89
Hoseok se quedó observando un punto fijo mientras Seokjin y Namjoon desviaban la mirada de un lado a otro. Solo él podía sentir aquella misteriosa presencia, lo que era realmente desconcertante para ambos.
¿Se trataba de alguno de sus amigos? Habían decidido ignorar lo que estaba ocurriendo en Inyeon, pero tanta tensión les estaba creando muchas dudas.
Y entonces apareció, por el lado izquierdo de la casa, corriendo como el viento y con una expresión de felicidad que agitó el corazón de Hoseok.
—¡Mellie!
La perrita se lanzó sobre él con tal ímpetu, que cayó al suelo. Hoseok comenzó a reír mientras los demás presenciaban, atónitos, cómo le lamía el rostro.
Seokjin miró a Namjoon con la misma expresión de sorpresa que tenía el menor. Ni siquiera podía pensar en que la perrita había muerto. El simple hecho de ver a un animal allí, era más insólito que la muerte en sí.
Namjoon tampoco comprendía lo que estaba ocurriendo. Durante años asumió que existía otro lugar para los animales, un sitio al que eran enviados después de morir. ¿Pero entonces? ¿Cómo había encontrado Mellie la orbit de Seokjin?
—¿Qué haces tú aquí?— Hoseok la achuchó entre risas porque la perrita se había empeñado en lamerle todo el rostro —Sí, sí, yo también te quiero.
Seokjin hizo aparecer una tablet, pero Namjoon se la quitó de las manos.
—Que pase lo que tenga que pasar, hyung.
El mayor sabía que tenía razón, no obstante, era muy difícil mantener la calma. Hoseok y Mellie estaban muertos, esa era la cruda realidad, y quizá los demás estaban en grave peligro. ¿De verdad hacían bien en no implicarse?
—Esta situación me está generando mucha angustia— Seokjin quiso apoyarse en Namjoon, pero se contuvo por la presencia de Hoseok —¿Qué piensas de todo esto?
El menor no respondió, solo señaló hacia arriba. Seokjin alzó la mirada y se encontró, para su asombro, con varios pájaros revoloteando por el cielo.
—¿Qué cojones está pasando aquí, Namjoon?
Y la cosa no quedó ahí. Insectos como escarabajos, hormigas o mariposas, aparecieron por el huerto de Seokjin; incluso una abeja voló cerca de Namjoon, aunque se desentendió debido a las flores.
—¿No te cansas de darme besitos?— Hoseok limpió los ojitos de Mellie con mucho mimo —Yo también me alegro de verte, mi cachorrita.
La forma de dirigirse a ella llamó la atención de la pareja, sin embargo, lo que realmente dejó a ambos con la boca abierta fue el aspecto de Mellie. Lucía tan joven, que a Seokjin le recordó a la Mellie que encontró en el bosque.
Viéndolos juntos, sentados en el suelo, Namjoon comprendió por qué había tenido una sensación tan rara cuando le enseñó la casa. En ese momento no le dio tanta importancia, principalmente porque estaba con los sentimientos a flor de piel, pero Hoseok parecía volver a tener veintidós años.
—Tenéis cara de susto— dijo por cómo lo estaban mirando —¿Qué os pasa?
—Hobi, estás más joven... No es solo Mellie, tú también estás más joven...
—Lo sé, me he visto en el espejo— el pelirrojo comenzó a acariciar a la perrita detrás de las orejas —¿No es un efecto post-muerte? Pensé que era lo normal en El Umbral.
—¿Crees que es eso?— Seokjin se dirigió a Namjoon —Nosotros no envejecemos, siempre estamos igual, pero es posible que El Umbral rejuvenezca a la gente.
—No— Namjoon negó con la cabeza, no le cuadraba esa teoría —Siento que tiene algo que ver contigo, hyung.
—¿Conmigo?
—Es más probable que cualquiera que entre en tu orbit se adapte a la edad de tu muerte. Es decir, tenías veinticuatro años cuando ocurrió, ¿verdad? Eso explica por qué Mellie es una cachorrita y Hobi parece tener veintidós años.
Seokjin no había pensado en esa posibilidad, pero lo que decía Namjoon tenía mucho sentido.
—Lo que no me explico es el tema de los animales— el menor se agachó para observar a una hormiga recoger una hoja —¿Por qué han aparecido de repente? Es muy extraño... ¿Habrá sido cosa de Mellie?
—Ha sido Hoseok— aseguró Seokjin con gran convicción —Él ha sido el único de nosotros que ha sentido a Mellie y ella se ha lanzado directamente a sus brazos. Puede que Hoseok tenga la capacidad de crear seres vivos o de guiar a los que han sido parte de su vida hasta él.
—¿Por qué iba a tener yo esa capacidad?— Hoseok se levantó del suelo —No le encuentro mucho sentido a lo que dices.
—Tiene sentido si tenemos en cuenta la cantidad de vidas que has salvado— insistió Seokjin —Es posible que esto sea, en cierta forma, una recompensa por todo el bien que has hecho.
—Pensándolo bien, este lugar estaba muerto y ahora se ha llenado de vida. Si hay pájaros e insectos, seguro que también habrá otra clase de animales. Seokjin hyung tiene razón. No es casualidad que esto haya ocurrido con tu llegada.
A Hoseok le resultaba extraño que tuviera algo que ver, pero los dos parecían convencidos y como él era un recién llegado, no podía llevarles la contraria sobre un mundo que desconocía.
—Si es como decís... ¿Cómo me ha encontrado Mellie?
—Tiene un olfato muy fino, quizá te ha olido desde la entrada— Seokjin miró a Namjoon —O también podría ser cosa de la praesidio, ¿no crees?
Mellie se restregó contra la pierna de Namjoon y cuando recibió varias caricias, repitió el mismo proceso con Seokjin. Por cómo los buscaba y miraba, parecía estar muy contenta.
—¿Podemos entrar en casa?— Hoseok se sintió un poco abrumado —Necesito conocer más detalles de cómo funciona este sitio, así podré entender mejor lo que está pasando.
Seokjin bajó la mirada. Hoseok no llevaba ni medio día con ellos y ya había utilizado la palabra casa. Era lógico, se trataba del hogar de Namjoon, pero saberlo no lo hacía menos doloroso.
Hoseok se adelantó con Mellie y Namjoon aprovechó para hablar con Seokjin a solas.
—Sé que estás dolido, pero no vuelvas a usar a Hobi para separarme de ti.
—No puedes obligar a Hoseok a permanecer aquí.
—Tienes razón, Hobi debe elegir por sí mismo y por eso voy a hablar con él, para que pueda decidir una vez sepa toda la verdad.
—¿Por qué eres tan terco? ¿No ves que le vas a romper el corazón? Acaba de llegar, ha dejado todo el dolor atrás y tú vas a destruir la paz que siente.
—Hyung, no puedo ocultárselo...
—Entonces hazlo en tu orbit— Seokjin quiso alejarse de él, pero Namjoon lo agarró del brazo —No me toques.
—Si necesitas desquitarte con alguien, desquítate conmigo— Namjoon lo soltó únicamente porque parecía estar a punto de gritarle —Solo te pido que no hagas ninguna tontería. He visto cómo has mirado el desierto... Por favor, mantente alejado de ese lugar.
—¿O qué?— Seokjin apartó la vista de él —¿Qué más te da lo que yo haga?
—No me crees, ¿verdad?
Seokjin lo miró de reojo y notó que estaba sonriendo, pero era una sonrisa falsa, una sonrisa que trataba de ocultar su dolor.
—Si huyes, te buscaré hasta que te encuentre. Aunque tenga que pasarme la eternidad caminando sobre arena. Esa es la clase de amor que siento por ti.
Seokjin sintió un fuerte nudo en la garganta. ¿Por qué tenía que ponérselo tan difícil? Su relación no tenía futuro. ¿Por qué no lo entendía?
—Si me quieres... Déjame...
—No puedo.
—Por favor...
—No lo haré.
Mellie se metió entre las piernas de Hoseok y casi lo tira al suelo. El pelirrojo la alzó en brazos para apachurrarla. Era tan ligera y pequeña que no podía dejar de cargarla a cada rato.
—Debería estar triste por tu muerte, pero no puedo— Hoseok hizo como que le mordía la orejita —¿Crees que es normal estar tan contento? Puede que esta felicidad solo sea pasajera.
Mellie ladeó la cabeza.
—Seguro que echas de menos a tus papás.
La perrita ladró dos veces.
—Ellos también te van a echar mucho de menos, pero no te preocupes, los volverás a ver. Y mientras tanto, tú y yo vamos a jugar todos los días. ¿Qué te parece?
Esa idea pareció gustarle porque le lamió la mejilla inmediatamente.
—Venga, entremos en casa— Hoseok la dejó en el suelo —Te pondré un poco de agua, seguro que estás sedienta.
El joven abrió la puerta y la dejó pasar, pero cuando se dio la vuelta para ver dónde estaban Seokjin y Namjoon, se le borró la sonrisa.
Jimin solo logró abrir los ojos durante un par de segundos, pero su esfuerzo fue más que suficiente para que Yoongi pudiera reaccionar.
—¡Aguanta!— pidió mientras buscaba el origen de tanta sangre. Estaba por todas partes, aunque en la parte baja de la espalda fue donde más halló. Yoongi se llevó una impresión muy fuerte cuando vio las seis incisiones. Eran de arma blanca y de un grosor considerable.
—Yo... Yoon...
—Tranquilo, estoy contigo.
Jimin trató de pronunciar su nombre una vez más, pero no pudo. Se encontraba débil, mareado y desorientado, pero sobre todo estaba asustado.
Yoongi sacó la camisa que había metido en la mochila y la rompió adecuadamente para presionar contra las heridas. Necesitaba detener la hemorragia lo antes posible, por lo que comprimió la tela directamente sobre los cortes. Con el resto hizo una especie de vendaje para que aguantara hasta el hospital.
—J-Jun... Junggi... Tien... Tiene...
Su corazón se encogió cuando oyó el nombre de su hijo. El estado de Jimin, sus heridas, la mano rota y los golpes en el rostro, todo señalaba a Park Hyungsik, pero saber encima que su marido estaba al tanto del secuestro de Junggi, lo dejó más roto de lo que estaba.
—Te juro que voy a recuperar a nuestro niño— dijo mientras le vendaba la mano con un trozo de la camisa —Tienes que aguantar para volver a abrazarlo, ¿me oyes? Tienes que ser fuerte, mi amor.
Aunque la rabia que sentía era inmensa, Yoongi se obligó a mantener la calma. Como no podía llevarlo en brazos hasta el hospital, le colocó la mochila con Neysa a la espalda, pero sin rozar sus heridas. Luego lo alzó con cuidado, apoyando su pecho contra su espalda y acomodando sus brazos sobre sus hombros.
—Tienes que luchar, Jiminie. No nos puedes dejar solos.
El menor no pudo responder, apenas conseguía mantenerse despierto. Yoongi se inclinó hacia adelante para poder cargarlo mejor y echó a correr, sujetándolo fuertemente de los brazos. Era peligroso avanzar con las manos ocupadas, pero tampoco podía cargarlo de otra manera. Jimin estaba tan débil que no tenía tiempo para buscar otra solución.
De camino, Yoongi se encontró con dos infectados, pero en lugar de enfrentarse a ellos siguió corriendo. Afortunadamente, eran más lentos que él y por eso no le resultó difícil darles esquinazo.
Pero con el siguiente infectado, que apareció a escasos metros de él, no tuvo la misma suerte. Yoongi sopesó la idea de coger otro camino, pero el hombre no le permitió hacerlo. Se fue contra él antes de que pudiera tomar una decisión y entonces no le quedó más remedio que dejar a Jimin en el suelo para sobrevivir al ataque.
Con lo que no contó en ningún momento fue con la intervención de Sungjae. El marido de Eunha le reventó la cabeza con un bate de hierro y el infectado, de poco más de treinta años, cayó de rodillas delante de Yoongi, quien lo remató con su katana.
—Te abro el camino, hyung.
—Gracias.
Sungjae no necesitó una explicación. Jimin estaba empapado en sangre y la expresión de Yoongi hablaba por sí misma. No podían perder el tiempo con conversaciones inútiles, debían llegar al hospital cuanto antes o Jimin perdería la vida.
—Jiminie, aguanta un poco más. Te juro que todo saldrá bien, te juro que te traeré a Junggi de vuelta, pero tienes que resistir. Eres muy fuerte, no puedes rendirte ahora.
Yoongi necesitaba creer que las cosas irían bien, no podía permitirse caer en los pensamientos negativos, no cuando su hijo y su marido dependían de él. Debía salvar a ambos y también a Neysa. Se lo debía a Mellie.
Sungjae pudo sentir el dolor, la desesperación y el miedo que cargaban sus palabras. No comprendía la parte de Junggi, sin embargo, prefirió guardarse las preguntas para más tarde.
El joven se encargó de todos los infectados que aparecieron por el camino. La invasión lo había pillado en la carpintería, cuando estaba terminando de retocar el regalo para Sohee. Había hecho un móvil de madera para la cuna de la chiquilla mientras Eunha se había encargado de tejer un osito, un conejito y un cervatillo de decoración.
En cuanto escuchó gritos salió a ver qué ocurría y de ahí en adelante se encargó de ayudar a la gente de la isla.
Sungjae estaba muy impactado por el estado de Jimin. En esa situación era muy difícil no dejarse llevar por el pánico, pero si cedía, no le serviría a Yoongi de nada y menos a su amigo, que necesitaba asistencia médica urgente.
Durante el trayecto se encontraron con varios cadáveres de infectados. Yoongi notó que aquella era la obra de alguien con experiencia. Los cortes se veían limpios, no era una ejecución hecha por una persona sin habilidades.
—¡Espera!
Yoongi se detuvo al oír el grito. Mientras su amigo se enfrentaba a una infectada, usó la oportunidad para mirar a Jimin a través del cristal de una tienda. Cada vez estaba más pálido y aunque intentaba mantenerse despierto, le costaba mucho esfuerzo seguir consciente.
—Mi amor, ya estamos llegando. Ya queda muy poco. Por favor, no te rindas. Junggi te necesita— y yo también, quiso decir, pero la voz se le quebró por el dolor y los nervios.
—¡Vamos!
Yoongi pasó al lado de la infectada que Sungjae había matado, pero lo que realmente captó su atención fue el ligero olor a madera quemada que había en el ambiente. Aunque por aquella zona no se veía ningún edificio en llamas, se podía percibir claramente.
Un adolescente cayó de bruces tras doblar la esquina de un edificio. Detrás de él aparecieron cuatro infectados, de los cuales dos eran equis. El chico logró alzarse a tiempo y pasar corriendo al lado de Yoongi, pero los infectados no los ignoraron y se fijaron en ellos.
Sungjae era consciente de que no podrían alcanzar el hospital sin enfrentarse a ellos. Si tomaban un pequeño rodeo, los perseguirían y no creía que Yoongi estuviera en condiciones de huir con Jimin a cuestas.
Sungjae pensó en conseguir algo de tiempo justo cuando Yoongi se plantó a su izquierda con la katana en mano.
—Yo me encargo— dijo sin quitar la mirada de los equis —No dejes que se acerquen a mi marido.
Sungjae se dio la vuelta y vio a Jimin en el suelo, junto a la mochila de Yoongi. La cabecita de Neysa se asomó ligeramente desde el espacio que había dejado abierto para ella. Aunque quería ayudarle, sus palabras no habían sido una sugerencia y Sungjae entendía que su amigo tenía mucha más experiencia que él. Si creía que esa era la forma correcta de proceder, no iba a ponerse en su camino, sino a brindarle su apoyo.
Yoongi corrió hacia ellos con la certeza de que cada segundo era vital para Jimin. Por esa razón no podía permitirse perder el tiempo con ellos. Al primer infectado, un antiguo banquero de apellido Han, lo decapitó a una velocidad que asombró a Sungjae. Antes de que el cráneo tocara el suelo, agarró el cuerpo del hombre y lo empujó contra el equis de pelo blanco. Esa distracción le sirvió para clavar el cuchillo en la frente del siguiente infectado común, que se desplomó en cuanto atravesó su cerebro.
Yoongi no paró ni para coger aire y desmembró al equis de pelo blanco a un ritmo frenético. Sungjae no sabía que una katana podía cercenar la carne con tanta facilidad, aunque quizá no dependía únicamente de la katana, sino de quién la manejaba.
El hermano de Taehyung pisó la cabeza del equis sin miramiento, lo que provocó un gruñido muy agudo en su pareja. A Sungjae le puso los pelos de punta. El sonido se asemejaba a un grito, aunque tampoco lo era realmente. No supo cómo describirlo, pero le incomodó fuertemente.
Yoongi no se dejó impresionar y se lanzó contra él. El equis no retrocedió, al contrario, sacrificó un brazo únicamente para agarrar la hoja de la katana con el otro, impidiendo así que pudiera acabar con él. A Yoongi le sorprendió la fuerza del hombre, que tenía un mordisco muy profundo en la mejilla, pero no tanto como el cabezazo que recibió.
El impacto lo empujó a dar varios pasos atrás, pero a pesar de ello, no soltó la katana. Yoongi reaccionó echando mano a su cuchillo y con fuerza, se lo clavó en el ojo derecho. El joven le rajó la cara en forma de Z justo cuando oyó un grito a sus espaldas. Sin dejarse distraer por él, ensartó la katana por debajo de la barbilla y cortó hasta que el cuerpo del equis se partió en dos.
Un infectado se precipitó desde el segundo piso de una tienda, cayendo parcialmente sobre Sungjae. Cuando Yoongi se dio la vuelta, los vio tirados en el suelo y a un alumno de Taehyung mordiéndole la muñeca.
Sungjae intentó apartarlo entre gritos, pero el ser no cesó hasta que su amigo lo mató de un cuchillazo. Lo que sucedió a continuación pasó tan rápido, que el joven no fue capaz de procesarlo. Yoongi desenvainó la katana de Jungkook y le amputó el brazo por encima del codo.
Alguien gritó a lo lejos, pero Yoongi no se inmutó. Tenía que hacerle un torniquete para detener la hemorragia y afortunadamente, el equis de cabello blanco llevaba un cinturón.
—Sungjae, ¿estás conmigo?— preguntó mientras se hacía con el cinturón —Estamos muy cerca del hospital, ¿me entiendes? Eunha te está esperando. Ella te ayudará, pero necesito que camines conmigo. Yo no puedo cargar contigo y con Jimin a la vez, ¿comprendes lo que te digo?
Sungjae no contestó, estaba en shock. Tampoco mostró reacción cuando le hizo el torniquete.
—Esto es una pesadilla— se lamentó frustrado. Yoongi miró a su alrededor por si había alguien, pero estaban solos —De acuerdo, ninguno de los tres va a morir hoy, ¿entendido?
Nervioso pero decidido, le puso la mochila a Jimin y lo volvió a cargar a sus espaldas.
—¿Sigues conmigo, amor?— preguntó angustiado. Su respiración era débil, lo que aumentó aún más su ansiedad —Vas a salir de esta, Jiminie, tú solo aguanta.
Yoongi sujetó los brazos de Jimin con una mano y con la otra agarró el brazo sano de Sungjae. Algunas personas gritaban, otras se desmayaban, pero su amigo se había quedado completamente bloqueado. Por suerte no opuso resistencia y comenzó a caminar con él.
Para Yoongi era arriesgado llevarlo con ellos, sin embargo, dejarlo atrás no era una opción. No sabía si aquella medida desesperada iba a surtir efecto, pero teniendo en cuenta que lo habían mordido en una muñeca y que él había cortado por encima del codo, cabía la posibilidad de que hubiera interrumpido la infección.
El joven caminó lo más rápido que pudo y cuando por fin vio el hospital, sintió un alivio tan grande que se le formó un nudo en la garganta.
—Ya casi estamos.
Pero por desgracia, el alivio desapareció por la presencia de seis infectados.
—¡Maldita sea!
Yoongi tenía que matarlos, no había otra manera de llegar hasta la entrada. En esas circunstancias, pasar desapercibidos era misión imposible. Y encima no podía contar con que Sungjae cuidara de Jimin y Neysa.
Estaba solo. Solo y muy cansado.
Pero de repente, uno de los infectados se desplomó ante sus ojos.
—¡Rápido, hyung!
Detrás del infectado apareció Jungkook y la alegría que sintió al verlo fue tan grande, que tuvo que contener las ganas de llorar.
Yoongi no cedió ante sus emociones y se apresuró hasta la puerta del hospital. Gracias a la protección de su cuñado no le fue difícil entrar en el vestíbulo y gritar por ayuda. El personal sanitario no tardó en aparecer con una camilla. Eunha también estaba entre ellos, pero se quedó paralizada en cuanto vio a Sungjae.
—¡Necesitamos otra camilla!— pidió su compañero Pung a voces, lo que hizo reaccionar a la muchacha —¡Que alguien traiga otra camilla!
Sungjae se desplomó justo cuando su mujer lo agarró de la cintura. El enfermero la ayudó a tumbarlo sobre la camilla mientras la doctora Lee comenzaba a dar instrucciones.
—Le he tenido que amputar el brazo porque le han mordido en la muñeca— explicó Yoongi intranquilo y a esperas de que llegara la otra camilla —Mi marido tiene seis incisiones en la espalda, seguramente echas con un cuchillo. Ha perdido mucha sangre, pero se mantiene consciente.
Yoo Jaesang, uno de los trabajadores del hospital que estaba a cargo de vigilar la entrada, se apresuró en volver con una camilla para Jimin. Con ayuda de Yoongi lo acomodaron sobre ella con sumo cuidado.
—¿Alguien sabe dónde está el doctor Jung?— preguntó la doctora Lee al ver el estado en el que se encontraban ambos pacientes —¿Nadie? Entonces avisad a la doctora Seo y preparad dos trasfusiones de sangre. Necesito que los llevéis al quirófano dos y que atéis a Sungjae para seguridad de todos.
Eunha sabía que era una medida justa, pero no le gustaba porque implicaba que podría llegar a convertirse. Aun así, no contradijo las órdenes de la doctora y se obligó a hacer su trabajo.
—Ella también está herida— Yoongi sacó a Neysa de la mochila y se la entregó al enfermero Pung —No sé si la veterinaria está aquí, pero necesito que alguien se encargue de ella.
—Yo me ocupo.
La doctora Lee dio más instrucciones mientras se llevaban a ambos pacientes. Yoongi deseó ir con ellos, estar con Jimin y darle todo su apoyo, pero no era un deseo realista. Eunha tenía motivos para acompañar a su marido, era enfermera y su presencia de gran importancia, pero él solo disponía de conocimientos básicos y no sería más que un estorbo para el personal.
Yoongi se quedó mirando su reflejo en el cristal. Tenía la ropa cubierta de la sangre de su marido, de su amigo y de las personas de la isla. Le había alcanzado hasta el cabello, incluso su rostro se había visto salpicado por la sangre de gente inocente.
—¿Cómo está mi hermano?
Esa pregunta fue suficiente para que Yoongi se viniera abajo. Ahora que la tensión había disminuido, que Jimin, Sungjae y Neysa estaban en buenas manos, la realidad lo golpeó de la manera más cruel posible.
—Las heridas que tiene...— dijo sin poder contener las lágrimas por más tiempo —Diría que lo han apuñalado seis veces...
Jungkook se quedó helado. ¿Apuñalado? ¿A su hermano? No podía creerlo.
—No hace falta que te diga quién lo ha hecho, ¿verdad? Hyungsik está aquí... No me preguntes cómo, pero está aquí...
—No tiene ningún sentido...
—Yo tampoco lo entiendo, JK... Lo único que sé es que ha venido a por nuestra familia. El estado de Jimin no es casualidad y además...
Jungkook notó cómo le temblaba la voz.
—¿Además?
—Se ha llevado a Junggi.
El maknae nunca había sentido tanto miedo como en ese momento. No sabiendo lo que Hyungsik era capaz de hacerle a un niño; no sabiendo que ese monstruo tenía a su sobrino.
—Hyung...
—¿Sohee está bien?— Yoongi se limpió las lágrimas —¿Tu hija se encuentra bien?
—Sí...
Entre tanta crueldad, Yoongi pudo sentir un poco de esperanza. Que Sohee fuera tan pequeña tenía algo bueno; en un futuro, la niña no recordaría nada de este incidente.
—Tengo que irme— Yoongi desenvainó la katana de Jungkook y se la entregó —Mi marido está luchando por su vida y aunque me duela en el alma no poder quedarme con él, debo encontrar a nuestro hijo.
—Iré contigo, hyung.
—Es mejor que te quedes con Jimin.
—Aquí no puedo hacer nada por mi hermano, pero sí puedo hacer algo por mi sobrino— Jungkook cogió la katana —No me obligues a seguirte porque te juro que lo haré.
Yoongi asintió con la cabeza. No podía mentirse a sí mismo, necesitaba del apoyo de alguien y Jungkook era la persona que mejor entendía su situación. Él sabía de lo que Hyungsik era capaz y no iba a detenerse hasta encontrar a Junggi.
—Agente Min, ahí viene alguien— señaló Jaesang con la mano —Parece que trae a un herido.
Jungkook miró por la ventana. El hombre que corría hacia ellos era Changwook, pero no lograba identificar a quién cargaba a sus espaldas. Independientemente de quién fuera, abrió la puerta para ofrecerles su ayuda.
—¡Hyung!
Changwook se alegró en el alma de ver una cara conocida y sobre todo una cara viva. No había infectados por la zona, solo un montón de cadáveres, pero la ansiedad de que un ser de esos pudiera aparecer en cualquier momento, lo mantenía en un sinvivir.
Cuando Changwook entró por la puerta, Yoongi y Jungkook se quedaron helados. El joven al que cargaba no era otro que Taehyung.
—Tae, ¿me oyes?— preguntó su hermano muy alterado. El estado de su brazo era realmente impactante —¡Trae una camilla! ¡Ya!
Jaesang salió corriendo mientras Jungkook bajaba a Taehyung con cuidado y lo sentaba en el suelo. El sudor le cubría todo el rostro y su temperatura corporal se había disparado.
—Mi amor, soy yo— Jungkook no daba crédito ante sus heridas. Ver a su marido tan malherido contrajo su corazón fuertemente —¿Qué te ha pasado? Dime algo, por favor.
Pero Taehyung no contestó.
—Cuando llegó a la escuela ya estaba así.
Yoongi no podía apartar la mirada del brazo de su hermano. Estaba enrojecido, hinchado y cubierto de ampollas.
—He venido rodeando el pueblo por el bosque, ya que es más seguro— Changwook se apoyó sobre la pared —Por desgracia no he podido darme más prisa.
Jungkook tumbó a su esposo sobre la camilla que le acercó Jaesang y Yoongi lo cogió de la mano.
—Te vas a poner bien, bebé— el maknae le dio un beso en la frente —Ahora van a ayudarte. El dolor pasará rápido. Confía en mí.
A Yoongi se le quebró el corazón escuchando a Jungkook. ¿Hyungsik también había ido a por su hermano? ¿Taehyung estaba así por su culpa? No lo sabía a ciencia cierta, ¿pero qué otra cosa podría ser? Las heridas de Jimin y Taehyung no eran casualidad.
Changwook se sentó en el suelo para recuperar el aliento. Estaba hecho polvo, no tanto por el esfuerzo físico sino por la carga emocional.
Yoongi sintió un profundo respeto hacia él. Había cargado a Taehyung en una situación de vida o muerte, cuando mucha gente optaba por su propia supervivencia e ignoraba el sufrimiento de los demás.
Jungkook empujó la camilla de Taehyung hasta urgencias, donde una enfermera se hizo cargo de él y le pidió que saliera. El maknae lo hizo únicamente porque no tenía otra opción. Su marido seguía inconsciente, pero eso no impidió que le gritara que lo amaba y que estaría esperando por él.
Cuando regresó al vestíbulo, se encontró a Yoongi abrazando a Changwook. Jungkook se acercó lentamente y presenció como su cuñado le daba las gracias por cuidar de Taehyung. El director no parecía aliviado, había una inmensa tristeza en su mirada, aunque no era de extrañar. Todo lo que estaba ocurriendo en la isla era difícil de procesar.
—Gracias por salvar a Tae— Jungkook le hizo una profunda reverencia.
—No pude salvarlo a él...
El maknae se incorporó e intercambió una breve mirada con Yoongi.
—Lo tuve que dejar atrás... No quería dejarlo, pero no podía con los dos y Taehyung necesitaba atención médica— dijo entre lágrimas, completamente superado por sus emociones —Necesito volver a por él, necesito sacar a los niños de allí y volver a por él...
—Hyung, ¿quién es él?— preguntó Jungkook —¿De quién hablas?
Yoongi tuvo un mal presentimiento cuando Changwook alzó la mirada.
—Hoseok... Hoseok murió por todos nosotros...
¿Creéis que Hoseok se dará cuenta de lo que hay entre Jin y Nam antes de que Namjoon hable con él? Mellie, pídete un bol de huesitos, que la orbit de Seokjin está que arde. 🐶
Menos mal que Yoongi no tiene problemas cardiacos... Pobrecito. Se le ha caído el mundo encima en dos capítulos. ¿Creéis que Jimin, Taehyung, Sungjae y Neysa sobrevivirán a sus heridas? ¿Y qué pasará con Junggi? Las cosas siguen estando difíciles en Inyeon.
Llevo unos cuantos días malita y no sé cuándo me habré recuperado de esto... Trataré de actualizar a tiempo, pero si me demoro un poco, no me lo tengáis en cuenta. Cuidaros mucho. Os mando un abrazo muy grande. 💜
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