75
Jimin golpeó la puerta de la casa de su hermano siete veces. Ta ta ta ta ta, pausa, ta ta, era su forma de hacerle saber que era él. Taehyung conocía la contraseña y lo dejó entrar sin asomarse al exterior.
—¿Qué tal lo habéis pasado?
—Muy bien. Yoongi está preparando al nene para dormir— Jimin miró hacia el salón y luego volvió a mirar a su amigo —¿Puedo hablar contigo o es un mal momento?
—Para ti siempre es un buen momento— Taehyung lo tomó de la mano y lo llevó hacia el salón —Cuéntame. ¿Qué necesitas?
Jungkook regresó del cuarto de baño y se topó con ellos de frente.
—Oh, hyung. ¿Cómo ha ido? ¿Se ha divertido Junggi con la cometa?
—Se ha divertido mucho— su mirada se iluminó al pensar en los buenos momentos que habían compartido —Gracias, Jungkookie. Hemos tenido un día inolvidable.
Jungkook sonrió arrugando la nariz y esa entrañable expresión hizo sonreír a ambos.
—¿Quieres tomar un té?— le preguntó Taehyung —Tu hermano me iba a preparar uno ahora mismo.
—No, solo he venido a preguntarte algo— Jimin tiró levemente de la manga de su mejor amigo —¿Podrías darme las alianzas?
La sonrisa de Taehyung desapareció y el desconcierto cubrió su rostro. Por unos segundos se quedó analizando la tímida expresión de Jimin mientras le daba vueltas a la pregunta que había hecho.
—¡No me jodas!
Jungkook se sobresaltó por el grito.
—¿Se lo vas a pedir?— Taehyung lo agarró exultante de los hombros —¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? ¡Dímelo ahora mismo o me muero y te llevo conmigo!
—¿Pedir?— Jungkook se acercó intrigado —¿De qué habláis?
—En realidad ya se lo he pedido— desveló pletórico —¡Y me ha dicho que sí!
Taehyung lo abrazó con tal ímpetu que Jimin estuvo a punto de caer al suelo. Jungkook los observó sin comprender de qué iba la cosa. Lo único que sacó en claro de las risas y los gritos fue que debía tratarse de algo fantástico por cómo estaban reaccionando.
—¿Qué haces ahí parado?— Taehyung se giró hacia el menor —¡Tu hermano se casa! ¿No vas a felicitarlo?
La expresión de Jungkook hizo reír a Jimin. Sus ojos se habían abierto excesivamente, lo que también le causó mucha gracia a Taehyung.
—¡Enhorabuena!— el maknae no tardó en abrazar a su hermano —¿Cómo es que...? ¿Cuándo ha pasado?
—Ha sido hoy, en la colina— Jimin se separó de él y los miró a ambos —Junggi ha llamado a Yoon appa por primera vez. Fue un momento tan emocionante que me salió sin más.
—No puedo ni imaginar lo felices que debéis de estar ahora mismo— Jungkook le dio un beso en la sien —Me alegro por vosotros, hyung. Los tres vais a ser muy felices.
—Gracias, Jungkookie.
—Era cuestión de tiempo que el peque lo llamara appa. Últimamente me ha estado haciendo muchas preguntas al respecto— desveló Taehyung entusiasmado —Mi hermano debe de estar eufórico. Joder, por fin te ha amarrado el muy cabrón.
Jimin los abrazó a los dos efusivamente. Ver la alegría que sentían Taehyung y Jungkook por ellos era la mejor sensación del mundo. Nunca pensó que podría sentir una dicha tan grande, especialmente después de vivir tantas tragedias, pero en ese momento era realmente feliz.
—Voy a coger mi chaqueta y te acompaño a por las alianzas— Taehyung se alejó unos pasos, pero retrocedió para tirarle de las mejillas —¡Ay, papá pollito se nos casa! ¿Qué te dije? ¿Eh? ¿Ves como tenía razón? ¿Ves?
Los Park se rieron cuando se dispuso a subir las escaleras bailando. Taehyung estaba tan contento que no podía contener su inmensa felicidad.
—Entonces lo vas a hacer— el maknae miró a su hermano fijamente a los ojos —Lo que me dijiste que harías.
—Sí.
Jungkook lo abrazó y Jimin se sujetó de su cintura. El menor le susurró algo al oído, a lo que su hermano asintió varias veces. Luego se separaron y se miraron con mucho afecto.
—Por cierto, ¿qué es eso de las alianzas, hyung?
—Ya sabes que en Corea no se estila usar anillos de casados. Aunque en los últimos años pre-apocalipsis se habían popularizado entre los jóvenes, especialmente los de compromiso, no es algo habitual en nuestro país. A TaeTae siempre le ha gustado esa costumbre occidental, probablemente por las películas que veía y hace unos años, cuando regresó de la península, trajo cuatro alianzas de su viaje.
—¿Cuatro?
—Tenía la esperanza de que algún día las pudiéramos usar y desde entonces las tiene guardadas en casa.
—Sabía que le gustaba esa costumbre— Jungkook alzó la mirada hacia el piso de arriba —Por eso me extrañó que no llevara alianza cuando estaba casado con Changwook hyung.
—La alianza la tiene reservada para ti. Quiere disfrutar de esa experiencia contigo y si no es contigo, no lo hará con nadie.
El pulso de Jungkook se disparó y Jimin vio como sus mejillas cobraban más color. Taehyung descendió en ese instante por las escaleras silbando la marcha nupcial de Wagner y dando pequeños saltitos acorde con el ritmo de la música.
—¡Se nos casan nuestros hermanos!— vociferó con los brazos en alto, haciendo reír a Jimin —¡Hoy es un día histórico!
Taehyung estaba tan centrado en la noticia que no se había percatado del estado del maknae. Jungkook no podía dejar de mirarlo, de pensar en las alianzas y en la fe que había albergado su ex durante tanto tiempo.
—Dejemos el té para otra ocasión, Kook— dijo mientras se ponía la chaqueta —Tengo la honorable tarea de entregar las alianzas y eso no puede esperar.
Jungkook asintió con la cabeza, aunque en realidad ya se había olvidado del té. En su mente solo cabía espacio para los anillos que Taehyung guardaba para ellos.
—Nos vemos mañana— Jimin notó que su hermano seguía en una nube y se despidió de él con un abrazo —Te quiero mucho.
—Y yo a ti, hyung.
Taehyung le guiñó un ojo antes de salir por la puerta. Nunca usaba la entrada principal cuando iba solo, pero como estaba acompañado no había problema.
—Dime la verdad— Jimin disminuyó el paso —¿Estáis saliendo?
—No.
—Pero estáis follando.
—¿Cómo lo sabes?— Taehyung se detuvo abruptamente —¿Te lo ha dicho Kook?
—Todos nos hemos dado cuenta de que estáis más felices y animados. Además, Hoseok hyung vive con mi hermano y a veces no sois muy discretos que digamos.
—Maldita sea, no me puedo creer que Hobi hyung nos haya traicionado— se cruzó de brazos —¿A quién se lo ha contado?
—A Yoongi— Jimin sonrió alzando las manos —No me culpes a mí, yo soy inocente. Los cotillas son ellos, yo solo me voy a casar con uno.
—Par de viejas cotorras pedorras...
Jimin se rió por el puchero que le vio hacer.
—¿Me vas a decir por qué no estáis saliendo o es secreto de estado?
—La gente sigue esparciendo rumores y algunos son muy crueles— respondió en un tono mucho más serio —Quiero proteger a tu hermano de lo que sé que van a decir de él en cuanto se sepa lo nuestro. No me importa que me insulten a mí, pero no quiero que hablen mal de él.
—La gente se mete en la vida de todos, TaeTae— Jimin miró hacia la casa de una vecina cotilla y la encontró, como siempre, pegada a la ventana —No puedes limitar tu vida a lo que digan los demás.
—Ya, pero las consecuencias no son las mismas para todo el mundo...
Jimin sabía que tenía razón. Había gente en la isla que reaccionaba de distinta manera cuando hacían lo mismo un hombre o una mujer, un coreano o un extranjero, un heterosexual o un homosexual. A pesar de la situación en la que se encontraba la humanidad, el doble rasero persistía y algunos seguían buscando dividir en lugar de unir.
—Sé que vernos en secreto no es la solución, pero ahora mismo estamos bien— Taehyung se quedó callado durante unos segundos, lo que llamó la atención del mayor —Además... Siento que es mejor así...
—¿Qué quieres decir con eso?
—Le fui infiel a mi exmarido— murmuró con la cabeza gacha —Tengo miedo de que tu hermano pueda creer que también le podría ser infiel a él...
—Nuestros errores no nos definen, Taehyung— Jimin le alzó la barbilla suavemente y ambos volvieron a cruzar miradas —Han pasado cinco meses, ya es hora de que te perdones a ti mismo.
—Da igual cuántas cosas hayas hecho bien, cuando haces algo mal, la gente te juzga por lo que hiciste mal— soltó con cierta amargura —Y eso me crea mucha inseguridad... No tengo confianza en mí mismo, MinMin. He fracasado una vez y tengo miedo de cagarla...
—Que tu matrimonio haya salido mal no quiere decir que vayas a repetir los mismos errores. Ambas situaciones son completamente distintas y además, lo que sientes por mi hermano es mucho más profundo de lo que sentías por Changwook hyung. No deberías machacarte así.
—Lo siento... Hoy es un día muy especial para ti y te lo estoy arruinando...
—No digas tonterías— Jimin le dio un abrazo, era evidente que Taehyung lo necesitaba —Eres mi mejor amigo. Si no me cuentas lo que te pasa, entonces me voy a enfadar de verdad.
—Gracias— Taehyung le dio un beso en la mejilla —Aunque pronto dejarás de serlo para convertirte en mi cuñado.
—Seré tu cuñado y tu mejor amigo. No me quites títulos que me los he ganado.
Taehyung se rió. Cuando se ponía en plan adorable siempre le hacía sentir mejor.
—¿Qué tienes pensado hacer?— los dos caminaron hacia la entrada de la vivienda —Eres el gobernador. ¿Harás una gran fiesta?
—No, será algo íntimo.
Taehyung sabía que diría algo parecido. Jimin no iba a usar su posición para saltarse las normas y tampoco iba a obligar a Yoongi a estar con personas a las que no les tenía ningún apego.
Jimin se detuvo sobre los escalones y se giró hacia él.
—En realidad no va a haber ceremonia.
—¿Pero qué dices?— el menor lo miró casi indignado —Tiene que haberla.
—¿Recuerdas lo que dijiste cuando me enseñaste las alianzas? Estabas convencido de que algún día me casaría con tu hermano. Tuviste fe, TaeTae. La tuviste más que yo.
—Por eso debes celebrarlo. Has pasado por mucho, los dos habéis sufrido mucho. Os merecéis una gran fiesta.
—TaeTae— Jimin sonrió ante su expresión de desconcierto —Cuando llegue el momento, hagamos una boda doble.
Taehyung se quedó mirando la hermosa sonrisa de su mejor amigo sin saber qué decir. ¿De verdad pensaba hacer algo sencillo para poder celebrar sus bodas juntos? ¿De verdad iba a hacer eso por él?
—No deberías esperarme... No sé si algún día...
—Te casarás con Jungkookie— afirmó con total seguridad —Te casarás con él y lo celebraremos los cuatro juntos, como prometimos hacer cuando me enseñaste las alianzas.
Taehyung subió los escalones a toda prisa y lo estrechó entre sus brazos. No podía creer que Jimin recordara aquellas palabras y menos aún que fuera a esperar por él.
—No te preocupes— Jimin le acarició la cabeza mientras fijaba la mirada sobre la fachada de la casa de Hoseok y Jungkook —A partir de mañana ya no se hablará de vosotros. Confía en mí.
—¿Qué piensas hacer?
Jimin le susurró algo al oído. La mirada de Taehyung se fue agrandando con cada palabra. El menor se separó de él y le miró con la boca abierta. No podía creer que fuera a hacer eso.
—Guárdame el secreto— pidió en un tono adorable.
—C-Claro...
Jimin subió los últimos escalones y sacó la llave para abrir la puerta de la vivienda. Taehyung pronunció su nombre, lo que le llevó a darse la vuelta. En ese momento vio que su mejor amigo se estaba inclinando delante de él.
—Por favor, cuida de mi hermano.
Jimin se sonrojó por la formalidad. Taehyung no solo le estaba dando su bendición, también le estaba encomendando a su hermano.
—Cuidaré bien de él.
Los dos se volvieron a dar un sentido abrazo. Mientras intercambiaban palabras de afecto, el menor le contó donde guardaba las alianzas y luego dio unos pasos hacia atrás y salió corriendo.
Jimin sonrió complacido y entró en su hogar.
Taehyung se detuvo delante de la casa de Jungkook. La señora Bu, una mujer de unos ochenta años de edad, que se había mudado hace año y medio a esa zona de la isla, seguía observándolo desde la ventana de su casa.
Taehyung sabía que aquella señora era una de las responsables de las habladurías que circulaban por la isla. El rumor de una infidelidad había tomado más fuerza que ninguno en las últimas semanas y aunque los detalles eran incorrectos, era un rumor tan mezquino que había logrado dejar a Taehyung en muy mal lugar.
Afortunadamente no había tenido consecuencias en su trabajo. No más allá de un par de padres que fueron a exigir un cambio de maestro, algo que Changwook no solo denegó, sino que encima aprovechó para resaltar el buen trabajo que hacía Taehyung como docente.
El hermano de Yoongi era consciente de que si solo se limitaban a extender rumores, se debía a que era el jefe del equipo de expedición. Los suministros que traían desde la península beneficiaban a todos, incluso a los que tenían un problema con su orientación sexual.
Taehyung respiró profundamente. En cuanto cruzara aquella puerta, la señora Bu le iría con el cuento a los demás chismosos y entonces comenzarían a hablar, una vez más, de lo malas personas que eran todos los homosexuales; todos a excepción de Ji Changwook. Al director lo apreciaban tanto que ignoraban su condición sexual. Incluso había cuchicheos que aseguraban que Taehyung lo había manipulado y que Changwook en realidad era heterosexual.
¿Era la gente hipócrita? Sin duda. ¿Podía hacer algo al respecto? En absoluto.
Habían pasado cinco meses desde su divorcio y aunque no tenía mucho trato con Changwook, su relación era cordial y no existía rencor entre ellos. ¿Por qué tenía que mantenerse alejado de Jungkook si la persona a la que había herido no se lo reclamaba?
Taehyung no tenía la culpa de los rumores que surgían y tampoco de los homófobos que los usaban para promover el odio. ¿Qué ganaba manteniéndose alejado de Jungkook? No ganaba nada, solo perdía.
Taehyung estaba harto de la gente, de sus inseguridades y de no poder pasear con Jungkook tomados de la mano. Estaba harto de entrar en su casa a escondidas, de besarlo en secreto y de no poder gritar lo mucho que lo amaba.
—¡A la mierda!
El joven llamó a la puerta sintiendo la mirada de la señora Bu sobre su nuca. La conversación con Jimin, la noticia de su boda y los sentimientos que habían surgido en él, habían despejado muchas de sus dudas. Taehyung sentía la necesidad de seguir avanzando, de dejar de esconderse y de vivir su vida sin limitaciones.
Jungkook abrió la puerta y se sorprendió al verle.
—¿Puedo entrar?
El maknae se apartó y lo dejó pasar. La señora Bu se levantó del asiento, probablemente por lo indignada que se hallaba. Jungkook la saludó con la mano y luego cerró la puerta, sin darle más importancia de la que merecía.
Taehyung se apoyó sobre la puerta. Jungkook notó que estaba preocupado, no solo por el silencio que surgió a continuación, también por su expresión facial.
—¿Quieres que pasemos al salón? Todavía puedo hacerte el té que...
—Tengo mucho miedo de decepcionarte— le cortó bruscamente —Tengo miedo de que te arrepientas de haberme elegido, de no haberme dejado por otro. No solo me preocupan los rumores... Mi mayor miedo es que después de aguantar todo lo que has aguantado, no vaya a estar a tu altura y termines odiándome. No quiero que me odies. Me aterra que lo nuestro pueda ser un fracaso. Me aterra que lo vaya a arruinar todo...
El menor sonrió y esa reacción tan inesperada dejó a Taehyung bastante confundido.
—¿Quieres saber cuál es mi mayor miedo?— Jungkook le dio unos golpecitos en el pecho —Mi mayor miedo es tener que vivir sin ti.
—Kook...
—Estoy enamorado de ti, Tae— afirmó sin perder la sonrisa —¿Por qué iba a arrepentirme de elegirte?
—¿Y si te decepciono? ¿Y si te hago daño?
—No lo harás.
—Pero y si...
—Estoy enamorado de ti— volvió a repetir —Estar sin ti es lo que más daño me causa.
Taehyung quiso replicar, pero no lo hizo. Cuando le miraba con tanta seguridad conseguía mitigar cualquier duda.
—Sé que lo que sucedió con tu ex te ha dejado marcado, pero no tienes que temer, mi amor. Yo sé mejor que nadie cómo eres y confío plenamente en ti.
Taehyung lo agarró del cuello de la camiseta y lo besó conmovido por sus palabras. Jungkook apoyó la mano sobre la puerta mientras le concedía todo el control. Aunque el beso comenzó un poco brusco, se fue tornando más íntimo y delicado.
—Kookoo...
El menor se apartó unos pocos centímetros de su boca. La mirada de Taehyung era tan dulce e inocente que le aceleró el corazón.
—¿Quieres ser mi novio?
Jungkook sonrió.
—No.
—¿No?— repitió Taehyung a punto de echarse a reír —¿No sientes lo mismo que yo?
—Sí.
—¿Entonces?
—Pídemelo otra vez.
Taehyung le tiró de la mejilla sin poder mantener una expresión seria. La sonrisa pícara de Jungkook era su perdición y el menor lo sabía.
—¿Quieres ser mi novio?
—No.
Taehyung lo volvió a besar entre risas y Jungkook lo alzó por debajo del trasero, dando con él una vuelta sobre sí mismo. En cuanto el mayor volvió a pisar el suelo hizo un amago para salir de la vivienda, pero el maknae lo agarró por la cintura y lo apretó fuertemente contra su cuerpo.
—No puedes irte— Jungkook mordisqueó su mejilla —Ahora eres mi novio.
—Pero has dicho que no lo soy.
—Ahora digo que sí lo eres.
—¿Así que tengo que hacer lo que tú digas?
—Mi casa, mis normas.
Taehyung se dejó besar sin dejar de sonreír. Estaba feliz por haber tenido el valor de decirle cómo se sentía. Estaba pletórico por haber obtenido el apoyo y el cariño de Jungkook. El miedo había desaparecido tras sincerarse con él y ahora su estado era ligero, como el de una pluma.
—¿Te vas a quedar a dormir?
Taehyung asintió para alegría del menor. Ahora ya no había razón para irse; ahora podía quedarse con él todo el tiempo que quisiera.
Cuando Jimin entró en su dormitorio, se encontró a Junggi durmiendo junto a Yoongi. No era la primera vez que los veía así, pero en esta ocasión la imagen le resultó más entrañable que nunca.
Jimin guardó la cajita con las alianzas en un cajón, debajo de su ropa. Luego se puso el pijama sin apartar la mirada de sus dos amores. Junggi estaba pegado al pecho de Yoongi y su prometido tenía la mano sobre la espalda del niño.
«Son tan adorables»
Tras ir al baño y asearse, se tumbó al lado de su hijo. Jimin le dio un beso en la mejilla y cuando quiso darle otro a Yoongi, su chico abrió los ojos.
—Te he echado de menos.
—No me digas eso, que la carne es débil.
Yoongi sonrió y Jimin aprovechó para darle un beso.
—¿Quieres que lo lleve a su cama?
—Me gustaría que pasara la noche con nosotros. Es un día muy especial, hagamos una excepción.
—Appa manda.
Yoongi frunció el ceño pero no pudo fingir y su sonrisa salió a flote. Jimin sabía que esa palabra tenía un gran efecto en él y la seguiría utilizando para disfrutar de sus reacciones.
—Quiero darte las gracias por dejarme ser parte de tu familia— la mirada de Yoongi se volvió algo más seria —Sé que he tenido comportamientos dañinos contigo y aunque ahora soy capaz de comprender a qué se debían, no quiero que sirvan como excusa para justificar mis malas acciones.
—Aquello ya pasó y te has disculpado mil veces.
—Lo sé, pero necesito que me escuches. Quiero que sepas que en terapia he aprendido a gestionar mis emociones y pensamientos, a dejar atrás el rencor y la rabia. He entendido que lo único que debe preocuparme es la felicidad de los míos, sin necesidad de prestar atención a aquellos que me hicieron daño.
—Mi amor...
—Me estoy esforzando por ti y por Junggi, pero también me estoy esforzando por mí mismo. Sé que es un proceso largo y que todavía me falta mucho camino por recorrer, pero te prometo que seré un buen padre. Te juro que no te decepcionaré. Te juro que cuando seamos viejitos y eches la vista atrás, no te arrepentirás de haberte casado conmigo.
—¿Quieres hacerme llorar?
Yoongi sonrió al ver que se había emocionado. Jimin trató de contener las lágrimas, pero fue en vano. Llevaba todo el día con los sentimientos a flor de piel y por mucho que lo intentara, no podía controlar sus emociones.
—¿Papi?— Junggi lo buscó con los ojos entrecerrados. Se había despertado con las voces y no podía ver bien —¿Estás aquí?
—Sí, estoy aquí, pollito— Jimin le besó en la frente —Los dos estamos aquí contigo.
—Sigue durmiendo, bebé— Yoongi le acarició la cabeza —Sigue soñando con cosas bonitas.
Junggi se volvió a dormir en segundos. La pareja se miró con mucho afecto y después de darse un beso, decidieron apagar las luces para terminar el día descansando junto a su hijo.
(***)
Cuando Yoongi se despertó, Jimin y Junggi ya no estaban en la cama. El joven se incorporó creyendo que su prometido estaría preparando el desayuno. Era domingo y aunque ese veinticinco de abril hacía un sol maravilloso, todavía se notaba un poco de frío.
Al levantarse notó que algo caía al suelo. Yoongi recogió un papel donde ponía «ve al cuarto de baño». El joven se extrañó, aunque no lo cuestionó porque conocía la letra de Jimin. Intrigado salió del dormitorio y caminó hacia el baño. Allí se topó con un atuendo colgando de una percha. También había una nota que decía «póntelo».
—¿Qué es todo esto?
Yoongi se dio una ducha sintiéndose emocionado, pero también intrigado por lo que Jimin tendría planeado. Con su chico en mente se vistió con la ropa que le había dejado. El atuendo blanco de pantalón y camisa de manga larga le quedaba como anillo al dedo. Era informal, de algodón de lino y tenía un toque hippie bastante interesante.
Yoongi se apartó el flequillo de la frente y salió al pasillo. El cabello le había vuelto a crecer, pero no tenía intenciones de cortárselo. Cuando llegó a las escaleras notó que por encima de los escalones había pétalos blancos.
—¿De dónde los has sacado?— se preguntó atónito por el descubrimiento. Solo podían ser del invernadero, a menos que hubiera un lugar en la isla en donde crecían flores. Por la forma parecían tulipanes o peonías, aunque no lo tenía muy claro.
El joven descendió, pero se detuvo al oír el piano. El corazón le comenzó a latir a mil por hora cuando reconoció la pieza Clair de Lune de Claude Debussy. ¿Cómo era posible? Nadie en esa casa sabía tocar el piano, excepto él.
Yoongi se acercó a la sala de música con cierta cautela. Sentado sobre el banco de piano encontró a un joven que vestía la misma ropa que él. Lentamente, se fue acercando al individuo hasta detenerse delante de él.
Yoongi sonrió al ver que el que estaba tocando el piano no era otro que Jimin.
Su prometido no se dejó distraer por su presencia y a Yoongi le costó asimilar lo que estaba viendo. Su técnica era buena, algo que no le sorprendió del todo dado que su madre, Jaehwa, era pianista. Lo que sí le asombró fue la fluidez con la que tocaba. ¿Cuántas veces había ensayado esa pieza para llegar a ese nivel? No podía ser algo reciente, de eso estaba seguro.
Yoongi cerró los ojos y se dejó llevar por la melodía. Jimin se esforzó en no cometer errores. Estaba algo tenso con él delante, pero había tocado esa pieza mil veces y no iba a equivocarse justo cuando su pareja estaba escuchando.
El mayor sintió que el final fue suave y elegante, lo que le llenó de gran orgullo. Jimin sonrió al oír sus aplausos, pero todavía más cuando vio su inmensa sonrisa.
—Nunca dejas de sorprenderme, Park Jimin— aseguró completamente maravillado —¿No dijiste que no sabías tocar el piano?
—No mentí— Jimin se levantó mucho más relajado —Aprendí a tocar Clair de Lune en estos últimos años. Pensé que así estaría más cerca de ti.
Yoongi lo miró conmovido. Creía que Jimin había tenido alguna formación por parte de su madre, pero se había enseñado a sí mismo para sentirse cerca de él y eso tenía incluso más valor sentimental para él.
—Estás guapísimo— Jimin lo contempló de arriba abajo —Te queda muy bien.
—Tú también— respondió algo cohibido. Le encantaba cuando se echaba el pelo hacia atrás —El blanco siempre te favorece.
Jimin lo cogió de la mano, lo que provocó un vuelco en el corazón de Yoongi.
—Ven conmigo.
La pareja regresó al salón. En el suelo, al lado de la chimenea, había una manta de tonos marrones con varios platos encima. Yoongi también vio dos copas y una botella. Jimin lo invitó a tomar asiento y ambos se acomodaron sobre la manta.
—¿Dónde está Junggi?
—En casa de Jungkookie. Mellie y Neysa también están allí.
Yoongi quiso preguntar por qué, pero no lo hizo porque se hacía una ligera idea. Estaba un poco ansioso por lo que creía que vendría a continuación y sin embargo, se obligó a mantener la calma y a esperar pacientemente.
Jimin le dio un canapé de crema de cangrejo para probar y Yoongi lo tomó con gusto.
—Está buenísimo— comentó saboreando la textura —¿Cuándo has hecho todo esto?
—He dormido poco— Jimin también probó un canapé —Quería pasar todo el día contigo.
—Ya pasas todos los días conmigo.
—Pero el día de hoy es diferente— le corrigió rápidamente —Hoy empieza una nueva etapa para nosotros.
—¿Una nueva etapa?— Yoongi se limpió los dedos con una servilleta —¿Qué clase de etapa?
Jimin se terminó el canapé y sacó una carpeta de debajo de la manta.
—Toma— el joven se la entregó con el corazón agitado —Míralo por ti mismo.
Yoongi la cogió con el mismo nerviosismo que mostraba el menor. Al abrir la carpeta vio un papel en el que ponía «certificado de matrimonio».
—Solo tenemos que firmar— dijo Jimin tímidamente —Si quieres...
—Espera... ¿Me lo pediste ayer y hoy has ido a por los papeles?— la sonrisa de Yoongi se agrandó —¿Tanta prisa tienes de atarme a ti?
—Ya estás atado a mí de por vida— se encogió de hombros —Esto solo es una mera formalidad.
Yoongi se rió. Su comentario era demasiado cierto.
—¿Me das un bolígrafo?— pidió y Jimin sacó uno de debajo de la manta, lo que le causó mucha gracia —¿Guardas algo más ahí debajo?
—Un hombre que se precia a sí mismo no revela sus secretos.
—Mi Jiminie desde luego que no— el mayor quitó la tapa y dejó su firma, sintiendo una gran emoción en su corazón —Ahora te toca a ti.
Jimin tomó los papeles y los firmó bajo la intensa mirada de Yoongi.
—¿Ya eres mi marido?— preguntó con un leve temblor en la voz —¿Así de fácil?
—Cuando entregue este documento en el ayuntamiento estaremos oficialmente casados.
Yoongi soltó un grito buscando aliviar sus emociones y Jimin rompió a reír de los nervios. Después de deshacerse de tanta adrenalina acumulada, se dieron un profundo y ansiado beso.
—Si te soy sincero, siento que llevamos casados desde hace tiempo.
Jimin estaba de acuerdo con Yoongi. Hacían vida de casados desde hace meses, pero aun así necesitaba formalizar su relación. Jimin había luchado mucho para que todas las personas de la isla pudieran tener esa elección.
El joven sacó una cajita de debajo de la manta, provocando otra sonrisa en Yoongi.
—¿Y ahora qué tienes ahí?
Jimin abrió la cajita y le mostró las alianzas. Eran de oro blanco de dieciocho quilates, con una anchura superior de cuatro milímetros y una anchura inferior de tres milímetros. Yoongi se quedó mirándolas sobre la palma de su mano. La forma de los anillos era plana, no tenían brillantes ni grabado exterior, solo un acabado matizada-brillo muy elegante.
—Sé que esto no es nada tradicional, pero... ¿Te gustaría llevarlas conmigo?
Yoongi asintió, agitando el corazón del menor. Jimin tomó la mano de su marido suavemente y le colocó el anillo en el dedo correspondiente. El mayor no le quitó la mirada de encima hasta que llegó su turno. Jimin sintió una emoción imposible de describir cuando notó que la alianza encajaba perfectamente en su dedo.
—Esto es cosa de Tae, ¿verdad?
—No se te escapa nada— el menor se rió por el comentario —TaeTae y yo hicimos una promesa. Él tiene otro par guardado para cuando se case con Jungkook y por ese motivo me gustaría que los cuatro celebrásemos nuestras bodas juntos. ¿Te parece bien?
—Me parece una idea muy bonita— Yoongi le besó la mano con mucho afecto —Gracias por querer tanto a mi hermano, Jiminie. Y por estar siempre a su lado.
—TaeTae se hace querer con mucha facilidad. Debe ser una cualidad Min.
El mayor sonrió de oreja a oreja.
—Eso no puedo negarlo.
Jimin sacó otro documento de la carpeta y se lo entregó.
—¿Hay algo más?
—Son los papeles de adopción, para que puedas ser legalmente el padre de Junggi.
Yoongi miró el documento sin ver realmente lo que ponía. Casarse era un gran paso, pero adoptar a Junggi, esa era la mayor muestra de amor que podría darle Jimin. Que quisiera que fuera el padre de su hijo lo era todo para él.
Yoongi alzó la mano para firmar el documento, pero se detuvo cuando vio lo que ponía. Jimin notó con gran emoción cómo se le llenaban los ojos de lágrimas y tuvo que hacer un gran esfuerzo por luchar contra sus propias ganas de llorar.
—¿Esto es un error...?
—No, mi amor. No lo es.
Yoongi alzó la mirada y varias lágrimas se deslizaron por sus mejillas. En el documento ponía Min Junggi, no Park Junggi. Y la firma de Jimin tampoco incluía el Park, si no el Min.
—¿Estás seguro de esto?
—Ya es hora de dejar todo lo malo atrás y eso incluye a mi familia— dijo convencido de lo que hacía —Ya es hora de que creemos nuestra propia familia, llena de respeto, unión y amor.
—No sabes lo que esto significa para mí— Yoongi no pudo continuar hablando y rompió en llanto. Estaba tan conmovido como impactado por el gesto de su marido. No podía creer que existiera alguien en el mundo que quisiera dar un paso como ese por él.
Jimin lo abrazó inmediatamente.
—Tranquilo— le susurró al oído mientras acariciaba su espalda —Esto es algo bueno para los tres. Es algo que nos unirá todavía más como familia.
Yoongi necesitó un par de minutos para recuperar la compostura. Tenía un nudo muy fuerte en la garganta y estaba tan impresionado por su decisión, que no era capaz de formular palabra.
—Jimin...
—Dime, amor.
—Mi padre renunció a su apellido Kim por el de mi madre— dijo incapaz de dejar de llorar —Mi padre renegó de su familia por amor hacia mi madre.
Jimin se quedó muy sorprendido. No conocía esa historia, pero ahora comprendía mejor su reacción. Saber lo mucho que se habían amado los padres de Yoongi le hizo sentir incluso más aprecio por la familia de su marido.
—No tienes que hacer esto, no estás en la misma situación que mi padre, pero...
—Quiero hacerlo. Quiero que nuestro hijo crezca en un hogar lleno de amor, igual que tú y tu hermano— Jimin apoyó la frente sobre la suya —Tus padres eran muy buenas personas, Yoon. Ojalá podamos hacerlo con nuestro hijo tan bien como lo hicieron ellos contigo y TaeTae.
A Yoongi no le salieron las palabras, lo único que se vio capaz de hacer fue buscar refugio entre sus brazos. Estaba tan emocionado, ilusionado, conmovido y agradecido con Jimin, que era incapaz de expresarlo de otra manera.
El menor lo sujetó hasta que fue capaz de recuperar la compostura. Entonces lo besó suavemente en los labios para darle tranquilidad y hacerle sentir seguro y amado.
—Gracias por darme una familia, Jiminie— Yoongi depositó su firma junto a la suya —Gracias por cumplir mi sueño.
—Gracias por aceptarnos y querernos— Jimin lo abrazó por la espalda —Te amo. Te amo y te amaré siempre.
Yoongi giró la cabeza y lo besó profundamente enamorado. Él también lo amaría, incluso más allá de la muerte, su corazón siempre le pertenecería a Min Jimin.
Le tengo mucho cariño a este capítulo por múltiples razones. La amistad del Vmin, la vuelta del Taekook, las escenas entre Yoongi, Jimin y Junggi, el momento en el que se casan, la adopción del nene... Desde que publiqué Sui Géneris quería escribir cómo Jimin toma el apellido de Yoongi. Es algo tan significativo para ambos que necesitaba que sucediera. 🥺
¿Cómo os habéis sentido con la vuelta de Taehyung y Jungkook? ¿Os ha gustado el ambiente que ha creado Jimin para Yoongi? ¿Y qué pensáis de la boda doble? ¿Se celebrará algún día? ¿Cuál ha sido vuestra parte favorita? Contadme lo que queráis. Os leo. 💜
Con Bangtan siempre tenemos mucho contenido, ¿verdad? Arrasaron en los American Music Awards y ya se acercan más premiaciones. No os olvidéis de votar por ellos en los MAMA y si alguien va a ir a los conciertos de LA que lo pase muy bien. Que tengáis un buen fin de semana. Cuidaros mucho. ✨
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