92
El hambre era un síntoma diferente, pero a Yoongi no le extrañó del todo. El virus había mutado tantas veces en los últimos años, que ver un cambio como ese no le sorprendió.
—¿Cómo te sientes?
Junggi se encogió de hombros ante la pregunta de su appa. Ya no tenía miedo porque el hombre malvado se había ido y los niños feos y ruidosos habían dejado de moverse.
—¿Te duele algo?— Yoongi levantó la camiseta del chiquillo en busca de alguna anomalía, pero no encontró nada —¿Tienes alguna sensación rara?
Junggi negó con la cabeza y Yoongi miró a Jungkook desconcertado. ¿Por qué parecía tan sano? Podría ser como los serendipia, que tardaban más tiempo en convertirse, pero aun así, solían presentar ciertos síntomas, como sudoración excesiva, malestar o desorientación.
—Déjame ver— Jungkook tocó la frente de su sobrino para comprobar si tenía fiebre —La temperatura es normal.
Junggi miró a su tío con mucha curiosidad mientras Yoongi rompía la jeringuilla para verificar si la poca sangre que contenía era de un infectado. Por el olor y la textura supo que Hyungsik no había mentido.
—¿Crees que mi hermano ha podido inmunizarlo?
—No creo que la vacuna que os administró Jongsuk tenga la capacidad de inmunizar a nadie. Digamos que, al ser Jimin un serendipia, Junggi desarrolló defensas para combatir el virus. Si fuera así, tendría que pasar por un proceso similar al vuestro. ¿Cómo te explicas que no tenga ni un solo síntoma?
—¿Entonces?
Yoongi no entendía lo que estaba pasando, pero su corazón se llenó de esperanza al ver lo tranquilo que estaba su hijo. Habían transcurrido unos diez minutos y seguía siendo un niño normal y corriente.
—Appa, tengo hambre...
—¿Qué quieres comer?
—Burguis.
Yoongi y Jungkook se miraron aliviados. Las hamburguesas de avena, las que Junggi había bautizado como burguis, eran su comida favorita. Que el niño quisiera comer algo tan normal aumentó la esperanza de la pareja.
—JK, llévatelo al hospital.
—Espera un momento...
—Necesitas atención médica y allí Junggi estará a salvo.
—Si vas a ir tras él, quiero ir contigo.
—Te estoy confiando la vida de mi hijo. Necesito que cuides de él y que me dejes hacer esto.
Jungkook dudó. Él también tenía una cuenta pendiente con Hyungsik, pero siendo sinceros, la de su cuñado era bastante más larga. Para Yoongi no se trataba solo de un acto de venganza, también era un acto de liberación.
—No dejes que ese miserable se salga con la suya.
—No lo permitiré.
Junggi bostezó. Tenía sueño porque no había dormido la siesta, pero también le rugían las tripas. Quería comer burguis, ver a su papá y después dormir con Mellie y Neysa. No le gustaba el bosque y como estaba oscureciendo, comenzaba a sentirse muy inquieto.
—Appa, quiero ir a casa.
Yoongi lo miró de arriba abajo. Tenía algunos moretones, pero más allá de eso, su aspecto era muy sano. En su interior sabía que se estaba arriesgando mucho al enviarlo con Jungkook. Cabía la posibilidad de que no fuera inmune y si se equivocaba, sus padres no estarían a su lado cuando muriera.
Yoongi tenía miedo de estar tomando la decisión equivocada, pero no podía permitir que Hyungsik huyera. Había cometido tantas atrocidades que no debía dejarlo marchar. Si después de matarlo se encontraba con el cadáver de su hijo, al menos habría hecho justicia antes de irse con él.
—El tío Koo cuidará de ti— Yoongi le acarició la mejilla suavemente —Te quiero muchísimo. Eres mi mayor orgullo, Junggi. No lo olvides.
La mirada de su appa le provocó una sensación extraña que no llegó a comprender.
—Te estaremos esperando en el hospital— Jungkook alzó al niño y le dio un abrazo a su cuñado —Machácalo por mí.
Junggi se le quedó mirando con sentimientos encontrados. No entendía por qué se iba, pero no quería separarse de él. Le daba mucho miedo separarse de él.
—¡Appa!— gritó tras romper a llorar —¡Appa, no te vayas!
Yoongi recogió la katana del suelo con gran pesar. Quería quedarse a su lado, consolarlo y protegerlo, pero no podía permitir que Hyungsik se fuera de rositas. Había ido a Inyeon para castigarlo a él, había matado a tantas personas para hacerlo sufrir a él, y por consecuencia, era él quien debía borrarlo de la faz de la tierra.
—Volveré pronto.
—¡Appa!
El llanto de Junggi aumentó cuando Yoongi desapareció entre los árboles. Jungkook no derramó ni una lágrima, pero se sintió tan desolado como el pequeño. No quería dejarlo ir, no quería que se enfrentara a ese asesino él solo, pero debía respetar la decisión de su cuñado y poner al niño a salvo.
—El tío te llevará a comer.
—Pero appa...
—Appa volverá pronto— dijo en un tono alegre y jovial —Tienes hambre, ¿verdad? ¿Y si comemos algo rico?
Junggi apartó las manos de su rostro lloroso, lo justo para poder mirarle a los ojos.
—Tengo hambre...
—Entonces vamos a llenar tu estómago de gallina.
—Pollito— le corrigió entre pucheros.
—Es verdad, fallo mío— soltó amigable, hasta que el dolor en el hombro le borró la sonrisa.
Jungkook ignoró el pinchazo y recogió la katana que había escondido antes de salir de su escondite. Con el niño en brazos caminó hacia el pueblo, pero tomando otra ruta para evitar los cadáveres de los árboles.
Jungkook no sabía cómo actuaba la sangre de un equis y esa incertidumbre le creaba mucha ansiedad. ¿Y si la transformación era mucho más lenta? ¿Y si el período de incubación era diferente? ¿Y si no mostraba ningún síntoma hasta que ocurría? La angustia lo tenía en un sinvivir, pero debía actuar con normalidad para no alarmar al niño.
—Tío Koo, ¿qué significa bastardo?
Jungkook frunció el ceño. Esa pregunta era más adecuada para Taehyung, él siempre sabía cómo contestar, pero su marido no estaba con ellos y debía buscar una manera de resolver sus dudas, aunque no sabía muy bien cómo hacerlo.
—Verás... Hoy en día se puede utilizar en diferentes contextos, pero hace muchos, muchos años, se llamaban así a las personas que nacían fuera del matrimonio. Es decir, que no estaban casados, unidos, juntos, como lo están tus papás.
—¿Por qué?
—Porque no estaba bien visto tener hijos fuera del matrimonio.
—¿Por qué?
—Porque hay normas absurdas y creencias aún más absurdas.
—¿Por qué?
—Porque la gente es estúpida.
Junggi se rió y Jungkook entró en pánico.
—Espera, borra eso de tu mente— pidió nervioso, aunque la sonrisa de su sobrino le dio mucha tranquilidad.
—El tío Koo es muy divertido.
—Lo que quiero decir, es que no es una palabra buena. El hombre malvado la usó porque es malvado. No vayas a decirla por ahí o podrías lastimar a alguien.
—Pero el tío Seokie dice que todas las vidas son importante— Junggi hizo un puchero muy grande —El hombre malvado es estúpido.
A Jungkook se le formó un nudo en la garganta cuando mencionó a Hoseok.
—El tío Seokie tenía... Tiene razón.
Junggi asintió. Su tío protegía la vida de todas las personas y para él era un héroe. Si él decía que todas las vidas eran importantes, entonces todas las vidas eran importantes.
—Por cierto, no vuelvas a decir estúpido o tus papás se enfadarán conmigo.
—Prometido.
El dolor en el hombro estaba siendo cada vez más intenso y encima era incómodo caminar a través del bosque con tan poca luz. La visibilidad era escasa, pero por suerte, no estaban lejos del pueblo y Jungkook, que estaba acostumbrado a moverse entre la oscuridad, lo encontró sin inconvenientes.
—Escúchame, pollito. Ahora necesito que te abraces a mi pecho como un koala. Sujétate muy fuerte y cierra bien los ojos. No importa lo que oigas, quiero que cantes una canción hasta que lleguemos al hospital.
—¿Puedo cantar la del elefante?
—Me encanta la del elefante.
Junggi se agarró y cerró los ojos. Jungkook era consciente de que cargarlo en esa posición era muy arriesgado. Si el niño se convertía, estaría completamente expuesto. Aun así, prefería correr el riesgo a causarle otro trauma.
Jungkook lo sujetó con el brazo herido mientras partía en dirección al hospital. El alumbrado público se había encendido y los cuerpos destrozados y abandonados en cada calle, saltaban inevitablemente a la vista. Si conseguían recuperar la isla, la pérdida en vidas humanas iba a ser terrible.
A lo lejos vio a una muchacha tambaleándose hacia él. Por un instante pensó que se trataba de Chanmi, pero al acercarse notó que era la hija de un vecino.
—¿Cómo decía la canción? Una tortuga se balanceaba...
—No, tío Koo— Junggi se rió —Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña. Como veía que resistía fue a llamar a otro elefante.
Jungkook sabía manejar la katana con ambas manos, por lo que no le supuso ningún reto prescindir de su mano habitual. Con un movimiento contundente atravesó el cuello de la muchacha mientras el niño seguía cantando, ajeno a lo que estaba pasando.
Y así continuó, decapitando a cada infectado con la mayor precisión posible. Junggi no vio cómo su tío atravesó rostros o cortó cabezas. Aunque a veces sintió la tentación de mirar a su alrededor, se limitó a cantar con los ojos cerrados, justo como le había pedido.
Junggi iba por el decimocuarto elefante cuando Jungkook cruzó la puerta del hospital. Yoo Jaesang salió disparado en busca de ayuda mientras se refugiaban en el vestíbulo.
—Pollito, lo has hecho muy bien.
Junggi alzó la cabeza y sonrió.
—Quiero ver un elefante.
—Y yo un dinosaurio. ¿Se lo pedimos a tu appa?
—Chí.
Jungkook sonrió. Era imposible que Junggi estuviera infectado. No sabía cómo, pero tenía que ser inmune.
—¡Dios mío!— Eunha corrió hacia ellos y abrazó al niño —¿Estás bien, cariño? ¿Te duele algo?
—No, tía, pero el tío Koo tiene pupa.
Eunha desvió la vista hacia el vendaje improvisado de Jungkook.
—¿Qué te ha pasado?
—Me han disparado— respondió dolorido —¿Has visto a Changwook hyung?
—Llamaré a la doctora Seo...
—Antes de eso necesito hablar con Changwook hyung.
—Jungkook, tienes una bala en el hombro— le recordó, asombrada por su actitud —Hay que sacarla cuanto antes.
—Cuando haya hablado con Changwook hyung— insistió.
La indignación de Eunha llevó a Jaesang a meterse en la conversación.
—Eunha, ve a avisar a doctora y yo me encargo de llamar al director Ji por el altavoz.
Jungkook agradeció que el hombre mediara entre ellos. Aunque comprendía la preocupación de su amiga, necesitaba hablar primero con Changwook.
—¿Sabes algo de él?
—Sigue en quirófano.
Tras un intenso silencio, Jungkook la dejó ir. No quería nombrar a su hermano delante del niño, pero necesitaba saber cómo seguía.
—¿Dónde está papi?— Junggi apoyó la cabeza sobre el cuello de su tío. Estaba cansado, tenía sueño y hambre, pero sobre todo echaba de menos a su papá —Quiero ver a papi.
—Yo también, pequeño. Yo también.
Changwook tardó menos de cinco minutos en aparecer en el vestíbulo. Su rostro se iluminó cuando vio a Junggi entre los brazos de Jungkook. Se había quedado muy preocupado y verlos juntos le quitó un peso de encima.
—¿Dónde está Yoongi?
—Triturando basura— contestó, y Changwook pilló la indirecta —¿Y mi hija?
—En la sala de juegos de pediatría. Hemos reunido a todos los niños del hospital en esa zona— Changwook acarició la cabeza de Junggi —Qué bueno verte.
Jungkook sabía que Sohee estaba en buenas manos, pero no podía deshacerse de la sensación de que en cualquier momento podría ocurrirle algo.
—Pollito, ¿por qué no le preguntas al señor Yoo si conoce la canción del elefante?
En cuanto lo dejó en el suelo, Junggi se acercó a Jaesang para descubrir si se sabía su canción favorita. El hombre, de poco más de cuarenta años, lo recibió con una gran sonrisa.
—Tienes una herida en el hombro...
—Sí, bueno, eso da igual— Jungkook lo apartó de Junggi y Jaesang —El aborto fallido de Hyungsik le ha inyectado sangre de equis a mi sobrino, pero han pasado unos veinte o treinta minutos y sigue sin tener síntomas.
—¿Es inmune?
—Eso creo— Jungkook se tocó el brazo dolorido —Sé que es mucho pedir, pero me tienen que sacar la bala y no puedo dejarlo en manos de cualquiera. ¿Podrías cuidarlo durante un rato?
Changwook se quedó mirando a Junggi. Estaba hablando animadamente con Jaesang, que seguía la conversación con mucho detalle.
—¿Hyung?
—Hoseok me comentó que el virus no afectaba a todas las personas por igual, que dependía de la salud de cada individuo— Changwook metió las manos en los bolsillos del pantalón —¿Tiene Junggi algún problema de salud? ¿Podría estar su inmunidad relacionada con eso?
—¡Me cago en la puta!
Changwook se sobresaltó por su reacción.
—¿Cómo no he caído antes?— Jungkook se llevó las manos a la cabeza —Por eso el viejo usaba a personas con enfermedades crónicas.
—¿Enfermedades crónicas?
—Ahora lo entiendo— el menor se echó a reír, atrayendo la mirada de todos —Hyung, eres un genio.
Changwook quiso preguntarle de qué estaba hablando, pero Jungkook se alejó para alzar al niño por encima de su cabeza.
—¿Quieres saber algo increíble?— Jungkook no podía dejar de sonreír —Tu mamá te ha protegido hoy del hombre malvado.
—¿Mi mamá?
—Sí, tu mamá.
—Papi dice que mi mamá me cuida desde el cielo.
—Tu papá tiene razón.
Changwook no entendía el significado de las palabras de Jungkook, pero su risa debía ser por algo bueno, a menos que se hubiera vuelto loco, lo que, dada la situación, tampoco descartaba.
Cuando Jungkook volvió a dejar a Junggi en el suelo, Changwook se acercó para obtener respuestas.
—¿Me explicas lo de su madre?
Jungkook lo volvió a alejar del crío.
—Estoy seguro de que la única razón por la que Junggi sigue vivo, es por la enfermedad de su madre. No sé cómo ni por qué, pero algo debió inmunizarlo durante el embarazo.
—Joder...
—Si supiéramos qué lo inmunizó exactamente, quizá podríamos crear una vacuna que logre erradicar el virus.
—Pero... ¿Qué enfermedad tenía?
Eunha regresó al vestíbulo y llamó a Jungkook.
—Mi hermano no me dio detalles, pero seguro que habrá algún registro en el hospital. Cuando acabe esta pesadilla lo buscaré. Ahora necesito que te quedes con Junggi. Dale de comer, tiene hambre y no lo pierdas de vista— Jungkook alzó la mano para pedirle un poco de tiempo a Eunha —Una cosa más, ¿sabes en qué habitación está Tae?
—Se ha ido.
—¿Cómo?
—Lo curaron y salió a matar infectados.
—¿Con el brazo quemado?— su sonrisa desapareció de golpe —¿Pero qué coño le pasa?— Jungkook no daba crédito —¿Podrías...?
—Sí, sí, me ocuparé de Junggi, tú ve con él.
—Te debo una, hyung.
Changwook se cruzó de brazos. ¿Por qué se indignaba tanto con la decisión de Taehyung? Desde su punto de vista, los dos eran igual de cabezotas.
Junggi quiso seguir a su tío a urgencias, pero el director lo detuvo a medio camino.
—Tengo mucha hambre. ¿Te apetece cenar conmigo?
—¿Y el tío Koo?
—La doctora va a tratar su herida y después irá a buscar a tu tío Taehyung— explicó ante la atenta mirada del niño —¿Te quedas un rato conmigo? Podemos jugar a juegos de mesa, sé que te gustan mucho.
Junggi se mostró dispuesto a ir con él y Changwook se alegró por su buena voluntad. Solía ser un niño muy educado que hacía pocos berrinches, pero venía de una situación atípica y necesitaba estar alerta. Por muy tranquilo que estuviera, había sufrido un trauma y debía estar pendiente por si mostraba un comportamiento inusual.
—Tío Chang, ¿mi papi está bien? El hombre malvado dijo cosas muy feas...
—Tu papá está malito y ahora mismo lo están curando— Changwook le quitó una hoja muy pequeña que tenía enredada en el pelo —No te preocupes, los médicos de este hospital son increíbles.
—El tío Seokie es el mejor.
—No hay nadie como Hoseok...
Las palabras de Changwook le hicieron sentir mejor. No comprendía todo lo que había dicho el hombre malvado, pero cuando pensaba en sus papás le dolía la tripa. Solo quería volver con ellos, ese era su único deseo y esperaba que pronto se cumpliría.
En la otra punta del pueblo, Taehyung sacó la flecha del cráneo de un infectado al que había ejecutado. Los cuerpos se amontonaban en las calles y aun así no dejaban de aparecer más y más cadáveres.
Cansado, miró al cielo. La noche había caído sobre Inyeon, por lo que debía apresurarse en matar al mayor número de infectados. En esas condiciones no se veía bien y era mucho más peligroso estar fuera.
—¡No salgáis, quedaos donde estáis!— gritó lo más alto que pudo —¡Cuando sea seguro os avisaremos, así que permaneced en vuestros refugios hasta que vayamos a por vosotros!
Taehyung dio el mismo mensaje en cada calle que pisó. Le dolía la garganta, incluso le costaba alzar la voz, pero lo del brazo era mucho peor. Se había hecho con un machete creyendo que sentiría menos dolor al usarlo, sin embargo, el combate cuerpo a cuerpo le causaba más problemas que disparar con el arco.
Aun así, Taehyung no iba a rendirse. Caminar por las calles y ver tantos cadáveres de hombres, mujeres y niños, con los que había convivido durante tantos años, era un dolor mucho más desgarrador que ese.
Afortunadamente, había podido salvar a varias personas, entre ellas a una niña, que se había escondido debajo del cadáver de una infectada, y debido a su sangre, logró pasar desapercibida para los demás.
También había conseguido localizar al grupo de Sana y darles instrucciones de cómo debían proceder a partir de ahora.
El corazón de Taehyung dio un vuelco cuando encontró a Huening Kai tirado en el suelo, abrazado a su novia, Yiseo. La pareja tenía varios mordiscos en el cuerpo, pero no habían llegado a convertirse en infectados, probablemente por la pistola que halló entre ellos.
—¡Maldita sea!— Taehyung se arrodilló al lado del muchacho —¡Te dije que te quedaras en la taberna! ¿Por qué no me has hecho caso?
A pesar de sus reproches, Taehyung comprendía por qué había salido a buscarla. Amaba a Yiseo, la amaba de verdad, y seguramente prefería morir a vivir sin ella.
—Lo siento mucho...
Taehyung tuvo que tomarse un instante para asimilar su muerte. Le tenía un gran cariño, era un buen chico y no merecía una muerte tan prematura, ni tampoco Yiseo, que no le había hecho mal a nadie.
Hyungsik había tomado tantas vidas que matarlo una vez no compensaría el sufrimiento de tantas personas. Daba igual hacia donde mirase, había cadáveres de gente de todas las edades. Niños que comenzaban a vivir, adultos que trataban de tener una buena vida y ancianos que buscaban pasar una vejez tranquila.
Jimin se había dejado la piel en crear una comunidad justa e igualitaria, en la que nadie tuviera que sufrir carencias de ningún tipo. Y todo su esfuerzo estaba a punto de desaparecer. El pueblo estaba muriendo junto a su gobernador por culpa de un maldito lunático.
Taehyung gritó de pura frustración. A pesar de lo mal que se sentía, no podía ni imaginar cómo se debía encontrar su hermano. Su marido estaba grave y su hijo secuestrado, y Hoseok... Taehyung no quería pensar en él. Le rompía el corazón pensar en él.
—¡Socorro!
Taehyung comprobó si la pistola tenía balas, pero desafortunadamente no quedaba ninguna. Sin pensárselo dos veces, cruzó por un parque hasta que llegó a la entrada de la tienda de música. Allí, en medio de la calle, vio a dos muchachas huyendo de un infectado con corte de mohicano.
Rápidamente, apuntó y disparó una flecha que le atravesó el cráneo. El mohicano se giró hacia él, pero solo por unos segundos. Inmediatamente, volvió a correr detrás de las chicas, que cayeron en los brazos de su pareja. Taehyung no pudo hacer nada más que ver cómo el equis las cogía del cogote y ambos se daban un festín con su carne.
Los gritos de las jóvenes fueron desgarradores y esa imagen tan sangrienta, le recordó los mordiscos que vio en el cuerpo de Hoseok.
Taehyung tardó un par de segundos en recuperar la compostura, pero en cuanto se tranquilizó, les metió tres flechas en la cabeza a cada uno de ellos. El equis las soltó y entonces notó que era un habitante de la isla.
Como poseídos corrieron hacia él, por lo que se vio en la necesidad de sacar el machete que guardaba en la funda de la cintura. Con el arco evitó el ataque frontal del mohicano y aunque intentó rajarle el cuello, tuvo que retroceder por la proximidad de su pareja.
Lo que no esperó, ni en un millón de años, fue recibir ayuda de las víctimas. Las chicas agarraron a los equis por la espalda y como si fuera parte de su rutina de entrenamiento, les hicieron una llave al grito de mátalos.
Los seres cayeron sobre ellas y Taehyung no dudó en darles la justicia que merecían. A su vecino, que tenía un mordisco muy profundo en la mejilla derecha, fue al primero al que le rajó el cuello lo suficientemente profundo, como para que la chica pudiera decapitarlo tirando de su cuero cabelludo. Con el otro equis, un tipo al que no había visto nunca y que estaba cubierto de piercings, le hizo exactamente lo mismo.
Las jóvenes se levantaron y se abrazaron entre lágrimas. Taehyung las conocía, se llamaban Hiah y Deji, eran muy buenas amigas y apenas tenían veinte años. Siempre las veía juntas, siempre parecían estar de buen humor y les encantaba trabajar en el campo.
—No queremos ser como ellos... Por favor... ¿Podrías...?
Taehyung sabía lo que quería Deji, pero solo llevaba un machete. ¿Cómo iba a degollarlas estando conscientes? No podía usar un arma como esa ni tampoco las flechas.
—Por favor, ayúdanos...
—No queremos ser como esas cosas... Tienes que matarnos...
Taehyung se llevó un susto muy grande cuando ambos cuerpos se desplomaron. Jungkook apareció justo detrás de ellas, sujetando una pistola en la mano.
—¿Kook?
Jungkook guardó el arma mientras caminaba hacia su marido. Taehyung comprendió que no era fruto de su imaginación cuando lo estrechó entre sus brazos.
—¿Estás bien?
El mayor no estaba bien, ni mucho menos, pero ahora que se habían reunido sentía menos ansiedad.
—¿Cómo me has encontrado?
—La comisaría queda cerca— contestó mirando a su alrededor —Me he pasado a por armas y munición y he oído los gritos.
—¿Dónde están...?
—Junggi está con Changwook hyung y tu hermano ha ido a matar a ese desgraciado— Jungkook notó su preocupación y le acarició el rostro —No te preocupes por él, Yoongi hyung sabe lo que hace.
Taehyung trató de asimilarlo, pero era muy difícil. Tenía tantas preguntas y tantas dudas sobre todo, que no sabía cómo formularlas. El miedo de recibir una respuesta que no deseaba recibir, resultaba demasiado grande.
—Al venir aquí me he encontrado con muy pocos infectados. Si seguimos así, para mañana habremos recuperado el pueblo.
—¿Qué es esto?— Taehyung se fijó en las marcas que tenía en el cuello —¿Te duele?
—Te lo explicaré en el hospital. Se ha hecho de noche y no nos conviene estar en la calle.
Taehyung sabía que tenía razón. Quedarse allí era demasiado arriesgado y aunque intentaba ignorarlo, el dolor se había vuelto insostenible.
—¿Sabes algo de MinMin?
Jungkook pensó en su conversación con la doctora Seo cuando le extrajo la bala. Jimin había sufrido complicaciones en quirófano, pero afortunadamente seguía luchando.
—Mi hermano saldrá adelante.
Taehyung buscó refugio entre sus brazos, pero al hacerlo, rozó el hombro de Jungkook y el menor se quejó.
—¿Qué te ocurre?
—Me acaban de extraer una bala— Jungkook se tocó el hombro dolorido —No te preocupes, me han cebado con medicamentos y ya sabes, soy bastante resistente al dolor.
Taehyung sabía que le estaba restando importancia, incluso no parecía querer contarle lo que había ocurrido. Y aunque deseaba saberlo, decidió esperar hasta que estuvieran a salvo.
—No me regañes, eres tú el que ha salido con un brazo quemado— se defendió al notar su silencio —Deberías haberte quedado. ¿Y si te...?
Taehyung lo calló con un beso y por un breve instante, su mundo se llenó de luz.
—Que estés bien es lo único que me importa, cachorrito.
Jungkook notó el dolor que cargaba su mirada. Era profundo y desgarrador, y todavía desconocía lo que le había ocurrido a Mellie.
—No me voy a separar de ti— el maknae lo besó en la sien —Lo que quede por hacer, hagámoslo juntos.
—Hagámoslo juntos.
Jungkook recogió las flechas y las metió en el cajal mientras Taehyung se quedaba mirando los cadáveres de las muchachas. Tanto ellas como Kai y Yiseo, habían muerto de una forma injusta y espantosa, pero al menos no habían muerto en soledad.
Si Taehyung pudiera elegir, prefería morir acompañado de alguien a quien le importara. Hoseok había tenido ese pequeño consuelo con Changwook, y en cierta forma, saber que no estuvo solo, le dio un poco de paz.
¿Cómo lo veis? ¿Creéis que la teoría de Jungkook sobre Junggi es correcta?
Yoongi va a ir a por Hyungsik... ¿Qué pasará? 👀
Es posible que tarde un poquito más en actualizar el próximo capítulo porque quiero centrarme en el comeback de Bangtan. Dadle mucho amor a los chicos, apoyad en todo lo que podáis y sobre todo, disfrutadlo muchísimo. Seguro que en los próximos días nos esperan cosas increíbles. Nos vemos pronto. Cuidaros mucho. 💜
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