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25

—¿Qué hace?

Su cercanía me produce tantas náuseas que tengo que apartar la mirada, extrañamente dolida. Me pego a la pared, esperando alguna reacción de su parte. Si bien en otras relaciones llegué a sentir celos, no se compara con esto, es una gran ola de sentimientos encontrados.

Me ergui contra la pared al verlo acercarse a su rostro, tomando su mentón. Sus labios gesticulan algo que no entiendo, y seguido le viene una sonrisa.

Jazmín retrocede agachando la cabeza, moviendo sus manos con desespero.

—Lo que tiene de bonita se le duplica de torpe—Escuché a Tadeo exhalar pesadamente, dando golpesitos a la pantalla—. No cargues con problemas ajenos, de lo último que deberías preocuparte es de que te engañe—Me hace un gesto rápido con la mano.

Pero yo sigo igual, inmóvil y con un ardor en la garganta. Elijah sigue su camino y lo pierdo de vista, pero el sentimiento no se va de mi pecho. ¿Qué quiere lograr Jazmín con esto?¿Qué la maten?.

—No olvides nuestro trato.

—Cumpliré—afirmo sin dudar, moviendo la cabeza para salir de mi trance—, ¿y tu?

Tadeo se giró a verme, con un atizbo de incredulidad en la mirada. Me examinó por un par de segundos, hasta encogerse en hombros.

—No lo dudes.

La verdad es que yo dudo de todo. No pude evitar imaginarme otro escenario, uno donde apareciera por arte de magia por detrás de Elijah para reclamarlo frente a la pequeña estúpida.

Sin embargo, el chico de las cámaras tiene razón, no puedo darme el lujo de preocuparme por celos absurdos, no ahora que todo podría venirme encima.

¿Acaso ya le a contado todo?¿Por qué no lo dejó podrirse?

Familia es familia.

—¿Alonso a dado señales de vida?—pregunté cansada.

—Mandó un mensaje para ti—comentó—, que dejes la ventana abierta esta noche—enarca una ceja, curvando la orilla de sus labios—. No sabía que eran tan cercanos—inquiere.

—Solo es otro idiota—ruedo los ojos. Alonso es como un grano en el culo, uno que por más que quieres desaparecer, no puedes.

—Todos los hombres son unos idiotas—exclama, se cruza de brazos—y en el especial los Kibliks.

Suelto una pequeña carcajada, negando.

—Pues, Elijah no parece ser un idiota—admito sin miedo—, hasta ahora se a comportado muy bien—sigo y solo hasta ahora me detengo a pensar en su comportamiento—. Demasiado bien a decir verdad.

—El lobo debe impresionarte—se mofó.

El se acercó sin prisa, y ambos nos recargamos contra la pared, una mezcla de confusión y extraña felicidad.

—¿Cómo era antes?

—Si tengo que definirlo con una palabra, diré: Imperturbable—declaró dando un leve asentimiento —. Mi hermana solía decir que eso la calentaba más que el sol de verano.

—Sí, a nosotras nos prende un hombre con apariencia de bad boy y actitud indiferente.

Ambos reímos, intercambiando una rápida mirada. Descansa su mano sobre mi rodilla, girando el rostro para verme.

—¿Puedes prometerme algo?—asiento sin dudar, relaja sus facciones de su rostro—Si algo sale mal.

—No lo hará—finalizo con el entrecejo fruncido. No puedo prometer eso, no cuando mi vida también pende de un hilo.

Hablamos un poco más, de trivialidades o pequeños detalles a pulir del plan. Me corrigió el algunas cosas y no muy convencida acepte, sin olvidar mi plan inicial. ¿Y si todo fallaba? Pues, correr y esconderse sería la mejor opción en el momento. Me mostró algunas fotos de su hermana y el camino principal de la salida de la manada.

Mientras salía ataba de nuevo cada lazo en mi mente, con la cabeza fría y un plan B, C y hasta J. No fallaré, no he luchado tanto para fracasar.

( . . . . )

Exhalo con fuerza al bajar del tubo, las piernas me hormiguean, pero quiero seguir. Coloco mis brazos en mi cintura, en forma de jara y práctico con un ula ula imaginario.

Estiro mis brazos una vez más, lista para sujetarme del tubo y trepar. Enrollo mi pierna derecha y me sujeto con la mano izquierda, estirando las contrarias lo más que puedo.

Podría ser la última vez.

Cierto los ojos en la cima, hechando mi cabeza para atrás. ¿Podré tener la fuerza necesaria para correr, para luchar?

—Eres una desconciderada—entre abro un ojo, viéndola entrar y dejar dos botes de agua en la pequeña banca.

—Te estoy dejando recuperar las fuerzas, las vas a necesitar para subir—emipiezo a bajar. Camino hasta su lado, regalándole una sonrisa—, ¿cómo sigues?

—Ya mucho mejor—respondió colocándose unos guantes—, estoy como nueva.

Su suave risa y quejidos inundan el gimnasio mientras práctica, soltando chillidos de molestia cuando resbala. ¿Y si nada cambia?

—Entonces, ¿has hablado con Tomás?

Muerde su labio inferior.

—No y tampoco voy a hacerlo—la firmeza en su voz me sorprende y creo que a ella igual. Mira hacía la puerta desconfiada y luego a mi—. Escuché de una posición, una que puede romper el lazo del destino que nos une.

Boom.

—No me jodas—exclamo incrédula.

—Shh... —sisea—A lo que sé, es que en lo más recondito del bosque del sur, hay un bruja que hace todo tipo de posiciones y entre ellas la que necesito.

Baja del tubo, sus ojos tienen un leve destello de felicidad. Mueve sus manos nerviosa.

—¿Y es segura?

—No tengo idea—admite y bufa—, pero voy a arriesgarme, nada puede ser peor a tener que vivir a lado de Tomás—tira su cabello hacia atrás—. Me iré lo más pronto posible, tengo mis ahorros y algunos contactos.

—Enserio espero que funcione—le doy una palmada al piso antes de tirarme de espaldas—. Creo que por fin las cosas marchan bien.

—Por fin—susurra y asiente—. Y siendo honesta nunca creí que llegaría el día en que pudiera irme. Maldición, no sabes lo emocionada y asustada que estoy.

Se deja caer al piso y gateo hasta ella, empujó juguetona su hombro, ladeando la cabeza.

—En verdad me alegro.

Sus labios se curvan en una sonrisa, inclinado la cabeza para atrás.

—¿Qué tal vas con Elijah?—se recuesta—Siempre estoy contándote mis penas y apenas sé de tu vida—inquiere sin pender su sonrisa tibia—. ¿Cómo era tu vida antes de todo esto?

Tiro de las mangas de mi suéter, lista para dar verdades a medias.

—Por una parte era genial, la vida perfecta para un universitario. Amigos solidarios—y el fugas recuerdo de Lotty me invade, los chistes tontos de Carter y el papel de hermano mayor que Gabriel jugaba en mi vida. Sonrío melancólica—, una buena universidad, fiestas cada fin de semana, era casi perfecto.

—Eso suena increíble—denota con voz cantarina, moviendo sus pies entusiasmada. La miro de reojo, detallando sus facciones tiernas, la inocencia con la que habla y se mueve no es muy apta para alguien de su edad—. Yo solo terminé la secundaria, así que tienes que esperarme para ir.

Asiento sin prisas, recogiendo mis piernas hasta mi pecho.

—Debe ser muy aburrido para ti esto—señala con su mentón el lugar, terminando con una pequeña mueca—, de estar en la cima a estar encerrada.

—No es tan diferente—miento, restándole importancia—. Había semanas en las que apenas podía dormir gracias a la universidad y sus exámenes, así que puedo con esto.

—Como digas—levanta sus hombros—. Entonces, ¿en qué momento tenías tiempo para tu familia? Mi madre apenas me dejaba salir de la casa—ríe ante lo último.

—Todos los días dejaba tiempo para mí padre—Trato de mantener mi voz firme, pero el nudo creciente en mi garganta me hace aclara la misma—. Apesar de sus constantes viajes de trabajo tenía tiempo para mí.

—¿No tienes hermanos?—pregunta curiosa y niego—Pues no te pierdes de mucho, son como pequeños monstruos fastidiosos y gritones.

Rio con ella, agachando un poco la cabeza.

—Siempre quise una hermana.

—¿Tus padres no?

Aclaro de nuevo mi garganta.

—Mi madre murió cuando había dicho que sí—declaro en un susurro.

( . . . . )

Cepillo por tercera vez mi cabello mojado hasta estar segura de que no quede ningún nudo. Ato el listón de la bata de seda a mi cintura. Me unto un poco de crema humectante en el rostro, quitando los excesos y bajandolos a mi cuello con delicadeza.

Pasan de las once y suspiro cansada. Llevo desde al entrada del anochecer esperando a Alonso, pero nada. Tadeo no puedo decirme algo, él tampoco sabe que ocurre. Y como una extraña coincidencia, Elijah salió desde temprano y no a vuelto. Ni siquiera su beta, Carlo, estaba en su puesto usual.

Me recuesto en la cama, juntando mis manos sobre mi pecho. Si muero dormida, espero me encuentren en esta posición, sería como: "Oh wuao, ¿has visto como duerme?" Algo estilo la bella durmiente, pero sin un príncipe molesto que me despierte.

Lo frío del aire me eriza la piel, es cuando volteo a ver la ventana. Abierta.

Me siento sobre la cama, dándole un rápido vistazo al cajón donde guardo la daga de plata.

—Sal de una buena vez.

Hay dos opciones, la primera, que no haya nadie y así nadie me escuchó hablar sola, la segunda, que si hay alguien, probablemente se cagó al saber que sé que está aquí.

El silencio me acompaña junto al frío, pero no me la puedo creer. Me levanto con cautela, vigilando los rincones oscuros sin perder detalle.

—Algo salió mal.

La sangre en mi cuerpo hela y me paralizo ante sus palabras. Me giro con rapidez a ver una de las esquinas junto a la ventana. La oscuridad en ella parece abrirse, dejando ver una gran silueta un poco más opaca.

—¿Qué ocurrió?

Estira su mano en mi dirección. Contengo un jadeo al ver su piel pálida. Mierda. Jadeo al ver las heridas en su rostro desaparecer.

—Hubo represalias por nuestro ataque—me acerco sin miedo, tentada a tomar su mano—. Acabaron con uno de nuestros campamentos de exploración.

Acabaron con uno de sus campamentos.

Ato los cabos con rapidez, mirando su mano y luego sus ojos rojizos, una y otra vez. Por eso Elijah y Carlo no están, lo más probable es que ellos lideren los ataques. Santa mierda. Por eso sacó a su hermano.
Toco su mano, sintiendo una corriente atravesar mi espina dorsal.

—¿Qué pasará ahora?

Tira de mi mano suavemente, haciendo que entre en la extraña oscuridad que lo rodea. Coloca mi mano sobre su pecho y lo dejo.

—Tendremos más apoyo—anunció, una chispa en sus ojos se encendido—, habrá un solo golpe para tirar su gobierno. Y será aquí, en la base principal, con su líder desprevenido les llevamos una gran ventaja.

¿Enserio cree eso?

Con la mano en su pecho me alejo, desatando los hilos oscuros que empezaban a envolverme.

—¿Cuándo será eso?

La siniestra sonrisa que me dio, evitó que me alejará más.

—Mañana.

.     .     .










Estoy más que lista, ¿Y ustedes?

Estamos en la recta final chicas, solo unos capítulos más y ¡Boom!. Muchas gracias a todas aquellas que votan y cometan, les doy una gomita.

¿Cuál es su cantante o banda favorita?

¿Alguna teoría?

¿Lucy se dejará llevar?

No olviden dejar su estrellita y comentar ♥️

Lin ☁️

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