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—¿A dónde me llevas?

Jungkook no contestó a la pregunta de su novio. Taehyung sabía que estaban en el bosque, pero no tenía ni idea hacia qué parte lo estaba llevando. El maknae le había vendado los ojos con una cinta y por muchas preguntas que le hiciera, no soltaba prenda.

—Qué misterioso estás hoy, Kookoo.

Jungkook sonrió.

—Ya falta poco.

Taehyung no se inmutó cuando lo alzó en brazos. Había una pequeña pendiente que podía resultar peligrosa y Jungkook no quería que se hiciera daño. El mayor aprovechó ese momento para besarlo en las mejillas y esa reacción dibujó una gran sonrisa sobre el rostro de su pareja.

—No sé qué has planeado, pero estoy emocionado.

—En breve lo sabrás.

Cuando el menor lo dejó sobre el terreno, Taehyung asumió que habían llegado.

—¿Ya?— preguntó con cierta impaciencia —¿Puedo quitarme la venda?

Jungkook lo contempló de arriba abajo. Su novio vestía un pantalón corto de color marrón que acentuaba mucho su trasero. La camisa, en un tono claro verde menta, era holgada y muy fresquita. Los primeros botones los tenía desatados y la piel de su cuello todavía lucía las marcas de amor que le había dejado la noche anterior.

—¿Kook?

El maknae le quitó la venda y lo primero que vio Taehyung fue su dulce mirada.

—Date la vuelta.

El mayor obedeció y al girarse se quedó sin palabras. Estaban enfrente de un campo cubierto por pequeñas flores azules. Eran nomeolvides y se encontraban por todas partes.

—Se llaman Vergissmeinnicht— comentó Jungkook —Cuenta la leyenda que una pareja caminaba junto a la orilla de un río. La chica vio una flor flotando sobre el agua y le pidió a su novio que fuera a buscarla.

—Y él lo hizo— continuó Taehyung —Se lanzó al río y consiguió la flor, pero murió ahogado. Lo último que pronunció fue no me olvides y esa historia dio nombre a esta flor.

—Vaya, así que conoces la historia— el menor se llevó una grata sorpresa —Fue una de las primeras que leímos en clases de alemán.

—A mí me la contó una florista en Daegu— Taehyung no salía de su asombro —Una vez creí haberme ahogado en ese río, pero ahora tengo la certeza de que solo estaba en el río equivocado.

—¿Te lo han dicho las flores?

—Me lo has dicho tú.

Jungkook lo besó. Sabía que a su chico le iba a gustar ese lugar, por eso lo había elegido, pero debía admitir que no esperaba una reacción como esa. El brillo que halló en su mirada le provocó incluso mariposas en el estómago.

—Ven conmigo.

Ambos se adentraron en el campo de nomeolvides. El corazón de Taehyung se agitó al verse rodeado de ese increíble paisaje. Las flores eran pequeñas, pero cubrían todo el lugar como una alfombra majestuosa.

Esa imagen tan bella le trajo recuerdos de Seokjin, de cuando le confesó su amor y fue rechazado. Taehyung sintió una inmensa gratitud hacia su amigo, no solo por cómo lo trató en un momento tan delicado, también por haber reconocido lo que él no fue capaz de reconocer.

El amor de su vida estaba justo a su lado, sujetándolo de la mano y su leyenda se había completado, gracias a él.

Jungkook lo condujo hacia un mantel de pícnic. Era de un diseño muy tradicional, con cuadros blancos y rojos. La cesta de mimbre contenía sándwiches, fruta, huevo duro y galletas, pero también había empacado agua y té.

—¿Has hecho todo esto por mí?

—Por supuesto.

Taehyung lo abrazó maravillado.

—¿Te gusta?

—¡Me enamora!

La pareja se descalzó y se acomodó sobre el mantel. Las flores de nomeolvides los rodeaban de tal manera, que parecía que los estuvieran protegiendo del mundo.

Taehyung se tumbó para contemplar las nubes. Estaban a principios de agosto y hacía calor, pero ese día la temperatura parecía casi primaveral.

—¿Cómo has encontrado este lugar?

—Me he propuesto recorrer toda la isla para conocerla en profundidad— Jungkook miró a su alrededor —Nunca imaginé que Inyeon escondería un sitio como este.

Taehyung fijó la mirada sobre su chico. Llevaba un pantalón vaquero corto y una camiseta negra de tirantes de sisas caídas y cuando se agachaba o sentaba, le podía ver los pectorales. Su piel se había bronceado ligeramente dada la época en la que estaban, aunque seguía estando más blanco que él.

—¿Por qué me has traído aquí?

Jungkook sacó la cantimplora de la cesta y tomó un trago de agua. Luego le ofreció un poco a Taehyung, pero el mayor lo rechazó.

—Necesito decirte algo.

La suave brisa agitó las flores y algunos pétalos se desprendieron y cayeron sobre el mantel.

—Quieres hablar de Sohee, ¿verdad?

Jungkook asintió y su novio se incorporó para mantener una conversación cara a cara.

—No creo que estemos preparados para adoptar a una bebé. Llevamos poco tiempo juntos y si queremos que las cosas salgan bien, debemos priorizar nuestra relación. Los dos somos jóvenes y tenemos toda la vida por delante, ya tendremos tiempo de adoptar cuando estemos realmente preparados.

La felicidad de Taehyung desapareció por completo. No le sorprendía que pensara así, era algo que ya imaginaba, pero oírlo de su boca resultó mucho más doloroso de lo que habría esperado.

—Eso es lo que me he repetido desde que noté tu interés, pero cuando renunciaste a Sohee, cuando dijiste que encontrarías una familia para ella, mi corazón se quebró— Jungkook se percató de la confusión en su mirada —No quiero que renuncies a ella por mí, Tae. No quiero que te sacrifiques por nuestra relación.

—¿Y qué puedo hacer entonces? ¿Quieres que la adopte por mi cuenta? ¿Es eso?

—¿Qué probabilidades había de encontrarla? Es más, ¿qué probabilidades había de encontrarla con vida?

—Muy pocas, ya lo sabes.

—Y por eso siento que el destino ha querido que la encontremos juntos. La ha puesto en nuestro camino y no puedo ignorar esa señal— Jungkook cogió sus manos —No quiero que esté con otra familia, quiero que esté con nosotros.

—¿Con nosotros?— a Taehyung se le llenaron los ojos de lágrimas —¿Estás realmente seguro de esto? No quiero que te sientas obligado a hacer algo que no deseas hacer.

—El problema nunca ha sido Sohee, el problema siempre he sido yo.

—¿Qué es lo que temes?

—Tengo miedo de hacer las cosas mal, de no estar a la altura de las circunstancias y sobre todo... De no estar a tu altura, Tae.

—¿A mi altura?

—Tu vida gira en torno a los niños. Eres un maestro excepcional y un tío extraordinario. Cuando estás con Junggi o con otros niños, estás en tu elemento. Siempre pareces tener todo bajo control. No me cabe la menor duda de que serás un padre increíble, pero yo... Siento que no tengo las cualidades para serlo.

—Te he visto con Junggi y eres el tío más cariñoso, ingenioso y divertido del mundo— Taehyung tomó su rostro entre sus manos —Tienes todo lo que se necesita tener para ser un gran padre. No dejes que las inseguridades te nublen el juicio, mi amor.

Jungkook sonrió tímidamente. Taehyung siempre sabía cómo darle seguridad cuando más la necesitaba.

—Sé que estamos empezando nuestra relación y que no es el mejor momento para formar una familia, pero tengo la sensación de que me arrepentiré el resto de mi vida si no la adoptamos. Siento que estoy cometiendo un grave error apartándola de nuestro lado.

—Lo mejor de la vida no se planea, simplemente sucede, Kook. Como cuando nos conocimos en el coche de Jin hyung.

Jungkook sonrió al recordar ese momento. No había pasado tanto tiempo desde su primer encuentro, pero al ritmo al que vivían, las sensaciones eran muy distintas de las que podrían existir en un mundo normal. Para él, aquellos muchachos jóvenes e inocentes parecían haber vivido décadas atrás y quizá era extraño, pero así era justo como se sentía.

—Ese día no me levanté pensando en encontrar el amor, pero allí estabas tú, poniendo mi mundo patas arriba.

—Tampoco te levantaste pensando en ser parte de La noche de los muertos vivientes y mira, nos convertimos en los protagonistas.

—Tienes razón, los planes rara vez se cumplen y menos en nuestras circunstancias— el menor le dio un beso en la frente —Siento que la vida nos ha dado un regalo y no quiero desaprovechar esta oportunidad.

—No tengas miedo, cachorrito— Taehyung lo abrazó con mucho amor —Pasar cuatro años en la península es mucho más complicado que cambiar pañales.

Ese comentario le sacó una sonrisa.

—No será fácil criarla, nada en esta vida lo es, pero si sé algo con certeza, es que juntos podemos lograrlo.

—Gracias por creer en mí— Jungkook se sintió mucho más ligero, como si se habría quitado un gran peso de encima —Hagámoslo lo mejor posible.

Taehyung no pudo contenerse y se lanzó sobre él. Jungkook se vio sorprendido por su ímpetu y golpeó la cesta con el pie. Algunas cosas cayeron sobre el mantel, llamando la atención del mayor.

—¿Y eso?

Jungkook le giró el rostro y lo besó apasionadamente. Con el pie volvió a meter el contenido en la cesta mientras distraía a Taehyung con su lengua.

—¿Qué tratas de ocultar?

Jungkook se hizo el desentendido y lo siguió besando. Taehyung aguardó porque el beso estaba siendo demasiado delicioso como para cortarlo, sin embargo, no iba a ceder ante su intento de distracción.

El maknae creyó que lo había logrado por la manera en la que Taehyung se dejó llevar, pero en cuanto se separó de su boca, volvió a repetir la misma pregunta.

—No trato de ocultar nada— Jungkook resopló consciente de que no iba a olvidar el asunto —En fin... Ven conmigo.

El menor metió algo en el bolsillo antes de tomar la mano de su pareja y llevarlo a otro lugar. No estaba muy lejos de allí, de hecho ni siquiera se calzaron para desplazarse. A Taehyung le encantaba andar descalzo, especialmente sobre la hierba.

—¿Y esto?

El maknae sonrió cuando Taehyung le soltó la mano para acercarse al columpio de red. Yoongi lo había hecho para Junggi, quería instalarlo en el jardín de su casa, pero como notó el entusiasmo de Jungkook cuando se lo enseñó, decidió regalárselo y hacerle otro diferente a su hijo.

—¿De dónde ha salido?— Taehyung se sentó encima —Oye, es muy cómodo. ¿Crees que está mal si nos lo quedamos?

—Es tuyo.

—¿Mío?— repitió entre risas —¿Lo has hecho tú?

—Lo ha hecho tu hermano.

—¿Por qué no me sorprende?— Taehyung alzó la cabeza hacia arriba. El columpio estaba enganchado a dos ramas y se sentía muy seguro, incluso cuando se movía bruscamente —No sé de dónde saca tanto tiempo para hacer todo lo que hace.

—Es un genio.

Taehyung bajó la mirada con la intención de burlarse de Yoongi, pero encontró a Jungkook de rodillas, sosteniendo una cajita con una alianza entre las manos.

—Min Taehyung, ¿te quieres casar conmigo?

Los pétalos de nomeolvides se movían alrededor de ellos, gracias a la suave brisa de verano. Taehyung tuvo la impresión de que el tiempo se volvió más lento tras escuchar la pregunta con la que tantas veces había soñado.

—¡Sí!

Jungkook nunca había visto una sonrisa más deslumbrante que aquella. Emocionado se levantó del suelo y lo besó. Taehyung colocó los brazos sobre sus hombros mientras se dejaba llevar por el momento. Las manos del menor se adueñaron de su espalda y por un par de minutos latió un solo corazón.

—No me lo esperaba— juró Taehyung sobre su boca —De verdad, no me lo esperaba...

—¿Estás feliz?

—¡Nunca he estado más feliz!

Jungkook se olvidó del mundo y lo volvió a besar larga y tendidamente. Quería tomarse su tiempo, necesitaba sentir el sabor de su pareja e impregnarse de él. Taehyung le concedió el control que anhelaba y durante un instante, todo a su alrededor dejó de tener importancia. Todo su ser estaba centrado únicamente en él.

Cuando sus bocas se separaron, se sonrieron llenos de felicidad.

—¿Puedo ponértelo?

Taehyung le acarició el rostro.

—Sabes que es una alianza de matrimonio y no un anillo de compromiso, ¿verdad?

Jungkook parpadeó varias veces.

—¿No es lo mismo?

—No, mi amor— Taehyung se rió por lo adorable que era —La alianza se lleva cuando te has casado, no antes.

Jungkook se sonrojó. ¿Por qué Jimin no se lo había dicho cuando le pidió las alianzas? ¿Cómo había obviado un detalle tan importante?

—Oye, no pasa nada— el mayor le acarició el cabello —No te pongas como un tomate.

—Podemos arreglarlo— Jungkook alzó la mirada tímidamente —El certificado de matrimonio, lo tengo en la cesta.

Esa respuesta lo tomó por sorpresa. Taehyung se bajó del columpio y su chico notó cómo la preocupación se cernía sobre su rostro.

—Sé que puede parecer precipitado y es comprensible que sientas algo de vértigo, pero si vamos a ser padres, no deberíamos saltarnos este paso. Sé que no es necesario, podríamos hacerlo sin casarnos, pero... Me hace ilusión ser tu marido. Es lo que deseaba cuando estaba en la península y sigo deseándolo.

—Quiero hacerlo, es solo que...

—Lo sé, tienes miedo de no ser buen marido y yo tengo miedo de no ser buen padre, ¿pero sabes qué?— Jungkook le alzó la barbilla —Dentro de un año íbamos a estar en la misma situación porque los dos queremos formar una familia y compartir nuestras vidas juntos. Ambos necesitamos superar nuestros miedos para crecer en la dirección correcta.

Taehyung sintió menos presión en el pecho. Cuando le hablaba con tanta calma y convicción, sentía que podía con todo. 

—No me imagino una vida sin ti, amor.

Jungkook notó que estaba más tranquilo. Ya no había incertidumbre en su mirada.

—Entonces... ¿Quieres lanzarte conmigo a la piscina? ¿Quieres hacerlo de verdad?

—¿Puedo firmar ahora?

La pregunta agitó el corazón del maknae. Taehyung salió corriendo justo cuando pretendía contestar. Jungkook lo persiguió poniendo mucha atención en el sonido de su risa; era única, era preciosa y era suya.

Taehyung se detuvo sobre el mantel y Jungkook lo abrazó por la espalda.

—¡Te tengo!

—Siempre me has tenido, cachorrito. Incluso cuando hemos estado separados, mi corazón nunca ha dejado de ser tuyo.

—Lo sé— Jungkook lo besó en la nuca —Me amas a mí, solo a mí.

—Dame el certificado de matrimonio. Quiero que me pongas el anillo.

Jungkook se agachó para sacar el documento de la cesta. Taehyung se sentó sobre el mantel y aguardó un poco inquieto. Aunque solo era un simple trámite, estaba nervioso e impaciente.

El menor se lo entregó y Taehyung se percató de que estaba redactado de esa misma mañana, siete de agosto, y lo que era aún más sorprendente, el apellido de Jungkook había cambiado a Min.

—¿Min? ¿De verdad?

—¿No sería genial si pudiéramos crear el clan Min?

Taehyung alzó la mirada emocionado.

—¿Cómo en las películas de la dinastía Joseon?

—O como en las películas de mafiosos— Jungkook se rió de una manera entrañable —Tú, yo, nuestros hermanos, Sohee y Junggi, todos perteneciendo al clan Min.

—¡Me encanta!— Taehyung lo abrazó exultante —Eres tan peliculero como yo y por eso te amo tanto.

El mayor fue el primero en firmar el documento y luego lo hizo el amor de su vida. Entre nervios y emoción, Jungkook le colocó la alianza en el dedo correspondiente y cuando vio que encajaba, volvió a recuperar el aliento.

Taehyung tomó la otra alianza e hizo exactamente lo mismo. Su marido lo había llevado a un lugar precioso, había creado un ambiente muy romántico para él, y allí, rodeados de flores de nomeolvides, se estaban comprometiendo a pasar una vida juntos.

Jungkook notó que Taehyung no podía dejar de sonreír mientras le colocaba la alianza. Parecía la felicidad personificada.

—He pensado en que podríamos celebrar la boda cuando Sohee salga del hospital— Jungkook besó la alianza de la mano de su esposo —Me haría ilusión que estuviera presente.

—Me encantaría que estuviera con nosotros— a Taehyung se le aceleró el corazón. Jungkook había pensado en todo, especialmente en su hija —Tenemos mucho tiempo para organizar la boda y preparar su habitación.

—Sabía que te haría ilusión— la pareja se volvió a besar —Después deberíamos ir al hospital a verla.

—Todavía me cuesta creer que esto esté pasando, Kook...

—Hay algo más que va a pasar— aseguró en un tono misterioso —Sé que tienes un deseo muy especial y hoy quiero que lo cumplas.

—¿Acaso es mi cumpleaños?— su corazón se agitó fuertemente —¿De qué deseo hablas?

—He invitado a alguien para tener un trío.

—¿Qué?— Taehyung soltó una risa nerviosa —No mientas, no te creo.

La expresión de Jungkook, sin embargo, le indicó que no estaba bromeando.

—Me tomas el pelo, ¿verdad?

—No, de hecho, ya está aquí.

Taehyung se dio la vuelta, pero no había nadie. Cuando volvió a fijar la vista sobre Jungkook, notó que sostenía un dildo anal en la mano, lo que le llevó a soltar una enorme carcajada.

—Él nos va a acompañar hoy.

Taehyung se cayó de espaldas por culpa de la risa. Jungkook jamás haría un trío, eso lo sabía y justo por eso se había sentido tan descolocado, pero ahora todo tenía sentido.

—¡Es morado, me encanta!— Taehyung se limpió las lágrimas —¿Podemos invitarlo otra vez?

—Primero habrá que ver si te deja satisfecho.

—Me parece justo.

Taehyung besó el dildo suavemente. Jungkook se fijó en esa mirada juguetona que tanto amaba y colocó la cesta a un lado, para que tuvieran más espacio sobre el mantel.

—¿Podemos divertirnos un poco?— preguntó Taehyung abriéndose el botón del pantalón —Ahora me apetece mucho hacerlo con mi marido.

—¿Te han entrado ganas?

—Nos hemos casado, vamos a ser padres y a tener un trío en una misma mañana. Mis ganas por ti están desatadas. Necesito sexo, ya.

Jungkook lo agarró del pantalón y lo atrajo hacia su cuerpo. Taehyung esperó que dijera algo, pero su esposo se apoderó de su boca mostrándole que no era el único que estaba desatado.


✦✦✦


La pareja se desvistió sin reparar en nada. Había un silencio absoluto que de vez en cuando era perpetrado por las hojas que movía el viento. Taehyung adoraba esa clase de detalles. Le encantaba oír la naturaleza cuando hacían el amor al aire libre; le hacía sentir increíble.

Jungkook lo sentó sobre sus caderas sintiendo sus genitales rozando los suyos. La sensación era tan íntima que le puso la carne de gallina. Taehyung lo besó frotándose contra su pene. Quería ponerlo a prueba, molestarlo un poquito y el menor cayó de lleno.

—¿No vas un poco rápido?

—Dice el que me ha puesto el anillo antes de comer.

—Todavía estás a tiempo de huir.

—Pero tú no.

Jungkook sonrió y le besó el cuello. Taehyung cerró los ojos disfrutando de sus pequeñas e intensas caricias. El sol le pegaba en la espalda, pero también le cubría otras partes del cuerpo y la sensación era fantástica.

El mayor se apartó de su marido y metió la mano en la cesta para coger el recipiente del lubricante.

—Lo tenías todo planeado, eh— Taehyung trazó un camino por sus pectorales —¿Por qué no me metes los dedos bien profundos?

Jungkook cogió aire. Su expresión era tan desvergonzada que aumentó sus pulsaciones. Taehyung le entregó el recipiente y se volvió a colocar encima de él, solo que en lugar de sentarse sobre sus caderas, se apoyó con las rodillas en el mantel.

El menor se echó un poco sobre los dedos. Taehyung apretó su mano contra la suya, impregnándose del lubricante y luego lo guió hasta su trasero.

Jungkook le metió los dedos mientras se besaban con los ojos abiertos. Nunca habría imaginado que hubiera tenido el valor de hacer algo así; penetrarlo con dos dedos y en el exterior mientras se miraban habría sido algo impensable para su yo del pasado, pero ahora era un hombre seguro de sí mismo que disfrutaba plenamente del sexo. Y eso se debía a su marido. Taehyung lo había enseñado, guiado y aconsejado sin miedo ni complejos, y quizá por eso existía una complicidad entre ellos que iba mucho más allá del entendimiento.

—¿Qué pasa, lobito?— Taehyung notó que se le había quedado mirando —¿Te has vuelto a enamorar de mí?

—¿Cómo lo sabes?

Taehyung sonrió y se inclinó para besarlo. Era tan fácil entregarse a Jungkook; lo hacía todo demasiado fácil. El menor aprovechó que estaba distraído con su boca para empapar el dildo de lubricante e introducirlo en él.

—Vaya— Taehyung sonrió contra su boca. La sensación era muy agradable— Tu invitado está siendo travieso.

—No puedo reprochárselo, eres irresistible.

Taehyung se sujetó de su nuca para meterle la lengua. Mientras lo hacía, comenzó a masturbar a Jungkook con la mano. El maknae jadeó, pero no dejó de penetrarlo con el dildo, aumentando la excitación de su marido.

Taehyung gimió fuerte y Jungkook sonrió complacido. Usar un juguete sexual era algo distinto, pero la expresión de su chico seguía siendo la misma. Su confianza le hizo sentir inmenso porque sabía que siempre estaba abierto a probar cosas nuevas con él.

Taehyung le susurró palabras calientes al oído, intensificando todavía más las ganas de su esposo. Jungkook dejó el dildo a un lado y le apartó la mano de su zona íntima para tumbarlo sobre el mantel y posicionarse encima. El mayor no tuvo ocasión de hablar, su boca fue callada con la suya de una manera algo brusca.

Jungkook era capaz de ser posesivo y delicado al mismo tiempo, algo que no había experimentado con nadie, excepto con él. La pareja se fue desplazando por el mantel mientras se besaban. Taehyung se colocó encima y poco después volvió a estar debajo, para repetir el mismo proceso entre besos.

El menor sintió una gran necesidad de penetrarlo, esta vez con su propio miembro, pero cuando quiso hacerlo, Taehyung le metió los dedos y comprendió que ahora le tocaba a él. Sus bocas se volvieron a unir entre gran anhelo. No podían parar de besarse, era una necesidad insaciable que ambos compartían.

—Házmelo de cara— jadeó Jungkook. No quería dejar de mirarlo, deseaba el contacto visual más que nada.

Para Taehyung, sus deseos eran órdenes. El joven se empapó de lubricante mientras Jungkook se tumbaba boca arriba. Ansioso por sentirlo, se arrodilló contra su trasero y le flexionó las piernas para poder penetrarlo.

Jungkook colocó el brazo por debajo de su cabeza y lo miró a los ojos, sintiendo cada movimiento dentro de él. Era increíble verlo desnudo, con ese fondo de nomeolvides a sus espaldas y el sol calentando su piel.

—¿Te gusta, amor?

—Sí... Sigue...

Taehyung no tenía intención de parar, al contrario, quería aumentar el ritmo de sus movimientos hasta el punto más elevado. Jungkook se dejó llevar completamente. Estaba tan relajado y a gusto en ese ambiente, que no reparó en nada más que en disfrutar de ese momento con él.

Taehyung lo sujetó bien de los muslos y se inclinó para profundizar la penetración. La expresión que vio en el rostro de Jungkook le fascinó, pero también le pesó porque no tenía ninguna forma de inmortalizar su belleza.

Los gemidos del menor se mezclaron con los jadeos de Taehyung, que se esforzó en complacerlo. Jungkook se incorporó, apoyando el codo en el suelo y así poder besarlo en los labios.

Taehyung se detuvo un instante para saborear su boca con mayor intensidad, pero se perdió tanto en el sabor de su esposo, que cuando volvió a la realidad, estaba tumbado sobre el mantel y Jungkook había tomado el control.

—Eso ha sido muy sutil— comentó Taehyung con la respiración entrecortada —Ni siquiera lo he notado.

—Soy bueno besando, ¿eh?

—También eres bueno follando.

Jungkook se empapó el miembro de lubricante sin quitarle la vista de encima.

—Vamos a probar algo nuevo— el maknae se arrodilló y le flexionó la pierna izquierda, apoyando su pie contra su pecho —Se llama el espejo del placer.

—¿El espejo del placer?— su sonrisa se agrandó —¿De dónde lo has sacado?

—En la península no leía solo libros de cocina.

El mayor se mordió el labio muy emocionado. Jungkook le acomodó la pierna derecha antes de penetrarlo con profundidad. Por su falta de experiencia, Taehyung siempre había llevado la iniciativa y el maknae quería poder ofrecerle más. Quería complacerlo, pero también sorprenderlo. Y por su expresión parecía que lo había logrado.

—Ah... Esto es intenso...

Jungkook fue cambiando de ritmo según la expresión que veía en su rostro. Amaba cualquier posición, pero si podía elegir, prefería las que eran de cara. El placer era aún mayor cuando podía observar a la persona que amaba.

Taehyung se agarró de su brazo y alzó la mirada hacia el cielo. Estaba parcialmente nublado, pero el sol se las ingeniaba para encontrar huecos entre las nubes y cubrirlos con sus rayos. La sensación de hacer el amor bajo su manto era increíble.

Sus gemidos aumentaron cuando Jungkook lo tomó más fuerte. No había necesidad de controlarse, ninguno de los dos tenía que contenerse y se notó.

Jungkook se detuvo cuando sintió que estaba cerca del orgasmo. Taehyung pensó que quería cambiar de posición, pero lo que hizo fue algo diferente. El maknae continuó la penetración con el dildo mientras le chupaba el falo con la boca.

—Joder— jadeó Taehyung, sorprendido y fascinado a partes iguales. El joven se las ingenió para alcanzar su pene y masturbarlo mientras su marido se dedicaba a concederle el mayor de los placeres.

Jungkook se sintió muy bien mientras lo cuidaba. No era una posición cómoda y encima era fácil perderse en su propio placer, pero ver el deleite en su rostro merecía el esfuerzo. Taehyung repitió su nombre una y otra vez, lo que hizo de él, el hombre más dichoso sobre la faz de la tierra.

—Amor... Me voy a correr...

Jungkook continuó chupando a pesar del aviso. Taehyung no pudo contenerse y eyaculó en su boca. A pesar de la intensidad del orgasmo vio claramente cómo se tragaba su semen, lo que lo volvió a dejar asombrado.

—Acabas de...— Taehyung sonrió por la expresión que puso —No te ha gustado, ¿verdad?

—Está bien...

—¡No mientas!— rompió a reír —¡Te amo por haberlo intentado!

—Dije que nunca lo haría, pero... Te amo, Min Taehyung.

El mayor se limpió los restos de semen de la mano, por lo que no le hizo falta preguntar si había eyaculado.


✦✦✦


—Estoy tan sorprendido por todo— Taehyung lo abrazó y se acurrucó con él sobre el mantel —Hoy me has dejado loco.

—Espero que loco de amor.

—¿No se nota?

Jungkook sonrió al sentir sus besos por toda su cara.

—Quiero verte satisfecho con tu vida, bebé.

—Yo también quiero verte satisfecho— Taehyung contempló su rostro profundamente enamorado —Serás muy feliz conmigo. Te lo juro, Min Jungkook. Te haré inmensamente feliz.

—No lo dudo.

—¿Ah, no?

—No— volvió a repetir —Ya soy inmensamente feliz.

Taehyung sonrió dichoso. Había algo en Jungkook que lucía distinto, como si irradiara seguridad y confianza; y esa faceta suya, le hacía sentir muy seguro.

El menor alzó la mano. Taehyung lo imitó y ambos contemplaron sus alianzas. Eran anchas, de oro amarillo de dieciocho quilates, con una curva suave atravesando el anillo. En el centro se encontraba un diamante, cuyo brillo crecía cada vez que lo tocaba la luz del sol.

Taehyung había elegido las alianzas basándose en sus personalidades. Por eso las de Yoongi y Jimin eran más clásicas, sin brillos ni piedras preciosas, pero finas y muy elegantes.

—Cada vez que veía a nuestros hermanos sentía un poco de envidia— dijo Jungkook antes de entrelazar sus dedos con los suyos —Me siento muy afortunado de poder experimentar esto contigo.

—Y yo, mi amor— Taehyung se acurrucó sobre su pecho —Gracias por hacerme el hombre más feliz del mundo.

Jungkook sonrió. El hombre más feliz del mundo era él, pero no quería llevarle la contraría a su marido. La pareja se quedó desnuda sobre el mantel, rodeados de nomeolvides y disfrutando de un amor, que prometía ser eterno.

—¿Ya me dejas, hyung?

Hoseok se ató el último botón de la camisa antes de darse la vuelta. Su compañero de trabajo seguía acostado sobre la cama, poniéndole ojitos para que no se fuera.

—Tengo que volver a casa.

—Eso no es cierto. En tu casa no te espera nadie.

Hoseok fingió una sonrisa para ocultar que ese comentario le había dolido.

—¿Por qué vives con tus amigos? No lo entiendo. ¿No es incómodo compartir espacio con una pareja? Yo en tu lugar me sentiría fuera de lugar. Seguro que para ellos eres un estorbo.

—Tengo que irme.

—¡Espera!— el joven se levantó abruptamente de la cama y lo abrazó por la espalda —¿Por qué no te quedas a vivir conmigo? Tengo mucho espacio para ti.

—No estoy interesado en una relación, ya te lo he dicho— Hoseok se apartó para disgusto del menor —Esto solo ha sido sexo. No quiero que malinterpretes las cosas.

—Pero qué dices— soltó en un tono infantil —Sé que te gusto, no tienes que hacerte el duro. Lo sé por cómo me has follado.

—No estaba pensando en ti.

Han Sejoo maldijo a gritos que no le creía, que había algo entre ellos y que volvería a buscarlo cuando se sintiera solo mientras Hoseok salía agobiado de la vivienda.

Habían pasado la noche trabajando en el hospital y cuando finalizó su turno, regresaron juntos a casa. Sejoo le ofreció desayunar en su hogar y Hoseok notó que era una indirecta. El enfermero de veintitrés años se le insinuaba cada vez que se le presentaba la oportunidad y aunque lo había ignorado hasta esa misma mañana, Hoseok accedió porque necesitaba dejar de pensar.

Se sentía abandonado por Kim Seokjin y era absurdo porque no se conocían, ni siquiera sabía cómo era el sonido de su voz, pero su abrupta desaparición había dejado un profundo vacío en él. 

Hoseok se sentía muy solo y nada lograba calmar ese vacío, ni siquiera el sexo.

—Qué estúpido soy...

No debiste liarte con tu compañero de trabajo, es una de las reglas más básicas cuando buscas un rollo de una noche— Namjoon lo miró de reojo mientras caminaban por el pueblo —Ahora tendrás que aguantar a ese niñato y créeme cuando te digo que te va a dar problemas.

Hoseok resopló cansado.

¿Por qué él? A ver... No tienes que darme explicaciones y no te digo esto porque te esté reclamando. Es que... El fisioterapeuta lo entiendo, está bueno y cualquiera le echaría un polvo, ¿pero ese crío de los cojones qué tiene?

El joven volvió a resoplar.

En serio, lo digo por tu bien. Sé que eres libre de hacer lo que quieras, pero debes elegir mejor. Solo es un consejo, no te estoy echando la bronca. Te lo prometo.

Hoseok se detuvo y alzó la mirada hacia Namjoon.

¿Qué? ¿Acaso sabes que estoy aquí?

—¿Estás aquí?

Namjoon se sorprendió, pero entonces vio a Seokjin bajo un árbol.

Claro... Lo dice por ti...

¿Cómo lo sabe?— el mayor se escondió detrás del árbol —¿Puede notar el cambio de temperatura en el exterior?

Puede que no sea un cambio de temperatura meteorológico, sino un cambio de temperatura corporal.

—Siento que estás aquí— Hoseok comenzó a mirar hacia todas partes —Pensé que te habías ido para siempre, creí que no volverías nunca más... ¿Por qué no me hablas? ¿Por qué no me dices nada? ¿Por qué no me explicas qué está pasando?

Unas ancianas que paseaban por allí se quedaron mirando a Hoseok.

—Vayamos a un sitio más tranquilo— susurró disimuladamente —Y no te atrevas a desaparecer otra vez o te juro que me mato para patearte el culo.

¿Acaba de amenazarme?

Eso ha hecho— Namjoon se rió —Has logrado cabrear a Hobi.

Hoseok se dirigió a las afueras del pueblo. Namjoon lo siguió de cerca mientras Seokjin se quedó a una distancia más prudente.

¿Has visto a su rollo de una noche, hyung?

¿Al flacucho pelo pincho?

No quiero sonar como un tóxico de mierda, pero no quiero que ese niñato se acerque a él.

Suenas como un tóxico de mierda— Seokjin se rió —Pero te entiendo porque yo tampoco quiero que se acerque a Hoseok.

Entonces tú también eres un tóxico de mierda.

¿Y?— el mayor se encogió de hombros —He oído lo que ha dicho sobre su relación con Taehyung y Jungkook. Demándame por querer golpearlo.

¿Estabas espiando a Hobi?

Claro que no— respondió a la defensiva, aunque Namjoon solo lo dijo de broma —Me preguntaba cómo le estaría yendo y puse la televisión justo cuando se estaba poniendo la ropa.

Yo también— Namjoon fijó la mirada sobre la espalda de Hoseok —Me duele que esté tan perdido, pero no lo juzgo. Tiene que ser difícil ver la felicidad de tus amigos y no poder tener lo mismo que ellos. Y lo peor es que su soledad va a ir creciendo.

¿Y si hablo con la praesidio?— Seokjin se paró de repente —Puede que haya alguna manera de que regreses a la vida. Podría hacer un trato con ella para que...

No vas a sacrificarte por nosotros— le cortó bruscamente —Tú también eres importante para mí. ¿Es que todavía no te has dado cuenta?

¿Darme cuenta de qué?

Namjoon se quedó callado. Seokjin quiso insistir, pero Hoseok lo llamó en ese instante.

—Hyung, no creo que seas la clase de persona que ignora a alguien intencionadamente— Hoseok se sentó sobre un tronco —Si no me contestas es porque no puedes, ¿verdad? Pero... Estoy muy confundido... Vienes aquí, alborotas mi vida y te piras sin más. Eso no se hace.

Lo siento, Hoseok...

—Es ridículo que te esté reclamando— Hoseok bajó la mirada avergonzado —Es solo que... Me hiciste sentir especial. Pensé que había una especie de conexión entre nosotros. No sé... No puedo explicar este sentimiento, solo sé que no está bien desaparecer como si nada. Se supone que eres el hyung de Yoongi hyung, eso significa que eres una persona responsable, ¿no? ¿Cómo puedes hacerme esto?

Parece comprensivo, pero me está echando la bronca...

Se preocupa por ti— Namjoon se apoyó sobre un árbol —Es evidente que te ha tomado cariño.

—He estado pensando en ese día y creo que el contacto que hubo entre nosotros te asustó. No tienes que hablar conmigo, incluso puedes quedarte lejos si lo prefieres, pero... Ven de vez en cuando, por favor. Necesito saber que estás bien.

Seokjin quiso desaparecer, pero Namjoon lo intuyó y lo agarró del brazo antes de que se fuera.

No huyas.

No debería estar aquí, Namjoon.

No eres un peligro para Hobi, no si evitas el contacto.

¿Qué insinuas?

Hobi te necesita y sé que tú también deseas pasar tiempo con él. 

Pero la praesidio...

A ella le dio igual cuánto charlarais. Si te mantienes a una distancia prudente, no hay ningún peligro. 

Seokjin desvió la mirada hacia Hoseok. Parecía tan triste y solitario que lo único que deseaba era sacarle una sonrisa.

Hoseok suspiró. Podía sentir la presencia de Seokjin y en el fondo, por muy frustrante que fuera no obtener respuestas, le bastaba con saber que estaba allí. No quería que desapareciera como Namjoon; necesitaba saber que estaba bien.

El joven se levantó al ver que en el suelo aparecía un escrito.

No puedo hablar contigo, pero te prometo que te visitaré cada vez que pueda. Aunque no me veas, estoy a tu lado. Igual que Namjoon.

—¿Joonie está aquí? ¿Joonie está contigo? ¿Los dos estáis juntos?— Hoseok no pudo contener su emoción —¿Cómo es posible? ¡Espera, necesito calmarme!— nervioso se volvió a sentar, pero no aguantó ni cinco segundos sobre el tronco —Tengo mil preguntas y sé que no las podéis responder, pero... ¿Me podéis decir una cosa? ¿Me podéis decir si los dos estáis bien?

Es muy tierno. Podría preguntar tantas cosas y quiere saber si estamos bien.

Así es Hobi. Tiene un corazón de oro.

Inquieto aguardó hasta que apareció un sí sobre el terreno. Su alegría fue tan deslumbrante que contagió inmediatamente a Seokjin y Namjoon. Esa simple respuesta acabó con la soledad que estaba sintiendo y durante la media hora que pasaron juntos, Hoseok les habló envuelto en una felicidad, que no había sentido en años.

Taehyung y Jungkook han decidido afrontar sus miedos y caminar juntos hacia el futuro. Sohee tendrá una familia que cuide de ella y un cálido hogar en el que crecer. 💜 ¿Logrará el clan Min prosperar en Inyeon? 👀

Hoseok ha logrado sobreponerse a muchas situaciones, pero la soledad sigue haciendo estragos en él. ¿Creéis que la compañía de Seokjin y Namjoon lo ayudará a sentirse mejor?

¿Os ha gustado Stay Alive? A mí me ha encantado. Estoy obsesionada. 🤭 Espero que la estéis disfrutando mucho. Os deseo un buen inicio de semana. Cuidaros mucho. 😘

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