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—¿No te gusta?— Taehyung notó que Lee Minho frunció el ceño tras probar el café —Me han dicho que la cosecha ha sido buena.

—Se deja beber.

—¿Se deja beber?— repitió entre risas —Eso significa que no te gusta.

—No quiero menospreciar el trabajo que hacen en el invernadero. Es difícil cultivar café en un lugar como este y encima en las circunstancias en las que estamos.

—Pero como buen amante del café extrañas el sabor de antaño— Taehyung se acomodó en el asiento —Te entiendo. A mí me pasa con otros alimentos.

—Al menos el arroz sigue estando igual de bueno.

—Mi marido dice lo mismo.

Minho esperó a que se tocara la alianza y cuando Taehyung lo hizo, esbozó una media sonrisa. Era una costumbre que había adquirido últimamente y que solía hacer cuando hablaba de Jungkook.

—¿Cómo te trata el matrimonio?

—No podría tratarme mejor— su mirada se iluminó inmediatamente —Kook me hace muy feliz. ¿No se nota?

—Cuando te conocí tenías una mirada muy triste, incluso cuando estabas con tu ex la veía a veces— Minho volvió a tomar un trago y arrugó la nariz por el sabor —Pero desde que estás con Jungkook ha desaparecido por completo. Te veo mucho más feliz... No, diría que nunca te había visto tan feliz como ahora.

—Es el amor de mi vida— Taehyung contempló su alianza con una gran sonrisa —Y hablando de mi chico, hoy es su cumpleaños. Espero que no te hayas olvidado y vengas a cenar a casa.

—Me lo llevas recordando toda la semana, no podría olvidarme ni aunque quisiera.

Taehyung se rió por la cara que puso. Tenía que admitir que había sido muy pesado, pero no podía evitarlo. Había preparado una fiesta de cumpleaños de la que Jungkook no tenía ni idea y la emoción por ver su reacción le tenía muy alborotado.

Una muchacha entró en la taberna Cíclope y los saludó antes de dirigirse a la barra. Taehyung no tenía mucho trato con ella, pero sabía que trabajaba en una de las tiendas de la isla y además se dedicaba a cortarle el pelo a la gente de la tercera edad.

—¿Cuándo le dan el alta a Sohee?

—Hobi hyung le ha dado el alta esta mañana, pero no la recogeré hasta más tarde. Quiero darle una sorpresa a Kook. Él cree que se lo darán en dos días.

—Se va a poner muy contento.

—No se lo espera— Taehyung tenía muchas ganas de ver su expresión —Ya hemos preparado su habitación y ha quedado preciosa. Estoy muy emocionado. Todavía es muy pequeña para notar los detalles, pero cuando crezca seguro que le gustará.

—Tengo un regalo para ella, ¿te lo puedo llevar esta noche?

A Taehyung se le aceleró el corazón. Siempre le pasaba cuando las personas más importantes para él tenían un detalle con su hija. No importaba de qué se tratara, el simple hecho de que pensaran en ella le hacía muy feliz.

—Puedes traerlo esta noche— Taehyung se río entre dientes —Ahora mismo me gustaría darte un abrazo, pero es mejor que no lo haga o alguien comenzará a decir que estoy teniendo una aventura contigo.

—No creo, todavía no se han cansado de criticarte por tu segundo matrimonio— Minho se terminó el café —Debes de ser la única persona en el mundo que ha osado casarse dos veces.

—Cuando se enteren de que vamos a ser padres les explotará el cerebro.

Minho desvió la mirada hacia la barra y vio a Huening Kai besando a la muchacha que los había saludado antes. Fue un pico rápido que provocó varias risas en la joven pareja.

Un hombre que estaba sentado cerca de ellos, se levantó de su asiento y salió del local murmurando extranjero asqueroso en voz baja. Kai no lo oyó y tampoco su novia, pero para Taehyung y Minho no pasó desapercibido.

—Deberíamos llevarnos a ese idiota a nuestro próximo viaje, atarlo con una correa y pasearlo por la península. ¿Qué opinas, jefe?

—¿Crees que eso hará que deje de ser un mierda?

—No, pero nos reiríamos un rato.

El menor sonrió por su ocurrencia. Jungkook lo habría aprobado sin dudar. La novia de Kai salió de la taberna y Taehyung fijó la mirada sobre el cielo. Era un día bastante gris, a pesar de que hacía calor, el cielo estaba muy encapotado.

—Por cierto, ¿cómo se ha tomado tu ex la noticia de tu matrimonio?

Taehyung se quedó callado, recordando aquel momento. Changwook había sido muy educado, incluso lo había felicitado, pero no logró ocultar su dolor.

—Fui a su casa a decírselo personalmente. No quería que lo supiera por otra persona.

Minho notó su malestar. Siempre ponía la misma expresión cuando hablaba de su ex.

—El dolor no dura eternamente, Taehyung. Changwook pasará página y encontrará a otra persona que lo haga feliz. No te preocupes por él. Saldrá adelante.

—Como hiciste tú, ¿no?

—Lo mío con Hoseok no estaba escrito. No me arrepiento de haber esperado por él. Lo intenté, no salió bien, pero lo intenté. Es peor quedarse con la duda.

Varios gritos muy fuertes interrumpieron la conversación. En el exterior, algunas personas estaban corriendo despavoridas, como si estuvieran huyendo de algo. Aquella escena tan inusual alarmó a ambos inmediatamente.

Un cliente que estaba pidiendo una bebida en la barra se acercó a la puerta con la intención de ver qué sucedía. En cuanto la abrió, apareció el hombre que había salido brevemente de la taberna, pero con un aspecto muy diferente; tenía los ojos bañados en sangre y nada más verlo se le echó encima.

Kai gritó al ver cómo le arrancaba la carne del cuello. La sangre brotó de forma escandalosa y la víctima, muerta de miedo, no fue capaz de moverse mientras se desangraba en el suelo.

Minho agarró una silla y la partió contra la pared del establecimiento. Taehyung cogió una de las patas que se habían desprendido y se lanzó a por el infectado. El hombre, que trabajaba como pescador, estaba tan centrado en comerse a su presa que no vio las intenciones de Taehyung. 

El marido de Jungkook le clavó la madera en el cogote, empujando con todas sus fuerzas hasta traspasar la masa cerebral. El infectado cayó muerto sobre su víctima, la cual no hacía otra cosa que repetir una oración en voz baja, que Taehyung no fue capaz de escuchar con claridad.

Kai cogió un trapo para presionar la tela contra su herida, pero Minho lo detuvo de un grito.

—¡Está infectado! ¡Ni te acerques!

El muchacho titubeó un instante, pero no se movió. Minho intercambió una breve mirada con Taehyung y se apresuró hacia el almacén del local. Era una habitación bastante amplia y con muchas estanterías, pero solo la mitad estaban ocupadas. La estricta regulación que había impuesto Jimin sobre los alimentos no permitía almacenar una gran cantidad de ellos.

En una esquina, justo al lado de una estantería con bebidas, vio la rejilla de ventilación que estaba buscando. Minho la forzó sin mucho esfuerzo. Habían dejado los tornillos aflojados para que pudieran abrirla en caso de emergencia.

Mientras tanto, Taehyung mató al hombre que estaba transformándose en el suelo y también se encargó de cerrar la puerta a cal y canto para que nadie pudiera entrar.

En el exterior se veían cada vez más infectados, lo que aumentó la ansiedad de Kai.

—¿Qué está pasando, hyung?

Taehyung no contestó. Una anciana cayó en medio de la calle, pero antes de que pudiera plantearse ir en su ayuda, se le echó encima otro infectado. La mujer trató de defenderse con el bastón, pero su esfuerzo no sirvió de nada. Taehyung apartó la mirada cuando otra infectada se unió al festín de carne humana.

Minho regresó del almacén con una mochila en la mano.

—¿Qué hay dentro?— preguntó Kai.

—Machetes.

—¿Machetes?— el muchacho se quedó descolocado con la respuesta —¿De dónde los has sacado?

—Hay armas escondidas por toda la isla— Taehyung se acercó a Minho y tomó el arma —Fue una de las primeras órdenes que nos dio Jimin cuando se convirtió en gobernador. Temía que esto pudiera pasar y no quería que los infectados nos pillaran con el culo al aire.

—¿Y por qué no sabía nada de esto? Este local es de mi familia. Tendría que haber estado al corriente.

—No eres parte del equipo de expedición ni de las fuerzas del orden de la isla, por lo tanto, no hay razón para que estés al corriente— Minho le dejó el arma sobre la barra —Si quieres vivir toma el machete, quédate aquí y no dejes entrar a nadie.

—Pero...

—A nadie, Kai— repitió Taehyung —Cierra la taberna y escóndete dentro del almacén. No salgas de allí bajo ningún concepto.

—No puedo esconderme. Mi novia corre peligro.

—Chico, no estás preparado para enfrentarte a esos seres— le advirtió Minho —Si sales de aquí lo único que conseguirás es que te maten.

—Entonces iré con vosotros...

—Nosotros no vamos de pícnic, vamos a matar infectados— Taehyung le cortó la cabeza al cliente que se había infectado para comprobar el estado del machete —Si se siguen infectando más habitantes, Inyeon caerá pronto y entonces estaremos bien jodidos. Tenemos que evitar que nos arrebaten nuestro hogar.

El muchacho se quedó callado. Dudando. Quería ayudar a su novia, pero no sabía si tenía el valor de hacerlo. En ese instante se arrepintió de haber dejado las clases de supervivencia que impartía Yoongi todas las tardes.

—Me encargaré del orfanato.

—Yo voy a ir al hospital. Mi hija me necesita.

—Ten cuidado, jefe.

—Eso díselo a los infectados— bromeó para rebajar la tensión —Luego nos vemos.

—Dalo por hecho.

La pareja salió de la taberna y Kai cerró las puertas como le habían sugerido. En el exterior el panorama era incluso peor de lo que imaginaron. Los gritos venían desde distintas partes del pueblo y había humo, lo que les indicó que en algún lugar se había declarado un incendio.

Minho se alejó a toda prisa y Taehyung corrió en dirección opuesta. Le preocupaba el bienestar de su familia, el de cada uno de ellos, pero en ese momento debía priorizar a su hija. Todos sabían defenderse y además confiaba plenamente en que Yoongi y Jimin protegerían a Junggi.

—¡Buscad un sitio seguro y no dejéis entrar a nadie!— gritó para que las personas de la zona supieran cómo proceder —¡Cerrad puertas y ventanas! ¡Quedaros allí y no salgáis hasta que la situación esté controlada!

Varias caras conocidas aparecieron en su camino. Eran vecinos, conocidos e incluso padres de sus alumnos. Todos ellos se habían transformado en seres que solo se movían por puro instinto. Verlos en ese estado de putrefacción le impresionó más de lo esperado.

Taehyung apretó el mango del machete y le rajó la cara al primero que se acercó. A continuación le dio una patada para empujarlo lejos y tomó impulso, decapitando a una muchacha de un solo movimiento. El de la cara cruzada volvió a la carga, pero el joven se adelantó y le cortó otra vez en el mismo lugar, partiéndole el rostro en dos.

Un adolescente pasó corriendo a su lado y detrás de él iba Wang Yiren, la chica más joven que había salvado Jimin del burdel de Jang Myungsoo. Había estado muchas veces en su casa, sobre todo al principio, cuando no se fiaba de nadie, excepto de su salvador.

Taehyung la había visto crecer en los últimos años. Se había convertido en modista y hacía sobre todo prendas para niños y bebés. Y ahora, esa joven alegre estaba ante él, con un mordisco en el brazo y un aspecto que jamás habría deseado ver.

Yiren gruñó justo antes de que un hombre se precipitara desde el segundo piso de una tienda. Ese inesperado suceso distrajo a Taehyung por un instante, lo suficiente como para que la infectada lo alcanzara a él.

El hermano de Yoongi logró bloquear su ataque con el machete. Era bastante más ágil que los infectados habituales, pero no parecía una equis.

—¡Yiren!— gritó sin saber por qué. Ya no era ella, ya no reaccionaba a nada, ni siquiera a su propio nombre, pero Taehyung tuvo la necesidad de hablar con ella —No te preocupes, no dejaré que quedes atrapada en ese cuerpo. No dejaré que nadie te vuelva a retener contra tu voluntad.

La infectada gruñó fuera de sí. Quería devorar su carne y el machete impedía que pudiera llegar hasta él. Taehyung la empujó ayudándose del arma y tras esquivar su siguiente ataque, la decapitó haciendo uso de dos movimientos.

—¡Tae!

Taehyung se dio la vuelta y vio a Jungkook corriendo hacia él.

—¡Kook!— su corazón dio un vuelco al verlo —¿Estás bien? ¡Dime que estás bien!

Jungkook lo abrazó con la misma sensación de alivio que sintió su marido. Aunque sabía que era capaz de protegerse solo, estaba preocupado por él, al igual que lo estaba por el resto de su familia.

—Estoy bien— le tranquilizó y luego lo miró de arriba abajo para asegurarse de que él también lo estaba —Iba camino del hospital.

—Yo también. Sohee...

—No te preocupes por Sohee, yo me ocupo de ella— Jungkook le quitó un poco de sangre de la mejilla —Necesito que te encargues de la escuela. Hay que proteger al mayor número de personas o estaremos en serios problemas.

Taehyung quiso protestar porque tenía la necesidad de proteger a su hija, pero Jungkook tenía razón. Necesitaban dividirse, sobre todo porque la gran mayoría de la gente en Inyeon no sabía defenderse. Los que tenían esas habilidades debían darles instrucciones a los demás o estarían perdidos.

—Protege a nuestra hija, ¿me oyes?— Taehyung se agarró del cuello de su chaqueta —No podemos perderla, no podemos.

—No la vamos a perder, la protegeré con mi vida.

—Ten mucho cuidado— el mayor lo besó —Y por favor, no hagas ninguna tontería.

—Tú tampoco— Jungkook sonrió —Te amo.

—Te amo.

El maknae se marchó corriendo. Taehyung tuvo un extraño presentimiento cuando lo vio alejarse de él. Fue como una sensación de inquietud que se cernió sobre él a cámara lenta. Algo en su interior le advirtió de que no debía dejarlo ir, pero el grito que oyó cerca de allí lo sacó de ese alarmante pensamiento.

Taehyung dio media vuelta y se apresuró para llegar a la escuela. Por el camino no dudó en ejecutar a cada infectado que veía. Estaba acostumbrado a enfrentarse a aquellos seres, no había dejado de hacerlo en años, pero la carga emocional era distinta cuando se conocía a las personas a las que debía matar.

El joven sintió un dolor muy profundo cuando se encontró a dos de sus alumnos. Tenían ocho y diez años y eran unos chicos muy risueños y cariñosos. Desgraciadamente, sus rostros ya no transmitían la alegría e inocencia de la que había sido testigo en innumerables ocasiones.

De sus bocas chorreaba mucha sangre. Taehyung tuvo que respirar profundamente antes de proceder a ejecutarlos. La mirada de Jihu, tan fría como el hielo, se apagó tras cortarle la cabeza de un solo tajo. Junseo intentó morderle en un brazo, pero su lentitud jugó en su contra y acabó tendido en el suelo, junto a su hermano.

No hubo tregua para Taehyung. Ni siquiera le dejaron procesar lo que había ocurrido. Los gritos de auxilio de otro niño llamaron inmediatamente su atención.

El pequeño estaba pegado a la ventana del segundo piso de la juguetería.

—¡Aguanta!

Sin pensárselo dos veces entró en la tienda y subió por las escaleras a toda prisa, pero cuando llegó al umbral de la puerta recibió un golpe muy fuerte en la cabeza y cayó al suelo.

Taehyung no pudo reaccionar. La sangre le nubló la vista. Alguien lo levantó por debajo de los brazos y lo arrastró hacia algún lugar. Eso fue lo último que recordó antes de perder el conocimiento.

Cuando volvió a abrir los ojos, estaba atado a una columna de madera. Taehyung trató de soltarse, pero la cuerda con la que lo habían sujetado estaba muy prieta.

—Ni te molestes.

Taehyung desvió la vista hacia su izquierda. Un hombre vestido de negro estaba apoyado contra una estantería de madera. Tenía el cabello oscuro y una mirada fría y penetrante. No lo había visto en su vida, pero no tardó en comprender que ese tipo debía de ser el responsable de la situación en la isla.

—¿Dónde está el niño?

—He dejado que se vaya.

Taehyung no tenía claro si decía la verdad. Tenía una mirada que era difícil de descifrar.

—¿Por qué me has atado?— preguntó algo desorientado —¿Qué quieres de mí?

—Quiero hablar contigo, Taehyung— explicó en un tono extremadamente sosegado —Hace tiempo que quería tener una charla contigo.

—¿Me conoces?

—Eres el hermano menor de Min Yoongi.

Taehyung frunció el ceño. ¿Ese tipo conocía a Yoongi?

—¿De qué conoces a mi hermano?

—Yoongi y yo somos viejos amigos. De hecho, lo conocí el día que cumpliste trece años.

—No te creo— Taehyung trató de aflojar la cuerda pero no cedía —Si fueras amigo de mi hermano, no estarías haciendo esto.

El hombre se acomodó sobre un banco, en el que cabían aproximadamente ocho personas. La juguetería tenía una decoración muy artesanal, donde prevalecía sobre todo la madera.

—¿Yoongi te ha hablado de mí?

—¿Cómo voy a saberlo?— Taehyung lo miró de mala manera —Ni siquiera sé tu nombre.

—Me llamo Park Hyungsik.

Taehyung dejó de moverse por un instante. ¿De dónde le sonaba ese nombre? El dolor que sentía en la parte posterior de la cabeza era tan intenso que le dificultaba pensar.

—Parece que no te ha hablado de mí— Hyungsik sonrió levemente —No esperaba otra cosa de Yoongi.

El menor recordó una conversación entre Yoongi y Jimin donde habían mencionado ese nombre. También recordó que después le preguntó a su hermano quién era Hyungsik y él respondió una mala experiencia.

—¿Quieres saber qué relación nos une?

—No debe de ser una relación muy buena si has venido hasta aquí para destruir Inyeon.

Hyungsik sonrió y su sonrisa le provocó un escalofrío.

—Se lo advertí, pero Yoongi no quiso hacerme caso. Este es el resultado de la decisión que él tomó. Es su culpa que esté muriendo gente. Es su culpa que la isla vaya a quedar reducida a cenizas.

—¡Es culpa tuya, hijo de puta!— Taehyung perdió la calma —¡Tú estás haciendo esto! ¡No uses a mi hermano como excusa para justificarte, pedazo de mierda!

Hyungsik se levantó del banco y se acercó al menor. Taehyung se tensó un poco por la manera que tenía de mirarlo. No sabía si quería matarlo o torturarlo, pero tenía que ser una de las dos o al menos, esa era la sensación que desprendía ese hombre.

—Es cierto que Yoongi no tiene la culpa de todo. En realidad el que la tiene eres tú.

—¿Ahora soy yo el culpable? ¿A ti qué coño te pasa? Eres un puto pirado, ¿sabes?

Hyungsik se aproximó tanto que Taehyung sobrepasó la posibilidad de morderle una oreja si se acercaba más.

—Ha pasado más de una década y todavía no sabes que tu hermano se prostituía para darte de comer.

—¡Mientes!— Taehyung no le creyó. Para él no tenía ningún sentido lo que estaba diciendo.

Hyungsik se quedó en silencio. Durante más de un minuto no hizo otra cosa que mirar a Taehyung fijamente a los ojos y esa forma de actuar, tan inquietante, implantó cierta duda en el menor.

—¿Miento? ¿De verdad piensas que miento?— cuestionó al fin —Solo tienes que hacer memoria, Taehyung. Piensa. Seguro que en el pasado hubo situaciones extrañas que pasaste por alto porque para ti era mucho más cómodo vivir del sacrificio de tu hermano.

—No.

—¿No qué? ¿No vivías del esfuerzo de tu hermano? ¿No te dejaste mantener durante años? ¿No conseguiste tu carrera gracias al sudor de Yoongi? ¿No te aprovechaste de su generosidad?

Taehyung no pudo articular palabra. No fue capaz. La posibilidad de que su hermano se hubiera prostituido no podía ser real. No podía.

—¿De dónde crees que salía la ropa que te ponías, los materiales que usabas en la escuela o el dinero con el que pagabas tus visitas al médico?— Hyungsik le dio tres golpes en la frente —¿Quién crees que corrió con los gastos de tu hospitalización? ¿Quién?

—No es verdad. Todo lo que dices es mentira.

—¿Cómo iba a conseguir un menor de edad tanto dinero?— Hyungsik le tiró del pelo, obligándole a mirarle a los ojos —¿De verdad eres tan estúpido o solo te lo haces?

—¡No te creo!

—El día de tu cumpleaños, Yoongi se dejó follar en un hotel de Daegu para evitar que terminaras en un orfanato. Los regalos que te compró ese día, el cojín y los auriculares, los pagó con mi dinero. Si lo que digo es mentira, ¿cómo puedo saber lo que te regaló?— Hyungsik le dio la oportunidad de responder, pero el menor guardó silencio —Esa fue la primera vez que tu hermano tuvo sexo. Vendió su cuerpo para salvar a un mocoso inservible e ingrato como tú.

Taehyung no pudo contener las lágrimas. Cada palabra dolía más que la anterior.

—¿Por qué lloras, Taehyungie?— preguntó en un tono burlón —¿Te sientes culpable?

—Cállate...

—Deberías— Hyungsik le apretó la barbilla hasta hacerle daño —Tú tienes la culpa de que tu hermano sea una puta.

—¡Cállate!

—Aunque personalmente debo agradecértelo. Me encantó follarme a un chico tan inocente como él— le susurró al oído —Todavía recuerdo cómo temblaba cuando se la metí por primera vez. Gracias, Taehyung. Follármelo una y otra vez ha sido posible gracias a ti.

—¡Cállate! ¡Cállate! ¡Cállate!

Hyungsik lo soltó complacido. El dolor físico no le satisfacía tanto como el dolor emocional que podía provocar en las personas. Taehyung estaba siendo devorado por un dolor mucho más profundo del que podría causar cualquier cuchillo.

—Es bastante triste que te hayas tenido que enterar por mí— recalcó con maldad —Tu amigo, Seokjin, lo sabía. Imagino que el innombrable también lo sabrá y Jungkook, tu marido, también está al tanto.

Taehyung no pudo alzar la mirada del suelo. ¿Era el único que no lo sabía? No podía creer que todos lo supieran menos él.

—Bueno, no sé si Jungkook conoce toda nuestra historia o solo la reciente, pero es evidente que no te contó cómo llegó realmente a Inyeon.

—¿De qué coño estás hablando?

Hyungsik se volvió a acercar.

—Yo les di las coordenadas después de que tu hermano accediera a dejarse follar— desveló mostrando una irritante sonrisa —No lo sabías, ¿verdad? Es curioso. Tú y tu marido sois igual de aprovechados. Los dos habéis usado a Yoongi para vuestro propio beneficio. ¿No os da vergüenza ser tan mezquinos?

Taehyung perdió la compostura y comenzó a insultarlo. Estaba tan fuera de sí que ni siquiera reparó en el dolor que le causaba la cuerda al moverse con tanta brusquedad.

Hyungsik se limitó a observarlo entre pequeñas risas que desquiciaron todavía más al menor.

—¿Sabes, Taehyung? Me provocas sentimientos encontrados. Por una parte, odio tu existencia con todas mis fuerzas, pero, por otra parte, agradezco infinitamente que hayas nacido.

Taehyung trató de recuperar la calma mientras seguía hablando. No servía de nada utilizar la fuerza, la cuerda no cedía, por lo que tendría que buscar otra forma de liberarse de ella.

—Sin ti no habría conocido a Yoongi, pero por tu culpa no pude llevármelo a Seúl— Hyungsik se acercó a una estantería y cogió el machete que había dejado caer el menor —Yoongi siempre ha estado muy apegado a ti y debido a esos sentimientos inútiles, quiso quedarse en Daegu contigo.

—¿Qué pretendes hacer con eso?— se tensó —Mi hermano no se irá contigo aunque me mates.

—No he venido a llevarme a tu hermano, he venido a castigarlo— Hyungsik notó que no había esperado esa respuesta —Yoongi me ha traicionado y como comprenderás, es un comportamiento que no puedo tolerar.

Taehyung no daba crédito. No parecía que estuviera bromeando, no solo por el hecho de que había traído el caos a la isla, su manera de hablar indicaba que iba muy en serio. Aquel tipo no estaba loco, sabía muy bien lo que hacía y lo estaba disfrutando.

—Si me matas, mi hermano jamás te perdonará— dijo nervioso, esperando que eso le hiciera cambiar de opinión —No creo que busques su odio... Él te importa, ¿verdad?

—No te esfuerces, Taehyung. Tu muerte es parte de su castigo— Hyungsik dejó el machete en el suelo, a poco más de dos metros de él —Además, cuando nos reencontramos en la península, Yoongi me dijo que estabas en un lugar mejor, así que le haré el favor de enviarte a ese sitio, donde según él, deberías estar.

—¡Mi hermano te matará! ¡No vas a salir de aquí con vida! ¡Él te matará!

—¿Eso piensas?— Hyungsik se levantó la camiseta y le mostró las cicatrices que tenía en el torso —No me mató cuando tuvo la oportunidad de hacerlo y ahora tampoco lo hará. ¿Sabes por qué? Porque está traumatizado. ¿Entiendes lo difícil que es para una víctima de abusos enfrentarse a su agresor? Hay muchos recuerdos que puedo revivir con un solo gesto.

—¡No saldrás de aquí con vida! ¡Aunque me mates, volveré y te arrancaré la puta cabeza! ¡Eres escoria, hijo de puta! ¡Vas a pagar por todo lo que le has hecho a mi hermano! ¿Me oyes? ¡Me aseguraré de que pagues por ello! ¡Te juro que pagarás por ello!

Hyungsik sonrió.

—Nos vemos en el infierno, Taehyung.

El corazón del menor dio un vuelco cuando Hyungsik se dirigió al piso de abajo. Creía que lo iba a matar con el machete, pero se había ido, dejando el arma en el suelo. Taehyung trató de alcanzarlo con la pierna, pero no conseguía llegar hasta él. Estaba demasiado lejos. 

—¿Qué hago?

Los nervios aumentaron cuando notó un ligero olor a madera quemada. Los chasquidos que venían de la planta baja le indicaron que la tienda estaba ardiendo.

—¡Serás hijo de puta!— Taehyung se revolvió con todas sus fuerzas, provocando que la cuerda le hiciera más heridas en la piel —¡Ayuda! ¡Por favor, que alguien me ayude! ¡Socorro!

La desesperación fue aumentando, sobre todo cuando el sonido del fuego se volvió más cercano.

—¡No quiero morir! ¡Socorro! ¡Jungkook! ¡Jungkook!— Taehyung sabía que no tenía sentido llamar a su esposo. Estaba en la otra punta del pueblo, protegiendo a su hija y aun así no pudo evitar gritar su nombre —¡Jungkook! ¡Jungkook!

El joven rompió en llanto por pura desesperación. Iba a morir en el día del cumpleaños de su marido; iba a morir antes de que pudieran ser una familia; iba a morir sin conocer a Sohee, sin estar ahí para ella y sin verla crecer junto a Jungkook.

—¡No es justo! ¡Quiero volver con mi familia! ¡No quiero morir!— sollozó sin parar de moverse —¡No quiero morir aquí! ¡Jungkook! ¡Yoongi! ¡Ayuda! ¡Jimin! ¡Hoseok! ¡No puedo morir justo ahora! ¡Por favor, que alguien me ayude!

En menos de diez minutos, la tienda de juguetes quedó envuelta en llamas. 

¿Qué os ha parecido? ¿Algo que decir? Yo solo diré una cosa... Comenzamos. 

Gracias por leer. Seguimos en 9/10 días. Cuidaros mucho.💜

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