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Hoseok contempló el cielo absorto en su intenso color. Era mucho más azul de lo que había visto en su vida y el horizonte, tan extenso y hermoso, le hizo sentir una profunda serenidad.

Era una sensación rara, como si la preocupación nunca hubiera existido y la calma siempre hubiera sido parte de su vida. El sonido del mar, a escasos metros de él, aumentó esa sensación de paz y armonía.

Hoseok echó un vistazo a su alrededor. Se había imaginado El Umbral como un paraíso verde, con árboles, flores y vegetación abundante. El mar, inmenso y bello, se alzaba a un lado de él mientras un imponente desierto lo hacía al otro. Era un paisaje extraño a su parecer, porque las dunas no transmitían la misma tranquilidad que el mar. Y su incertidumbre aumentó incluso más cuando se percató de que había tres puertas sobre el océano. 

Si el desierto le causaba intriga, ese escenario tan peculiar estaba a otro nivel.

Hoseok quiso acercarse al muelle, atraído por lo que quisiera que hubiera allí, pero al ver la silueta de un hombre descartó la idea. Alguien estaba corriendo por la playa, lo hacía en su dirección y su corazón se agitó cuando comenzó a reconocerlo.

—¡Joonie!— gritó exaltado, corriendo a su encuentro —¡Joonie!

Los veinte segundos que tardaron en abrazarse fueron como una eternidad. Namjoon rompió a llorar en cuanto sintió el roce de su cuerpo. No podía creer que estuviera allí. No podía asimilar que la persona que había sentido Seokjin, fuera Hoseok.

Después de que Seokjin echara un breve vistazo a Inyeon y mencionara la palabra infectados, Namjoon se desplazó hasta la entrada albergando la esperanza de que no se tratara de él. Ni siquiera esperó a que el mayor buscara a Hoseok a través de la tablet. Solo comenzó a correr, movido por sus emociones y deseando desesperadamente que la persona que había llegado, no fuera él.

—¿No vas a decir nada?— preguntó entre risas. Namjoon lo había abrazado tan fuerte, que no le permitía moverse ni un centímetro —Joonie, ¿estás bien?

Toda clase de sentimientos afloraron de un segundo a otro. Alegría por verlo después de tanto tiempo, rabia por su prematura muerte, tristeza porque deseaba una vida mejor para Hoseok y alivio por tenerlo, una vez más, entre sus brazos.

—Tranquilo, no pasa nada.

Namjoon se había prometido a sí mismo recibirlo con una sonrisa, pero no podía dejar de llorar. Era superior a él. Aunque deseaba decirle muchas cosas, no se veía capaz de pronunciar palabra.

—No llores, todo está bien— Hoseok le acarició la espalda para mitigar su dolor —No tienes que sentirte mal por mi muerte.

La última parte desconcertó mucho a Namjoon.

—¿Sabes que estás muerto?

—Sí, ¿por?— el mayor se apartó un poco extrañado —¿No debería saberlo?

—Cuando llegas aquí no sueles recordar tu vida, bueno, no al instante— explicó, pensando en la diferencia que había entre Hoseok, Yoo Seungho y él —¿Te acuerdas de algo más?

—Me mordieron varios infectados, pero me los cargué a todos— dijo sin perder la sonrisa, lo que desconcertó aún más al menor —Logré salvar a todos los niños. ¿Te lo puedes creer? Yo solito les di una paliza a esos podridos. Estás orgulloso de mí, ¿verdad?

Namjoon se quedó en silencio. Inmóvil. Desconocía cómo había muerto porque había pasado gran parte del día preparando su cita con Seokjin. Las lágrimas volvieron a aflorar, en parte por culpa y en parte por vergüenza.

—Joonie, no pasa nada— Hoseok lo volvió a abrazar —Estoy feliz de estar aquí, te lo prometo.

—No es justo...

—Todos tenemos que morir.

—Pero merecías más...

—Oye, estoy satisfecho con la vida que tuve— Hoseok giró el rostro del menor hacia el suyo —Morí protegiendo a los niños de la misma forma que tú moriste protegiéndome a mí.

El llanto de Namjoon cesó paulatinamente. ¿Cómo lo sabía? Nunca le había dicho que se había infectado protegiéndolo a él.

—Repasé ese momento un millón de veces— continuó al notar un gran desconcierto en su mirada —Solo pudiste infectarte cuando me paralicé.

—Hobi...

—Gracias por protegerme— Hoseok sonrió mientras le secaba las lágrimas con el pulgar —Has cuidado de mí desde que éramos unos críos. Cada día. Y te lo agradezco de corazón.

—Lo volvería a hacer— juró con la voz rota, apretándolo fuertemente contra su pecho —Daría mi vida por ti las veces que hiciera falta.

—Lo sé...

—Te he echado de menos. Te he extrañado muchísimo.

El mayor cerró los ojos. Había añorado estar entre sus brazos y oír su respiración tan de cerca. Sentir a Namjoon era la mejor sensación del mundo. Su presencia lo llenaba de amor, era algo mágico que no podía describirse con palabras.

—Si no llega a ser por ti, no habría podido ayudar a tantas personas. Gracias por empujarme a vivir.

—No, gracias a ti por no rendirte. Fuiste muy valiente, Hobi— Namjoon se separó de él entre lágrimas —Le cambiaste la vida a mucha gente. Tú marcaste la diferencia.

—No digas tonterías— Hoseok se rió de manera entrañable —Solo hice mi trabajo.

Namjoon se fijó en que llevaba el mismo atuendo blanco que todos los que llegaban, pero había algo distinto en él; la calma que transmitía le parecía un poco excesiva. ¿Por qué estaba tan tranquilo? El Umbral tenía ese efecto, cierto, pero en Hoseok parecía amplificado.

¿Era esa la actitud de alguien que había muerto libre de arrepentimiento?

—Quiero que sepas que estoy muy orgulloso de ti. Por todo el esfuerzo que has puesto en seguir adelante y por todo el bien que has hecho en la isla. Eres un gran ejemplo a seguir, Hobi.

—Gracias por creer en mí.

—Siempre creeré en ti.

Hoseok besó sus lágrimas para que sintiera que todo estaba bien. No había razón para llorar. No cuando por fin estaban juntos.

—Este sitio es El Umbral, ¿verdad?— comentó con la intención de animarlo —¿Sabes hacia dónde lleva el desierto? Es inmenso.

Namjoon negó con la cabeza. El desierto desprendía un aura muy distinta al océano. Era más amenazante, mucho más sofocante, y por eso, Seokjin y él tenían la teoría de que podría tratarse del lugar donde estaba retenido Jang Heungmin, que según la praesidio, era peor que La nada.

—Estás muy guapo— Hoseok lo contempló de arriba abajo. Se notaba que había ganado masa muscular y la ropa que vestía le daba un toque muy elegante —Estás para mojar pan.

Namjoon lo abrazó como si se le fuera a escapar y Hoseok se rió por lo tierno que era. En vida había tenido miedo de que las cosas llegaran a cambiar, pero el menor seguía siendo igual de amoroso que siempre.

Seokjin los observó desde la entrada al desierto sin saber cómo comportarse. Lo único que sentía al verlos juntos era una profunda sensación de vacío.

¿Por qué había tenido que morir en ese preciso instante? ¿Por qué justo cuando iba a tener su primera cita con Namjoon? Ese pensamiento le hizo sentir culpable. ¿Cómo podía estar triste por algo tan insignificante cuando Hoseok había perdido la vida?

Seokjin quiso gritar, pero no lo hizo, solo se mantuvo inerte. Quería desaparecer, dejar de existir de una vez por todas y por un instante, se le cruzó el pensamiento de adentrarse en el desierto para acabar con todo.

—Joonie, allí hay alguien.

Namjoon se giró hacia el lugar que estaba señalando con la mano. Su corazón se estrujó fuertemente al verlo allí parado.

—Es Seokjin hyung...

Seokjin quiso echar a correr cuando vio que Hoseok comenzaba a moverse en su dirección. La vergüenza lo comía vivo, pero también la culpa. ¿Qué debía hacer? ¿Escapar de él o afrontarlo? No sabía cómo proceder, se había quedado petrificado y su angustia empeoró cuando Hoseok se halló lo suficientemente cerca, como para poder apreciar su sonrisa.

«Maldita sea mi suerte»

Seokjin decidió hacerle frente con una referencia, dado que era incapaz de abrir la boca, pero Hoseok no le permitió llegar a ese punto y lo abrazó estrechamente.

—¡Qué alegría!— dijo con gran emoción —¡Por fin nos conocemos en persona!

—Bienvenido— respondió sin pensar. El júbilo en su voz le hizo sentir como la peor persona del mundo —Aunque no debería darte la bienvenida a un sitio como este...

—¡Qué bonita!— la sonrisa de Hoseok se agrandó —Tenía muchas ganas de oír tu voz y es mucho más bonita de lo que imaginaba.

Seokjin no supo qué decir. Hoseok irradiaba tanta luz, que era como mirar directamente al sol.

—Deberíamos volver a casa— Namjoon percibió el nerviosismo de Seokjin y tomó a Hoseok por el brazo para separarlo de él —Allí podremos hablar con más calma.

—¿Los muertos tienen casa?— Hoseok frunció el ceño un tanto descolocado —¿Y dónde queda tu casa?

Seokjin desvió la vista hacia el desierto cuando Namjoon lo agarró del brazo. Los dos intercambiaron una breve mirada antes de desaparecer y aparecer en el salón de su mansión.

Hoseok se abrazó a Namjoon por el inesperado cambio, mientras que Seokjin se soltó bruscamente de él.

—Tranquilo, ya pasó— le dijo en un tono muy suave. Namjoon trató de mantener la compostura, a pesar de la reacción de Seokjin —El transporte en El Umbral es ligeramente diferente al de la isla.

—¿Ligeramente? ¿En serio?— Hoseok lo golpeó varias veces en el pecho —¡Nos acabamos de teletransportar! ¿A qué llamas tú ligeramente?

Namjoon se rió por lo adorable que era. Algunas cosas nunca cambiaban, daba igual el tiempo que transcurriera, Hoseok seguía siendo un rayo de sol.

Seokjin intentó mostrarse simpático mientras hablaban, pero verlos juntos era muy difícil para él, sobre todo porque la llegada de Hoseok ponía punto final a su relación con Namjoon.

—Iré a hacer té— el mayor se alejó de ellos lo más rápido que pudo. Necesitaba estar a solas para encontrar una manera de controlar sus emociones o le iba a estallar el pecho.

Agobiado, llenó el hervidor eléctrico de agua y lo puso a calentar. Mientras su mirada se perdía por la ventana de la cocina, escuchó a Hoseok de fondo, admirando la decoración del salón.

Hoseok sonaba tan entusiasmado, parecía una persona completamente distinta a la que había sido en los últimos años. No quedaba ni rastro de tristeza en él y Seokjin se sintió como un miserable por querer que se fuera. No quería verlo cerca de Namjoon, no quería que estuviera allí, en su hogar, ocupando el espacio que le pertenecía.

Disgustado consigo mismo, abrió el grifo del fregadero y se echó un poco de agua fría en la cara. No quería tener esa clase de sentimientos por Hoseok, no por alguien a quien había tomado mucho cariño. Su muerte era una tragedia, no un inconveniente. No podía permitir que los celos, la envidia o el rencor tomaran el control sobre él.

—Hyung.

Seokjin se apartó al sentir la mano de Namjoon rozando su espalda.

—¿Estás loco?— dijo en voz baja, aunque bastante molesto —No me vuelvas a tocar.

—Lo siento, yo...

—Vuelve con él— Seokjin cogió un trapo para secarse el rostro —No puedes estar aquí conmigo, vuelve al salón.

—Hyung, escúchame. Hablaré con Hobi. Le contaré lo que hay entre nosotros.

—No le digas ni una sola palabra, ¿me oyes? Vuelve con tu novio y olvida lo que ha pasado entre tú y yo.

—Pero...

—Te juro que como abras la boca te echaré de mi orbit y no me volverás a ver nunca más.

—No hablas en serio, ¿verdad?

—No me pongas a prueba, Kim Namjoon.

Namjoon no supo cómo reaccionar. Seokjin no le estaba vacilando, sus palabras no eran vacías, eran una advertencia muy real.

—¿Podemos hablarlo?— insistió en voz baja —No quiero dejar esto así.

Seokjin metió las bolsitas de té en las tazas de cerámica y las llenó de agua sin reparar en él.

—¿Ahora me vas a ignorar?

—No hay nada más que decir.

—Hyung...

Seokjin lo dejó con la palabra en la boca. ¿De qué quería hablar? Iban a estar juntos hasta la muerte de Hoseok y Hoseok había muerto, ahí terminaba su historia, punto final.

Hoseok estaba observando las fotografías de las paredes cuando Seokjin regresó al salón. Había imágenes de muchas personas, como Minjun, Eunha o el clan Min en su totalidad, pero el joven se había quedado mirando las suyas con Namjoon, de la vida que habían compartido juntos antes de que el mundo cambiara, y también las fotografías de Namjoon con Seokjin, de lo que parecía ser su estancia en El Umbral.

—Las fotos son preciosas— Hoseok lo vio dejando la bandeja sobre la mesa —¿Desde cuándo conoces a Joonie?

Y ahí estaba, la primera pregunta. Seokjin tuvo la sensación de que se sonrojaba, pero por suerte solo fue eso, una sensación.

—Desde que murió— contestó. ¿Vendría ahora otra pregunta? ¿Las seguiría haciendo hasta que confesara su relación con él?

—¡Oh, té de cerezo!— Hoseok se emocionó al verlo —Es de mis favoritos. Hace como un millón de años que no lo tomo.

—Namjoon habla mucho de ti, por eso sé lo que te gusta— Seokjin le acercó la taza —¿Tienes hambre? ¿Quieres comer algo?

—No tengo hambre, pero gracias.

Namjoon los escuchó desde el pasillo con el corazón en un puño. No sabía si seguir la advertencia de Seokjin o ser sincero con Hoseok. Tenía miedo de tomar la decisión equivocada y hacerle daño a los dos.

—Tenía muchas ganas de conocerte— Hoseok probó el té y sonrió. Estaba mucho más rico de lo que recordaba —Quería darte las gracias por visitarme en Inyeon. Aunque no podíamos tener una conversación como ahora, me lo pasaba muy bien cuando estaba contigo.

—Yo también disfrutaba mucho de tu compañía. El sentimiento es mutuo.

Hoseok sintió ganas de abrazarlo, pero se contuvo porque no quería espantarlo.

—Por cierto, ¿vives cerca de aquí?

—Seokjin hyung y yo vivimos juntos— se metió Namjoon mientras tomaba asiento a su lado —El Umbral es como el sistema solar y cada persona puede crear su propio planeta, que se llama orbit, pero en lugar de crear el mío me mudé al de hyung, ¿entiendes?

—Dicho así es muy sencillo de entender— Hoseok se agarró del brazo de Namjoon, lo que incomodó a Seokjin —Tener un planeta entero para uno tiene que ser bastante aburrido. No me extraña que os hayáis mudado juntos. ¿Hay más personas por aquí?

Seokjin tomó un trago de té con la esperanza de parecer despreocupado. Con cada pregunta se ponía más nervioso y no quería que Hoseok lo llegara a notar. Tenía la sensación de ser un criminal huyendo de la policía que, en lugar de dirigirse a un sitio seguro, estaba corriendo hacia un callejón sin salida.

—No, de hecho solo somos hyung y yo.

—¿Solo vosotros dos?— esa respuesta tomó a Hoseok por sorpresa —¿Quieres decir que los dos lleváis todos estos años viviendo juntos?

El silencio que surgió en el salón fue atronador, sobre todo después de que Namjoon confirmara su convivencia con Seokjin.

—Hobi, a decir verdad...

—Y en todo este tiempo, Namjoon nunca ha dejado de hablar de ti— soltó Seokjin con una gran sonrisa —Menos mal que has venido, no habría aguantado otro año más escuchando sus continuos lamentos.

—¿En serio?

—Pues claro, sigue enamorado de ti como el primer día— Seokjin se levantó del sofá —Te voy a dejar con tu novio, seguro que tenéis mucho que comentar.

Namjoon no comprendía por qué se estaba comportando así. Bueno, en realidad sí lo comprendía, pero no entendía qué sentido tenía mentir a Hoseok sobre su relación. No quería hacerlo, no era bueno para ninguno de los tres.

—Seokjin hyung es encantador— dijo Hoseok cuando se quedaron a solas —Ahora me siento un poco estúpido.

—¿Por qué?

—Bueno, lleváis mucho tiempo juntos y él es muy guapo— se rió avergonzado —No te burles, pero pensé que había algo entre vosotros.

Namjoon lo abrazó sintiéndose la peor mierda del mundo. Quería decirle la verdad, pero temía la reacción de Seokjin. Si llevaba su amenaza a cabo, se estaría sentenciando a años en soledad. No podía permitirlo. No quería dejarlo solo. Había jurado cuidar de ambos, solo tenía que encontrar la manera de cuidar de ambos.

—Te amo, Joonie.

Namjoon contempló esa mirada tan bonita que le aceleraba el corazón y le hacía sentir mariposas en el estómago. El tiempo que habían estado separados no importaba; una sola de sus miradas era suficiente para caer rendido.

—Te amo, Hobi.

El corazón de Hoseok se agitó cuando rozó sus labios. Sentía nervios por probar otra vez el sabor del que se había enamorado, pero en cuanto lo tomó, supo que ahí era donde debía estar. La humedad de su boca y el tacto con su lengua le llevó a soltar un pequeño y placentero jadeo.

El mayor se dejó guiar por las ganas y el anhelo, y para Namjoon no fue diferente. Era su primer beso después de muchos años y no quería contener el impulso de amarlo. Suavemente, lo apretó contra el sofá y Hoseok no opuso resistencia. Lo necesitaba. Lo amaba. Lo deseaba. Y por un instante, se olvidó del dónde y del por qué, lo único que existía para él, era Namjoon.

Seokjin se alejó de la casa como alma en pena. La única opción que le quedaba era apartarse de ellos. En algún momento se irían, solo debía aguantar un poco más, hasta que Hoseok convenciera a Namjoon de cruzar al otro lado.

Namjoon estaba allí por Hoseok, no por él. Su amor era profundo, no algo pasajero, como lo que tenían ellos. No tenía sentido luchar por algo que estaba predestinado al fracaso. Él era un consuelo, no el amor de su vida.

Seokjin se sentó en el suelo de su huerto, completamente abatido. ¿Era ese su castigo por robanovios? Perder a Namjoon el día de su primera cita era bastante cruel, pero no tanto como morir el día del cumpleaños de Jungkook.

Seokjin se sentía mal por sentirse mal. Hoseok había perdido la vida y él estaba triste por un hombre. ¿Podía ser más ridículo?

Las lágrimas afloraron al pensar en Inyeon. ¿Cómo les estaría yendo a los demás? Por el bien de todos había decidido ignorar lo que estaba sucediendo, pero en realidad quería saberlo. Si sus amigos se encontraban en peligro, quizá podría evitarles un final como el de Hoseok. Ya no le importaba acabar en La nada. Quizá ese era el único cometido que tenía, sacrificarse por Yoongi o Taehyung.

El joven chasqueó los dedos y sobre la palma de su mano apareció una tablet, pero antes de encenderla, la hizo desaparecer.

—Tienes que controlarte...

Lo que estaba sucediendo en Inyeon podría ser una consecuencia directa de su intervención o lo que estaba previsto para esa línea temporal. Fuera como fuese, no podía cometer el mismo error dos veces.

—De la desesperación nunca sale nada bueno...

Seokjin se recostó sobre la tierra. ¿Por qué había sentido la presencia de Hoseok? ¿Y por qué no había sido recibido por un familiar? No había caído en cuenta hasta ese momento, pero el procedimiento con Namjoon y Jackson fue muy distinto. A ambos los vio morir y por eso fue capaz de adelantarse a su consilium, pero en el caso de Hoseok era diferente.

¿Sus padres seguían infectados? ¿No tenía otros familiares o amigos? ¿Cómo era posible? ¿Y por qué lo había sentido él y no Namjoon? Seokjin se incorporó mirando hacia la casa. ¿Qué estaba pasando?

—¿Entonces me has estado observando a través de la televisión?— Hoseok inspeccionó la pantalla con el ceño fruncido, sacándole una sonrisa a Namjoon —Pero... ¿En plan todo el día?

—No, solo a veces. Cuando estabas trabajando o jugando con Junggi, cosas así.

—Es decir... El espíritu de mi novio muerto me ha estado observando durante años. Ni los culebrones de los domingos se atrevían a tanto.

—Lo siento...

—¿Por qué? Yo habría hecho lo mismo que tú— Hoseok sonrió de oreja a oreja por lo avergonzado que parecía —Espero que me hayas visto desnudo o espiarme no tendría gracia.

Namjoon lo abrazó y suspiró profundamente al oír su risa. Era impactante lo bien que se había tomado su muerte y aunque una parte de él sentía tristeza por todo lo que se iba a perder, la otra parte estaba feliz por tenerlo entre sus brazos.

—¿Quieres ver cómo están yendo las cosas en Inyeon?

La sonrisa de Hoseok desapareció en cuanto mencionó el nombre de la isla.

—Prefiero no verlo. Lo que está pasando allí... Es demasiado duro...

—Lo entiendo— Namjoon depositó un beso sobre su frente —No hablemos de cosas tristes. Te enseñaré la casa y cómo vivimos aquí.

—Es curioso que utilices la palabra vivir.

—Solo puedes morir una vez, ¿no? Además, te voy a enseñar cómo morimos aquí no suena muy acogedor. Es mejor usar la palabra vivir dado que en cierta forma es justo lo que hacemos.

—Echaba de menos escuchar a mi chico intelectual— Hoseok lo besó en la boca —Enséñame la mansión y explícame cómo podéis permitiros un lugar como este.

Namjoon comenzó en el recibidor y lo llevó hacia la cocina, el comedor, el gimnasio, la sala de cine, los dormitorios, la piscina interior, la piscina exterior, la sauna, la sala de juegos, la bolera, la biblioteca e incluso los baños. Le mostró cada rincón que había creado y le explicó cómo lo había hecho.

—¡Imposible! La magia no existe. ¿Cómo vas a crear tú todo esto? No juegues conmigo y dime la verdad.

Namjoon lo agarró de los hombros y lo giró hacia el espejo del pasillo. La expresión de asombro que puso Hoseok cuando vio que le había cambiado la ropa, le sacó una gran sonrisa. Ahora vestía un pantalón de chándal gris y una camisa holgada de rayas blancas y azules.

—¡La magia existe!— gritó emocionado —¿Cómo lo has hecho? ¿Tienes poderes?

—Todos podemos hacerlo, pero no quiero agobiarlo con tanta información. Ya te lo iré explicando poco a poco.

—Joonie— Hoseok se giró mostrando una pícara sonrisa —¿Podrías hacerme un favor?

Seokjin seguía tumbado en el mismo lugar, no quería moverse de allí. Su vitalidad había desaparecido de un plumazo y no sabía si tenía fuerzas para actuar delante de Hoseok. Quería huir, buscar un lugar solitario para aclarar sus pensamientos y encontrar fuerzas, pero no se le ocurría ninguna excusa razonable y no quería que sospechara de él.

¿Por qué todo era tan difícil? La vida no había sido justa con él y la muerte parecía ir por el mismo camino. ¿Qué mal había hecho? Seokjin no lo entendía, solo buscaba un poco de amor.

—¡Aquí estás!— Hoseok se inclinó sobre él —Te estaba buscando.

Seokjin se sobresaltó por su repentina aparición. Estaba tan absorto en sus pensamientos que el corazón le dio un tremendo vuelco.

—¿Qué haces aquí?— preguntó mientras se incorporaba —¿Y Namjoon?

—En el baño— Hoseok se sentó a su lado —Pensé que sería un buen momento para charlar contigo.

Seokjin sonrió sin ganas. No le apetecía hablar con él porque temía que le hiciera preguntas incómodas y era irónico teniendo en cuenta la cantidad de veces que se había desplazado a Inyeon para estar con él.

—Búa, qué pasada de sitio— dijo mientras disfrutaba del maravilloso paisaje —Así de verde es justo como me imaginaba El Umbral.

—Te has cambiado el color del pelo...

—¿Te gusta?— Hoseok se pasó la mano por el cabello —Extrañaba ser pelirrojo.

—Es un color apasionado, como tu personalidad.

—Eso mismo me dijo Joonie.

Seokjin dudó. En sí era muy fácil hablar con Hoseok, lo difícil era conversar con él sintiéndose como un miserable robanovios de mierda.

—Quería darte las gracias por haber cuidado de Joonie. Sé que a veces puede ser un poco intenso, pero en realidad es un amor de persona.

—No tienes que dármelas, no he hecho gran cosa— Seokjin comenzó a escarbar en la tierra por puro nerviosismo —Namjoon sabe cuidarse solo, es muy independiente, ya sabes.

—Y también es una persona que tiene alguna que otra dificultad a la hora de encajar con los demás, pero parece que contigo ha hecho buenas migas.

Seokjin titubeó otra vez. ¿Debía mirarle a los ojos o seguir evitando su mirada? Si actuaba de forma extraña le estaría dando motivos para sospechar.

—Al principio no nos llevábamos muy bien, éramos muy diferentes— Seokjin hizo un esfuerzo y lo miró —Con el tiempo aprendimos a ser buenos amigos.

—Espero que nosotros también podamos ser buenos amigos.

Seokjin asintió tímidamente. La ilusión que transmitía su mirada le hizo sentir peor.

—¿Estás bien?— Hoseok notó que desprendía cierta tristeza —Pareces un poco decaído.

—Sí... Es solo que...

—No tienes que sentirte mal por mi muerte, hyung. He tenido una vida muy buena y no me ha quedado nada pendiente. Sé que es una putada morir joven y más cuando te muerden esos bichos del demonio, pero te juro que no me arrepiento de nada. Así que no te sientas mal por mí, ¿de acuerdo?

Seokjin asintió sin valor para decirle el verdadero motivo por el que estaba tan desolado. Hoseok era como una luz brillante y temía que si le contaba la verdad sobre su relación con Namjoon, esa luz tan intensa se desvanecería. No podía hacerle eso a una persona tan excepcional como él. Hoseok ya había sufrido mucho y no quería avivar un sufrimiento que parecía haber superado.

Con el tiempo, Namjoon se olvidaría de él y ambos serían felices. Solo tenía que absorber el dolor por ellos y permitir que ambos fueran felices.

—¿Te puedo preguntar algo, hyung?

—Dime.

—¿Antes eras modelo?— Hoseok se rió por la expresión que puso. Seokjin había esperado otra clase de pregunta —Es que tienes físico de modelo.

—No, yo... Era cocinero.

—¿Un hombre guapo que sabe cocinar?— le dio un golpecito en la espalda —Seguro que tenías muchos pretendientes.

Seokjin fingió una sonrisa. Su vida amorosa había sido penosa, pero probablemente no le creería. Tampoco tenía ganas de hablar de sus malas decisiones y menos de su ex, al que quería desterrar de su mente.

—Tu ropa se ha ensuciado— Hoseok sacudió con cuidado la tierra de su camisa —No deberías tumbarte aquí usando ropa tan elegante.

A Seokjin le importaba un pepino si se manchaba o quemaba, la cita con Namjoon ya no iba a suceder nunca.

—¿Has hablado con tu novio sobre el otro lado?

—¿El otro lado?

—Namjoon se ha quedado en El Umbral por ti. Ahora que has muerto, deberías cruzar con él al otro lado. Su familia le está esperando desde hace mucho tiempo. No hay necesidad de que él siga aquí.

—¡Hyung!

Hoseok se dio la vuelta y ahí estaba Namjoon, con el rostro desencajado. Parecía sorprendido, pero también enfadado. Esa actitud le descolocó un poco, aunque la reacción de Seokjin tampoco fue mejor. Las miradas que intercambiaron ambos le resultaron muy extrañas.

—El otro lado os está esperando— Seokjin se levantó del suelo —Ya no tiene sentido que sigáis aquí.

—Te hice una promesa.

—No necesitas cumplirla.

Hoseok también se alzó del suelo, notando la tensión que surgió entre ellos.

—Hobi y yo nos vamos a quedar contigo.

—No es necesario.

—¿Por qué eres tan terco?— Namjoon perdió la paciencia y alzó la voz —¡No voy a dejar que te pudras aquí solo!

—¿Por qué discutís?— Hoseok se metió entre ellos —¿Podéis explicarme qué sucede?

La pareja guardó silencio, aumentando su incertidumbre. Cuando Hoseok decidió hacerles otra pregunta para entender la situación, sintió una presencia que lo empujó a mirar hacia la casa.

—Creo que acaba de llegar alguien.

Seokjin y Namjoon se quedaron de piedra. ¿Como qué había llegado alguien? ¿Cómo era posible que Hoseok pudiera sentir la llegada de otra persona? Ni siquiera Namjoon, que llevaba años en la orbit de Seokjin tenía esa capacidad.

Los dos miraron inmediatamente en la misma dirección que Hoseok. Nerviosos e inquietos esperaron sin intercambiar ni una sola palabra, hasta que a los pocos segundos, apareció.

La situación entre Seokjin, Hoseok y Namjoon es bastante complicada. Miedo, confusión, tristeza, vergüenza, culpa y un largo etc. de sentimientos y emociones que los han golpeado de lleno. ¿Creéis que Namjoon debería decírselo a Hoseok o hacer lo que dice Seokjin?

¿Quién ha llegado ahora? ¿Y por qué solo lo ha sentido Hoseok? 👀

¿Cómo habéis estado? Espero que bien. La colaboración de nuestro Jimin está a punto de salir. Qué emoción. Dadle mucho amor al OST~ Nos vemos en 9/10 días. Cuidaros. 💜

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