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REVENGE O2: Rage.

RAGE. 장 O2.
Dos años después.
Un mes antes de la venganza.

Dos años después, dos años completos en que su vida solo era color azul oscuro, las rutinas son monótonas, nunca existió el color de la vida y todo se apagó a su alrededor, incluyendo a él mismo.

Se mantuvo en silencio por demasiado tiempo, las cartas en su buzón son de personas desconocidas que le piden que siga en silencio durante toda su vida. Si intentaba buscar ayudar, entonces tendrían que asesinarlo de todas las formas existentes. Amenazado en su propia casa.

Al principio sintió confusión al recibir tantas cartas por día con el mismo mensaje, redactado de diferentes maneras con un objetivo en claro; si hablas o si pides ayuda, te haremos sufrir. En silencio, te ves más bonito.

Dos jodidos años consecutivos en silencio por culpa de las cartas y siendo ignorado por la policía. Algún día ese silencio debe romperse, la paciencia se acaba y la cordura comienza a exigir observar algo más que sus propias manos utilizando un cuchillo en un trozo de carne de animal. Sus manos quieren destrozar otra carne, su mente poco a poco se va agrietando y su personalidad pierde rumbo, ya no es la misma que antes, se olvidó de lo dulce y amable que era.

Su-ah siempre supo que su futuro esposo era amable, dulce y atento, pero jamás supo que tenía un pasado que comprometía su mente cínica. Ella iba a casarse con un asesino y ex mafioso, pero realmente cuando estuvo a punto de saberlo, Jeongguk solo fingió que no era como ella sospechaba. Fingió sentir gusto por el arte y Su-ah no pudo resistirse a regalarle demasiada pintura como también lienzos, dónde plasmar su arte.

El padre de Su-ah solía desconfiar de Jeongguk y sus gustos por ser pintor, aunque su hija siempre le insistía que era un buen hombre y era el amor que deseaba tener toda su vida a su lado. A diferencia de su padre, la madre de Su-ah era completamente diferente y siempre aceptó a Jeongguk como su hijo, pero también como el futuro esposo de su hija.

La madre de Su-ah, siempre halagaba a Jeongguk por su apariencia y forma de ser; "Es un hombre muy guapo, Su-ah. Debes cuidarlo y alimentarlo muy bien, siempre podemos ganar el corazón de un hombre por su estómago."

Pero Su-ah no tenía que ganar el corazón de Jeongguk por su estómago, ella ya había ganado su corazón desde la primera noche en que lo sanó de sus heridas y lo mantuvo a salvo por años hasta ser adultos. Pero jamás podría mantenerlo a salvo por siempre hasta que el día de la boda llegó y ella decidió ser quien de su vida por él. Siendo quien lo abandone, pero al menos le regaló su vida, y le susurró; "Quiero que vivas, mi amor."

Jeongguk jamás olvidó su rostro de dolor y su cuerpo intentando luchar por vivir, pero Su-ah no pudo evitar sentirse mal en los últimos segundos vida. Observar el rostro húmedo de su esposo y sus heridas, su corazón se destrozó de tristeza, y finalmente dió su último aliento cuando ya tuvo demasiado tiempo para despedirse. Lo último que sintió antes de cerrar sus ojos, fueron los cálidos labios de Jeongguk sobre los suyos.

Y Jeongguk cada mañana despierta sin ella a su lado, no importa cuánto extienda su mano a su lado, jamás volverá a sentir el cuerpo de su esposa recostado sobre la cama. Cada día, la cama está aún más fría que el día anterior y es difícil dormir solo después de dos años. Extraña dormir abrazado junto a ella.

El despertador suena a la misma hora cada día en la mañana. 6:00 AM. Todos los días son iguales de monótonos. Despertar, ducharse, tomar el desayuno, beber café mientras ve la televisión y finalmente salir de caza como solía hacerlo con el padre de Su-ah, pero ya no es exactamente lo mismo, todo es aburrido.

Algunos días, sus manos solo pintan el rostro de su esposa de una fotografía en el lienzo que tiene frente a sus ojos, mientras escucha un poco de música clásica para relajar su mente de pensamientos intrusivos con respeto a la sangre, cuando sus ojos observan la pintura roja.

Niega cuando intenta mejorar su técnica al dibujar, pero solo es otro fracaso tras otro y se rinde fácilmente. Su-ah era mucho más hermosa de lo que estaba dibujando en su lienzo.

Sin motivos para volver a pintar, decide que es mejor salir afuera en busca de algo nuevo en el buzón. Seguro sea cartas de desconocidos amenazando con asesinarlo, ya se había acostumbrado a ser amenazado a través de cartas. También se acostumbro a ver cómo muchas cartas caen de su buzón y luego debía recogerla todas como ahora mismo hacia.

Ni siquiera de preocupaba por intentar leer una por una, su mente ya sabe de que se tratan. Es posible que las utilice para brindarle aún más fuego a la chimenea, para volver más cálida la sala de estar. Solo las arrojó al sofá, frente a la chimenea, y se colocó de cuclillas para tomar carta por carta, darle un vistazo y luego arrojarla dentro del fuego. Aumentando cada vez la llama de calor y aliviando el frío de sus manos.

Cada carta que tomaba, tenía una amenaza hacia él. Sin darle importancia, arroja una tras otra hasta que su mano toma una que desprende un perfume familiar, que recuerda oler hace mucho tiempo atrás y era de color rojo. La coincidencia es que esta nueva carta es de color rojo y con ese perfume que volvía sensible su olfato.

Estornudó cuando el aroma era muy fuerte para su sensible sentido del olfato, luego la observó un poco antes de abrirla.

Snake Eyes.

Otra vez ese nombre, hace dos años que no volvió a leerlo hasta hoy y es extraño que ese desconocido vuelva a enviarle una carta después de tanto tiempo. Solía creer que el detective Kim había detenido a este desconocido para que deje de enviarle cartas, pero en realidad, tampoco volvió a ver al detective Kim desde hace dos años desde que fue restringido a volver a pisar el edificio de policías. Desde ese tiempo, se alejó de todo tipo de policía por su propio bien.

Al abrir la carta, sus ojos se mueven en cada línea de palabras escritas con una delicada y perfecta caligrafía gracias a una pluma con tinta. Jeongguk asíntio un poco al admitir en su mente que era una bonita letra y que posiblemente podría tratarse de una mujer, pero duda que sea así. Jamás conoció a más mujeres en su vida, Su-ah fue la única.

Humedece sus labios inconsciente cuando la carta comenzaba con palabras dulces y muy suaves hacia él. Alzó un poco sus cejas al leerla, logrando percatarse de que quien escribió la carta, debe ser una persona con conocimientos y con un lenguaje educado como también tan formal de la realeza.

"Mi querido hombre del pasado.
Los años son duros para tí, dos años en silencio debió doler demasiado, mi precioso hombre.
He visitado la tienda que siempre frecuentas para comprar comida, y el hombre de la tienda me confesó que eres un hombre un poco apagado. Tu voz se volvió profunda y muy tranquila, mientras que tus ojos expresan una profunda melancolía mezclada de furia que desea salir.
Por las noches, suelo imaginarte en mi cama y tu voz, pero está mal confesarte algo tan íntimo como esto.
¿Sabes que supe que hay muchas cartas en tu buzón? No son mías, pero se que no me gusta que te amenacen.
Yo compré tu silencio, mi amor.
Todos esos policías te dieron la espalda, pero no me arrepiento de pagar el precio para que lo hagan.
Si sientes que fui demasiado cruel contigo, entonces puedes buscarme.
No tengo miedo de tí, después de tanto tiempo, tu y yo somos idénticos.
Sin tu esposa de por medio, al fin podemos experimentar el amor. - Snake eyes. (No se te ocurra enviar esto a la policía como al última vez, te haré sufrir si lo haces.)"

Jeongguk se frotó su entrecejo y arriba de su puente nasal, con su dedo pulgar y su dedo índice, luego se pasó la mano por el rostro hacia abajo mientras negaba ante lo que acaba de leer. Ahora su mente dudaba entre arrojarla a la chimenea, entregarla a la policía como evidencia o simplemente guardarla dónde no pueda observarla.

La policía no volvería a creer en él. Si la arroja a la chimenea puede perder la evidencia, y si la guarda, será lo mejor para olvidarla. Mejor la guarda en su cajón de mesa de noche, dónde podría nunca volver a leerla y olvidarse que Snake Eyes alguna vez le envío una carta.

Las horas pasan y es de medianoche cuando el timbre de la casa despierta a Jeongguk. Es una visita inesperada, un papel que firmar y un nuevo integrante en su vida.

Tuvo que ponerse de pie luego de estar acostado en el sofá frente a la chimenea.

Al abrir la puerta, se encontró con una mujer con uniforme de repartidora. En una mano, traía una pequeña jaula de perritos y dentro de esta, descansaba un lindo perrito. En su mano contraria, llevaba un papel y un bolígrafo para que Jeongguk pueda aceptar adoptar al perrito con solo su firma.

-No se lo preguntaré. Sé que usted es el señor Jeon, sabemos de usted y le enviamos un regalo de su esposa. - Comunicó la mujer repartidora. Ella extendió el papel y el bolígrafo hacia Jeongguk, para que finalmente lo tomé y coloque su firma.

-¿Puedo saber de quién es el regalo? - Preguntó el azabache viudo hacia la repartidora.

-Es un regalo de su esposa.

Jeon se asombró un poco y llevo una mano a sus labios para callar un gemido de asombró, no sospechó nada en absoluto cuando escuchó de quién era en realidad. Claro que le dió una mirada rápida a la pequeña jaula de perrito, pero después de eso, solo firmo el papel y le regresó el bolígrafo con el papel a la repartidora. Luego, la mujer le extendió la jaula para que la tome y se marchó sin decir un adiós, desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Jeongguk observó un poco dentro de la jaula, encontrando ese perrito que observó minutos antes, y apreció lo bonito que se veía al dormir plácidamente dentro. Sin decir una palabra, cerró la puerta de su casa y colocó la jaula en el suelo.

No pensó en despertar al canino, solo se encaminó a la cocina por un vaso de agua, y mientras se servía un poco de agua del refrigerador, escuchó al pequeño perrito lloriquear y rasguñar la jaula con deseos de ser libre por la curiosidad que su olfato tenía al estar en un nuevo sitio.

Antes de beber el agua, mejor decidió volver a la sala principal para liberar el perrito. Al abrir su pequeña jaula, el perrito salió a toda velocidad en sus cuatro patitas por toda la casa. Jeongguk se asombró de verlo correr tan rápido y emocionado por toda la sala, el sonido de sus garras sobre el suelo de madera era lo único que se oía en toda la casa silenciosa.

El azabache lo observó con un rostro inexpresivo, sus ojos oscuros lo observaron todo el tiempo, el perrito no se detenía y su olfato siempre buscaba familiarizarse con el ambiente, intentado saber si la casa era segura para él con ayuda de su sentido canino. Era segura, incluso cuando se acercó corriendo hacia Jeongguk, olfateo sus pies descalzos y luego sus piernas. Eso era más que suficiente para saber si Jeongguk era hombre o mujer.

-¿Que haces? ¿Por qué me hueles tanto? Solo soy hombre solitario y viudo al que nadie le interesa su vida. Dime, ¿A ti te importa vivir desde ahora con un hombre viudo como yo? Quizá no me veo del todo bien, pero soy bueno. - Expresó el azabache viudo mientras se colocaba de cuclillas frente al cachorro, el cual soltó un ladrido y se sentó sin que se lo pidiera. Sus ojos de cachorro lo observaron al rostro como si comprendiera todo lo que le confesó.

Jeongguk solía observarse al espejo todas las mañanas y confirmaba que era un hombre viudo cada día más. Su barba había crecido un poco en su rostro, no de forma exagerada, pero si tenía vello facial alrededor de sus labios, mandíbula y mentón. No podía negarlo, su apariencia se volvió descuidada desde que su esposa se fue hace dos años y su vida se volvió de un color azul oscuro.

Su estilo de ropa cambió rotundamente, ahora solo era ropa desteñida y holgada, fuera de la moda y vieja. Quien sea que lo observé, dirá que es un hombre demasiado mayor para la edad que realmente tenía. Aunque tenía veintiséis años, nunca se tomó el tiempo en pensar en tener otra mujer a su lado porque Su-ah sería la única toda su vida. El pasado es pasado, pero nunca la olvidaría.

La diversión se fue hace dos años, todo se fue hace dos años. Observar al cachorro de ojos tiernos y inocentes, creyó que todo había acabado en la vida pero en el reflejo de los ojos de ese perrito, comprendió que existía mucho más que pozo oscuro en el que se encontraba ahora. Supo que podía salir del pozo que lo atrapó por dos años consecutivos.

El cachorro soltó otro ladrido emocionado cuando su objetivo era investigar un poco más la casa. Sus patas se pusieron en marcha y corrieron por la casa con la mirada de Jeongguk sobre él.

-Después de estar en una jaula. ¿Aún estás contento de ver otro sitio nuevo en tu vida? Me pregunto si realmente me aceptas, y realmente me pregunto si puedo hacer lo mismo que tú.

Sus patas corren por toda la sala, parece que la está pasando bien con solo correr por la casa mientras disfruta de la nueva vida que tiene ahora después de estar en una veterinaria y encerrado entre rejas, aún así, al ser solo un cachorro, sabe que tiene oportunidad de vivir otra vez con un dueño diferente y darle una oportunidad a Jeongguk para que sea su nuevo dueño.

Confía en el azabache viudo, desde que lo olfateo, su sentido canino le dijo que no sería como su agresivo dueño anterior. Jeongguk tiene algo diferente a su dueño anterior, y es tristeza profunda, y se encargará de volverlo feliz como sea, aunque sea solo un perrito.

El hombre viudo caminó hacia el sofá, tomó asiento mientras bebía un poco de agua hasta que el cachorro se acercó a sus pies y intentó subir al sofá para acompañarlo, pero sus patas son muy cortas para poder subir. Es así que, su ladrido hacia Jeongguk le indica que necesita ayuda. El último mencionado, lo observa y lo ayuda a subir al sofá para que esté a su lado.

-Ah.. supongo que debo estar contigo ahora. La casa solía ser un silencio de cementerio, pero contigo aquí, creo que mejorará. - Suspiró Jeongguk al observarlo de reojo. El cachorro se recostó sobre sus patas y luego lo miró.- No me mires así.. tus ojos son tiernos, no lo negare.

Jeongguk enseñó una sonrisa hacia el cachorro, la primera sonrisa desde hace dos años. Negó cuando el pequeño canino soltó un pequeño lloriqueo, pero no de tristeza, si no de emoción y respondiendo hacia el hombre.

-Sabes.. todos en la vida enfrentamos situaciones que nos hacen caer en un pozo oscuro y sin salida. Solía creer que jamás saldría del pozo, pero después de leer tu papel, supe que tenías un dueño agresivo que no era nada bueno contigo. Mierda.. eso debe ser horrible y lo es cuando solo eres un cachorro indefenso. - Un sorbo a su agua y Jeongguk le dió una mirada rápida antes de continuar. El cachorro soltó - Lo entiendo, no podías defenderte... y yo tampoco pude defenderla a ella de esos asesinos. Si la hubiera salvado, quizá ella este aquí con nosotros.

El cachorro soltó un gemido tierno luego de oírlo, dándole la razón de todo y solo removió un poco su hocico sobre sus patas delanteras.

-Si, debe ser horrible, comprendo tu decepción y dolor. - Jeongguk bajó su cabeza y frunció su ceño.- Aún no entiendo, eres un regalo de mi esposa, te adopté y ahora.. estás aquí. ¿Ella sabía que esto sucedería?

El cachorro solo lo observó sin soltar ningún sonido canino, solo contempló el rostro de su nuevo dueño.

Jeongguk se puso de pie con la mirada en la fotografía del cuadro de su esposa sonriente junto a él, cuyo cuadro se encontraba sobre la chimenea, y se aproximó para observarlo mejor pensando que posiblemente Su-ah podía presentir su propia muerte en el futuro, y antes de marchar, se aseguró de que todo quede en manos de Jeongguk como un heredero al casarse con ella.

El azabache viudo observó la fotografía de ambos en el recuadro y sonrió un poco al recordar el momento en que sonrieron para esa fotografía, en la que tomaron cuando estaban de vacaciones en un lindo lugar de nieve. Algo en ese recuadro le despertaba la desconfianza desde lo profundo de su mente, es así que dejó el vaso de agua sobre la mesa de café y tomó el recuadro de madera para luego girarlo, observando el lado trasero de este.

El cachorro solo observó todo sin moverse del sofá.

Jeongguk tomó con fuerza el recuadro entre sus manos y luego lo rompió al golpearlo contra su rodilla, logrando que el vidrio se rompa en pedazos y la fotografía sea libre de ser tomada. Al quitarla del recuadro, las voces del pasado y de ese mismo momento, regresaron y resonaban en su mente como un recuerdo vivo.

"¡Jeongguk! ¡Cariño! ¡No tienes que observarme a mi, observa a la cámara! ¿Que tanto observas?"

Sus ojos oscuros observaron detrás de la foto al girarla al revés y encontró letras escritas con la caligrafía que pertenecía a Su-ah. Fue inevitable no sentirse un poco confundido ante el mensaje oculto que tenía la fotografía.

-Su-ah.. - Susurró el azabache con una expresión de leve tristeza mezclada del cariño que sentía por ella.

"No, Su-ah, no apagues la cámara. Si no puedo parar de observarte, es porque eres demasiado bella para mí."

Su voz del recuerdo en su mente confusa y una fotografía en su mano que tenía la claridad de lo ocurrido en el pasado. Un mensaje del pasado para su futuro, Su-ah sabía lo que iba a ocurrir, Su-ah supo que pronto podría morir y es así que dejó todo para Jeongguk.

"Querido, Jeongguk, mi hombre más amado y al que siempre amaré después de irme para siempre. Le dejo todo lo que me pertenece, la casa, nuestro futuro perrito, nuestras vidas juntos y el cariño eterno que te tengo. Mis lágrimas caen al escribir al saber que eres el objetivo de muchos hombres, aún así no me detendré y dejaré que todo sea tuyo. No solo fui una mujer que te amó, también soy conciente de que eres letal, pero aunque ellos intentaron alejarnos, yo prepare todo para el futuro. El último golpe y un secreto en nuestro sótano."

Jeongguk apretó sus labios con cierta molestia que creció con cada palabra escrita por Su-ah. Claro que su molestia no era por su esposa, era por quienes arruinaron todo. Sea quienes sean esos hombres que lo perseguían, Jeongguk no podía permitir que esos culpables sigan caminando por el mundo después de lo que hicieron, y era capaz de utilizar la claridad que el mensaje oculto le brindó para tomar riendas en el asunto. Sería la peor opción para alguien normal, pero para el azabache fue una buena y última opción.

El cachorro soltó un pequeño gemido canino llamando su atención cuando era extraño que su dueño este tan quieto y observando a la nada mientras su mano contraria se vuelve un puño.

-No te preocupes.. estoy bien. Solo necesito terminar de aclarar mi mente, creo que acabo de entender algo después de tanto tiempo.

Jeongguk observó todos los cuadros de arte de la sala principal y asintió cuando supo que tenía un cierto trabajo por hacer. Es posible que está noche no duerma para aclarar su mente confusa.

𝐑𝐄𝐕𝐄𝐍𝐆𝐄

Todos los cuadros de arte están esparcidos por el suelo de la sala, el pequeño cachorro solo observa desde el sofá como su dueño lee todos los trozos de papel escritos con un mensaje que Su-ah dejó una semana antes de la boda, hace dos años atrás.


El fuerte sonido de las rodillas de su dueño al caer al suelo del madera, llama su atención y gracias a sus sentidos caninos, sabe que el azabache viudo se encuentra llorando ahora mismo mientras se arrodilla en suelo con un trozo de papel escrito por su misma esposa fallecida. Las lágrimas caen por sus mejillas y sus labios tiemblan, incluso su respiración se vuelve pesada cuando sus sollozos comienzan.

El pequeño perrito baja del sofá como puede, corre hacia su dueño y se acurruca en sus piernas, entendiendo el dolor y siente como las lágrimas de su dueño caen sobre su pelaje cuando es abrazado por sus brazos.

Un pequeño suspiro canino indica que no le gusta ver a su dueño de esta manera, aunque llevan horas desde que se conocieron, en realidad tiene mucho más en común que solo una misma casa en la que viven ahora.

Jeongguk abrazó al pequeño cachorro mientras sus lágrimas rodan por sus mejillas y intenta reprimir sus sollozos, pero es imposible reprimir la tristeza porque es mejor dejarla ir a que sentirla para siempre.

Cada mensaje que su esposa dejó, solo explica que ella fue perseguida por muchos hombres que la amenazaban con asesinarla si ella no dejaba a Jeongguk solo para que él regrese de dónde vino. Su-ah se negó a hacerlo y aceptó estar siempre con Jeon para siempre, pero al desobedecer a esos hombres, ella finalmente fue asesinada junto a todos en la iglesia y sabía que Jeongguk también sería asesinado, es por eso que ella decidió dar su vida por la de él. Dió su vida para Jeongguk pueda seguir sus instrucciones y vengarse.

Cada mensaje tiene una instrucción diferente de parte de Su-ah, comenzando por todos los hombres que la amenazaron con cartas hasta de las armas ocultas que existen el sótano, listas para ser utilizadas como los números de teléfono de hombres que podrían ayudar a Jeongguk.

-Ella tuvo muchos problemas por mi culpa. -Dijo el hombre viudo, acariciando la cabeza del cacharro.- Ella murió por mi y por su familia, yo moriré por vengarme en su nombre. Estoy seguro que alguien más estuvo involucrado aquí, tiene que existir una razón por el cual fue amenazada exactamente, claro que fue por mi. ¿Por qué deseaban alejarnos tanto? ¿Alejarse de mi para que yo regrese? ¿A dónde?

Tantas preguntas y la única respuesta está en el sótano de la casa.

El pequeño cachorro se acurrucó aún más en sus brazos y comprendió que quizás ya era hora de descansar. Solo se puso de pie con el canino entre sus brazos y caminó hacia la habitación, subiendo las escaleras y adentrándose su recamara para descansar, después de tantas horas en las que destrozó todos los cuadros, finalmente se recostó en su cama y soltó un suspiro. El cachorro se acomodo a su lado y se acurrucó contra sus brazo, mientras Jeongguk se encargó de cubrirse a él y al canino con una gran cobija antes de apagar la luz.

A la mañana siguiente, era demasiado temprano pero el cachorro ya tenía hambre, y como todo perrito debía comer para crecer y mantenerse fuerte. Jeongguk no recuerda tener comida para perros, y es por eso que tendrá que comprar un poco después, pero ahora tiene que calmar al cachorro que no puede evitar de lamer su rostro para despertarlo mientras mueve su cola de un lado a otro con emoción de ya tener su comida.

El azabache soltó una risilla divertido cuando la lengua rasposa del perrito pasa por la mejilla de su rostro, y solo lo detiene con una acaricia en su cabecita, para luego abrir sus ojos y sentarse en la orilla de la cama.

-Voy a comprarte comida después, no he tenido un perro antes, así que tendré que darte de mi desayuno. Es la primera vez en dos años que cocinare para alguien más. ¿Puedes creerlo?

Jeongguk sonrío otra vez por segunda vez y su cachorro soltó un ladrido como si acabará de comprenderlo todo. Lo tomó en sus manos y lo ayudó a bajar de la cama, y lo observó salir de la habitación con emoción, podía oír sus patas bajando la escaleras mientras que él solo buscó un poco de ropa en su armario para vestirse luego de la ducha que tomaría.

Después de unos minutos, se colocó sus pantuflas cómodas y bajó las escaleras hacia la cocina donde encontró a su cachorro sentando esperando su comida.

-¡Buen chico, buen chico! Esperando por tu dueño, eh. Voy a darte el desayuno a ti primero.

Jeongguk buscó un poco de leche en su refrigerador, una caja de cereales en su estante de la cocina y un tazón dónde vertió ambas cosas para luego colocarlo en el suelo, el cachorro no dudó en comenzar a devorarlo. La leche era deliciosa y los cereales era algo nuevo para su paladar canino, pero los crujientes que eran lo volvían irresistibles.

El hombre viudo sonrío por tercera vez y se colocó de cuclillas frente al cachorro para acariciar su cabeza un poco, antes de ponerse a preparar su propio desayuno ahora. Seguramente algunos pancakes con una taza de café mientras lee el periódico como todas las mañanas, solo le interesaba las noticias como cualquier ciudadano común.

El hombre viudo arqueó una ceja y desvío su periódico de sus ojos para desviar su mirada al perrito cuando escuchó que el cachorro soltó un pequeño gemido intentando llamar su atención, haciéndole saber que había acabado su desayuno más rápido que su dueño, y no se sorprendió porque supo que realmente estuvo que estar muy hambriento para devorarlo todo.

-Iremos a comprar cosas para ti y algo de comida, solo déjame tomarme un tiempo. Buen chico, ah sí, eres un buen chico.

Jeongguk escondió su rostro detrás de su periódico mientras volvía a sonreír, arrugando su nariz y cerrando sus ojos intentado reprimir una risilla al recordar la carita del cachorro sucia con restos de leche en su hocico que lo hacían ver gracioso pero tierno.

El cachorro parecía entender todo, por eso mismo no pudo evitar dar un salto y soltar un ladrido ante su dueño.

-No me estoy riendo de ti, lo siento, en serio, lo siento. -El azabache bajó el periódico para observarlo, soltó una pequeña risilla divertido ante los saltos y ladridos del cachorro que parecían decir "Ya no te rías de mi."

[...]

Era otro día azul oscuro para él como todos los días. Ningún día era diferente, pero al menos aquel cachorro sentando en el asiento del copiloto hacia que su día mejorará.

Mientras conducía, acercó el vehículo hacia una gasolinera dónde debía recargar combustible luego de conducir por toda la ciudad comprando comida para perros y muchos juguetes para cachorros. Lo único que debía hacer ahora era aparcar el vehículo frente al surtidor de combustible para servirse un poco para su carro.

Acarició la cabeza del cachorro mientras le indica que no se mueva o no vaya a ningún lado mientras que él carga un poco de combustible. Cuando baja del vehículo, se encamina hacia un lado de este para tomar el dispensador del surtidor y colocarlo dentro de la boquilla de combustible del vehículo, comenzando a cargarlo poco a poco mientras espera.

Jeongguk comenzó a cantar por lo bajo, una canción que solía cantar junto a su esposa cada vez que ambos tomaban vacaciones en otras partes de la país y disfrutaban del noviazgo que llevaban en ese tiempo. Toda la tranquilidad y el silencio de la gasolinera se vió interrumpido cuando un vehículo de último modelo, se acercó al sitio con el sonido de la música a un volumen muy alto y siendo centro de atención para Jeongguk, quien giró al ver el vehículo aparcar al otro lado del surtidor que estaba utilizando.

Solo eran tres tipos escuchando música muy fuerte con los parlantes del vehículo mientras que uno de ellos, al aparcar el vehículo, bajó con el objetivo de cargar combustible mientras que los otros dos tipos restantes bajaron del vehículo hablando en ruso entre ellos mientras fumaban cigarrillos.

Jeongguk los ignoró fácilmente, aunque en vez en cuando, desviaba su mirada hacia ellos al escucharlos hablar entre risas y en ruso. Hasta se percató que uno de ellos dos lo observaba con diversión y tuvo el descaro de acercarse al azabache para preguntarle sobre su vehículo. El hombre viudo lo vió por el rabillo del ojo cuando supo que estaba acercándose al vehículo, así que terminó de cargar combustible a su carro y quitó el dispensador de la boquilla para luego cerrarla rápido, y se encaminó para dejar el dispensador en el surtidor.

Estaba apunto de subirse al vehículo después de pagar por el combustible, pero ese tipo se acercó tanto que tuvo mucho más descaro de halagar su vehículo.

Jeongguk elevó su mirada hacia el rostro del hombre joven y ruso que le habló mientras expulsaba el humo del cigarrillo de sus labios como también cerca del rostro del hombre viudo.

-¡Lindo vehículo! Es un buen Nissan Skyline GT-R. ¿Verdad? El color negro le queda muy bien a este carro. ¿Del 98? - Indagó el joven con descaro en su rostro debido a esa sonrisa torcida.

Los ojos oscuros de Jeongguk observaron su rostro por unos segundos antes de responder. Le dió una mirada rápida al cachorro dentro del vehículo cuando respondió.

-Del 99. - Afirmó con seriedad antes de subirse al vehículo y cerrar la puerta a su lado, luego encendió el motor para marcharse, pero el joven ruso egocéntrico se acercó por el otro lado y se recargo en la puerta del copiloto, dónde se encontraba el cachorro mordiendo con su juguete.

-¿Se encuentra en venta? - Volvió a indagar el ruso con una sonrisa torcida y luego expulsó el humo de su cigarrillo dentro del vehículo. A Jeongguk no le gustó para nada esa actitud.

Aunque era ruso, dominaba muy bien el coreano como para comunicarse con Jeongguk, pero este último no le agradaba ese tipo por más bien que hable coreano. Incluso le molestó cuando lo observó acariciar la cabeza de cachorro entretenido con su juguete, sin saber lo que estaba ocurriendo con los dos humanos, Jeongguk solo lo observó frío ante lo que acaba de hacer y luego entendió perfectamente lo que ese ruso le digo en su propio idioma ruso.

-Jodido puto. ¿No piensas decirme si este jodido carro está en venta? Lindo perro para un egoísta. - Dijo el ruso mientras lo observaba a los ojos mientras su mano aún acaricia la cabeza del cachorro. Jeongguk lo entendió.

El azabache arrugó su nariz de molesta antes de presionar el acelerador y hacer rugir el motor, mientras que su mirada bambi se volvía feroz ante los ojos de ese tipo ruso.

-No está en venta, jodido puto. Si lo estuviera, serías el último al que nunca se lo vendería. - Escupió Jeongguk en ruso, con una perfecta pronunciación y claridad, mientras sonreía de lado.

Claro que el ruso se enfadó al escucharlo decirle eso. Casi estaba a punto de abrir la puerta del vehículo para patearle el culo al azabache, pero su compañero lo detuvo en cuanto se dió cuenta de lo que ocurría.

-Lo siento señor, mi compañero es un estúpido sin cerebro. Solo piensa en líos y vehículos caros de alta gama como el suyo. - Confesó en coreano otro tipo ruso con más razonamiento y una sonrisa amable en su rostro, mientras tomaba el brazo del tipo ruso egocéntrico y lo jalaba lejos para que se alejen del vehículo de Jeongguk.

-¿Que carajos quieres? Ese maldito se atrevió a decirme puto. - Escupió en ruso el joven ruso, safando su brazo del agarre de su compañero.

-¿Y tu pensaste que intentando hablarle de esa forma lo lograrias? No empieces con tus jodidos problemas, tenemos una reunión con el señor Park y no podemos llegar tarde. Sabes que puede cortarnos las bolas si lo hacemos. - Regañó el compañero mientras rodeaba el vehículo y se subía a este, seguido de los dos tipos.

El hombre viudo solo los observó hablando ruso, pero jamás respondió a nada más minutos atrás, solo aceleró su vehículo para salir de la gasolinera a toda velocidad y cuando estuvieron lo suficientemente lejos, la mirada feroz en sus ojos se suavizó y observó a su cachorro aún jugando con su juguete como si nada ocurrió.

Su ceño se frunció cuando recordó como ese ruso mencionaba a un tal Park en su idioma ruso. Señor Park.. Park. Alguna vez escuchó un Park en su vida, pero no recuerda si tuvo algo que ver con ese apellido. Solo sabe que desde que su esposa falleció, automáticamente olvidó gran parte de su adolescencia y pasado cuando fue un choque a la realidad perder a alguien tan cercano de un día a otro. Solo pensaba en el presente y muy poco en el futuro, y el pasado solo eran recuerdos olvidados, solo puede recordarla a ella.

Jeongguk soltó un suspiro cuando fue el primer enfrentamiento verbal después de dos años en los que se la pasó a penas encerrado en su casa, pero ese pequeño choque despertó una chispa de rivalidad en su interior que dejó de sentir hace mucho tiempo, y volver a sentirla fue extraño. ¿Así se sentía tener enfrentamientos con otros?

El pasado que dejó atrás, nunca debió quedarse atrás. Él siempre fue un adolescente agresivo, cínico y asesino, jamás debió cambiar su personalidad, solo espera poder adaptar la personalidad de su pasado en su cuerpo y mente de adulto. No puede negar quien fue, quien realmente es y de dónde viene.

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