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97

Yoongi sintió que la ansiedad lo comía vivo. ¿A dónde habían llevado a Jimin? ¿Por qué no estaba en su habitación? Nervioso y asustado, quiso entrar en el cuarto de baño, por si su esposo había despertado, pero la voz de una enfermera se lo impidió.

—No entre. Ha habido una fuga en la tubería del baño y hemos trasladado a su marido a otra habitación. Está en la veinticinco, justo al fondo del pasillo.

A Yoongi se le cayó un peso de encima. Con toda la tensión que acarreaba del funeral, no había pensado en una explicación tan sencilla como esa.

El joven le hizo una reverencia y se apresuró por el pasillo. Necesitaba ver a Jimin, era lo único que podía calmar su corazón y cuando lo encontró sobre la cama, con la misma expresión de los últimos días, la tensión se disipó.

—Me has dado un susto de muerte— Yoongi se acercó y le dio un beso en la frente —No te vuelvas a escapar de mí, Jiminie. En serio. ¿Qué haría yo sin ti?

Yoongi no esperó una respuesta de su parte. Jimin llevaba cuatro días en ese estado y aunque seguía creyendo que tarde o temprano iba a despertar, algo le decía que ese momento todavía no había llegado.

El joven se aseguró de que estuviera bien tapado. También revisó el goteo y la medicación como hacía todos los días. Por último, acercó el sillón de la esquina para estar más cerca de la cama.

Desde que habían trasladado a Jimin a planta, era mucho más fácil para Yoongi cuidar de él. Además, también disponían de mayor intimidad, por lo que no sentía tantas limitaciones a la hora de hablar con él.

—¿Cómo ha sido tu día? ¿Has tenido dulces sueños?— preguntó tras besarle la mano —El funeral ha sido muy emotivo... No creo que pueda expresar cómo me ha hecho sentir... Despedirme de tantas personas, de nuestro querido Hoseok y nuestra preciosa Mellie... Ha sido muy duro...

Yoongi se tomó un instante para procesar el dolor. No quería llorar delante de Jimin, pero le estaba costando mantener la compostura.

—Tae considera que como hemos tenido que incinerar los cadáveres, deberíamos habilitar un espacio en el cementerio y crear tumbas simbólicas. Así la gente tendrá un sitio donde llorar a sus seres queridos. Le he dicho que tú estarías de acuerdo, no me equivoco, ¿verdad?

Yoongi deseo oír su voz más que nunca. Aunque solo fuera por un par de minutos, lo echaba tanto de menos que necesitaba oír la voz de la persona que tanto amaba.

—Wooshik te está sustituyendo como gobernador y lo está haciendo bastante bien. Tuviste buen ojo con él, así que no te preocupes por nosotros. La isla está bajo control, no dejaremos que se pierda todo el progreso que has logrado.

En cuanto dejó de hablar, Yoongi sintió el corazón muy pesado. Una parte de él temía que, cuando Jimin despertara, le culpara del secuestro de Junggi. Aunque sabía lo noble que era el corazón de su marido, le aterraba su reacción por todo lo que le había ocurrido a su hijo.

—Descansa— Yoongi entrelazó la mano de Jimin con la suya y apoyó la cabeza sobre la cama. Estaba cansado, física y emocionalmente, pero cuando estaba con él lo invadía un sentimiento de paz. Independientemente de su estado, de la situación o del dolor, la cercanía de su marido le hacía sentir a salvo.

La mañana siguiente inició con un tiempo bastante soleado. Los pájaros volvían a cantar después de varios días en completo silencio. Yoongi se despertó en la misma posición que se había quedado dormido. Le dolía el cuello y la espalda, pero tras unos breves estiramientos se le pasó.

Lo primero que hizo fue besar a Jimin en la boca. Lo hacía todas las mañanas, lo único que cambiaba era el lugar que elegía.

—Buenos días, amor— Yoongi le acarició el rostro suavemente —Hoy es un gran día. Hoy vas a recibir una visita muy especial.

Mientras tarareaba Mariage d'amour, lo aseó y lo peinó para que tuviera buen aspecto. Las heridas en su rostro habían sanado bien, aunque todavía quedaban algunas marcas.

Yoongi regresó a casa después de la visita de la doctora. Cuando se aseguraba de que le habían cambiado la medicación adecuadamente y estaba bien atendido, solo entonces se desplazaba hasta la casa de su hermano para ver a Junggi.

Yoongi deseaba pasar más tiempo con su hijo, no quería que se sintiera solo y tampoco que tuviera que pasar las mismas horas que pasaba él en el hospital. Por eso, lo visitaba varias veces al día, para que no tuviera la impresión de que sus padres lo habían abandonado.

Taehyung y Jungkook estaban siendo de mucha ayuda al ocuparse de Junggi, especialmente por las noches. Aun así, a Yoongi le preocupaba mucho el estado del niño. Las pesadillas que sufría eran constantes y encima había desarrollado un miedo hacia el bosque que le impedía acercarse a él. Ni siquiera quería jugar en su parque favorito, porque estaba tan cerca, que cuando Taehyung lo llevó para distraerlo, le dio un ataque de ansiedad.

Junggi iba a recibir su primera sesión de terapia en dos días y aunque Yoongi querría haberlo llevado antes, los psicólogos y estudiantes de psicología estaban hasta arriba de trabajo. Con la cantidad de personas que acudían a ellos, no tenían ni tiempo para dormir.

Cuando entró en la vivienda de su hermano, con una llave que le había entregado Jungkook, se topó con Neysa en el pasillo. La gatita maulló al verlo y Yoongi sintió un vuelco en el corazón. Tenía varios vendajes y cojeaba con una de las patitas traseras, pero sus ojos mostraban alegría por encontrarse con él.

—Yo también estoy feliz de verte— Yoongi se inclinó y la acarició con cuidado —¿Cómo has estado? ¿Te sientes mejor?

Neysa se restregó contra su brazo y en ese instante apareció Junggi con la boca manchada de comida, lo que le sacó una sonrisa a su padre.

—¡Appa!

—¡Buenos días!— Yoongi le dio una última caricia a Neysa y se alzó para levantar a su hijo del suelo —Tienes el morro manchado. ¿Qué estás comiendo?

—Yogur.

—Uy, qué rico— Yoongi lo cargó hasta la cocina —¿Y quién te ha hecho el desayuno?

—El tío Koo.

—¿Le has dado las gracias?

—Tu hijo es muy educado— dijo Jungkook desde el fregadero, donde estaba lavando algunos cacharros —Me ha dado las gracias hasta dos veces.

Yoongi le limpió la boca con una servilleta de tela. Cada vez que veía a su hijo se le encogía el corazón por todo lo que había pasado el pequeño. No sabía cuándo dejaría de sentirse así, pero era una sensación que le calaba hasta los huesos.

—¿Ya estás aquí?— Taehyung entró en la cocina llevando a Sohee en un portabebés estilo mochila —Has venido pronto, ¿no? ¿Todo bien?

—Todo bien.

Jungkook dejó los platos sobre la superficie y se secó las manos. No solían mencionar el nombre de Jimin cuando Junggi estaba cerca. Era una manera de proteger al niño y no crearle más ansiedad de la que ya tenía.

—Quiero ver a papi— Junggi hizo un puchero —Appa prometió que hoy podría ver a papi.

—Y voy a mantener mi promesa, pero antes tienes que acabarte el desayuno que te ha hecho el tío con tanto amor. ¿Trato?

—Trato.

Jungkook se rió por lo adorable que era el nene, pero cuando bajó la mirada hacia el comedero de Neysa, se le borró la sonrisa. La gatita se pasaba gran parte del día durmiendo en los lugares favoritos de Mellie y al buscarla, la encontró acurrucada sobre el sofá del salón, abrazando uno de los peluches de la perrita.

—¿Por qué no has tocado tu desayuno?

Neysa maulló.

—Sé que la echas de menos, pero si te pones malita por no comer, Mellie se pondrá muy triste.

Neysa volvió a maullar.

—Lo sé, gatita— Jungkook la acarició en la parte inferior de la barbilla —Yo también la echo mucho de menos...

Tras acabarse el desayuno, Junggi corrió a lavarse los dientes con la pasta casera que hacían sus tíos.

—¿Qué te ha dicho la doctora?— Taehyung aprovechó para preguntarle por Jimin —¿Sabe por qué sigue sin despertar?

Yoongi negó con la cabeza.

—Todas las pruebas que le han hecho en los últimos días han salido bien. Debería haber despertado ya, pero...

—No pierdas la esperanza— Taehyung lo estrechó entre sus brazos —MinMin volverá.

—Lo sé.

Un cuarto de hora más tarde salieron por la puerta en dirección al hospital. Taehyung iba a llevar a Sohee a la guardería, que provisionalmente se había montado en el ala de pediatría. Era un sitio muy grande y bastante desaprovechado dado que no se utilizaba ni el 10% del área. Como la guardería había sufrido daños y los destrozos no se habían retirado todavía, los maestros de jardín de infancia se encargaban de cuidar a los niños en esa parte del hospital.

Neysa se quedó acurrucada en el sofá, descansando de sus heridas, mientras la familia Min se dirigía a visitar a Jimin. Taehyung cargaba a Sohee en el portabebés de color turquesa y su marido llevaba la mochila con todas las cosas de la niña.

Yoongi percibió un poco de normalidad al oírlos hablar de las comidas de la pequeña, de cuándo le tocaba el próximo biberón y de quién debía bañarla por la noche. Los dos parecían implicados y felices en su matrimonio, a pesar de la situación que los rodeaba.

Aunque todos intentaban centrarse en el presente, a veces resultaba muy difícil seguir hacia adelante. Afortunadamente, no todo era malo. La recuperación de Sungjae iba muy bien, incluso había solicitado volver a casa, aunque la doctora prefería mantenerlo unos días más en el hospital.

Eunha lloró a mares cuando su marido se despertó después de la cirugía.

—No llores, todavía me queda un brazo con el que abrazarte— le había dicho con una sonrisa.

Yoongi admiraba la fortaleza de Sungjae. Cuando lo visitó en su cuarto, lo primero que hizo fue darle las gracias por haberlo salvado.

—Si no llegas a reaccionar tan rápido, ahora no estaría aquí.

Y Eunha también se lo agradeció desde el fondo de su corazón, lo que era bastante irónico teniendo en cuenta que si nunca hubiera regresado, Sungjae seguiría teniendo dos brazos con los que abrazarla.

Yoongi sonrió de amargura ante ese pensamiento. El sentimiento de culpa jamás se iría, no importaba lo que le dijeran Jungkook, Sungjae o Eunha; no importaba que ellos lo siguieran amando, él jamás se podría perdonar a sí mismo.

—Appa— Junggi lo tomó de la mano y Yoongi bajó la mirada hacia él —¿Cuándo va a volver papi?

—¿Recuerdas dónde está?

—En el hospital— el niño alzó la cabeza todo lo que pudo —El tío Seokie está cuidando de papi.

La expresión de Taehyung fue la que más se vio afectada por las palabras de su sobrino. Yoongi y Jungkook pudieron disimular mucho mejor que él.

—Pollito— Yoongi se inclinó para hablar con su hijo —Papá se está recuperando y cuando esté mejor, volverá a casa con nosotros.

—Quiero ver a papi...

—Puedes verlo y hablar con él, pero está dormido.

—No importa, estaré calladito.

Yoongi sintió una gran tristeza en el corazón. No le podía contar lo que le había hecho Hyungsik a Jimin y tampoco sabía cómo explicarle que su padre llevaba cinco días sin despertar. Aun así, debía llevarlo con él. Junggi necesitaba verlo y seguro que Jimin también necesitaba estar con su hijo.

—Entonces vayamos a visitar a papá.

Junggi comenzó a dar saltitos en dirección al hospital y aunque a Jungkook le causó gracia, Taehyung se quedó pensativo por la preocupación que veía en su hermano.

La familia al completo subió a la segunda planta y recorrió el pasillo hasta llegar a la última habitación. Jimin seguía en el mismo lugar, tal y como lo había dejado Yoongi, solo había un detalle diferente en el cuarto; Eunha había dejado una flor amarilla encima de la mesita, como solía hacer todos los días.

Junggi se acercó en silencio, justo como había prometido. Yoongi lo subió a la cama, pero antes de hacerlo le pidió que solo tocara a Jimin en los brazos, la mano sin vendaje o el rostro. El niño siguió la petición de su appa al pie de la letra.

—Papi— pronunció tímidamente y luego miró a Yoongi —¿Y si despierto a papi?

—No pasa nada. Tú cuéntale lo que quieras, aunque tenga los ojos cerrados, él te puede oír.

—Papi, estoy durmiendo en casa de los tíos. La prima Sohee llora mucho y habla en bebé. No la entiendo.

Jungkook miró a Taehyung y ambos se sonrieron.

—Me gusta el yogur del tío Koo y leer con el tío Tete, pero quiero jugar contigo... Y appa también... Appa está triste... No me gusta ver a appa triste...

—Ya no estoy triste, ¿sabes por qué?— Yoongi lo abrazó por la espalda —Porque los dos estáis conmigo.

—¿De verdad?

—De verdad de la buena.

Sohee estornudó muy fuerte y comenzó a reír. Tenía una risa muy contagiosa que le gustaba especialmente a Jungkook. Cuando su papá se acercó a darle un beso, notó un olor muy desagradable a su alrededor.

—Creo que se ha cagado.

—¿Otra vez?— Taehyung dejó escapar un suspiro —Pero si la he cambiado antes de salir de casa.

—¿Cómo es posible que algo tan pequeño suelte tanta mierda?

Yoongi se rió por la pregunta de Jungkook, pero también por la expresión que puso Taehyung.

—Vamos a cambiarla en otra parte— Taehyung se dirigió a su hermano —El otro día tiramos el pañal en la papelera del baño y no veas el tufo que dejó.

—La radiactividad no es nada en comparación con la caca de esta señorita— Jungkook tocó el moflete derecho de Sohee al ver que estaba a punto de llorar —Oye, no te pongas a berrear ahora que ya nos vamos. Ten un poco de consideración con tus papás novatos.

Junggi se despidió de ellos moviendo ambas manos.

—Appa, ¿por qué Sohee habla en bebé?

—Porque todavía es muy pequeña. Cuando sea tan grande como tú podrás entenderla.

—Quiero que sea grande— el niño se cruzó de brazos —Quiero jugar con ella.

—Pronto vais a poder jugar juntos— Yoongi le dio un beso en la cabeza —El tiempo pasa muy rápido, mucho más de lo que crees.

—Appa tiene razón.

Yoongi se quedó petrificado al oír la voz que tanto había añorado. Lentamente, giró la cabeza y posó la vista sobre Jimin, quien lo miraba con la misma calidez de siempre. El mayor no pudo articular palabra, de hecho, fue Junggi quién gritó cuando notó que su padre estaba despierto.

—¡Papi, papi, papi!

El niño se lanzó sobre él y Jimin lo envolvió entre sus brazos, pero sin apartar la vista de la de Yoongi, que lo miraba con incredulidad.

—Yoon, mi amor, ven aquí.

Y entonces reaccionó, como si sus palabras hubieran servido de detonante para abrazarse a él, pero también de ayuda para soltar todas las emociones que había estado acumulando. Yoongi rompió a llorar, fue un llanto de alivio, pero muy profundo, que solo Jimin pudo entender.

—Appa, no llores...

Jimin sonrió cuando el pequeño se echó a llorar. Junggi no entendía por qué lloraba su appa, pero verlo llorando con tanta intensidad lo hizo llorar a él.

Jimin quiso pasar la mano por el cabello de ambos, pero entonces se dio cuenta de que tenía una mano vendada. Hyungsik se la había roto, eso lo recordaba, aunque no sentía ninguna clase de dolor. La medicación debía ser muy efectiva si lo único que sentía era aturdimiento.

—Si seguís llorando me vais a hacer llorar también.

A pesar de sus palabras, Yoongi se siguió agarrando a él como si su vida dependiera de ello. Jimin notó sus lágrimas en el cuello, donde había escondido el rostro, y entonces pensó en todo el dolor que había tenido que soportar su marido para reaccionar de esa manera.

Junggi se arrodilló sobre la cama sin entender por qué su appa estaba tan desolado. Le dolía el pecho de verlo llorar así y no le gustaba nada.

—Ya estoy contigo, amor— le dijo en voz baja, aunque su hijo también lo oyó —Ya no tienes que sufrir más... Volvemos a estar juntos. Los tres volvemos a estar juntos.

Yoongi se incorporó con miedo de mirarle a los ojos, pero no había rencor ni odio en su mirada, solo amor y calidez. Sobrepasado por sus emociones, lo besó con anhelo, pero también con cuidado para no causarle daño.

Junggi se quedó observando a sus papás. Siempre se daban besos en la boca, al igual que sus tíos y otros adultos en el pueblo. Incluso Mellie y Neysa daban besitos en la boca. A él le habían dado varios porque, según su tío Seokie, la gatita y la perrita lo querían mucho.

Yoongi no profundizó, consciente de que su pequeño estaba presente. Jimin se rió cuando se separó de él y lo encontró en primera fila, mirándolos con una expresión de intriga.

—Yo también quiero besitos— dijo entre pucheros. Junggi se abrazó a Jimin y Yoongi los abrazó a ambos. La habitación se llenó de risas alegres y del sonido de los besos que recibió el pequeño de sus papás.

Jimin se había percatado de que Yoongi tenía el ojo izquierdo vendado y aun así actuó como si no lo hubiera visto. Como Junggi estaba con ellos y no conocía el alcance de la lesión, determinó que no era el momento más adecuado para preguntarle por ello.

—¿Cómo te sientes?— quiso saber Yoongi —¿Tienes dolor o malestar?

—Solo me encuentro grogui, por lo demás estoy bien.

—¿Grogui?

—Es cuando te sientes un poco aturdido o atontado, como cuando juegas a dar vueltas en el parque.

Jimin se quedó en silencio mientras Yoongi le explicaba el significado de la palabra. Junggi no parecía tener heridas físicas y su actitud le dio esperanzas de que Hyungsik no le hubiera hecho daño.

Taehyung y Jungkook entraron por la puerta cuando todavía continuaba la conversación. Los dos se sobresaltaron al encontrarse con un Jimin sonriendo en su dirección.

—Jungkookie, TaeTae...

Jungkook dejó caer la mochila de su hija y la expresión del menor, que pasó de la sorpresa a una cálida sonrisa, agitó el corazón de Jimin. Yoongi se levantó de la cama para darle espacio a su cuñado y que este pudiera abrazar a su hermano.

—Bienvenido a casa, MinMin.

Jimin alzó la mirada hacia él mientras achuchaba a Jungkook. Taehyung tenía los ojos brillosos, pero no podía dejar de sonreír. Había estado muchas veces junto a su cama, aguardando a que llegase ese día, y ahora que había llegado, no sabía qué más decir. La emoción se había comido sus palabras, lo único que le salía de dentro era sonreír.

Jimin notó inmediatamente que cargaba a Sohee en la mochila portabebés. Era la primera vez que los veía en esas circunstancias y la imagen de ambos le agitó el corazón.

—La paternidad te sienta bien— dijo para orgullo de Taehyung, y después besó a su hermano en la cabeza —¿Cómo te va con tu niña? ¿Ya te ha meado encima?

—Hyung...

Jimin se rió por el tono aniñado que le salió. Resultaba adorable porque parecía un niño cuando Jungkook ya era padre de familia. Para él, siempre sería su pequeño, independientemente de la edad que tuviera, era su hermanito al que tanto adoraba.

Cuando Jungkook se apartó de él, llegó el turno de Taehyung de abrazar a su cuñado. Las risas de ambos rebajaron la tensión en Yoongi, que seguía con los sentimientos a flor de piel.

—Deberíamos llamar a la doctora para que te vea— sugirió Jungkook.

—No, al tío Seokie.

La habitación se quedó en silencio cuando Junggi nombró a Hoseok. Taehyung se levantó de la cama con gran pesar y Jungkook tuvo que hacer un gran esfuerzo por mantener la sonrisa.

Jimin notó caras largas en cada uno de ellos, pero sobre todo en Yoongi. No era la primera vez que veía esa mirada triste y llena de culpa, ya la había visto en otras ocasiones. El joven abrió los brazos tras llamar a su hijo y Junggi se acomodó sobre el pecho de su papá.

—Pollito, el tío Seokie no puede atenderme porque se ha ido muy lejos.

Yoongi, Taehyung y Jungkook clavaron la vista sobre Jimin ante el mismo pensamiento. ¿Cómo sabía que Hoseok se había ido si no tenía constancia de su muerte?

—¿A dónde?

Jimin le peinó el cabello con la mano suavemente. A Junggi le encantaba y siempre se quedaba muy tranquilo cuando lo hacía.

—Está con el tío Nam y el tío Jinnie— continuó en un tono sereno —Va a quedarse con ellos en El Umbral.

Yoongi tuvo que sentarse sobre la cama de la impresión. Su hermano, en cambio, se agarró del brazo de su marido tan atónito como lo estaba el propio Jungkook.

—¿El Umbral?

—Es un sitio muy bonito desde donde pueden vernos. El tío Seokie se ha llevado a Mellie para que los tíos no estén tan solos, ¿entiendes? Ahora los cuatro estarán juntos.

Jungkook abrazó a Taehyung por la espalda, consciente del torbellino de emociones que estaba sintiendo. El mayor agradeció que su marido lo arropara. Estaba al borde de las lágrimas, no solo por las palabras de Jimin, sino por cómo las dijo. Era evidente que había estado allí, de lo contrario no podría saber ni lo de Hoseok ni lo de Mellie.

—Papi, quiero ir.

—Algún día iremos, mi amor. Cuando seas mucho más grande les haremos una visita.

—Pero... Los voy a echar mucho de menos...

—Es normal que los eches de menos— Jimin miró a su marido y Yoongi tuvo la sensación de que le estaba hablando a él —Cuando estés triste, quiero que recuerdes que el tío Seokie estaba muy feliz cuando lo vi. Incluso me dijo que allí es donde quería estar. Puedes estar triste y añorarlo, solo te pido que nunca olvides que ha encontrado la felicidad.

—¿Por qué es feliz allí?

—Porque está con el tío Nam y el tío Jinnie.

Taehyung rompió a llorar y Yoongi no supo qué decir. Se había quedado sin palabras, al igual que Jungkook, que no podía creer que su hermano hubiera estado con ellos. Y al mismo tiempo, la visita de Jimin les sirvió a todos como un calmante. Saber que estaban juntos hacía que sus corazones dolieran menos.

—¿La viste?— preguntó Taehyung entre lágrimas —¿Mi niña estaba bien?

—Mellie está muy bien. Ya sabéis cómo son Namjoon hyung, Hoseok hyung y Seokjin hyung. Con ellos será feliz, os lo aseguro.

Mientras la pareja se abrazaba, Jimin se quedó mirando a Sohee, que se había quedado dormida. Le habían puesto un vestido blanco de tirantes con estampado de limones y lucía de lo más adorable.

Yoongi notó que la sonrisa de su esposo desapareció de repente, como si hubiera sentido alguna clase de dolor.

—JK, ¿podrías traer a la doctora?

—Mientras tú vas a llamar a la doctora, yo voy a llevar a los niños a la guardería— le dijo Taehyung a su marido antes de dirigirse a Junggi —Dale un beso a tu papá. Luego podéis seguir hablando.

El niño obedeció, pero en lugar de darle un beso, fue Jimin quien lo besó a él. Las risas del nene aceleraron el corazón de Jimin, pero también el de Yoongi, que había añorado verlos juntos.

—Papi, te quiero mucho.

—Yo te te quiero mucho más.

Los tres salieron de la habitación y Yoongi aprovechó la oportunidad para hablar con Jimin en privado.

—De verdad has... ¿De verdad has estado en El Umbral?

—No fue durante mucho tiempo, pero sí, he estado allí— Jimin le apretó la mano —¿Qué te ha pasado en el ojo?

—Un corte...

—¿Es grave?

—No, el ojo está bien. Debo llevar el vendaje porque la doctora Lee es una exagerada.

—Dice el exagerado que cree que todo se arregla con una tirita— Jimin le dio un golpecito en el muslo y su chico sonrió tímidamente —Me alegro de que no sea grave. Estaba preocupado por ti.

El mayor suspiró. Era él el que debía estar preocupado por él, no al revés.

—Gracias por salvar a nuestro hijo. 

Yoongi no pudo sostenerle la mirada y la bajó avergonzado.

—No fui yo solo... Tu hermano me ayudó...

—Mírame.

El joven no lo hizo hasta que Jimin se lo volvió a pedir.

—Te amo, Min Yoongi. Y ese hombre no va a cambiar lo que siento por ti.

—Jiminie... Yo...— Yoongi notó que volvía a fruncir el ceño —¿Te duele algo?

—Pues... No lo sé...

—¿No lo sabes?

—Es que... Pensé que era por los medicamentos, pero... Yoon... No siento las piernas. 

¿Cómo os habéis sentido con el reencuentro? Jimin ha vuelto con su familia, pero la agresión de Hyungsik ha tenido consecuencias... ¿Cómo le afectará esta situación a Jimin, a Yoongi, y a ambos como pareja?

¿Qué tal estáis? Espero que bien. Yo estoy muy impaciente por escuchar Bad Decisions de la vocal line y por ver a Hobi en Lollapalooza​. Disfrutad del fin de semana y dadles mucho amor a los chicos. Nos vemos en 9/10 días. Cuidaros mucho.💜

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