02.
Raven fue en busca de Janne, en el fondo no deseaba dejar las cosas así antes de partir, quería contarle sus razones ahora que aún tenía tiempo.
En las escaleras se cruzó con Alexi, que subía, no hubo palabras, solo una larga mirada de reproche. Abajo, de pie junto al Dodge, estaba Jan.
— Sé que tal vez debí contarte las cosas antes, estaba buscando la forma...
Él hizo un gesto restándole importancia a sus palabras y la miró a los ojos.
— No hace falta que me des explicaciones, ya decidiste lo que vas a hacer y yo estoy fuera de tus nuevos planes, así que...mejor déjalo Rave.
Ella sonrió mientras se recostaba al auto.
— No me creas si no quieres, pero irme no es tan sencillo como parece.
— Entonces no lo hagas, diles que no puedes, que no quieres, diles lo primero que se te ocurra.
— No lo entiendes, Jan, no es así como funcionan las cosas entre nosotros. Son mi familia, ya escapé una vez para no tener que cargar con las peleas entre Slash y Axl, pero ahora las cosas han cambiado y mi mundo siempre ha sido Los Ángeles.
Janne se desesperó, sabía bien que sus decisiones eran irrevocables, pero en esta ocasión esperaba algo más, algo que, ya estaba convencido, no iba a ocurrir.
— Entonces no me pidas mi opinión, solo has lo que ibas a hacer — caminó hasta las escaleras — ¿Cuándo sale tu avión?
Raven contempló el suelo, reacia a responder, hasta que los ojos cafés la atravesaron como dagas.
— Mañana en la tarde, primera clase. Axl hizo la reservación mucho antes de que Duff llamara.
Él asintió y continuó subiendo. No había nada más que decir.
☆
El día siguiente se le antojó eterno, apenas era media mañana y ya tenía recogida la bolsa de viaje que pensaba llevarse y el resto amontonado en cajas que esperarían su regreso o pasarían a la beneficencia. Odiaba las despedidas y, de todas formas, algo le decía que esta vez no habría nada parecido, ya se habían acabado las palabras.
Janne no le guardaba rencores, eso lo sabía, pero tampoco iba a olvidar tan fácilmente la forma como ella había roto la promesa que se hicieron al comienzo; Alexi, bueno, era lógico que apoyara a su mejor amigo, no lo culpaba, a fin de cuentas ellos dos eran casi hermanos; el caso de Jaska y Henkka era diferente, ninguno de ellos solía meterse en líos ajenos, aunque fueran a extrañarla, eran incapaces de pedirle que traicionara sus principios.
A las 2:00pm estaba en el vestíbulo del aeropuerto, en 15 minutos su vuelo a Los Ángeles con trasbordo en Londres estaría en el cielo. Una mano cálida se posó en su hombro, al volverse se cruzó con la sonrisa culpable de Saori.
— No podía dejar que te fueras sin despedirme, entiendo a Jan, pero tú sigues siendo la persona más importante de mi vida.
Ambas se abrazaron, Raven besó la frente de su hermana y le devolvió la sonrisa.
— Estoy feliz de que vinieras, aunque sabes que detesto las despedidas
Saori hizo un par de muecas mientras imitaba la voz de la otra y repetía sus últimas palabras. Ambas se echaron a reír.
— Pasajeros del vuelo 846 con destino a Los Ángeles y transbordo en Londres, favor de abordar por la puerta D-8 — la voz que anunciaba su vuelo las interrumpió.
— Ok, es hora de que suba a un avión — comentó abrazándola una última vez.
Tomó la bolsa del suelo y echó a andar, pero la voz de Saori la detuvo.
— ¿Puedes hacerme un favor? Dale esto a Duff — dijo sacando un sobre del bolsillo de la chaqueta.
Raven le dio unos golpecitos en la frente antes de tomar el papel.
— Nunca me equivoco. ¿Puedo leerlo?
Ella asintió y le devolvió los toquecitos en la cabeza a la vez que la empujaba con delicadeza.
— Vete ya o te juro que te haré perder ese avión, tonta.
— Cuídalos y cuídate y no te cases antes de mi regreso.
Saori río con ganas y le apuntó con el dedo.
— Vale, pero regresa, esa es mi condición.
— Jummmmm...lo pensaré — Raven también río — Dile a Janne...no, mejor déjalo, no creo que quiera escucharlo de todos modos.
Con un último saludo se dirigió hacia la puerta de embarque.
Una vez instalada en el avión, sacó el sobre que su hermana le había dado e inspeccionó el contenido: una simple hoja de papel con tres palabras escritas en grandes letras rojas: AÚN TE QUIERO. Dejó escapar una risita y guardó el sobre en el bolsillo de la americana de cuero. Se recostó en el asiento y trató de no pensar en todo lo que dejaba atrás...el futuro estaba a unas horas de distancia.
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