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El fuego se aproximaba y Taehyung no podía soltarse de la cuerda que lo mantenía atado a la columna de la juguetería. Sus gritos quedaron ahogados por el humo y su esperanza de salir de allí con vida, se hizo trizas cuando las llamas bloquearon todas las salidas.
Entre el fuego vio una extraña silueta que comenzó a caminar hacia él. Taehyung trató de ver de quién se trataba, pero no conseguía visualizarlo con nitidez. Solo cuando aquel misterioso hombre abandonó las llamas, solo entonces pudo ver su rostro.
—Hobi hyung...
El cuerpo de su amigo no estaba quemado, pero tampoco intacto. Se había convertido en un infectado de mirada fría, dura y hambrienta. El menor comenzó a sollozar desconsoladamente, pero Hoseok ignoró su desconsuelo y lo mordió en el cuello.
A Taehyung no le importó, ni siquiera se inmutó. Lo que lo despertó de aquella terrible pesadilla no fue la posibilidad de convertirse en un infectado, sino la aparición de Park Hyungsik. Inesperadamente, salió de entre las llamas y tras sonreírle con malicia, le pegó un tiro en la frente.
—¿Estás bien?
Taehyung desvió la vista hacia su izquierda. Changwook estaba sentado en una silla, justo al lado de la cama. El pecho todavía le subía y bajaba como si hubiera corrido una maratón.
—¿Hobi hyung...?
El director bajó la mirada e inmediatamente supo que la pesadilla era real. Su amigo había muerto, no entre las llamas, pero había muerto. Taehyung sintió un profundo pesar y aun así no fue capaz de soltar ni una sola lágrima. Era una sensación extraña, como si no pudiera aceptar que Hoseok ya no estaba.
—¿Cómo te encuentras?
Taehyung no respondió y Changwook notó que tenía la mirada perdida. Probablemente, seguía algo aturdido o desorientado, lo que no era de extrañar. Más allá de sus heridas físicas, había sufrido una pérdida muy importante y estar tan conmocionado era de lo más natural.
—¿Quieres ver a tu hija?
—¿Mi hija?— esa pregunta agitó el corazón del menor —¿Dónde está?
Changwook sabía que si alguien era capaz de sacarlo de ese estado de aturdimiento, esa era Sohee. El director dio la vuelta a la cama y Taehyung se sorprendió al ver que la cuna hospitalaria se encontraba justo a su derecha.
—Lo siento, cervatillo— se disculpó con gran pesar —Papá está un poco distraído.
Changwook la sacó de la cuna y Taehyung se incorporó para poder abrazarla. Tenía muchas ganas de ver a su hija, sentía que habían pasado días desde la última vez que la vio, aunque solo habían pasado horas.
—Le he dado el biberón hace media hora y después se ha quedado frita— Changwook la dejó con cuidado sobre su brazo sano —Duerme como una piedra, no se inmuta por nada.
—Eso lo ha sacado de su tío Yoon— Taehyung la apretó suavemente contra su mejilla —Siento haber tardado. Papá te ha echado mucho de menos.
Changwook le concedió un momento para que pudiera disfrutar de su hija. La tristeza no había desaparecido de la mirada de su ex, pero la cercanía de Sohee le estaba proporcionando algo de alivio.
—¿Te duele el brazo?
Taehyung negó con la cabeza. La medicación había calmado el dolor y el vendaje, aunque era un poco molesto, no le incomodaba demasiado.
—¿Sabes algo de mi familia?
—Deberías centrarte en descansar.
—Que esté herido no significa que no pueda encajar la verdad— respondió sin apartar la mirada de su hija —No me ocultes lo que está sucediendo, hyung.
Changwook también miró a Sohee. Estaba tan tranquila entre los brazos de su padre, que por un par de segundos se olvidó de la violencia que había visto en el exterior.
—Un tal Hyungsik ha secuestrado a Junggi. Yoongi y Jungkook han ido a rescatarlo.
Lo único que impidió que Taehyung se alzara de sopetón, fue su hija. Como tenía a la bebé encima, se obligó a mantener la compostura. Nunca, ni en sus peores pesadillas, habría imaginado recibir una noticia como esa. Saber que su sobrino estaba en manos de un monstruo como Park Hyungsik, le provocó un enorme escalofrío.
—¿MinMin sabe que se lo ha llevado?
—No lo sé. Jimin todavía sigue en quirófano.
—¿En quirófano?— repitió asustado —¿Por qué está en quirófano? ¿Qué le ha pasado?
Changwook titubeó porque no estaba seguro de si debía decírselo, pero tampoco quería ocultarle la situación de su mejor amigo.
—Por lo que me han dicho, Jimin está muy grave. Lo han apuñalado múltiples veces, Taehyung.
Sohee comenzó a llorar como si habría entendido por lo que estaba pasando su tío. Su padre se dispuso a mecerla suavemente, pero en el fondo quería unirse a ella. Habían perdido a Hoseok, Jimin estaba grave y Junggi en manos de un psicópata. ¿Qué más podía pasar?
Changwook bajó la mirada al recordar las palabras de una enfermera que salió a buscar voluntarios para donar sangre. Había tenido que insistir varias veces hasta que le informó del estado de Jimin.
—Sungjae también está en quirófano, pero todavía no sé nada de él.
Taehyung lo miró como si habría dicho un disparate. ¿Sungjae también? No podía estar hablando en serio.
—Esto no puede estar pasando...
Changwook tampoco lograba asimilarlo, a pesar de que seguía reviviendo una y otra vez la muerte de Hoseok. Su último aliento todavía resonaba en su mente, igual que el miedo que sintió cuando tuvo que clavarle un cuchillo. Por mucho que se esforzara, no lograba olvidar esa sensación. Cada vez que pensaba en su amigo, solo quería romper a llorar de dolor, tristeza e impotencia.
—Papá te quiere muchísimo— Taehyung besó a Sohee en la mejilla y la niña le tocó la cara —Tú sigue portándote bien con el tío Changwook, ¿sí?
—¿A dónde piensas ir?
—¿Puedes dejarla en la cuna?
—Solo si me dices a dónde pretendes ir— Changwook aguardó y cuando Taehyung asintió, cogió a la bebé y la metió en la cuna —Espero que no estés pensando en salir del hospital. Estás herido, ¿recuerdas?
—Sé que estoy herido, pero no puedo quedarme en la cama.
—En la cama es justo donde debes estar. Por el amor de Dios, Taehyung. Hace poco estabas ardiendo en fiebre y mira tu brazo, está hecho un cristo.
—Sé que te preocupas por mí y te lo agradezco, pero...
—¡Hoseok ha muerto y tú también podrías haber muerto!— Changwook alzó la voz, pero la bajó cuando notó que estaba gritando —Perdona... Solo digo que... Tienes una hija en la que pensar.
—Precisamente porque tengo una hija no puedo quedarme en la cama. Si mi hermano y mi marido han ido a rescatar a mi sobrino, y mi cuñado está en quirófano... ¿Quién se está ocupando de los infectados? Soy el jefe del equipo de expedición, hyung. No puedo quedarme sentado, esperando a que la situación mejore. Tengo que salir y hacer mi parte. Mi equipo cuenta conmigo. Es mi responsabilidad.
Changwook se percató de que estaba a punto de arrancarse la vía y lo agarró de la muñeca.
—Hyung, por favor...
—Si la sacas bruscamente puedes liar una buena. Déjame que te la quite.
Taehyung asintió. Su ex parecía comprender que si el pueblo caía, Sohee no podría sobrevivir en la península. Salir a luchar era la única manera que tenía de proteger a su hija.
Changwook salió de la habitación y regresó con algodón, esparadrapo y una camiseta negra.
—La fiebre te ha bajado, pero si te sientes mal tienes que volver al hospital.
—Lo haré— Taehyung miró hacia la cuna —¿Podrías cuidar un poco más de Sohee?
—Tu marido me pidió lo mismo— comentó mientras le quitaba la vía —Parece que hoy seré el canguro de los Min.
—Muchas gracias.
—Si quieres agradecérmelo, entonces ve con cuidado. Los equis pueden dar órdenes a los demás infectados.
—¿Se pueden comunicar entre podridos?— Taehyung frunció el ceño cuando retiró la aguja —¿Y eso cómo funciona?
—Ni idea...
—¿Y tú cómo lo sabes?
—Hoseok me lo dijo— Changwook tuvo dificultad en colocarle el esparadrapo porque se le llenaron los ojos de lágrimas —Mierda... No soporto que se haya ido... La vida no debió salvarme a mí, debió salvarlo a él.
Taehyung se levantó de la cama y lo abrazó. Quería darle un poco de consuelo, pero no sabía cómo. Su corazón dolía tanto como el suyo y no era capaz de encontrar las palabras adecuadas para rebajar su pena.
Changwook se apartó de él un poco avergonzado. No era momento de llorar, daba igual lo mal que se sintiera, debía contener sus emociones y ayudar en todo lo que pudiera. Se lo había prometido a Hoseok. Le había asegurado que velaría por su familia y no iba a echarse atrás.
—Hyung, me alegro de que estés vivo— Taehyung le apretó el hombro —Y él también.
El director se secó las lágrimas mientras su ex se ponía la camiseta. El pantalón de Taehyung había quedado intacto, pero el resto de la camisa se la habían tenido que quitar en urgencias.
El menor se acercó a la cuna para darle un beso a su hija. Sohee se había vuelto a quedar dormida y esa imagen, tan cálida, le transmitió un poco de paz.
—Duerme, princesita mía. Pronto podrás venir a casa conmigo y con papá.
—Asegúrate de que sea así— Changwook le entregó el arco y el cajal que había guardado en el armario —Arregla este lío y vuelve a casa. Tienes una familia de la que cuidar.
Taehyung cogió el arma con confianza.
—Gracias, hyung.
Tras salir de la habitación se dirigió al vestíbulo. No vio a nadie en los pasillos que recorrió, por lo que imaginó, que los supervivientes estarían en cuartos asignado.
Al bajar las escaleras se topó con Eunha. La muchacha estaba sentada sobre uno de los escalones, con las manos sobre la cabeza.
—¿Eunha?
Cuando alzó el rostro hacia él, vio que tenía los ojos hinchados. Había estado llorando y eso le llevó a pensar en lo peor.
—¿Sungjae...?
—Lo acaban de trasladar a la unidad de cuidados intensivos.
Taehyung se sentó a su lado y la estrechó entre sus brazos. No sabía qué le había ocurrido a Sungjae, pero sí sabía que su amiga necesitaba un fuerte abrazo.
—¿Está bien?
—Ha perdido un brazo... No sé cómo va a reaccionar cuando se despierte, pero... Un infectado lo mordió... Y si no llega a ser por tu hermano, mi marido estaría muerto...
Taehyung besó la cabeza de la muchacha tratando de calmarla. No podía ni imaginar por lo que habrían tenido que pasar Sungjae y Yoongi. Perder un brazo debía ser terrible, pero verse en la situación de amputarlo no se quedaba atrás.
—¿Por qué te has levantado? Deberías estar descansando.
—No es momento de descansar. ¿Sabes algo de MinMin?
—Sé que sigue en quirófano. Como Hoseok oppa está desaparecido, la doctora Lee se tuvo que ocupar de ambos hasta que llegó la doctora Seo. Después trasladamos a mi marido al quirófano tres y hasta ahora he estado con él.
Taehyung evitó mirarla. No tenía fuerzas para decirle que Hoseok, a quien consideraba su familia, había muerto. Tampoco creía que fuera el momento adecuado. No cuando Sungjae seguía en la UCI y Jimin en quirófano.
—¿Sabes algo de Hoseok oppa?
Taehyung negó con la cabeza.
—Tu marido es muy fuerte. Seguro que él y MinMin se pondrán bien.
Eunha quería creer que sí, pero la situación de Jimin era bastante más crítica que la de su marido.
—Tengo que volver al trabajo...
Taehyung la volvió a abrazar antes de dejarla ir. Preocupado, miró hacia la puerta que conducía a urgencias. Jimin estaba luchando por su vida y aunque quería quedarse a su lado, debía unirse a las personas que estaban combatiendo a los infectados. Debía volver a crear un lugar seguro. Quería hacerlo por todos, pero sobre todo por Sohee y Junggi.
—Te lo traerán de vuelta, MinMin. Confía en ellos y sigue luchando.
Taehyung no podía perder a nadie más, se negaba rotundamente. Y con la convicción de que Jimin sobreviviría y Junggi regresaría, salió del hospital a matar infectados.
Jungkook dejó el chaleco antibalas junto al árbol que Hyungsik le indicó. Después se volvió a poner el uniforme, pero no sin fulminarlo con la mirada. Todavía seguía dolorido por el impacto de las balas y seguramente lo estaría durante unos cuantos días más.
Yoongi, en cambio, no podía apartar la mirada de su hijo. No sabía cómo salvarlo y la ansiedad lo estaba ahogando. Debía encontrar una manera de ganar tiempo, quizá así lograba dar con una solución.
—¿Ves esa cuerda de allí?— Hyungsik hizo un gesto con la mirada para que Jungkook supiera dónde estaba —Quiero que te cuelgues de un árbol con ella.
—Espera un momento...
—Min Yoongi. ¿De verdad tengo que recordarte lo que pasará si no hace lo que digo?
Jungkook miró a Junggi con gran pesar. Tenía los ojos llorosos y se veía muy asustado. Yoongi, a su lado, tampoco lucía mucho mejor. Todo estaba yendo cuesta abajo y ninguno de ellos sabía cómo solucionarlo.
—Tranquilo, hyung.
—JK...
—No va a matarme— susurró disimuladamente para que Hyungsik no pudiera oírlo —Lo que quiere es hacerte sufrir.
Yoongi se quedó quieto mientras Jungkook se acercaba a recoger la cuerda que estaba cerca de uno de los infectados. El niño de seis años le gruñó, ansioso por soltarse y echarse sobre él, pero el marido de Taehyung no le prestó ni la más mínima atención.
Hyungsik observó cómo lanzaba la cuerda sobre una de las ramas. Jungkook se mostraba más calmado que Yoongi, pero él sabía que su serenidad era simple fachada. Actuaba así para tranquilizar a su cuñado y sobre todo a Junggi, que no entendía nada de lo que estaba pasando.
—Yoongi, no te quedes mirando y ayúdalo.
Yoongi solo se acercó cuando Jungkook le lanzó una mirada. Tenían las manos atadas y no les quedaba de otra que hacer lo que decía. El hermano de Jimin se colocó sobre los hombros de su compañero y Yoongi lo levantó para que pudiera colgar la soga del árbol. La ansiedad que sintieron ambos al realizar dicha tarea fue tan grande como el placer que creció en Hyungsik.
—Fíjate bien, bastardo. Ahora tu tío meterá la cabeza en ese hueco de ahí y después se colgará del árbol. ¿Y sabes lo que pasará? Que no podrá respirar y se ahogará.
—¡No!
—Por supuesto que sí— Hyungsik le pellizcó en la mano hasta hacerle daño —Y tu falso padre tendrá que verlo en primera fila.
Jungkook seguía sobre los hombros de Yoongi, mirando la soga con inquietud. Hyungsik no iba a dejarlo morir, de eso estaba seguro, pero el dolor iba a ser muy real y tenía que soportarlo hasta que el psicópata tuviera suficiente.
—Lo siento...
—Todo irá bien, hyung.
Yoongi no vio cómo metió la cabeza entre el hueco de la cuerda y se la ajustó. Solo sintió el corazón bombeando a mil por hora y la angustia aumentando con cada soplo de aire que cogía.
—Suéltame.
Yoongi no se movió. ¿Cómo podía hacerle eso a Jungkook? Él lo quería. No podía hacerle daño a alguien a quien quería.
—Hyung, piensa en tu hijo.
Su mirada se detuvo en Junggi. ¿Qué debía estar pensando su pequeño? ¿Entendía algo de lo que estaba sucediendo?
—JK... Perdóname...
Hyungsik sonrió cuando Yoongi se apartó y Jungkook quedó colgando del árbol. Ver el miedo en su rostro y cómo movía piernas y brazos, le resultó de lo más hermoso.
Para él, la muerte tenía una gran belleza, sobre todo cuando la podía observar de cerca. Y aunque no pretendía matar a Jungkook, no todavía, sintió la tentación de dejarlo allí colgando.
Hyungsik se halló tan maravillado con los movimientos bruscos de Jungkook, que no se percató de que Yoongi se estaba acercando. Junggi sí lo vio y se quedó en silencio, aguardando a que su appa llegara hasta él.
Pero antes de alcanzarlos, Hyungsik lo descubrió y volvió a amenazar al niño.
—¡Tienes cinco segundos para retroceder o dejaré morir a Jungkook!
Yoongi hizo lo que dijo. Le dolía no haber podido llegar hasta Junggi y que el sacrificio de Jungkook hubiera sido en vano, pero no iba a rendirse, no iba a hacerlo.
Hyungsik disparó y rozó la cuerda lo suficiente, como para que se rompiera y cayera al suelo. Yoongi se apresuró a quitarle la soga del cuello. El sonido que hizo Jungkook al coger aire, estremeció a Junggi.
Jungkook creyó que iba a morir. Incluso en el suelo, tratando de recuperar el aliento, sintió que iba a morir. Había tratado de controlar la situación, pero en cuanto sintió cómo la cuerda lo ahogaba, entró en pánico.
Yoongi intentó calmarlo, pero las heridas que se habían formado en el cuello de su cuñado y su expresión de terror, lo dejaron muy afectado.
—Espero que entiendas que todo el dolor por el que está pasando Jungkook es culpa tuya, Yoongi. Todo esto se podría haber evitado si te hubieras quedado conmigo.
Jungkook lo agarró del brazo y negó con la cabeza. No podía hablar, todavía le faltaba el aire, pero no iba a permitir que Yoongi se culpara por ello.
—Es tu culpa que tu hermano se haya achicharrado. Es tu culpa que este niño esté pasando por un infierno y su padre se haya desangrado como un perro. Es tu culpa, Yoongi. Es tu culpa.
Yoongi se mordió el labio tratando de contener las lágrimas, algo que solo logró a duras penas.
—No— Jungkook le tocó el rostro suavemente con ambas manos —No.
Junggi comenzó a llorar, lo que irritó un poco a Hyungsik. Quería ver a Yoongi suplicando, pero seguía resistiéndose y eso le ponía enfermo.
—De pie. Vamos, quiero veros de pie.
Yoongi ayudó a Jungkook a levantarse. Seguía tosiendo y parecía algo mareado.
—Deja que se vayan. Puedes hacer conmigo lo que quieras, pero deja que vuelvan a casa.
—No.
—Por favor— insistió Yoongi —Ya has demostrado que yo me equivoqué. Ya has demostrado que tú tenías razón. ¿No es eso lo que quieres oír? ¡Sí, me arrepiento! ¡Debí quedarme contigo, jamás debí volver!
Lo que más le dolió a Jungkook de aquellas palabras, fue la sinceridad que cargaban. Hyungsik había logrado su cometido. Había conseguido que Yoongi cargara con la culpa.
—Deja que ellos se vayan y resolvamos esto entre tú y yo.
Hyungsik sonrió y Jungkook se puso en guardia.
—Jimin suplicó por su vida cuando estaba tirado en el suelo, desangrándose como un cerdo. Me pidió que lo dejara vivir, que él y su hijo no tenían la culpa de lo que tú habías hecho.
—Mentira— protestó Jungkook.
—Has expuesto a su hijo a un peligro innecesario, Yoongi— Hyungsik puso especial énfasis cuando pronunció esas palabras —¿No te das cuenta? Allá donde esté su alma, seguro que Jimin te odia por todo lo que le has hecho pasar a su hijo.
—Deja que se vayan— a Yoongi se le quebró la voz —Deja que vuelvan a casa...
—De acuerdo.
Jungkook lo miró con desconfianza. Seguro que pedía algo a cambio.
—Dejaré que se vayan los dos— dijo con una sonrisa siniestra —Si te follas a Jungkook delante de tu hijo, entonces dejaré que se vayan a casa.
La pareja se quedó de piedra. Ninguno de los dos fue capaz de articular palabra.
—Pero Yoongi, ¿por qué pones esa cara? ¿Es por el bastardo?— Hyungsik acarició el muslo del niño —No te preocupes, él ya sabe lo que es el sexo.
—¡Hijo de puta!
Jungkook tuvo que sujetar a Yoongi con todas sus fuerzas. Sabía que guardaba un cuchillo dentro de la bota izquierda y estaba aún más seguro de cómo pretendía usarlo, pero la jeringuilla seguía rozando el cuello del niño y no podían dejarse llevar por la ira.
—Te está provocando, no caigas en la trampa, hyung.
Hyungsik se rió a carcajadas. No había abusado de Junggi, solo quería sembrar la duda y a juzgar por la expresión de Yoongi, que le pareció de lo más cómica, lo había logrado.
—Siempre te ha gustado hacerlo con muchos hombres— Hyungsik pasó la mano por el cabello de Junggi —En realidad no te pido nada imposible. Sé la puta que has sido siempre o ve eligiendo nicho para el bastardo.
Jungkook desvió la mirada hacia los infectados. Si se las ingeniaba para soltarlos, cabía la posibilidad de que atacaran a Hyungsik, pero también ponía a Junggi en peligro. La idea de lanzarle un cuchillo tampoco le parecía adecuada. Aunque tenía buena puntería, podría inyectarle la sangre a su sobrino en cuestión de segundos o incluso usarlo como escudo si se adelantaba a sus intenciones.
Hyungsik parecía ir siempre un paso por delante de ellos. Jungkook no veía manera de detenerlo, a menos que se alejara de Junggi, pero lo tenía tan cerca que era evidente que había calculado todas las posibilidades.
—No puedo hacer esto, JK...
Jungkook tampoco se veía capaz. Era una idea retorcida y humillante, pero eso era justo lo que buscaba Hyungsik, humillarlos.
—¡Appa!
Yoongi tenía la sensación de que iba a colapsar. Junggi estaba ahí, a pocos metros de él, esperando a que lo salvara y no podía hacer nada más que mirar.
Su vista se detuvo sobre la katana que había dejado en el suelo. ¿Y si se abría el vientre con ella? Quizá lograba distraerlo lo suficiente como para que se olvidara del niño por un instante.
Cuando hizo un amago, Hyungsik disparó al cielo, asustando a Junggi y agitando a los infectados.
—Si quieres salvar al bastardo, ya sabes lo que tienes que hacer.
Jungkook lo agarró del brazo porque tuvo la impresión de que se iba a desplomar. Yoongi también se agarró a él. Tenía dificultades para respirar y no conseguía guardar la compostura.
—Es una trampa... Sabe que es imposible que lo hagamos. Sabe que mi cuerpo no reaccionará... Lo sabe... Dios... Lo va a matar...
—Hyung, tienes que calmarte.
—No puedo...
Hyungsik sonrió. Yoongi estaba perdiendo la cabeza y verlo en primera fila resultaba muy hermoso. Por mucho que tratara de ocultarlo, se notaba alterado, confuso e impotente.
—Tienes que ser fuerte. Ese cabrón solo busca humillarte delante de tu hijo.
Y entonces hizo clic. ¿Cómo no había caído en eso? Hyungsik buscaba hacerle daño, pero sobre todo quería humillarlo. Yoongi miró a su cuñado con una actitud muy diferente. Si lo entretenía entregándole lo que anhelaba, quizá en ese intervalo, Jungkook sería capaz de recuperar a Junggi.
—¿Qué estáis haciendo?
Yoongi caminó en dirección opuesta, alejándose todo lo posible de Jungkook.
—¡Vuelve con Jungkook! ¡Vuelve ahora mismo con él o te juro que lo mato!
A pesar de la amenaza, Yoongi se detuvo junto a un abedul y allí, bajo sus hojas, se arrodilló e hizo una reverencia tan profunda, que tocó el suelo con la frente.
Hyungsik no se lo esperó, pero verlo arrastrándose llamó gratamente su atención.
—Tienes razón. No le he traído ningún bien a nadie, pero te lo suplico, deja que Junggi se vaya. Él no tiene la culpa de mis errores.
—Venga, Yoongi— Hyungsik resopló un poco decepcionado —Sé que lo puedes hacer mucho mejor.
Jungkook comenzó a moverse, dado que la atención de Hyungsik ya no estaba sobre él.
Yoongi sentía mucha rabia en su interior y era muy difícil interpretar un papel cuando lo único que deseaba era rajarle el cuello y mearle en la boca.
Consciente de que así no llegaría a nada, pensó en el estado de Jimin y Taehyung.
—Me sobreestimé a mí mismo... Pensé que aquí podría tener una vida feliz, pero solo me estaba engañando. No puedo escapar de quién soy. Siempre le he causado daño a la gente, me rodea la muerte y no hay manera de cambiar eso... Tienes razón... Debí quedarme contigo...
El tono de Yoongi sonó mucho más auténtico, no solo para Hyungsik, también para Jungkook.
—¿Qué habría sido diferente si te hubieras quedado conmigo?
—Nadie habría muerto ni sufrido por mi culpa...
—¿Entiendes que me perteneces hasta el día en que te mueras?
—Lo entiendo.
—¿Admites que fue un error casarte con ese tipo?
—Sí, fue un error...
—¿Reconoces que este bastardo no es tu hijo?
Yoongi guardó silencio.
—¿Reconoces que este bastardo no es tu hijo?— repitió en un tono más brusco —¡Vamos, dilo de una puta vez!
Yoongi alzó la mirada hacia Junggi. Las lágrimas del niño no paraban de correr por sus mejillas rechonchas y aunque estaba en silencio, pudo leer claramente cómo formaba un appa con su boca.
—Min Junggi, eres mi hijo— dijo con una sonrisa sobre su rostro —No importa lo que digan los demás, tú siempre serás mi hijo.
Hyungsik vio la misma convicción en su mirada que en Jimin, cuando le espetó esas desagradables palabras. La sensación de traición que volvió a surgir en él desató una rabia desmedida.
—Appa te quiere mucho, pollito. No lo olvides jamás.
Enfurecido por su deslealtad, apartó a Junggi, sacó una pistola y apretó el gatillo.
—¡Appa!
El cuerpo de Jungkook cayó delante de Yoongi. Se había interpuesto entre él y la bala, recibiendo el impacto de lleno.
—¡Jungkook!
Yoongi se alzó del suelo y entonces vio cómo sucedía su peor pesadilla. Hyungsik le inyectó el virus a Junggi y cuando sacó la jeringuilla, lo empujó contra el suelo.
—¡No!
Hyungsik soltó a los infectados mientras Yoongi cogía la katana del suelo y cuando alzó la mirada, ya se estaba adentrando en el bosque. En lugar de correr detrás de él, ejecutó a los dos infectados que pretendían echarse sobre Junggi.
—¡Tío Koo!— el llanto del niño aumentó por el dolor de la inyección, pero también por su tío, que no se movía —¡Appa, appa!
Yoongi dejó caer la katana y acomodó a su hijo sobre su regazo.
—¡Jungkook, por favor dime que estás bien!— rogó mientras inspeccionaba el cuello del pequeño —¡Por favor, dime algo!
Junggi seguía llorando a moco tendido y Yoongi no pudo más. Destrozado, lo abrazó fuertemente y rompió a llorar.
Jungkook se levantó a duras penas. Había recibido el disparo en el hombro derecho, evitando que la bala impactara en la cabeza de su cuñado.
Yoongi sintió un gran alivio cuando lo vio alzarse del suelo, no obstante, el alivio fue efímero. Su cuñado estaba bien, pero iba a perder a su hijo. No había podido proteger a ninguno de los dos y ante esa realidad, su mundo se vino abajo.
¿Por qué no lo había salvado? ¿Por qué había permitido que Hyungsik le quitara a su hijo? Junggi iba a morir, iba a morir por su culpa.
—Appa, no llores...
—Es que estoy muy feliz de estar contigo— dijo antes de besarle en la mejilla —No te preocupes, el dolor pasará pronto. En breve te sentirás mejor.
—Appa, el hombre malvado da mucho miedo...
—El hombre malvado no volverá a hacerte daño— Yoongi le dio otro beso en la cabeza, tratando de hacerle sentir seguro —Se ha ido muy lejos.
A Jungkook se le partió el corazón. No sabía qué era peor, ver la inocencia de su sobrino o la devastación en el rostro de su cuñado.
—Tío Koo, tienes pupa. ¿Te duele?
—Para nada— mintió —Ni siquiera lo noto.
Junggi se acurrucó entre los brazos de Yoongi mientras observaba como Jungkook se hacía un vendaje provisional con la manga de su camisa.
Yoongi se fijó en que la jeringuilla todavía contenía un poco de sangre negra. Hyungsik, en su maldad absoluta, le había inyectado a Junggi la sangre de un equis.
—Appa, no estés triste— el niño frotó las mejillas de Yoongi —El hombre malvado es como pinocho. Junggi quiere mucho a appa y appa quiere mucho a Junggi.
Yoongi sonrió por el bien del pequeño, pero no pudo mantener la sonrisa. El dolor de perder a su hijo era insoportable.
—¿Te gustaría ir a otro lugar? Hay un sitio mucho más bonito que este. ¿Te gustaría que lo visitáramos juntos?
—¿Y papi?
—Es posible que ya nos esté esperando allí. ¿Quieres que vayamos con él?
—Chí.
—Hyung...
Yoongi negó con la cabeza. No tenía sentido vivir sin Junggi. No podía mirar a Jimin a los ojos después de haber sido el responsable de la muerte de su hijo. Su marido le había permitido entrar en su vida, le había confiado a la persona que más amaba en el mundo y ahora, esa persona estaba a punto de morir entre sus brazos.
Yoongi iba a quedarse con él hasta el final y después se encargaría de Hyungsik. Lo iba a matar de la forma más salvaje posible y una vez muerto, se iría con Junggi.
—¿Sabes qué, pollito?
—¿Qué?
—Estos meses que he pasado contigo, han sido los más felices de mi vida.
—¿De verdad?
—De verdad— Yoongi lo miró con mucho amor —Gracias por dejarme ser tu padre.
Jungkook se echó a llorar. Era tan injusto que su vida tuviera que terminar así. ¿Por qué no había podido proteger a ambos? Le había fallado a Junggi, le había fallado estrepitosamente, pero también le había fallado a su hermano.
Si Jimin sobrevivía lo iba a matar la muerte de su hijo.
—Tío Koo, no llores...
Jungkook le acarició la cabeza. El niño no estaba vacunado, pero necesitaba conocer su estado.
—Pollito, dime... ¿Tienes frío o calor?
—Tengo hambre.
Taehyung, Changwook, Eunha... Todos están ayudando como pueden. Sungjae parece estar fuera de peligro, pero, ¿qué pasará con Jimin? ¿Logrará recuperarse?
¿Y Junggi? ¿Qué le sucederá al niño? ¿Cómo le afectará la sangre de los equis a los humanos?
Falta poco para PROOF y cada día estoy más impaciente. ¿Alguien más? Espero que tengáis una gran semana. Besos y abrazos. Hasta la próxima. 💜
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