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CAPÍTULO 4

CAPÍTULO 4

Los músculos de los muslos ya comienzan a dolerme por mantenerlos juntos y tensos tanto tiempo. Jungkook se había perdido dentro de la puerta del club Stardust y había vuelto a la brevedad con una media sonrisa, casi sorprendido de que yo todavía me encontrara ahí.

—¿Adónde iremos? —Le pregunté apenas había encendido el motor de su auto.

—A mi lugar favorito.

Su intención de conocerme no deja de darme vueltas en la cabeza y por un segundo me cuestiono cuál será aquel lugar al que me lleva y si tiene algo que ver con conocernos más a fondo. Miro por la ventana, notando que cada vez nos alejamos más del barrio en el que trabajo y que nos acercamos más a la periferia de Seúl, hacia donde se encuentran los barrios más humildes de la ciudad.

—¿Por qué tan tensa, ángel? —Me pregunta con cierto tono de burla—. ¿Tienes miedo de lo que pueda hacerte?

—No.

Suelta una carcajada y niega con la cabeza, todo sin despegar sus ojos del camino.

—No soy tan malo como crees, sólo te estoy llevando al lugar donde paso la mayor cantidad de tiempo —se forma un momento de silencio y rápidamente lo rompe, preguntándome: —. ¿Te gustaría escuchar música?

Enciende la radio ante mi respuesta afirmativa y sintoniza una emisora de música de los noventa. La canción que suena finaliza y otra comienza a sonar. La pegajosa melodía de You Get What You Give de hace presente, es una canción que he escuchado muchas veces, que siempre me había transmitido su optimismo, pero esta vez algo es diferente. Me estremezco cuando comienza el coro, como si aquellos versos me evocaran algún tipo de recuerdo que se encuentra borroso dentro de mi cabeza.

—Hanni, ¿estás bien?

La voz de Jungkook se escucha lejana, a pesar de que se encuentra justo a mi lado. Giro el rostro hacia la ventana para que no pueda ver que necesito cerrar los ojos, pues el mundo ha comenzado a dar vueltas y yo soy el eje de rotación, provocando que lo que tengo en el estómago quiera devolverse por mi boca, sensación que se incrementa mientras el animado ritmo de la canción sigue avanzando, pareciendo entrar en un bucle que no se detendrá jamás.

—¡¿Hanni?! —La voz de Jungkook me trae de vuelta a la realidad de manera brusca.

Ha apagado la radio y me mira preocupado. Estamos detenidos a un costado de la calle, lo que le da la oportunidad de ponerme toda su atención. Se inclina hacia mí y me pone las manos sobre las mejillas para limpiarme con los pulgares las lágrimas que recién me doy cuenta de que caen de mis ojos. Me quedo sin aliento al sentir el calor de su cercanía, pero él parece no darle importancia y me toca la frente con la palma de la mano para verificar que no tenga fiebre.

—Estoy bien —susurro luego de tragar saliva con nerviosismo.

Me suelta con cuidado, dejándome con una extraña sensación de necesidad de su tacto, y vuelve a ponerse en marcha. Me hubiese gustado que nuestro contacto no se rompiera, pero ya es demasiado tarde para replicar. Hace virar el auto y nos metemos en lo que parece un terreno baldío donde se encuentran cientos de personas con cientos de autos igual o mejores que el Dodge en el que me encuentro montada.

Siento que he visto algún panorama parecido en las películas y me toma un segundo darme cuenta de que se trata de un lugar en el que se organizan carreras ilegales.

Ya no sé qué sentir al respecto, en parte estoy aliviada de no tener que forzarme a estar a solas en una habitación con Jungkook, pero, por otra parte, siento que no debería estar en este lugar, pues me puede traer problemas serios.

—¿Este es tu lugar favorito? —Le pregunto cuando ya se ha estacionado.

Él se muerde el labio en medio de una sonrisa.

—¿Has sentido alguna vez la adrenalina pura, ángel?

—No, y por favor deja de llamarme de esa forma.

—Entonces creo que te faltan un montón de cosas por vivir..., ángel —responde, enfatizando la última palabra, haciéndome burla.

Se baja del auto, dejándome con el insulto en la boca. Abro también la puerta para bajar, pero me sorprendo cuando me lo encuentro frente a mí, ofreciéndome la mano para ayudarme a bajar, como si nos encontráramos en algún cuento de hadas y yo fuera una princesa. Acepto su mano y bajo, mas no me suelta y me guía entre los cientos de lujosos autos por un camino que parece saberse de memoria.

Nos detenemos frente a un Chevrolet Camaro, en cuyo capó descansa un hombre que cuenta billetes mientras sostiene un cigarrillo entre sus labios, a su lado hay una chica de cabello corto y ropas que enseñan más de lo que la gente acostumbra: minifalda y una camiseta que apenas le cubre los pechos.

—¡Eh, Kang! —Saluda Jungkook cuando estamos lo suficientemente cerca.

El recién nombrado levanta la vista, pero no dice nada. En cambio, el rostro de la chica se ilumina al verlo, dibujando una radiante sonrisa blanca. Sonrisa que se borra en cuanto me ve. Sus ojos me recorren de arriba hacia abajo a la par que levanta discretamente una ceja y no puedo evitar sentirme insignificante vistiendo los jeans celestes holgados y un suéter de color rosa.

Ella es malditamente caliente y no teme en mostrarlo, mientras yo me escondo entre mi propia ropa.

Los ojos adornados con pestañas postizas vuelven a fijarse sobre Jungkook y con cierto tinte de coquetería dice:

—Hola, Jungkook.

—Hola, Jia —le responde sin mirarla mientras saca de su bolsillo un fajo de billetes.

Puedo ver el disgusto en el rostro de la chica. Es obvio que gusta de Jungkook y él apenas le ha puesto atención, pues los negocios parecen ir primero porque cuenta con paciencia cada won para entregárselo al tal Kang, quien vuelve a corroborar el monto que le ha dicho y luego le pasa el dinero a Jia.

La chica no me ha apartado los ojos de encima, casi siento que me quiere enterrar en el cuello sus hermosas uñas esculpidas de color rosa. Aunque no sé qué tengo yo que ver en todo el asunto, Jungkook ni siquiera me ha presentado y yo podría ser simplemente una amiga...

—¿Quién es tu chica, Jeon? —Pregunta Kang cuando el asunto del dinero se ve resuelto.

Entonces Jungkook se gira a verme con una media sonrisa en los labios, provocando que mis piernas quieran temblar. Trago saliva cuando posa su mano sobre mi cintura para acercarme un poco a su cuerpo y torpemente esbozo una sonrisa al hombre frente a mí.

—Esta es Kim Hanni y desearía que fuera mi chica, pero no lo es.

¿Qué está diciendo?

Lo miro con los ojos abiertos, pero lo único que recibo como respuesta es su melodiosa risa. Es una broma, lo sé, pero de muy mal gusto teniendo en cuenta que a la chica frente a mí le gusta Jungkook. Kang también carcajea y niega con la cabeza, recordándome a cómo hacen los mayores cuando se ríen de las ocurrencias de los más jóvenes, a pesar de que no debe ser mucho mayor que Jeon.

—Bien —dice Kang cuando ya ha terminado de reír—, te traeré lo de esta semana.

Me fuerzo a apartarme del cuerpo de Jungkook, aunque inmediatamente echo de menos su calor corporal. ¿Qué me pasa? Jamás me ha gustado que me toquen demasiado, y menos sin pedir permiso. Kang vuelve y le entrega a Jungkook una bolsa que contiene diferentes tipos de drogas.

Así que él es quien le provee.

El ronroneo de un motor se hace presente, llamando la atención de todos los que nos encontramos en el recinto. Entre la multitud que se amontona puedo distinguir un Lamborghini de color verde, aunque no puedo ver quién es el que lo conduce.

—Otra vez Jung —murmura Kang—. Creo que no te librarás esta vez, Jeon.

Del auto baja un muchacho, no es necesario que lo mire en detalle para saber que es totalmente diferente a mí, a Jia, a Jungkook, a Kang y a la mayoría de los presentes. La manera en la que avanza hacia nosotros, con cierto tipo de seguridad, es algo que solamente el dinero y la adquisición de cosas materiales podría haberle otorgado. Es malditamente rico, de los más privilegiados que alguna vez he visto, y, por alguna razón, su rostro se me hace conocido, aunque ciertamente recordaría haber visto a alguien como él, pues jamás pasaría desapercibido.

—Jeon Jungkook —le saluda el chico, con una media sonrisa en el rostro.

—Jung Hoseok —responde Jungkook—, ¿has venido otra vez a humillarte?

Jung abre mucho los ojos, en una expresión fingida de sorpresa.

—¿Humillarme? ¡Sólo quiero pasar un buen rato!

Ambos se ríen, aunque la tensión se siente en el aire. Retrocedo un par de pasos, teniendo la intención no estar en primera fila si es que algún tipo de agresión llegase a ocurrir, pero me topo con el cuerpo de Jia, que me da un empujón firme y me obliga a mantenerme en mi lugar. Es como si me dijera "atente a las consecuencias de andar con él".

—Has cambiado tu auto —Jungkook chasquea la lengua a mitad de la frase—, eso dice mucho de cómo te sentiste respecto a la carrera anterior.

—He cambiado el auto porque puedo, Jeon, y porque quiero. Porque me apetece y porque a nadie le interesa en lo que me gaste mi dinero.

—El dinero de tu padre, querrás decir.

Jung Hoseok sonríe nuevamente, aunque puede notarse que eso le ha molestado. Termina por humedecerse los labios mientras posa brevemente sus ojos sobre mí.

—¿Qué te parece una nueva carrera? —Pregunta.

Jungkook emite un ruido desde su garganta, como si se estuviera pensando aquella proposición.

—No lo creo, estoy un poco ocupado hoy —le responde, nuevamente posando su mano sobre mi cintura.

Mi cuerpo se tensa, pero no soy capaz de reaccionar y alejarme. Jung Hoseok me escudriña con la mirada por un instante y su sonrisa se ensancha.

—¡Vamos, Jeon! No querrás decepcionar a tu chica siendo un cobarde.

Jungkook suelta una pequeña carcajada y su mano se desplaza desde mi cintura hacia mi espalda, subiendo lenta y cuidadosamente por mi columna. Siento cómo el calor de su tacto me quema, calor que se ve interrumpido por su respuesta afirmativa.

La gente que nos rodea se dispersa cuando ambos van hacia sus autos. Me quedo sola, abrazándome a mí misma, y no soy capaz de moverme, por lo que no agarro un buen puesto cuando ambos autos se ponen en la línea de partida que alguien acaba de dibujar con aerosol.

—Llamaste la atención de Jung —dice Jia, poniéndose a mi lado y mirándome de reojo—, ¿por qué no te vas con él y dejas a Jungkook libre? Él no es de atarse a nadie..., deberías saberlo.

No le respondo nada, pero me entristece de cierta forma que Jia ni siquiera haya querido cruza una palabra conmigo para decidir que no le caigo mal. No creo que un hombre valga tanto la pena como para eso y más teniendo en cuenta lo de que acaba de decir sobre Jungkook.

¿Habrá estado con ella en el pasado?

La verdad no me interesa, pero ella se muestra bastante involucrada.

Me deja sola para ponerse entre ambos autos. Sonríe coqueta hacia el auto de Jungkook y mueve sus labios, deseándole buena suerte en voz baja. Entonces levanta sus manos por encima de su cabeza, provocando que el sonido de los motores listos para partir se incremente, y después de un par de segundos las deja caer hacia adelante, marcando el inicio de la carrera.

Desde mi posición no veo nada, pero siento cómo mi corazón se estrangula cuando ambos parten a toda velocidad. Me agarro las manos con fuerza, recordándome a mí misma que son apenas diez segundos que dura una carrera de este estilo. Diez segundos en los que no puedo dejar de pensar en el bienestar de Jungkook. Diez segundos que se me hacen eternos, pero que finalmente terminan con un Jeon Jungkook bajando sonriente de su Dodge, siendo rodeado por todos y recibiendo vítores de los espectadores.

Jia se cuelga de su cuello para abrazarle, él la deja y devuelve el abrazo, pero pronto la suelta y esquiva a la multitud que le rodea para dirigirse hacia mí. Su sonrisa de medio lado me deja sin aliento un instante y me deja pensando en que la victoria le sienta de maravilla.

—¿Me has visto, ángel? —Pregunta y se le ve contento—. ¡Gané!

Asiento con la cabeza, sin saber cómo reaccionar. Simplemente estoy hipnotizada mirando cómo su cabello oscuro se mueve con la brisa y cómo atrapa su labio inferior hacia sus dientes.

—Eso... ha sido genial.

—Eres difícil de impresionar —dice mientras su sonrisa se ensancha—. ¿No crees que me merezco un premio?

¿Un premio? Frunzo el ceño, sin entender.

—¿El dinero de las apuestas? —Le pregunto, refiriéndome a la gente que apostó acerca del ganador de la carrera.

Niega con la cabeza y termina de acortar la distancia entre nosotros. Ahora estamos a menos medio metro y casi puedo sentir el calor que emana su cuerpo, calor que, por alguna razón, he estado extrañando demasiado.

—Tenía en mente un premio más interesante.

—¿Algo como qué? —Interrogo, levantando la ceja.

—El beso de un ángel quizás —insinúa, señalando su mejilla.

Y lo que me pide resulta ser algo bastante inocente, contrario a lo que se me había pasado por la cabeza. Por mi pecho se extiende una desconocida llama que me hace sentir cálida por un instante.

—Tienes razón, creo que debes hacer algo mejor para impresionarme.

Omg Jungkook Toretto???

Recuerden apoyar las demás historia de esta colaboración para así entender la historia completa 🩷 dorasilove liveforjk NewHopeland

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