09
Con las manos temblorosas sujeto el celular, ejerciendo más fuerza para que no caiga de mis manos. Mis nervios aumentan al primer timbre, implorando porque no me mande al buzón. Solo quiero decirle que volveremos a vernos, que lo amo nadie más.
Segundo timbre y las piernas me hormiguean, un nudo aparece en mi garganta, doliendo cada que trato de pasar saliva. Tercer timbre y descuelga, entrando la llamada.
-Bueno-su voz cansada es un punta pie directo. Recordando que era así como estuvo meses con la perdida de mi madre.
Tomo una gran bocanada de aire, ignorando al tatuado que me observa desde su escritorio, cuidando que no haga una estupidez.
-Papá.
Y la línea queda en silencio, desesperante y cruel silencio. Muerdo mi labio inferior.
-¿Lucy?-pregunta dudoso, como si no pudiera creerlo-¿Pequeña eres tú?
-Papá soy yo-aseguro con un hilo de voz, tragando un sollozo-, no tengo mucho tiempo-elevo la mirada a Elijah, totalmente inexpresivo-, pero estoy bien.
-Lucy mi amor, dime dónde estas-pide alterado-, tienes que decirme algo
-Papá estoy bien.
Elijah señala el reloj en su muñeca.
-Si hay alguien contigo dame una señal-escucho pasos en la otra línea, casi corriendo de un lado a otro
-Sí, estoy comiendo bien, no puedo decirte más. Cuida a mi hámster-trato de reír, pero solo me sale un sollozo atropellado.
Yo odio a los hámsters.
-Voy a encontrarte Lucy, aunque sea lo último que haga-promete sin temblar. El hombre frente a mi se pone de pie, dando por concluido mi tiempo
-Te amo papá.
-Y yo a ti mi pequeña
Dejo escapar un suspiro al ver como aparta de entre mis manos el celular Elijah, colgando la llamada y guardando el mencionado en su bolsillo. Seguido de eso, lleva su mano hasta mi mejilla, limpiando una lágrima que no sentí escapar.
Llamar a mi padre no era mi intención, pero después de que me dijera que sería vigilada y estaría usando un número privado mis esperanzas para llamar a Carter se fueron por un caño.
Con la mandíbula apretada de un manotazo aparto su mano, mostrando con la mirada lo mucho que me desagrada. No es justo, no lo es. Lame sus labios, asintiendo a la vez. Si algo sé de ellos, es lo mucho que los hiere el rechazo de su Soulmate.
Sin decir nada vuelve a su escritorio, sacándose su abrigo para subir sus codos. Con un movimiento me pide que me siente, sin malas caras o una gran sonrisa, solo... Inexpresivo, como si algo más rondase su cabeza. Obedezco al poco tiempo, cruzando mis piernas, imaginando su próximo movimiento.
-Quiero que me escuches&empieza, desgarrando la tensión en el aire-, sin interrupciones o que pienses en saltar por la ventana.
-¿Acaso tengo opción?-cuestiono irónica.
-No, pero me divierte hacerte la ilusión-contraataca burlón, haciendo que frunza el ceño-. Ahora, cierra tu linda boquita.
-No te pases-refunfuño.
Suelta una ronca risa, negando. Mi molestia es la misma, pero mi tristeza de esfuma con solo un vistazo a sus esmeraldas. Mis dedos golpetean la madera, esperando que hable.
-¿Crees en lo sobrenatural?-pregunta de sopetón, sin filtros y aún con su blanca dentadura frontal a la vista. Lo observo confundida.
-Lo sobrenatural es solo fantasía-explico con simpleza-. Esa clase cosas no tienen cabida en una sociedad tan estricta, no siendo algo tan surreal.
Elijah sonríe a medias.
-Pues déjame decirte que hay muchas cosas tan fantasiosas que son reales, con las que convives todos los días y no lo sabes-debatió sin inmutarse. ¿Es de cera o qué carajo?-. Voy a contarte algo que quizás cambie tu perspectiva.
Pero su confesión no me asombra, cruzandome de brazos lo espero, aguantando las ganas de gritarle a la cara que lo sé todo. Así que finjo, exactamente como lo he hecho estos últimos años: Mirada confundida, labios entreabiertos y facciones blandas.
-Desde hace siglos existen los seres sobrenaturales-comienza-, seres con capacidades diferentes a todo lo que conoces. Regados por todo el mundo y de distintas especies. Entre ellos hay unos con la capacidad de encontrar a su alma gemela, ustedes los humanos los conocen como "Media naranja" o algo así-nuestras miradas se encuentran y de no conocer la verdad podría creerle-. Nosotros podemos encontrarlos más fácil.
-¿Nosotros?
-Todos en esta casa y sus alrededores lo son... Lo somos-pasa la mano por su cabello, tirando levemente de el-. Se les conoce como Soulmates, o mates, a nuestras parejas eternas.
-¿Y eso qué tiene que ver conmigo?-lo corto-Yo no soy una de ellas, cometiste un gran error-asevero.
-No hay ningún error-aseguró, y mi piel se erizó. La seguridad irradiando en su mirada no dió cabida a la duda-. Tú eres mi alma gemela.
Mis manos se ciñen sobre mi pantalón, sin aparatar la mirada, rebuscando en la suya el indicio de la artimaña.
-Estas aquí por eso, llevo décadas buscándote-confiesa sin pena alguna-. No puedo estar sin ti, no más.
Pero lejos de dar alivio al ardor en mi interior, lo avivó.
-¡Eso no excusa nada!-bramo con poca paciencia-No trates de justificar tus errores detrás de un maldito cuento-exijo-, no te atrevas a tratar de tapar tus errores con algo tan bajo.
Muerdo mi mejilla interna, buscando distraer mi dolor emocional con el físico.
-No trato de justificarme, pero quiero que entiendas..
-¡No hay nada que entender!-grito nuevamente-No puedes meterme en tu jodida realidad y esperar que esté feliz con eso, no te lo permito-mi corazón late desenfrenado-. Así que termina de una vez para que pueda largarme y dejarte solo con tu locura.
-Tienes que calmarte-pero me da náuseas su petición-, esto no es fácil para ninguno de los dos, y sé que es peor para ti, pero te pido que por favor me escuches, solo eso.
Solo escucha pequeña arpía.
Con un hilo de serenidad callé, aún con la mente nublada por la rabia analicé los posibles resultados y lo estúpida que estaba siendo, entonces lo entendí, vagamente pero lo hice. El sonido de su silla girar me pasó desapercibido, al igual que sus pasos acercándose.
-Lucy.
-No.
-Lucy-advierte todavía más cerca.
-Jodete.
Sin percibirlo por completo su mano casi sostiene mi cintura, esperando mi reacción.
-Hay una conexión que nos une-eleva su otra mano, pasándola por mi cuello sin pena alguna. Mantengo la vista en su pecho, un poco perdida, otro poco fingido-, una imposible de romper, y a cada minuto juntos se hace más fuerte.
-Entonces hay que alejarnos.
-No podemos-gruñó. Tratándome mis inquietudes levanto la cabeza, tomando impulso para dominar nuevamente-, y no quiero hacerlo.
-No se trata de lo que tú quieres, si no de lo que ambos necesitamos-reparo con voz dura.
Fue aquí donde notó el rumbo de la conversación, sus ojos adquirieron un destello dorado, el gran Alfa había sido engañado. Sus manos me soltaron y yo lo sujeté de su camisa, indispuesta a perder mi avance.
-¿Es todo lo que puedes decirme, Elijah?
Pregunté en último intento de sacarle algo, así que cuando sus manos se ciñen sobre mi cintura con una miseria de delicadeza me provocó una gran sonrisa interna..
-Eres mi mate.
Sus labios rozan los míos, pidiendo permiso para hacerlo.
Algo en mi interior se remueve con cada segundo que pasa, sus esmeraldas tienen ese brillo tan característico de él. Las sensaciones que todo mi cuerpo tiene, me marean, me aturden
¿Eso lo sientes tu, Elijah?
-Todavía hay cosas que debes explicarme-llevo mis manos a su ancha espalda, dando suaves caricias.
-Te tengo una sorpresa-me da un cosquilleo al sentirlo sonreír en mi cuello-, ¿quieres verla?
No, realmente quiero que me des las respuestas que quiero. En algún punto dado del pasado quise solo seguir con mi vida, abandonar la idea de vengarme, tener una vida normal, pero, nunca hubiera sido posible. La vida da mil vueltas, el destino se cumple y no te queda más que aceptarlo, a menos que des otras mil vueltas para cambiar un poco de lo que viene.
Me limito a asentir y dejar que él me guíe, entrelaza nuestras manos al salir de su, ¿despacho? No lo se. Caminan por un largo pasillo hasta detenernos frente a una puerta casi idéntica a las demás, y digo casi porque está tiene una "L" justo en medio color plateada.
-Sé que prácticas pole dance-menciona antes de abrir la puerta. Se remueve nervioso en su lugar y sinceramente me parece tierno-. Aquí también puedes hacerlo, nadie te molestará.
Si, muy lindo y todo, ¿pero te das cuenta de qué te investigo?
Yo hice lo mismo.
Al abrir la puerta mis ojos se abran de par en par, es cientos de veces mejor que el gimnasio. Hay tres tubos perfectamente pulidos, algunas máquinas para hacer ejercicio en las orillas y tapetes, las paredes son blancas con grandes espejos, el piso es de madera brillante y en el rincón un pequeño apartado de boxeo.
-¿Te gusta?-pregunta nervioso-Si quieres cambiar algo solo da la orden y...
-Elijah-me giro a verlo-, ¿qué intentas con esto?-frunzo en ceño.
-Que estés más cómoda, que tengas un lugar para relajarte y estar tranquila-sonríe-. Sé que lo que hice está mal, mucho más que eso, pero quiero que entiendas que no puedo dejar que te vayas, no ahora.
Su sola presencia provoca muchas cosas en mi, acelera mi corazón, me brinda una felicidad que nunca tendré, pero, eso no podrá cambiar mis planes, porque los sentimientos nunca deben sobreponerse.
Pero ni el más bello y costoso gusto remedia lo que hizo.
Golpes en la puerta rompen el momento indicado, aunque ninguno parece querer moverse él lo hace. Pobre de la persona al otro lado. Su beta Carlo entra como alma que lleva el diablo.
-Tenemos un problema Elijah-se mueve de un lado a otro-. Tu hermano.
Otro pequeño detalle en esta historia, por más que investigue sobre cierto de sus hermanos, no encontré mucho, hace siete años que no hay registros de él, como si la tierra se lo hubiese tragado.
-¿Qué pasa con él?-se ve totalmente despreocupado.
-Esta aquí.
Adiós actitud relajada, Elijah sale con rapidez de la habitación, el lugar queda en silencio y no se a dónde ir. Aunque a Carlo no parece interesarle mucho, él se sienta sobre una de las máquinas y revisa su celular.
Que agradable sujeto.
-¿Enserio haces Pole dance?-pregunta aligerando la tensión.
Me detengo a verlo por unos segundos, fornido, tez morena, cabello castaño con risos y unos llamativos ojos azules. Todos aquí son unos malditos dioses griegos. En otras circunstancias no habría dudado en coquetear con él, pero por mi mente solo rondaban unos preciosos ojos verdes.
-Sí-aclaro mi garganta-, desde hace algunos años.
-Ya entiendo por qué Elijah estaba tan apresurado con hacer-señala todo el lugar-, todo esto.
-¿Qué era antes?
-Su gimnasio personal-hace una mueca que más bien parece un puchero-, pero mira, ahora solo tiene esa esquina-sonríe-, trae bien puesto el mandil.
Reprimo una carcajada dándome vuelta.
-Eres muy seria-inquiere-, parece que todo el tiempo estás a la defensiva.
-Quizás porque lo estoy.
Paso mi mano por la pared mientras camino.
-¿Tu qué eres aquí?-la curiosidad me gana-Todos parecen tener un rol y la verdad estoy pensando en que el tuyo es la chismosa de la casa.
-Soy más que la chismosa de la casa-toca su pecho ofendido-, también soy el que trae malas noticias, al que mandan por el pan y el más apuesto, claro, después de tu adorado mate.
-Tienes tantas facetas-sonrío-, pero el puesto del que va por el pan me está llamando.
-Eso nunca.
Al menos hay alguien divertido aquí.
Me recuerda a Carter.
No se cuanto paso pero las risas siguieron, entre sus ocurrencias y algunas anécdotas la tarde paso en un abrir y cerrar de ojos. Al final él termino hablando sobre su pareja, Dania, se conocieron hace unos años en un viaje de negocios y no pudo dejarla, vivió con ella un tiempo antes de volver y ahora viven en la manada.
-Sigue siento extraño todo esto-me siento a su lado-, este embrollo de almas gemelas y lo que son hará que me explote la cabeza.
-Al principio es complicado-afirma-, pero lo vas a entender, Elijah te contará todo a su debido tiempo.
-Lo dudo.
La puerta se abre de golpe alertando a Carlo, este se pone de pie cubriendome de lo que sea que entró. Puedo ver a un hombre robusto a unos metros, no alcanzo a verle el rostro, solo parte de su traje. Sus pesados pasos resuenan en todo el lugar.
¿Y Elijah?
Espero atenta a que pase por la puerta y detenga todo esto, pero nada. La pausada respiración del hombre me pone los pelos de punta.
-Es una humana-habla con marcado acento ruso-. Mi hermano no debe estar muy feliz por ello.
-El no estará feliz con tenerte aquí, Jasón, aquí no eres bienvenido-Carlo se mueve lentamente y yo con él-. Ella es mate de Elijah, sabes lo que pasará si le tocas un solo cabello.
-No te preocupes por mí, solo estoy de paso-dice antes de caminar hacia nosotros-. Vamos, no voy a morderla.
Carlo voltea a verme indeciso antes de apartarse. Me enderezó lista a encarar al hermano de Elijah, con mi mejor sonrisa.
En solo unos segundos imaginé distintos escenarios de como sería, pero nunca, nunca de esta manera. Todo rastro de emoción desaparece de mi rostro al verlo.
Porque ya pasaron años y no debería recordarlo.
Porque ya pasaron años y solo lo vi unos segundos.
Porque yo misma le di tres tiros.
Porque él fue quien me arrebato a mi madre.
-Es un placer, soy Jasón-estira su mano invitándome a tomarla.
Me recompongo tan rápido como puedo, tomando su mano, grabando me su sonrisa, la malicia escondida en su mirada y recordando como sacaban su supuesto cadáver de lo que una vez fue mi hogar.
Suprime el llanto, las niñas bonitas no lloran.
-Y yo Lucy-sonrío-, es todo un placer.
. . .
¡Aquí de nuevo! Lo prometido es deuda, dos capítulos para esta semana, llevaba tiempo queriendo escribir esto, Elijah solo dijo una parte de lo que Lucy esperaba, es parte fundamental en la historia y más con la llegada de Jasón.
¿Qué opinan de la llegada de Jasón?¿No eran de plata las balas?
Díganme que les pareció el capítulo;)
Voten y comenten si les a gustado ♥️
Lin ☁️
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