Epílogo 1
Había pasado tres años desde lo sucedido, era algo que Jennie difícilmente podría superar, pero ahí estaba, intentando seguir adelante junto a Ella y Emily, que había decido criar como si fuera su propia hija.
A la pequeña le tomó tiempo acostumbrarse a la nueva familia que había obtenido, pero lo estaba haciendo por su madre, y al pasar el tiempo, Jennie se fue ganando su cariño, ambas congeniando como si en realidad fueran madre e hija.
Pero la situación no era lo mismo con Ella, siempre paraba encerrada en el sótano, dormía allí, casi no comía y había dejado sus estudios sin explicación alguna.
Jennie y ella habían tenido muchas discusiones cada vez que se atrevía a salir, la castaña le reclamaba su actitud, quería algun tipo de explicación. Le preocupaba el estado de su hija, la veía muy cansada, y había perdido peso, se aprovechaba del estado de su madre al no poder bajar por las escaleras, porque las sillas de ruedas no se lo permitía.
Ahora Jennie ni siquiera podía ponerse de pie, y al necesitar algún tipo de ayuda, allí estaba Emily, lista para ayudarla en lo que necesitaba. Pero a la pequeña no le gustaba cuando Jennie y Ella discutían, cada vez que escuchaba que comenzaban a alzar la voz, la pequeña corría a su habitación y se encerraba hasta que aquello termine.
_¡Dejame en paz! ¡Yo sé lo que hago con mi vida! ¡No tienes porqué entrometerte!
_¡Soy tu madre! ¡Mi trabajo es cuidar de ti! ¡llevas todo el maldito día metido en ese lugar! ¡no puedes seguir así para toda tu vida!
Ella ignoró el llamado de su madre y se encerró nuevamente en el sótano. Caminó furiosa donde su escritorio y levantó su cuaderno para ver todos sus apuntes. Las hojas estaban llenos de números y cálculos matemáticos que difícilmente alguien con inteligencia entendería.
Se quitó las lágrimas de la rabia y volvió a sentarse en su silla, para continuar con la investigación mas importante de su vida. Estaba decidida a lograrlo, tenía que funcionar.
****
Rosé regresaba del trabajo junto a una bolsa de hamburguesas, quería engreir a toda su familia por las buenas calificaciones de los niños.
Iba a anunciar su llegada pero se detuvo en la sala, viendo con adoración como Vivian junto a sus hijos, dormían en la alfombra del piso junto a una frazada. Parecía que se habían quedado dormidos viendo una película, ya que la televisión estaba encendida, mostrando el menú del Cd, con muchas películas animadas.
Dejó la bolsa en silencio sobre la mesa, y su bolso lo colocó sobre el sillón que se encontraba detrás de ellos.
_Cariño - movió a la castaña, Vivian abrió los ojos somnolienta, pero sonrió con amor al verla.
_Llegaste.
_¿ya comieron? - Vivian asintió, saliendo cuidadosamente de entre los niños y levantándose para tomar la mano de Rosé, y caminar con ella a la cocina - había traído hamburguesas.
_Shhh - pidió la castaña - sabes lo glotones que son, si lo escuchan, vendrán como rayos.
_Ya lo escuchamos - Vivian y Rosé brincaron del susto al ver a los tres niños detrás de ellas - me das la bolsa, por favor - sonrió la mayor.
_Caray, se parecen a su madre - Vivian rió - tengan - le entregó con el permiso de Rosé - pero cada uno a su cuarto, ya es hora de dormír.
Los chicos asintieron y dándole las buenas noches a ambas mujeres, salieron corrieron escaleras arriba.
_Te extrañé - Vivian sintió el abrazo de su novia por detrás, eso la hizo sonreír.
_Yo también te extrañé - besó su cien mientras acariciaba sus manos en su cintura - ¿tú ya comiste? - Rosé negó con un puchero - cariño - la reprendió - ya hemos hablado de eso.
_Sí pero, me gusta mas la comida que tú me preparas, por eso espero en llegar a casa.
_Y me alegra que te guste, pero sabes que me preocupo, si deseas, puedo llevarte la cena todos los días, para mi no hay problema.
_Hablamos de eso en cama, ¿te parece?
_Está bien, pero primero voy a cocinarte algo.
_Gracias - besó sus labios - ¿puedo cocinar contigo?
_No, en la cocina no congeniamos pero para nada - ambas rieron.
****
Emily regresaba de la cocina con un vaso de leche, cuando vio la puerta del sótano un poco abierta. Le dio curiosidad saber qué era en lo que tanto tiempo pasaba su hermana. Dejó el vaso con leche sobre la mesa, y caminó directo al sótano, sus pasos no se podían oír al estar descalza y tampoco tenía algún tipo de ropa que cause ruido, sólo tenía su piyama rosada.
Abrió mas la puerta, y observó a Ella durmiendo sobre la mesa mientras seguía sentada, usaba sus brazos como almohada y sostenía en una mano un pequeño lápiz.
Bajó para avisarle a su hermana que vaya a su cama, cuando se dio cuenta de algo que ella jamás había visto, estaba a un extremo en forma de esfera. Parecía una especie de máquina, una que ya parecía estar terminada.
Se sobresaltó cuando Ella se movió un poco, y siguió durmiendo. La pequeña de ocho años decidió salir, quizás su hermana se moleste si se estera que descubrió su secreto.
A la mañana siguiente, Jennie se apoyaba de espaldas a los bordes de la silla de ruedas, y alzando su cuerpo con ayuda de sus brazos, logró sentarse sobre la silla. Tomó su pierna derecha, colocándolo en el soporte que traía la silla para los pies, y lo mismo hizo con el otro, comenzado a girar las ruedas para poder avanzar. Su habitación estaba en el primer piso por obvias razones. En el camino por el pasillo, se encontró a Emily lavándose sus dientes sobre el banquito que necesitaba para llegar a la altura del espejo, y eso la hizo sonreír, la pequeña era muy independiente. Pero al llegar a la mesa, volvió a encontrar lo de todas las mañanas, una taza de café con resto de pan comido, era lo único que Ella comía. Pero en cambio para ella y Emily, la joven castaña preparaba de todo, y sólo lo dejaba en sus respectivos lugares.
_¡Genial! ¡Hay mango! - Emily subía a su silla.
Jennie suspiró y trató de controlarse para no discutir con su hija a tan tempranas horas de la mañana, pero esto no podía seguir así, necesitaba respuestas, necesitaba saber qué era lo que le pasaba.
En la tarde, Ella salía para hacer el almuerzo, pero se detuvo cuando vio a su madre esperándola en la sala. Trató de ignorarla y siguió su camino a la cocina.
_¿Es por Lisa? - Ella se detuvo - ¿es por tu madre que cambiaste de tal manera?
La joven castaña suspiró y giró sobre sus talones para poder hablar, pero su madre tenía sus ojos humedecidos, y eso como a cualquier hijo, hizo que todo su esfuerzo de verse fuerte, se vallan al carajo.
_Mamá...
_Sé que fue un golpe fuerte para nosotras, pero la solución no es encerrarte en tu cuarto, no vas a lograr nada haciéndolo. Yo también la extraño - tuvo que mantener silencio un momento para no llorar, tenía que ser fuerte como lo a sido en esos años - la extraño muchísimo, pero debemos aceptarlo y seguir adelante. No quiero que sigas encerrada en ese lugar, ¿entendiste? Quiero que salgas, que disfrutes de tu juventud, y si es necesario irte de viaje, hazlo, yo estaré bien aquí, pero necesito verte feliz, que realices sus sueños. ¿o te ocurre algo mas? - Ella bajó la mirada - si es así, puedes confiar en mí, soy tu madre, cariño. Tal vez esté en sillas de ruedas, pero puedo ayudarte. Por favor, ¿qué es lo que ocurre contigo? - suplicó por una respuesta - ¿Es Emily? - preguntó dudosa - ¿te incómoda que esté aquí?
_No - respondió finalmente - no es ella, yo la adoró - sonrió con nostalgia - tenías razón en tu primera hipótesis - suspiró - es mi madre...Yo - sintió las lágrimas acumularse en sus ojos - la extraño demasiado - mantuvo silencio - no es justo...que sólo haya tenido tres meses a su lado, y que nos la hayan arrebatado de la noche a la mañana - comenzó a sollozar - perdoname, mamá. Por actuar de esa manera todo este tiempo, no quería preocuparte. Pero me he sentido tan...molesta y frustrada, que sólo me desquitaba contigo. No quise gritarte, en serio lo siento.
Jennie avanzó su silla de ruedas a ella, y tomó con cariño su mano, demostrándole así que no tenía nada que perdonar, era su hija, y sin importar que, siempre la va a amar.
Ella no pudo mas, y lloró en los brazos de su madre, volviéndose a sentir como un pequeña niña a su lado.
****
En una lápida decorada con flores, era puesto una hermosa flor de color blanca. La chica le sonrió con tristeza, y luego solo bajó la mirada, lamentándose no haber podido venir a verla antes.
Otra mujer se acercó a ella, y tomó su mano entrelazándolas, sintiéndose de la misma forma.
_Ella me enseñó a ser alguien mejor, siempre le estaré agradecida - pronunció Chaeyoung.
_Vamonos - Mina comentó dolida - no quiero que nuestro hijo se ponga intranquilo por no estar.
_Tienes razón, aún no se acostumbra a su tía - ambas se sonrieron, alejándose del lugar sin soltarse de la mano.
****
Era un nuevo día, cuando Jennie volvía a salir por el pasillo y fue cuando vio extrañada a Ella en la entrada del sótano, esperándola.
_Hija, que...
_Quiero que veas algo - pronunció nerviosa - es en lo que he trabajado en estos años.
La joven castaña cargaba a su madre y bajaba cuidadosamente por las escaleras, para luego sentarla en su silla que era seguro para ella.
Ella se acercó con lentitud a la máquina que estaba cubierta por una tela blanca, y observando a su madre aún nerviosa por su reacción, la quitó lentamente.
Jennie la observó con sorpresa, no sabiendo realmente como reaccionar, tenía una pequeña seguridad de qué se trataba, pero al pensarlo seriamente, comenzó a molestarse.
_Sacame de aquí - pronunció con voz neutra.
_Mamá...sé que no quieres pasar por lo mismo, pero por favor, escuchame.
_No vas a volver, Ella. No pienso arriesgar a mi hija en esta locura.
La joven castaña la miró confundida.
_¿No deseas volver a estar con mamá?
_¡Claro que lo deseo! - afirmó - Pero mira como terminó todo, hubiera sido mejor que sólo yo hubiera muerto, y no tantos inocentes - sus ojos volvieron a humedecerse - eres el único recuerdo que tengo de tu madre, y no quiero perderte. Por favor, deshaste de eso y sólo continuemos. No causemos mas problemas.
_Todas esas muertes, no fueron tu culpa mamá, deja de pensar en ello - pidió - y sobre la máquina, seguro ya sabrás de lo que se trata.
_Ella, ya te dije que no quiero que vayas.
_No voy a hacerlo - Jennie la observó - la que lo hará...serás tú, mamá - la castaña iba a responder, pero su hija se adelantó - escuchame, esta es una gran oportunidad, puedes retomar tu vida junto a ella. Puedes volver a verla, sin que haya ni un tipo de peligro.
Eso llenó de alegría el corazón de la castaña, pero era una idea que para ella era casi imposible.
_¿estás segura?
_Sí - sonrió - pero...yo no soy tan inteligente como mamá - bajó la mirada avergonzada - intenté hacer una máquina idéntica al que ella hizo, pero me fue imposible - giró a ver lo que ella había logrado - este solo tiene una oportunidad de viaje, es lo único que pude hacer, por eso...la que tiene que viajar, eres tú - giró a verla - ¿lo harás?
Voten ❤
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