11
Sus delgados dedos tocaron la pintura, sus manos temblaban. Apartó el último de sus cabellos, dejando un casto beso en el cuello.
Por primera vez puedo ver un poco de lo que ella es en relidad, de lo que podría ser.
Hay cosas que nunca serán dichas, aunque deba privarla de saber la verdad y la mantenga en una mentira. Porque no podría verla romperse, porque prefiero salvar su corazón y mantenerla feliz.
Se gira para mírame, me ve con ternura y algo que no logro descifrar, escucho su corazón latir acelerado, su respiración pausada. Acaricia mi rostro lentamente.
—Elijah—su suave voz llena un poco de mi alma.
Doy un rápido vistazo a sus labios rosados, quiero besarla. Besarla hasta unir todo en ella. Deja escapar un suspiro y dando un paso atrás.
Me gustaría decir que no me afecta como se reusa a mi tacto, pero la verdad es que algo en mi duele.
—Puedes venir las veces que quieras, al igual que al gimnasio—meto las manos en mis bolsillos—, también por toda la casa, todavía no puedes salir, pero creo que eso te dará más libertad.
Frunce el ceño sin mirarme, como si pensará en algo que la molestará.
—Este es el secuestro más raro—hace una mueca—. Aunque mejor que muchos otros.
Juega con las puntas de su cabello nerviosa, se ve tan hermosa. Veo las raíces de su cabello, oscuras.
—¿Por qué teñiste tu cabello?—pregunto curioso.
—Me gusta experimentar cosas nuevas—una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios—. No podía quedarme con las ganas de hacerlo, además, me quedo de maravilla.
—O sea que, ¿nunca te quedas con las ganas de hacer algo?—camino al otro lado de la habitación, recargandome en la pared.
—Nunca—se cruza de brazos—, siempre he hecho lo que quiero—arque una ceja—. Cuando quiero y donde quiero.
—¿Y qué hay de las órdenes, de las reglas?—sonrío—Porque las mías vas a seguirlas.
—Nunca—muerde su labio inferior—. No las de una bestia como tú.
Niego con la cabeza sin perder la sonrisa. Ella es justo lo que necesito, totalmente contraría, diferente.
Continúa viendo los cuadros, con algunos empezaba a hablar sobre lo que pensaba de ellos, de lo que transmitían, preguntaba cuánto tiempo me tomo hacerlos y hace cuánto lo hago. ¿Cómo te digo que llevo siglos pintando para ti? Que estuve a punto de rendirme hasta hace unos años.
Sus pasos son agraciados, como si de una danza refinada se tratara. Los gestos que hace cuando no logra entender alguno, las apenas visibles sonrisas y su mirada que por primera vez veo emocionada.
A lo largo de toda mi vida aprendí muchas cosas, todo lo necesario para triunfar en este mundo tan desalmado. Aunque siempre cargaría con las muertes de inocentes. El dominio de todo lo que se cruce en mi camino era el principio de recuperar lo que nos arrebataron y los tratados de paz son la pantalla perfecta para engañar a los humanos. Y con ella a mi lado, todo emprendió su curso. Sin importar que en el camino perdiera parte de mi.
No puedo detenerme ahora.
—Háblame de ti—se sienta en el piso recogiendo sus piernas—, ya que esto no es un secuestro común, quisiera saber más de ti.
Toda la habitación se impregna de su aroma a cerezas, es embriagante y raro a la vez. Yo odiaba el olor a cereza, pero cuando su aroma llegó es como un calmante, me envuelve.
—No se por dónde empezar—me siento sobre un banquillo.
—Que tal por tus tatuajes, —chasquea la lengua—¿Cuántos tienes?
—Para empezar, tengo todo el pecho y espalda tatuados—abre sus ojos sorprendida—. En la espalda una gran calavera, aunque también podría ser demonio—rió—, y en el pecho, ni siquiera sé cómo describirlo.
—Muéstramelo—demanda sin apartar la mirada.
—¿Los tatuajes?.
—Oh, sí, también los tatuajes—sonríe.
Ambos nos quedamos en silencio, trato de contener una carcajada, muerdo mis mejillas internas. Volteo a verla esperando una mirada cómplice, pero en su lugar la veo incólume, tan serena. ¿Qué pasará por tu cabeza?.
( . . . . )
Bebo un trago de whisky escuchando el parloteo de Jasón. Me desconectó unos segundos de lo que pasa en mi alrededor, levanta sus brazos molesto, apenas lo escucho a lo lejos y me limito a mirarlo con aburrimiento.
Meneo la cabeza entrando en mis cinco sentidos.
—Es que no entiendes—bufa molesto—, vengo de Cruz de Norte, ellos están listos para comenzar los ataques, ya han expandido sus territorios a lo largo de Europa—camina de un lado a otro—, solo están esperando que des la orden, solo eso Elijah. ¿Acaso no piensas en los nuestros?¿En lo que nos corresponde por derecho?
Lo he pensado durante décadas, yo mismo lo planeé.
—Tu mejor que nadie sabe que todavía no es tiempo—contesto. Dejo el pequeño vaso.
—Tenemos la ventaja—gruñe—No sabemos si en unos meses las cosas van a cambiar, si esos malditos nos lanzarán un ataque con misiles y hasta ahí llegamos.
—Jason—me pongo de pie, pongo mis manos sobre el escritorio, como un cazador listo para lanzarse a su presa—, no voy a arriesgarme a acabar con todo lo que hemos construido porque unos idiotas no pueden esperar unos meses más—agacha la cabeza—. Y escúchame bien—sin que le dé tiempo de reaccionar lo tomo del cuello de la camisa—: Avisa a tu pequeño grupo de rebeldes que su Alfa dió una orden. Quien se atreva a actuar por su cuenta será expulsado y castigado de la peor forma.
Su respiración es errática, toma mi brazo tratando de soltarse y lo sujeto con más fuerza.
—Nadie va a arruinar mis planes —hablo con mi habitual voz de Alfa—, ¿entiendes?
Asiente con la mandíbula tensa.
—Te pregunté—llevo mi mano a su cuello, comenzando a asfixiarlo—, ¿entendiste?
—Sí—sus ojos brillan—, sí Alfa.
Lo suelto con brusquedad, empujándolo contra la puerta. Soba su cuello sin dejar de mirar el piso, pasan unos segundos de largo silencio. Recobra su compostura alisando su traje.
—¿Y qué pasará con tu Mate?—pregunta con voz áspera—Ella no te dejara acabar con los de su especie.
Los humanos son egoístas, están acabando con el mundo por sus caprichos. No es difícil convencer a uno solo.
—Lucy no será un problema—me recargo en el escritorio—, es inteligente, diferente al resto y sabrá lo que es mejor.
Jasón niega sonriendo.
—Yo no la pondría en un pedestal si fuera tu—su sonrisa se ensancha—. Su manera de actuar es rara, nos mira como si fuéramos inferiores a ella. ¿Entiendes eso?¿O de verdad te crees el cuento de que no mata ni una mosca? —pregunta y no contesto—No podemos fiarnos.
—Jason—lo llamo.
—No Elijah, por primera vez en toda tu vida tienes que escucharme—pide—. Después de lo que pasó esa noche, ¿no crees que es raro que su familia no hiciera nada al respecto?—lo miro confundido— Ella simplemente continúo con su vida, como si le importara una mierda.
—Los duelos se toman diferente en cada persona.
—Ambos sabemos que no es así—dice con ironía—. Y para cuándo te des cuenta—toma la manija de la puerta—, esa mujer ya te tendrá un cuchillo en el cuello.
Tocó mis labios al sentir un hormigueo recorrerlos. Ya han pasado dos días de aquel momento con Elijah, desde entonces tengo más libertades dentro de la casa. Aunque sus visitas son menos frecuentes.
Por primera vez en mucho tiempo me siento ansiosa, ¿de qué? No lo se. Golpeo con mis uñas el vaniti de maquillaje, quiero correr.
Abren la puerta de mi habitación y no necesito que hable para saber quién es.
Lo veo por el espejo sin mucha emoción, comienzo a cepillar mi cabello sin apartar la mirada. Jasón cierra la puerta sin hacer ruido. Comienza a caminar por la habitación, hasta llegar a la ventana y cerrar las persianas. Se sienta al borde de la cama soltando un sonoro suspiro.
—Tú olor está en toda la habitación.
—Puedes salir si no te gusta—me encojo en hombros.
Sonríe fastidiado.
—Deberías estar en el calabozo—me mira de arriba a bajo—, los de tu tipo no merecen nada de esto.
Me limito a solo darle una sonrisa más falsa que mi cabello rubio.
—Sin embargo estoy aquí—dejo el cepillo y me giro a verlo—. Y muy cómoda por cierto.
Aprieta los puños sobre sus rodillas tratando de contenerse. Por todo lo que sé, solo necesito que se descontrole un poco, sacarlo de sus casillas para lograr mi cometido con él.
Se pone de pie acercándose lentamente. No sé como describirlo, pero su aura es dominante, una parte de mi quiere agachar la cabeza y salir huyendo.
—Me pregunto que haré contigo—sisea—, no será complicado deshacerme de ti, nadie notará tu ausencia.
Apartó el rostro cuando trata de tocarme.
—Inténtalo—lo reto—, yo no pierdo nada, es más, me harías un gran favor al sacarme de aquí—lo miro con burla—. En cambio tu—lo señalo—, ¿qué podrías perder?
Antes de que pueda contestar tres suaves golpes en la puerta lo interrumpen. No tengo que contestar cuando una pequeña castaña entra corriendo a abrazarlo. Mantengo mi expresión al verlo tenso. Candy abraza sus piernas sosteniendo una muñeca.
—Papi—lo llama—, tío Elijah dice que vayas a ver lo que te encargó—la niña voltea a verme y una amplia sonrisa se dibuja en sus labios—¡Lucy!—chilla emocionado. Deja de abrazarlo y yo la recibo con los brazos abiertos—Te busqué por toda la casa, pero me dijeron que no estabas.
—Estaba enferma, pequeña—aprieto una de sus mejillas rosadas—, pero ahora puedes venir a verme las veces que quieras.
—Candy, linda—caspera—, espera afuera—le ordena.
Ella sin rechistar obedece, se despide en la puerta con su pequeña mano. Cierra la puerta al salir y el ambiente vuelve a ser igual o peor. Esta vez me mira furioso, abre y cierra las manos exasperado.
Pero la niña no tiene la culpa...
Ni yo la tenía cuando me arrebato a mi madre.
—Al parecer si tienes algo que perder—sus ojos comienzan a adquirir aquel brillo—, pero no tienes de qué preocuparte, ella y yo nos llevamos muy bien—doy un paso adelante—. La trataré como a una princesa.
—Si te atreves a tocarla...
—No, no, no—lo interrumpo—. Nada de amenazas, a Elijah no le agradará saber que quieres lastimarme.
—Para él eres solo la prostituta de turno—auch—, una de la que se va a deshacer pronto.
—Si decir eso te hace sentir mejor—levanto mis manos en señar de paz—, entonces créelo.
Sin darme tiempo de reírme en su cara me sujeta del cuello. Mis pies dejar de tocar el suelo y me estampa contra la pared. Jadeo por el dolor. Mis manos arañan sus muñecas y cara a la vez que una sonrisa de satisfacción surge.
—¿Te parece gracioso?—aprieta con más fuerza—¿¡Te parece gracioso!?—grita enojado.
Tomo la mayor cantidad de aire que puedo antes de hablar.
—N-no—mi pecho duele—, pero—el aire se agota—, acabas de empezar a cavar tu tumba.
No comprende lo que digo hasta que por tercera vez alguien entra a mi habitación, pero no como los dos primeros, en cambio la puerta se abre con brusquedad y por ella entran tres guardias quienes al verme no dudaron en derribar a Jason. Mi vista es borrosa por las lágrimas, apenas puedo ver a ese tatuado entrar con su habitual traje.
Respiro con fuera y toso a la vez.
Si te ahogas con tu propia lengua sería divertido, saldrías en mil maneras de morir.
Sus brazos me envuelven luego de controlar mi respiración, pasa su brazo por debajo de mis rodillas y la otra por la espalda cargándome. Lágrimas calientes bajan por mis mejillas al sentirlo cerca, me pego más a su duro pecho, pasando mis brazos por su cuello. Oh mierda, esto se siente tan bien.
—¡Sueltenme!—grita Jasón—¡Esa perra me engaño!—salgo de mi "escondite" para verlo casi rojo de la furia—¡Voy a matarte si le tocas un solo cabello!
Muy gracioso.
—Llevenlo a los calabozos—la ronca voz de Elijah silencia el lugar—. Sin visitas, ni comida o agua hasta que de otra orden.
Los guardias se lo llevan casi a rastras, no dejaba de gritar que iba a matarme y no se que otras cosas. Si las cosas continúan así mis planes serán perfectos.
—Lucy—levanto la cabeza para verlo—, ¿qué te hizo?
El nudo en mi garganta no me deja hablar, llevo mi mano al cuello, tocandolo con suavidad. No se queja en ningún momento de cargarme por toda la casa hasta llegar a su despacho, Empuja la puerta entreabierta y la cierra sin demora.
Y tú apenas puedes levantar un balde de agua.
Aún cargándome se sienta en la silla principal. Me acomoda sobre su regazo y vuelvo a recargar me contra su pecho.
—Te prometo que no volverá a pasar—acaricia mi cabello—. No se en qué pensaba Jasón con hacerte esto.
—Yo no sabía que Candy es su hija—poco a poco mi cuerpo se relaja—, tampoco que le molestaría que la pequeña me tuviera afecto.
Me aparta de su pecho y el corazón se me encoge al verlo preocupado. Levanta mi mentón viendo las marcas en mi cuello. Cierra los ojos suspirando. Y yo puedo deleitarme con su atractivo, su cabello castaño un poco despeinado, sus facciones marcadas y labios que quiero probar. Al abrir los ojos siento que la respiración se me va.
¿Cómo describes una mirada llena de amor?
Acaricia mi mejilla lentamente. Su mirada va directamente a mis labios, los cuales relamo inquieta. Apartó la mirada al escritorio viendo una carpeta abierta, alcanzo a leer tres palabras. Tres palabras fundamentales para mis planes.
Tratados de paz.
Sujeto a Elijah por su marcada mandíbula, acerco mi rostro al suyo sin prisas. Rozo sus labios ocultando mis deseos de besarlo con desespero. Muevo mis labios sobre los suyos como nunca antes, diciendo con mis labios todo lo que nunca podré decirle.
Me sujeta de la cintura profundizando el beso y siento que la vida se me va.
Elijah.
. . .
Nuevo capítulo, nuevos planes, nuevos sentimientos.
Realmente no puedo creerlo, ¡3.1k de lecturas! Ustedes son increíbles, me alegra muchísimo que la historia este teniendo tal apoyo ♥️
¿Qué les pareció el capítulo?
¿Les gustaría que haya más capítulos narrados por Elijah y Lucy?
Espero les haya gustado el capítulo de esta semana, no olviden dejar su estrellita y comentar ♥️.
Lin ☁️
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