque en el fondo me gustaría saber qué es tan importante para no seguir junto a mí.
—Voy a encontrarme con un hombre —comenta sin mirarme a la cara.
¿Un hombre? Es la primera vez que me dice que se va a encontrar con alguien más, y que sea un hombre me hace sentir todavía más curiosa. Yo soy la que siempre está encontrándose con hombres, Jie más que nada me acompaña para asegurarse que esté bien y tomar un poco. Que se vaya a encontrar con alguien me hace sentir como una madre orgullosa.
Pensé que este día no llegaría nunca.
—Decidido. Además del precioso vestido, voy a conseguirte unos tacones y un bolso que vayan a juego —mis ojos escanean el lugar viendo posibles opciones—. Te vas a ver tan, pero tan guapa, que vas a hechizar a cualquier hombre que te vea.
Una sonrisa un poco tímida invade su rostro. Me pregunto cómo debe ser el hombre con el que se va a encontrar para que actúe así.
—Prometo cargar todas las bolsas hasta tu auto como agradecimiento.
Su respuesta me saca una risa que logra llamar la atención de otra de las vendedoras de la tienda.
—No seas boba. Eres mi amiga, no una empleada.
***
Después de dejar a Jie en su casa, sigo pensando en quién será el hombre que se va a juntar con ella. ¿Dónde lo conoció? ¿Hacia qué parte van a ir? Recuerdo a su vecino de sonrisa bonita que nos saludó, y quien una vez nos ayudó cuando estábamos muy borrachas y nos encontró sentadas en la calle esperando que se nos pasara un poco el efecto del alcohol para que nadie de su familia nos viera. El agradable tipo había cuidado de nosotras por unos cuantos minutos, los suficientes como para que pudiera recordar su rostro a pesar de las pocas veces que lo había visto. No es mi tipo, pero al menos tiene lo suyo.
Ojalá que el hombre con el que se va a encontrar Jie sea como él, las personas de ese estilo parecen pegar bien con ella y su personalidad.
Regreso por completo mi vista hacia el frente. He estado dando vueltas por la ciudad sin saber hacia dónde ir o qué hacer y es así como, de alguna forma, terminé llegando a las calles cercanas al lugar en donde al parecer Jungkook trabaja. No puedo creer que todavía no lo pueda sacar de mi cabeza, por más que busqué distraerme haciendo compras, todo fue en vano, pues a penas quedé sin compañía, mi mente se centró en recordar su rostro una y otra vez.
Me estaciono en un lugar libre y tomo mi teléfono para buscar su contacto. Sería muchísimo más fácil contactar a otro hombre que no dude en correr hasta mí para poder follar toda la tarde, pero la sola idea de estar con un hombre que no sea él, me desilusiona muchísimo. Lo único que quiero es estar en sus brazos, que su cuerpo tatuado me sostenga, que sus profundos ojos se pierdan en mi figura, tener en mi interior su...
Mi fantasía es interrumpida de golpe con un par de toquecitos en la ventana del copiloto. Me exalto un montón por ello, estaba a nada de llevar mis dedos al centro entre mis piernas, pero mi mano solo queda a medio camino sobre mi muslo derecho. Mi pecho se infla al ver al dueño de esos toquecitos en el cristal.
Jungkook está ahí, viéndome con esos ojos profundos que habían estado en mi mente. Bajo el cristal para verlo mejor y también para ver qué es lo que quiere, pero ni siquiera alcanzo a decir algo cuando su voz inunda el ambiente del auto.
—¿Qué haces aquí, Jihee?
El auto no es muy alto, por lo que está ligeramente encorvado para que lo vea.
—Estaba dando una vuelta por la ciudad y de repente terminé aquí.
Aunque intento verlo a la cara con tranquilidad y sin mostrarme nerviosa, me cuesta hacerlo. No puedo creer que haya estado a nada de verme tocarme, pues si bien los cristales tienen algo de tinte encima, es lo mínimo, por lo que a la distancia que está se puede ver a través sin mucho problema. Es más, ¿desde cuándo estaba ahí? ¿Se habría dado cuenta de mis intenciones?
—Qué raro —comenta con una sonrisa. Una sonrisa tan atractiva que siento que me va a temblar todo—. No creo que pertenezcas por estos lados... No te quiero ofender, pero es cosa de ver los asientos traseros. ¿Fuiste de compras? Todo lo que tienes ahí de seguro alcanza para ayudar a tres familias del sector. Se nota que eres de dinero, y aquí eso es lo que más hace falta.
—Bueno, viendo tu sinceridad... Supongo que yo también puedo ser sincera —sus palabras me han molestado un poco. Sobre todo porque lo dice con una tranquilidad que me parece impropia del contenido—. Estaba pensando en ti, Jungkook. Es por eso que llegué hasta aquí...
Hay un repentino silencio que me hace sentir ansiosa. Jungkook solo me observa sin decir nada al respecto y eso me lleva a pensar en si he hecho mal en decirle lo que pensaba. ¿Por qué habiendo tantos hombres sigo yendo tras él? Perfectamente podría estar con un hombre que me complazca y no me tenga como una tonta buscándolo, pero mi mente optó por ir tras el desafío que está guardando silencio.
—¿Qué quieres de mí, Jihee? —su voz es más baja y su cuerpo se inclina hacia el interior del auto, como buscando mayor privacidad— No tengo mucho que ofrecerte, y claramente con suerte te podría dar un cigarrillo. Eso nos lleva a... ¿Quieres que me acueste contigo? ¿Es por eso que has venido hasta aquí?
Su franqueza me shockea. Es exactamente lo que quiero, eso no lo puedo negar, pero que sea tan directo me hace sentir cohibida, como si su simple presencia fuera suficiente para intimidarme y hacerme sentir muy pequeña. El ambiente del auto se siente espeso, que esté cerca me pone nerviosa y, sin embargo, no puedo evitar sentirme emocionada por escuchar de sus propios labios palabras que tanto anhelo.
—Si te dijera que sí, ¿qué harías al respecto?
Nuevamente en su rostro aparece una sonrisa que podría derretir a medio mundo. Y lo logra conmigo, no hay forma de no caer.
—Jihee, parece que para ti tengo pinta de que me acuesto con cualquier mujer que se me cruza, pero estás muy equivocada —sus ojos me escanean. Cada vez me siento más insignificante—. Por como me miras, sé que no me costaría mucho convencerte de sacar todas esas bolsas de los asientos traseros para follar, tal y como lo hiciste con ese tipo la noche que te conocí. Pero yo no soy así.
—¿Cómo eres entonces? —me atrevo a preguntar.
Siento que mi propia mano quema mi muslo ante el tacto, pero no la aparto. Estoy muy concentrada en las palabras de Jungkook y en lo que me provoca. Se nota por la ropa que lleva que somos de mundos muy diferentes, incluso en sus ojos ligeramente cansados puedo ver que nuestras vidas no tienen nada que ver entre sí. Sin embargo, deseo que siga hablando por mucho que esté rechazando mi propuesta, tan solo oír su voz aligera un poco ese deseo que recorre mi ser.
—Soy sencillo, demasiado sencillo —comienza a describirse—. Por mucho que mi aspecto te pueda hacer pensar lo contrario... No soy de acostarme con una chica que solo he visto dos veces, independiente de lo atractiva que sea —su tono es serio más allá de su atractiva sonrisa—. Definitivamente no soy esa clase de hombre.
Salgo de mi pequeño trance y estiro mi mano en dirección a su rostro. Su piel es sorprendentemente más suave de lo que habría esperado, aunque se sobresalta por mi acción, por lo que su espalda choca con el marco superior de la ventana.
—¿No puedes hacer una excepción? Aunque seas sencillo, no creo que te puedas negar a lo que te puedo ofrecer.
Me inclino hacia él, aunque esta vez no hace el amago de alejarse. Se queda quieto, tal vez viendo hasta dónde soy capaz de avanzar, o tal vez solo indiferente por completo a mi persona.
—Lo siento, pero no quiero nada de ti, ángel. Por lo menos... Nada de lo que me estás ofreciendo. Y discúlpame, pero me dolió la espalda.
Toma mi mano por la muñeca, alejándola de él para dejarla en el asiento del copiloto. Su piel es fría, nunca ningún hombre me había tocado siendo un cubo de hielo. Lo observo sin poder creer del todo que realmente me está rechazando sin remordimiento alguno. La poca dignidad que me quedaba se termina por extinguir cuando se comienza a incorporar para sacar la mitad del cuerpo del auto. ¿Realmente he sido rechazada? ¿Qué razones tiene para no querer estar conmigo?
—Conocer a alguien como yo es difícil —suelto el comentario, pues a pesar de que ya no está tan cerca, sigue a un lado del auto—. No cualquiera vendría por estos lados...
—Lo sé, eres muy valiente —de repente se agacha, probablemente buscando algo del suelo. Cuando se levanta, puedo ver entre sus dedos un sticker... El mismo que tenía pegado en mi cartera—. ¿Será que los ángeles caen del cielo? ¿Qué hace esto aquí?
—Es horrible.
—Y yo que iba a decir que se parece a ti...
Subo la ventana de una vez. No sé quién se cree para tratarme así, pero lo peor es que no puedo dejar de pensar en que todavía quiero follar con él... Incluso más de lo que quería hace tan solo minutos atrás. Es como si su negativa solo acrecentara las ganas de tenerlo entre mis piernas. Enciendo el auto para partir, pero un par de golpecitos me obligan a no hacerlo. Bajo el vidrio, solo por si acaso.
—Si nos conociéramos mejor, podría volver a pensarlo —y tras decir eso, se marcha sin más.
21/06/24
Estos dos me caen tan bien jsjsjs
A continuación una secuencia de imágenes de Jihee para Jk:
Y si sería también 🤪
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