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Junggi abrazó a Shooky. Estaba sentado en el suelo, en alguna parte del bosque y tenía mucho miedo. El hombre malvado que lo había sacado de su casa, le había advertido de que, si gritaba, lloraba o intentaba escapar, iba a matar a su papá de una forma muy dolorosa.
Y Junggi tenía miedo, mucho miedo, pero no solo del hombre malvado que lo miraba de manera extraña, también temía a los dos niños que estaban atados a los árboles de enfrente. Uno de ellos babeaba sangre y el otro tenía el lado derecho de la cara rajada.
Hyungsik se sentó de espaldas a los infectados y sacó un paquete de tabaco del bolsillo de la chaqueta.
—Taehyung también tenía uno de esos— dijo mientras se ponía el cigarrillo en la boca —Era un corazón rojo tan jodidamente feo que daba asco verlo.
Junggi no dijo nada, solo abrazó a Shooky con más fuerza.
—Sabes que no eres hijo de Yoongi, ¿verdad?
El niño vio como encendía el cigarrillo y tomaba una calada.
—Dos hombres no pueden tener hijos, ¿entiendes? Eres el hijo de alguna puta barata que tu padre se folló cuando le entró el apretón. Si Yoongi está cuidando de ti no es por amor, es por lástima. No te hagas ilusiones, él no te quiere.
Junggi no sabía lo que significaba puta o bastardo, pero sí sabía que el hombre malvado no decía la verdad. Su appa lo quería mucho, se lo decía todos los días y él creía en su appa.
—¿No vas a hablar?
El niño guardó silencio y Hyungsik sintió ganas de golpearlo. Odiaba a ese mocoso con todas sus fuerzas. El parecido que tenía con Jimin le molestaba, pero no tanto como su nombre. Min Junggi. ¿Cómo se había atrevido ese hijo de puta a llamarlo así? Cada vez que lo pensaba deseaba haberle asestado más de seis puñaladas.
Hyungsik tomó otra calada tratando de mitigar su rabia. Todo estaba saliendo a pedir de boca, no había necesidad de sentir tanta rabia. Él era el ganador, el único ganador.
Y aun así, las palabras de Jimin lo seguían atormentando.
Todo lo que jamás verá en ti.
Hyungsik clavó la vista sobre Junggi. Tenía que controlarse para no pagar el odio que sentía por su padre con él. Llevaba meses planeado la destrucción de la isla, quería castigar a Yoongi por su traición y ahora que estaba tan cerca, no podía echarlo a perder.
Entrar en casa de los Min fue la tarea más fácil de todas. Antes de llamar a la puerta había matado a Moon Woobin, un amigo de Junggi, para acceder mejor a la vivienda. Minnie, la niñera, no dudó en brindarles su ayuda cuando lo vio con el niño en brazos. La joven tendría que haber sospechado, dado que no se conocían, pero trabajaba con niños y priorizar la vida de Woobin fue su gran error.
Hyungsik la mató por la espalda sin que Minnie llegara a enterarse de lo que ocurría. Luego tiró el cuerpo del niño al lado del suyo y se apresuró al piso de arriba, donde se encontró con Mellie y Neysa.
La perrita le mostró los colmillos advirtiéndole, de que si daba un paso más, lo atacaría. Hyungsik no se dejó intimidar por sus ladridos y se acercó, lo que impulsó a Mellie a morderle en un tobillo.
El mordisco fue fuerte, incluso le arrancó un grito, pero Hyungsik no se acobardó y la obligó a soltarlo a base de martillazos. Neysa se le echó encima cuando oyó los sollozos de la perrita y lo arañó en brazos y pecho. El hombre reaccionó rápido, estampando a la gatita contra el suelo.
Hyungsik quiso seguir hacia la habitación de Junggi, pero Mellie se volvió a poner en su camino, ladrando con las pocas fuerzas que le quedaban. Su insistencia le llevó a la conclusión de que, si no la mataba, seguiría tratando de impedir que se lo llevara.
Por eso acabó con ella, con el mismo martillo con el que mató a Minnie y Woobin, tiñendo las paredes de la sangre de la shiba inu, que valientemente protegió al niño hasta el final.
Hyungsik la pateó a un lado y Neysa se arrastró hasta ella, acurrucándose debajo del cuerpo de la perrita. Dolorida, intentó lamerle las heridas, pero el estado de Mellie era crítico.
El dolor del mordisco no impidió a Hyungsik entrar en el dormitorio del niño. Lo primero que vio fue una cama vacía y un cuarto muy ordenado. No había juguetes por el suelo y los peluches estaban colocados en una estantería. Tampoco tenía muchos muebles, por lo que asumió que estaría dentro del armario.
Cuando lo abrió, vio a Junggi sentado en una esquina, abrazado a su peluche muerto de miedo.
—¡Llegó el coco!
Hyungsik sonrió al pensar en ese momento. Lo dijo únicamente con la intención de asustarlo y el grito que pegó el niño, le proporcionó una inmensa satisfacción.
Con un paño impregnado en cloroformo lo puso a dormir y aunque se desmayó relativamente pronto, no soltó a Shooky en todo el camino.
Hyungsik tomó la última calada y apagó el cigarrillo con la bota. Antes de salir de la vivienda hizo unos cuantos arreglos macabros para darle la bienvenida a Yoongi. Lo único que lamentaba era no poder ver su reacción al descubrir los cadáveres.
—¿Estás esperando a que te salve tu falso padre?
—Appa es verdadero.
—¿Verdadero?— repitió entre risas, pero molesto por la confianza que tenía en él —Yoongi es un puto mentiroso, llevas el nombre de un maldito embustero, no deberías tener tanta fe en él.
Junggi negó ligeramente con la cabeza. Su appa era bueno. Nunca se enfadaba con él, le contaba muchos cuentos, le hacía cosas ricas para comer y siempre jugaban juntos. Además, las clases de piano eran de lo más divertidas. Junggi sabía que su appa era muy bueno.
—Yoongi no tiene mano para los críos. ¿Sabes lo que le pasó al último que intentó proteger?— Hyungsik hizo el gesto de cortarse el cuello con el pulgar —Él provocó la muerte de Yuuma. Un niño que, por cierto, tenía uno de esos peluches que llevas tú. Parece que los que lleváis esa clase de peluches termináis bajo tierra.
Junggi le dio la vuelta a Shooky para que no escuchara al hombre malvado. Le daba mucho miedo y seguro que su galletita también se sentía igual.
—Estoy deseando que Yoongi venga a por ti— Hyungsik crujió los nudillos mientras lo observaba con una mirada gélida —Ese hijo de puta no sabe el infierno que le espera.
Un silencio abrumador se implantó durante los pocos minutos que tardó Changwook en relatar la tragedia. Fue tan profundo, que el llanto del maknae resultó ensordecedor.
Yoongi no fue capaz de reaccionar mientras escuchaba a su amigo. No lograba asimilar lo que le había sucedido a Hoseok. Solo podía visualizar su rostro sonriente, hablando de las ganas que tenía de ir a pescar tras el cumpleaños de Jungkook. Y era extraño que surgiera un recuerdo como ese en un momento de tanto dolor, pero aquella genuina sonrisa, que jamás volvería a ver, triplicó el dolor que estaba sufriendo.
La mente de Jungkook, en cambio, se había quedado en blanco. No podía dejar de llorar, era un continuo goteo de lágrimas amargas que estremecieron el corazón del director. La triste noticia lo había pillado por sorpresa y no era capaz, por más que lo intentara, de gestionar sus emociones. Changwook se sintió tan identificado con su dolor que no dudó en abrazarlo. El maknae se agarró de su espalda buscando un consuelo que parecía inalcanzable.
También Jaesang, que se encontraba cerca de ellos, vigilando el exterior, no pudo contener las lágrimas ante la noticia. Hoseok era alguien muy respetado en el hospital, pero sobre todo era alguien muy querido.
—Hoseok me pidió que os dijera que los equis pueden comunicarse con los infectados comunes— compartió cuando Jungkook se separó de él —No sabía si se comunicaban a través de sonidos, pero son capaces de hacerlo.
A Jungkook le desconcertó dicha información. Nunca se había topado con un equis de esas características, pero a Yoongi no le sorprendió del todo. Lo había presenciado recientemente con el infectado que se lanzó sobre Sungjae. Ese ser no lo había hecho por iniciativa propia y ahora comprendía la razón.
—Tengo que volver a la escuela.
—Es mejor que te quedes en el hospital— sugirió Yoongi.
—En la escuela están los niños que ha salvado Hoseok— Changwook se levantó del suelo y ayudó a Jungkook a ponerse en pie —Los he llevado a una habitación, en la segunda planta, allí están más seguros que en la sala de profesores, pero tengo que volver a por ellos lo antes posible.
—Es demasiado peligroso sacarlos de allí. Hasta que no hayamos acabado con los infectados, nadie debe salir de sus refugios.
—Eso lo entiendo, pero no son adultos, son niños. No los habría dejado solos si no hubiera sido por la situación de Taehyung.
—En el hospital también hay niños que necesitan de tu ayuda— insistió Yoongi con semblante tranquilo —Buscaré a alguien que se quede con ellos hasta que haya pasado esta pesadilla.
—Hazle caso, hyung— intervino Jungkook —Regresar a la escuela es muy peligroso.
Changwook deseaba volver con ellos porque cuidar de sus alumnos era su obligación, pero ambos tenían razón. No le quedaban fuerzas para regresar a la escuela. El hombro le dolía a rabiar y mentalmente estaba agotado.
—Hyung, sé que vas a estar pendiente de Tae, pero, ¿podrías estarlo también de mi hermano y de Sungjae hyung? Los dos están en quirófano y nosotros no podemos quedarnos.
—¿A dónde vais?
—El miserable que ha provocado esta situación ha secuestrado a mi hijo.
Changwook se sorprendió y horrorizó a partes iguales. Aunque deseó saber más detalles, como quién era ese hombre y por qué se había llevado a Junggi, no le hizo ni una sola pregunta. La expresión de Yoongi le decía que no era el momento adecuado. El miedo estaba escrito en su rostro y lo único que necesitaba para salir por la puerta, era a alguien de confianza que velara por sus seres queridos.
—Estaré pendiente de ellos y también de Sohee— respondió para alivio de Yoongi y Jungkook —Tu hija sigue aquí, ¿verdad?
—Sí, está en la segunda planta.
—No os preocupéis por vuestra familia, tenéis que traer a Junggi de vuelta.
Jungkook le dio un abrazo y Changwook lo aceptó con gusto. Yoongi notó que no quedaba ni rastro de la tensión que hubo una vez entre ellos. El dolor de la muerte de Hoseok los había unido de una forma repentina e inesperada.
—Tened cuidado.
El maknae le agradeció su preocupación y salió con Yoongi al exterior. No eran ni las ocho de la tarde, pero el cielo estaba bastante oscuro, probablemente por la tormenta que se avecinaba.
—¿No quieres quedarte?
—Mi hermano habría hecho cualquier cosa por recuperar a mi hija. No es solo por ti, hyung, también lo hago por él.
Yoongi podía sentir la determinación en la voz de Jungkook, pero también el odio y la rabia.
—Hoseok hyung...
—No lo menciones— le cortó bruscamente —Ahora no puedo pensar en él.
Jungkook no insistió, no quería que se sintiera culpable de la muerte de su amigo, no quería que cargara con ella, pero Yoongi ya lo hacía. La única razón por la que no se venía abajo era su hijo. Si estaba aguantando, si seguía de pie, era únicamente por Junggi.
Y eso le preocupa a Jungkook y mucho además, porque en cuanto el niño estuviera a salvo, Yoongi tendría que enfrentarse a todo el daño que había causado Hyungsik y en el fondo temía, que no pudiera soportarlo.
—¿Sabes dónde está?
—Sí.
—¿Cuánto tiempo tenemos?
—Hasta el amanecer— Yoongi cogió la katana con la mano y tiró al suelo el cinturón de funda de espada doble —Pero no vamos a necesitar tanto tiempo.
Jungkook apretó la empuñadura de la suya con confianza. Había estado luchando con armas de fuego y cuchillos, pero con el sable japonés se sentía mucho más cómodo. Si tenía que agradecerle algo a Park Jongsuk, era su obsesión por coleccionar katanas.
Un infectado surgió entre dos edificios. Jungkook se dispuso a encargarse de él cuando apareció Wooshik y lo golpeó con un hacha. El ser cayó al suelo y Lee Dongwook, el navegante del equipo de expedición, lo remató con un machete.
—¿Estáis bien?
Wooshik se alegró en el alma al alzar la mirada y encontrarse con el rostro de Jungkook.
—Eso ha estado muy bien— lo alabó Yoongi, quien le había dado clases de supervivencia por iniciativa del propio Wooshik —¿Vais al hospital?
—Sí— afirmó Dongwook tan serio como siempre —No estamos heridos, solo queremos ayudar.
La invasión había pillado a Wooshik hablando con Dongwook de trabajo y desde el primer momento se habían unido para ayudar y proteger a la gente de la isla.
Yoongi no perdió el tiempo y los puso al tanto de lo que ocurría. Les explicó que la invasión había sido provocada por Park Hyungsik, aunque sin entrar en detalles. También compartió con ellos la situación de los niños de la escuela y la pareja se ofreció a encargarse de ellos.
—¿Dónde está Jimin?— Wooshik notó que su pregunta causó caras largas —¿Le ha pasado algo?
—Está bien.
Wooshik sintió que Yoongi no le estaba contando la verdad. Una vez se comprometieron a ayudar a los niños, se mostró muy impaciente, lo que lo dejó bastante preocupado.
—¿Y Taehyung?— se interesó Dongwook —¿Lo habéis visto?
Yoongi se alejó de ellos dando la conversación por zanjada. Su actitud sorprendió a todos menos a Jungkook.
—Tae también está bien, los dos están bien— mintió el maknae mientras daba varios pasos atrás —Tened cuidado, sobre todo con los equis. Pueden dar órdenes a los demás infectados.
—¿Qué me cuentas?— Wooshik palideció de golpe —¿Cómo cojones pueden hacer eso?
—Tranquilo, eres increíble— le animó con una sonrisa —Tú puedes con todo, hyung.
Dongwook frunció el ceño cuando Jungkook echó a correr. Su sonrisa le había parecido falsa, no porque no confiara en las habilidades de Wooshik, sino porque parecía que estuviera intentando ocultar algo.
—¿En serio?— Dongwook notó que su amigo se había sonrojado —¿Te pone un hombre casado?
—No seas bruto. Jungkook pasó cuatro años en la península. Que alguien de su nivel crea en mí me hace sentir bien.
—¿Y por qué te has puesto como un pimiento?
—¿Y por qué no?— contestó a la defensiva —¿Hay una ley que prohíba sonrojarse?
—¿Tanto te cuesta admitir que te sigue gustando?— Dongwook le dio un leve golpe en la frente —¿O le tienes miedo a Taehyung?
—¿Eres tonto y en tu casa no lo saben?— Wooshik comenzó a caminar en dirección a la escuela —En serio, tu novia debe tener una paciencia infinita. Eres más pesado que una vaca en brazos.
—Seré pesado, pero al menos no me gustan los hombres casados.
—Que te folle un pez, hyung.
—Un pez soltero, no casado.
Mientras Wooshik se dirigía a la escuela refunfuñando, Yoongi intentó mantener la mente vacía, pero no conseguía apartar las imágenes que había visto en su casa. No lograba olvidar la violencia, la sangre y los cuerpos destrozados de Mellie, Minnie y Woobin.
Tampoco podía dejar de pensar en las heridas de Jimin, en lo débil que estaba cuando lo encontró tirado en el suelo y en lo mucho que le costó pronunciar el nombre de su hijo. Ni en las quemaduras de Taehyung, su piel enrojecido e hinchada, su rostro cubierto de sudor y su expresión vulnerable. Y aunque no había visto el cadáver de Hoseok, su mente lo atormentaba imaginándoselo de la peor forma posible.
Yoongi se tuvo que apoyar sobre un árbol o iba a terminar vomitándose encima. Jungkook se detuvo sin decir nada. Su cuñado llevaba una carga difícil de soportar y sabía que necesitaba un momento para recuperar la compostura.
—¿Y si lo ha matado?— preguntó con un hilo de voz —¿Y si ha matado a mi hijo?
—No lo ha hecho.
—A ese monstruo no le tiembla la mano y mucho menos con un niño.
—Necesita a Junggi para atraerte— dijo de modo pausado, acercándose a él —Si quisiera matarlo, ya lo habría hecho.
Yoongi sabía que tenía razón y aun así no podía tranquilizarse. No podía seguir cargando tanto peso, no podía seguir actuando como si no hubiera sucedido nada. Debía mantenerse firme, por Junggi, pero el dolor era demasiado.
—Lo siento mucho, JK...
—¿Por qué te estás disculpando?
—Hyungsik ha matado a Mellie— Yoongi lo soltó de golpe y aunque sabía que no era la manera adecuada de decírselo, no podía seguir ocultándolo —Mellie trató de protegerlos, trató de salvar a Junggi y a Neysa... Pero ese cabrón la mató...
Si no hubiera sido por su mirada, Jungkook no le habría creído. Inconscientemente, negó con la cabeza. Aunque su corazón le decía que las palabras de Yoongi eran ciertas, su cuerpo no pudo responder de la misma manera.
—No es posible— el maknae retrocedió hasta golpearse contra un árbol —Por favor... Dime que estás confundido...
—Lo siento mucho...
Jungkook pensó en todos los momentos que habían compartido juntos, en la cantidad de felicidad que había traído a sus vidas, especialmente a su relación con Taehyung.
Mellie había estado presente en sus inicios, en sus peleas y en sus reconciliaciones, en sus altos y bajos, brindándoles su cariño incondicional. Mellie era una más de los Min, era como una hija para ellos y la querían con todo el corazón.
Y ahora se había ido, de un segundo a otro, se la habían arrebatado para siempre. Jungkook no había podido protegerla ni despedirse de ella. La muerte de su perrita le quemaba el alma y no podía ni imaginar cómo se lo iba a tomar Taehyung.
El maknae quería gritar, quería golpear el árbol hasta que la corteza cayera al suelo o la carne de sus manos se abriera, pero sobre todo quería ir a por Hyungsik; quería destrozarle cada hueso del cuerpo y matarlo cien veces con extrema violencia.
—Sé que va a matar a Junggi— Yoongi tomó fuerza y valor para seguir hablando —Su intención es quitármelo todo, lo ha dejado claro al ir a por Jimin y estoy seguro de que las quemaduras de Tae, se las ha infringido él.
A Jungkook se le había pasado por la cabeza cuando vio el estado de Taehyung, pero no quería creer en esa posibilidad. Prefería pensar que su marido se había quemado al salvar a alguien, necesitaba agarrarse a eso, pero lo que decía Yoongi tenía mucho más sentido y quisiera o no, debía afrontar la realidad.
—No se lo vamos a permitir— dijo con voz temblorosa pero segura —Ahora mismo no podemos ceder ante el dolor, hyung. Cuando haya pasado todo, entonces podremos llorar. Ahora tenemos que asegurarnos de salvar a Junggi y matar a ese hijo de puta.
Yoongi podía ver su sufrimiento y el inmenso esfuerzo que estaba haciendo por mantener la compostura y era estremecedor.
—Lo siento mucho, JK...
—No quiero oír ni una sola disculpa— Jungkook lo sujetó de los hombros —Tú no has traído a los infectados aquí, tú no has matado a nadie. La culpa es suya y solo suya.
Yoongi no lo veía así. Hoseok, Mellie... Todos estarían vivos si se hubiera quedado en la península.
—Ayúdame a recuperar a mi hijo, te lo suplico...
Jungkook le dio el abrazo que tanto necesitaba y Yoongi estuvo a punto de romper a llorar, pero se reprimió. Si su cuñado no había llorado por Mellie, él no tenía derecho de aliviar su pena, no hasta que Junggi estuviera a salvo y Hyungsik bajo tierra.
—Hyungsik no me espera. Tenemos que aprovechar esa ventaja, hyung.
La pareja se puso en marcha con un plan en mente y poco después se topó con un infectado del que se encargó Jungkook. Era un vecino que seguramente había huido del caos siendo portador del virus. Al maknae no le llevó más de unos pocos segundos acabar con él.
Yoongi sabía que Hyungsik estaba en un lugar apartado, pero bastante frecuentado por las personas del pueblo. Allí estaba el árbol más viejo de la isla y la gente decía que si una pareja se declaraba bajo su manto, su amor sería tan longevo como el mismo árbol.
Los nervios aumentaron en cuanto se acortó la distancia. Jungkook temía que Yoongi fuera a dar la vida por la de su hijo. Debía asegurarse de impedir cualquier sacrificio por su parte. Necesitaba que, cuando Jimin abriera los ojos, Yoongi y Junggi estuvieran a su lado.
Varios cuerpos aparecieron colgando de las ramas de los árboles, como si se tratase de alguna decoración macabra. No eran infectados, habían sido asesinados y entre ellos estaba Choi Beomgyu. No tenía heridas visibles, por lo que Yoongi asumió que había muerto por estrangulación a lazo.
Jungkook sintió el corazón pesado. Yeonjun lo estaba buscando, probablemente seguía recorriendo el pueblo con la esperanza de hallarlo vivo, pero Beomgyu había muerto, lo habían asesinado a sangre fría y la rabia en él volvió a surgir sin medida.
Los otros cuerpos eran de dos adultos y una anciana. Yoongi lamentó su pérdida profundamente. Aquellas personas eran inocentes, eran gente trabajadora que no se metían con nadie, que aportaban más a la comunidad de lo que se les pedía y que no merecían morir así.
—Hyung, mejor nos separamos aquí.
Yoongi continuó sin mirar atrás. ¿Qué más podía decir ante tanta crueldad? El joven se prometió regresar para bajarlos, darles sepultura y pedirles perdón porque se sentía tremendamente culpable.
Si hubiera matado a Hyungsik, todos seguirían vivos, pero esta vez no iba a cometer el mismo error. Lo iba a matar con sus propias manos, lo iba a estrangular hasta que su cuerpo estuviera frío y lo iba a hacer por todas y cada una de sus víctimas.
El bosque estaba en completo silencio cuando llegó a su destino. Yoongi vio a Hyungsik de pie junto al árbol de los enamorados, como lo llamaban en el pueblo. Junggi estaba sentado en el suelo con su peluche y había dos infectados, dos críos atados a un árbol, que comenzaron a revolverse con su presencia.
—¡Appa!— Junggi se levantó en cuanto lo vio, pero Hyungsik lo agarró por la cintura, evitando que pudiera correr hacia él —¡Appa! ¡Appa!
—¡Junggi!— su corazón se agitó fuertemente —¡Suéltalo ahora mismo!
—Cuánto tiempo, Yoongi. ¿Por qué no saludas? ¿Has perdido tus modales?
—¡Te juro que como le hagas algo..!
Hyungsik le dio un puñetazo en el rostro y el niño comenzó a llorar. A Yoongi le impactó tanto la agresión que le costó reaccionar. Cuando alzó la katana, dispuesta a ir a por él, le puso a Junggi una jeringuilla en el cuello.
—Creo que no entiendes la situación, Yoongi. Déjame que te lo explique porque parece que la paternidad te ha derretido el cerebro. El bastardo es mi rehén. Si quiero golpearlo, lo golpeo y tú, puto traidor de mierda, no puedes hacer nada para impedirlo. ¿Entiendes? Como des un paso más, le inyectaré la sangre de terjangkit que contiene esta jeringuilla.
Yoongi sintió unas náuseas tan fuertes que tuvo que tragarse su propia bilis.
—¡Deja las armas en el suelo y tú, Jungkook, ya puedes salir de tu escondite!— vociferó mirando a su alrededor —¡Sé que estás aquí! ¡Este gilipollas no ha venido solo!
Jungkook, que se escondía detrás de un árbol, no salió.
—¡Si no apareces en cinco segundos tendrás un sobrino zombificado!
—¡Jungkook no está aquí!
—¡Cinco, cuatro...!
Los gritos de Junggi aumentaron y la ansiedad de Yoongi se disparó con la desesperación del niño.
—¡Hyungsik, solo he venido yo!
—¡Tres...!
—¡Aparta la jeringuilla y hablemos!
—¡Dos, uno...!
Jungkook salió con las manos en alto y Yoongi tuvo la sensación de que le iba a dar algo. Se sentía completamente indefenso, de una forma que no había experimentado nunca. Ni siquiera cuando tenía quince años y estaba a merced de Hyungsik sintió tanto miedo. En lo único en lo que podía pensar era en la vida de Junggi.
—¡Qué puto mentiroso!— bramó Hyungsik —¿Has visto, bastardo? Tu supuesto padre es un mentiroso de mierda. ¿Así te está educando? ¿Tú también mientes a tus mayores?
Junggi no podía dejar de llorar. Estaba muy asustado y solo deseaba regresar con su appa.
—Mira, has disgustado al bastardo. Esto es culpa tuya, Yoongi.
Jungkook trató de acercarse, pero Hyungsik lo amenazó con la jeringuilla.
—Te quiero ver al lado de Yoongi o serás el culpable de que tu sobrino empiece a oler a tumba.
—Iré contigo. Suelta a Junggi e iré contigo.
—¿Vendrás conmigo?
—Sí— Yoongi dio un paso al frente, pero Hyungsik hizo un gesto con la mano para que retrocediera —No volveré a Inyeon. Me quedaré contigo si prometes dejar a Junggi y al resto de la isla en paz.
Jungkook no creía que lo dijera en serio. Sabía que su cuñado estaba desesperado, pero si se iba con él, lo ahogaría en el mar en cuanto se diera la oportunidad.
—¿De verdad quieres venir conmigo?
—Sí.
—¿En serio? Porque hoy he conocido a Jimin y le he asestado seis puñaladas, tres más de las que tú me diste a mí. No fui tan cabrón como para usar sangre de terjangkit como hiciste tú conmigo. Tampoco creo que fuera necesario, ya había unos cuantos por el pueblo, por lo que, de una forma u otra, iba a morir.
—¡Eres un hijo de puta!— escupió Jungkook furioso —¡Mi hermano no te ha hecho nada!
—¡Se ha apropiado de lo que es mío!— gritó tan alto que asustó a Junggi —¡Debería haberlo apuñalado en la puta cara!
Los infectados se agitaron con los gritos, pero no podían soltarse de las cuerdas.
—Y tú, Jungkook, deberías preocuparte más por tu marido— comentó entre risas, como si su enfado se hubiera disipado en segundos —Lo até a una columna y le prendí fuego al edificio. Ahora mismo debe estar bastante achicharrado.
Jungkook hizo un amago, pero Yoongi lo agarró del brazo. Hyungsik quería provocarlos y lo estaba consiguiendo. Cada palabra quemaba como ácido, pero no podían caer en su trampa.
—Me iré contigo si dejas que mi hijo se vaya con Jungkook.
—No es tu hijo, no seas absurdo.
—Es mi hijo.
A Hyungsik le molestó su tono. En general le molestaba la actitud de Yoongi. ¿Cómo podía seguir en pie después de todo lo que le había hecho? Quería verlo tirado en el suelo, llorando y suplicando por piedad. Quería verlo arrastrándose como a un gusano, quería ver su sufrimiento, su dolor y su pesar.
Pero seguía firme y eso le irritaba tanto como la confianza que Junggi tenía en él.
—No quiero que vengas conmigo. Todo lo que sentía por ti murió cuando te vi con él.
Yoongi dudó. ¿Lo decía en serio o solo lo estaba poniendo a prueba?
—¿Cuánto tiempo llevas aquí?— se metió Jungkook —Está claro que no has llegado ayer.
—No tiene mucho sentido para vosotros que haya sobrevivido, ¿verdad?— Hyungsik sonrió, disfrutando de la atención —Me hicisteis una putada, pero siendo justos, fue un plan muy bien ejecutado. Otra persona no lo habría contado, pero yo soy especial.
—¿Estás vacunado?
—Evidentemente, Jungkook. Venga, tan tonto no eres.
—Pero eso no explica cómo has sobrevivido— insistió, ignorando su prepotencia —Es imposible que hayas podido curarte tú solo.
—¿Quién dice que estuviera solo? Ese es el problema, que os creísteis la historia que os conté.
Junggi lo mordió en la mano en un desesperado intento por soltarse de él. Hyungsik lo golpeó en la cabeza y el niño se soltó de inmediato. Eso provocó que Yoongi y Jungkook corrieran hacia ellos, pero se tuvieron que detener cuando los amenazó con la jeringuilla.
—¡Atrás!
—¡No le hagas daño! ¡Solo es un niño, maldito degenerado!
Hyungsik ignoró el insulto de Yoongi. Parecía tranquilo, pero cuando tocaba al niño estallaba fácilmente.
—¿Quieres recuperar al bastardo?— sonrió con malicia —Entonces uno de vosotros debe morir.
Yoongi y Jungkook se quedaron estáticos.
—¿No queréis salvar la vida del bastardo? ¿No lo amáis tanto? Os estoy dando la oportunidad de que se haga mayor— Hyungsik le apretó la mejilla al niño —Venga, una vida por otra. Algo debo llevarme a cambio.
Yoongi miró a su hijo con el corazón roto. Estaba llorando a moco tendido por el dolor que le había causado el golpe en la cabeza y se veía tan asustado, que si su marido hubiera estado allí, no lo habría soportado.
—Lo siento, JK. Si Jimin no sobrevive, cuida de nuestro hijo.
—Hyung...
—Y si sobrevive... Dile que lo siento mucho...
Jungkook se quedó de piedra cuando Yoongi agarró la katana del suelo. No podía permitir que se sacrificara, no podía permitir que se suicidara delante de su hijo.
—¡No!— Jungkook comenzó un leve forcejeo con él, que rápidamente se volvió más intenso —¡Hyung, basta!
—¡JK, para!
Súbitamente, el sonido de tres disparos silenció el bosque. Junggi gritó y también su padre, que vio cómo su cuñado se desplomaba delante de él.
—¡Jungkook!
—Oh, por favor— Hyungsik guardó la pistola en la funda que llevaba bajo la chaqueta —No seáis tan dramáticos. Lleva chaleco antibalas, ¿no?
Yoongi le abrió la camisa para comprobarlo y afortunadamente tenía razón, Jungkook se había puesto un chaleco antibalas antes de salir de comisaría.
—¿Ves?— Hyungsik se rió —Tanto alboroto por nada.
—¿Estás bien?— Yoongi trató de incorporarlo, pero Jungkook se resintió —¿Te duele mucho?
—Joder, qué puto loco...
—Si quisiera matarte te habría disparado en la cabeza, pero no me apetece verte morir tan pronto— Hyungsik pisó el peluche de Junggi y lo aplastó con fuerza —He hecho un viaje muy largo, ahora necesito un poco de diversión.
Hyungsik es vuestro personaje favorito, ¿verdad? Fuera bromas, la cosa está muy difícil. ¿Cómo harán Yoongi y Jungkook para recuperar a Junggi y salir de ahí con vida? 🤔 En el próximo capítulo más~ 💜
Quería aprovechar este espacio para daros las gracias por el millón de votos en Evanescente (ya casi 7 millones de lecturas) y los dos millones de lecturas en Retrouvailles. 🥺 Cuando comencé este viaje, nunca imaginé que se alcanzarían estos números (ni que me tiraría años escribiendo la misma historia 🤭), y después de todo, me sigue sorprendiendo. No lo doy por hecho, ni mucho menos. A decir verdad, me asombra que sigáis aquí. No es fácil mantener el interés de la gente durante tanto tiempo, así que muchas gracias por continuar conmigo. Especialmente a las personitas que leéis al día. No os podéis ni imaginar la cantidad de veces que quiero dejarlo... Los bloqueos, las dudas, la falta de tiempo, mi salud... Si logro superar cada obstáculo, es gracias a las personas que comentáis/estáis en cada actualización. Ver que seguís esperando otro capítulo, que hacéis teorías, que queréis saber más de los personajes, etc. me empuja a no tirar la toalla cuando estoy tan cansada. Gracias por todo el apoyo. Gracias por todo el cariño. Espero que mi próximo mensaje de agradecimiento sea cuando le ponga punto y final a Retrouvailles. Os quiero. 💜💜💜💜💜💜💜
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