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24

Me paseo por el cuarto aburrida, revisando cámara tras cámara. Llevo una hora esperando a Tadeo, ya que según él, tiene algo importante que decirme, ¿qué puede ser más importante qué el desayuno? Pero a juzgar por su voz alarmada, tal vez sea justificable.

Me dejo caer sobre la silla giratoria. Vuelvo mi vista a las cámaras, especialmente, a la que da con la cocina. Jazmín levanta sus brazos con histeria, su boca se abre tanto que se entienden sus gritos. Las demás chicas de servicio la ignoran, colocándose detrás de Janeth.

Esa pequeña arpía se ha mantenido calmada los últimos días, volteando la cara cuando pasa por mi lado, escupiendo a mi comida y con sus discretos empujones. ¿Qué si es molesta? Por su puesto, pero cuando trato de hablar sale huyendo a otras salas con más personas.

—Es muy molesta—doy un pequeño saltito al escuchar su voz.

Vuelvo a girar en la silla, tocando mi pecho y dándole una mirada acusadora.

—¿Acaso no sabes tocar?

—Tu eres la que debía esperar afuera—espeta sin inmutarse. Se cruza de brazos, juntando su suéter verde pálido.

—Cómo sea—le resto importancia a su revuelto. Jugueteo con un mechón rubio de mi cabello, enrrollandolo en mi dedo—, ¿para qué necesitas mi magnífica presencia?

Relaja los hombros cuando se acerca, soltando un bajo suspiro.

—Me enteré de lo que pasó con tu padre.

Volteo el rostro, en negativa. Si lo he guardado por días él no hará que cambie eso.

—¿Estás bien?

—Por supuesto—froto mis cienes con cansancio.

Su mirada acusadora no me deja ni cuando empiezo a girar en la silla. Camina hasta llegar a uno de los teclados, presionando teclas ágilmente. ¿Cómo fue que cayó en manos de Alonso?¿Siempre a tenido este papel en la manada?¿Cuánto lleva así?

—¿Y qué tal está Elizabeth?—me da una rápida mirada antes de volver a las pantallas.

—¿Qué con ella?-enarco una ceja, reposo mis brazos en las recargaderas.

—Pues, eres cercana a ella, esperaba que me dijeras cómo la está pasando.

—Mejor pregúntale a ella—respondí tajante, viéndola pasar por la pantalla principal. Una nueva pregunta se instaló en mi cabeza, una que podría cambiar el fino desenlace.

Esto empieza a romperse.

—¿Qué pasa con tu mate?¿Todavía no la encuentras?—mi pregunta parece disgustarle, golpea el escritorio de metal con sus dedos, frunciendo el entrecejo.

—Me rechazó—gruñó sin disimulo.

—¿Y eso pasó por qué...?

—Lucy—me corta él, el azúl en sus ojos se oscurece. Creo que nunca entenderé a qué grado los afecta hablar de sus mates—, así como tu no das detalles de tu vida—declaró—, yo no te daré de la mía.

—Tienes razón—murmuré, girando los ojos.

Lo pensé por largos minutos, absorta de nuestro alrededor. Es curioso como manejan sus relaciones, los lazos del destino que los unen son increíbles y mortales a la vez, pues; el amor puede ser mortal.

Tardó en decir algo más, mantuvo sus labios en un mollín y guardó silencio.

Apesar de llegar aquí con todas las respuestas que necesitaría, con cada nueva persona que hablo, me surgen más.

¿Y si nos fugamos?

—Se supone que tenemos un trato—anunció con voz neutra, me detengo que girar, mirándolo interesada—, pero solo estoy dando, sin recibir nada a cambio—se recarga en la esquina del escritorio, acortando la distancia—. No quedamos en eso.

—No se a dado la oportunidad—me excuso sin vergüenza. Y no miento, soy lo suficientemente egoísta para solo pensar en mis problemas en el momento, ignorando esa vocesita en mi cabeza que me dice que olvido algo—. Haré que haya una—y soy un desastre con su propio orden.

Sus ojos azulados le vuelven un poco a la vida, respondiendo con una pequeña sonrisa. No le veo cara de malo por ningún lado, pero no puedo, no puedo dar mi brazo a torcer. Porqué detrás de esa linda sonrisa se esconde otro lobo.

—Oh mierda

Frunzo el ceño, apunto de abrir la boca, hasta que veo donde posa la mirada.

—Él... —me levanto de un brinco, con la boca entreabierta y los puños apretados.

Por una de las cámaras lo vemos caminar con dificultad, apoyándose en un bastón para seguir. Su espalda levemente encorvada pero con la cabeza en alto, mientras dos guardias lo siguen o más bien se preparan para atraparlo por si no puede más.

Todo su rostro parece contraerse de dolor a medida que avanza, pero sigue, con los labios truncados en una sonrisa de superioridad.

—¡No!—golpeo el escritorio invadida de cólera y confusión. ¿Por qué lo sacó?¿Qué mierda pasa?—¡Ese cabrón no debe salir de su agujero!

Me giro para ver a Tadeo, el cual se ve confundido.

—¿Lo sabías?—pregunto amenazante, joder, siento que uno de mis ojos parpadea involuntariamente—¿Sabías que saldría?

—No—responde sin titubear—, Elijah no me dijo nada.

Claro que no le dirá nada, solo es el chico de seguridad, otro más por debajo de los que sí podrían.

Jasón debe volver a esas tres paredes, hasta que la piel se le pudra y olvide su nombre. Y es un golpe bajo cuando Elijah hace acto de presencia, caminando a su lado como si nada.

—Solo debe cerrar la boca unos días más—habló entre un suspiro, sin tomarle tanta importancia—, todo saldrá bien Lucy.

Tiro de las mangas de mi suéter, tratando de conservar la calma. Esta bien, es solo un pequeño cambio, puedo arreglarlo y todo seguirá su curso. Le doy un rápido vistazo a la pantalla y casi me atraganto cuando los veo reír.

Regreso a ver al rubio. Ahora debo arriesgarme, tragarme todas mis palabras.

—Te lo voy a explicar solo una vez—articulé con la mandíbula tensa. Asiente desconcertado—y si no lo entiendes tu hermana no saldrá viva.

La desición en su rostro me aseguró por unos segundos que podía liberar de la carga, comprarla. Me escuchó sin hacer preguntas u objetar, se mantuvo sereno aún cuando los riesgos salieron a la luz. Me observó con lastima a medida que me acercaba al final, agachando la cabeza.

Esa parte blanda en mi pecho se encogió de solo imaginarmelo. Su semblante pacífico se astilló cuando comprendió los que hay en juego.

—Si alguien se llega a enterar—mis palabras quedan en el aire cuando toma mi mano, dándome un apretón de confianza.

—Lo entiendo.

Mide mi reacción a medida en que se acerca, hasta envolverme entre sus brazos.

—Va a doler.

—Todos debemos hacer sacrificios.

Su pecho sube y baja con pesadez, dejando escapar suspiros de dolor. Merci vuelve a medir su presión, tomando nota y volviendo al chequeo. Inclina la camilla colocando el estetoscopio de nuevo en su pecho.

—Va a mejorar—afirma entre pausas, se quita el aparato, punta gel en la yema de sus dedos, siguiendo con palpar todo el abdomen de Jasón—, tiene que permanecer en reposo por una semana y tomar los calmantes cada que el dolor sea intenso.

—Demelo de una vez—se queja para luego señalar sus muñecas vendadas—, ¿esta mierda va a dejar marcas?

—Es probable que si—le dice, muy serio—, las heridas con plata y a este grado son casi imposibles de sanar, unas semanas más tarde y no estarías en este mundo.

—No corremos con tanta suerte.

—Te escuché bastardo—bramó molesto.

—Ese era el punto.

Merci le inyecta el calmante sin preámbulo, rodando los ojos y asintiendo mientras Jasón suelta palabras al azar, hasta que su voz se vuelve un murmullo chillón. No es hasta que su respiración vuelve a ser lenta y pausada que terminamos el silencio.

—Tiene más vidas que un gato—comenta empezando a guardar su material—, debe tener más cuidado Alfa, no es un muñeco que pueda tratar a su antojo, es su hermano.

—Es lo mismo.

Merci niega haciendo una mueca. Jasón puede ser mi hermano, pero eso no le da más privilegios que a otros. Es algo que nunca a podido entender y ya no puedo cubrirlo más.

—Sangre es sangre—recita su viejo código con melancolía. Muchas cosas tan cambiado y hasta tu sombra puede apuñalarte.

—Eso no cambia nada—repito sin dudar.

Suaves golpes nos interrumpen, de inmediato capto el olor de la amiga de Lucy. Merci se despide prometiendo regresar en unos días para más dosis. Y junto a la puerta, el curvilíneo cuerpo de su amiga.

Inclina levemente la cabeza cuando paso por su lado.

—Alfa—su tono es dulce. Se remueve nerviosa en su lugar, viendo sus zapatos-, la señorita Lucy lo espera en sus aposentos, pide su presencia inmediata.

Le doy un simple gracias y me apresuro a su habitación. Ladeo el rostro al escuchar rápidos pasos detrás.

—Ustedes hacen muy bonita pareja—declara a mi lado—, son la estabilidad que faltaba en la manada.

¿Qué quiere?

—¿Pero seguro qué usted necesita sus sobras de cariño?—pronuncia con lentitud su pregunta, haciendo que me detenga-Todos aquí hemos visto su insípida relación, Alfa. La falta de amor—acaricia mi brazo, pasando sus dedos por los tatuajes de mis manos, tal y como lo hace mi mate—, la falta de calor en su cama-ronronea, empieza a acercarse y la detengo por el brazo—, ¿no quiere ayuda con eso, Alfa?

—¿Cómo dices que te llamas?

Parpadea con rapidez, mordiendo su labio inferior.

—Jazmín.

.       .      .












No estoy muerta, estaba de parranda.

Aquí de nuevo chicas, tarde pero seguro. Ya no falta mucho para que la historia termine, no saben lo emocionada que estoy por aventar las bombas jsja.

¿Cómo han estado?

¿Cuál es su película favorita?

Espero les haya gustado el capítulo, no olviden dejar su estrellita y comentar ♥️.

Lin ☁️

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