CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 12
—El número que ha marcado no se encuentra disponible.
Trago saliva, intentando humedecer un poco mi garganta que tan seca se encuentra. Creo que estoy deshidratada por haber llorado tanto y por no haber tomado siquiera un trago de agua desde ayer. Pero no tengo la fuerza de voluntad suficiente como para levantarme y abrir el grifo del lavamanos para beber, así que estoy dispuesta a permanecer así hasta que la vida se me escape.
—El número que ha marcado no se encuentra disponible.
Quizás he llamado al número de Jungkook unas cincuenta veces desde que llegué a casa anoche. Por supuesto, no fui capaz de cerrar los ojos ni siquiera un minuto gracias a mi cabeza que no paraba de inundarme en preguntas acerca de mi padre y Jungkook y ahogándome en la desesperación al no tener aquellas respuestas que tan urgentemente necesito.
—El número que ha marcado no se encuentra disponible.
¿Dónde está? ¿Qué le sucedió?
—El número que ha marcado no se encuentra disponible.
Me limpio los mocos con el dorso de la mano, sin ya importarme nada. El rollo de papel higiénico que me he traído a la habitación se acabó a las pocas horas de haber llegado y tampoco fui capaz de levantarme para buscar uno nuevo.
¿Qué importa realmente ahora?
—El número que ha marcado no se encuentra disponible.
El sonido del timbre me hace sobresaltar, sonando de manera estrepitosa e interrumpiendo el silencio sepulcral que reina en mi casa, únicamente perturbado por el sonido de la grabación que me responde cada vez que pretendo llamar a Jungkook. Me pongo de pie con rapidez, sin importarme si eso provoca que pierda el equilibro en el pasillo y mi cabeza dé vueltas hasta estar a punto de desmayarme. Camino rápidamente hacia la puerta, teniendo la esperanza de que, cuando la abra, me encontraré con un gran ramo de flores y una hermosa sonrisa de dientes sobresalientes.
Pero sólo me encuentro con la expresión preocupada de Bora.
—Mierda, Hanni... —murmura al verme.
Cuando entra me deja sentada sobre el sofá y busca hielo en mi congelador, que envuelve en una toalla para pasarlo con cuidado por mi cara. Yo dejo que cuide de mí, que se preocupe por mi rostro hinchado, que me dé agua y unas galletas que encuentra en la despensa de mi cocina. Se queda a mi lado hasta que mi cara mejora un poco y tengo mejor pinta en general.
—¿Dónde está tu novio? —Se atreve a preguntar después de mucho rato.
Me encojo de hombros, sin mirarla a los ojos. Ojalá lo supiera, pero parece haber desaparecido de la faz de la Tierra, al igual que mi padre. Mis ojos se llenan de lágrimas, pero ninguna termina por caer de ellos, sino que se quedan allí, volviendo borrosa mi vista y causándome dolor de cabeza.
Por un instante Bora no dice nada, pues probablemente sea el momento más incómodo en el que hemos estado juntas. Y lo entiendo. Debe creer que Jungkook hizo exactamente lo que ella pensó que haría: utilizarme y abandonarme. Pero está muy equivocada.
¿O no?
La verdad es que no tengo certeza de nada y no entiendo por qué Jungkook de pronto se marcharía sin decirme nada. No es su estilo.
—Hoy iremos con la policía para reportar a tu padre como desaparecido —me dice después de un rato—. Luego seguiremos buscándolo en los hospitales, pero, Hanni, esto no tiene buena pinta.
Yo también lo sé, han pasado muchas horas desde que desapareció y no hay absolutamente ninguna noticia por su parte. Aquello no puede significar nada bueno, aunque intento mantenerme optimista, dentro de lo que se me hace posible.
Termino por llamar a Hoseok, a pesar de que muero de vergüenza, para pedirle la ayuda que me ha ofrecido anoche y luego me meto en el baño después de que Bora preparara la ducha para mí. No tengo ánimo de hacer nada de lo que debo hacer hoy, pero al menos quise tener la iniciativa de tomar una ducha por mí misma, porque sé que Bora es capaz de meterse conmigo al baño y jabonarme el cuerpo si hace falta.
El tiempo comienza a distorsionarse de manera extraña para mí. Las tareas que son cortas y que generalmente no me toman más de un par de minutos, como ducharme o vestirme, se me hacen eternas. Y lo que tardaría bastante más, como el viaje en el auto de Hoseok hacia la estación de policía, parece durar menos de medio segundo. A ratos me siento desorientada, sin tener completamente claro qué es lo que debo responder a cada una de las preguntas que me hace la policía que está sentada al otro lado del escritorio, pero, por suerte, tengo a Bora junto a mí, que responde todo lo que sabe y lo que no, me lo pregunta y espera pacientemente mi respuesta.
—El registro quedó listo, señorita Kim —me dice la oficial con voz cansada, probablemente por la cantidad de tiempo que le tomó hacer algo tan simple como reportar como desaparecido a alguien—. Un oficial tomará pronto el caso, estaremos en contacto con usted.
—Gracias —responde Bora en mi nombre.
La chica nos regala una sonrisa forzada que no llega a mostrar sus dientes y mi amiga comienza a ponerse de pie, tomando su bolso y el mío en el camino. Mi corazón se aprieta de pronto, trayéndome de vuelta a la realidad de manera brusca e indicándome que me estoy olvidando de algo.
—¡Espera! —Le digo a Bora y luego me giro hacia la policía—. Quiero reportar a otro desaparecido.
Eleva su ceja, como si estuviera preguntándose "¿otro más?", pero termina asintiendo con la cabeza y volviendo a abrir el formulario en su computadora con el fastidio apoderándose de la expresión de su rostro. Bora vuelve a tomar asiento lentamente e intenta buscar mi mirada, sin entender a quién más me podría referir, pero yo no quito mi vista de la aburrida oficial que teclea un par de cosas y luego me mira:
—¿Nombre completo?
Está repitiendo exactamente las mismas preguntas que ya me ha hecho con mi padre, solo que esta vez me encuentro un poco más consciente de lo que me rodea. Me abrazo a mí misma y encorvo mi espalda, sabiendo que Bora pensará que esto es estúpido.
Pero necesito hacerlo.
—Jeon Jungkook —respondo.
Mi amiga suelta un suspiro, aguantándose las ganas de tomarme por los hombros y sacudirme para decirme que soy una ilusa, que debo aceptar que me han dejado. Pero no lo hará. Y eso tampoco es lo que está sucediendo, quiero tener creer que algo le ha ocurrido a Jungkook y por eso ha desaparecido de un momento a otro.
—¿Cuál es la edad y la fecha de nacimiento?
Me remojo los labios. Estoy buscando esa información dentro de mi mente, pero termino dándome cuenta de una cosa:
—Yo... —murmuro y bajo la vista—. No lo sé.
La policía tecla en su computadora mientras frunce el ceño, pero no dice nada respecto a eso.
—Necesito una descripción física de Jeon Jungkook, la más certera posible.
—Cabello negro hasta arriba de los hombros, siempre lo trae recogido en una media coleta —suelto un suspiro tembloroso al tener que evocar su imagen de manera tan vívida en mi cabeza—. Tez de piel clara. Ojos cafés oscuro...
Me quedo en silencio de repente, sin saber qué más decir. Con cada palabra que pronuncio escucho el teclado de la policía siendo presionado, registrando todo lo que digo y volviéndose un sonido persistente y molesto que terminará por empujarme a la desesperación.
—¿Podrías decirme la ropa que llevaba puesta o algún accesorio u objeto que llevase?
Trago saliva, rebobinando mis recuerdos hasta la mañana anterior en la que desayunamos juntos y luego se marchó. Sin embargo, todo se me hace borroso y no podría afirmar con certeza qué era lo que vestía Jungkook. ¿Era quizás su chaqueta de cuero o la de mezclilla?
—No lo recuerdo —niego con la cabeza.
La oficial levanta la vista hacia mí, completamente irritada. La estoy haciendo perder la paciencia.
—¿Cuándo fue la última vez que lo vieron?
—Ayer en la mañana, alrededor de las diez. Dijo que saldría a atender unos asuntos y no lo he vuelto a ver, no contesta su teléfono...
—¿Estás segura de que está desaparecido? —Me interrumpe—. ¿Te has fijado que no esté en casa y simplemente te esté ignorando?
Me encojo en el asiento, sintiéndome como una cría que acaba de ser regañada. ¿Acaso está insinuando que Jungkook me está evitando porque se ha aburrido de mí? Un nudo se forma en mi garganta de tan sólo imaginarlo y me veo obligada a bajar la vista para ocultar las lágrimas que comienzan a nacer en mis ojos.
Bora se pone rápidamente de pie, tomando mi muñeca para que me levante con ella.
—¡Debería darle vergüenza! —Le dice a la oficial, negando con la cabeza—. ¿Ingresará o no a Jeon Jungkook al registro?
—Será muy difícil encontrarlo con una descripción tan vaga y tan pocos datos personales. Probablemente haya cientos de chicos llamados Jeon Jungkook en Seúl y en el resto de Corea del Sur...
Bora le da una última mirada reprochadora y nuevamente niega con la cabeza. Nos marchamos de la oficina lo más rápido posible, conmigo siendo arrastrada a la fuerza por mi amiga, que no deja de murmurar insultos hacia la policía que nos ha atendido.
—¿Cómo les fue? —Nos pregunta Hoseok cuando volvemos al auto.
—Bien y mal —responde Bora—. La desaparición del padre de Hanni ya está registrada, pero... —Deja la frase a medio terminar, aunque suelta un suspiro de exasperación ante la mirada interrogativa de Hoseok—. ¿Has visto a Jeon Jungkook entre ayer y hoy?
La expresión del chico se arruga en una mezcla de confusión y curiosidad y niega con la cabeza.
—No. ¿Está desaparecido también?
Bora se pasa las manos por la cara y asiente. Por mi parte, me siento completamente ajena a la conversación, pues aparentemente han decidido hablar como si yo no me encontrara presente, tal y como si fuera una niña pequeña, así que simplemente me acurruco en el asiento trasero y me dedico a mirar por la ventana.
—Mierda... —Murmura Hoseok mientras enciende nuevamente el motor del auto.
Antes de comenzar nuestro camino hacia el siguiente hospital, Bora de gira hacia mí:
—Si quieres podemos ir a ver si Jungkook está en su casa, quizás le ocurrió algo y necesita ayuda...
Se forma el silencio dentro del auto, con ambos chicos mirándome expectantes a mi respuesta. Quiero esconderme dentro del suéter holgado de que llevo puesto y desaparecer, o bajarme del auto y salir corriendo. En cambio, lo único que hago es soltar un alarido acompañado de más lágrimas.
No tengo idea de dónde vive Jungkook, esa es la realidad.
—Debería irme a casa, hoy debo trabajar —dice Bora a la hora de almuerzo.
La miro desde la parte de atrás del auto, sé que hemos estado dando vueltas desde anoche y que debe descansar para afrontar una nueva jornada laboral, pero no quiero que se marche. No sé qué podría llegar a hacer si estoy sola en este momento. Sin embargo, no soy capaz de emitir ningún sonido, así que Hoseok conduce hasta dejarla frente a su casa y ella se despide de mí, pidiéndome que la llame si es que algo ocurre y prometiéndome que volverá a buscarme mañana en la mañana.
No la puedo culpar, quizás yo también me cansaría de buscar a alguien que no quiere aparecer o que probablemente esté muerto.
—No te preocupes —dice Hoseok a modo de despedida—, yo me hago cargo.
Cuando Bora se va, él me mira por el espejo retrovisor con una pequeña sonrisa en los labios.
—¿Te gustaría comer algo? —Me pregunta.
Asiento con la cabeza, aunque no tengo hambre sé que él sí debe tenerla. Hoseok me sonríe y nos ponemos en marcha hacia un restaurante de comida rápida cercano. Elijo el mismo menú que él cuando, después de decirle que no tengo hambre, me ruega que coma algo, y luego, al ver que todas las mesas se encuentran ocupadas, nos volvemos a sentar dentro de su auto. Esta vez elijo el asiento del copiloto, así que quedamos uno al lado del otro mientras comemos en un silencio que antes me habría resultado incómodo, pero que ahora me da igual y que, de cierta manera, agradezco.
Sin embargo, parece ser que la curiosidad está comiéndoselo vivo porque no para de mirarme, notoriamente teniendo la intención de hablar.
—¿Hanni? —Pregunta finalmente.
Yo, que hasta ese momento estaba haciéndome la que no me daba cuenta, me giro hacia él en silencio. Mi corazón se estruja al no saber qué es lo que me preguntará, si será relacionado a mi padre, a Jungkook o a mí, pues no estoy preparada para responder ninguna de esas preguntas.
Hoseok sonríe avergonzado y baja la vista hacia su hamburguesa a medio comer, como si ahora comenzara a dudar de si continuar o no.
—Siento mucho todo lo que está pasando —continúa— y realmente no tengo la intención de entrometerme en cosas que no son asunto mío, pero estoy un poco preocupado... ¿Qué le pasó a tu padre? ¿Por qué está desaparecido?
Trago sin ganas el bocado que estaba masticando, también con la vista baja. No es algo de lo que quiera seguir hablando en este momento, pero Hoseok ha sido muy amable conmigo en estos momentos, ni siquiera dudando en ayudarme y llevándome por toda la ciudad de hospital en hospital. Creo que lo mínimo que se merece es una explicación.
—Desde que tengo memoria mi padre es alcohólico —dejo la hamburguesa dentro de su envase, sin tener la intención de volver a comer y sé que él observa minuciosamente aquel movimiento—, creo que esa es la razón por la que mi madre nos abandonó. No la culpo, quizás yo también buscaría una vida mejor... Y resulta que finalmente había decidido dar el paso e internarse en un centro de rehabilitación, pero la otra tarde simplemente desapareció. Creo que se marchó... O eso espero.
Mi vista, que había estado fija en el parabrisas del auto, viaja hacia los ojos confundidos de Hoseok. Toda su expresión me muestra lo confundido que está. Y lo entiendo completamente, porque yo también estoy confundida. No entiendo el por qué de su actuar, si aparentemente todo estaba yendo de maravilla.
O quizás hubo algo que lo hizo dejar todo atrás.
—No lo entiendo... —Balbucea, negando con la cabeza.
—No hay mucho que entender, es lo que sucedió —me encojo de hombros.
—Pero... ¿Qué ocurrió ese día? ¿Hubo algo diferente? ¿Hablaste con él?
Apoyo la cabeza en la ventana, sintiéndome muy cansada de repente, como si el efecto de no haber dormido en toda la noche me cayera de golpe ahora que le di un par de bocados a una hamburguesa.
—Sí, ese día llevé a Jungkook para que se conocieran.
—¿Y qué pasó?
—Nada, no lograron verse —me encojo de hombros una vez más—. Cuando fui por Jungkook mi padre ya se había ido. Creí que se había devuelto a su habitación, pero luego me enteré de que había desaparecido.
Hoseok frunce el ceño y corre la vista hacia adelante, intentando procesar todo lo que acaba de escuchar, pero sé que nada tiene mucho sentido. Mi padre de pronto había comenzado a actuar de manera extraña y cuando volví ya se había ido.
—¿Y Jungkook?
—No lo sé, no lo veo desde ayer en la mañana. Parece haber desaparecido junto a mi padre... —Murmuro y finalmente cierro los ojos, dejando que lentamente el cansancio se apodere de mí—. Creo que otra vez estoy sola.
—Hanni —me llama Hoseok con firmeza, haciéndome abrir otra vez los ojos para mirarlo—, no estás sola. Tienes a Bora y sé que no nos conocemos mucho, pero me tienes aquí. Puedo ayudarte en lo que necesites, sólo debes llamarme y vendré.
Esbozo una pequeña sonrisa, sabiendo que está hablando en serio, y por un momento dejo de sentirme tan miserable y agradezco tener un chico tan bueno como él junto a mí. Por un momento olvido todo lo malo y la calidez vuelve a mi corazón al ver que se inclina hacia mí para tomar la hamburguesa que apenas mordisqueé y la vuelve a abrir para tenderla hacia mí.
—Sé que no es lo más saludable, pero termina de comer esto —dice, habiendo cambiado nuevamente su tono de voz al habitual que es mucho más suave—, luego te llevaré a casa para que puedas descansar.
Hobi es un amor, no lo pueden negar
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Recuerden pasarse por las historias de las otras autoras porque todo está conectado (dorasilove NewHopeland y liveforjk)
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